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jueves, 20 de octubre de 2011

“LOS ‘CARISMÁTICOS’ NO SON SEGÚN EL ESPÍRITU DE DIOS”

El título NO ES PARTE DEL MENSAJE ORIGINAL, pero coincide con este mensaje que María Santísima le dio a la Dra. Mary Jane Even en septiembre de 2000 sobre los “Carismáticos” y similares. (Resaltado propio de MILES CHRISTI)

“... Estos movimientos (de la “Renovación Carismática"), estos grupos lo que buscan es hacer creer a la gente que tienen poderes propios y pueden atraer grandes dones hacia los demás, particularmente los dones del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es un don que Dios concede Él mismo, y nadie más;
nadie puede introducir este Espíritu hacia los demás. Ellos no tienen autoridad para hacerlo...

No poseen ningún don de Dios para realizar esto separados de Dios. Lo que sí tienen, y lo demuestran, es el espíritu del mal. Así es, muchos que se auto-proclaman clarividentes del Espíritu Santo no son nada más que agentes del maligno. Así es, les hablo directo y específicamente para advertirles, prevenirles, que la maldad en manos de muchos es tremenda. Hay muchos que forzan este mal en personas inocentes, quienes falsean palabras inventadas por ellos, y se declaran a sí mismos, grandes profetasMANTÉNGANSE LEJOS DE ELLOSNo permitan que hagan contacto con ustedes. Esto es para su propio bien, hijos míos.

Es triste decir que innumerables grupos han establecido lo que ellos alegan se deriva del Espíritu Santo. Ellos bailan y desfilan como si estuvieran endrogadosSe proyectan, entre ellos una gran autoridad. Todo eso es un disparate. Es y tienen la gran capacidad para ser malignos. Por supuesto, que muchas de estas personas no reconocerán el mal en su comportamiento.

Otro problema es con los grupos que exigen a la gente ejercitar varias prácticas y luege les dicen que
no son efectivas” si no lo hacen día y nocheOtros grupos exigen lealtad y secreto de parte de los miembros (Neocatecumenales, Masones, Opus Dei, etc.); los propósitos son dudosos, sin embargo lo hacen para controlar. Esto es fascinante para muchos jóvenes, y se unen a estos grupos. Mucha gente quiere unirse a grupos donde están sus amigos.

¡Por favor! ¡Hijos míos!, no permitan que estos grupos los alejen de la verdadera fe. ¡Por favor!, permanezcan con las prácticas de la verdadera fe. ¿Cuales son las diferencias? Siendo que han sido creados a imagen de Dios, deben tratarse a sí mismos con dignidad. Deben conocer la fe y saber mantenerla. Deben tratar, seriamente, poner a un lado todo lo que no sea correcto y que no sea una representación verdadera de la religión Católica.

¿Acaso la verdadera fe les exige gruñir como puercos? NO.

¿Acaso la verdadera fe significa que pueden hablar en lenguas? NO.

¿Acaso la verdadera fe le da a uno autoridad para atraer el Espíritu Santo hacia los demás? NO.

¿Acaso la verdadera fe significa que deben participar en sociedades secretas? NO.

¿Acaso la verdadera fe significa que deben participar en grupos pequeños para orar? NO.

¿Acaso la verdadera fe les exige algo que vaya aún más allá de lo que dice el Dogma, las Leyes canónicas y el Santo Padre? NO.

¿Es necesario que Uds. conozcan su fe y la practiquen? SÍ.

¿Deben creer todo lo que dice el Credo de los Apóstoles y el Credo Niceno? SÍ.

¿En sus prácticas de fe deben incluir la Confesión, la Misa Dominical, la Santa Comunión y la oración? SÍ.


Hijos míos, les he mencionado lo anterior porque hay organizaciones y movimientos que están alejando la gente lejos de la fe de la Iglesia. Estos grupos establecen reglas y normas que excluyen los de la Iglesia. ¿Existen grupos que ayudan al Católico a ser mejor Católico? Sí.

Algunos grupos que incluyen Obras de Misericordia Corporales y Espirituales son: La Legión de María, La Sociedad de San Vicente de Paúl, y muchas diversas Cofradías y órdenes Terciarias, tales como: Benedictinos, Franciscanos, Dominicos. Las Casas de Oración son de gran ayuda. Los grupos que rezan el Rosario son buenos, pero no asistan a los grupos de RENOVACIÓN, porque fueron empezados por los Protestantes, buscan poner en duda y modificar los principios de la verdadera fe, en vez de apoyarlas.

Cuando Jesús regrese, ¿encontrará la verdadera fe? ¿Los encontrará a Uds. practicando la verdadera fe? ¿O los encontrará involucrados con algún grupo, o algún movimiento que se dice ser Católico, pero que no se conoce bien, porque su propósito es malo, y su lider es el maligno mismo? Y allí se encontrarán ustedes. Bien. ¿Qué pensará Él? Pensará que Uds. han aceptado al maligno como su líder...

martes, 11 de octubre de 2011

LOS ROTARIOS, HERMANOS MENORES DE LA MASONERÍA

Por el Profesor Mate Amargo. Rescatado de CIUDADANOS ALERTA (Parte 1 y Parte 2).
   
