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jueves, 29 de noviembre de 2018

NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

Novena compuesta por un religioso del convento del Seráfico Padre San Francisco en Santa Fe de Bogotá en el año 1848, y reimpresa en 1906. Imprimátur de Mons. Juan Vicente Arbeláez Gómez, Arzobispo de Santa Fe de Bogotá, quien le concedió 80 días de Indulgencia a cada oración de la Novena.
  
NOVENA EN HONOR DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA
  


Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
ACTO DE CONTRICIÓN
Pésame, Señor, de todo corazón de haberos ofendido por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, y propongo firmemente la enmienda.
  
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Soberana Señora, Emperatriz de los Cielos y tierra, Estrella refulgente del mar, que fija en los candores de vuestra Inmaculada pureza diriges los errados navegantes, hijos de Adán. Yo el más indigno de todos ellos, me postro ante tu Sagrada Imagen, venerándote en el primer instante de tu Purísima Concepción, desde el cual fuiste escogida para Madre de Dios y Virgen Purísima, y te suplico en esta novena, que consagro a tus aras, que te dignes de ser mi Madre, pues lo eres de todos los miserables hijos de Adán; y me alcances del trono de la Beatísima Trinidad pureza de intención y conformidad con su santísima voluntad, para que por vuestra santísima intercesión sean mis súplicas oídas de su piedad; y en especial, Señora, se digne concederme el remedio de esta especial necesidad que os manifiesta mi corazón, lo que con gran confianza espero de vuestras piedades para que, una vez conseguida, te rinda en esta vida las gracias, hasta que logre congratularte en la gloria eternamente. Amén.
  
DÍA PRIMERO - 29 DE NOVIEMBRE
MEDITACIÓN: «Fui creada desde el principio, antes de todos los siglos» (Eclesiástico 24, 14).
Contemplad, almas, cómo habiendo llegado al trono de la Beatísima Trinidad las humildes deprecaciones de Señor San Joaquín y Señora Santa Ana, Padres de María Santísima, se determinó en aquel Divino Consistorio dar cumplimiento a sus deseos, y así determinó Dios Uno y Trino, llegada la plenitud de los tiempos y el momento de cumplir el plan de la Redención, manifestarlo al Arcángel San Gabriel en esta forma: «Gabriel, ilumina, vivifica y consuela a Joaquín y Ana, nuestros siervos, y diles que sus oraciones llegaron a nuestra presencia, y sus ruegos son oídos de nuestra clemencia. Promételes que recibirán fruto de bendición con el favor de nuestra diestra, y que Ana concebirá y dará a luz una hija, a quien le damos por nombre MARÍA». Contemplad cómo con esta determinación descendió al punto el Arcángel en forma humana, más refulgente y hermoso que el sol, y se les apareció a los padres dichosos de María Santísima, y les anunció la Concepción dichosa de esta Divina Niña, advirtiéndoles que era en todo maravillosa esta embajada, pues la Hija que había de concebir había de ser grande, escogida, poderosa, llena del Espíritu Santo, y que su Concepción alegraría al Cielo y la tierra. 
  
Rezar nueve Avemarías contemplando este Misterio.
  
ORACIÓN PARA EL DÍA PRIMERO
¡Oh Soberanos Señores míos y esclarecidos Santos Joaquín y Ana! Todos los que hemos empezado esta novena en honra de la Concepción de vuestra Santísima Hija María, nuestra Señora, os damos mil parabienes del feliz anuncio que os dio el Santo Arcángel y gozándonos de vuestro gozo, os suplicamos humildemente nos alcanceis de la Santísima Trinidad, purifique nuestras conciencias con sus divinos auxilios, para que concibamos pensamientos, palabras y obras libres de toda impureza, que dignamente prosigamos esta novena, y alcanzadnos de vuestra Santísima Hija y Señora nuestra, las especiales súplicas que en ella le hacemos, para que purificados en esta vida le sirvamos fieles, y en la otra para siempre le alabemos. Amén.

INVOCACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
  1. Ave María Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen. Por esta infinita dignidad e incomparable prerrogativa vuestra, y por el singular privilegio de vuestra purísima Concepción, os suplico, que pues el Padre, como a Hija suya, os hizo poderosísima, que en vida y en muerte me libréis del poder del Demonio. Amén. Ave María y Gloria.
  2. Ave María Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen. Por esta infinita dignidad e incomparable prerrogativa vuestra, y por el singular privilegio de vuestra purísima Concepción, os suplico, que pues el Hijo, como a Madre suya, os hizo sapientísima, que me alcanceis de su Divina Majestad una Fe constante y una esperanza firme, y que ni en vida ni en muerte me pueda pervertir alguna ignorancia o error. Amén. Ave María y Gloria.
  3. Ave María Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen. Por esta infinita dignidad e incomparable prerrogativa vuestra, y por el singular privilegio de vuestra purísima Concepción, os suplico, que pues el Espíritu Santo, como a Esposa suya, os enriqueció de una caridad inmensa, me alcancéis que mi corazón perpetuamente se abrase en el fuego del amor divino. Amén. Ave María y Gloria.
  4. Ave María Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen. Por esta infinita dignidad e incomparable prerrogativa vuestra, y por el singular privilegio de vuestra purísima Concepción, os suplico, que pues la Santísima Trinidad os hizo templo suyo, sustentado sobre las columnas de las más sólidas virtudes, que me alcanceis de su Divina Majestad que participando de vuestras virtudes, sea yo vivo templo suyo en tiempo y eternidad. Amén. Ave María y Gloria.

GOZOS EN HONOR A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
  
Todo el mundo en general
Os cante con alegría:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
  
Si Dios legislador pudo
Dar en la ley excepción,
Y hacer que en la Concepción
Fueseis la Vara sin nudo;
Armada estais con escudo
De exenta en la Ley penal:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
  
Si en gracia con su poder
Dios a los Ángeles creó,
Esto mismo ejecutó
En vuestro primer ser;
Que así quiso disponer
Vuestro claustro virginal:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
   
Si Vos fuisteis decretada
Ante toda criatura,
Ya quedasteis, Virgen Pura,
De la culpa preservada,
Para cerrarle la entrada
A la Serpiente infernal:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.

Si en el diluvio se ve
Que a todo el mundo anegó;
Y no obstante se salvó
Solo el Arca de Noé,
Verdadero anuncio fue
Que sois Arca Celestial:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
   
Si viendo Moisés que ardía
La zarza, y no se quemó,
Que la culpa no os tocó
Confiesa la Iglesia pía,
Porque Dios, que os protegía,
Os libró de incendio tal:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
  
Si su corriente el Jordán
Pasando el Arca, cortó,
Vuestra Concepción pasó
Sin las corrientes de Adán,
Que su contagioso afán
Suspendió reverencial:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
  
Si aquel decreto de Asuero
No se extendió con Ester,
Tampoco a Vos comprender
En el instante primero
Pudo la culpa, ni el fuero
Del decreto universal:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.

Si Dios como Omnipotente
Libró vuestra Concepción,
Con pía y acorde unión
Cantaremos igualmente,
Diciendo de gente en gente
Con aplauso universal:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
  
Si con tierna devoción
América os ha elegido
Por patrona y aplaudido
Del Papa la decisión,
Sea vuestra protección
Para América especial.
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
     
Árboles de la montaña
Que alzais las copas al cielo
Nieves, escarchas y hielo
Y bramador vendaval.
Bendecid a vuestra Reina
Y repetid a porfía:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.

Lindas flores de los valles
y flores de los jardines
Violetas, rosas y jazmines
De blancura sin igual
Exhalad blandos aromas
Y repetid cada día:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
 
Estrellas del firmamento
Blanca luna, sol radiante,
Agua clara del torrente
Tan limpia como el cristal
Bendecid al Dios del cielo
Y repetid a porfía: 
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
   
Apacible primavera
Crudo invierno, ardiente estío
Fuego, granizo y rocío
Y asolador temporal
Ensalzad a nuestra Madre
Repitiendo a porfía:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
 
Pobres ancianos, enfermos,
Y jóvenes valerosos,
Niños que dormís gozosos
Sobre el pecho maternal,
Alzad los ojos al Cielo
Y repetid cada día:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
 
Almas nobles fervorosas
En el mundo desterradas,
Vírgenes puras amadas
Del monarca celestial,
Complaced a vuestro Esposo
Repitiendo cada día:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
  
Pueblos todos de la tierra,
Señores de las naciones,
Valerosos campeones
De este valle terrenal,
Doblad con amor la frente
Y repetid a porfía:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
 
Sacerdotes del Eterno,
Pontífices, Confesores
Y santos habitadores
De la Ciudad Eternal,
Repetid mil y mil veces
Llenos de santa alegría:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
  
Espíritus soberanos
Que cercáis nuestros altares,
Ofreced nuestros cantares
Al Rey del cielo inmortal,
Y ensalzad a vuestra Reina
Repitiendo cada día:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
  
Santa Iglesia universal,
Repetid con alegría:
Sois concebida, María,
Sin pecado original.
 
