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martes, 12 de junio de 2018

LA “BEATIFICACIÓN” DEL “OBISPO FRAGOTERO” ANGELELLI

El pasado sábado 9 de los presentes mes y año, la Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó el siguiente Boletín:
El 8 de junio de 2018, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a S. E. el cardenal Angelo Amato, S.D.B., Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Durante la audiencia, el Santo Padre autorizó a la misma Congregación a promulgar los Decretos relativos a:
  • El milagro atribuido a la intercesión del beato Nunzio Sulprizio, laico; nacido en Pescosansonesco (Italia) el 13 de abril de 1817 y fallecido en Nápoles (Italia) el 5 de mayo de 1836.
  • Un milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María de la Concepción Cabrera de Armida Arias, laica y madre de familia; nacida en San Luis Potosí (México) el 8 de diciembre de 1862 y fallecida en Ciudad de México (México) el 3 de marzo de 1937.
  • Un milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María Guadalupe Ortiz de Landázuri y Fernández de Heredia, laica, de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y del Opus Dei; nacida en Madrid (España) el 12 de diciembre de 1916 y fallecida en Pamplona (España) el 16 de julio de 1975.
  • El martirio de los Siervos de Dios Enrique Ángel Angelelli Carletti, obispo de La Rioja, Gabriel Joseph Roger Longueville, sacerdote diocesano, Carlos de Dios Murias, sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, y Wenceslao Pedernera, laico y padre de familia, asesinados por odio a la fe en Argentina en 1976.
Del bienaventurado Nunzio Sulprizio (fue beatificado en 1963), poco podemos decir, salvo que León XIII -quien lo declaró venerable en 1877- lo propuso como modelo de los trabajadores católicos de todas edades. Sobre Concepción Cabrera de Armida y Guadalupe Ortiz de Landázuri, mejor no hablar. Es en cuanto a estos últimos que se hablará ahora, en especial de Angelelli, de quien en su momento señalamos que fue uno de los firmantes del “Pacto de las Catacumbas”:
Enrique Ángel Angelelli: [...] El “Obispo fragotero” o “Monseñor Satanelli” es tristemente célebre porque apoyó a los Montoneros y porque quiso acabar con la espiritualidad tradicional de La Rioja. Murió en 1976 en un accidente de tráfico que los comunistas pretenden pasar por crimen de lesa humanidad; y ¡Bergoglio lo proclamó “mártir” en un servicio religioso!).
  
A este fin, traemos varios artículos del blog CRISTIANDAD Y PATRIA, que el DIARIO PREGÓN DE LA PLATA presentó en una sola nota titulada
 
 
Enrique Ángel Angelelli Carletti, alias “Satanelli” o “Monseñor fragotero”, capellán de los Montoneros
 
A continuación damos a conocer algunos datos sobre la vida y el accidente de tránsito en que murió el Obispo Enrique Angelelli, citando la fuente, perteneciente al blog de “Cristiandad y Patria”, editadas para conformar una nota unitaria. La información de dicho blog es la que sirve de fuente a esta nota.
 
Debemos aclarar que la Iglesia no se opone, sino que promueve, la dignidad de la persona en el trabajo mediante el justo salario y el justo precio de los bienes y servicios. A su vez, se opone a toda forma de terrorismo y de violencia inicua o injustificada, a todo materialismo, a todo modernismo en el ámbito de la Fe, y a toda desviación herética. San Francisco de Asís es una muestra del desprendimiento de una persona en pos de Cristo, pero mucho dista la prédica de San Francisco de Asís con la de Mons. Enrique Angelelli, y esa distancia es la misma que le impide ser canonizado.
 
ANTES Y DESPUÉS DEL CONCILIO VATICANO II
La Conferencia Episcopal editó un volumen titulado Iglesia y Democracia, en el que mutiló los conceptos heréticos de un texto a cuya redacción contribuyó en forma decisiva el ex obispo riojano Enrique Angelelli. Se trata del Documento de San Miguel que en abril de 1969 introdujo la versión marxista de la lucha armada violenta con la excusa de adaptar a la realidad del país las conclusiones de la Conferencia del CELAM en Medellín y del Concilio Vaticano Segundo.
  
Angelelli era vicepresidente y animador de la Comisión Episcopal Especial del Plan de Pastoral (COEPAL) que, bajo su orientación, cobijaba al grupo de heréticos “teólogos” y “peritos” que prepararon el texto. El libro, editado por Bergoglio, sostiene que “no debemos tener miedo a la verdad de los documentos”. Pero el punto 2 del Documento de San Miguel se interrumpe en forma abrupta y, sin explicaciones, se pasa al 4. El final del truncado punto 2 dice que es el deber evangelizador de los obispos “trabajar por la liberación total del hombre e iluminar el proceso de cambio de las estructuras injustas y opresoras generadas por el pecado”. El omitido punto 3 es aquel en que el Episcopado sentenció que “la liberación deberá realizarse en todos los sectores en que hay opresión: el jurídico, el político, el cultural, el económico y el social”. La introducción del mismo documento, también suprimida por Bergoglio, decía que en ese proceso de liberación los obispos participarían con “la violencia evangélica del amorpara proclamar públicamente nuestro compromiso en todas sus dimensiones”.
  
Tras semejantes palabras, una generación de jóvenes católicos formados por esos heréticos maestros tomaron esos conceptos inequívocos como guía de su conducta, y empuñaron las armas, porque los Obispos debían bendecir el amor al odio de esos “jóvenes católicos”, que se “comprometían” con la “liberación”. Efectivamente, Angelelli fue uno de los motores que llevó a jóvenes católicos a convertirse en guerrilleros, tal como sucediera con Mario Firmenich, integrante de la Acción Católica que acabó como uno de los jefes del terrorismo.
  
De sacerdote a Obispo
“Debemos confesar humildemente que hemos estado alejados de la clase obrera y nos hemos presentado ante ella como una Iglesia burguesa”, afirmó Angellelli cuando era sacerdote en 1958.
  
En diciembre de 1960 fue designado por Juan XXIII como arzobispo auxiliar de Córdoba, y nombrado vicario general de la Arquidiócesis. El Canuto Angelelli tenía 42 años y no aceptó la sugerencia del arzobispo Ramón José Castellano de abandonar su moto una vez consagrado obispo. Tampoco el reclamo de los empresarios de una fábrica que le pidieron que sancionara a los sacerdotes que apoyaban a un grupo de trabajadores en conflicto. “Si estas injusticias continúan, algún día estaremos en el mismo paredón los patrones y los curas. Ustedes por no haber sabido practicar la justicia social. Nosotros por no haber sabido defenderla”, les dijo. Sin embargo, las afirmaciones no eran de un Obispo basado en la Doctrina Social de la Iglesia, sino en una visión marxista, materialista, donde la Fe Católica era una excusa para la revolución comunista.
 
Enrique Angelelli (derecha) durante la época del Vaticano II
 
En una de sus primeras decisiones dispuso que los alumnos del Seminario Mayor visitaran las capillas y barrios obreros para tomar contacto con esa realidad. Los sacerdotes que volvían de Europa, ideologizados por el Obispo auxiliar, se apartaban del antiperonismo y el antimarxismo prevalecientes en Córdoba. Esto los puso en conflicto con el Arzobispo, cuando se pronunciaron por una Iglesia pobre y evangélica y en favor del plan de lucha de la CGT, materia propia de los laicos y en la cual no debían intervenir los Obispos por ser ajena a su ámbito de responsabilidad.
  
Tales sacerdotes, liderados por Angelelli, llegaron a objetar la oposición del Arzobispado a una ley de educación del gobernador Justo Páez Allende. Afirmaban que la libertad de enseñanza que defendía el Arzobispo Castellano era una hipocresía porque sólo beneficia a “alguna clase privilegiada” y las inversiones edilicias de los colegios católicos “una bofetada que suena a sacrilegio en el rostro de los pobres”. La agitación política intraeclesial hizo que la Santa Sede retirara a Castellano y designara como nuevo arzobispo a Raúl Primatesta, quien confirmó al auxiliar Angelelli, como forma de congraciarse con el clero joven revolucionario y minoritario. ¿Estaría entre ese grupúsulo Mons. Carlos José Ñañez cuando era un seminarista?
  
“El pequeño Concilio”
Durante una reunión de equipos de sacerdotes de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires realizada en Quilmes y bautizada como “El pequeño Concilio” se criticó con aspereza a la jerarquía.
 
El Nuncio Humberto Mozzoni, el cardenal Antonio Caggiano y otros obispos denunciaron que se asistía a un “derrumbe de la obediencia”.
  
El revolucionario Obispo Angelelli defendió el “Pequeño Concilio” en la asamblea episcopal: “Nuestras opiniones a veces son anticonciliares. Esto escandaliza a los sacerdotes, que nos ven asustados del clero, con miedo de tocar temas tabú, como el celibato, la obediencia y los encuentros sacerdotales”. Efectivamente, Angelelli se mostraba así como un hereje nato, que contradecía el Magisterio y la Tradición de la Iglesia.
 
En torno de la Parroquia Cristo Obrero y del Hogar Sacerdotal en el que vivía Angelelli, conectados por un patio interno, se nuclearon los grupos de cristianos revolucionarios que luego de una larga huelga de hambre de 1966 consideraron que se cerraban los caminos de las reivindicaciones estudiantiles y se entregaron a una militancia de base en sectores obreros que derivaron en la formación de distintos grupos, como el Peronismo de Base, el Comando Camilo Torres, el Peronismo Revolucionario y Montoneros.
  
En 1968 Angelelli fue designado obispo de La Rioja, pero siguió atento a lo que sucedía en Córdoba. Al Cordobazo lo llamó grito de rebeldía lanzando por la juventud y la clase obrera y le dio una interpretación profética. En su primera homilía riojana anunció que venía a servir a los pobres, hambrientos y sedientos de justicia.
  