ROTARY CLUB INTERNACIONAL: EL HERMANO MENOR DE LA MASONERÍA
   

Una introducción necesaria
  
   
El GOU (Grupos de Oficiales Unidos) era una organización militar secreta. Pero no masónica, como han pretendido un sinfín de tarambanas e interesados. En su Noticia Nro. 1 dice el GOU: «La Masonería (…) es una temible organización secreta de carácter internacional y, por lo tanto, enemiga del Estado y del Ejército por antonomasia. Es también una mafia grande; en vez de secuestrar al hombre, secuestran a la Nación, y en vez de exigir una suma de dinero por su rescate, le obligan a pagar el tributo de una soberanía». Más adelante este documento agrega: «El Rótary Club es una mafia similar a la masonería, verdadera red de espionaje (…) al servicio de los Estados Unidos, que actúa explotando la ingenuidad, la ambición, la presuntuosidad, así como otras pasiones de hombres engreídos. Según los testimonios que se tienen, este boletín habría sido redactado por el Coronel Juan D. Perón (recuadro a la izquierda) en borrador y pasado en limpio por el Mayor Heraclio Ferrazzano (recuadro a la derecha)». (Enrique Pavón Pereyra, Perón el hombre del destino, Tomo I, pág. 207).
   
El Rótary Club: una secta extranjera
El Rótary Club —asociación de hombres, preferentemente de negocios y profesionales, que se proponen moralizar y mejorar los espíritus contribuyendo a la paz universal mediante la práctica de una moral sin dogmas y de un laicismo y naturalismo absolutos— es la masonería internacional esparcida por todo el mundo, como noviciado de la Orden, para probar, ensayar y conquistar adeptos.
   
Sus jefes son elegidos por los masones residentes en la ciudad norteamericana de Evanston, Illinois, cerca de Chicago, sede del organismo central. Al frente de cada club local hay un presidente a quien acompaña el vicepresidente, el secretario, el tesorero y el macero; y en cada distrito de clubes federados existe un gobernador, el cual depende directamente del Club Central, integrado por una Junta Directiva  mundial que se renueva anualmente.
   
Esta Junta Directiva del Rótary International consta de un presidente, tres vicepresidentes, diez directores, un secretario y un tesorero. Uno de los directores, en 1958, fue el cordobés Tristán E. Guevara, Ministro de Trabajo y Previsión en la Argentina de la Revolución Libertadora (hoy esa tarea la ejerce un General del Ejército en situación de Retiro). Para elegir a los directores los distritos se agrupan en zonas. Cada club rotario debe tener entre sus socios un representante de cada profesión, negocio o institución reconocida en la comunidad donde actúa. El número mínimo de socios es veinte y deben ser todos varones.
   
Su nombre surgió —según se lee en sus estatutos y reglamentos— de la costumbre de celebrar las reuniones del primer club por rotación en los distintos despachos de los socios fundadores. Dos años después ya no se hacían en los domicilios de los asociados sino en los hoteles más lujosos, como cuadraba a la categoría social de sus integrantes, millonarios industriales, magnates de la Banca y de los consorcios comerciales de profundísima penetración internacional. Su lema oficial es: «Dar de sí antes de pensar en sí. Se beneficia más quien mejor sirve».
    
Concomitancias con los hermanitos mayores
El mallete, distintivo del venerable maestro de la logia masónica, es también el distintivo del presidente del club rotario; y la bandera blanca de los masones es el emblema de los rotarios, que han sustituido en ella el águila de dos cabezas por la rueda dentada.
   
El gobernador, elegido en la reunión anual de los clubes del distrito, debe ser presentado al Rótary Internacional para su aprobación definitiva,
   
Al candidato se le exige, como requisito indispensable para ser propuesto para tal cargo, de supervisor general, el haber participado en la Convención Internacional Rotaria; pues estos altos jefes resultan ser, en la práctica, agentes de la Junta Directiva en el Exterior. A la Convención Anual de los delegados rotarios precede siempre la Asamblea Internacional de los gobernadores, donde éstos reciben normas de gobierno. De la misma manera, cada gobernador reúne, en abril o mayo, a los presidentes y secretarios de todos los clubes de su distrito, además de la conferencia distrital que anualmente realiza con los socios.
   
Sus deberes son: remitir mensualmente sus mensajes a los clubes de su jurisdicción y vigilarlos directamente bajo la fiscalización de la Junta Internacional; comunicar a la Junta Directiva de los Estados Unidos los resultados de la Asamblea del distrito, y enviar a estas mismas autoridades internacionales de Chicago el informe anual de sus visitas a los clubes de la zona. Cada presidente de club remitirá por separado el informe semestral al Secretario General del Rótary International.
   
En la sede central se llevan al día los ficheros de todos los clubes del mundo, enriquecidos con los datos actualizados de cada uno de sus miembros.
   
Fundado el Rótary Club, o Círculo de la Rueda Dentada, el 23 de febrero de 1905 en Chicago por el abogado masón Paul Harris, adquirió carácter internacional en 1912; estableciéndose en la Argentina el 8 de noviembre de 1919.
   
La estadística actual totaliza 5200 distritos, 12.000 clubes y 750.000 rotados, de los cuales 6.000 se hallan en nuestro país, donde fun­cionan 380 clubes [1].

