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miércoles, 20 de diciembre de 2023

DIOS NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y LA CONSUMACIÓN DEL SIGLO

Homilía en dos partes dada por el obispo electo Fernando Altamira el 26 de Noviembre (primera parte), y 3 de Diciembre (segunda parte).
   
PRIMERA PRÉDICA (26 de Noviembre de 2023, XXIV domingo y último después de Pentecostés).
   
TODO EN MARÍA Y POR MARÍA. Y POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

Queridos hijos:
 
Hoy es el último domingo después de Pentecostés, la semana que viene empieza el Adviento, esa época hermosa preparatoria para la Navidad.
 
Tanto en este domingo, como en el próximo: el Primero de Adviento, la Santa Iglesia Católica pone a nuestra consideración, en los Evangelios, lo que se ha llamado “EL APOCALIPSIS SUCINTO”, o “Discurso Escatológico de Dios Nuestro Señor Jesucristo”, el tema es Dios Nuestro Señor Jesucristo y la Consumación del Siglo. El Apocalipsis Sucinto se encuentra en los tres sinópticos:
-En SAN MATEO es el capítulo 24 completo, el cual tiene 51 versículos. La Santa Misa de hoy lo toma desde el versículo 15, hasta el versículo 35.
-En SAN LUCAS es el capítulo 21, y dentro del cual se extiende desde el versículo 5, hasta el versículo 36. La Santa Misa del próximo domingo lo toma de San Lucas, desde el versículo 25, hasta el versículo 33. Y en toda la liturgia y domingos de Adviento, hablando de la Primera Venida humilde y en oscuridad (desconocido y despreciado), se hace constantemente el traslado a la Segunda Venida de Dios Nuestro Señor Jesucristo en gloria y majestad. La Liturgia Católica ha querido relacionar y parangonar (comparar) ambas Venidas.
-En SAN MARCOS es el capítulo 13 completo, el cual tiene 37 versículos.
 
Amén de lo anterior, en esta prédica, es nuestra intención hacer algún desarrollo sobre el último libro del Nuevo Testamento, sobre EL APOCALIPSIS.

-Antes de comenzar, queríamos sólo remarcar, como un dato muy interesante, que este Libro Santo dado por Dios tiene 404 versículos en total, y dentro de ellos hay 518 citas del Antiguo Testamento, y aun dentro de estas citas hay 88 que corresponden al Profeta Daniel.
 
Vamos, ahora sí, al desarrollo.
    
[ I ] Sin duda que Dios Nuestro Señor Jesucristo quiere que sus sacerdotes prediquemos sobre las Profecías, sobre la Consumación del Siglo, sobre el libro profético que cierra toda la Revelación: el Apocalipsis.
  • Numerosas palabras están en la misma Biblia al respecto.
  • Tal vez el ejemplo más fuerte es que el mismo Apocalipsis contiene dos bienaventuranzas para quienes lean las palabras de esa Profecía, una está al comienzo y otra al final (cuidado: también hay una maldición, o castigo, o amenaza, o advertencia, para los que cambien las palabras o el sentido de dicho libro).
Pero, en cuanto al Apocalipsis, el mismo San Pablo llama a este colofón y conclusión de la Revelación, y a la Segunda Venida de Dios, “nuestra bienaventurada esperanza”, es un grito lleno de luz, esperanzador, lleno –como dice la expresión– de la bienaventurada esperanza, de la virtud de la esperanza, y estas palabras de San Pablo (las veremos) es uno de los fragmentos que se utilizan en las Misas de Navidad, en la Misa de Gallo.
    
