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martes, 30 de julio de 2013

CARTA ENCÍCLICA "Mortálium Ánimos", SOBRE LA VERDADERA UNIDAD RELIGIOSA



"¿Qué entendimiento puede haber entre Cristo y Belial?, ¿o qué unión entre el creyente y el que no cree?"
(II Corintios VI, 15)

Algunos conciliares aseguran que nuestra oposición al diálogo religioso y al ecumenismo no se basan sino en temores irracionales y a un sectario fanatismo. Pero deben saber que desde antiguo está establecido que NINGÚN CATÓLICO DEBE APOYAR A LOS ECUMENISTAS, PUES SON EL RESBALADERO HACIA EL INDIFERENTISMO RELIGIOSO.

Por esta causa, publicamos la encíclica "Mortalium Animos", del Papa Pío XI, en la cual expone que el ecumenismo de "todas las religiones son válidas" es HERÉTICO, Y SUPONE LA IRRUPCIÓN DEL ATEÍSMO; y que el único modo de acercamiento y unidad es LA CONVERSIÓN A LA FE DE LA IGLESIA UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA, FUERA DE LA CUAL ABSOLUTAMENTE NO HAY SALVACIÓN PARA NADIE.

Papa Pío XI
Encíclica "Mortalium Animos"
Acerca de cómo fomentar la VERDADERA unidad religiosa

1. Ansia universal de paz y fraternidad
 
Nunca quizás como en los actuales tiempos se ha apoderado del corazón de todos los hombres un tan vehemente deseo de fortalecer y aplicar al bien común de la sociedad humana los vínculos de fraternidad que, en virtud de nuestro común origen y naturaleza, nos unen y enlazan a unos con otros

Porque no gozando todavía las naciones plenamente de los dones de la paz, antes al contrario, estallando en varias partes discordias nuevas y antiguas, en forma de sediciones y luchas civiles y no pudiéndose además dirimir las controversias, harto numerosas, acerca de la tranquilidad y prosperidad de los pueblos sin que intervengan en el esfuerzo y la acción concordes de aquellos que gobiernan los Estados, y dirigen y fomentan sus intereses, fácilmente se echa de ver --mucho más conviniendo todos en la unidad del género humano-, porque son tantos los que anhelan ver a las naciones cada vez más unidas entre sí por esta fraternidad universal

2. La fraternidad en religión. Congresos ecuménicos.

Cosa muy parecida se esfuerzan algunos por conseguir en lo que toca a la ordenación de la nueva ley promulgada por Jesucristo Nuestro Señor. Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión.

3. Los católicos no pueden aprobarlo

Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.

Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios.

4. Otro error - La unión de todos los cristianos. - Argumentos falaces
 
Pero donde con falaz apariencia de bien se engañan más fácilmente algunos, es cuando se trata de fomentar la unión de todos los cristianos. ¿Acaso no es justo -suele repetirse- y no es hasta conforme con el deber, que cuantos invocan el nombre de Cristo se abstengan de mutuas recriminaciones y se unan por fin un día con vínculos de mutua caridad? ¿Y quién se atreverá a decir que ama a Jesucristo, sino procura con todas sus fuerzas realizar los deseos que El manifestó al rogar a su Padre que sus discípulos fuesen una sola cosa? (1) y el mismo Jesucristo ¿por ventura no quiso que sus discípulos se distinguiesen y diferenciasen de los demás por este rasgo y señal de amor mutuo: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en que os améis unos a otros? (2) ¡Ojalá -añaden- fuesen una sola cosa todos los cristianos! Mucho más podrían hacer para rechazar la peste de la impiedad, que, deslizándose y extendiéndose cada más, amenaza debilitar el Evangelio.

5. Debajo de esos argumentos se oculta un error gravísimo

Estos y otros argumentos parecidos divulgan y difunden los llamados "pancristianos"; los cuales, lejos de ser pocos en número, han llegado a formar legiones y a agruparse en asociaciones ampliamente extendidas, bajo la dirección, las más de ellas, de hombres católicos, aunque discordes entre sí en materia de fe.  
6. La verdadera norma de esta materia.

Exhortándonos, pues, la conciencia de Nuestro deber a no permitir que la grey del Señor sea sorprendida por perniciosas falacias, invocamos vuestro celo, Venerables Hermanos, para evitar mal tan grave; pues confiamos que cada uno de vosotros, por escrito y de palabra, podrá más fácilmente comunicarse con el pueblo y hacerle entender mejor los principios y argumentos que vamos a exponer, y en los cuales hallarán los católicos la norma de lo que deben pensar y practicar en cuanto se refiere al intento de unir de cualquier manera en un solo cuerpo a todos los hombres que se llaman católicos.
7. Sólo una Religión puede ser verdadera: la revelada por Dios.
 
Dios, Creador de todas las cosas, nos ha creado a los hombres con el fin de que le conozcamos y le sirvamos. Tiene, pues, nuestro Creador perfectísimo derecho a ser servido por nosotros. Pudo ciertamente Dios imponer para el gobierno de los hombres una sola ley, la de la naturaleza, ley esculpida por Dios en el corazón del hombre al crearle: y pudo después regular los progresos de esa misma ley con sólo su providencia ordinaria. Pero en vez de ella prefirió dar El mismo los preceptos que habíamos de obedecer; y en el decurso de los tiempos, esto es desde los orígenes del género humano hasta la venida y predicación de Jesucristo, enseñó por Sí mismo a los hombres los deberes que su naturaleza racional les impone para con su Creador. "Dios, que en otro tiempo habló a nuestros padres en diferentes ocasiones y de muchas maneras, por medio de los Profetas, nos ha hablado últimamente por su Hijo Jesucristo". (3) Por donde claramente se ve que ninguna religión puede ser verdadera fuera de aquella que se funda en la palabra revelada por Dios, revelación que comenzada desde el principio, y continuada durante la Ley Antigua, fue perfeccionada por el mismo Jesucristo con la Ley Nueva. Ahora bien: si Dios ha hablado -y que haya hablado lo comprueba la historia- es evidente que el hombre está obligado a creer absolutamente la revelación de Dios, y a obedecer totalmente sus preceptos. Y con el fin de que cumpliésemos bien lo uno y lo otro, para gloria de Dios y salvación nuestra, el Hijo Unigénito de Dios fundó en la tierra su Iglesia.

8. La única Religión revelada es la de la Iglesia Católica

Así pues, los que se proclaman cristianos es imposible no crean que Cristo fundó una Iglesia, y precisamente una sola. Mas, si se pregunta cuál es esa Iglesia conforme a la voluntad de su Fundador, en esto ya no convienen todos. Muchos de ellos, por ejemplo, niegan que la Iglesia de Cristo haya de ser visible, a lo menos en el sentido de que deba mostrarse como un solo cuerpo de fieles, concordes en una misma doctrina y bajo un solo magisterio y gobierno. Estos tales entienden que la Iglesia visible no es más que la alianza de varias comunidades cristianas, aunque las doctrinas de cada una de ellas sean distintas.

Sociedad perfecta, externa, visible.
 