La nueva religión laica de la amistad rotaria
«Nuestro plan —declaró Harris— hace caso omiso de todo credo y glorifica los hechos. Rótary está abierto a protestantes, católicos, judíos, musulmanes, cristianos, budistas, y ateos. ¿Vamos a ser retrógrados, o debemos ir adelante con el progreso de los tiempos?».
   
Esto es lo que se propone el rotarismo, a saber: racionalismo en doctrina, naturalismo o laicismo en moral e indiferentismo absoluto en religión.  
   
Su semejanza con la masonería radica cabalmente en el naturalismo racionalista, en el indiferentismo religioso y en la moral universal atea. Se proponen mejorar la humanidad por la amistad y la camaradería, sustituyendo el mandil masónico por el mantel laico de la opípara mesa. En esta campaña de mejoramiento social no cuenta para nada la religión; «ni siquiera debemos acordarnos de ella», decía el gobernador del distrito 63, Abente Haedo, en mayo de 1936,
   
El católico, soldado por vocación, deberá dejar sus armas a la puerta del club, si desea permanecer en el Rótary  y, obligado al combate espiritual, quedará inerme ante los errores que le serán presentados bajo los velos de la indiferencia.
   
El rotario William Mayer afirmó en México que  «todos y cada uno de les rotados deben desterrar de sus mentes los prejuicios de religión y de nacionalidad»; y en 1944 el rotario argentino, doctor del Forno, aseguró que «la moral sin dogmas forma la conciencia del Rótary».
   
Ya el rotario belga Hermann Doms había expresado en 1927 que «la moral del Rótary no tiene religión. Es estrictamente neutra en el sentido más amplio de la palabra».
   
Para un rotario es muy fácil entonces hablar de tolerancia religiosa en su propaganda laicista; pues, si en nada cree, todo para él resulta una misma cosa.
   
En 1936 el rotario argentino, Salvador Díaz Moreno, manifestó que «al Rótary  no le interesa la religión ni los dogmas revelados; ni dioses ni tampoco santos. El Rótary vive de la realidad del presente; pero en sus entrañas se gesta una “nueva religión laica” de la amistad. El porvenir dirá si tendrá o no su Olimpo».
   
Y el rotario brasileño Ferraz Alvim decía en el club de San Pablo: «Rótary no tiene moral práctica ni mucho menos teórica».
   
En los clubes rotarios se prohíbe a los católicos manifestar su fe religiosa, pero en cambio ella puede recibir allí los más rudos ataques.
   
En el club de la provincia de San Juan en 1937 —para citar algún caso entre tantos— se desconoció la divinidad de Cristo y se le llamó “bohemio”; y en el club de Buenos Aires, el 21 de julio de 1944, se injurió a los santos de la Iglesia Católica, endosándoles el carácter de “epilépticos” a San Pablo, a San Francisco de Asís, a Santa Juana de Arco y a Santa Bernardita Soubirous [2].
   
Este mismo club de la Capital Federal celebró con gran pompa y entusiasmo, el 11 de julio de 1934, el cincuentenario del laicismo escolar argentino; y tal homenaje se repitió en marzo de 1956 junto con el de la masonería, cuando el gobierno de la Revolución Libertadora anunció la plena vigencia de la ley 1420, que consagró nuevamente entre nosotros el laicismo en la escuela, haciéndolo extensivo a todo el país.
   
El 11 de abril de 1944 decía Julián J. Lastra en el Rótary Club de Neuquén: «Sobre la cumbre de la montaña de los siglos hay una hueva cruz, el Rótary, pero cruz sin víctima odiosa. Nuestro código moral rotario sin principios dogmáticos, sino empíricos, es como el evangelio de la sagrada escritura. Con nuestra política de buena vecindad y nuestra palabra de honor, alcanzaremos la paz entre los hombres y la armonía entre las naciones». Esta es la misma teoría del masón Harris,  fundador del Rótary, el cual decía —olvidándose de la venida de Jesucristo y la publicación de su Evangelio— que “el firme cimiento sobre el cual se edificará la paz permanente del mundo y que excluye a cualquier otro es el Rótary» [3]. El 28 de junio de 1946 el Rótary Club de la ciudad de San Nicolás rindió un público homenaje al partido socialista que, «por su conducta definida y recta, se había puesto lealmente al servicio de la patria». Pero ¿ignoran, acaso, los católicos rotarlos, que tal partido político ha sido y sigue siendo en nuestro país el tradicional enemigo de la Iglesia Católica?
   
