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jueves, 1 de noviembre de 2018

ELOGIO DE BERGOGLIO A LA SOCIEDAD BÍBLICA ESTADOUNIDENSE

Antes de la Audiencia General del pasado miércoles 31 de Octubre, Bergoglio recibió en una sala adjunta al Auditorio Pablo VI a una comisión de la protestante Sociedad Bíblica Estadounidense, que se encontraban en Roma en ocasión de su retiro anual, y les dirigió estas palabras alentando los esfuerzos de la organización y su presidente Roy L. Peterson:
«Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
   
Me complace daros la bienvenida, agradecido por vuestra visita. Os doy las gracias por la actividad de la Sociedad Bíblica Estadounidense os aliento a continuar y, en la medida de lo posible, a intensificar el compromiso de “transformar las vidas de las personas a través de la Palabra de Dios”, como se expresa en vuestra declaración misional. Verdaderamente la Palabra de Dios tiene el poder de transformar la vida, porque “es viva, eficaz y más cortante que espada alguna de dos filos; […] escruta los sentimientos y pensamientos del corazón” (Heb 4, 12). Con este pasaje de la Carta a los Hebreos, quisiera expresar mis mejores deseos a vosotros, venidos a Roma para vuestro retiro anual, centrado precisamente en el poder de la Palabra divina.
     
Esa Palabra es viva y eficaz. En efecto, desde el principio “Dios dijo […] y fue” (Gen 1, 6-7). Y en la plenitud de los tiempos, Jesús nos ha dado palabras que “son espíritu y vida” (Jn 6, 63). Con la palabra, Él dio nueva vida a corazones apagados, como el de Zaqueo y al publicano Mateo, cuando “le dijo: ‘Sígueme’. Y él se levantó y lo siguió” (Mt 9, 9). En los próximos días, al rezar con las Escrituras, volveréis a experimentar su eficacia: no queda sin efecto, sin cumplir aquello por lo que Dios nos la ha dado (cf. Is 55, 10-11). Os deseo que recibáis siempre la Biblia en su preciosa unicidad: como palabra que, imbuida del Espíritu Santo, dador de vida, nos comunica a Jesús que es vida (cf. Jn 14, 6) y así hace fecunda nuestra vida. Ningún otro libro tiene el mismo poder. Mediante su palabra, conocemos al Espíritu que la inspiró; de hecho, solo en el Espíritu Santo puede ser verdaderamente recibida, vivida y anunciada, porque el Espíritu enseña todo y recuerda cuanto Jesús dijo (cf. Jn 14, 26).
    
Además, la Palabra de Dios es cortante. Es miel que da la dulzura consoladora del Señor, pero también es espada que lleva una inquietud saludable al corazón (cf. Ap 10, 10). En efecto, penetra en lo más profundo y saca a la luz las zonas de sombra del alma. Cavando, purifica. El doble tajo de esta espada, en un primer momento puede doler, pero en realidad es beneficioso, porque amputa lo que nos separa de Dios y del amor. Deseo que sintáis y disfrutéis internamente, a través de la Biblia, el tierno afecto del Señor, así como su presencia sanadora, que nos escruta y nos conoce (ver Salmo 138, 1).
    
Finalmente, la palabra divina escruta los pensamientos y los sentimientos. El Verbo de vida también es la verdad (cf. Jn 14, 6) y su palabra hace la verdad en nosotros, disipando falsedades y dobleces. Las Escrituras nos empujan continuamente a redirigir la ruta de la vida hacia Dios. Dejarnos leer por la Palabra nos permite así convertirnos en “libros abiertos”, transparencias vivas de la Palabra que salva, testigos de Jesús y anunciadores de su novedad. La Palabra de Dios, en efecto, aporta siempre noticias, es inasible, escapa de nuestras predicciones y a menudo rompe nuestros patrones.
    
Os deseo que al final de estos días renovéis la dedicación a vuestro ministerio bíblico por el bien de tantos hermanos y hermanas. Os doy las gracias y os pido que me recordéis en la oración. Gracias».
Como es habitual en audiencias con los que no son miembros de la secta conciliar, hizo presencia el cardenal curial suizo Kurt Koch, presidente desde 2010 del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (que el día anterior dio la conferencia El compromiso bíblico en la Tradición de la Iglesia Católica en el retiro en comento), y el presbítero Avelino González Ferrer, de la archidiócesis de Washington DC y funcionario de dicho dicasterio para la sección occidental (protestantes).
    
     
La Sociedad Bíblica Estadounidense (en inglés Américan Bible Society) fue fundada el 11 de Mayo de 1816 en Nueva York por la unión de 28 sociedades bíblicas locales dirigidas por varios líderes protestantes, entre ellos el presbiteriano (calvinista escocés) Elías Boudinot IV Williams, descendiente del líder hugonote (calvinista francés) Jean Boudinot y presidente del Congreso de la Confederación entre el 4 de Noviembre de 1782 y el 2 de Noviembre de 1783, siguiendo y haciendo contrapeso a la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, fundada en Londres el 7 de Marzo de 1804. El 9 de Mayo 1946, la Sociedad Bíblica Estadounidense y sus pares de Inglaterra y Gales, Escocia, Colombia, India, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Nueva Gales del Sur (que se unirá a la de Australia en 2010) y Países Bajos, entre otros, formaron las Sociedades Bíblicas Unidas, con presencia actualmente en 146 países.
  