Pero es lo cierto que Cristo Nuestro Señor instituyó su Iglesia como sociedad perfecta, externa y visible por su propia naturaleza, a fin de que prosiguiese realizando, de allí en adelante, la obra de la salvación del género humano, bajo la guía de una sola cabeza (4), con magisterio de viva voz (5) y por medio de la administración de los sacramentos (6), fuente de la gracia divina; por eso en sus parábolas afirmó que era semejante a un reino (7), a una casa (8), a un aprisco (9), y a una grey (10). Esta Iglesia, tan maravillosamente fundada, no podía ciertamente cesar ni extinguirse, muertos su Fundador y los Apóstoles que en un principio la propagaron, puesto que a ella se le había confiado el mandato de conducir a la eterna salvación a todos los hombres, sin excepción de lugar ni de tiempo: "Id, pues, e instruid a todas las naciones" (11), y en el cumplimiento continuo de este oficio, ¿acaso faltará a la Iglesia el valor ni la eficacia, hallándose perpetuamente asistida con la presencia del mismo Cristo, que solemnemente le prometió: "He aquí que yo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos"? (12) Por tanto, la Iglesia de Cristo no sólo ha de existir necesariamente hoy, mañana y siempre, sino también ha de ser exactamente la misma que fue en los tiempos apostólicos, si no queremos decir -y de ello estamos muy lejos- que Cristo Nuestro Señor no ha cumplido su propósito, o se engañó cuando dijo que las puertas del infierno no habían de prevalecer contra ella (13)

9. Un error capital del movimiento ecuménico en la pretendida unión de iglesias cristianas.

Y aquí se Nos ofrece ocasión de exponer y refutar una falsa opinión de la cual parece depender toda esta cuestión, y en la cual tiene su origen la múltiple acción y confabulación el de los católicos que trabajan, como hemos dicho, por la unión de las iglesias cristianas. Los autores de este proyecto no dejan de repetir casi infinitas veces las palabras de Cristo: "Sean todos una misma cosa. Habrá un solo rebaño y un solo pastor" (14), mas de tal manera las entienden, que, según ellos, sólo significan un deseo y una aspiración de Jesucristo, deseo que todavía no se ha realizado. Opinan, pues, que la unidad de fe y de gobierno, nota distintiva de la verdadera y única Iglesia de Cristo, no ha existido casi nunca hasta ahora, y ni siquiera hoy existe: podrá, ciertamente, desearse, y tal vez algún día se consiga, mediante la concordante impulsión de las voluntades; pero en entre tanto, habrá que considerarla sólo como un ideal.
 
"La división" de la Iglesia.
 
Añaden que la Iglesia, de suyo o por su propia naturaleza, está dividida en partes, esto es, se halla compuesta de varias comunidades distintas, separadas todavía unas de otras, y coincidentes en algunos puntos de doctrina, aunque discrepantes en lo demás, y cada una con los mismos derechos exactamente que las otras; y que la Iglesia sólo fue única y una, a lo sumo desde la edad apostólica hasta tiempos de los primeros Concilios Ecuménicos. Sería necesario pues -dicen-, que, suprimiendo y dejando a un lado las controversias y variaciones rancias de opiniones, que han dividido hasta hoy a la familia cristiana, se formule se proponga con las doctrinas restantes una norma común de fe, con cuya profesión puedan todos no ya reconocerse, sino sentirse hermanos; y cuando las múltiples iglesias o comunidades estén unidas por un pacto universal, entonces será cuando puedan resistir sólida y fructuosamente los avances de la impiedad..

Esto es así tomando las cosas en general, Venerables Hermanos; mas hay quienes afirman y conceden que el llamado Protestantismo ha desechado demasiado desconsideradamente ciertas doctrinas fundamentales de la fe y algunos ritos del culto externo ciertamente agradables y útiles, los que la Iglesia Romana por el contrario aún conserva; añaden sin embargo en el acto, que ella ha obrado mal porque corrompió la religión primitiva por cuanto agregó y propuso como cosa de fe algunas doctrinas no sólo ajenas sino más bien opuestas al Evangelio, entre las cuales se enumera especialmente el Primado de jurisdicción que ella adjudica a Pedro y a sus sucesores en la sede Romana.

En el número de aquellos, aunque no sean muchos, figuran también los que conceden al Romano Pontífice cierto Primado de honor o alguna jurisdicción o potestad de la cual creen, sin embargo, que desciende no del derecho divino sino de cierto consenso de los fieles. Otros en cambio aun avanzan a desear que el mismo Pontífice presida sus asambleas, las que pueden llamarse "multicolores". Por lo demás, aun cuando podrán encontrarse a muchos no católicos que predican a pulmón lleno la unión fraterna en Cristo, sin embargo, hallarás pocos a quienes se ocurre que han de sujetarse y obedecer al Vicario de Jesucristo cuando enseña o manda y gobierna. Entre tanto asevera que están dispuestos a actuar gustosos en unión con la Iglesia Romana, naturalmente en igualdad de condiciones jurídicas, o sea de iguales a igual; mas si pudieran actuar no parece dudoso de que lo harían con la intención de que por un pacto o convenio por establecerse tal vez, no fueran obligados a abandonar sus opiniones que constituyen aun la causa por qué continúan errando y vagando fuera del único redil de Cristo.

10. La Iglesia Católica no puede participar en semejantes uniones

Siendo todo esto así, claramente se ve que ni la Sede Apostólica puede en manera alguna tener parte en dichos Congresos, ni de ningún modo pueden los católicos favorecer ni cooperar a semejantes intentos; y si lo hiciesen, darían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y verdadera Iglesia de Cristo.

11. La verdad revelada no admite transacciones

¿Y habremos Nos de sufrir -cosa que sería por todo extremo injusta- que la verdad revelada por Dios, se rindiese y entrase en transacciones? Porque de lo que ahora se trata es de defender la verdad revelada. Para instruir en la fe evangélica a todas las naciones envió Cristo por el mundo todo a los Apóstoles; y para que éstos no errasen en nada, quiso que el Espíritu Santo les enseñase previamente toda la verdad (15); ¿y acaso esta doctrina de los Apóstoles ha descaecido del todo, o siquiera se ha debilitado alguna vez en la Iglesia, a quien Dios mismo asiste dirigiéndola y custodiándola? Y si nuestro Redentor manifestó expresamente que su Evangelio no sólo era para los tiempos apostólicos, sino también para las edades futuras, ¿habrá podido hacerse tan obscura e incierta la doctrina de la Fe, que sea hoy conveniente tolerar en ella hasta las opiniones contrarias entre sí? Si esto fuese verdad, habría que decir también que el Espíritu Santo infundido en los apóstoles, y la perpetua permanencia del mismo Espíritu en la Iglesia, y hasta la misma predicación de Jesucristo, habría perdido hace muchos siglos toda utilidad y eficacia; afirmación que sería ciertamente blasfema.

12. La Iglesia Católica depositaria infalible de la verdad

Ahora bien: cuando el Hijo Unigénito de Dios mandó sus legados que enseñasen a todas las naciones, impuso a todos los hombres la obligación de dar fe a cuanto les fuese enseñado por los testigos predestinados por Dios (16); obligación que sancionó de este modo: el que creyere y fuere bautizado, se salvará; mas el que no creyere será condenado (17). Pero ambos preceptos de Cristo, uno de enseñar y otro de creer, que no pueden dejar de cumplirse para alcanzar la salvación eterna, no pueden siquiera entenderse si la Iglesia no propone, íntegra y clara la doctrina evangélica y si al proponerla no está ella exenta de todo peligro de equivocarse. Acerca de lo cual van extraviados también los que creen que sin duda existe en la tierra el depósito de la verdad, pero que para buscarlo hay que emplear tan fatigosos trabajos, tan continuos estudios y discusiones, que apenas basta la vida de un hombre para hallarlo y disfrutarlo: como si el benignísimo Dios hubiese hablado por medio de los Profetas y de su Hijo Unigénito para que lo revelado por éstos sólo pudiesen conocerlo unos pocos, y ésos ya ancianos; y como si esa revelación no tuviese por fin enseñar la doctrina moral y dogmática, por la cual se ha de regir el hombre durante el curso de su vida moral.  
13. Sin fe, no hay verdadera caridad.

