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viernes, 2 de junio de 2017

ARTURO SOSA ABASCAL: “EL DIABLO ES PURA INVENCIÓN”

En reciente entrevista concedida al periodista Jorge Benítez Montañés del diario español EL MUNDO, el Superior General de los jesuitas (conocido también como “Papa negro”) Arturo Sosa Abascal (ya tristemente célebre por haber afirmado que las palabras de Jesús no serían como dicen que ha dicho), habló de las mujeres en la Iglesia (conciliar), del “matrimonio homosexual”, del paso que tuvo la Compañía de Jesús arrupiana de las sombras wojtylianas al solio petrino, y de la situación política en su país natal, Venezuela.
 
Arturo Sosa Abascal
 
Pero en el final, el periodista le pregunta a Sosa Abascal “si cree que el mal es un proceso de la psicología humana o proviene de una entidad superior”, a lo cual respondió:
“Desde mi punto de vista, el mal forma parte del misterio de la libertad. Si el ser humano es libre, puede elegir entre el bien y el mal. Los cristianos creemos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto Dios es libre, pero Dios siempre elige hacer el bien porque es todo bondad. Hemos hecho figuras simbólicas, como el diablo, para expresar el mal. Los condicionamientos sociales también representan esa figura, ya que hay gente que actúa así porque está en un entorno donde es muy difícil hacer lo contrario”.
ACTUALIZACIÓN (1 de Agosto de 2017): En entrevista concedida el 17 de Julio a Paulo Rocha, presentador del programa Ecclesia (de la agencia informativa eclesial portuguesa del mismo nombre), el presbítero jesuita Vasco Pinto de Magalhães responsable del noviciado jesuita en Portugal, hablando de su libro “O mal e o demônio”, se permitió expresar las siguientes afirmaciones:
“El demonio no es una entidad personal que entra. El demonio es un desorden, una fuerza desordenadora [...] Pero cada vez más la Iglesia sabe que es un problema psíquico. Los grandes exorcistas, en el fondo, nunca encontraron verdaderamente un espíritu, encontraron una espiritualidad perturbada que precisa ser reorganizada por el amor. Los exorcismos de Jesucristo fueron curar psicopatologías.
 
El exorcismo no saca nada que haya dentro, el exorcismo comunica paz, equilibrio y orden, porque no tiene nada que sacar –un espíritu no está dentro de otro espíritu (…) El espíritu no tiene dentro nu fuera. Por tanto, es una fantasía nuestra para explicar un poco esa realidad”.
  
Cuán distintos son los señores Sosa Abascal y Pinto de Magalhães respecto de aquel de quien blasonan ser herederos y seguidores, San Ignacio de Loyola (del que está escrito en la lección VI de Maitines que “In Dǽmones mirum exércuit impérium”, que tuvo admirable poder sobre los demonios), el cual reconocía que satanás el maldito es una entidad real y personal, y describe su accionar perverso en las almas:
El enemigo se hace como mujer en ser flaco por fuerza y fuerte de grado, porque así como es propio de la mujer, cuando riñe con algún varón, perder ánimo, dando huída cuando el hombre le muestra mucho rostro; y por el contrario, si el varón comienza a huír perdiendo ánimo, la ira, venganza y ferocidad de la mujer es muy crecida y tan sin mesura; de la misma manera es propio del enemigo enflaquecerse y perder ánimo, dando huída sus tentaciones, cuando la persona que se ejercita en las cosas espirituales pone mucho rostro contra las tentaciones del enemigo haciendo el oppósito per diámetrum; y por el contrario, si la persona que se ejercita comienza a tener temor y perder ánimo en sufrir las tentaciones, no hay bestia tan fiera sobre la haz de la tierra como el enemigo de natura humana, en prosecución de su dañada intención con tan crecida malicia.
  
Asímismo se hace como vano enamorado en querer ser secreto y no descubierto: porque así como el hombre vano, que hablando a mala parte requiere a una hija de un buen padre, o una mujer de buen marido, quiere que sus palabras y suasiones sean secretas; y el contrario le displace mucho, cuando la hija al padre o la mujer al marido descubre sus vanas palabras y intención depravada, porque fácilmente collige que no podrá salir con la impresa comenzada: de la misma manera, cuando el enemigo de natura humana trae sus astucias y suasiones al ánima justa, quiere y desea que sean recibidas y tenidas en secreto; mas cuando las descubre a su buen confesor o a otra persona espiritual, que conozca sus engaños y malicias, mucho le pesa: porque colige que no podrá salir con su malicia comenzada, en ser descubiertos sus engaños manifiestos.
  