Por la siguiente antífona y oración, el Papa Pablo V, mediante decreto del 10 de Julio de 1615, concede 100 días de Indulgencia.
Antífona: Esta es la vara en la cual no hubo ni el nudo del pecado original, ni la corteza de la culpa actual.
℣. En tu Concecpión, oh Virgen, fuiste Inmaculada;
℟. Ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.

ORACIÓN
¡Oh, Dios!, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen preparaste digna morada para tu Hijo; rogámoste que, así como preservaste a Ella de toda mancha por la muerte prevista de tu mismo Hijo, así también nos concedas que, mediante tu intercesión, lleguemos limpios de toda culpa a tu presencia. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
DÍA SEGUNDO - 30 DE NOVIEMBRE
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración inicial.
    
MEDITACIÓN: «Mancha original nunca hubo en ti» (Cánticos 4, 7).
Considerad, almas, cómo preparados con soberanos favores y especiales disposiciones los padres de María Santísima, se determinó en el Divino Consistorio de esta Soberana Princesa: «Creemos un alma de nuestros deseos, un fruto de nuestros atributos, un prodigio de nuestro infinito Poder, sin que le toque ni le ofenda la mácula de la culpa de Adán. Hagamos una obra que sea objeto de nuestra Omnipotencia, sea única imagen de nuestra Divinidad y sea en nuestra Presencia, por todas las eternidades, complemento de nuestro beneplácito y agrado; en ella depositaremos todas las prerrogativas y gracias que en nuestra primera condicionada voluntad, destinábamos para los Ángeles y los hombres si en el primer estado se conservaran. No conviene a nuestra equidad y providencia omitir lo más decente, perfecto y santo, por lo que es menos: el Verbo, que se ha de humanar, siendo Redentor y Maestro de los hombres, ha de fundar la Ley perfectísima de gracia y enseñar en ella a obedecer y honrar a padre y madre, como causas segundas de su ser natural: esta Ley se ha de ejecutar primero honrando el Verbo Divino a la que eligió por Madre suya, previniéndola con lo más admirable, más santo y excelente de todas las gracias y dones: y entre ellos será la honra y beneficio más singular el no sujetarla a nuestros enemigos ni a su malicia, y así ha de ser libre de la muerte y de la culpa».
   
Rezar nueve Avemarías contemplando este Misterio.
  
ORACIÓN PARA EL DÍA SEGUNDO
¡Oh Soberana Reina de los Ángeles! Cielo hermosísimo, adornado de divinas luces, a vuestros pies santísimos postrados todos los que os veneramos en esta Novena, os damos mil parabienes por la determinación de la Beatísima Trinidad en haceros exenta de la culpa original, y en adornar y enriquecer vuestra alma de purezas y bienes celestiales, de que sumamente nos gozamos todos los miserables hijos de Adán, y os suplicamos humildes atendáis a vuestros ruegos, alcanzándonos de la Beatísima Trinidad lo que os representamos en esta Novena, y en especial un eficaz auxilio para que purificadas nuestras almas por la confesión y penitencia, continuando estos divinos ejercicios, merezcamos los eternos premios de la Gloria. Amén.
   
Las Invocaciones y los Gozos se rezarán todos los días.
     
DÍA TERCERO - 1 DE DICIEMBRE
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración inicial.
     
MEDITACIÓN: «Ella aplastará tu cabeza» (Génesis 3, 15).
Contemplad, almas, cómo habiéndose determinado en el Consistorio de la Beatísima Trinidad la creación del alma de María Santísima, Señora nuestra, manifestó el Altísimo a los Santos Ángeles, cómo, por qué y para qué habían de cuidar de esta Soberana Reina, y así hablando por todos les dijo: «Ya sabéis cómo la antigua Serpiente, después de la señal que vio de esta maravillosa mujer, la andaba rodeando a todas y desde la primera que criamos persigue con astucia y asechanzas a las que conoce más perfectas, pretendiendo encontrar entre todas a la que ha de llorar, y quebrantar su cabeza, y cuando atento a esta purísima e incomparable criatura la reconociere tan Santa, pondrá todo su esfuerzo en perseguirla; pero nuestra voluntad es que esta nuestra Ciudad Santa, y Tabernáculo del Verbo Encarnado, tengais especial cuidado para guardarla, asistirla, defenderla, consolarla con digno cuidado y reverencia mientras fuere viadora entre los mortales». Contemplad cómo en la manifestación de la Divina voluntad recibieron los Ángeles nuevo júbilo y gloria accidental, y rindieron gracias al Altísimo, y con santa emulación cada uno deseaba que le tocase en suerte de ser guardia de la Reina: entonces la Divina Majestad eligió de los nueve Coros de cada uno cien, que son novecientos. Luego señaló otros doce para que más de ordinario la asistiesen en forma corporal y visible; fuera de estos, designó el Señor otros dieciocho de los más superiores, para que subiesen y bajasen por esta mística escala con embajadas de la Reina a su Alteza, y del mismo Señor a ella; sobre todos estos, señaló el Altísimo otros setenta Serafines de los supremos y allegados al Trono de la Divinidad para que confiriesen con la Princesa del Cielo y la comunicasen, del mismo modo que ellos mismos entre sí comunican y hablan, y los superiores iluminan a los inferiores, que todos hacen el número de mil Ángeles, entre Serafines y los demás de los Órdenes inferiores; con que esta ciudad de Dios quedó superabundantemente guarnecida contra los ejércitos infernales.
   
Rezar nueve Avemarías contemplando este Misterio.
  
ORACIÓN PARA EL DÍA TERCERO
Soberanos y celestiales Espíritus, Grandes de la Corte del Cielo, fuertes que guardáis el vivo Templo del mejor Salomón, Cristo Señor nuestro, mil parabienes os damos por el gozo y gloria accidental que recibisteis en ser guardas y custodios de la que se concebía pura y sin mancha para ser Madre del Divino Verbo, y os suplicamos humildes nos asistais con vuestros soberanos influjos, para que libres de las asechanzas de nuestros comunes enemigos, podamos celebrar con toda pureza esta Novena de la Inmaculada Concepción de vuestra Reina y Señora nuestra, María Santísima, y que se digne concedernos lo que en ella le suplicamos, y en especial nos guardéis y defendáis de los enemigos del nombre Cristiano, para que triunfando neustras almas de su poder, sirviendo a su Majestad en esta vida, os acompañemos en la Gloria. Amén.
   
Las Invocaciones y los Gozos se rezarán todos los días.
     
DÍA CUARTO - 2 DE DICIEMBRE
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración inicial.
     
MEDITACIÓN: «La gracia está difundida en tus labios» (Salmo 44, 3).
Contemplemos, señores, cómo prevenidas y dispuestas todas las cosas por la Divina Sabiduría para sacar en limpio del borrón de toda la naturaleza a la Madre de la gracia, se formó (aunque del modo natural de las demás) pero con especiales cuidados del Divino poder el cuerpo de María Santísima en el vientre de Señora Santa Ana. Contemplad, pues, que aunque este cuerpo no era capaz de los dones espirituales antes de tener alma, mas lo era de los dones naturales, y éstos le fueron concedidos por orden y virtud sobrenatural, con tales condiciones como convenía para el fin de la gracia singular a la que se ordenaba aquella formación, sobre todo el orden de naturaleza y gracia. Fue la Concepción de este Soberano cuerpo en domingo, correspondiente a la creación de los Ángeles, cuya Reina y Señora había de ser superior a todos. En el siguiente sábado próximo a la Concepción del cuerpo, se hizo la segunda Concepción, que es la que celebra nuestra Madre la Iglesia, creando el Altísimo el Alma de su Madre, e infundiéndola en su cuerpo con que entró en el mundo la pura criatura más Santa, más perfecta y agradable a sus ojos de cuantas ha creado y creará hasta el fin del mundo; ni por sus eternidades.
   
Rezar nueve Avemarías contemplando este Misterio.
  
ORACIÓN PARA EL DÍA CUARTO
Soberana Reina de los Ángeles, Margarita preciosísima, formada y creada maravillosamente en la concha nácar de vuestro precioso cuerpo, sin las amarguras de la culpa original; humildemente postrados a vuestros pies todos vuestros devotos, os damos mil parabienes por vuestra entrada feliz en el mundo, preciosa en el cuerpo y agraciada en el alma, y pues venís, Señora, a dar a nuestra naturaleza la honra que perdimos por la original culpa, siendo excepción del Divino Decreto que a todos los demás comprendió: os suplicamos rendidos nos alcancéis de vuestro Santísimo Hijo lo que en esta Novena os pedimos, siendo de vuestro agrado, y así mismo miréis con ojos de piedad al Sumo Pontífice, Colegio de Cardenales, Arzobispos y Obispos para el buen gobierno de la Santa Iglesia, y para que todos los Católicos vivamos en gracia y amistad de su Majestad, y el aumento de vuestros cultos, para que después de esta vida merezcamos besar vuestros pies en la Gloria. Amén.
   