Muy pronto comenzó a provocar a los dirigentes locales y al poder político. En un documento, elaborado por cerca de 50 curas y monjas y 150 laicos en la Semana Diocesana, denunció “una situación de injusticia y violencia que constituye un pecado institucionalizado”, y proclamó que la tierra debe ser para quien la trabaje. Promovió la creación de sindicatos de mineros, peones rurales y empleadas domésticas, cooperativas de producción y consumo de tejidos, ladrillos, relojes, pan y para poner a producir los latifundios ociosos de la zona conocida como la Costa.
  
Una de las cooperativas promovidas por Angelelli reclamaba la expropiación de un latifundio, propiedad de un usurero que se había ido apropiando de los pequeños fundos de sus deudores.
     
Como los Apóstoles
En 1970 los amigos y compañeros de discusión política de Angelelli en el Hogar sacerdotal de Córdoba, Ignacio Vélez y Emilo Maza participaron en el ataque a una unidad militar en La Calera. En el evento también estuvo involucrado el sacerdote Erio Vaudagna, uno de los ex colaboradores de Angelelli el cual, desde La Rioja, los comparó con los Apóstoles: “También les dijeron que eran subversivos. Al jugarse y tomar en serio las cosas, eran lúcidos y sinceros y renunciaban a lo propio para caminar con los otros”, dijo. La lucha armada subversiva, revolucionaria y terrorista, era públicamente alentada y reivnidicada por el Obispo Angelelli.
  
A su vez, Angelelli dejó de celebrar la Misa de Nochebuena en la Catedral de la Capital riojana, e instaló el altar en un rancho humilde de un barrio marginal, que comparó con la gruta de Belén.
  
En 1971 el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo sostuvo que si el Ejército había sido “copado poco a poco por el imperialismo y la oligarquía” era lógico que el pueblo buscara “recrear por sí mismo la fuerza militar que se le niega y depositar su confianza en nuevos grupos armados solidarios con su causa”. Según el documento del MSTM también eran políticas las homilías del cardenal Caggiano que dan una imagen de la Iglesia “no servidora de los pobres sino domesticada y servil a los poderosos”. Cuando Caggiano, Adolfo Tortolo y José Miguel Medina exigieron una respuesta disciplinaria del Episcopado, Angelelli propuso acercarse a los sacerdotes.
  
La disciplina, la custodia íntegra de la Fe, fue convertida en “diálogo” con quien promovía públicamente la herejía y la violencia desde dentro de la Jerarquía de la Iglesia, un Obispo que en vez de ser seguidor de los Apóstoles de Pentecostés, seguía a Judas… traicionando toda la enseñanza que por Tradición tenía el deber de transmitir. “Dialoguemos para ser ayudados, para que nos ilustren”, afirmó Angelelli en una táctica para la defensa de quienes desde el marxismo militante y terrorista pretendían imponerse sobre la sociedad. Es más: los Obispos debían ser “ilustrados” por esos sacerdotes tercermundistas heréticos, en vez de cumplir con su deber de ser fieles al Magisterio y la Tradición.
  
Comisión Permanente respondió al MSTM que no era evangélico el enjuiciamiento de los obispos “como infieles y serviles”. Traducido significa: es antievangélico y atenta contra la Tradición de la Iglesia el afirmar que los Obispos son “infieles y serviles”. En aquél momento, estos grupúsculos eran una minoría de sacerdotes infiltrados y malformados, que luego con el transcurso de los años se irían multiplicando, provocando deserciones de vocaciones reales, e incluso retirándose ellos mismos del sacerdocio, en un colapso eclesiástico sin precedentes en la Historia de la Iglesia.
  
Durante una Asamblea Plenaria de 1972, Angelelli impugnó el borrador de documento que circulaba, porque omitía “la responsabilidad de las Fuerzas Armadas, los políticos, dirigentes sindicales, los grupos económicos, el fuero antisubversivo y sus consecuencias, presos, torturas”. También sostuvo que recientes documentos de Perón y de los sacerdotes del tercer mundo “impactan y son más seguidos que nuestros documentos. Que en la práctica no aparezcan estos documentos como los magisteriales para con nuestro pueblo y el nuestro desechado por diluido, por no comprometido”.
 
La Comisión Permanente del Episcopado escuchó a este Obispo herético, sin pronunciarse sobre su queja contra los informes de los servicios de informaciones.
  
La familia Menem
Cuando el general Roberto Levingston reemplazó a Juan Carlos Onganía en la presidencia, el político conservador nacido en Anillaco Eduardo Menem quedó a cargo de la intervención federal en La Rioja. Su familia poseía una bodega. Su hermano Carlos Menem era candidato justicialista a la gobernación y prometió que entregaría el latifundio a la cooperativa.
  
Enrique Ángel Angelelli Carletti y Carlos Saúl Menem Akil a su diestra, durante la procesión en honor de San Nicolás de Bari en Anillaco. Es de advertir que entonces Menem era musulmán, y su padre, Eduardo, le prohibió la entrada a su casa mientras fuera amigo de Angelelli.
  
Angelelli se sintió confiado luego de su victoria y el 13 de junio de 1973 viajó al pueblo natal del gobernador. Allí se encontró con una algarada conducida por un grupo de comerciantes y terratenientes, entre ellos Amado, César y Manuel Menem, hermano y sobrinos del ex interventor y del electo gobernador. Se produjo una manifestación frente al templo, en la cual denunciaron con altoparlantes el propósito de Angelelli de reemplazar al viejo párroco Virgilio Ferreyra por dos sacerdotes capuchinos (uno de los cuales era Fray Puigjané, quien intervino en el copamiento de La Tablada en 1989). Los manifestantes declararon a Anillaco Capital de la Fe, e irrumpieron por la fuerza en el templo y la casa parroquial. Cuando Angelelli se retiró luego de suspender las celebraciones religiosas, lo corrieron a pedradas.
  
Arguyendo la intranquilidad social, Menem retiró su apoyo a la cooperativización del latifundio y la Legislatura decidió venderlo en parcelas, tal como había dispuesto el gobierno militar. Los sacerdotes riojanos habían pedido la excomunión de los tres Menem y sus acompañantes, pero Angelelli prefirió una sanción menos drástica, el entredicho, y ofreció su renuncia a la Santa Sede.
  
La algarada
El Superior general de los Jesuitas, Pedro Arrupe, y el arzobispo de Santa Fe, Vicente Zazpe Zarategui, visitaron La Rioja y declararon que la línea pastoral de Angelelli era acertada, porque seguía las opciones del Concilio, de Medellín y del Papa. Tanto Arrupe como Zazpe buscaron justificar la posición de Angelelli en su dictamen. Pero Zazpe viajó como auditor de la diócesis. Llevaba dos documentos del secretario de Estado, Jean Villot: una carta de apoyo al obispo e instrucciones reservadas. Debía informar sobre las orientaciones pastorales de Angelelli que “no recogen el consenso de todo el Episcopado argentino”. En Los Molinos, el pueblo anterior a Anillaco, “una multitud enardecida” reclamó la destitución del obispo “por marxista y comunista”. El enviado aceptó una audiencia colectiva con los entredichos quienes exigieron la remoción de Angelelli, mientras desde un altoparlante se difundían marchas militares. Uno de los sancionados le dijo que Angelelli “se va por las buenas o por las malas, y si no es por las malas será lo peor”.
  
En su informe al Vaticano, Zazpe consignó que las posiciones eran irreductibles. Mientras los sectores pobres y de la juventud, deformadas por una prédica ideológica no católica, apoyaban la actuación de Angelelli, muchos integrantes “de instituciones anteriores -Acción Católica, Cursillos de Cristiandad, Ligas de Padres de Colegios-”, la repudiaban. En este sector se “mezclaban motivaciones de índole religiosa, política, socio-económica”.
   
En marzo de 1974 la Secretaría de Estado recomendó a Zazpe que continuara al lado de Angelelli para alentarlo y aconsejarlo a introducir rectificaciones que favorecieran la reconciliación con los censurados. Sin abandonar la opción por los pobres, debía propiciar el diálogo con los disidentes. Como se puede comprobar, el Obispo herético se convertía en “oficialista”, y quienes reclamaban por la ortodoxia, que en aquél momento eran mayoritarios, se convirtieron en “disidentes”.
  
La directiva para Angelelli fue corregir los abusos litúrgicos de sus sacerdotes, el escaso contenido religioso de su predicación y los aspectos de su comportamiento “no aceptados por gente de fe simple y alejada de las novedades”. Efectivamente, tal como expresa la directiva para el Obispo, se trataba de una prédica politiquera, de un mesianismo temporal que ofrecía el paraíso en la tierra sin importar el Pecado Original, en omisión del Evangelio cuya lectura sólo servía de inspiración a semejante ideología materialista.
  
Luego Angelelli viajó para su visita ad limina apostolorum a Roma. Pese a la amenaza de muerte de la Triple A y el consejo del gobernador Menem de que se fuera porque su vida corría peligro, regresó en diciembre. Pablo VI lo instaba a seguir haciendo concreto el Concilio en su diócesis. Efectivamente, a Pablo VI no le importaron las herejías que Angelelli introducía, sino que incluso lo alentó a proseguir inculcando el marxismo materialista entre su feligresía, entre sus seminaristas y sacerdotes. Luego Pablo VI afirmaría que “el humo de Satanás” ya había ingresado dentro de la Iglesia…
   
Además, Pablo VI le entregó una carta de complacencia por su sacrificada actividad en favor de los más necesitados y de condena por “las violencias y difamaciones” que padeció. Angelelli se presentaba como perseguido, como víctima, y no como perseguidor de la ortodoxia, victimario de la Tradición recibida de Jesucristo.
   