El 15 de enero de 1958, por primera vez en la historia del Rótary argentino, un Presidente de la Nación (Aramburu), masón Grado 33º, asistió al almuerzo ritual de los miércoles, servido en el Plaza Hotel de Buenos Aires. El Vicepresidente (el judío Isaac Rojas), masón Grado 33º, lo hizo al mes siguiente, el miércoles 12 de febrero. En tal ocasión, el contralmirante hebreo Isaac Rojas dijo: «(…) Soy un convencido del bien que hace a la humanidad la organización a que ustedes pertenecen»; y el general Pedro Aramburu —al ser declarado miembro honorario del Rótary por su gobernador metropolitano –doctor Guillermo Garbarini Islas, masón activísimo, mano derecha de Alicia Moreau de Justo en la Junta Consultiva– expresó lo siguiente: «Conozco los altos fines que persigue esta institución y por ello he sentido una gran satisfacción cuando se me ha invitado a concurrir a esta comida de camaradería (…) Ojalá, señores, pudieran multiplicarse en el país instituciones de la naturaleza del Rótary Club, porque de ellas emana una fuerza espiritual tan extraordinaria que, en realidad, son el puntal, la garantía más segura para la democracia y la libertad». Y en verdad que las palabras de este mesías del gorilismo se cumplieron: el Rótary se multiplicó por doquier.
   
El 8 de abril de 1959 el Presidente Provisional, Pedro Aramburu, es despedido, en reunión secreta, por el Rótary Club de Ramos Mejía, antes de emprender viaje a Europa. Presidía la mesa, como invitado de honor, el señor Ian Drydale, Gran Maestre de la masonería argentina y agente confidencial de Su Majestad Británica. El homenajeado se hallaba a su derecha revestido –según algunos cronistas– con su mandil reglamentario, co­rrespondiente al grado 33 [4].
   
En 1926 los rotarios enviaron al verdugo de la Iglesia Católica en México, Plutarco Calles, un telegrama en el cual, después de felicitarlo, le decían: «Estamos resueltos a cooperar con vuestro gobierno mientras podamos». Al hablar de la cuestión religiosa mexicana declaraba el masón neoyorquino Roberto A. Grennfield: «La masonería se vale de la YMCA (protestante) y del Rótary para combatir al catolicismo».
     
Los rotarios son masones disfrazados
Es un hecho que los rotarios florecen donde más abundan los masones, a tal punto que aquellos, generalmente, no son otra cosa que masones disfrazados.
   
Masón fue su fundador y sus principales colaboradores y masones son los actuales dirigentes internacionales. En Londres existe una logia masónica –la Rótary Lodge– reservada exclusivamente para rotarios masones y cuyo Gran Maestre es el Príncipe Consorte, Felipe de Edimburgo.
   
El Boletín de enero de 1928 del Gran Oriente Español decía que «los masones podían considerarse como los hermanos mayores de los rotarios, ya que entre una y otra institución hay grandes puntos de contacto».
   
«En los clubes rotarios –afirma la revista masónica “Alpina”– tienen su puesto muchos masones; y esto es fácilmente comprensible –añade– dados los principios porque se rige el rotarismo».
   
No es, por lo tanto, una novedad que en la revista masónica “El Nivel”, editada en Buenos Aires, se informara al público masónico, en su entrega de febrero-marzo de 1944, sobre «los eficientes trabajos realizados por el Gran Maestre de la Gran Logia Argentina en conexión con el Rótary Club».
   
El masón Antonio Pérez Torreblanca decía en la Asamblea de la Masonería Simbólica de España en 1929: «Por sus orígenes los clubes rotarios cumplen una función internacional muy parecida a la masónica, aunque la limitación de sus fines los coloque en la situación de hermanos menores de nuestra Orden. La masonería debe colaborar en este movimiento para que no se desnaturalicen sus fines primordiales». Y luego, a raíz de las censuras eclesiásticas recaídas sobre los socios de la “rueda dentada”, añadía: «El movimiento rotario, condenado por la Iglesia y perseguido por los obispos, merece una simpática consideración, e incluso el apoyo de integrarlo allí donde las posibilidades masónicas lo permitan» [5].
     
El Club de Leones: centro de captación de los rotarios
Entre los diversos centros que deben su iniciación al Rótary, debemos nombrar, por su gran importancia, al Club de Leones. Esta institución, llamada también Lions International, cuya casa matriz se halla en Chicago (de donde salieron los Chicago Boys de José Alfredo Martínez de Hoz), nació en la ciudad estadounidense de Dallas, Texas, en 1917, como hermano menor del Rótary.  Según se cree, es una organización internacional de origen masónico que responde a los intereses petroleros de los Estados Unidos (de allí su conexión con Joe y su banda de forajidos). El leonismo ha fundado ya 21.000 clubes en el mundo y cuenta con 1.500.000 asociados, llamados “leones”. La sigla LEONES puede significar, según los intérpretes del leonismo: Lealtad, Entendimiento, Orden, Nobleza de Ideales, Esfuerzo por el progreso y Servicio al individuo. Desde luego, todo ello, para la destrucción de las patrias.
   
La primera convención de clubes de leones del distrito correspondiente a la Argentina se reunió luego en el teatro El Círculo de la ciudad de Rosario, el 23 de mayo de 1957 (pleno reinado de la Revolución Libertadora), presidida por su delegado internacional, el doctor Humberto Valenzuela García (que ya había estado en Argentina en noviembre de 1954); y al establecerse en Buenos Aires la filial nacional de la institución, resultó elegido como presidente el gorila masón José Fernández Moreno [6].

Rotarismo y catolicismo
En 1928 condenaron al Rótary, en sendas cartas pastorales, los obis­pos españoles de Palencia, Almería, Tuy, León y Orense; y luego el epis­copado español en pleno el 1º de febrero de 1929.
   