Podrá parecer que dichos "pancristianos", tan atentos a unir las iglesias, persiguen el fin nobilísimo de fomentar la caridad entre todos los cristianos. Pero, ¿cómo es posible que la caridad redunde en daño de la fe? Nadie, ciertamente, ignora que San Juan, el Apóstol mismo de la caridad, el cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto Amaos unos a los otros, prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que no profesasen, íntegra y pura, la doctrina de Jesucristo: Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, y ni siquiera le saludéis (18), Siendo, pues, la fe íntegra y sincera, como fundamento y raíz de la caridad, necesario es que los discípulos de Cristo estén unidos principalmente con el vínculo de la unidad de fe.

14. Unión irrazonable.

Por tanto, ¿cómo es posible imaginar una confederación cristiana, cada uno de cuyos miembros pueda, hasta en materias de fe, conservar su sentir y juicio propios aunque contradigan al juicio y sentir de los demás? ¿y de qué manera, si se nos quiere decir, podrían formar una sola y misma Asociación de fieles los hombres que defienden doctrinas contrarias, como, por ejemplo, los que afirman y los que niegan que la sagrada Tradición es fuente genuina de la divina Revelación; los que consideran de institución divina la jerarquía eclesiástica, formada de Obispos, presbíteros y servidores del altar, y los que afirman que esa Jerarquía se ha introducido poco a poco por las circunstancias de tiempos y de cosas; los que adoran a Cristo realmente presente en la Sagrada Eucaristía por la maravillosa conversión del pan y del vino, llamada "transubstanciación", y los que afirman que el Cuerpo de Cristo está allí presente sólo por la fe, o por el signo y virtud del Sacramento; los que en la misma Eucaristía reconocen su doble naturaleza de sacramento y sacrificio, y los que sostienen que sólo es un recuerdo o conmemoración de la Cena del Señor; los que estiman buena y útil la suplicante invocación de los Santos que reinan con Cristo, sobre todo de la Virgen María Madre de Dios, y la veneración de sus imágenes, y los que pretenden que tal culto es ilícito por ser contrario al honor del único Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo? (19).

15. Resbaladero hacia el indiferentismo y el modernismo

Entre tan grande diversidad de opiniones, no sabemos cómo se podrá abrir camino para conseguir la unidad de la Iglesia, unidad que no puede nacer más que de un solo magisterio, de una sola ley de creer y de una sola fe de los cristianos. En cambio, sabemos, ciertamente que de esa diversidad de opiniones es fácil el paso al menosprecio de toda religión, o "indiferentismo", y al llamado "modernismo", con el cual los que están desdichadamente inficionados, sostienen que la verdad dogmática no es absoluta sino relativa, o sea, proporcionada a las diversas necesidades de lugares y tiempos, y a las varias tendencias de los espíritus, no hallándose contenida en una revelación inmutable, sino siendo de suyo acomodable a la vida de los hombres.

Además, en lo que concierne a las cosas que han de creerse, de ningún modo es lícito establecer aquélla diferencia entre las verdades de la fe que llaman fundamentales y no fundamentales, como gustan decir ahora, de las cuales las primeras deberían ser aceptadas por todos, las segundas, por el contrario, podrían dejarse al libre arbitrio de los fieles; pues la virtud de la fe tiene su causa formal en la autoridad de Dios revelador que no admite ninguna distinción de esta suerte. Por eso, todos los que verdaderamente son de Cristo prestarán la misma fe al dogma de la Madre de Dios concebida sin pecado original como, por ejemplo, al misterio de la augusta Trinidad; creerán con la misma firmeza en el Magisterio infalible del Romano Pontífice, en el mismo sentido con que lo definiera el Concilio Ecuménico del Vaticano, como en la Encarnación del Señor.

No porque la Iglesia sancionó con solemne decreto y definió las mismas verdades de un modo distinto en diferentes edades o en edades poco anteriores han de tenerse por no igualmente ciertas ni creerse del mismo modo. ¿No las reveló todas Dios?

Pues, el Magisterio de la Iglesia el cual por designio divino fue constituido en la tierra a fin de que las doctrinas reveladas perdurasen incólumes para siempre y llegasen con mayor facilidad y seguridad al conocimiento de los hombres aun cuando el Romano Pontífice y los Obispos que viven en unión con él, lo ejerzan diariamente, se extiende, sin embargo, al oficio de proceder oportunamente con solemnes ritos y decretos a la definición de alguna verdad, especialmente entonces cuando a los errores e impugnaciones de los herejes deben más eficazmente oponerse o inculcarse en los espíritus de los fieles, más clara y sutilmente explicados, puntos de la sagrada doctrina

Mas por ese ejercicio extraordinario del Magisterio no se introduce, naturalmente ninguna invención, ni se añade ninguna novedad al acervo de aquellas verdades que en el depósito de la revelación, confiado por Dios a la Iglesia, no estén contenidas, por lo menos implícitamente, sino que se explican aquellos puntos que tal vez para muchos aun parecen permanecer oscuros o se establecen como cosas de fe los que algunos han puesto en tela de juicio.

16. La única manera de unir a todos los cristianos

Bien claro se muestra, pues, Venerable Hermanos, por qué esta Sede Apostólica no ha permitido nunca a los suyos que asistan a los citados congresos de acatólicos; porque la unión de los cristianos no se puede fomentar de otro modo que procurando el retorno de los disidentes a la única y verdadera Iglesia de Cristo, de la cual un día desdichadamente se alejaron; a aquella única y verdadera Iglesia que todos ciertamente conocen y que por la voluntad de su Fundador debe permanecer siempre tal cual El mismo la fundó para la salvación de todos. Nunca, en el transcurso de los siglos, se contaminó esta mística Esposa de Cristo, ni podrá contaminarse jamás, como dijo bien San Cipriano: No puede adulterar la Esposa de Cristo; es incorruptible y fiel. Conoce una sola casa y custodia con casto pudor la santidad de una sola estancia (20). Por eso se maravillaba con razón el santo Mártir de que alguien pudiese creer que esta unidad, fundada en la divina estabilidad y robustecida por medio de celestiales sacramentos, pudiese desgarrarse en la Iglesia, y dividirse por el disentimiento de las voluntades discordes (21). Porque siendo el cuerpo místico de Cristo, esto es, la Iglesia, uno (22), compacto y conexo (23), lo mismo que su cuerpo físico, necedad es decir que el cuerpo místico puede constar de miembros divididos y separados; quien, pues, no está unido con él no es miembro suyo, ni está unido con su cabeza, que es Cristo (24).