Asímismo se ha como un caudillo, para vencer y robar lo que desea; porque así como un capitán y caudillo del campo, asentando su real y mirando las fuerzas o disposición de un castillo, le combate por la parte más flaca; de la misma manera el enemigo de natura humana, rodeando mira en torno todas nuestras virtudes teologales, cardinales y morales; y por donde nos halla más flacos y más necesitados para nuestra salud eterna, por allí nos bate y procura tomarnos. (San Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, Reglas para la 1ª Semana, nums. 325-327)
   
Por otra parte, la existencia del diablo como autor del mal y del Infierno como lugar de condenación eterna para los demonios y los réprobos es un dogma de Fe, el cual no puede ser negado sin incurrir en apostasía y caer en anatema, la maldición de Dios que arroja en vida al Infierno:
Si alguno dice que el diablo no fue primero un ángel bueno hecho por Dios, y que su naturaleza no fue obra de Dios, sino que dice que emergió de las tinieblas y que no tiene autor alguno de sí, sino que él mismo es el principio y la sustancia del mal, como dijeron Maniqueo y Prisciliano, sea anatema”. (I Concilio Bracarense, año 561. Anatema VII contra los priscilianistas).
  
Incluso el escritor y dandy francés Charles de Baudelaire en su libro El spleen de París o Pequeños poemas en prosa, pone estas palabras en boca de un predicador:
“Queridos hermanos, no olvidéis nunca, cuando oigáis elogiar el progreso de las luces, que la más bonita astucia del diablo está en persuadiros de que no existe”.
 
Es innegable a todas luces que la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola con el fin de defender la Fe Católica contra los herejes, terminó pocas décadas después de su muerte convertido en un abominable e inmundo pozo de apostasía y modernista:
  • Polémica De auxíliis entre Luis de Molina SJ y Domingo de Bañez OP, sobre la gracia divina y su relación con la libertad humana.
  • La Controversia de los Ritos chinos y malabares: los jesuitas introducían elementos de las religiones locales en la predicación de la Fe Católica (uso del término Tiānzhǔ -en chino 天主, Señor del Cielo- para referirse a Dios, veneración a Confucio y culto a los antepasados en China; uso de ornamentos y permisión de prácticas brahmánicas en la India), contrariando a los dominicos y franciscanos, que insistían en conservar intacta la Oración y Creencia Católica. Esta práctica acomodaticia jesuita fue condenada por Clemente XI con la Bula Ex illa die en 1715, y por Benedicto XIV con las bulas Ex quo singulári (1742) y Ómnium solicitúdinum (1744).
  • Laxismo moral en la confesión y dirección espiritual (por el cual Blaise Pascal y San Alfonso María de Ligorio les reprocharon por igual) e intromisión en política seglar, razón por la cual fueron expulsados de España y las Sicilias por Carlos III en 1767 y disueltos el Papa Clemente XIV en 1773.
  • El rechazo por parte de Edouard Dhanis a la Virgen de Fátima y sus mensajes, que influyó en los antipapas conciliares para presentar a la impostora Lucía de Coímbra y el Secreto falso del 2000.
  • El herético, cismático y apóstata Vaticano II, concilio presidido por jesuitas liberales y modernistas como Karl Rahner y John Courtney Murray, y del cual se dio la deriva al marxismo bajo el mandato de Pedro Arrupe, y la intensificación de la presente apostasía por el Antipapa Francisco Bergoglio.
Ya los jesuitas arrupianos no les queda para aumentar su imagen más que proferir herejías y propiciar sacrilegios, pues ellos están para desaparecer por sí solos de sobre la faz de la tierra, a juzgar por su descenso en las estadísticas que cada año publica el Anuario Pontificio. Pero si quieren conservar su inicial SJ para mantener vivo cierto renombre antiguo, bien pueden conservarla, pero con un nuevo significado: SOCIETÁTIS JUDÆ.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)