El Papa le anunciaba que los responsables de los ataques recibirían “el debido requerimiento” por sus actos. Pero también le pedía que levantara la suspensión litúrgica en Anillaco, que se reconciliara con el párroco Ferreyra, que sus colaboradores prestaran “preeminente atención a los valores espirituales”, y que ejerciera la conducción diocesana también sobre aquellos laicos que no compartían “aspectos no esenciales de la pastoral diocesana”. La “pastoral diocesana” tenía el aspecto esencial de marxista… algo condenado como “intrínsecamente perverso” por el Magisterio.
  
Redención por la sangre
Durante una visita a la base aérea de Chamical, donde también se cuestionaba a Angelelli, el pro-vicario castrense Victorio Bonamín dijo que el pueblo había cometido pecados que sólo podían redimirse con sangre.
     
El 12 de febrero de 1976, el Ejército arrestó en Mendoza al vicario general de la diócesis de La Rioja, Esteban Inestal, y a dos integrantes del Movimiento Rural diocesano. Uno de los oficiales les dijo que Juan XXIII y Pablo VI habían destruido la Iglesia de Pío XII, que los documentos de Medellín eran comunistas y que la Iglesia riojana estaba separada de la Iglesia argentina.
   
Angelelli ofreció una vez más su renuncia a la Conferencia Episcopal. Durante la inauguración del curso lectivo de 1976 en la base aérea, el vicecomodoro Lázaro Aguirre interrumpió la homilía que pronunciaba Angelelli sobre la responsabilidad social de los cristianos: “Usted hace política”, le gritó.
     
En su misa radial del 1º de marzo, Angelelli describió la fractura profunda que enfrentaba a unos sectores de la Iglesia con otros (el planteo de semejante fractura, de una Iglesia “conservadora” enfrentada a una Iglesia “del progreso” ya había sido condenada por San Pío X como parte de la herejía modernista).
     
Angelelli sostuvo que cada sector de la Iglesia influía a su vez sobre sectores decisivos de la militancia política y de las Fuerzas Armadas: “Se busca dividir y separar a obispos y sacerdotes de sus comunidades, obstaculizar la misión divina de la Iglesia junto a su pueblo en la catequesis y en la evangelización, controlarla para que el Evangelio no llegue a su pueblo, se busca suprimir toda militancia cristiana y apostólica en su laicado”, dijo. El único problema, era que las comunidades estaban siendo deformadas heréticamente, mientras que eso que llamaba “la militancia cristiana y apostólica” del laicado consistía en empuñar las armas y salir a matar gente, poner bombas y efectuar toda clase de actos terroristas.
  
Dos semanas después, Angelelli suspendió los oficios religiosos en la capilla de la base.
  
Un accidente
Angelelli tuvo un accidente de tránsito cuando viajaba a Buenos Aires con una denuncia sobre el secuestro y asesinato de sus sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos Murias. El diario vaticano L’Osservatore Romano presentó el caso como un “extraño accidente”. Pero el cardenal Juan Carlos Aramburu negó que se tratara de un crimen.
  
La biografía oficial del ex nuncio Pio Laghi fue hipercrítica con Angelelli, a quien vinculaba con “los extremismos que proponía la Teología de la Liberación”. Laghi y sus colaboradores en el libro, los obispos Laguna y Casaretto, sostienen que Pablo VI dio orden de que no se tomaran fotos para no “inmortalizar” la última visita del “incómodo” obispo riojano al Papa, debido a sus “heterodoxias doctrinales”. Pablo VI se fotografió en el gesto de tomar la mano de Angelelli el 7 de octubre de 1974 en el Vaticano.
  
Montini Alghisi/Pablo VI y Enrique Angelelli
  
Ni mártir: hereje
Tras años de denuncias de la izquierda, que insistía en que el caso de Angelelli fue un “asesinato de los militares” (estuvo implicado en esto Pérez Esquivel, Nobel de la Paz), el 20 de abril de 1990 la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba en su resolución expresa:
La Corte Suprema de Justicia de la Nación atribuyó a esta Cámara Federal la responsabilidad jurídica de conocer e investigar la verdad respecto del hecho que costara la vida de Monseñor Enrique Angelelli. A tales fines se practicaron numerosas medidas tendientes a esclarecer su muerte, algunas de ellas totalmente nuevas, producto de la investigación realizada por el Tribunal, como la identificación previa y citación de Perotta, testigo a quién se atribuían versiones comprometedoras respecto de la causa del accidente, y que cuando concurrió a declarar y describió los hechos tal como los había visto, en nada coincidían con la historia tejida alrededor suyo. También la declaración de Hugo Alvarez, quién negó incluso haber pasado ese día por el lugar del accidente, y que había sido sindicado como un testigo de fundamental importancia. Asimismo se suman los complejos informes del médico de Tribunales Federales, que sirvieron para explicar y aclarar los aspectos técnicos de las lesiones encontradas y los posibles medios que las provocaron. No obstante lo expuesto y todo lo actuado en autos, resulta imposible poder asegurar que el hecho haya sido consecuencia de un accionar doloso. Está probado que la muerte se produjo a causa del accidente, pero a esta altura de la investigación, que se considera agotada, no hay elementos suficientes que permitan afirmar que el accidente haya sido efectivamente provocado...”.
  

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ANGELELLI: UN OBISPO ROJO
 
El doble mito de la vida la muerte de Angelelli se ha construido hacia atrás, como tantos otros: primero se falseó su muerte, era imperativo rodearla de un contenido de “martirio” ya que la verdad, un mero accidente de tránsito, causado por negligencia e imprudencia, no otorgaba el carácter de víctima de la injusticia y de la ilegalidad que era necesario otorgar a este activista del marxismo que había alcanzado la mitra obispal.
 
Y luego, como condición imprescindible de elaboración del mito, se mintió sobre su vida, elaborando la figura de un pastor querido por su grey, que atendía las necesidades de ella y la defendía de las injusticias que los malévolos militares hacían llover a baldazos sobre la misma.
  
Con esto los autores de la impostura daban la puntada final y cerraban su negocio: tenían un mártir que exhibir, para comprometer a la Iglesia Católica Apostólica Romana en las luchas del marxismo ateo y materialista. Realmente una creación mefistofélica: Cristo y su Iglesia sirviendo a sus enemigos.
  
Pero esta descomunal mentira, por lo grosero de la misma, por sus miras subalternas, hace agua por todos los costados, tanto como la personalidad de sus autores: los obispos monseñores Miguel Hesayne y Mariano Jaime de Nevares, el fraile Antonio Puigjané y Adolfo Pérez Esquivel, quienes fueron emisores constantes de solicitadas y declaraciones de apoyo al más brutal e ignominioso Régimen que tuvo el continente americano (la tiranía castrocomunista cubana) y en el caso específico de Puigjané haber sido copartícipe del asesinato de 40 personas y horribles mutilaciones a otros mas en su demencial y salvaje agresión al Regimiento 3 de Infantería en La Tablada.
  
Solo ha podido ser mantenida esta falsía en la opinión pública por la campaña sistemática que hace la claque de medios de difusión y periodistas rojos, los mismos que están denodadamente tratando de instalar en la población el asesinato de niños por nacer, ancianos y enfermos, la despenalización de la droga, la homosexualidad, la iniciación temprana en el sexo y la promiscuidad.
  
Justamente si analizamos los nombres y apellidos de los que tratan de imponer a la comunidad la imagen de un Angelelli mártir, veremos que figuran como propagandistas de la cultura de la muerte, la contranatura, la pornografía, el reparto de preservativos a niños, la anulación de la patria potestad, el abolicionismo penal, el relativismo y el ateísmo militante y, en su momento, la violencia armada asesina.
  
Colaboran con estos el grupo de cien sacerdotes y religiosas del elenco estable de firmantes de declaraciones apologéticas de la tiranía cubana y su sucesora, la tiranía bolivariana. Estos discípulos del Foro Social Mundial y la prédica de la Guerra Social y la Acción insurreccional de Masas son los ácidos censores públicos del fallecido Papa Juan Pablo II y del entonces cardenal Joseph Ratzinger devenido hoy en Sumo Pontífice con el nombre de Benedicto XVI. ¿Qué injuria no han derramado sobre ellos? ¿De qué infamia no los acusaron? Como en el ámbito local también hicieron lo mismo con monseñor Antonio Baseotto o Monseñor Héctor Aguer.
  
Estos contubernios no pueden sorprender a nadie en estos momentos en que los homicidas de ayer se llenan la boca encontrando por doquier crímenes de lesa humanidad (menos lo que ellos cometieron) y preparándose para un futuro próximo donde perpetrarán el mas horrible genocidio, el asesinato de los seres mas desprotegidos: los niños por nacer.
  
El mito de su vida
No había mostrado Enrique Angelelli inclinaciones marxistas en sus comienzos, sí una proclividad por la frivolidad, la intriga y el poder. Merodeó los dos centros de poder de ese entonces: la partidocracia y las FF.AA.
   
Era lo que se denominaba un “obispo fragotero” pues se anotaba en cuanto golpe, chirinada, planteo, amotinamiento, declaración de rebeldía o asonada se producía. En el levantamiento de los cuarteles de Azul y Olavarría, a principios de la década del 70, trató de desempeñar un rol importante. Algunos todavía lo recuerdan, manejando a alta velocidad, para golpear la puerta de distintos cuarteles de la Provincia de Buenos Aires, incompresiblemente muy lejos de su diócesis riojana. Por suerte parece que no le abrieron en ninguno.
  