17. La obediencia al Romano Pontífice.

Ahora bien, en esta única Iglesia de Cristo nadie vive y nadie persevera, que no reconozca y acepte con obediencia la suprema autoridad de Pedro y de sus legítimos sucesores. ¿No fue acaso al Obispo de Roma a quien obedecieron, como a sumo Pastor de las almas, los ascendientes de aquellos que hoy yacen anegados en los errores de Focio, y de otros novadores?

Alejáronse ¡ay! los hijos de la casa paterna, que no por eso se arruinó ni pereció, sostenida como está perpetuamente por el auxilio de Dios. Vuelvan, pues, al Padre común, que olvidando las injurias inferidas ya a la Sede Apostólica, los recibirá amantísimamente. Porque, si, como ellos repiten, desean asociarse a Nos y a los Nuestros, ¿Por qué no se apresuran a venir a la Iglesia, madre y maestra de todos los fieles de Cristo? (25). Oigan como clamaba en otro tiempo Lactancio: Sólo la Iglesia Católica es la que conserva el culto verdadero, Ella es la fuente de la verdad, la morada de la Fe, el templo de Dios, quienquiera que en él no entre o de él salga, perdido ha la esperanza de vida y de salvaci6n, Menester es que nadie se engañe a sí mismo con pertinaces discusiones, Lo que aquí se ventila es la vida y la salvación, a la cual si no se atiende con diligente cautela, se perderá y se extinguirá (26).

18. Llamamiento a las sectas disidentes

Vuelvan, pues, a la Sede Apostólica, asentada en esta ciudad de Roma, que consagraron con su sangre los Príncipes de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, a la Sede raíz y matriz de la Iglesia Católica (27); vuelvan los hijos disidentes, no ya con el deseo y la esperanza de que la Iglesia de Dios vivo, la columna y el sostén de la verdad (28) abdique de la integridad de su fe, y consienta los errores de ellos, sino para someterse al magisterio y al gobierno de ella. Pluguiese al Cielo alcanzásemos felizmente Nos, lo que no alcanzaron tantos predecesores Nuestros; el poder abrazar con paternales entrañas a los hijos que tanto nos duele ver separados de Nos por una funesta división.

Plegaria a Cristo y a Maria.

Y ojalá Nuestro Divino Salvador, el cual quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad (29), oiga Nuestras ardientes oraciones para que se digne llamar a la unidad de la Iglesia a cuantos están separados de ella.

Con este fin, sin duda importantísimo, invocamos y queremos que se invoque la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Divina Gracia, develadora de todas las herejías y Auxilio de los cristianos, para que cuanto antes nos alcance la gracia de ver alborear el deseadísimo día en que todos los hombres oigan la voz de su divino Hijo, y conserven la unidad del Espíritu Santo con el vínculo de la paz (30).

19. Conclusión y Bendición Apostólica.

Bien comprendéis, Venerables Hermanos, cuánto deseamos Nos este retorno, y cuánto anhelamos que así lo sepan todos Nuestros hijos, no solamente los católicos, sino también los disidentes de Nos; los cuales, si imploran humildemente las luces del cielo, reconocerán, sin duda, a la verdadera Iglesia de Cristo, y entrarán, por fin, en su seno, unidos con Nos en perfecta caridad. En espera de tal suceso, y como prenda y auspicio de los divinos favores, y testimonio de Nuestra paternal benevolencia, a vosotros, Venerables Hermanos, y a vuestro Clero y pueblo, os concedemos de todo corazón la Apostólica Bendición

Dado en San Pedro de Roma, el día 6 de enero, fiesta de la Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo, el año 1928, sexto de Nuestro Pontificado.

Papa Pío XI

NOTAS
 
(1) Juan, 17, 21. (2) Juan, 13, 35
(3) Hebr. 1, 1-2.
(4) Mat. 16, 15.
(5) Marc. 16, 15
(6) Juan 3, 5; 6, 48-59; 20, 22. Juan 18, 18.
(7) Mat. 13, 24, 31, 33, 44, 47.
(8) Ver Mat. 16, 18.
(9) Juan 10, 16.
(10) Juan 21, 15-17.
(11) Mat. 28, 19.
(12) Mat. 28, 20. (13) Mat. 16, 18. (14) Juan 17, 21; 19,16. (15) Juan 16, 13. 
(16) Act. 10, 41. (17) Marc. 16, 16. (18) IIJuan vers. 10. (19) Ver I Tim. 2, 5. (20) San Cipriano. De la Unidad de la Iglesia (Migne P. L. 4, col. 518-519)
(21) San Cipriano. De la Unidad de la Iglesia (Migne P. L. 4, col 519-B y 520-A. (22) I Cor. 12, 12. (23) Efes. 4, 15 (24) Efes. 5, 30; 1, 22. (25) Concilio Lateranense IV, c. 5 (Denz-Umb. 436) (26) Lactancio. Div. Inst. 4, 30. (Corp. Scr. E. Lat., vol. 19, pag. 397, 11-12; Migne P.L. 6, col. 542-B a 543-A). (27) San Cipriano. Carta 38 a Cornelio 3. (Entre las cartas de San Cornelio Papa III; Migne P.L. 3, col. 733-B). (28) I Tim. 3, 15. (29) I Tim. 2, 4. (30) Efes. 4, 3.

SE VIENE EL FIN DE LOS "ECCLESIA DEI": FRANCISCO I SE OPONE A LA MISA TRIDENTINA

Desde PANORAMA CATÓLICO INTERNACIONAL- Vía MILES CHRISTI


Francisco decidió prohibirle a las congregaciones religiosas celebrar la Misa Indultada

La primera vez que Francisco contradice a Benedicto

Ello aconteció respecto al punto neurálgico de la Misa en rito antiguo. Ratzinger permitió la celebración a todos. Bergoglio la ha prohibido a una orden religiosa que la prefería.
ROMA, 29 de julio de 2013 – Un punto sobre el cual Jorge Mario Bergoglio estaba al acecho, luego de su elevación al papado, era el de la Misa en rito antiguo.

Francisco I, modernista hasta los tuétanos

Algunos preveían que el papa Francisco no habría de desviarse de la línea de su predecesor, quien había liberalizado la celebración de la Misa en rito antiguo como forma "extraordinaria" del rito moderno, con el Motu Proprio "Summorum pontificum", del 7 de julio de 2007, y con la posterior Instrucción "Universæ ecclesiæ" del 13 de mayo de 2011.

Otros pronosticaban por parte de Francisco una restricción –o directamente una cancelación– de la posibilidad de celebrar la Misa con el rito anterior al Concilio Vaticano II, inclusive al costo de contradecir las resoluciones del todavía viviente Benedicto XVI.

Al leer un Decreto emitido por la Congregación vaticana para los Religiosos, poco antes del viaje de Francisco a Brasil, con la aprobación explícita del mismo Papa, se debería dar más razón a los segundos que a los primeros.

El Decreto tiene fecha del 11 de julio del 2013, el número de protocolo 52741/2012 y las firmas del prefecto de la Congregación, el cardenal Joao Braz de Aviz, focolar, y del secretario de la misma, el arzobispo José Rodríguez Carballo, franciscano.

Braz de Aviz es el único alto dirigente de la curia de nacionalidad brasileña, motivo por el cual ha acompañado a Francisco en su viaje a Río de Janeiro. Tiene fama de progresista, aunque más le corresponde la de confuso. Y será uno de los primeros en saltar, apenas tome cuerpo la reforma de la curia anunciada por Francisco.

