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martes, 25 de julio de 2023

BERGOGLIO AMA LA CIZAÑA Y ODIA EL TRIGO

En la homilía que dio el domingo 23 de Julio (16.º Domingo del ficticio “Tiempo Ordinario”) en el Vaticano, Francisco Bergoglio dijo:
«En la primera parábola, son el trigo y la cizaña los que crecen juntos, en el mismo campo (cf. Mt. 13, 24-30). Es una imagen que nos ayuda a hacer una lectura realista: en la historia humana, como en la vida de cada uno, coexisten las luces y las sombras, el amor y el egoísmo. Es más, el bien y el mal están entrelazados hasta el punto de parecer inseparables. Este planteamiento objetivo nos ayuda a mirar la historia sin ideologías, sin optimismos estériles o pesimismos nocivos. El cristiano, animado por la esperanza en Dios, no es un pesimista, ni tampoco un ingenuo que vive en el mundo de las fábulas, que actúa como si no viese el mal y dice que “todo va bien”. No, el cristiano es realista, sabe que en el mundo hay trigo y cizaña, y se mira dentro, reconociendo que el mal no llega sólo “desde fuera”, que no es siempre culpa de los demás, que no es necesario “inventar” enemigos que combatir para evitar arrojar un poco de luz en su interior. Se da cuenta de que el mal viene desde dentro, de la lucha interior que todos nosotros tenemos.
    
Pero la parábola nos interpela: cuando vemos que en el mundo el trigo y la cizaña están juntos, ¿qué debemos hacer?, ¿cómo debemos comportarnos? En la narración los siervos querían arrancar la cizaña inmediatamente (cf. v. 28). Es una actitud animada por una buena intención, pero impulsiva, incluso agresiva. Piensan que podrán arrancar el mal con sus propias fuerzas, para alcanzar la pureza. Es una tentación frecuente: una “sociedad pura”, una “Iglesia pura” pero, para alcanzar esa pureza, se corre el riesgo de ser impacientes, intransigentes, incluso violentos hacia quien cayó en el error. Y así, junto a la cizaña, se arranca también el trigo bueno y se impide a las personas hacer un camino, crecer, cambiar. Escuchemos en cambio lo que dice Jesús: “Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha” (cf. Mt. 13, 30). Qué hermosa esta mirada de Dios, su pedagogía misericordiosa, que nos invita a tener paciencia con los demás, a acoger —en la familia, en la Iglesia y en la sociedad— la fragilidad, los retrasos y los límites. No para acostumbrarnos a ellos con resignación o para justificarlos, sino para aprender a intervenir con respeto, sacando adelante el cultivo del buen grano, con mansedumbre y paciencia. Recordando siempre que la purificación del corazón y la victoria definitiva sobre el mal son, esencialmente, obra de Dios. Y nosotros, venciendo la tentación de dividir el trigo y la cizaña, estamos llamados a entender cuáles son los modos y los momentos mejores para actuar.
    
Pienso en los ancianos y en los abuelos que han realizado ya un largo trecho en el camino de la vida y, al volver la vista atrás, ven tantas cosas hermosas que han conseguido, pero también derrotas, errores, incluso algunas cosas que —como se suele decir— “si volviera atrás no repetiría”. Hoy, sin embargo, el Señor viene a nuestro encuentro con una palabra dulce, que nos invita a acoger con serenidad y paciencia el misterio de la vida, a dejarle a Él el juicio, a no vivir de reproches y remordimientos. Como si nos quisiera decir: “Miren el buen trigo que ha germinado en el camino de sus vidas y háganlo crecer todavía más, confiándome todo, que siempre perdono: al final, el bien será más fuerte que el mal”. La ancianidad es un tiempo bendecido también para esto, es la estación para reconciliarse, para mirar con ternura la luz que se expandió a pesar de las sombras, en la confiada esperanza de que el buen trigo sembrado por Dios prevalecerá sobre la cizaña con la que el diablo ha querido infestarnos el corazón».
  
Aquí se ve que Bergoglio plantea que hay que abdicar de la responsabilidad moral, convirtiéndose quienes lo hacen en espectadores culpables (ad melióris) o colaboradores del mal, que según él y los que lo siguen y defienden, es indistinguible del bien. Pero también se muestra, por más del disfraz de su cursi “Jornada mundial de los abuelos” y que parezca gurú de autoayuda, que Bergoglio proyecta miedo de ser, en el Día del Juicio, puesto en el lugar que le corresponde: LA CIZAÑA QUE SERÁ ARROJADA AL FUEGO INFERNAL.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)