Las Invocaciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA QUINTO - 3 DE DICIEMBRE
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración inicial.
     
MEDITACIÓN: «Fue hecha hermosa» (San Ildefonso).
Contemplad, almas, cómo habiendo llegado aquella hora deseada de la Concepción de María Santísima, como que cumplió el Omnipotente a satisfacción el deseo que desde su eternidad tenía de comunicar a esta Divina Señora los mayores tesoros de gracia y virtudes que jamás se dieron, ni se darán eternamente a otra alguna criatura, y así derramó todas las gracias y dones en aquella Alma Santísima de María en el instante primero de su Concepción, en tan eminente grado, cual ninguno de los Santos, ni todos juntos pudieron alcanzar. Contemplad cómo desde aquel instante empezó a ejercitar la Divina Niña los actos de algunas virtudes que el Altísimo le había comunicado, como fueron los de las tres virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad), los de la Religión, y las demás Cardinales, que a estas siguen. Conoció a Dios como en sí es, y como Creador y Glorificador, con heroicos actos lo reverenció, alabó, dio gracias porque le había creado; y le amó, le temió, adoró y le hizo sacrificio de magnificencia, alabanza y gloria por su ser inmutable, conoció los dones que recibía (aunque el de la Maternidad se le ocultó) y por todos dio gracias con profundísima humillación y postraciones corporales, que luego hizo en el vientre de su madre con aquel cuerpecito tan pequeño, y con estos actos mereció más en aquel estado, que todos los Santos en el supremo de su perfección y santidad. Sea por siempre bendita y alabada.
   
Rezar nueve Avemarías contemplando este Misterio.
    
ORACIÓN PARA EL DÍA QUINTO
¡Oh Emperatriz Soberana de los Cielos! ¡Oh prodigio admirable del Poder de Dios! ¡Oh María Santísima, Señora nuestra!, que desde el primer instante de vuestra purísima Concepción fuisteis enriquecida con todos los bienes de la gracia y naturaleza, y como mayorazgo de la Beatísima Trinidad, tomasteis posesión de todos, desde el instante de tu dichosa animación. Infinitos parabienes os damos por el feliz logro de tantos bienes y os suplicamos, Señora, que a todos los que afectuosamente celebramos esta Novena, nos concedáis lo que en ella rogamos, y en especial nos alcancéis de vuestro Santísimo Hijo la luz que necesitamos para ejercitar los actos de las virtudes Teologales, para que creyendo, esperando y amando a su Majestad, humildes y reconocidos lo adoremos y reverenciemos como a nuestro Supremo Señor; y así mismo, Señora os pedimos miréis con ojos de misericordia a esta República y a nuestros magistrados para el acierto del gobierno. Por la paz, unión y concordia de todos los Príncipes cristianos, extirpación de las herejías y destrucción de la mahometana secta, para que rendidos todos al yugo de nuestra Católica Fe, vivamos en gracia y os veneremos en la Gloria. Amén.
  
Las Invocaciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA SEXTO - 4 DE DICIEMBRE
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración inicial.
   
MEDITACIÓN: «El Señor santificó tu tabernáculo» (Salmo 66, 5).
Considerad, almas, cómo entre los muchos favores que el Todopoderoso hizo a María Santísima en aquel primer instante de su Concepción, fue darle noticia especial y conocimiento de la Divinidad y Trinidad Santísima, y aunque no la vio intuitivamente y clara como Bienaventurada, sí la vio abstractivamente con otra luz y vista inferior a la visión beatífica, pero superior a todos los otros modos con que Dios se puede manifestar, o se manifiesta al entendimiento creado; porque le fueron dadas más especies de la Divinidad tan claras y manifiestas, que en ellas conoció el Ser inmutable de Dios, y en Él a todas las criaturas con mayor luz y evidencia que ninguna otra criatura criatura por otra; conoció la creación, estado y ruina de los ángeles rebeldes, y la justificación y gloria de los buenos; el estado primero de Adán y Eva, con su ignorancia, y el engaño, culpa y miseria en que por ella quedaron los primeros padres, y por ellos todo el linaje humano, la determinación de la Divina Voluntad para su reparación, y cómo ya se iba acercando y disponiendo. Contemplad, almas, que por todas estas maravillas que fue conociendo por su orden aquella Alma Santísima de María en el instante que fue unida con su cuerpo, fue también obrando heroicos actos de las virtudes con incomparable admiración, y para que más te enamores de las piedades de esta Divina Señora, sabe que desde aquel instante, siendo aquel cuerpecito tan pequeño, que apenas se podían percibir sus potencias exteriores, conociendo la caída del hombre, lloró y derramó lágrimas en el vientre de su madre. Conociendo la gravedad del pecado contra el Sumo Bien, y con este milagroso afecto, pidió luego por el remedio de los hombres, y comenzó el oficio de Medianera, Abogada y Reparadora. Y antes de conversar con los hombres, los amaba con ardentísima caridad, y tan presto como tuvo el ser natural, tuvo el ser su bienhechora con el amor divino y fraternal que ardía en su abrasado Corazón, y sus peticiones aceptó el Altísimo con más agrado, que todas las oraciones de los Santos y Ángeles. Sea alabada de todas las criaturas por siempre.
   
Rezar nueve Avemarías contemplando este Misterio.
  
ORACIÓN PARA EL DÍA SEXTO
¡Oh poderosísima Reina de los Ángeles!, dulcísimo imán de nuestros corazones. Divina Maestra de las más heroicas virtudes, mil parabienes os damos por la posesión de tantos bienes con que se enriqueció el Todopoderoso desde el primer instante de tu Purísima Concepción. ¡Oh, qué hermosos pasos fueron los tuyos!, Hija del Príncipe, pues con ellos primero llegaste a la Divinidad. Divinos son tus ojos, pues con ellos robaste el corazón de Dios. Vuestra piedad imploramos todos los que devotos asistimos a vuestros cultos, y os pedimos nos alcancéis todo lo que en esta Novena os suplicamos, y pues por el conocimiento de la culpa lloraste nuestras miserias, alcanzadnos lágrimas de perfecta contrición, y no permitáis, Señora, que en esta Novena quede alguno en culpa mortal, sino que purificados todos por una buena confesión, firmes en el propósito de no ofender más a vuestro Santísimo Hijo, después de esta vida celebremos vuestras purezas en la Gloria. Amén.
   
Las Invocaciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA SÉPTIMO - 5 DE DICIEMBRE
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración inicial.
     
MEDITACIÓN: «Descansé igualmente en la ciudad santificada» (Eclesiástico 24, 15).
Contemplad, almas, cómo en aquella visión que tuvo el Evangelista San Juan, en que vio «la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, que descendía del Cielo preparada como la esposa adornada para su esposo», le manifestó el Altísimo al Evangelista sagrado todos los misterios, gracias y privilegios de la Concepción en gracia de María Santísima Señora nuestra; y así la llama Nueva, porque todos sus dones, grandezas y virtudes fueron nuevas, y causan nueva maravilla a los Santos, y porque vino sin el contagio de la culpa, y descendió de la gracia por nuevo orden suyo, y lejos de la común ley del pecado; y nueva porque entró en el mundo y triunfando del demonio y del primer engaño, que fue la cosa más nueva que en él se ha visto desde su principio. Y como todo esto era nuevo en la tierra, y no pudo venir de ella, dijo que bajó del Cielo, y aunque por común orden de la naturaleza desciende de Adán, pero no vino por el camino ordinario de la culpa, pues solo para esta divina Señora hubo otro decreto de la Divina Predestinación, y se abrió nueva senda por donde viniese, y así nueva bajó desde el Cielo de la mente y determinación de Dios; y dice que bajó como esposa adornada, porque así como entre los mortales se buscan los mejores adornos para el día de los desposorios, ¿qué adornos, qué preparación, qué joyas serían las que puso el Altísimo en el cuerpo y alma de la que siendo su esposa, se concebía para madre del Unigénito del Padre? ¡Y más siendo el Señor que la adornó Dios Omnipotente, infinito y rico sin medida ni tasa! Y así, almas, admiradas con júbilo y alabanza, preguntad «¿Quién es esa que sale como aurora, hermosa como la Luna, escogida como el Sol, terrible como ejércitos bien ordenados?». Y os responderán los Ángeles: «Esta es María Santísima, única Esposa y Madre del Omnipotente, que bajó al mundo adornada y preparada como Esposa de la Beatísima Trinidad para su Esposo y para su Hijo, concebida en los candores de la gracia. Alábente eternamente todas las criaturas».
   