El primado de Toledo, monseñor Pedro Segura y Sáenz, escribía en su pastoral del 23 de enero de 1929: «El Rótary hace profesión de un laicismo absoluto y de una indiferencia religiosa universal, intentando moralizar a los individuos y a las sociedades con total prescindencia de nuestra santa Madre la Iglesia Católica. Mientras predican una moral sin religión para llegar a la paz universal, ocultan –bajo un aspecto comercial, recreativo, filantrópico, pedagógico, neutral, pero siempre laico– la negación de la moral verdadera y de la verdadera religión, que tratan de sustituir con una religión que no es la de Jesucristo».
   
El obispo de Palencia decía: «La institución rotariana, como tal, hace profesión de laicismo absoluto, de indiferencia religiosa universal, e intenta moralizar a los individuos y sociedades por medio de una doctrina radicalmente naturalista, racionalista y aún atea. Sepan, por tanto, nuestros amados fieles que, dentro de los titulados clubes rotarios, no pueden entrar los buenos católicos».
   
Y el obispo de Orense señalaba que «tales clubes rotarios no son otra cosa que nuevos organismos satánicos de igual procedencia y espíritu que el masonismo; bien que procuren disfrazarse y aparecer con el marchamo de humanitarismo puro y hasta de caridad cristiana y de fraternidad universal (…). Según todas las señales y testimonios y documentos fidedignos; y aún a juicio y probanza de insignes y meritísimos católicos y prelados de la Iglesia, la organización rotaria resulta sospechosa y debe estimarse vitanda, execrable y maldita».
   
El cardenal Pierre-Paulin Andrieu, arzobispo de Burdeos, lo condenó en 1929; y, al mencionar estos documentos de los episcopados francés y español, la Revista Eclesiástica de Buenos Aires, en 1929 y 1945, recordaba a los católicos la resolución Nº 87 del Episcopado Argentino que ordena lo siguiente: «Deben nuestros fieles andar muy cautos en dar su nombre y apoyo a asociaciones de carácter internacional con principios doctrinarios opuestos a las enseñanzas de la Iglesia y con gobierno sustraído a toda dirección e influencia de la misma». Y más adelante comentaba que "entre esas asociaciones se puede incluir con justicia al Rótary Club»; por lo que sólo con permiso del obispo, y comprometiéndose a seguir fielmente sus instrucciones, un católico podrá pertenecer por excepción al Rótary [7].
   
Porque «el Rótary —escribió el jesuita José M.ª Bover en la revista “Estudios” de Buenos Aires en su entrega de octubre de 1928— no es compatible con el catolicismo. Con su moral racionalista, naturalista y laica se alza como rival de la moral evangélica, y entre la moral del Rótary y la moral de Cristo la opción no puede ser dudosa para un católico. Mutilar la verdad divina es un sacrilegio, disimularla es una cobardía y sustituirla por otra es una apostasía».
   
Todo sistema ético que no se base en los principios cristianos es inadmisible para un católico, y «las tentativas de acuerdo en este terreno —nos advierte Pío XI en su encíclica Mortálium Ánimos  del 6 de enero de 1928— no pueden, en ninguna manera, obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, igualmente buenas. Cuantos sustentan esa opinión poco a poco vienen a parar en el naturalismo y ateísmo» [8].
     
El Boletín Eclesiástico de la arquidiócesis de Santa Fe del 15 de marzo de 1933 se hace eco de estos conceptos al transcribir un artículo de L’Osservatore Romano, órgano oficioso de la Santa Sede, subrayando el «carácter antirreligioso y anticatólico del rotarismo» [9].
   
A las condenas de los obispos españoles y franceses siguieron las del episcopado holandés en su Conferencia de Utrecht de 1930, del episcopado peruano en 1938  y de monseñor Canuto José Reyes, de Nicaragua, en 1941, los cuales en general dicen: «El Rótary sostiene una doctrina radicalmente naturalista y atea, totalmente indiferente en cuanto a la religión y al culto. Tales clubes son satánicos, de igual espíritu y procedencia que el masonismo (…) Y predican una moral sin religión (…) Por lo que declaramos categóricamente que a ningún católico le está permitido afiliarse al Rótary, y que al pertenecer a él ponen en peligro su salvación eterna».
     
La Santa Sede –respondiendo a la consulta de los obispos– lo prohibió terminantemente para todos los clérigos en su “non éxpedit” (no conviene) del 4 de febrero de 1929, y luego Pío XII repitió tal prohibición el 11 de enero de 1951, añadiendo para los fieles en general una exhortación, en la cual les aconseja que se cuiden de pertenecer a sociedades condenadas por la Iglesia o simplemente sospechosas, a tenor del canon 684 del Código de derecho canónico.
   
La Santa Sede, aclarando la frase curial “non éxpedit”, indicó que “prohibitiónem impórtat”, o sea, constituye una prohibición [10]. Y L’Osservatore Romano, diario oficioso del Vaticano, daba tres razones principales de tal prohibición, a saber: «Por su origen masónico, por sus probadas hostilidades hacia la Iglesia Católica y por su código moral, tan parecido, en casi su totalidad al de la masonería».
     