Joao Braz de Avis (perteneciente a los Focolares), Superior de la Congregación conciliar para los Religiosos. Es modernista, pero será despojado de su cargo por Francisco I

Por el contrario, Rodríguez Carballo goza de la plena confianza del Papa. Su promoción a número dos de la Congregación fue querida por el mismo Francisco, al comienzo de su pontificado.

Es difícil entonces pensar que el papa Bergoglio no se haya dado cuenta de lo que aprobaba, cuando le fue presentado el Decreto antes de su publicación.

El Decreto instituye un comisario apostólico – en la persona del fraile capuchino Fidenzio Volpi – a la cabeza de todas las comunidades de la Congregación de los Hermanos Franciscanos de la Inmaculada.

Ya esto es motivo de asombro, porque los Franciscanos de la Inmaculada es una de las más florecientes comunidades religiosas nacida en las últimas décadas en el interior de la Iglesia Católica, con ramas masculinas y femeninas, con numerosas y jóvenes vocaciones, difundida en varios continentes y con una misión también en Argentina.

Se reivindican como fieles a la Tradición, en pleno respeto del magisterio de la Iglesia. Tan cierto es esto que en sus comunidades celebran Misas tanto en rito antiguo como en rito moderno, como por otra parte hacen en todo el mundo centenares de otras comunidades religiosas –para dar un solo ejemplo: los benedictinos de Nursia– aplicando el espíritu y la letra del Motu Proprio "Summorum pontificum", de Benedicto XVI.

Pero precisamente esto ha sido criticado por un núcleo de disidentes internos, quienes han apelado a las autoridades vaticanas lamentando la excesiva propensión de su Congregación a celebrar la Misa en rito antiguo, con el efecto de crear exclusiones y contraposiciones dentro de la comunidad, minar la unidad interna y, peor todavía, de debilitar el más general "sentire cum Ecclesia".

Las autoridades vaticanas respondieron enviando un año atrás un visitador apostólico. Y ahora se produce el nombramiento del comisario.

Pero lo que más sorprende son los últimos cinco renglones del Decreto del 11 de julio:

"Además de lo expuesto, el Santo Padre Francisco ha dispuesto que cada uno de los religiosos de la Congregación de los Frailes Franciscanos de la Inmaculada está obligado a celebrar la liturgia según el rito ordinario y que, eventualmente, el uso de la forma extraordinaria (Vetus Ordo) deberá ser explícitamente autorizada [sic] por las autoridades competentes, para cada religioso y/o comunidad que lo pida".

El asombro deriva del hecho que lo que se decreta contradice las disposiciones provistas por Benedicto XVI, que para la celebración de la Misa en rito antiguo “sine populo” no exigen ningún pedido previo de autorización:

"Ad talem celebrationem secundum unum alterumve Missale, sacerdos nulla eget licentia, nec Sedis Apostolicae nec Ordinarii sui" (1).

Mientras que para las Misas "cum populo" estipulan algunas condiciones, pero siempre asegurando la libertad para celebrar.

En general, contra un Decreto de una Congregación vaticana es posible presentar un recurso al tribunal supremo de la Signatura Apostólica, actualmente presidida por un cardenal, el estadounidense Raymond Leo Burke, considerado amigo de los tradicionalistas.

El Cardenal Raymond Leo Burke, prefecto del Tribunal  Supremo de la Signatura Apostólica (la máxima instancia vaticana en materias penal y administrativa), es defensor de los tradicionalistas dentro de la iglesia conciliar

Pero si el Decreto es objeto de aprobación en forma específica por parte del Papa, como parece ocurrir en este caso, el recurso no es admitido.

Los Franciscanos de la Inmaculada deberán atenerse a la prohibición de celebrar la Misa en rito antiguo a partir del domingo 11 de agosto.

¿Y qué sucederá ahora, no sólo entre ellos sino en toda la Iglesia?

Benedicto XVI estaba convencido que “las dos formas del uso del rito romano pueden enriquecerse recíprocamente”. Así lo había explicitado en la acongojada carta a los obispos de todo el mundo, con la que había acompañado el Motu Proprio "Summorum pontificum":

Pero de aquí en adelante no es más así, al menos no para todos. A los Franciscanos de la Inmaculada, obligados a celebrar la Misa sólo en la forma moderna, no les quedará más que un solo modo para atesorar lo que también patrocinaba Benedicto XVI: "manifestar" también en esta forma, "con más fuerza que la que se acostumbraba hasta ahora, esa sacralidad que atrae a muchos al uso antiguo".

Es un hecho que se ha resquebrajado un punto de referencia del pontificado de Joseph Ratzinger. De una excepción que muchos temen –o respaldan– se convertirá rápidamente en regla.
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(1) Curiosamente, todavía seis años después de su publicación, el Motu Proprio "Summorum Pontificum" de Benedicto XVI sigue estando presente en la página web de la Santa Sede, pero solamente en dos idiomas y entre los menos conocidos: el latín y el húngaro.
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La página web de los Franciscanos de la Inmaculada.

Fuente: Chiesa

Comentario Druídico: Recordemos un intento de destruir a la FSSP en los últimos años del reinado de Juan Pablo II. Allí el P. Arnauld Devillers (no confundir con Guillieme, sacerdote, de la FSSPX) en entendimiento con algunos funcionarios del Vaticano intrigó por eliminar el rito tradicional en la congregación, en su momento sin éxito. Pero tuvo a la congregación en vilo durante años.
Si sumamos indicios, parece ser lo que se viene. Duros tiempos para los tradicionalistas "legales".

lunes, 22 de julio de 2013

AHORA SÍ ESTÁ COMPLETO EL GUATEQUE DE LA JMJ 2013: MISAS PSEUDO-TRADICIONALES EN EL EVENTO

NOTA: Guateque es una fiesta popular donde la gente se reúne para bailar, cantar y divertirse.

El motivo de la intitulación de nuestro presente artículo es porque, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud que comenzara hoy en Río de Janeiro (Brasil), habrá eventos para todos los gustos conciliares (y uno que otro de esos católicos perplejos que tanto abundan). Además de la bendición de Francisco I vía Twitter, víacrucis modernos y demás eventos, habrá Misa Tridentina. Leíste bien, HABRÁ MISA TRIDENTINA. y si resulta increíble, aquí te mostramos el folleto promocional:

Propagandas de la Misa en la Forma Extraordinaria

Estas Misas serán presididas por la Administración Apostólica Personal San Juan María Vianney (los traidores a Mons. Castro Mayer). Y el itinerario completo está aquí.

HABLANDO SERIAMENTE: En el orden natural y espiritual, la tendencia siempre es la unidad, unicidad y conservación del Orden legítimo. Por ello es inadmisible que coexistan en armonía dos realidades enemigas a muerte entre sí (la Iglesia Católica y la secta conciliar). Aparte, es ridículo que en una misma religión existan dos rituales contrapuestos (la Misa Tridentina y el Novus Ordo Missae). Pero no pidamos al demonio que rece el Rosario: Estamos frente a la Iglesia Conciliar del Vaticano II, y la Abominación desoladora de la que hablara San Daniel Profeta.