Rezar nueve Avemarías contemplando este Misterio.
  
ORACIÓN PARA EL DÍA SÉPTIMO
¡Oh Reina de los Ángeles! ¡Oh hermosísima Esposa del Cordero inmaculado! ¡Oh mística Ciudad de refugio, y amparo para todos! Humildemente postrado a vuestros Sacratísimos pies, os damos continuos parabienes de los adornos de excelentes virtudes y prerrogativas con que os adornó el Altísimo en el primer instante de vuestra Purísima Concepción, y os suplicamos rendidos nos concedáis lo que en esta Novena os representamos, y en especial, Señora, que nos alcancéis de vuestro Santísimo Hijo el que adorne nuestras almas de todas las virtudes y destierre de ellas todos los vicios, para que sirviéndole en esta vida con vuestro amparo, logremos verlo eternamente en la Gloria. Amén.
  
Las Invocaciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA OCTAVO - 6 DE DICIEMBRE
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración inicial.
      
MEDITACIÓN: «Reina concebida sin pecado original» (Invocación añadida por Pío IX a la Letanía Lauretana).
Esta ciudad mística de María Santísima, dice el Evangelista, «tenía un alto y grande muro». Contemplad, almas. cómo son altísimos los misterios que en esta mística Ciudad, María Santísima, están encerrados, y para conocer algunos, consideremos cómo cuando en el primer instante de su Concepción se le manifestó la Divinidad en aquel modo (que queda dicho en el día sexto de la Novena), entonces la Beatísima Trinidad, como renovando los antiguos Decretos de engrandecerla, hizo un acuerdo, y como contrato con esta Señora (aunque no se lo dio a conocer por entonces), pero fue como confiriéndolo entre sí las tres Divinas Personas, y fue en esta forma: «A la dignidad que damos a esta pura criatura de Esposa nuestra, y Madre del Verbo que ha de nacer de ella, es consiguiente y debido constituirla Reina y Señora de todo lo creado, y sobre los dones y riquezas de nuestra Divinidad que para sí misma la dotamos y concedemos, es conveniente darle autoridad para que tenga mano en los tesoros de nuestras misericordias infinitas, para que de ellos pueda distribuir y comunicar a su voluntad las gracias y favores necesarios a los mortales, señaladamente a los que como hijos y devotos suyos la invocaren, y que pueda enriquecer a los pobres, remediar a los pecadores, engrandecer a los justos, y ser universal amparo de todos. Y para que todas las criaturas la reconozcan por su Reina, Superiora y depositaria de nuestros bienes infinitos con facultad de poderlos dispensar, le entregaremos las llaves de nuestro pecho y voluntad, y será en todo la Ejecutora de nuestro beneplácito con las criaturas. Darémosle a más de esto, el dominio y potestad sobre el dragón, nuestro enemigo, y todos sus aliados los demonios, para que teman su presencia y su nombre, y con él se quebranten y desvanezcan sus engaños, y que todos los mortales que se se acogieren a esta ciudad de refugio se hallen ciertos y seguros, sin temor de los infernales espìritus y sus falacias». Consideremos por último, cómo sin manifestarle este decreto al Alma de María Santísima en aquel instante primero le manda el Señor que orase con afecto; y que pidiese la eterna salud, y en especial por los que a ella se encomendasen en el discurso de su vida, y le ofreció la Beatísima Trinidad, que en aquel rectísimo Tribunal nada le será  negado. Bendita seais para siempre.
   
Rezar nueve Avemarías contemplando este Misterio.
  
ORACIÓN PARA EL DÍA OCTAVO
¡Oh Soberana Reina de los Ángeles! Señora universal de todas las criaturas, tesorera y depositaria de las piedades: humildemente postrado a vuestros santísimos pies todos vuestros devotos, y en especial todos los pecadores, os damos eternos parabienes de los especiales privilegios y singulares mercedes con que os enriqueció la Beatísima Trinidad desde el instante primero y graciosísimo de vuestra Purísima Concepción, y os suplicams rendidos nos concedáis misericordiosa el especial favor que en esta Novena representamos, pues en tus manos puso el Altísimo la dispensación de todos los bienes; enriqueced nuestras almas con todas las virtudes de que necesitamos de que necesitamos para servir a vuestro Santísimo Hijo, y adelantar vuestros cultos, y no permitáis, Señora, que en esta Novena muera alguno en pecado mortal, para que sean todos vuestros ruegos aceptados a los Divinos ojos, y viviendo en su gracia, logremos por tu intercesión, la Gloria. Amén.
  
Las Invocaciones y los Gozos se rezarán todos los días.
   
DÍA NOVENO - 7 DE DICIEMBRE
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración inicial.
      
MEDITACIÓN: «Yo soy la Inmaculada Concepción» (Palabras de Nuestra Señora en Lourdes).
Los fundamentos del muro de aquella Ciudad que vio San Juan, estaban adornados con todas las piedras preciosas. Es esta Ciudad, María Santísima, los muros, su fortaleza y seguridad; las piedras preciosas, su hermosura, alteza de santidad y dones, y su Concepción Purísima, que es el fundamento de todo lo cual hemos de contemplar, que desde el primer instante de su Concepción, fue adornada por la Beatísima Trinidad de todos los dones y virtudes que representan estas preciosas piedras, y le fueron conferidos los privilegios correspondientes: En la primera, que es el Jaspe, se le dio fortaleza y constancia para la ejecución de todas las virtudes en el grado más heroico que se puede considerar, y a esta correspondió el privilegio de superioridad e imperio sobre Lucifer y todos los infernales espíritus, para mandarlos y arrojarlos a los Infiernos, cuando la Reina gustase. En el segundo, que es el Zafiro, se le concedió una grandiosa serenidad y paz interior y exterior, para que como Cielo inmutable, gozase de una paz serena y sin nubes ni turbación, y el privilegio correspondiente para comunicar sosiego y serenidad de entendimiento a quien se la pidiere por medio de su intercesión. En el Calcedonio, que fue la tercera, se le significó su Santísimo Nombre y las virtudes que tendría, no más que nombrado con reverencia, y el privilegio fue darle virtud a este nombre para desterrar las densas nubes de la infelicidad, y destruir los errores de las herejías, paganismo, idolatría y todas las dudas de la Fe Católica. En la cuarta, que fue la Esmeralda, se le comunicó gracia de amabilidad y dulzura devota, y por privilegio, que pudiese comunicar estas gracias a quien de veras la amase. En la quinta, que es el Sardonio, se le comunicó la similitud con su Santísimo Hijo, al privilegio de hacer por su intercesión eficaz con sus devotos, el valor de la Redención. En la sexta, que es el Sardio, se le comunicó el incendio del amor divino con que ardía incesantemente desde su Purísima Concepción, y el privilegio para dispensar el influjo del Espíritu Santo, su amor y sus dones, con todos los que por medio de esta Divina Señora le pidiesen. En la séptima, que es es el Crisólito, se le comunicó amor a la Iglesia Militante y la ley de gracia, y el privilegio de alcanzar, a quien le llamare, gracia con que disponerse para recibir los Santos Sacramentos. En el octavo, que es el Berilio, se le comunicaron con singularidad las virtudes de Fe y Esperanza, y el privilegio de dar a sus devotos esfuerzo y paciencia en los trabajos. En la novena, que es el 'I'opacio, la pureza de su virginidad perpetua, junto con el ser Madre de Dios, y el privilegio de ser maestra y guía de vírgenes y castas. En la décima, que fue el Crisopacio, se le concedió inmóvil firmeza en la esperanza, y el privilegio de que fuese eficaz medianera para sus devotos esta ciudad. En el undécimo, que fue el Jacinto, se le infundió un amor intensísimo de la Redención del linaje humano, y el privilegio de alcanzar el fruto de la Redención para los pecadores que la llamasen de veras. En la duodécima, que fue la Amatista, se le dio virtud para afligir con su presencia a los demonios, y el privilegio de expelerlos de los cuerpos humanos, con la invocación de su Santísimo Nombre. Todas las criaturas te alaben por todos los siglos. Amén.
Rezar nueve Avemarías contemplando este Misterio.
  
