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lunes, 4 de abril de 2011

EL DESIGNIO SALVADOR EN LA PERSONA DE CRISTO

Fragmento V de la "Apología del Cristianismo a Marco Aurelio", por San Melitón.
 
La Pasíon y Muerte de Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, es la perfección de todas las imágenes y símbolos del Antiguo Testamento

De antemano el Señor había preordenado sus propios padecimientos en los patriarcas y en los profetas y en todo el pueblo, poniendo como sello la ley y los profetas.Porque lo que había de realizarse de manera inaudita y grandiosa, estaba preparado desde mucho tiempo, para que cuando sucediera fuera creído, habiendo sido prefigurado desde antiguo...
Antiguo y nuevo es el misterio del Señor:antiguo en la figura, pero nuevo en el don.Si miras a esa figura, verás la realidad a lo largo de la realización.Si quieres, pues, contemplar el misterio del Señor has de mirar a Abel que fue asesinado como él, a Isaac que fue atado como él, a José que fue vendido como él, a Moisés que fue expuesto como él, a David que fue perseguido como él, a los profetas que padecieron por Cristo como él.
Mira también al cordero que fue degollado en la tierra de Egipto, al que golpeó a Egipto y salvó a Israel por la sangre...
Él es el que vino de los cielos a la tierra a causa del que sufría, y se revistió de éste mediante las entrañas de una Virgen presentándose como hombre.Él tomó sobre sí los sufrimientos del que sufría al tomar un cuerpo capaz de sufrir y destruyó los sufrimientos de la carne, matando, con su espíritu que no puede morir, a la muerte homicida.
Él es el que nos arrancó de la esclavitud para la libertad de las tinieblas para la luz, de la muerte para la vida, de la tiranía para el reino eterno.ÉI hizo de nosotros un sacerdocio nuevo, y un pueblo elegido para siempre.Él es la Pascua de nuestra salvación
Él es el que se encarnó en una Virgen, el que fue suspendido en una Cruz, el que fue enterrado en la tierra, el que resucitó de entre los muertos, el que fue arrebatado a las alturas de los cielos.
El es el cordero sin voz, él es el cordero degollado, él es el nacido de María, la oveja bella, él es el que fue tomado del rebaño y arrastrado al matadero, sacrificado al atardecer y sepultado por la noche; sobre la Cruz no fue quebrantado, en la tierra no sufrió corrupción, sino que resucitó de los muertos, y resucitó al hombre de lo profundo de su sepulcro.
Éste ha sido puesto a muerte. ¿Dónde? En medio de Jerusalén.¿Por qué? Porque curó a sus cojos, porque limpió a sus leprosos, porque llevó a la luz a sus ciegos, porque resucitó a sus muertos.
Por esto padeció...
¿Por qué, Israel, has cometido esta nueva iniquidad? Has deshonrado al que te había honrado, has despreciado al que te había estimado, has negado al que te había confesado, has rechazado al que te había llamado.has matado al que te había dado la vida.¿Qué has hecho, Israel?...
Cuando el Señor iba a ser sacrificado, al atardecer, tú preparaste para él los clavos agudos y los falsos testigos, las cuerdas, los azotes, el vinagre y la hiel, la espada y la aflicción, como para un ladrón sanguinario.Después de haber descargado los azotes sobre su cuerpo, de haber puesto espinas en su cabeza, ataste todavía sus bellas manos que te habían modelado a partir de la tierra y diste hiel para beber a aquella boca hermosa que te había dado a beber la vida y diste muerte a tu Señor en el día de la Gran Festividad.Y tú te regalabas mientras él sufría hambre; tú. bebías vino y comías pan, mientras él bebía vinagre y hiel; tú andabas con rostro radiante, mientras él estaba demacrado; tú exultabas, mientras él se afligía; tú cantabas, mientras él era condenado; tú dabas órdenes, mientras él era clavado; tú danzabas, mientras él era sepultado; tú te recostabas sobre muelle lecho, y él en un féretro y en un sepulcro.
Oh Israel criminal, ¿por qué has cometido esta inaudita injusticia, arrojando a tu Señor a sufrimientos sin nombre, al que es tu amo, al que te modeló, al que te creó, al que te honró, al que te llamó Israel?
Tú no te has mostrado como Israel, pues no has visto a Dios, no has reconocido al Señor, no has sabido, Israel, que éste es el primogénito de Dios, el que fue engendrado antes que la estrella de la mañana, el que hizo surgir la luz, el que hizo brillar el día, el que separó a las tinieblas, el que afirmó el primer borne, el que suspendió la tierra, el que secó el abismo, el que extendió el firmamento, el que puso orden en el mundo, el que dispuso los astros en el cielo, el que hizo brillar los luminares, el que hizo los ángeles que están en el cielo, el que fijó allí los tronos, el que modeló al hombre sobre la tierra.
Él es el que te eligió y te condujo desde Adán hasta Noé, desde Noé a Abraham, desde Abraham a Isaac y a Jacob y a los patriarcas; él te condujo a Egipto, y te protegió y allí te sustentó; él iluminó tu camino con una columna de fuego, y te cobijó bajo la nube, y dividió el mar Rojo conduciéndote a través de él, y dispersó a tu enemigo.El es quien te dio el maná del cielo, el que te dio a beber de la piedra, el que te dio la ley en el Horeb, el que te dio en herencia la tierra (prometida), el que te envió a los profetas y suscitó tus reyes
Con él has sido impío, con él has cometido iniquidad, a él has dado muerte, con él has traficado, reclamándole los didracmas como precio de su cabeza. . .
Verdaderamente amarga es para ti esta fiesta de los ázimos, como está escrito:«Comeréis panes ázimos con hierbas amargas.» Amargos son para ti los clavos que afilaste, amarga para ti la lengua que aguzaste, amargos para ti los falsos testigos que presentaste, amargas para ti las cuerdas que preparaste, amargos para ti los azotes que descargaste, amargo para ti Judas, a quien pagaste, amargo para ti Herodes, a quien obedeciste, amargo para ti Caifás, a quien te confiaste, amarga para ti la hiel que proporcionaste, amargo para ti el vinagre que cultivaste, amargas para ti las espinas que recogiste, amargas para ti las manos que ensangrentaste.Has dado muerte a tu Señor en medio de Jerusalén...

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)