Pero ahora escuchemos los fragmentos nombrados, con las bienaventuranzas por leer y custodiar el Apocalipsis:
  • La primera bienaventuranza está en el puro comienzo , en su capítulo 1, y dice así (son los versículos 1 a 3):
    -1 Apocalýpsis Jesu Christi: Revelación de Jesucristo (la palabra “apocalipsis” significa en griego “revelación”), quam dedit illi Deus palam facére servis suis (en la cual Dios le manifestó abiertamente a sus siervos), quæ oportet fieri cito (las cosas que pronto deben suceder)… [1] 3 BEÁTUS QUI LEGIT, ET ÁUDIT VERBA PROPHETÍÆ HUJUS (BIENAVENTURADO EL QUE LEE Y ESCUCHA LAS PALABRAS DE ESTA PROFECÍA), ET SERVAT EA, QUÆ IN EA SCRIPTA SUNT (Y GUARDA LAS COSAS QUE EN ELLA HAN SIDO ESCRITAS): TEMPUS ENIM PROPE EST (PUES EL TIEMPO ESTÁ CERCA).
  • La segunda bienaventuranza está en el último capítulo del Apocalipsis, que es el capítulo 22, desde el versículo 6 hasta el 10, y dice así:
    6 Hæc verba fidelíssima sunt, et vera (Estas palabras son fidelísimas, y verdaderas) [2] …quæ opórtet fíeri cito (…las cosas que es preciso que ocurran en breve). 7 Et ecce venio velociter (Y he aquí que Yo vengo pronto). BEÁTUS, QUI CUSTÓDIT VERBA PROPHETÍÆ LIBRI HUJUS (BIENAVENTURADO EL QUE CUSTODIA LAS PALABRAS DE LA PROFECÍA DE ESETE LIBRO)… [Dijo el ángel: yo soy “consiervo: consérvus… eórum qui servant verba prophetíæ libri hujus: consiervo de aquellos que guardan las palabras de la profecía de este libro”]… 10 Et dicit mihi (Y me dijo): Ne signáveris verba prophetíæ libri hujus (No selles las palabras de la profecía de este libro): tempus enim prope est (pues el tiempo está cerca).
  • Asimismo, es impresionante que el mismo libro del Apocalipsis tenga una maldición o amenaza o advertencia, para los que cambien las palabras o el sentido de esta profecía, y está en ese mismo capítulo final aludido, el capítulo 22, en sus versículos 18 y 19, y agregamos el 20:
    18 Contéstor enim omni audiénti verba prophetíæ libri hujus (Yo advierto a todo el que oye las palabras de la profecía de este libro:): Si quis appósuerit ad hæc (Si alguien añade algo a estas palabras), appónet Deus super illum plagas scriptas in libro isto (añadirá Dios sobre él las plagas escritas en este libro). 19 Et si quis dimínuerit de verbis libri prophetíæ hujus (Y si alguien disminuye las palabras de la profecía de este libro), áuferet Deus partem ejus de libro vitæ, et de civitáte sancta, et de his quæ scripta sunt in libro isto (Dios le quitará su parte del libro de la vida, y de la ciudad santa, y de las cosas que están escritas en este libro): 20 Dicit qui testimónium perhíbet istórum (Dice el que da testimonio de estas cosas): Étiam vénio cito (Sí, vengo pronto): AMEN. VENI, DÓMINE JESU: ASÍ SEA. VEN SEÑOR JESÚS.
   
[ II ] Así como Dios Nuestro Señor Jesucristo, la propia Santa Iglesia Católica hace otro tanto, y quiere que sus sacerdotes estudiemos y prediquemos sobre estas profecías. Dios no las habrá dado para nada, o para que las ignoremos: “Vigiláte” –dice Él–, estad atentos, vigilad, estad atentos a las señales, a las señales de los tiempos, a los finales de la Historia, a la proximidad de los eventos de su Segunda Venida en gloria: Nuestro triunfo final como católicos, como hijos de Dios –si es que logramos mantenernos fieles y buenos–.
     
Pero volviendo a la Santa Iglesia Católica, tan es así, el hecho de que Ella quiere que sus sacerdotes estudiemos las profecías y prediquemos sobre ellas, que incluso a través de sus Concilios ha exigido esto; veamos un ejemplo:
  • El Concilio IV de Toledo, en el año 633, ordenó:
    “La autoridad de muchos concilios y los decretos sinodales de los Santos Pontífices Romanos prescriben que el Libro del Apocalipsis es de Juan el Evangelista, y determinaron que debe ser recibido entre los libros divinos, pero muchos son los que no aceptan su autoridad Y TIENEN A MENOS PREDICARLO en la Iglesia de Dios. SI ALGUNO, DESDE HOY EN ADELANTE, o no no lo reconociera, o NO LO PREDICARA EN LA IGLESIA DURANTE EL TIEMPO DE LAS MISAS, desde Pascua hasta Pentecostés, TENDRÁ SENTENCIA DE EXCOMUNIÓN”.
  • Monseñor Juan Straubinger, en su Biblia comentada (Apo 1,3 en nota), expresa que: “el Apocalipsis era, en tiempos de fe viva, un libro de cabecera de los católicos, como lo era el Evangelio”.
     