ORACIÓN PARA EL DÍA NOVENO
¡Bellísima soberana de nuestras almas! ¡Brillante estrella que nos guías en el tempestuoso mar de esta vida! ¡Lucero hermoso de la mañana, que os anticipáis risueña a la luz del claro Sol de justicia, anunciándonos sus misericordias y sus bondades! ¡Mensajero bendito de paz, anuncio de alegría! Vuestros somos, Madre amabilísima, y deseamos serlo por toda la eternidad, especialmente los que devotos y amantes hemos llegado al fin de este Novenario, que rendidos os hemos ofrecido en prueba de amor y fidelidad. Y pues tan próspera sois, y tan  poderosa con su Alteza: os suplicamos, Señora, miréis con ojos de misericordia a vuestros siervos pobres y miserables, y con los dones que el Señor puso en vuestras manos para  distribuirlos a los necesitados, reparad nuestra vileza, enriqueced nuestra desnuda pobreza, y compelednos como Señora, hasta que eficazmente queramos y obremos lo más perfecto y hallemos gracia en los ojos de vuestro Santísimo Hijo, Señor nuestro. Rogad, Señora, por nosotros, y por todos los que creen, confiesan y defienden el dogma de vuestra pura e inmaculada Concepción, definido por el augusto Pontífice Rey y Vicario de Jesucristo, el inmortal Pío IX, vuestro hijo predilecto.  Proteged a toda la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, hoy perseguida y atacada por los emisarios de Satanás, perversos y usurpadores. Proteged a todo el Episcopado y clero católico, y a nuestros dignos Prelados; iluminad a los ciegos incrédulos, sostened a los que padecen por vuestra causa, y dadnos a todos fuerza contra vuestros enemigos para que, después de pelear con ánimo resuelto y alegre las batallas del Señor en este mundo en que militamos como soldados de Cristo y vuestros, vayamos a recibir algún día su bendición, y de vuestros divinos labios una dulce sonrisa de aprobación que sea nuestra eterna recompensa. Amén.

Las Invocaciones y los Gozos se rezarán todos los días.

martes, 27 de noviembre de 2018

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA PARA OBTENER LA CONVERSIÓN DE UN PECADOR

Aparición de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, y conversión del judío Alfonso Ratisbona Cerfbeer.
  
¡Oh Virgen Inmaculada, dulcísima Madre nuestra, verdadera escala por donde pueden los pecadores llegar al reino de Dios! Mostraos tal en la conversión de este infeliz que eficazmente encomendamos a vuestro patrocinio; iluminad su inteligencia con los rayos de luz divina que proyecta vuestra Medalla, para que conozca la vida peligrosa que arrastra, la inmensa desventura en que vive alejado de Dios y el terrible castigo que le espera; y, sobre todo, dejad sentir vuestra influencia sobre su corazón para que llore la ingratitud con que mira a Dios, su Padre amoroso, a Jesús, su benéfico Redentor, y a Vos, su tierna y cariñosa Madre. Tendedle vuestra mano, ¡oh Virgen Purísima! Arrancadle del cautiverio del pecado y de su implacable enemigo, sacadle de las tinieblas en que yace y conducidle al reino de la luz, de la paz y de la divina gracia.
 
Rezar un Ave María y la jaculatoria «Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos».

sábado, 24 de noviembre de 2018

EL FUNDAMENTALISMO RENIEGA DE SU PROPIA MADRE

Tomado de CATÓLICOS ALERTA.
 
La devoción mariana es básica para honrar a Dios.

I

Examinemos las Escrituras a ver si se puede arrojar algo de luz sobre si María tuviera otros hijos además que Nuestro Señor.
  
En el Evangelio de San Lucas (1:26) se lee que “fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José”.
  
Lo que hay que comprender aquí es que según la antigua ley judía, “estar desposada” significaba estar prometida ya en matrimonio. Lo único que quedaba era la ceremonia pública. Así se puede decir que de cierta manera, San José ya se consideraba  marido de Nuestra Señora.
  
Pues bien, el fundamentalista puede pedirnos que justifiquemos esto, y ciertamente lo podemos hacer de tal manera que aun él lo comprendería claramentesi tan sólo se quitase el prejuicio anticatólico de delante. Apelamos al evangelio de San Mateo (1:19): “Su marido José, como era justo...”. Más adelante en el mismo pasaje se lee el relato de la visita del ángel: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu mujer”.
   
No se puede disputar que María y José ya se habían comprometido en matrimonio a la hora de la visitación angélica, ni tampoco se puede ignorar fácilmente. En efecto, lo que pasó en estos momentos es de gran importancia y explica muchas cosas.
  
La pregunta que da la respuesta 
Aquí tenemos a una joven, ya comprometida a un hombre llamado José, quien, cuando el ángel la anunció: “vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo”, respondió con una pregunta: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?”.
   
Esta pregunta es sorprendente en tanto que se pronuncie por lo que llamaríamos en nuestros días una “recién casada”. La Bienaventurada Madre seguramente no ignoraba la biología. Seguramente conocía el plan divinamente decretado para la propagación de la raza humana, y aún así contesta a San Gabriel: “¿Cómo será esto?”.

Si ella y San José habían pensado vivir juntos como marido y mujer en el sentido normal, ella no habría tenido razón alguna de cuestionar el anuncio del arcángel. Pero, con su pregunta indica que ella y su esposo castísimo no intentaban vivir como marido y mujer en el sentido normal. Implica que su estado de virginidad no era simplemente para el presente (era un estado permanente). La que Dios había escogido desde toda la eternidad para ser su Madre, con su propio voto de virginidad, se había excluido de este honor ávidamente buscado por toda joven judía. ¡María no aspiraba a tan gran honor! [N. de la T.]
   
Sellado con un Voto
San Bernardo lo explica y la Iglesia lo enseña: Nuestra Señora era “virgen en cuerpo, virgen en mente, virgen que había sellado su virginidad por un voto”.
   
Si no, su pregunta no tendría ningún sentido. No existiría razón alguna para su vacilación y duda sin la oposición entre consentir a la petición del ángel y guardar su voto de virginidad. Y así es el parecer de las más primitivas interpretaciones de la Biblia.
  
Considera también el alto honor con que estimaban los judíos el puesto de ser la madre del Mesías. Seguramente toda niña judía soñaba que esta singular condición especial sería suya. Pero en el relato del Evangelio, la que fue escogida para el honor era tan humilde que se asustó por la declaración angélica.
   
Una Institución Honrada 
Entre los judíos, el matrimonio se reconocía como una institución honorable, y aquellos que estaban sin hijos en el matrimonio se estimaban malditos de Dios.
  
La situación de María sólo puede ser la de una doncella que, siguiendo las costumbres y prácticas de su religión, tomó marido, pero que intentaba vivir su vida obligada por el voto de la virginidad. A lo contrario, en absoluto tiene sentido alguno su pregunta: “¿Cómo será esto?”.

Además, el ángel no anunció que la concepción milagrosa del Hijo de Dios tendría lugar inmediatamente al consentir ella a la petición divina.  Por lo tanto María habrá preguntado: “¿Cómo será esto?” solamente cuando su consentimiento conllevaba la rotura de su voto, no sólo para el presente, sino a lo largo de su vida entera de casada.

A la luz de este razonamiento lógico no es pecado que nosotros interpolemos en su pregunta: “¿Cómo será esto, ya que no conozco varón?”, para incluir “ni tampoco lo conoceré, para poder guardar mi voto”.
  
Instrucciones Más Específicas
También parece que se pregunta: “¿Cómo será esto?  ¿He de romper mi voto y vivir con José en la manera normal para concebir a mi Hijo?”.
   
Casi podemos entrever esto en su pregunta, pues inmediatamente después de su pregunta, Gabriel se lo aclara todo, y podemos imaginarnos su suave sonrisa mientras explicaba: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios”.
   
¡Ya! ¡Ya comprendía! Y ahora estaba resuelta la dificultad con su voto y el cumplimiento del plan divino a través de ella.
   
Por el poder de Dios concebiría a su Hijo sin padre humano, su virginidad quedaría intacta y su voto se mantendría. Entonces es cuando asintió: “Hágase en mí según tu palabra”.
    
No Normal; Tampoco Antinatural
Por supuesto, el fundamentalista, para apoyar sus prejuicios anticatólicos, afirmaría que sería antinatural que José y María se hubiesen quedado vírgenes incluso en el estado matrimonial.

No es normal entrar en un matrimonio así, pero tampoco es antinatural que los esposos vivieran “como hermanos”.
   
No Era la Familia Promedio 
El fundamentalista no tiene problema alguno en aceptar el nacimiento virginal del Salvador; también acepta la proposición de que Dios Encarnado vivía en el ambiente de una familia humana. Pero totalmente equivocado insiste en que esta familia era “la familia promedio”. ¿Cómo se podría considerar como tal a la Sagrada Familia? Es la familia ideal, el modelo establecido por Dios para que toda familia lo alcance.
  
¡Y todo esto está solamente sobre un nivel natural! Hay que tener siempre en cuenta que la Sagrada Familia era completamente distinta de cualquier otra familia —era una familia especial—, era una familia predestinada al propósito único de criar el Hijo Encarnado de Dios. Sería ridículo que esperásemos que los miembros de la Sagrada Familia se portaran como nosotros.
  