Pero vamos un poco antes cuando luego de de haber se desempeñado como asesor de la JOC y la JUC, en Córdoba donde tenía fluido contactos con el marxismo local, fue designado en 1960 Obispo Auxiliar de Córdoba. En 1965 con la renuncia de monseñor Castellano a la titularidad de la Arquidiócesis de Córdoba, Angelelli creyó, junto a sus acólitos (ya había desarrollado un grupo adicto), que había llegado su momento y lo sucedería. Se produjo su gran decepción por que fue elegido Monseñor Edmundo Rodríguez y Alvárez. Totalmente frustrado en sus ambiciones abandonó sus deberes y fijó su residencia no lejos de casa natal.
  
Al asumir poco después Monseñor Raúl Primatesta el Arzobispado, lo restituyó como Obispo Auxiliar. Angelelli, y esto lo pinta de cuerpo entero, le debió estar muy reconocido. No fue así sino todo lo contrario. Tanto él como sus acólitos de antaño y hogaño son ácidos críticos de monseñor Primatesta, al que no ahorraron ningún soez insulto para calificarlo.
  
En 1968 fue destinado a La Rioja como Obispo. Allí en una comunidad pequeña en número pero de gran fervor religioso, con fuertes celebraciones locales como las de San Francisco Solano, San Nicolás de Bari, el Señor de la Peña, la Virgen India, la Virgen de Andacollo y el Niño Alcalde, la irrupción de un obispo que mostró rápidamente sus súbitas inclinaciones marxistas, como así también un séquito de sacerdotes tercermundistas admiradores de Fidel Castro que trajo (entre los que se contaba el brutal asaltante de La Tablada), crearon fuertes resistencias tanto en el clero local (fueron numerosos los sacerdotes que enfrentaron la ideologizada prédica de Angelelli) como en la feligresía.
  
La creación del minúsculo Movimiento Rural Diocesano, de clara orientación ideológica castrocomunista, por su parte le trajo los recelos y desconfianza general, ya que fue inmediatamente advertida su tendencia bolchevique.
 
La devoción de la mansa grey se vio alterada, y las denuncias contra Angelelli y sus “barbones”, así se llamaba a los recién llegados, se multiplicaron y fueron aumentando en frecuencia e intensidad. El diario local “El Sol” y su grey hacían un juego con su apellido y le denominaban “Satanelli”.
  
El 9 de noviembre de 1972, el capellán de un colegio católico al frente de todos los padres de los alumnos lo increpa por su mala doctrina y trata de expulsarlo de la fiesta conmemorativa del establecimiento. Sacerdotes y fieles organizan para resistir el castrismo del Obispo la “Cruzada Renovadora de la Cristiandad”. Y esto demuestra palmariamente que la oposición a Angelelli no nació en los cuarteles como sus panegisriatas pretenden hacer creer, sino que se originó en el clero, los feligreses y el pueblo todo, que veían destruir la fe que heredaron de sus padres por Angelelli.
   
Así se llega al gravísimo incidente producido en la localidad de Anillaco, cuyos pobladores repudian la presencia de Angelelli y lo expulsan del ejido urbano a él y a los “barbones” partidarios de la Revolución Cubana. Una vez echado el Obispo, el pueblo reunido declaró a Anillaco “Capital de la Fe”, emitiendo del denominado “Grupo Castro Barros” un documento público bajo el significativo e ilustrativo título de “Informe sobre La Rioja, una provincia invadida por guerrilleros clericales”.
  
La situación en la diócesis se había tornado explosiva, Angelelli estaba enfrentado frontalmente con los sacerdotes que defendían la pureza de la doctrina católica, a los que cabe consignar trató de hostigar y vejar por sí y por sus acólitos todo cuanto pudo, y con los feligreses cuya devoción tradicional sentían amenazada por un Obispo que despreciaba a sus sacerdotes y trataba de imponer una imagen de Cristo mas cercana a la del homicida serial conocido como Che Guevara que a la Dios. Para colmo de todo, la inmensa mayoría de ellos seguía políticamente al peronismo ortodoxo que rechazaba fuertemente las tesis de la violencia subversiva y terrorista castrista y que muchos de sus dirigentes fueron asesinados por ella. Así que el Obispo los ofendía en lo religioso y, aunque menos grave, también en sus sentimientos nacionales y políticos en una época en que el terrorismo comunista entrenado en Cuba había derramado ríos de sangre agrediendo al país durante un gobierno de su partido.
  
La muerte de monseñor Angelelli fue el hecho que descomprimió totalmente la tensa y grave situación que hubiera tenido, de otra forma, un final impredecible.
 
El mito de la muerte de Angelelli
a. El Hecho
El día 4 de agosto de 1976, a la altura del Km 1.058 de la Ruta Nacional 38, en cercanías de la localidad Punta de los Llanos, Provincia de La Rioja, como consecuencia del vuelco de la camioneta marca Fiat 125, tipo multicarga, chapa patente F 007968, propiedad del Obispado de La Rioja, fallece Monseñor Enrique Angel Angelelli y se lesiona el Vicario-cura Arturo Aldo Pinto.
 
b. Instrucción sumario policial
Socorrido el supérstite y apersonado personal policial provincial de inmediato se instruye el sumario Nº 5090-6 que determina que: “el vehículo se sale del asfalto para tomar la banquina, por espacio de 86 pasos normales, formando un semicírculo, ... Al tomar contacto el rodado otra vez con el asfalto,.... , por la huella que allí se encuentra, se podría indicar, como el sitio donde se produjo el primer vuelco, .....a 28 pasos del extinto Obispo se encuentra la camioneta Fiat 125 volcada sobre el costado derecho ......presenta la rueda derecha trasera desinflada, sin huellas de reventón, con muy poco dibujo del neumático, en ese mismo costado está cortado el amortiguador. En su interior no se observan manchas de sangre”.
  
A fojas 21 se incluye la pericia mecánica a cargo del Perito Mecánico Ramón Antonio Soria quien claramente señala: “la rueda trasera del costado derecho: su cubierta se encuentra en buen estado a pesar del poco dibujo que tiene; la cámara de este mismo rodado presenta tres parchaduras y una rotura de trece centímetros en la parte externa; la llanta presenta una torcedura en el arista de afuera hacia adentro, producida por un golpe, posiblemente con la cinta asfáltica”........
  
A partir de fojas 22 y s.s. se reseña la pericia fotográfica observándose que en vehículo accidentado el volante se encuentra en perfecto estado (fs. 22), la puerta delantera, costado derecho, está completamente destrozada y doblada (fs. 23), el costado izquierdo del rodado tiene la puerta abollada, desencuadrada y trabada (fs. 24).
   
c. Informe forense y autopsia
Con fecha 4 de agosto de 1976, el médico forense Dr. Enzo Herrera Páez eleva el informe de las lesiones que presenta el cuerpo del occiso:
  • “Cabeza: herida cortante en región parietal izquierda, de trozo lineal de 3 cm de largo. Otorragia izquierda-solución de continuidad en hueso occipital con múltiples trozos de fracturas lo que evidencia una fractura conminuta del occipital”.
  • “Boca: de su boca desde el istmo de las fauces deja ver lo sólido de gran cantidad de sangre y coágulos. De ambas fosas nasales sale sangre con iguales características”.
  • “Miembros superiores: Marcada rigidez cadavérica – Mano izquierda excoriaciones múltiples – mano derecha y muñeca gran sufusión hemorrágica en región dorsal de la misma, con excoriaciones múltiples y pérdida de sustancia en dedo índice, pulgar, medio y anular”.
  • Miembros inferiores: Acentuada rigidez cadavérica – pérdida de sustancia (piel) en talón del pie derecho. Pérdida de sustancia (piel) en talón de pie izquierdo. En el miembro inferior izquierdo en región lateral del muslo presenta dos grandes heridas, la primera de 10 cm. por 5 cm. (largo por ancho), la segunda de 5 cm. de largo por 7,5 cm. de ancho, interesa planos superficiales. En pierna cara interior sobre la tibia presenta una herida que interesa planos superficiales de 8 cm. de largo por 1 cm. de ancho.
  • El día 5 de agosto, a las 0200 hs., se pratica la autopsia verificándose, en su parte mas importante, fracturas en 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª, y 7ª costilla con lesión en pulmón derecho, específicamente lóbulo inferior y parte interior del lóbulo superior, encontrándose sangre en cavidad torácica de 150 cm. Hemitorax izquierdo, en esta región se comprueba la fractura de 4ª, 5ª y 6ª costilla del arco posterior. Corazón: en el hemidiafracma izquierdo cara superior, se observa un hematoma difuso de 7 cm. de largo. Cavidad abdominal: colon transverso de color lila presentando en su lado izquierdo y cerca de la implantación en el intestino un hematoma de 10 cm. de largo por 7 cm. de ancho. Hígado: en cara inferior lóbulo derecho se observa una herida de trazo irregular de 1 cm. de largo.
  
d. Conclusiones del sumario
Las conclusiones sumariales solamente se refieren a un accidente que tiene como hipótesis un hecho fortuito o alguna imprudencia por parte del conductor.
  
e. Caratulación de la causa
El Juzgado de Instrucción en lo Criminal y Correccional Nº 1, a cargo del Dr. Rodolfo Nicolás Vigo, Secretaría del Dr. Elmer Raúl de la Fuente, caratuló esta causa A-2516 como “Angelelli, monseñor Enrique Ángel S/fallecimiento”, con lo que demuestra la ausencia total de sospechas sobre otro tipo de causal del deceso.
 
Este encuadramiento no es objetado en ningún momento por el Fiscal interviniente Dra. Guzmán Loza, Agente Fiscal de los Ministerios en Turno.
  
f. Pericias extraoficiales particulares
A efectos de determinar la mecánica y causas del accidente en forma imparcial e independiente se recurrió a un experto en accidentes viales, quien luego de un pormenorizado y profundo análisis de todos los antecedentes y circunstancias existentes concluyó que:
1) No existen acciones de agentes externos en la producción del choque. Si existen, en cambio, agentes externos pasivos: la banquina de tierra y ripio flojo y el reborde de la calzada asfaltada, en la unión con la banquina de ripio.
 