Sumado a su labor de distribución de biblias, la Sociedad Bíblica Estadounidense no ha estado exenta de controversias: si bien su primer presidente Elías Boudinot quería que hubiesen ministros negros y nativos americanos, en 1834 se rehusaron a recibir una donación de la Sociedad Antiesclavista Estadounidense para subsidiar la producción de biblias para los esclavos en el Sur (distribución que dejaron a las sociedades locales, mientras ellos las distribuían directamente a los ex-esclavos enviados a Liberia); y recientemente, el 20% de sus empleados han renunciado a causa de la adopción en Diciembre de 2017 de la política de empresa denominada  “Afirmación de Comunidad Bíblica”, considerada una ruptura con su tradición no denominacional y una alineación con el sector evangélico conservador que ya había comenzado a visibilizarse en 2001 con la presidencia de Eugene Habecker. Ya en 1835 tuvieron un conflicto similar (pero por la razón opuesta) cuando se negaron a financiar una traducción al bengalí para la Misión Bautista Británica en Calcuta dirigida por William Hopkins Pearce, porque estos tradujeron la palabra βαπτίζω (de donde deriva bautismo) como inmersión (en bengalí, bautismo es transliterado বাপ্তিস্ম/Bāptisma, mientras que inmersión se traduce নিমজ্জন/Nimajjana), naciendo en 1850 la Unión Bíblica Estadounidense que trece años después afirmó corregir ¡“24.000 errores”! en la versión del Rey Jacobo (correcciones que conducirían a la Versión Estándar Revisada en 1946); y en los años previos a la Guerra de Secesión (durante la cual los Confederados adquirían las biblias a la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera de Londres), eran parte del sentimiento anticatólico que había en el país.
    
Y si para Estados Unidos llovía entonces, en Inglaterra no escampaba. A causa de la inclusión de los libros deuterocanónicos (la SBBE tenía entre sus miembros a sacerdotes católicos, y apoyó las traducciones del Nuevo Testamento desde la Vulgáta Latina al alemán por los sacerdotes Johann Michael Feneberg y Johann Michael Sailer –que fue publicada en 1809 por Mons. Georg Michael Wittmann, obispo auxiliar de Ratisbona muerto en fama de santidad, aunque rescindió dicho apoyo en 1820– y Johannes Evangelista Goßner Walch –que después apostató de la fe, no sin antes pasar por un falso misticismo–), las sociedades bíblicas de Edimburgo y Glasgow se separaron en 1825 y 1826 respectivamente para fundar la Sociedad Bíblica Escocesa (que destacó en la predicación protestante en China y Japón); y al admitirse miembros de la secta unitaria en 1831, un grupo se separó para fundar la Sociedad Bíblica Trinitaria (que completó la traducción del Nuevo Testamento al hebreo).
   
En 1966 la SBE abandonó la Versión Rey Jacobo y publicó su primera traducción moderna como Today’s English Version (Versión Inglesa de Hoy, actualmente conocida como Good News for Modern Man/Buenas noticias para el Hombre moderno) y en 1995 publicaron la Contemporary English Version (Versión Inglesa Contemporánea) siguiendo la “equivalencia dinámica o funcional” (expresar la idea del texto original) en lugar de la “equivalencia formal” (traducción literal de las palabras), conceptos ambos acuñados por el lingüista bautista y miembro de la SBE Eugene A. Nida. Y en 2015, adquirieron el dominio .bible, lo que ha sido entendido como una exclusión para los estudiosos seglares de publicar sus estudios en la internet.
   
En últimas, si Bergoglio dice que la Biblia es inspirada por el Espíritu Santo y es el único libro que puede transformar vidas, ¿por qué él quiere distorsionarla y perder a las almas en el intento? Idéntica acusación se le puede hacer a las Sociedades Bíblicas, que Gregorio XVI condenó en su encíclica Inter Præcípuas Machinatiónes:
«desde la primera edad del nombre cristiano, fue traza propia de los herejes, repudiada la palabra divina recibida y la autoridad de la Iglesia, interpolar por su propia mano las Escrituras o pervertir la interpretación de su sentido. […] de suerte que nada por ello resulta más fácil que el que en esas versiones, multiplicadas por medio de las sociedades bíblicas, se mezclen gravísimos errores por inadvertencia o mala fe de tantos intérpretes; errores, por cierto, que la misma multitud y variedad de aquellas versiones oculta durante largo tiempo para perdición de muchos. Poco o nada, en absoluto, sin embargo, les importa a tales sociedades bíblicas que los hombres que han de leer aquellas Biblias interpretadas en lengua vulgar caigan en estos o aquellos errores, con tal de que poco a poco se acostumbren a reivindicar para sí mismos el libre juicio sobre el sentido de las Escrituras, a despreciar las tradiciones divinas que tomadas de la doctrina de los Padres, son guardadas en la Iglesia Católica y a repudiar en fin el magisterio mismo de la Iglesia».
    
JORGE RONDÓN SANTOS
1 de Noviembre de 2018.
Fiesta de Todos los Santos.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)