Los rotarios argentinos, al conocer tal decisión de la Santa Sede, hablaron de las «injustas apreciaciones del Vaticano», de «reviviscencias de la intolerancia medieval», de que «la Iglesia ha cometido un error muy serio»; y que tal actitud manifiesta en Ella «una autoridad espiritual llena de soberbia». Con tales apreciaciones sobre el supremo magisterio del Vicario de Cristo en la tierra ¿cómo puede llamarse católico un rotario?
   
En setiembre de 1945 la revista eclesiástica de Buenos Aires se expresaba así: «El Ordinario no puede permitir que los sacerdotes se afilien o den su nombre a los Rótary clubes, ni tampoco que asistan a las reuniones que aquéllos verifiquen» [11].
   
Leemos en L’Osservatore Romano de 1933: «Los rotarios, al pretender ser la auténtica organización práctica de la ética y los maestros y ejecutores de la ley moral que ellos señalan, argumentan en forma parecida a los doctrinarios de la masonería. Por esto la concepción rotariana, así como la masónica, no pueden conciliarse con la doctrina católica».
     
El rotarismo, prescindiendo de veinte siglos de vida cristiana, ha dado un salto gigantesco hacia atrás y se ha colocado en plena filosofía pagana y naturalista. Sus rasgos propios e imborrables son: un naturalismo radiccal, un absoluto indiferentismo religioso y un ateísmo práctico completo.
   
El célebre pensador inglés Gilbert K. Chesterton lo define como «una organi­zación sin alma, desprovista de toda dignidad espiritual. El compañerismo rotariano —dice— no tiene nada de cristiano y su teoría de la propia suficiencia es la más negra de las modernas herejías» Y concluye así el erudito escritor: «El hombre no se basta a sí mismo, debe apoyarse en Dios; y el rotarismo prescinde de toda idea divina en las relaciones humanas. La hermandad de los hombres necesita de la paternidad de Dios. Cuando se suprime o evita la creencia en lo sobrenatural (como hace el Rótary) todo queda reducido a una mezquina colección de presuntuosos» [12].
    
NOTAS
[1]  Cincuenta años de ideal de servir (Publicación rotaria). Manual de procedimiento  (Reglamentación rotaria). PACIFICO, Fray Justo, El gobierno universal, pág. 93. 
[2] El Pueblo del 21 de enero de 1951. TONELLI, Armando. La verdad sobre el Rotary Club. Bs. As., 1946. 
[3]  El rotario argentino, pág. 22, mayo de 1944. Revista Rotaria Internacional
[4]  Diario La Nación del 16 de enero y del 13 de febrero de 1958. Azul y Blanco del 14 de abril de 1959.
[5] TONELLI, Armando, La verdad sobre el Rótary Club, ibídem. 
[6] Diario La Nación del 31 de mayo de 1957. 
[7] Revista Eclesiástica de Bs. As., pág. 554 del año 1929 y 532 del año 1945. 47 Calece.
[8] Colección Completa de Encíclicas  Pontificias, Tomo I, pp. 1114 a 1120 (Encíclica Mortálium Ánimos de Pío XI, del 6 de enero de 1928).
[9] Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de Santa Fe, pág. 153, del 15 de marzo de 1933.
[10] Acta Apostólicæ Sedis, volumen 21, Nro.  42. 
[11] Revista Eclesiástica de Bs. As., pág. 532, año 1945. Publicación del Rotary Club de Bs. As.  (folleto), año 1951.
[12] TONELLI, Armando, op. cit.

jueves, 6 de octubre de 2011

¿NOVUS ORDO MISSÆ EN LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA?


Al revisar la lista de blogs que tenemos en MILES CHRISTI encontramos que en AMOR DE LA VERDAD reproducen un artículo donde se plantea que el Novus Ordo Missae (o la “misa” de la secta del Vaticano II) pudo tener como precedente las “Misas Nuevas” que oficiaban los sacerdotes apóstatas en la España roja (la que existió desde 1931 hasta 1939). Por esto, reproducimos el artículo en cuestión y los comentarios que en AMOR DE LA VERDAD se han dado. (Añadiendo imágenes con el fin de ilustrar algunos lugares del texto)

La misa banderiza en el Bilbao de Aguirre e Irujo. ®
Por Pedro Rizo
  
Este artículo trata de las misas adúlteras oficiadas en el Bilbao de 1936 a 1937. Está emparentado con otros varios ya publicados que prueban que la misa nueva, la que hoy se tiene por Rito Ordinario, no sólo “se aleja impresionantemente de la teología católica sobre el Santo Sacrificio de la misa” (Cfr. Cardenales Bacci Ottaviani) sino que es vehículo subliminal de una ideología ajena al orden católico, a más de agazapada enemiga de la Iglesia. Que si bien en su texto en latín conservan el dogma eucarístico, en lengua vernácula se contradicen y prostituyen “por traductores audaces” (Cfr. Cardenal Ratzinger, Informe sobre la fe) que las dejan como ostras a las que han quitado la perla.

¿Será que la Misa del Novus Ordo tuvo origen antes de 1969?