2) Los factores desencadenantes del accidente fueron:
  • La elevada velocidad de circulación del vehículo.
  • Cubierta trasera derecha gastada en un 70%.
  • Cámara de la rueda trasera derecha con elevada obsolescencia (tres parches).
  • Falta de estabilidad y tenida al piso de la pick-up que carecía de carga en su parte posterior.
  • Desvío suave hacia la banquina y pérdida de adherencia con respecto al asfalto.
 
3) Prueba de la expulsión del cuerpo hacia el asfalto: En oportunidad de estar girando la pick-up en el sentido antihorario y abrirse la puerta en esa oportunidad, por la acción de la fuerza centrífuga y del vector que animaba al cuerpo del acompañante, este debió ser expulsado violentamente por el espacio libre dejado por la puerta abierta, golpeándose contra el asfalto con singular violencia (se debe tener en cuenta la elevada velocidad de circulación de la pick-up, que surge de la declaración de Pinto y de los sucesivos vuelcos que sufrió la misma, luego del giro antihorario. (Se hace constar que el único cuerpo expulsado del vehículo es el del Obispo, y que la única puerta que se abre durante el vuelco es la derecha, con lo que queda demostrado que el Obispo no conducía el vehículo).
 
g. Informe inmediato sobre la muerte de la prensa adicta a Angelelli
El 5 de agosto de 1976 el diario “El Independiente” de La Rioja, periódico que se caracterizaba por el apoyo brindado a la gestión de Angelelli, y su oposición al gobierno del proceso, en su edición Nº 6553 informa:
“Falleció en un accidente Monseñor Enrique Angelelli”. “Se produjo al reventarse la cubierta izquierda trasera dando el rodado dos tumbos en uno de los cuales fue despedido Monseñor Angelelli que al golpear contra el pavimento sufrió una muerte instantánea por traumatismo craneano. En cambio el otro sacerdote quedó en la cabina al parecer con graves heridas.”....
     
h. Rumores circulantes
Todos comentarios y las versiones sobre el accidente, ratificaban la hipótesis del accidente, incluyendo la de un gomero de la Ciudad de Chamical que habría advertido al Padre Pinto, que los neumáticos de la camioneta estaban en pésimo estado y que no viajase de ese modo.
  
En forma extraoficial, también se comentó que de la observación de los distintos rastros del accidente los investigadores habrían llegado a la conclusión que el vehículo era conducido por el Padre Pinto, pero para no tener que iniciarle proceso por presunto “homicidio culposo”, dado su estado de salud, no determinó quien conducía la camioneta, dejando la duda sobre quien manejaba en el momento del accidente.
  
i. El testimonio del padre Arturo Pinto
Jamás fue claro el testimonio de del Padre Arturo Pinto, sus incoherencias las justificó en la pérdida de la memoria y el shock causado por el accidente. Luego su conducta posterior alejándose de la función sacerdotal, no sabiéndose a ciencia cierta si todavía ejerce como sacerdote o no. Los inventores de la fabulación martirial de monseñor Angellelli siempre han tratado de colocarlo en un plano de hermetismo y evitan sacarlo a la palestra en todas las oportunidades.
  
j. Los profetas del odio y la violencia y el culto a la mentira
En 1983 nuevos aires circulan, la Argentina es derrotada en Malvinas, el poder imperial en Washington que desde los tiempos del manisero de horrible dentadura Carter ha agredido a nuestra Patria, le ha bajado definitivamente el pulgar a los militares argentinos, ahora es el momento de los entrenados en Cuba, los profetas de la violencia armada.
  
Salen de la mas oscuras sentinas que los albergaban con su rojo resentimiento a flor de piel. El 4 de agosto de ese año se lleva a cabo en la ciudad de Neuquén un homenaje a Angelelli organizado por el Obispo local Mariano Jaime de Nevares, todo está fríamente calculado tiene a su izquierda (estos sujetos no tienen derecha) a tres personajes emblemáticos, el Obispo de Viedma Miguel Hesayne y a al fraile asaltante de regimientos Antonio Puigjané (todavía no había consumado su sangriento delito) y a un insólito Premio Nobel de la Paz, y también secreto porque nadie en Argentina sabe a ciencia cierta por qué se lo otorgaron, Adolfo Pérez Esquivel.
  
En la oportunidad lleva la voz cantante el violento Puigjané junto con su cómplice De Nevares y perpetraron las mas deleznables mentiras (similares a las que utilizó Puigjané para tratar de justificar torpemente cuarenta homicidios de los que la justicia lo responsabilizó):
  • “A poco de salir de Chamical, el Obispo Angelelli era seguido por dos coches”,
  • “Que al verse perseguido, a alta velocidad habría hecho un viraje brusco que hizo que las ruedas delanteras de su vehículo se trabaran por lo que la camioneta se clavó en el suelo y voló 16 metros sin rozar el asfalto, allí rebotó, y se arrastró quedando 7 metros mas adelante sobre la banquina izquierda”,
  • “Que el Obispo habría sido sacado del vehículo por los asesinos y su nuca molida a golpes, debido a que esta era la única lesión que presentaba, ni un solo rasguño en otra parte de la cabeza ni en su cuerpo”,
  • “Que personas que concurrieron en auxilio encontraron al Obispo tirado en el suelo y que aún estaba vivo, que lo levantó un poco y en ese momento el Obispo expiró”.
  
k. Fallido intento en Neuquén con miras a la Rioja
La banda de Neuquén consiguió un efímero triunfo, que la justicia de Neuquén iniciara la investigación de la muerte de Angelelli, así en base a lo denunciado por el dúo De Nevares-Puigjané, el 5 de agosto de 1983, se inicia en Neuquén por parte de la Defensoría del Tribunal Superior de Justicia, el sumario (Expte 22.139/83), caratulado “Acuerdo Extraordinario Nº 1992” .
  
Como no podía ser de otra manera, el Tribunal Superior de Justicia se declara incompetente por razones de jurisdicción, y remite lo actuado el mismo el 5 de agosto, al Superior Tribunal de Justicia de La Rioja.
 
Fue una aproximación directa al objetivo, eran los tiempos, favor de no olvidar de los jueces de servilleta y mantel y de los partidócratas corruptos dispuestos a vender su alma al diablo (¡y vaya que la vendieron!) con tal de asegurar y acrecentar su poder. Bueno, no era tan distinto al momento actual, que es una versión corregida y aumentada de ese perverso sistema. En rigor los protagonistas son los mismos.
 
l. ¡Bingo! - La causa cayó en manos del juez Aldo Morales
El 19 de julio de 1986, se inicia en el Juzgado Criminal y Correccional de Primera Instancia Nº 1 de La Rioja, a cargo del Dr. Aldo Fermín Morales el Expte 23.350/86 caratulado “NN-Homicidio Calificado y Tentativa de Homicidio Calificado, donde se toma declaración a falsos testigos como posteriormente se demuestra, en la Cámara Federal de Córdoba, que imputaron en sus declaraciones a personal militar, objetivo final y cantado de la maniobra.
  
El “juez” Morales decide que Angelelli fue víctima de un homicidio premeditado y eleva la causa.
 
La farsa está armada.
  
m. Testimonio de Monseñor Bernardo Witte, Obispo de La Rioja y el testigo marginado
Este prelado de clara doctrina católica, cuyos mejores afanes dedicó a restablecer la doctrina católica en La Rioja, con todo éxito, y al que todavía no se le ha otorgado el justo reconocimiento que merece hizo importantes declaraciones en 1988 ante el cariz lleno de estulticia que iban tomando las cosas...
  
Y puntualizo la fecha porque en ese entonces los militares era perseguidos y aprisionados de acuerdo a los vaivenes de la política internacional y la coalición erpiano-montonera imperante en Argentina e impulsada desde Europa y los EE.UU.
  
Por lo tanto, el elenco estable de fabuladores profesionales, laicos y clérigos, no pueden alegar que fue presionado o que se le arrancó la declaración tras horribles torturas. Su expresión es la de la verdad, la misma que lo animó en toda su vida sacerdotal.
  
El 29 de julio de 1988, el diario “La Prensa”, publica su declaración, en la que afirma, en relación a la decisión tomada en 1986 por el Juez de La Rioja: “Nos sorprendimos que la misteriosa muerte de Monseñor Angelelli, haya sido caratulada de asesinato sin que se tengan las pruebas suficientes. En la causa se incluyó a militares sin suficientes pruebas, y luego estos recibieron los beneficios de las leyes de punto final y obediencia debida, sin que pudieran defenderse”.
  
No contento con esto en defensa de la verdad, realiza un hecho de inestimable valor procesal: el 27 de septiembre de 1988, ante la negativa del Juez MORALES de tomarle declaración testimonial, se presenta el único testigo presencial del accidente que sufrió el Obispo, por tercera vez en el Obispado de La Rioja y relata con lujo de detalles cómo vio lo ocurrido en razón de encontrarse encaramado en un poste de la línea de alta tensión que une la localidad de Patquía con Chamical, efectuando la reparación de la misma. Manifiesta que
“aproximadamente en el Km. 1057 de la Ruta Nac. Nº 38, la camioneta se desvía de la ruta hacia la derecha sin disminuir la velocidad, recorriendo mas de 100 metros con las dos ruedas derechas sobre la banquin, alejándose del centro de la ruta, hasta que en determinado momento el conductor en una brusca maniobra, como si se despertara, trata de volver al centro de la ruta, oportunidad que escucha el reventón de la cubierta, ve un giro hacia la izquierda, apertura de la puerta derecha, expulsión de un cuerpo vestido de negro, y posterior vuelco en dirección a la banquina opuesta, donde el vehículo queda de costado en dirección opuesta a la que venía.
  
