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domingo, 7 de julio de 2019

INVOCACIONES A LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO

Traducción del artículo publicado en RADIO SPADA.
  
La solemne fiesta de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, instituida por Pío IX en agradecimiento de su retorno a Roma en 1850 y elevada a rito doble de I clase por Pío XI en el XIX centenario de la Redención (1933), se celebra el 1 de Julio. Una Conmemoración de la Divina Sangre se hace también el viernes después de la cuarta Domínica de Cuaresma. Para honrar el Precio de nuestra Redención ofrecemos al Lector las “Invocaciones a la Preciosa Sangre de Cristo” compuestas en 1947 por el Cardenal Adeodato Piazza, carmelita descalzo, devotísimo a la Sangre de Cristo y convencido que esta devoción podía ser (y en verdad lo es) un eficaz remedio a las falsas teorías modernas que en la desenfrenada búsqueda del placer llevan al hombre a evitar toda clase de sacrificio, mas lo destruyen en el desahogo de las más monstruosas pasiones.
   
  
¡Sangre de Cristo, ten piedad de mí!
Sangre de Cristo, lavacro de redención, baño de salvación, bautismo de pureza: restitúyeme la inocencia, la gracia y la santidad.
Sangre de Cristo, precio del pecado: remite todas mis faltas, cancela las culpas, resana las llagas, mortifica mis pasiones.
Sangre de Cristo, faro de suma virtud, invísteme de tu luz, inflámmame de tu ardor, transfórmame con tu fuerza, hazme rico de tus méritos.
Sangre de Cristo, Tú que donas la divina gracia y eres prenda de elección, de adoración, de inmortalidad: hazme sentir el influjo del Pensamiento divino, el celo de su Corazón, la llama de su caridad.
Sangre de Cristo, fortaleza de los mártires, vino que das vida a las vírgenes: haz de mí una hostia viva, santa, grata a Dios.
Sangre de Cristo, diadema de la Iglesia, su vida, su gloria y su potencia: corrobora el magisterio del Pontífice, el celo de los Obispos, las fatigas de los Apóstoles, las elevaciones y los estudios de los Religiosos, las actividades del apostolado católico.
Sangre de Cristo, luz de las gentes, riqueza de los pueblos: salva a los errantes, convierte a los pecadores, santifica a los justos, multiplica a los elegidos, alivia las penas de las ánimas purgantes, las ansiedades de los moribundos, los dolores de los enfermos, las tristezas de los débiles; da a los pueblos salud y paz en tu justicia.
Sangre de Cristo, don de la Santísima Trinidad, fruto de la Virgen Madre, fuente de agua que salta a la vida: embriaga con tus delicias, inflama con tu fuerza, arrastra con tu perfume los corazones de los fieles. Amén.
¡Sangre de Cristo, escúchame!
 
(ADEODATO GIOVANNI Card. PIAZZA, obispo de Sabina y Poggio Mirteto, Problemi religiosi e insegnamenti pastorali. Lettere [Problemas religiosos y enseñanzas religiosas. Cartas], Roma 1953, págs. 172-173, n. 51)

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)