[III] Pero puede llegar a haber sacerdotes que, en un cierto grado, se oponen a la prédica sobre el Apocalipsis.
– “Es que vemos que algunos hacen excesos detrás de él”.
– Sí, es cierto, pero eso no quita que un sacerdote deba estudiarlo y predicar, y hacerlo con corrección.
– “El Padre X, que está en tal país de América, dice que ya casi no hay que hacer mucho apostolado, dice que para qué tener seminaristas, para qué ordenaciones sacerdotales, etc”. Pues, pésimo: Mientras más sacerdotes se puedan tener, bendito sea Dios; para salvar el mayor número de almas 
que se pueda, en estos tiempos que se muestran finales: Es una evidencia la necesidad de más vocaciones, y cuánto las deseamos.
– “Otro sacerdote, el Padre X, que está en tal otro país de América, dice que ya no hay que casarse”. Pues, pésimo también; fíjense cuánto les insistimos nosotros en el tema del Matrimonio, en el tema de tener MUCHOS HIJOS: LA FAMILIA BIEN-BIEN NUMEROSA, la Familia Católica, etc.
   
En esto que estamos diciendo, volvemos a repetir lo que ya hemos dicho en otra oportunidad: HAY QUE CUMPLIR CON EL DEBER DE ESTADO HASTA EL FIN, HASTA EL FINAL. El que es sacerdote ha de seguir hasta el final con su labor de apostolado y de salvación de las almas; el que es esposo: esposo; quien es esposa: deberá seguir con sus tareas y obligaciones de esposa hasta el final; los casados deberán seguir con sus obligaciones matrimoniales, y teniendo niños, ¡y todos los que puedan!, hasta el final: LA FAMILIA BIEN-BIEN NUMEROSA HASTA EL FINAL; etc, etc.
   
Esto último es muy importante: TODOS HEMOS DE SEGUIR CUMPLIENDO, CADA UNO, CON NUESTRO DEBER DE ESTADO HASTA EL FINAL.
   
Ésta es la postura correcta, y podemos poner, una vez más, la anécdota de Santo Domingo Savio, el cual jugando o en tiempo de juegos fue preguntado: “Si ahora viniera Cristo, ¿tú qué harías?”, y él respondió: “Seguiría jugando”.
    
O esta otra anécdota, genial-genial, un monumento al sentido común (no existe Catolicismo sin sentido común), la cual es un hecho real, una conversación que yo tuve con una dama de Argentina: Ella, un poco molesta con estos excesos que algunos cometen con el Apocalipsis, expresó con ironía y para llevar la contraria a esos excesos: “Entonces, yo le voy a decir a mi esposo: listo, ¿sabes qué?, yo entonces no lavo más los platos, sí, no lavo más los platos”. Genial, realmente genial la respuesta de esa señora: un monumento al sentido común. Tenemos que cumplir con nuestros deberes de estado hasta el final; es lo que San Pablo decía o exigía a los Tesalonicenses.
   
[IV] LA BIENAVENTURADA ESPERANZA. Las palabras del Apocalipsis deben ser NUESTRA BIENAVENTURADA ESPERANZA, porque es nuestro triunfo, el triunfo de Dios Nuestro Señor Jesucristo y del Catolicismo.
-Los primeros cristianos vivían expectantes, anhelando y esperando la Segunda Venida, la Parusía. Porque, si logramos ser buenos hijos de Dios, si logramos ser buenos católicos, si logramos estar en gracia de Dios, será nuestro triunfo, nuestro triunfo final, con nuestro Rey.
   
Estas cosas marcaban la vida diaria de esos primeros cristianos, la vida de sus familias e hijos, la práctica del Catolicismo, la santificación personal, esperando a Cristo: esperando al gran Rey, Dios y Salvador Nuestro. Santificándonos cada vez más, para estar con el traje nupcial, sin las manchas de este mundo.