Insulto al Espíritu Santo 
Insulta al Espíritu Santo, Quien reclamó y santificó a la Bienaventurada Virgen como santuario Suyo, la noción que María tuviera otros hijos después de Nuestro Señor, hijos engendrados y criados en la manera humana. Insulta a Jesucristo, Quien fue el único nacido de Su Madre, igual que fue el Unigénito de Su Padre. Insulta a la Virgen María, que sería culpable de ingratitud ante Dios si hubiera descartado el don de la virginidad que Dios tan cuidadosamente preservó para ella en la concepción de Su Hijo. E insulta a San José, quien sabía que el Niño que iba a nacer de María no tenía ningún padre terrenal, sino que era el mismísimo Hijo de Dios.

Pero el fundamentalista no siente remordimiento alguno de insultar tal compañía. Blasfemo, insiste en que María tuvo otros hijos y que hay que interpretar “los hermanos del Señor” en su sentido más estricto.
  
Más Pruebas Falsas 
Reivindican indicios que María y José consumaron el matrimonio después del nacimiento de Jesús, y señalan el Evangelio de San Mateo (1:18 y 25) donde está escrito: “antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo”. “Y no la conocía hasta que ella dio a luz su primogénito”.

Las palabras claves aquí (dicen) son las preposiciones: “antes de empezar a estar juntos”, y “no la conocía hasta que ella dio a luz su primogénito”. Ellos ven en estas expresiones lo que consideran ser pruebas que llegó el momento en que Nuestra Señora y San José vivían como marido y mujer en el sentido normal y que tuvieron varios hijos.
   
Este error se fundamenta en el hecho de que hacen que las expresiones usadas por los judíos para expresar algo totalmente distinto, asumen un significado moderno.
   
Pasajes Paralelos
En el lenguaje bíblico, “antes de” y “hasta que” se usaban para indicar que tal cosa no había pasado hasta cierto momento. Y punto. Las expresiones no quieren decir que después del momento o acontecimiento mencionado, lo que antes se prohibía, ahora realmente pasaba.
  
Investiguemos otros pasajes que, si se interpretan como el fundamentalista interpreta a Mateo 1:18 y 25, aparecerían estrafalarios y ridículos.
  
Se lee lo siguiente en Deuteronimo 34:6 en referencia al entierro de Moisés: “Y nadie hasta hoy ha conocido su tumba”, que significa simplemente que jamás nadie ha descubierto la tumba de Moisés.
   
Génesis 8:6-7 describe los últimos días de Noé en el arca: “Abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, y soltó al cuervo, el cual salió y no retornó hasta que se secaron las aguas sobre la tierra”. Pues sabemos que el cuervo no volvió al arca, Noé soltó la paloma más tarde para traer la información que el cuervo no trajo nunca. Pero el fundamentalista nos haría creer que el cuervo volvió después de bajar las aguas.
   
Gracia y Chistes Bíblicos
Siguiendo la iniciativa del fundamentalista en otros pasajes similares nos conduce a unas conclusiones no intencionales, pero extrañas y graciosas de verdad.
   
Como ejemplo tenemos en el 1º de Macabeos 5:54, que describe el regreso de la batalla de Rafón: “Subieron al monte Sion con alborozo y alegría y ofrecieron holocaustos porque ninguno de los suyos fue muerto hasta que regresaron en paz”. ¿Significa esto que después de regresar “en paz” algunos guerreros murieron?
     
¿Y qué decir de 2º de Reyes 6:23? “Y Mikal, hija de Saúl, no tuvo ya hijos hasta el día de su muerte”. El fundamentalista tendría que admitir la posibilidad de que Mikal dio a luz después de su muerte, si aquí vamos a entender “hasta” de la misma manera que lo interpreta en Mateo 1:18 y 25.
       
El Salmo 109 nos proporciona exactamente la misma dificultad: “Siéntate a mi diestra, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies”. ¿Es la interpretación fundamentalista la verdadera en este salmo mesiánico? (Pues Nuestro Señor lo usó para apoyar sus reclamaciones de Dios y Mesías en Mateo 22:44). Si así es, pues, una vez que sus enemigos se hagan estrado de sus pies, ¿pierde Cristo entonces su sitio a la diestra del Padre?
    
“Primogénito”
Es probable que el fundamentalista recurra a los textos que refieren a Nuestro Señor como el “primogénito” de María para apoyar su aseveración blasfema de que tuvo hijos con San José. Tales argumentos son débiles y poco profundos, y le incumbiría dejarlo en paz, pues es un intento muy débil de probar lo que los textos jamás intentaron probar.
       
De nuevo, el conocimiento de la antigua cultura judía brilla por su ausencia. Cuando los judíos usaban el término “primogénito”, querían decir lo que decía: el hijo que abrió el seno materno, aún cuando el “primogénito” fuera el único nacido.
    
Los textos del Antiguo Testamento que usan esta expresión apoyan al católico, no al fundamentalista. Exodo 13:1-2 afirma: “Habló Yahveh a Moisés, diciendo: ‘Conságrame todo primogénito, todo lo que abre el seno materno”. No puede haber duda alguna de que se refiere al hijo que abre el seno materno, pues los padres no tenían que esperar hasta que el siguiente hijo convirtiera al único nacido en “primogénito” antes de consagrarle.
   
Exodo 11:5, al describir la décima plaga, dice: “Morirá en el país de Egipto todo primogénito”. La plaga golpeó las casas egipcias en donde había un sólo hijo tanto como aquéllas en donde había varios, pues “primogénito” se refiere al hijo que abre el seno materno (ni más, ni menos).
   
El Hijo Único
Cuando leemos el relato de la Sagrada Familia en Jerusalén durante la Pascua (Lucas 2:41-51), está claro que Nuestro Señor es el único hijo mencionado de María. No hay la más mínima indicación de otro hijo alguno, y no olvidemos que este acontecimiento ocurrió ¡cuando Él tenía doce años! El fundamentalista se ve obligado a admitir que María dio a luz a Nuestro Señor primero, y luego pasaron doce años antes de que llegara en escena el primero de Sus “hermanos”.
       
De nuevo, al pie de la Cruz, Nuestra Señora se entregó al cuidado de San Juan, que no era su hijo biológico. ¿Por qué no se entregó a alguno de sus “otros hijos” (a Santiago, a José, a Simón, o a Judas)? Seguramente sería más apropiado entregarla a su gente en vez de entregarla a alguien que no era hijo suyo. Para los judíos, a quienes la familia tenía una importancia suprema, la acción de Cristo era impensable.
   
“Hijo de María”
Más allá de esto, no podemos no tener presente el hecho de que en ningún sitio de los evangelios se llama “hijo de María” a nadie más que a Nuestro Señor Jesucristo. Este título fue claramente reservado para Él y a Él solamente. Ni siquiera se refieren a los “hermanos del Señor” como “hijo de María”.

San Próculo escribió una vez: “A no ser que Su Madre quedase virgen, su Hijo hubiera sido tan sólo un hombre, y el misterio del nacimiento habría desaparecido. Mas, si después de su parto, María quedase virgen, ¿cómo no será Él Dios, y el misterio inefable?”.
  
II
 MÁS COSAS EN CONTRA DE MARÍA: Los prejuicios reemplazan a la lógica en el campo fundamentalista

LA IGLESIA ENSEÑA: “Tota pulchra es, María, et macula non est in te” (“Toda hermosa eres, María, y en ti no hay mancha alguna”).
  
Esta enseñanza crispa los nervios de los fundamentalistas, y desaprueban apasionadamente toda mención de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora y de su exención de pecado. Sus libros y folletos despotrican contra estas doctrinas de la Iglesia, y las usan agresivamente para demostrar que en verdad los católicos “adoran a María”.
  
Como de costumbre, los fundamentalistas recurren a las Escrituras para asegurar su posición. Como de costumbre, comprenden y interpretan los pasajes de la Sagrada Escritura mal para apoyar su pretensión que María era pecadora como todos nosotros y por lo tanto no podía haberse concebido inmaculada. Procederemos a examinar los textos que usan y los colocaremos a la clara luz católica.
   
“Dios Mi Salvador”
En el primer capítulo del Evangelio de San Lucas, el versículo 47 dice lo siguiente: “Mi espíritu regocija en Dios mi Salvador”. Estas son las palabras del gran cántico de María, el Magníficat, que compuso bajo la inspiración del Espíritu Santo en el momento de su visitación a su prima Isabel. Los fundamentalistas usan este pasaje para demostrar que María desde luego pecó, o por lo menos fue sujeto al pecado original, pues solamente el pecador necesita de un salvador.
  