Justamente la investigación de la que aquí se habla me enganchó corriendo el año 1987. En un pueblito cercano a Laredo encontré que entre los nombres de unas esquelas de defunción se incluia uno para mí muy apreciado. Trabé amistad con alguien que resultó ajeno a la relación supuesta pero que era hermana de un sacerdote de aquellos años que ahora me interesan. Es curioso. No recuerdo cómo llegamos a hablar de este asunto pero lo que importa es que su hermano, fallecido años atrás, fue testigo directo de las “misas experimentales” del Bilbao republicano. Un buen sacerdote que por lo que su hermana me aseguró no volvió a decir misa pública porque de “la suya” se lo prohibieron. Y se fue de este mundo “por la tristeza” de ver reeditadas por Roma, corregidas y aumentadas, “aquellas malas misas de la Guerra”.

No encontraba testimonio escrito que pudiera sumarse al oral citado y prácticamente lo abandoné. Pero siempre pensé que no podía ser mentira lo que me había contado aquella buena hermana de un cura de pueblo. La búsqueda es realmente difícil porque, como me han informado, probablemente nada se registrase en la diócesis vasca acerca de cuáles sacerdotes actuaron saltándose rúbricas y cánones. Los jesuitas en aquellos años estaban exiliados en Bélgica o Alemania de modo que los que hoy por edad algo podrían saber “nada saben”. Cierto es que, como uno me dijo, incluso si las misas aquellas se hubieran registrado no sería de extrañar que todo se volatilizara. Recordemos del asalto al Congreso, el 23 de febrero de 1981, que un periódico de Castilla informó cómo, ante la incertidumbre política generada, en menos de 24 horas se tiraron al Cantábrico cientos de cajones con documentos y listados comprometedores.
 
Esto puede explicar que a día de hoy no haya encontrado un solo documento directo, ni exista de ello la menor noticia para los especialistas consultados por amigos deseosos de ayudarme. Hasta que, miren qué casualidad, buscando otros temas en la hemeroteca de ABC, de entre uno de sus ‘fardos’ electrónicos surgió un reportaje, muy revelador para este caso, firmado en junio de 1937 por José María Pemán. Una crónica que revela a la Misa Nueva como bandera revolucionaria que no se quiere arriar. La de ayer y la de hoy –inventada por uno de sus camaradas– a la que sus defensores pretenden blindar transfiriendo esta condición espuria a la eterna, genuina y nunca prohibida codificada por San Pío V.
 
Cuando Bilbao era tomada por el Ejército Nacional, el 19 de junio de 1937, ya sin demora se preparaba un gran acto religioso de acción de gracias, con misa, a celebrar el lunes siguiente, día 21. El diario ABC, de Sevilla -el editado en Madrid servía al Gobierno del Doctor Negrín-, había enviado a su reportero que por suerte encontró una habitación en el Hotel Torróntegui desde cuyo balcón contemplaría el solemne acto.
  
Con el retorno de Bilbao a la España legítima (Católica y libre), el 19 de Junio de 1937, el Santo Sacrificio de la Misa resurgió en esa ciudad
  
Resulta que la crónica que envió Pemán guarda sorpresas superlativas. Bien cargadas de significado para quien no tema desentrañarlas. El reportaje no disimula la alegria exaltada de la liberación de la capital de Vizcaya a la vez que es muy informativo en sus protestas dedicadas a las misas violadas que aquí se destacan.
  
Empieza diciendo que seguido a cada victoria se daba gracias a Dios por la liberación, o la ocupación; dicho sea así para todos los gustos. Pero siempre subrayando que adonde llegaba el ejército nacional, o rebelde, enseguida se restituía la Iglesia antes perseguida. Persecución que en Bilbao fue más sibilina por el ferviente catolicismo del pueblo vasco.
 
Lean, pues, lo que el enviado de ABC nos dice:
«Me dispongo a oír la misa desde mi balcón, cuando pasa por detrás de mí una camarera del hotel, a la que le oigo este expresivo comentario: “Por fin hoy vamos a tener “una misa de verdad”».
Que diga “una misa de verdad” supone otras misas que no eran “de verdad”. Por tanto, manipuladas. ¿Qué manipulaciones serían esas? Pemán no dice gran cosa pero las califica. Y con un énfasis que sería ridículo, absurdo de no basarse en realidades conocidas:
«Aquella camarera no podía sentir como otros pueblos, al conquistarse, la emoción de la primera misa después de los meses de persecución roja. Aquella mujer sentía más complicada y acaso más melancólicamente la emoción de aquella misa que ella llamaba magníficamente “de verdad” después de meses de infernal contubernio, de satánica mescolanza sacrílega, de misas cotizadas en el mercado de las hipocresías internacionales [¿Ya, entonces?] y de las credulidades humanas.»

Para el lector con ojos de ver puede que estos hechos le descubran qué clase de charranes se apoderó de la Iglesia veintiún años más tarde a través de cónclaves inducidos como, por ejemplo, el que eligió a Juan XXIII (2) llevándonos, cuando su muñidor le sustituyó, a una “autodemolición” que hoy apenas saben cubrir las siembras en pedregales multitudinarios (Lc 8, 5 y ss).
  