Que la persona que acompaña al conductor es la que queda tirada en el suelo. El que conducía permanece en el vehículo hasta que el mismo termina su recorrido. Que en el momento del accidente no se encontraba ningún otro vehículo sobre la ruta, ni tampoco circulando por la misma.
   
Que en agosto de 1986 en el Obispado y por indicación del Sr. Obispo ya relató lo mismo al Juez MORALES y quedó a la espera de ser citado al Juzgado para ratificar lo expresado, lo que nunca ocurrió.
  
Que posteriormente a la entrevista recibió ofertas de dinero para no decir lo que sabía, y amenazas si llegaba a hablar. Que el 18 de agosto recibió la última llamada, en que le ofrecen 50.000 dólares.
  
Que la presente declaración la realiza por entera voluntad y en el temor de que se cometa un atentado para evitar que pueda declarar ante el Juez que instruye la causa”.
Monseñor Bernardo WITTE, certifica al pié que lo expresado ha sido firmado en su presencia con total voluntad del declarante. Procediéndose posteriormente a depositar lo relatado en una Escribanía en hoja de actuación notarial N° 0.266.666, para resguardo de la persona, en calidad de depósito con instrucción de que sea entregado el sobre con membrete del Obispado de La Rioja, que contiene lo declarado, debidamente refrendado a la autoridad competente en caso de muerte, incapacidad o desaparición del exponente.
  
n. La Cámara Federal de Córdoba desbarata la impostura
Era muy grosero el fallo de Morales como para subsistir, tanto como las mentiras de los profetas del odio. Así que recibidas sus actuaciones por la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, esta se aboca con total responsabilidad y dedicación a investigar si el Obispo de La Rioja, murió como consecuencia de un accidente automovilístico, o fue victima de un atentado criminal, puntualizando que los pasos dados en procura de averiguar la verdad del hecho, se realizan en base a tesis, a las informaciones recabadas y a los antecedentes en su poder.
  
El l4 de marzo de 1989, el Fiscal Federal Luis Roberto RUEDA, al contestar vista de la causa a la Cámara Federal de Córdoba, en un pormenorizado informe refiriéndose a la resolución del Juez Riojano, expresa: manifestaciones “Por las razones precedentes, considera este ministerio que no es correcta la declaración judicial relacionada en tanto afirma que la muerte del Obispo fue a causa de un homicidio, pues resulta débil la objetividad probatoria en que se sustenta el razonamiento. En tal sentido, debe tenerse presente en la búsqueda de la verdad real, que el hecho mostrado como posible debe convertirse en realidad afirmativa o negativa en todas sus proyecciones objetivas y subjetivas, y consecuencias jurídicamente relevantes. La premisa menor del silogismo judicial debe integrarse completamente, a través de operaciones prácticas y críticas dirigidas a obtener la verdad del acontecimiento juzgable. Debe revivirse el pasado en su reconstrucción y reproducción de actuales manifestaciones”.
  
El 20 de abril de 1990 la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba en su resolución expresa:
“La Corte Suprema de Justicia de la Nación atribuyó a esta Cámara Federal la responsabilidad jurídica de conocer e investigar la verdad respecto del hecho que costara la vida de Monseñor Enrique Angelelli. A tales fines se practicaron numerosas medidas tendientes a esclarecer su muerte, algunas de ellas totalmente nuevas, producto de la investigación realizada por el Tribunal, como la identificación previa y citación de Perotta, testigo a quién se atribuían versiones comprometedoras respecto de la causa del accidente, y que cuando concurrió a declarar y describió los hechos tal como los había visto, en nada coincidían con la historia tejida alrededor suyo. También la declaración de Hugo Alvarez, quién negó incluso haber pasado ese día por el lugar del accidente, y que había sido sindicado como un testigo de fundamental importancia. Asimismo se suman los complejos informes del médico de Tribunales Federales, que sirvieron para explicar y aclarar los aspectos técnicos de las lesiones encontradas y los posibles medios que las provocaron. No obstante lo expuesto y todo lo actuado en autos, resulta imposible poder asegurar que el hecho haya sido consecuencia de un accionar doloso. Está probado que la muerte se produjo a causa del accidente, pero a esta altura de la investigación, que se considera agotada, no hay elementos suficientes que permitan afirmar que el accidente haya sido efectivamente provocado... Por lo expuesto, en virtud de las medidas instructorias practicadas y demás consideraciones efectuadas, y atento que los medios de justificación acumulados no son suficientes para demostrar la perpetración del delito, en concordancia con lo dictaminado por el Señor Fiscal de Cámara, este Tribunal estima pertinente dictar el sobreseimiento provisional de la presente causa.
  
o. La lamentable omisión de la Cámara
Lamentablemente la Cámara no toma bajo su responsabilidad, ni ordena el esclarecimiento de las motivaciones que llevaron a la formulación de falsas denuncias que oportunamente realizaron Mons. De Nevares y Fray Antonio Puigjane en 1983, como así también la connivencia de otras personas que intervinieron en el proceso como por ejemplo el Padre Pinto, Armando Torralba, Mona Moncalvillo, Mons. Novak. Mons. Hessayne y otros, quienes a través de una hábil campaña publicitaria y acciones jurídicas facilitadas por la conducta atípica del Juez de La Rioja Dr. Morales, ofrecieron una visión de la muerte de Angelelli , carente de seriedad, tendenciosa y con marcados fines ideológicos.
  
Se había desbaratado un fraude judicial pero insólitamente no había culpables, las responsabilidades se esfumaban, la evidente intencionalidad de calumniar e injuriar a miembros de las FF.AA., operativo que además el castrocomunismo venía desarrollando en todo el continente, en consonancia con su objetivo de infiltrarse en la Iglesia, no fue sancionada como correspondía.
  
Por algo la Argentina sigue siendo el paraíso de la impunidad... y cada día mas.
 
p. Fray Antonio Puigjané, personaje emblemático de la mentira castrocomunista
Se podrían derramar torrentes de tinta contando las andanzas de este siniestro (en el doble sentido del término) personaje. Seré sintético, hoy ha pasado a cuarteles de invierno por disposición de sus secretos superiores ya que su impresentabilidad lo hace negativo. Sirviente del castrocomunismo y de la versión sandinista del mismo participó del demencial asalto a un regimiento que costó la vida a 40 personas. Otras, sufrieron horribles mutilaciones, como el Comisario Re que perdió ambas piernas o el teniente coronel Nani con la pérdida de un ojo.
  
Puigjané, secuaz de Angelelli como lo fue también del múltiple homicida Gorriarán Merlo, fue el gran fabulador alimentador de la teoría del asesinato de Angelelli. Los hechos posteriores al mismo protagonizados por este asaltante de cuarteles demuestran que tipo de sujetos integraba el entorno del accidentado y el calibre de sus embustes.
  
Lo que vendrá - El infierno nuestro de cada día
Usando palabras ajenas, si existe un Régimen falaz y descreído en el mundo, ninguno como este que nos agobia. Siembra la miseria pero se dice defensor de los pobres. Se dice defensor de los derechos humanos y los ministerios están llenos de terroristas marxistas. Falsea las citas evangélicas de un obispo. Miente sobre los fondos que sacó del país. Pretende hacer dueñas de su cuerpo a las mujeres y las condena a ser asesinas de su hijos. Miente a los jóvenes, a los viejos y a los niños.
 
Y el régimen está en campaña electoral, nada mejor que este 4 de agosto volver a dar otra vuelta de tuerca sobre las FF.AA. reviviendo las mentiras sobre Angelelli. La tarea es fácil. El libreto ya está escrito por los profetas del odio. Domina los medios de difusión. El mundo abisal de las sentinas, el de la moderna pedagogía de la perversión que todo vicio exalta y que de toda virtud hace mofa, está presto para ayudarle.
  
Entonces el 4 de agosto será de Angelelli, como hace unos días fue de los cinco terroristas marxistas que actuaban bajo la cobertura de palotinos, o las dos monjas marxistas francesas, o un santuario terrorista instalado en una iglesia. Por Puigjané no van a poder hacer mucho, hoy es un cadáver político. Distinto sería si algún soldado o policía cumpliendo con su deber lo hubiera abatido al resistirse en La Tablada. Hoy lo declararían mártir de la fe (marxista se entiende) y el Supremo Déspota haría en su homenaje bajar al obsecuente de turno, por lo menos, los cuadros de 30 generales, incluido y muy especialmente el del Gral. San Martín a quien no le perdona haber dispuesto que se perfore con un hierro al rojo a los que blasfemaren contra el Santo Nombre de Dios y su Adorable Madre.
  
Mientras tanto, en medio de la fiesta de la partidocracia, la gente sigue comiendo de los tachos de la basura y nadie se ocupa de sus necesidades, porque no interesa a la farándula enquistada en el gobierno ya que sus miras son otras.
  
Porque en síntesis, el objetivo final de todas estas patrañas es embestir contra las FF.AA. y en definitiva contra la Nación Argentina y su Pueblo. Esto de por si es muy grave pero la realidad indica algo mucho mas grave: están embistiendo contra Dios.
  
Fernando José Ares (compilador)
 
 
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PROVINCIA DE LA RIOJA AÑO 1974 - DOCUMENTO
 
Informe de Inteligencia publicado por “Primicia Argentina” - “Servicio de Informaciones Justicialistas para América”. Se edita en español e inglés. Tirada 30000 ejemplares.
 