[V] SAN PABLO. Por eso él utiliza sobre la Parusía, sobre la Venida de Cristo, la expresión “NUESTRA BIENAVENTURADA ESPERANZA”.
    
Porque toda nuestra vida, toda nuestra santificación personal, toda nuestra práctica religiosa, nuestras familias, deben mirar su Venida, para estar dignos cuando Él venga, porque todo esto debe llenarnos de esperanza.
    
El fragmento aludido, que es her-mo-sí-si-mo, digno de ser puesto en un cuadro para que alumbre nuestras casas y nuestras vidas, y se utiliza en las Misas de Navidad. Es la “Carta a Tito” (cap. 2,11ss), y dice así:
11 [Carísimi:] Appáruit enim grátia Dei Salvatóris nostri ómnibus homínibus (Carísimos: Ha aparecido la gracia de Dios Salvador Nuestro a todos los hombres), 12 erúdiens nos, ut ABNEGÁNTES IMPIETÁTEM, et sæculária desidéria (enseñándonos que NEGANDO LA IMPIEDAD, y los deseos del Siglo), sóbrie, et JUSTE, et pie vivámus in hoc sǽculo (sobria, SANTA, y piadosamente vivamos en este Siglo), 13 EXSPECTÁNTES BEÁTAM SPEM, et ADVÉNTUM GLÓRIÆ MAGNI DEI, ET SALVATÓRIS NOSTRI JESU CHRISTI: ESPERANDO LA BIENAVENTURADA ESPERANZA y EL ADVENIMIENTO DE GLORIA DEL GRAN DIOS Y SALVADOR NUESTRO JESUCRISTO. 14 qui dedit semetípsum pro nobis, ut nos redímeret ab omni iniquitáte (el cual se dio por nosotros, para redimirnos de todo pecado), et mundáret sibi pópulum acceptábilem (y limpiar para sí un pueblo aceptable), sectatórem bonórum óperum (seguidor de las buenas obras). 15 Hæc lóquere, et exhortáre (Estas cosas has de predicar y exhortar, y argüir con toda autoridad:) et árgue cum omni império. Nemo te contémnat (Que nadie te menosprecie).
    
(Conclusión)
Es muy hermoso el fragmento. Repitamos y terminemos la prédica:
[Carísimi:] Appáruit enim grátia Dei Salvatóris nostri ómnibus homínibus (Carísimos: Ha aparecido la gracia de Dios Salvador Nuestro a todos los hombres), erúdiens nos, ut ABNEGÁNTES IMPIETÁTEM, et sæculária desidéria (enseñándonos que NEGANDO LA IMPIEDAD, y los deseos del Siglo), sóbrie, et JUSTE, et pie vivámus in hoc sǽculo (sobria, SANTA, y piadosamente vivamos en este Siglo), EXSPECTÁNTES BEÁTAM SPEM, et ADVÉNTUM GLÓRIÆ MAGNI DEI, ET SALVATÓRIS NOSTRI JESU CHRISTI: ESPERANDO LA BIENAVENTURADA ESPERANZA y EL ADVENIMIENTO DE GLORIA DEL GRAN DIOS Y SALVADOR NUESTRO JESUCRISTO.
AVE MARÍA PURÍSIMA.

NOTAS
[1] «et significávit, mittens per ángelum suum servo suo Joánni, 2 qui testimónium perhíbuit verbo Dei, et testimónium Jesu Christi, quæcúmque vidit».
[2 «Et Dóminus Deus spirítuum prophetárum misit ángelum suum ostendére servis suis quæ opórtet fíeri cito». Y más adelante: «8 Et ego Joánnes, qui audívi, et vidi hæc. Et póstquam audíssem, et vidíssem, cecídi ut adorárem ante pedes ángeli, qui mihi hæc ostendébat: 9 et dixit mihi: Vide ne fecéris: consérvus enim tuus sum, et fratrum tuórum prophetárum, et eórum qui servant verba prophetíæ libri hujus: Deum adóra».
   
SEGUNDA PRÉDICA (3 de Diciembre de 2023, I domingo de Adviento).
     
“LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN ESTANDO EN EL LUGAR SANTO”

TODO EN MARÍA Y POR MARÍA. Y POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

Queridos hijos:
 
Hoy es el Primer Domingo de Adviento, entramos en la hermosa época preparatoria para la Navidad.
    
Como ya dijimos, tanto el domingo pasado, como éste, la Santa Iglesia Católica pone a nuestra consideración, en los Evangelios, lo que se ha dado en llamar “EL APOCALIPSIS SUCINTO”, o “Discurso Escatológico de Dios Nuestro Señor Jesucristo”; el tema es Dios Nuestro Señor Jesucristo y la Consumación del Siglo, Su Parusía (en griego: llegada, presencia), y dicho discurso lo tenemos en los tres sinópticos: San Mateo, San Marcos y San Lucas. Mas en esta prédica queríamos desarrollar la siguiente pregunta: ¿Son, los nuestros, tiempos finales; estamos cerca de la Consumación del Siglo y de los finales de la Historia?
    
Y si fuese así: ¿Hemos de dejar de hacer nuestras tareas, nuestras obligaciones, nuestro deber de estado: el sacerdote y su apostolado, los casados y su familia, el Matrimonio, los estudiantes con su estudio, los que deben cumplir con su trabajo o empleo, el sostenimiento de su familia?
   
¿Cuándo será el momento del regreso de Cristo? Sobre la Parusía, no se puede saber o determinar el momento exacto (eso es un hecho), pero Dios Nuestro Señor Jesucristo sí nos ha querido dejar señales de su proximidad, y nos ha dicho que debemos estar atentos: vigiláte.
    
Entre las señales que Dios nos ha dejado, para saber sobre la proximidad de los finales, sobre la proximidad de su Advenimiento, y nuestro triunfo, hoy queríamos mencionar dos muy importantes:
  • La primera señal de su proximidad: La Abominación de la Desolación estando en el Lugar Santo.
  • La segunda señal de su cercanía: La Apostasía.
Para no extendernos tanto, hoy desarrollaremos la primera, y tal vez en unos 15 días abordaremos la segunda.
    
(Cuerpo)
[I] Sobre la Abominación de la Desolación: Primero la Sagrada Escritura.
    
Como decíamos, entre las señales que Dios nos ha dejado para saber sobre la proximidad de los finales, tenemos una muy-muy importante, que figura en San Mateo (24,15) y en San Marcos (13,14), la cual a su vez está tomada del Profeta Daniel. El punto en cuestión puede darnos luz sobre las épocas que estamos transitando, y ver si son los tiempos finales. Nos referimos a: LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN ESTANDO EN EL LUGAR SANTO .
 
En los Evangelios nombrados, Dios Nuestro Señor Jesucristo hablará de la ruina del templo, de la destrucción de Jerusalén, y del final de los tiempos o Consumación del Siglo. Escuchemos la parte alusiva a la abominación de la desolación en el Evangelio de San Mateo:
(San Mateo cap. 24): “3 Sedénte áutem eo super montem Olivéti, accessérunt ad eum discípuli secréto, dicéntes (Sentándose Él sobre el Monte de los Olivos, se acercaron a Él sus discípulos por aparte, diciendo): Dic nobis, quándo hæc erunt? et quod SIGNUM advéntus tui, et consummatiónis sǽculi? (Di a nosotros, ¿cuándo serán estas cosas, y cuál la señal de tu Advenimiento?) 4 Et respóndens Jesus, dixit eis (Y respondiendo Jesús, les dijo)…”. Allí Dios Nuestro Señor Jesucristo desarrollará su discurso escatológico, y entre las distintas señales que da, Él expresa:
“15 Cum ergo vidéritis abominatiónem desolatiónis, quæ dicta est a Daniéle prophéta, stantem in loco sancto, qui legit, intélliga: Cuando vosotros veáis la abominación de la desolación, que fue dicha por el profeta Daniel, estando en el lugar santo, el que lee, entienda…” [1].
   
[II] “La abominación de la desolación estando en el lugar santo” y la enseñanza de San Jerónimo.
   