San Daniel profeta, al anunciar la Abominación desoladora, profetizó la aparición del Novus Ordo Missae

Decíamos en el pie de una ilustración del artículo LA AGONÍA DE LA FRATERNIDAD SACERDOTAL SAN PEDRO, que "la Causa Católica no es solamente recuperar la Misa porque sí, sino por aquello que esa Misa representa: EL DOGMA DE LA FE". Y es verdad: SÓLO LA FE CATÓLICA TRADICIONAL es nuestra salvaguarda frente al infernal Nuevo Orden Mundial judeomasónico-illuminati y la religión ecuménica mundial que pretende imponer.

ORACIÓN DE RUPTURA CONTRA EL CULTO DE LA "SANTA MUERTE"

Desde ORACIONES PODEROSAS DEL EJÉRCITO MARIANO


San Miguel Arcángel, enemigo de satanás y sus huestes infernales

Se rocían con agua bendita las personas que vayan a estar en el momento de quitar y de romper las imágenes diabólicas de la llamada "santa muerte" o "niña blanca" y se dice:

“En mi carácter de bautizado y en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, ante el cual se dobla toda rodilla en el Cielo, en la tierra, en los infiernos y en todo lugar, yo ato y amordazo todo espíritu maligno que traiga unida esta(s) imagen(es) del demonio mal llamado "Santa Muerte" o “Niña Blanca”, pues no se trata de ninguna santa y estas imágenes o representaciones sí atraen al espíritu de muerte; lo(s) dejo ciego(s), sordo(s), mudo(s) e impedidos de causarnos más confusión, separación, daños y hasta la misma muerte; les prohíbo cobrar venganzas en contra nuestra, de nuestras familias y de todo cuanto somos, tenemos y tendremos por voluntad de Dios.

Rompo, destruyo y nulifico todo poder maligno conjurado por el maleficiero que ritualizó esta imagen, quemándolo con el fuego del Espíritu Santo y bañándola con la Preciosa Sangre de Cristo, con la cual me cubro y me protejo. Prohíbo a estos espíritus malignos volver a esta casa (edificio, fábrica, oficinas, escuela, etc.); les prohíbo regresar a esta misma imagen (rociarla con agua bendita y exorcizada); y pido perdón a Dios por el culto que le dio (le dieron) a esta imagen (nombre de la(s) persona(s) que le daba culto y confiaba en esa imagen de culto demoniaco), pues Tú, ¡Oh Dios! eres el único en quien confío y amo sobre todas las cosas; y eres el Señor y Dios de esta casa (recinto, etc.), pues eres Dios Todopoderoso, Uno y Trino, te consagro mi casa, posesiones y nuestras personas para que reines con nosotros aquí y en todas partes, ahora y por siempre hasta que lleguemos a tu Santa Morada en el Cielo”.

Luego se dice tres veces: ¡En el Nombre de Dios Padre, de Dios Hijo Nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo! Amén, Amén, Amén.

¡Y Tú, Virgen María De Guadalupe, que Aplastas la cabeza de la Serpiente (Gen. 3,15) y vences al dragón infernal (Apoc. 12,1ss), Madre y Reina nuestra y de toda la Iglesia y de cuanto existe y ha sido creado, bendícenos y protégenos aplastando la cabeza de estos espíritus infernales; enviándolos encadenados por San Miguel Arcángel al infierno para que no vuelvan más, Así Sea!

HOMENAJE A S.A.R. DON SIXTO ENRIQUE DE BORBÓN

Desde EL MATINER CARLÍ- Vía MILES CHRISTI

Su Alteza Real Don Sixto Enrique de Borbón, Abanderado de la Tradición

En el cumpleaños de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón y Borbón-Busset, esperanza de las Españas.
(Jesús de Castro)

El tetralema del carlismo por el que desde 1833 se han desvivido multitud de estirpes y familias reviviendo la tradición religiosa y política de las Españas resultaría sin sentido en caso de carecer del carácter regio del pueblo encarnado en la persona del Rey o el Príncipe. Conforme al pensamiento clásico libre de toda heterodoxia malsana, la monarquía se caracteriza siempre por el mando de uno, la legitimidad familiar y el origen divino del poder, es decir, la sacralización del poder de la cual carecen los hodiernos Estados llamados democráticos y constitucionales (o constitucionalistas siguiendo el pensamiento político de D. Pietro Giuseppe Grasso) en el que tal desacralización con la consiguiente secularización darían lugar a los “Estados modernos” del llamado Derecho nuevo.

Cuando hoy nos detenemos en considerar la progresiva delicuescencia de lo que fueron los Estados católicos afectando en última instancia temporal a España encontramos en la mayoría de los casos un denominador común que antecede a la deriva del Derecho iusnaturalista clásico: la pérdida de la monarquía tradicional por medio de los poderes fácticos que asfixian a los pueblos otrora llamados Cristiandad. [i] Conforme en estos pueblos se fue desmoronando la tradición encarnada en la monarquía representativa y tradicional a la par que era sustituida por regímenes dictatoriales o liberales observamos esa ruptura de la tradición que desde el instante en que se merma desde las alturas institucionales con la propia reacción del pueblo marcadamente fiel a sus reyes y a su religión[ii] que veía cómo se le imponían regímenes completamente ajenos a su constitución histórica. No tardarían, así, en llegar los continuos cambios de poder y los dictados del iuspositivismo racionalista plasmados en numerosas constituciones democráticas y contrarias al iusnaturalismo clásico.

En numerosas ocasiones serían aquellos más cercanos a la familia legítima quienes traicionaran la tradición situándose cual traditor.

Frente a todos los cambios que parecían representar un cataclismo ora histórico, ora jurídico en los pueblos de tradición católica la legitimidad encarnada en los reyes en el exilio continuaría siendo defendida con una labor infatigable que arma al brazo y pluma en mano haría llegar y transmitir el legado de la tradición a las siguientes generaciones y estirpes. La tradición que fuera la de las Españas como machaconamente repitiera el profesor D. Francisco Elías de Tejada que transcribo a continuación para esclarecer la visión del eximio profesor: “Históricamente, la tradición de las Españas es el haz unitario, el cálido crisol donde se integran y sintetizan los conjuntos de las tradiciones de cada uno de los pueblos componentes. O sea, es la tradición única, pero variada y multiforme, en sus expresiones sociales e históricas a tenor de la idea de los fueros. En la Península Ibérica comprende las tradiciones particulares de Asturias, Galicia, León y Portugal; de Castilla, Navarra y Vascongadas; de Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares; de Extremadura, la Mancha y Murcia; de Jaén, Córdoba, Sevilla y Granada; de Canarias. En América comprende la de todos los pueblos que hay desde el Río Grande del Norte y las misiones de Florida, Tejas y California, hasta los estrechos descubiertos por Fernando de Magallanes. En Oceanía, la de Filipinas y otras más menudas. En Asia y África, las de las provincias portuguesas en ambos continentes. Y en Europa, la Europa geográfica, los pedazos que un tiempo fueron hispanos en plenitud de ideas, de gestas y de sentires, como Nápoles y el Franco-Condado, Cerdeña y Flandes, Sicilia y el Milanesado, Malta y el Finale. Todos ellos, pueblos partícipes en la empresa universal que capitaneó Castilla y sostuvo León, la soñadora de imperios. Tal variedad era el aspecto interno de una solidísima unidad exterior, cimentada en la fuerza inquebrantable de la vigencia de la fe religiosa y de la pasión monárquica, del sentido católico misionero y de la lealtad al rey común de las Españas. La variedad foral fue posible porque cristalizaba en realidades de historia cuajada en culturas y en instituciones aquella ciclópea ilusión de servir mancomunadamente al mismo Dios y al mismo rey”.[iii]