Dirección: Diputado Nacional Rodolfo Arce
Publicidad: Sindicatos, Gobierno, UOM. 62 Organizaciones, Etc.
Fecha: 2 de Abril de 1974, durante la presidencia de Juan Domingo Perón
Año 1 – Número 12 – Página 10
 
ALIANZA DE GRUPOS MARXISTAS Y EL OBISPO ANGELELLI
 
La llegada a La Rioja del obispo Angelelli o “Satanelli” tiene un significado político indiscutible, toda vez, que el apóstata -que estaba enrolado en la corriente de la Iglesia que responde al grupo comunista “PAX” de Varsovia, e “IDOC” de París, y había sido repudiado en Córdoba por su traición al arzobispo Castellanos, por su respaldo a los curas marxistizantes de la parroquia Cristo Obrero, tras haber sido “comando civil” luego de setiembre de 1955 y denegada su solicitud de ingreso a la Fuerza Aérea, como capellán, por, sus afinidades marxistas ya estaba conectado (se ignora exactamente cómo, pero se sabe que así fue por sus propias declaraciones realizadas en privado) con el grupo marxista existente en La Rioja, y especialmente con el grupo de “El Independiente”, a la vez que se relaciona dentro y fuera del país con los núcleos promarxistas existentes en el seno de la Iglesia Católica.
  
Su presencia en la provincia aparejó, de inmediato, un incremento de las actividades marxistas del grupo preexistente -el que tuvo que encarar numerosas tareas nuevas, entre las cuales se contaron el establecimiento de “contacto” con los católicos actuantes desde siempre en la Iglesia- y, al poco tiempo, lo colocó ante la doble necesidad de desplazar a los dirigentes de la Iglesia y de remplazarlos por otros, nuevos, que respondieran a sus directivas.
  
Fue por ése motivo que “Satanelli” emprendió la “concientización” de sacerdotes, monjas y laicos “importando” para ello elementos de valía del marxismo eclesial (los curas Milán Viscovich, Dellaferrera, Farrel, Tello, el internacionalmente célebre Arturo Di Nillo) y culminando el proceso, desplazó a los irreductibles entre los curas, monseñor Tomás Alberto, ex Vicario Episcopal, el P. Julio C. Goyochea, ex Secretario Canciller, los mercedarios Mario Tallei y Juan de la Vega, el dominico Murúa, el secular Julio C. Ferreyra y varios más.
  
Entre los laicos, la mayoría de los hoy agrupados en el Movimiento Católico Seglar de Formación y Apostolado, hubo también algunas monjas que fueron trasladadas a pedido del obispo “Satanelli” y los reemplazó por “incondicionales” ganados para el marxismo o marxistas desde antes.
  
Entre los curas, deben citarse los nombres de Martín Horacio Gómez -que ya mantenía conexiones marxistas desde antes de la llegada del obispo- y Esteban Inestal -a quienes hizo Vicarios Episcopales-, el de Juan Aurelio de Ortiz -a quien hizo Secretario Canciller-, el de Francisco Solano Díaz, Julio Guzmán Aguedo Puchetta y otros -todos, ya residentes en la provincia- y los de los foráneos Amiratti -célebre por el alzamiento contra Monseñor Bollatti en Cañada de Gómez, respondiendo a la inspiración del entonces obispo Vicente Zazpe, que hace poco vino como enviado papal para darle apoyo a “Satanelli”-, Danielián, Puigjane -leer artículo FAP-Peronismo de base Nº. 7 PRIMICIA ARGENTINA- y Xirpe, capuchinos expulsados de la diócesis de Mar del Plata acusados de marxistas, Praolini y Gill -quienes han desarrollado actividades guerrilleras en Rosario; Praolini estuvo preso acusado de complicidad por el rapto del cónsul inglés Mr. Sylvester; más tarde, ambos estuvieron detenidos en La Rioja acusados de ocultar propaganda del ERP y explosivos en el paraje “La Ramadita”: el jesuita Hueyo –que tiene a su cargo una “experiencia comunitaria” que sirve para el entrenamiento de guerrilleros en Sierra de los Quinteros- y otra infinidad de curas distribuidos en toda la provincia (la mayoría son extranjeros; los hay españoles, franceses, italianos, etc., e invariablemente han estado relacionados en Europa con el movimiento “Pax”, o el “Idoc”; algunos han estado en Argelia base de operaciones del marxismo del grupo judeorenano y varios han realizado ya “experiencias” dentro de nuestro país).
 
A lo anterior debe sumarse la “importación” de monjas o seudo-monjas de filiación tercermundista (algunas: Ana María Alchalel, Teresa de la Rasilla, Teresita Bauschen, Felicitas Mastropaolo, la Buchanán, etc.) que realizan tareas de base en los pueblos del interior y en barrios marginales de las ciudades, y la incorporación de dirigentes laicos, tales como Hugo Córdoba, Braín Jatuff, Mario Pedernera, Luis Rodolfo Torres, Justo Valentín Rodríguez, Roberto Carlos Ocampo, Ramona del C. A. de Moreta, Graciela del Valle y Alberto Ledo, Arturo Ortiz Sosa, Mercedes Ofelia Pérez de Herrera, Angela C. de Mazzarelli, Rodolfo Chaín, la profesora María Teresa Guzmán, Antonio Morell y su hija Carmen Alicia Morell, Agustín Contreras, Susana Goyochea, Catalina Ortiz, Victoria Maraga de Balso, Lucila Maraga, Carlos Wilkinson, Azucena del Valle de la Fuente, Gustavo A. Waneger, Humberto L. Gogoy -presidente del P.R. Cristiano- su hermana Mirtha Nelly, Filomena Nélida Pereyra Escudero -hermana de “Ariel Ferraro”-, José Humberto Pereyra -padre de los anteriores (todos los cuales eran católicos aunque sin haberse destacado por ningún motivo), a los cuales se sumaron otros, de reciente “promoción”, entre los cuales descollaron Alipio Eduardo Paoletti y su esposa Lily Santochi de Paoletti, Edgardo Mario Aciar y su esposa Ursula Aciar, Alba Rosa Lanzillotto de Pereya -esposa de “Ariel Ferraro”-, Ricardo Mercado Luna, OIga Santochi de Paredes, Daniel Moyano, Angela Dominga Avila de Martínez, Alba Molina Sánchez, Guillermo A; Alfieri, Carmen Navarro de Estrabou, Mirtha Avila de Melone, Humberto Primo Pollano, Hugo Nelson Prados Medina, Carlos Illanoes, Azucena de Deuzas, Juan Carlos Atencio, María Luisa Lucero, Bustamante -dirigente de la “tendencia revolucionaria”-, Argeo Rojo, Pedro Hernández, Héctor David Gatica, Ana María Lanzillotto -combatiente del ERP-, NeIli Ocampo de Mercadi Luna -esposa de Ricardo-, Hugo Carpezano -ex apoderado del FIP en la provincia-, Raúl Quinteros -dirigente de Santa Cruz, Dpto. de Famatina-, Di Marco y Siffre -dirigentes del Movimiento Rural Diocesano (que responde a “Satanelli”) estuvieron radicados en el Dpto. de Castro Barros y fueron promotores del proyecto marxista de la ex-Codetral, etc. Adviértase que ésta nómina incluye a gente de todos los niveles y sectores sociales;
  
Conviene confrontarla con la del grupo marxista preexistente -Calíbar- en La Rioja, el grupo del diario “El Independiente”, el aparato educativo-cultural y los elencos de los principales partidos políticos, para tener una idea clara de hasta donde llega la infiltración marxista-gorila en todos los estamentos sociales de la Provincia de La Rioja.
  
http://cristiandadypatria.blogspot.com/2006/07/provincia-de-la-rioja-ao-1974doc.html
  
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OTRA VEZ ANGELELLI; Y VAN...
Por Juan Carlos Padin. 13 de junio de 1974.
 
Resumimos: Es necesario comentar el mal que hacen a la Iglesia algunos medios de comunicación sobre el problema de la Diócesis de La Rioja: Prensa Confidencial y el del 21 de mayo, en La Nación. El 8 de mayo, se realizó un reportaje, por Canal 11, al Sr. Juan Carlos Coral -creo que es socialista-; sobre su opinión de los sacerdotes del tercer mundo y la Iglesia.: “que algunos heroicos y otros oportunistas... que eran una posición táctica que adoptaba la Iglesia (los tercermundistas) ...que cuando ha existido cambio (la Iglesia) ha querido estar en el centro del mismo... Las encíclicas sociales aparecieron después de la Revolución Rusa..., la Iglesia era hipócrita...”. Este Sr. ha hecho un terrible mal, mintiendo a sabiendas, por permitir destruir algo incólume desde 2000 años; y además jamás leído la historia de la Iglesia -porque ella sí se ocupó de los obreros antes del marxismo-, ni la Rerum Novarum, anterior a la Revolución Soviética.
  
Ya nos hemos ocupado de dos cartas, una enviada por Angelelli al Padre Virgilio Ferreyra y la repuesta de éste al diocesano.
 
El 25 de mayo de 1974, Monseñor Angelelli ,le envía una carta insultante en la que le dice:
...“1 .- Por su bien espiritual y sacerdotal y 2.- Por el bien espiritual y pastoral de esa Comunidad Parroquial (Resuelvo) EXIGIRLE LA RENUNCIA COMO PARROCO, de esa Parroquia del departamento “Castro barros” -con sede en Anillaco-, hasta ahora confiada canónicamente a su ministerio sacerdotal.
  
Con fecha 10 de junio el Padre Ferreyra le contesta:
“Sinceramente quiero contestar su nota con todo el respeto que suelo usar en mi correspondencia, pero también la firmeza que me dicta mi conciencia y las circunstancias tremendamente difíciles que me ha deparado el Señor.
  
Por lo visto vuestra carta quiere tener dos partes: una de reflexiones y otra de resolución. Comienza a decirme que soy un sacerdote mayor (soy consciente de ello), que debo dar testimonio de fidelidad y obediencia evangélica a mis sacerdotes menores y a toda la Comunidad Diocesana. Siempre creí que mi fidelidad y obediencia debe ser hasta la muerte hacia Dios y a la fe de la Santa madre Iglesia Católica Apostólica Romana, de la cual se derivarían las otras fidelidades secundarias por un deber de conciencia intransferible.
  