Sin embargo, aquél que se da cuenta de que la Virgen María, como criatura igual que nosotros, dependía totalmente de su Creador, no tendrá ninguna dificultad para reconciliar las dos posiciones aparentemente contradictorias. La lógica es la siguiente.
Premisa mayor: Todo descendiente de Adán está sujeto a contraer el pecado original.
Premisa menor: María es descendiente de Adán.
Conclusión: Luego, María estaba sujeta a contraer el pecado original.
Toda la Verdad, Por Favor
El pobre fundamentalista detiene su tren de lógica aquí y grita victorioso que la Iglesia Católica está equivocada, que desafía las Escrituras, y que eleva a María a un estado cuasi divino. Deja de considerar el argumento contrario (el que demuestra con magnificencia el poderío omnipotente de Dios al abrogar la sentencia del pecado original para obrar una maravilla aún más grande, la Encarnación).
  
Si la Madre de Dios hubiera contraído el pecado original, luego habría tomado su carne en pecado, como todos los hombres. Esta carne también llegaría a hacerse carne del Verbo Encarnado, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Dios Mismo, cuando María consintió al plan divino de la encarnación y la redención. En resumen, Dios se hubiera revestido de carne pecaminosa. La paradoja de que Dios realmente habitase y se encerrase en carne manchada por el pecado es una paradoja mayor que la abrogación del pecado original para proporcionar una habitación apropiada a Dios hecho hombre.
  
Ciertamente no está fuera del campo de lo posible que Dios preservase a María milagrosamente del pecado original por el privilegio de la Inmaculada Concepción. Ciertamente es más lógico concluir que esto es exactamente lo que hizo para adaptar a María a su posición elevada y exaltada en Su plan para la redención del hombre. La adaptó para proporcionar la sangre manada de su propio cuerpo con la que redimiría a la raza de Adán de la culpa y del castigo del pecado.
  
Revelado Implícitamente
Pero nuestros pobres amigos fundamentalistas aún apalean el punto de que no hay pruebas bíblicas de la Inmaculada Concepción. Se asombrarían enormemente al aprender que de verdad las hay.
  
En las Escrituras encontramos las verdades reveladas “explícitamente” e “implícitamente”. La revelación pública cesó con la muerte del último apóstol, y nadie puede afirmar revelaciones de nuevas doctrinas necesarias para la salvación, ni siquiera la Iglesia.

La Iglesia tiene la autoridad, sin embargo, de definir explícitamente lo que está revelado implícitamente a través de las Escrituras y la Tradición. El Papa Pío IX hizo eso exactamente cuando definió el dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 1854. Citó dos pasajes en los que se revela implícitamente que María fue preservada del pecado original.
  
El primer pasaje ocurre enseguida en las Escrituras, Génesis 3:15. Hablando a la serpiente que ocasionó la Caída, Dios dice: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: ella te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar”.

Enemigos, no Sujetos, del Pecado
Cuando contemplamos estas palabras: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje”, vemos claramente que en este mismo momento, allá en el Jardín de Edén, la Bienaventurada Virgen María ya se había concebido en la mente de Dios. Incluso entonces, estaba concebida inmaculada, pues la enemistad de que habla Dios no admite reconciliación en ningún momento, ni siquiera con el pecado más mínimo, porque no era posible que un Dios Infinitamente Puro pudiera haber nacido de una mujer que hubiera estado bajo el dominio de Satanás siquiera durante el momento más insignificante.
  
Ambos (Cristo y María) se citan como enemigos de Satanás y del pecado: Él, absolutamente sin pecado como Hijo de Dios; Ella, sin pecado por un don especial de Dios.
  
“Llena de Gracia”
El segundo pasaje en que se revela implícitamente la Inmaculada Concepción es la escena de la Anunciación, descrita por San Lucas en el primer capítulo, versículo vigesimoctavo de su Evangelio: “Alégrate, llena de gracia”.
San Gabriel usó este saludo para entregar un mensaje de Dios mismo a la humilde virgen de Nazaret. Por tanto, no es sólo un mensajero angélico el que habla, sino Dios mismo quien saluda a María como “llena de gracia”.
  
Ahora bien, la gracia excluye el pecado, y la plenitud de gracia tendría que excluir aún el pecado más mínimo. Dios mismo declaró en aquel momento que María estaba “llena de gracia”, y por lo tanto lo tenemos no meramente por la autoridad de la lógica humana, sino por las mismas palabras de Dios, que María nunca tuvo la más mínima mancha de pecado en su alma, jamás.
  
Nuevas Traducciones, Nuevos Significados
Llegado a este punto, permítanos mencionar que en las traducciones más recientes de la Biblia, “llena de gracia” se ha reemplazado por “altamente favorecida” o “hija altamente favorecida”. Cuando se colocan al lado de las palabras tradicionales de la Anunciación, es obvio que las ediciones nuevas de la Sagrada Escritura pretenden expresar un significado totalmente distinto del de las más antiguas.
   
No es incorrecto afirmar que María estaba “altamente favorecida” por Dios.  Sin embargo, es incompleto y menos enérgico. Reduce a María al mismo nivel que gozaban las demás mujeres heroicas del Antiguo Testamento, tales como Sara, Isabel, Ana, la madre de Samuel, Judit, Rebeca, Rut, y otras tantas. A pesar de sus grandes privilegios, ninguna de ellas parió el Hombre-Dios. Solamente María, y por esto su posición, única en la historia, es única en la Iglesia Católica.
  
Simplemente Perfecta
Los eruditos católicos nos dicen que “llena de gracia” es la traducción más acertada del griego kecharitómene. Este término realmente representa el nombre propio de la persona a quien se dirige el ángel. Expresa una cualidad característica de María, en cuanto que esta gracia es permanente y única. Expresa e indica una perfección de gracia y esa perfección ha de ser perfecta no sólo intensivamente, sino extensamente también. Así que María estaba llena de gracia no sólo en ese momento en el que recibió el mensaje de San Gabriel, sino que se extendía allá hasta su concepción.
  
Por amor a la claridad, pues, que el católico se atenga a la traducción tradicional: “llena de gracia”.
  
Claramente se ve que ella debía haber gozado del estado de gracia santificante desde el primer momento de su existencia para que se llamara “llena de gracia”.
  
La Purificación
Publicaciones Chick imprime un folleto en el que se afirma que después del nacimiento de Nuestro Señor, “María hizo algo sorprendente. Los Evangelios nos cuentan que como toda madre judía, María trajo al templo su sacrificio de dos tórtolas por el pecado”. El folleto cita a Lucas 2:21-24 como referencia del acontecimiento, y a Levítico 12:6-8 como referencia al sacrificio por el pecado.
   
Como si la deducción no fuera suficiente clara (¿Por qué dejaría María un sacrificio por el pecado si no hubiera cometido pecado?), el folleto cita la epístola de San Pablo a los Romanos (Rom. 3:23): “todos pecaron y están privados de la gloria de Dios”.
  
Otra vez he aquí el viejo truco fundamentalista: tomar sólo el significado literal de las palabras, y no hacer caso de las consecuencias de la posición literal. Aquí de nuevo se derriba la posición anticatólica fácilmente.
  
En cuanto al ritual de la purificación, contestamos que era la costumbre y la ley en aquellos días que “al cumplirse los días de su purificación, sea por niño o niña, presentará al sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, un cordero de un año como holocausto, y un pichón o una tórtola como sacrificio por el pecado. Esta es la ley” (Levítico 12:6-7). Nuestra Señora siempre hacía lo que se esperaba de ella según las costumbres y la ley. Por lo tanto trajo el holocausto y el sacrificio por el pecado. Su acatamiento a la ley no es lo mismo que una confesión de pecado.
  
La posición católica siempre ha defendido que lo que hizo Nuestra Señora aquel cuadragésimo día después del nacimiento milagroso de Nuestro Señor no fue más que dar buen ejemplo a sus hijos. Aunque era exenta de pecado, no era exenta de los preceptos de la Ley. El buen ejemplo que dio es lo mismo que la bajada de Su Hijo al Río Jordán para bautizarse por Su primo Juan. Estuvo entre pecadores, y a todos los que Le rodeaban, parecía ser pecador. Sin embargo, no lo era.
  
Cualquier “cristiano” ni por un momento interpretaría este episodio en el Río Jordán como una confesión por Cristo que fuera sujeto al pecado. Tenía la intención de edificar a la gente, y después de algo de persuasión, San Juan honró la petición de bautismo del Salvador: “Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15).
   
Conveniente, no Necesario
Debemos fijarnos especialmente en que Jesús no dijo, “es necesario,” sino que “es conveniente”, y ciertamente no estaba obligado a someterse al bautismo de Juan.
    
De un modo parecido, la acción de Nuestra Señora no fue necesaria, pero de verdad era conveniente, y no era menos aceptable a Dios que lo hiciera.
  
¿Pecan Todos?
La referencia a la epístola de San Pablo a los Romanos igualmente cae bajo un examen más cuidadoso. Los fundamentalistas usan este pasaje como palo para golpear el dogma de la exención de pecado de María. Pero cuando lo ponemos en forma de pregunta: “¿Pecan todos?”, es asombroso descubrir (si se es fundamentalista) que hay que hacer distinciones antes de atreverse a contestar.
  