En los hodiernos regímenes que ocupan los territorios que forman las Españas y sin los cuales no se entendería un ápice de la historia y la tradición de tales pueblos, podría pensar que el iuspositivismo imperante en tales pueblos impuesto a pesar de la reacción del pueblo[iv] de las Españas que sería marcadamente antiliberal y como diría el maestro (D. Marcelino Menéndez Pelayo) en su Historia de los heterodoxos españoles al referirse a las herejías y heterodoxias que arrasaban en otros lugares del Orbe y el escaso éxito en España de tales heterodoxias (ora donatistas, ora luciferianas, ora arrianas, ora gnósticas, ora mahometizantes) escribía: “Quiso Dios que por nuestro suelo apareciesen, tarde o temprano, todas las herejías, para que de ninguna manera pudiera atribuirse a aislamiento o intolerancia esa unidad preciosa , sostenida con titánicos esfuerzos en todas las edades contra el espíritu del error. Y hoy, por misericordia divina, puede escribirse esta historia[v] mostrando que todas las heterodoxias pasaron, pero que la verdad permanece, y a su lado está el mayor número de españoles, como los mismo adversarios confiesan. Y si pasaron los errores antiguos, así acontecerá con los que hoy deslumbran, y volveremos a tener un solo corazón y una alma sola, y la unidad, que hoy no está muerta, sino oprimida, tornará a imponerse, traída por la unánime voluntad de un gran pueblo, ante el cuál nada significa la escasa grey de impíos e indiferentes”[vi]

Así pasaron y pasarán pues tras el correr del tiempo desde 1833, con la encarnación de la legitimidad en el exilio significando la esperanza de las Españas, desde D. Carlos V hasta D. Javier I de Borbón Parma y el Príncipe D. Sixto Enrique de Borbón, el carlismo vive y vivirá mientras siga encarnada la única tradición en las flores de lis de las legítimas familias y hoy en S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón que es la esperanza y salvaguarda de las Españas.

Baste como coda la exposición de ciertas opiniones respecto a los regímenes parlamentarios hodiernos y contrarios a la tradición de las Españas encarnada en la legitimidad familiar y , por ende, en la monarquía tradicional y representativa, que antes del eminente profesor Danilo Castellano, por ejemplo, en Constitución y secularización (Costituzione e secolarizazione) sería advertido por Harold J. Lasky: “un Parlamento no es una colección de expertos distinguidos; si lo fuese, tendría aún peor éxito del que tiene, porque de que un hombre sea eminente en los negocios, en Ingeniería, en Economía, o en Medicina, no hay base para deducir que lo sea también en las tareas peculiares de un Parlamento; que un hombre sea capaz de construir acertadamente un puente o de penetrar en los misterios del átomo o de dirigir una gran empresa, no prueba su talento en el arte de dirigir un Estado”[vii] Frente a réplicas de “organizar la democracia”, el fundador de Action Française Charles Maurras escribiría de la siguiente forma con la poca ambigüedad que lo caracterizó como defensor a ultranza de la legitimidad y tradición: “No se organiza la democracia. No se democratiza la organización. Organizar la democracia es instituir aristocracias; democratizar una organización es introducir en ella la desorganización. Organizar significa diferenciar, es decir, crear desigualdades útiles; democratizar es igualar, o sea, establecer en lugar de las diferencias, de las desigualdades, de las organizaciones, la igualdad, que es estéril e incluso mortal”[viii].

Valgan las opiniones de los eximios pensadores referidos como reacción y defensa de la legítima monarquía tradicional y representativa que a diferencia de las hodiernas formas de gobierno y desgobierno corresponden con la esencia de las Españas encarnada hoy en la persona de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón y Borbón-Busset hijo de S.M.C. Don Javier de Borbón Parma y Doña María Magadalena de Borbón-Busset. Es hoy la esperanza de las Españas para verse reconstruida sin conservar la destrucción sino el espíritu reaccionario que sepa volver a la grandeza de lo que engloba territorial, política y espiritualmente las Españas. Dejaré para acabar los versos del ilustre poeta D. José Pancorvo a S.A.R.

Príncipes Borbón Parma, Dios, Altezas Reales,
ama de Vuestros hijos al más reaccionario
como el que elige entre sus hojas espirituales
la oración más urgente de su devocionario.
Altezas de los lises, Dios, sagrados Borbones,
Dios, que os alzó diez siglos los áureos corazones,
hoy en día en que ve su honor más agraviado
más áurea ira os pide que en el tiempo dorado:
os pide abominar el bajamar oscuro
que sepulta las almas en sus lavas triunfales
porque flamas pretéritas llaman iras actuales
y a quien más reverbere le dará más futuro.
Y florece el futuro, con los lises de ayer
en su frente consagrada, Sixto Enrique de Borbón,
el Infante, Duque y Príncipe, el hijo del Rey Javier.
Y en el alba la melena se estremece del león.[ix]
 

NOTAS

[i] Aunque no me detendré en ello, me parece interesante hacer referencia al desarrollo que el Dr. Miguel Ayuso Torres hace de la Christianitas maior y la Christianitas minor en publicaciones como La constitución cristiana de los Estados, Ed. Scire, Barcelona o El Estado en su laberinto, Ed. Scire , Barcelona.

[ii] Recientemente ha sido publicado el trabajo del eximio tradicionalista italiano D. Francesco Maurizio di Giovine 1815-1861 De la Italia de los Tratados a la Italia de la Revolución, Ed. Scire, Barcelona, que resulta un retrato y desmitificación de la unificación italiana desde las esferas institucionales contra la voluntad de todo un pueblo.

[iii] Referencia en FRANCISCO ELÍAS DE TEJADA, 30 AÑOS DESPUÉS por Miguel Ayuso recogida en los Anales de la Fundación Francisco Elías de Tejada referente a la obra ¿QUÉ ES EL CARLISMO? Por el que fuera catedrático de la Universidad Hispalense de Sevilla junto al profesor D. Rafael Gambra Ciudad.

[iv] Al respecto del espíritu reaccionario ante la imperante legislación individualista fruto del llamado Derecho nuevo cabe recordar en los pueblos de la América hispana al ilustre escritor decimonónico D. José de la Riva Agüero que reafirmaría públicamente: “Conservador no, reaccionario sí”

[v] Viene a referirse a la importantísima obra Historia de los heterodoxos españoles.

[vi] Ibid. Libro 1, capítulo 3.

[vii] Harold J. Lasky, La democracia en crisis, Madrid, Revista de Derecho Privado, 1935. Recogido por Eugenio Vegas Latapie en Consideraciones sobre la democracia, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Madrid, 1965.

[viii] Charles Maurras, La democratie religieuse, París, 1921. 
 