Para ver el documento original haga clic aquí.
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(1) Los papas sin formación específica fueron numerosos pero de ellos muy pocos sin garantía de fe apostólica, pues que ya la traían demostrada de sus biografías pastorales. Como es sabido, los seminarios aparecieron para asegurar la formación de los futuros sacerdotes y su adhesión a la tradición y al Pescador de Galilea. Estas escuelas se reforzaron desde el Concilio de Trento hasta por lo menos el Vaticano I, de Pío IX. Curioso es que de los papas contemporáneos solamente éste, Pío IX, Pablo VI carecieron de tal instrucción y su único “seminario” fue la casa paterna (‘o materna’).

(2) “… el elemento determinante a favor del cardenal Roncalli estaba constituido por una inteligencia de principio de la Sacretaría de Estado del Vaticano.” (Cfr. B. Bentura Remacha“S.S. Juan XXIII”, Ed. Pandora, Madrid, p. 113)
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Notas.-
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Comentario (En RELIGIÓN DIGITAL) por Fray Eusebio de Lugo O.S.H. 26.09.11 | 14:33 Muy interesante, la posibilidad de que ya en los años 30 estuvieran experimentando la Misa nueva en España, posiblemente los mismos que fundarían ETA en el seminario de Derio en los 50.
Me recuerda lo que escribe el P.Dominico polaco Ceslas Rzewuski en sus memorias. Atraído por la fama de la abadía benedictina alemana de María Laach, se hospedó durante unos días entre 1933 y 1939, admirando por una parte el buen orden y el esplendor y belleza del culto que se celebraba en la Iglesia superior. Un día se despistó y acabó entrando en la cripta, donde sorprendió a un grupo de sacerdotes presidido por Dom. Odo Casel(Sí, el mismo de la teoría de los misterios), celebrando una especie de Misa versus populum, muy parecida a lo que sería la Misa de Pablo VI.
No nos extrañará que el Taizé de los años ´50 ya utilizara una Misa ecuménica en folleto impreso, en casi todo idéntica a la actual sinaxis de Pablo VI.
Que les pregunten a los monjes de Monsterrat
Comentario (En RELIGIÓN DIGITAL) por Pinténs 26.09.11 | 16:10 El primer Presidente de Euskadi, José Antonio Aguirre Lecube, ¿Era o fué masón?. Si es cierto que era, nada podrá sorprender las misas de “creyentes masonistas”. Y tantas vueltas y revueltas anglicanistas-vaticanistas del personaje y sus adherentes. ¿En una amplísima tienda de nombre CASA NERECÁN dedicada a objetos de escritorio, desaparecida hace pocos años, ubicada en la Avenida de la Libertad de San Sebastián, por los años 30 del pasado siglo y antes de la Guerra de 1936, estuvieron expuestos los símbolos e insignias de su condición y grado masónico?. En el museo-santuario laico bilbaino del PNV dedicado a Sabino Arana con seguridad estarán los artículos expuestos entonces que ha guardado la familia nacionalista NERECAN y que los cedió al susodicho museo.
No hay efecto sin causa, eso es seguro. Ahora tampoco.
Comentario (En AMOR DE LA VERDAD) por Fray Eusebio de Lugo O.S.H. en 27.09.2011|21:04 Los bolcheviques también intentaron algo parecido en los primeros años de la Revolución rusa, fundaron una iglesia cismática a la que llamaron “Iglesia viva” ¿Les suena? Ésta empezó una reforma litúrgica exactamente igual a la que llevamos padeciendo 60 años.Y aún queda una fuerte corriente heretizante en las Iglesias ortodoxas llamada renovacionismo.
Pro-masónica-anglicana-vaticana. Tal era una cierta corriente “diplomática” bien representada en la Nunciatura cuando en ella trabajaba el futuro card. Rampolla, que desde el S. XVI procuraba debilitar aquella España demasiado católica y tradicional para su gusto, y que procuró eliminar el carlismo imperante en Cataluña y Vascongadas trasmutándolo en nacionalismo antiespañol, primero, y antitradicional, después.
Como en el caso de Sabino Arana, pudieron contar con toda la experiencia y ayuda financiera de las logias anglicanas, muy interesadas en reproducir unas Iglesias nacionales vascas y catalanas, separadas a la vez de Roma y de España. Y como en el caso de Inglaterra, sabían que la reforma no calaría si no era a través de la liturgia. Así lo hizo el arzobispo Cranmer en el s. XVI, prohibiendo el rito católico, y sustituyéndolo por un nuevo rito protestantizado. Tuvieron pues ocasión de experimentar ese nuevo rito en unos momentos en que no podían vigilarlos ni las autoridades eclesiásticas romanas ni las españolas. De la subversión litúrgica se encargaron como siempre, benedictinos, en este caso los de Lazcano, que con el tiempo serían de inestimable ayuda como albergadores de etarras y de sus arsenales, no menos que elaboradores de su ideología. En Cataluña, los benedictinos de Montserrat, pioneros del Movimiento Litúrgico desviado, y grandes descarriadores de conventos de monjas, muchoantes del Concilio.
Bien se vió el pelo cuando Nuestra Señora se apareció en Ezkioga en 1931, avisando de que no mediando conversión, habría una guerra civil en España. En cuanto la Iglesia nacionalista se enteró de que la Virgen no venía sólo para “Euzkadi”, sino para toda España, hicieron todo lo posible para hacer desaparecer cualquier rastro de las apariciones.