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viernes, 7 de mayo de 2010

ORACIÓN A LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, ARCA DE SALVACIÓN, PARA QUE NOS AYUDE A PREPARARNOS PARA LA BATALLA CONTRA LOS ENEMIGOS DE CRISTO Y SU ESPOSA, LA SANTA IGLESIA CATÓLICA Y APOSTÓLICA

Desde Final de los Días


María, Madre de las madres: Educadnos en la santa obediencia al Dios viviente, para convertirnos en santos apóstoles de nuestro amado esposo Jesucristo, cumpliendo así su voluntad: “Sed Santos, porque Yo vuestro Dios y Padre soy el Santo de los santos.”

María, Reina de las reinas: Concedednos aprender de vuestra majestad el perfeccionamiento en la fe y la caridad.

María, Santa de las santas: Rogad a nuestro Señor que inflame nuestros corazones con su Divino Amor y demos a luz una gran devoción por vuestro Inmaculado corazón, el cual, nos abre la puerta al Sagrado corazón traspasado de vuestro hijo Yeshua el Mesías, la Roca de Israel.

María, esposa del Señor Santo Paráclito: Pedidle a vuestro Santísimo esposo que santifique nuestro obrar de cada día y así sea el absoluto soberano de nuestras acciones en este mundo oscuro, para así convertirnos en dignos templos de tan poderoso Amo y Señor.

María, Sagrario del oro más puro: Rogad a Nuestro amado Dios, vuestro Hijo Jesucristo; que acrisole nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestra alma, para que así ya totalmente purificados y despojados de este ropaje pasajero, seamos perfeccionados esperando contemplarle tal como Él es.

María, plena de gracia eternamente, por la voluntad de la Santísima Trinidad: Os suplicamos humildemente Madre, que derraméis sobre nuestras almas una porción de la Divina Gracia con la que Dios os colmó, para que a semejanza de como se abren las flores con sus coloridos pétalos para recibir la luz del sol, se abran también nuestros sentidos internos para recibir a Jesucristo, el cual es la verdad, el camino, la vida y la luz de los hombres. Y así, podamos ascender con nuestro entendimiento a las alturas donde están ocultos los Divinos misterios de la Encarnación, Nacimiento, Vida, Muerte, Resurrección y Parusía de vuestro hijo el Pantocrátor,  y una vez se nos haya concedido el don de la sabiduría, podamos tener el honor de transmitir este conocimiento como verdaderos apóstoles del final de los tiempos a los hombres para su salvación.

María, Arca de la Salvación, del nuevo pacto y de la Divina Misericordia: Rogad a vuestro Hijo, Nuestro Señor, que fortalezca nuestra alma para poder soportar el peso de nuestra pequeña y ligera Cruz, y así no rechazarla, ni olvidarla por el camino de este valle de lágrimas, pues somos muy débiles y unos pobres pecadores, por eso te rogamos Santa Madre nos acompañes en todo momento para que cuando llegue la hora de encontrarnos cara a cara con la muerte hayamos comprendido, el precio que pagó nuestro amado Esposo Jesucristo el Nazareno en el calvario crucificado por nuestras iniquidades. Más por todo esto, te suplicamos, que nuestros corazones sean movidos a un profundo arrepentimiento de nuestros pecados por la Divina Misericordia que brota del corazón traspasado de tu Hijo y la gracia de su presencia en nuestras almas las limpie de toda inmundicia, para así una vez muertos y purgados, podamos entrar directamente al Reino eterno del Todopoderoso Verbo Divino.

María, Pureza de toda pureza: Os pedimos, que nos eduquéis como perfecta Maestra en los misterios de reducir a la nada el YO, para que Cristo el Todo, sea el todo en nosotros, a semejanza infinitamente inferior de como lo es en vos, pues sólo vos, Santísima Virgen María es la Madre del Verbo, la Esposa del Divino Espíritu y la Hija predilecta de Dios Padre, sólo vos fuisteis creada para ser la habitación perfecta de la Santísima Trinidad, y gracias al “SI” hágase en mi según tu palabra, vino nuestra salvación.

María, corazón de la Iglesia: Clamamos a tu Inmaculado corazón, el cual está escondido en el sagrado corazón de Dios, para que le transmitáis en cada latido nuestro amor por él, y a semejanza de cómo corre la sangre por las venas, fluya por el mundo dicho amor viviente y verdadero, para unificarnos a todos los miembros dispersos bajo una sola bandera, la batalla contra el ejército de las tinieblas que a día de hoy domina la falsa iglesia que ha usurpado el trono de Pedro y está emponzoñando a millones de almas ignorantes con el veneno de la serpiente antigua. Por todo esto Madre, ruega a tu esposo el Santísimo Espíritu Divino que hable por nosotros para proclamar la verdad, y así sean  nuestras palabras como una espada de dos filos ante el enemigo.

María Señora de las señoras: Mostradnos Madre el poder que la Divina Trinidad te ha otorgado para luchar contra el maligno y sus seguidores, y así como hijos tuyos en esta batalla final antes de la Santa Parusía, podamos aplastarle la cabeza a la maldita serpiente, para no dejarle actuar y anular sus diabólicas intenciones. Por esto le suplicamos, poderosa Señora, Reina de cielo y tierra, que esté próxima a nosotros, para que cuando el maligno nos infunda temor, vos nos infundáis valentía, cuando nos infunda odio, sintamos en nuestro corazón su dulce amor materno, cuando nos rodee de mentiras, vos estéis intercediendo por nosotros ante Dios, para que envíe su Santo Espíritu y con su poder podamos discernir la verdad y ahuyentarlo de nuestro camino.

Os rogamos permanecer siempre en el conocimiento de que vos, María, Madre de Dios, Espejo de la luz Divina,  cuando está cercana a nosotros se dispersan los espíritus de las tinieblas, que espantados por su sublime pureza, huyen despavoridos de nuestro alrededor, de nuestras casas, de nuestras familias, de nuestras mentes y de nuestros corazones; por eso, no hay mejor ayuda en un exorcismo que el Santo Rosario, el cual es para Satán y sus secuaces como una guillotina. Así es que vos, Madre nuestra, tenéis el poder de destruir los campamentos del enemigo y por eso os invocamos: Betulah Miryam em Yeshua, para que junto al Arcángel Mikael Príncipe de la Milicia Celestial nos asistáis en la batalla diaria por el establecimiento del Verdadero Reino del Dios Trino en la tierra. Santo, Santo, Santo es el  Señor Todopoderoso Dios de los ejércitos, el que es, el que era y el que ha de venir. Maranatha.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)