[ix] José Pancorvo, Boinas rojas a Jerusalén, Lima.

domingo, 21 de julio de 2013

MARTÍN LUTERO ESTÁ EN EL INFIERNO POR SU SOBERBIA Y REBELIÓN CONTRA LA IGLESIA CATÓLICA


Visto que en Alemania celebrarán en el 2017 el 500º aniversario del nacimiento del protestantismo (y por ende, los homenajes a Martín Lutero por las autoridades locales), y que la iglesia conciliar del Vaticano II se sumará al evento (probablemente levantándole la excomunión y canonizándolo), queremos presentar el punto de vista 'políticamente incorrecto': que Martín Lutero SE ENCUENTRA CONDENADO EN EL INFIERNO. Por ello presentamos estas evidencias que lo comprueban:
  
Entrada de Martín Lutero en el Infierno

1ª EVIDENCIA: VISIÓN DE LA BEATA SOR MARÍA SERAFINA MICHELI
  
Beata Sor María Serafina del Sagrado Corazón de Jesús (en el siglo Clotilde Micheli), fundadora del Instituto de las Hermanas de los Ángeles

En 1883 la beata Sor María Serafina Micheli (1849-1911), fundadora del Instituto de las Hermanas de los Ángeles, pasaba por Eisleben, ciudad  de Sajonia, ciudad natal de Lutero.
  
Se festejaba, en aquel día, el cuarto centenario del nacimiento del gran hereje y heresiarca (nació el 10 noviembre de 1483), que dividió a Europa y a la Iglesia, causando grandes guerras. Con motivo de la celebración las calles estaban adornadas y de los balcones colgaban banderas. Entre las autoridades presentes se esperaba, de un momento a otro, la llegada del emperador Guillermo I, que debía presidir las celebraciones.
  
La beata, a pesar de observar el gran tumulto y agitación no estaba interesada en saber por qué ocurría toda esa agitación, porque su único deseo era ir a una iglesia para orar y hacerle una visita a Jesús Sacramentado. Después de caminar por algún tiempo, finalmente, encontró una, pero las puertas estaban cerradas. A pesar de ello, se arrodilló en las gradas para hacer sus oraciones. Pero, como era de noche, no se dio cuenta que estaba arrodillada delante de una iglesia protestante, y no en una Católica. Mientras oraba, se apareció el Ángel de la Guarda y le dijo: “Levántate, porque esta es una iglesia protestante”. Y añadió: “Yo quiero que veas el lugar donde Martín Lutero está condenado y la pena que paga en castigo de su orgullo”.
  
Luego de estas palabras vio un horribile abismo de fuego, en el cual eran atormentadas una innumerable cantidad de almas. En el fondo de aquella vorágine, vio a un hombre, Martín Lutero, que se distinguía entre los demás condenados: estaba rodeado de demonios que lo constreñían a estar de rodillas y todos (los demonios), armados de martillos, mientras se esforzaba en vano, le clavaban en la cabeza una gran estaca.
  
La monja pensaba: si el público allí presente viera esta escena dramática, ciertamente no rendiría honores, memoria, conmemoraciones ni celebraciones a tal personaje. Así, cuando cuando se le presentaba la oportunidad le recordaba a sus hermanas de religión sobre el deber de vivir en la humildad y el abandono de sí. Estaba convencida firmemente que Martín Lutero estaba condenado en el infierno sobre todo por el primer pecado capital: LA SOBERBIA. El orgullo lo hizo caer en pecado mortal, y lo condujo a la rebelión abierta contra la Iglesia Católica. Su conducta, su posición para con la Iglesia y su predicación fueron determinantes para engañar y conducir a muchas almas superficiales e incautas a la eterna ruina.
  
2º EVIDENCIA: RELATO DE FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS
  
Francisco de Quevedo viendo a Martín Lutero en el Infierno
Al cabo estaba el maldito Lutero con su capilla y sus mujeres, hinchado como un sapo y blasfemando. (...).Válgame Dios, dije llegándome a Lutero, ¿cómo ah, mal hombre -por no decir: cómo, ah, mal fraile-, te atreviste a decir que no se habían de adorar las imágenes, si en ellas no se adora sino la espiritual grandeza que a nuestro modo representan? (...). Dices también que Cristo pagó por todos y que no hay sino vivir como quisiéramos, porque El que me hizo a mí me salvará a mí sin mí; bien, me hizo a mí sin mí, pero, hecho, siente que yo destruya su obra y manche su pintura y borre su imagen. Y si, como confiesas, sintió en el primer hombre tanto un pecado que, por satisfacerle mostrando su amor, murió, ¿cómo te dejas decir que murió para darnos libertad de pecar quien siente tanto que pequemos? Y si murió y padeció Cristo para enseñarnos lo que cuesta un pecado, y lo que hemos de huirle ¿de dónde coliges que murió para darnos licencia para hacer delitos? Que satisfizo por todos es verdad, luego, ¿no tenemos que trabajar nosotros? ¡Mientes! pues hay que trabajar en no caer en otros y en pagar los cometidos delitos (...). Espántome, Lutero, de que supieses nada. ¿De qué te aprovecharon tus letras y agudeza?
3º EVIDENCIA: DECLARACIÓN DEL PADRE PÍO (Recogida por el padre Stefano Manelli)
PADRE PÍO DIJO QUE MARTÍN LUTERO ESTÁ EN EL INFIERNO Y LOS QUE LO SIGUEN TENDRÁN SU MISMO FIN
- P. Stefano Manelli F.I., fundador de los Franciscanos de la Inmaculada

Padre Pio dijo que Martín Lutero está en  el infierno y los cristianos que lo siguen encontrarán ese mismo fin, como también aquellos que no se someten al Papa y al Magisterio de la Iglesia Católica irán a parar al infierno.
El padre Stefano Manelli F.I., fundador de los Franciscanos de la Inmaculada, escribe que Martín Lutero, que se llamó a sí mismo Papa Lutero I y condenó al Papa de Roma, fue un gran hereje y está en el infierno.

El padre Manelli en Il Settimanale di Padre Pio (Enero 20 de 2013, pág. 1) dijo que los que hoy siguen a Lutero padecerán también los castigos del infierno.

En el mencionado semanario italiano, el padre Manelli mencionó que el Padre Pio dijo que los cristianos que creen poder comunicarse directamente con Dios irán también al infierno.

Lutero creyó que podía hablar directamente con Dios. Padre Pío dice que por ello Lutero está en el infierno.

El Padre Stefano Manelli en su columna semanal Il Pensiero di Padre Pio, Pianeta Padre Pio, escribió que Padre Pio criticó a aquellos cristianos que creen pueden hablar directamente con Dios y recibir de Él instrucciones y no someterse a la autoridad de la Iglesia Católica.

Ese también es un camino peligroso, escribe el padre Manelli, para los cristianos que creen que hay comunión con Dios sin su Vicario y la Iglesia Católica. Ellos están equivocados y en una ilusion, como se sabe, él escribe, FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA NO HAY SALVACIÓN.

Sobre este punto, Padre Pio, con simples palabras, las cuales fueron terribles, dijo que aquellos que creen poder comunicarse directamente con Dios, están en camino al infierno.

El final de Lutero fue horrible y angustioso, escribe, pero será también el mismo para todos los que creen en él. Se arriesgan a ir al infierno como Lutero, por no escuchar las enseñanzas de la Iglesia Católica.
Todo lo anterior sirva como reflexión para aquellos que buscan canonizar a quienes han sido en vida notorios e impenitentes herejes (Martín Lutero, Juan Hus, María Valtorta, JPII...), y de este modo desbancan los dogmas de la Fe y anatematizan a los santos tradicionales (que por defender la Iglesia llegaron a empuñar las armas y a aceptar el martirio).