Para cometer el pecado, uno tiene que darse cuenta de que su acto es inmoral. Para hacer esto, tiene que poder “razonar” meditándolo. Además, una vez que llegue a la conclusión de que el acto en cuestión es pecado, hace falta llevar a cabo el acto con pleno consentimiento de la voluntad.
  
A la vista de esta definición, ¿qué decir del niño que todavía tiene que llegar a la edad de razonar? ¿Peca? Si muriera antes de llegar a la edad de poder razonar, ¿habría pecado jamás? ¿Está incluida tal persona en la declamación de San Pablo?
  
El fundamentalista empeñado en destruir el dogma de la exención de pecado de la Bienaventurada Madre tendría dificultades con esta situación, pues no distingue entre el pecado original y el pecado actual. “Todos pecaron” significa para él literalmente lo que San Pablo escribió: todos los hombres han cometido pecados (actuales). El niño pequeño, los deficientes mentales, los pobres que han llegado a la madurez física pero que aun son niños mentalmente, han pecado a los ojos del fundamentalista. Necesitan a un salvador porque han cometido pecados.
  
Obviamente San Pablo quería decir que todos los hombres están sujetos al pecado original. Hasta la Bienaventurada Madre estaba sujeta a ello, aunque estaba preservada milagrosamente de su mancha. De ninguna otra forma se puede encuadrar este pasaje con la buena teología y la recta razón.
  
Para Honrar a Dios
El fundamentalista deja de reconocer que la exención del pecado de Nuestra Señora le fue otorgada a causa de su Niño todo santo. Es parte de la reverencia debido a Dios.
  
Santo Tomás de Aquino escribió: “La Bienaventurada Virgen María fue escogida por el cielo para ser la Madre de Dios; pero no habría sido una madre apropiada para Dios si hubiera pecado alguna vez. Por lo tanto hemos de confesar simplemente que la Bienaventurada Virgen jamás cometió pecado de cualquier clase”.
  
Hemos dedicado mucho tiempo en la defensa de la Bienaventurada Virgen María, y es apropiado que lo hayamos hecho, aun si es insuficiente, pues estate seguro que ella es una de las principales dianas de los fundamentalistas. Sin duda, si alguna vez chocáis con un fundamentalista, pasará poco tiempo hasta que tengáis que defenderla.
  
La Asunción
Una cosa queda para discutir, y es la Asunción de la Madre de Dios.
Vamos a empezar con el hecho de que murió, aunque no tenía que sufrir la muerte, ya que la muerte es el “salario del pecado”. No habiendo pecado jamás, no tenía que haber muerto.

Pero Nuestro Señor no tenía que morir tampoco, ya que no era sujeto al pecado. La Redención, si lo hubiera deseado, se podría haber logrado de otra manera. Aún así escogió la muerte más ignominiosa posible. Igualmente, Nuestra Señora, cuya vida entera era de colaboración con el plan de Dios para nuestra salvación, aceptó la muerte para estar unida a su Divino Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. Igual que participaba en Su obra, participaba de Su resurrección en aquel cuerpo glorificado que fue asumido por Dios al cielo de la misma forma en que se asumirán al cielo todos los elegidos, en cuerpo y alma, el último día.
  
Aunque la Asunción de la Bienaventurada Virgen no se encuentra en la Escritura, está garantizado por la Santa Tradición y por la enseñanza de la Iglesia Católica. Solamente que la Escritura no relata un hecho no es ningún argumento en contra de ello. Después de todo, la Biblia es un libro acerca de Dios y no una biografía de la Virgen María. Debe de esperarse el hecho de que la Asunción no esté registrada allí.
  
Sabido por los Apóstoles
Mas la Tradición nos dice que “una doctrina mantenida universalmente por más de mil trescientos años sólo podía haberse originado en una revelación especial de Nuestro Señor a Sus apóstoles”. Es seguro que los apóstoles sabían de ello, y además, la Biblia no dice nada en contra de la Asunción.
  
Ciertamente parece apropiado que el cuerpo de la Inmaculada Madre de Dios no deba gustar la corrupción, y que deba participar en el triunfo de su Hijo, el Cristo Resucitado. Después de todo, ¡era del cuerpo de ella que tomó Él el Suyo propio!
MAURO CIOTOLA (traducción de Joan Marie Mart)

viernes, 23 de noviembre de 2018

LA MISA DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS


«Después de ser lavado de ese modo, y adherirse a nosotros quien ha creído, le llevamos a los que se llaman hermanos, para rezar juntos por nosotros mismos, por el que acaba de ser iluminado (bautizado), y por los demás esparcidos en todo el mundo. Suplicamos que, puesto que hemos conocido la verdad, seamos en nuestras obras hombres de buena conducta, cumplidores de los mandamientos, y así alcancemos la salvación eterna.
  
Terminadas las oraciones, nos damos el ósculo de la paz. Luego, se ofrece pan y un vaso de agua y vino a quien hace cabeza (cf. I Timoteo V, 17), que los toma, y da alabanza y gloria al Padre del universo, en nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo. Después pronuncia una larga acción de gracias por habernos concedido los dones que de Él nos vienen. Y cuando ha terminado las oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo presente aclama diciendo: Amén (cf. I Corintios XIV, 16), que en hebreo quiere decir γένοιτο (así sea). Cuando el primero ha dado gracias y todo el pueblo ha aclamado, los que llamamos diáconos dan a cada asistente parte del pan y del vino con agua sobre los que se pronunció la acción de gracias, y también lo llevan a los ausentes.
  
A este alimento lo llamamos Εὐχαριστία  (Eucaristía). A nadie le es lícito participar si no cree que nuestras enseñanzas son verdaderas, ha sido lavado en el baño de la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó. Porque no los tomamos como pan o bebida comunes, sino que, así como Jesucristo, Nuestro Salvador, se encarnó (cf. San Juan I, 14) por virtud del Verbo de Dios para nuestra salvación, del mismo modo nos han enseñado que esta comida –de la cual se alimentan nuestra carne y nuestra sangre– es la Carne y la Sangre del mismo Jesús encarnado, pues en esos alimentos se ha realizado el prodigio mediante la oración que contiene las palabras del mismo Cristo. Los Apóstoles –en sus comentarios, que se llaman Evangelios– nos transmitieron que así se lo ordenó Jesús cuando, tomó el pan y, dando gracias, dijo: “Haced esto en conmemoración mía; esto es mi Cuerpo” (San Lucas XXII, 19). Y de la misma manera, tomando el cáliz dio gracias y dijo: “ésta es mi Sangre” (cf. San Mateo XXVI, 27-28). Y sólo a ellos lo entregó. Esto es lo que los perversos demonios han imitado en los misterios de Mitra, ordenando hacer la misma cosa. Porque, un pan y un vaso de agua con ciertos encantamientos son puestos en los ritos mistéricos de quien está siendo iniciado, como sabeis o podeis oir.

Nosotros, en cambio, después de esta iniciación, recordamos estas cosas constantemente entre nosotros. Los que tenemos, socorremos a todos los necesitados y nos asistimos siempre los unos a los otros. Por todo lo que comemos, bendecimos siempre al Hacedor del universo a través de su Hijo Jesucristo y por el Espíritu Santo.

El día que se llama del sol [Domingo, N. del E.], se celebra una reunión de todos los que viven en las ciudades o en los campos, y se leen los recuerdos de los Apóstoles o los escritos de los profetas, mientras hay tiempo. Cuando el lector termina, el que hace cabeza nos exhorta con su palabra y nos invita a imitar aquellos ejemplos. Después nos levantamos todos a una, y elevamos nuestras oraciones. Al terminarlas, se ofrece el pan y el vino con agua como ya dijimos, y el que preside, según sus fuerzas, también eleva sus preces y acciones degracias, y todo el pueblo exclama: Amén. Entonces viene la distribución y participación de los alimentos consagrados por la acción de gracias y su envío a los ausentes por medio de los diáconos.
  
Los que tienen y quieren, dan libremente lo que les parece bien; lo que se recoge se entrega al que hace cabeza para que socorra con ello a huérfanos y viudas, a los que están necesitados por enfermedad u otra causa, a los encarcelados, a los forasteros que están de paso: en resumen, se le constituye en proveedor para quien se halle en la necesidad. Celebramos esta reunión general el día del sol, por ser el primero, en que Dios, transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo; y también porque es el día en que Jesucristo, Nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos; pues hay que saber que le entregaron en el día anterior al día de Saturno [Sábado, N. del E.], y en el siguiente –que es el día del sol–, apareciéndose a sus Apóstoles y discípulos (cf. San Mateo XXVIII, 9), nos enseñó esta misma doctrina que exponemos a vuestro examen».
 
SAN JUSTINO MÁRTIR, Apología I a Antonino Pío, capítulos LXV-LXVII.