Su segundo párrafo: “Padre: no siga dejándose engañar por quienes hoy lo “usan” y mañana lo despreciarán, cuando ya no les pueda seguir sirviendo sus intereses, que no son los de Dios y de sus hermanos”. El párrafo que quiere ser paternal es bastante duro y no libre de injuria personal, porque presupone irresponsabilidad de mi parte y servilismo a intereses subalternos de quienes me usan. Rechazo de plano tal afirmación porque nadie me usa ni he comprometido mi libertad (ni nadie me lo ha exigido) para obrar por mi propia cuenta como mejor ya entienda teniendo presente mis responsabilidad de párroco, no compartida por nadie.
 
Y: “No siga en actitud de rebeldía sacerdotal - Dios así no lo bendice. No se ciegue, creyendo que la “Iglesia del Padre Virgilio” es la verdadera y la del “Obispo” es Falsa”. Es la primera noticia que tengo de la existencia de la Iglesia del Padre Virgilio. Debe referirse a alguna iglesia mía propia, ni se pasó por mi mente ser fundador de ninguna religión... quiero vivir y morir en la única Iglesia que me bautizaron y a la cual pertenezco como humilde sacerdote. Lo de Iglesia del Obispo, corre por su cuenta y riesgo. ¿Mi actitud de rebeldía? - Es curioso. Yo estoy en el puesto que la Iglesia me ha confiado, hace 50 años, con la carga que me impone y los derechos que me confiere el Derecho Canónico, el cual sigue en vigencia; si estoy equivocado quiere decir que la Iglesia no tiene un cuerpo de leyes que orientes los actos y entonces queda librado al capricho de cada uno, desde el Papa al último fiel. Aclaro posteriormente encasillarme en el cisma y la herejía, y eso en un tiempo en que “no debe haber marginados porque todo hombre es mi hermano”. ¿De manera que yo desprecio a mis hermanos sacerdotes, creyéndome superior y considerándolos resaca del clero argentino? ¿ Podría V. E. comprobar esa actitud mía en algún documento o manifestación pública?... Y sigue: “Pensar así es una gran pecado de soberbia, etc...” ¿De manera, que es un pecado de pensamiento? ¿ Y cómo ha podido comprobar la existencia de un pensamiento no expresado? Sin duda que por mis años debo estar muy anticuado porque todavía sigo creyendo en el viejo principio de moral: De internis Ecclesia non judicat ” (En el Fuero interno, la Iglesia no juzga).
  
“No se siga prestando para que la prensa y otros medios continúe calumniando y agraviando a su Madre la Iglesia”. El consejo podría ser válido, generalmente para todos, inclusive señores obispos, yo lo desafío a V. E. y a quien quiera que me pruebe si yo escribo algo en la prensa o tengo cuerpo de periodistas o redactores que reciban mis órdenes o insinuaciones para publicar cualquier cosa en contra de la Santa Madre Iglesia. Todo lo que sale en la prensa contra V. E. o contra mí, arrégleselas con los editores responsables.
  
“No permita que se enjuicie al SEÑOR, permitiendo que se autotitule a Anillaco CAPITAL DE LA FE”. ¿Quién le ha dicho que mi autoridad es omnímoda en cualquier parcela del mundo? Yo he visto un letrero cualquier hijo de vecino, que ni he puesto “ni he permitido” ponerlo. No soy dueño ni administrador de las rutas ni de los campos de la Costa. Sería más acertado preguntárselo a quienes lo han puesto; por mi parte no me he tomado el trabajo ni de averiguarlo. Y luego: “No lo haga por ese pueblo que es noble y espera se lo trate de otra manera”. Ahí estamos de acuerdo: en mis largos años de vivir con el pueblo costeño, he comprobado su nobleza y que merece ser tratado de otra manera indudablemente. No impide sin embargo que su obispo les haya cerrado sus templos y lo tenga en entredicho hace ya diez meses. Se ve que ahora se castiga la nobleza...
 
También estoy de acuerdo en “No olvide la teología que le han dado en el seminario”. Por no olvidarla y seguirla aceptando plenamemente, sin mutaciones que ni siquiera el Concilio Vaticano II se atrevió hacer, es que me veo segregado y marginado de todos mis fieles parroquianos. Acepto la prueba de Dios me manda con resignación porque sé que esto sirve para afianzarme más en la fe que mamé junto con la leche de mi madre, la cual nunca tuvo incompatibilidad con la teología que me dieron en el seminario.
 
Entre los muchos cargos que me sigue haciendo en su nota, se encuentran los de: “por la responsabilidad de los hechos que le cabe del 13 de junio y en los hechos de Aminga”. La pueblada de ese día y la del domingo siguiente no fue obra mía, ni la propicié, ni la insinué. La gente aquí no es tan tonta como para que no se diera cuenta que los dos capuchinos, primeramente expulsados de Mar del Plata por los Obispos Plaza Chávez y Pironio, y después destacados aquí por V. E., me tenían literalmente secuestrado, hasta con las puertas trancadas para que no pudiera comunicarme con mis fieles. Y aproveché una puerta del costado de la iglesia, dejada sin llave por olvido quizá para evadirme de mi cautiverio. Esto es elemental en el ejercicio de la libertad humana.
  
El capítulo escrito por la poca feliz visita de Mons. Zaspe, merecería carillas y más carillas de exposición. Ha sido él mismo quien ha venido a la Costa por iniciativa propia, quien ha citado al pueblo para deponer libremente. Se ha enfrentado con los católicos que V. E. tiene en entredicho y con muchas otras personas de los diferentes pueblos. Yo no he intervenido más que con mi presencia. No hubo ningún acto de violencia, como se ha dicho y se ha publicado: y, como para evitar cualquier intento en ese sentido, al abandonar el templo lo he tomado del brazo en señal de protegerlo de cualquier intento de algún exaltado, estoy dispuesto a probar con innumerables testigos y hasta con la grabación magnetofónica cómo se ha desarrollado un aparato de juicio popular con resoluciones previamente tomadas. Para su oportunidad, si es que llega, me reservo sobre este asunto.
  
“Los hechos de Aminga”. Mi imagino que se refiere al caso Codetral y a la expulsión de las Hermanas de la casa que habitaban. En cuanto a lo primero ya lo ha informado la resolución de la Cámara de Diputados y la primera promulgación de la ley por parte del Gobernador de la Provincia. Yo no soy ni diputado ni formo parte del Ejecutivo Provincial. En cuanto a lo segundo, allanamiento de la casa de las Hermanas, puede informarle con detalles la Policía que intervino en el caso. En esa repartición existen elementos de prueba por demás comprometedores.
   
No me es posible responder, aún sintéticamente, a todos los cargos. Sería preciso para ello escribir un libro. Casi como epílogo podría añadirle que he captado la finalidad de su nota, en lo que me “exige la renuncia como Párroco, de esa Parroquia del Departamento Castro Barros con sede en Anillaco, hasta ahora confiada canónicamente a su ministerio sacerdotal”. Hasta ahora yo había tenido el conocimiento de que se pide o se insinúa una renuncia, pero nunca que se pudiera exigir una renuncia, lo que por si mismo va involucrado el reconocimiento de un derecho personal en quien ejerce un cargo. Sin necesidad de ser suspicaz, la maniobra es muy clara: yo le obvío las dificultades de una destitución, se publica mi renuncia voluntaria y luego se llena la vacante tal vez con las mismas personas de sacerdotes a quienes el pueblo masivamente ha repudiado por considerarlos lesivos a los principios de la fe católica heredada de sus mayores.
   
Como no quiero prestarme al juego, ya que mi estabilidad me la garantiza el Derecho y porque me siento consustanciado con el pueblo que he guiado espiritualmente durante toda mi vida sacerdotal, por la presente, y en forma terminante, sin lugar a reconsideraciones, le manifiesto:
a) RECHAZO DE PLANO SU EXIGENCIA.
b) NO ESPERE QUE NI AHORA NI EN EL FUTURO PRESENTE MI RENUNCIA DE PARRROCO A V. E.
   
Sea que me crea o no, es mi deber manifestarle que un como persona, ni mucho menos como sacerdote, guardo ningún género de rencor hacia la persona de V. E. En lo que íntimamente me siento herido lo perdono con toda amplitud que nos exige el Evangelio y se cree que hoy soy culpable formalmente de una situación que yo no provoqué personalmente, humildemente le pido perdón.
   
Dios guarde a V. E.
   
Pbro. Virgilio C. Ferreyra.
 
Hay que mencionar que el 5 de mayo, Angelelli levantó la sanción a los 13 sancionados. Con fecha 23 de mayo hemos recibido una carta con pedido de publicación.
 
http://cristiandadypatria.blogspot.com/2006/07/otra-vez-angelelli.html

2 comentarios:

  1. http://catapulta.com.ar/?p=5623
    EL “BEATO”PIRONIO, “PROFETA DE LA ESPERANZA” (y compinche de la subversión)

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  2. Bergoglio siendo joven, trabajó de gorila en un puticlub (decimos aquí) regentado por judíos proxenetas que se dedicaban a la trata de blancas, importando esclavas polacas que prostituían a la fuerza. El mismo Bergoglio reconoce que trabajó de “Portero en una discoteca”. No era una discoteca, era una casa de prostitución. En negocio de la prostitución, como otros muchos negocios sucios están dominado por los judíos en Buenos Aires.

    Su familia trabajaba para esos mismos señores que tenían también tiendas de ropa.

    Con esos antecedentes, y trabajando para quienes trabajaba poco antes de entrar en el seminario, solo hace falta sumar 2+2. (Ibrahim Matamoros, visto en ADELANTE LA FE)

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)