Detrás de la enseñanza de San Jerónimo, Doctor Máximo en Sagrada Escritura, podemos ver que esa señal sobre la cercanía de la Consumación del Siglo, se refiere a tres cosas:
-1°) Al Anticristo haciéndose adorar como si fuera Dios en el lugar santo.
-2°) A falsos dioses, o ídolos, o sus estatuas, en definitiva: falsas religiones usurpando la Iglesia de Dios, y usurpando las iglesias y templos: La Casa de Dios.
-3°) Éste es el significado o sentido que más queríamos insistir para esta prédica. En la enseñanza de S. Jerónimo, la abominación de la desolación se refiera a: La falsificación de nuestra Santa Religión Católica, la falsificación y perversión del dogma, la falsificación de la doctrina católica, de la Fe.
   
Para escuchar las palabras de San Jerónimo, utilizaremos el Breviario para el día Domingo 24 después de Pentecostés. La Santa Iglesia Católica pone a sus sacerdotes el comentario el santo. Escuchemos esas palabras:
-En el primer punto, la abominación de la desolación es el Anticristo. 
Primero San Jerónimo trae a colación las palabras del Profeta Daniel, en su Profecía de las Setenta Semanas (es el capítulo 9), y en particular sobre la Semana Última, sobre La Semana 70 (cap. 9: en su versículo 27 y último). Escuchemos a San Jerónimo:
[Lección 7 de Maitines: Homilía sancti Hierónymi Presbýteri, Liber 4 Comment. in cap. 24 Matthǽi]: “…Légimus autem in Daniéle hoc modo: Et in dimídio hebdómadis auferétur sacrifícium et libámina; et in templo abominátio desolatiónum erit, usque ad consummatiónem témporis, et consummátio dábitur super solitúdinem (Leemos en Daniel de este modo: Y a la mitad de esta semana –de la Semana 70–será quitado el sacrificio y la oblación –“libámina”, ofrenda del sacrificio, oblación–, y estará en el templo la abominación de la desolación, hasta la consumación del tiempo –hasta el fin del tiempo o de los tiempos–, y la consumación será dada sobre la soledad”.
E inmediatamente después de las palabras de Daniel, San Jerónimo expresará que San Pablo (II Tesalonicenses 2,3-4) [2] atribuye la abominación de desolación al Anticristo estando en el lugar santo. Escuchemos:
“De hoc et Apóstolus [San Pablo] lóquitur (Sobre esto –sobre la abominación de la desolación– San Pablo dice), quod homo iniquitátis, et adversárius (que el hombre de iniquidad y el adversario –el Anticristo–) elevándus sit contra omne quod dícitur Deus et cólitur (se elevará contra todo lo que es llamado Dios y se adora); ita ut áudeat stare in templo Dei (de modo tal que se atreva a estar en el templo de Dios), et osténdere quod ipse sit Deus (y mostrarse como si él fuera Dios): cujus advéntus secúndum operatiónem Sátanæ déstruat eos, et ad Dei solitúdinem rédigat, qui se suscéperint (cuyo advenimiento –el advenimineto del Anticristo– será según la obra de Satanás para destruir –hacer perecer– y llevar a apartarse de Dios a aquellos quienes lo acojan) [Lección 7 de Maitines ut supra, in fine].

En el segundo punto, la abominación de la desolación en el lugar santo significa o son los falsos dioses, los falsos ídolos y sus estatuas, falsas religiones dentro del templo de Dios, usurpando la Iglesia Católica, dentro de los templos católicos. 
 
Es la siguiente Lección de Maitines (Lección 8). Allí San Jerónimo explica que “la abominación de la desolación puede ser entendida de las estatuas o ídolos de falsos dioses –y por lo mismo de las falsas religiones de esos dioses– y todo esto puesto dentro del templo de Dios. Recordemos aquí todo el Ecumenismo de hoy, la mezcla de todas las religiones de la tierra, con sus estatuas, símbolos, sacerdotes de esas falsas religiones, la estatua del Buda sobre un altar y sobre un sagrario en la Iglesia de San Francisco (en Asís), las mega reuniones ecuménicas de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, las ceremonias y la estatua de la Pachamama que Francisco permitió en Roma dentro de una o varias iglesias, etc. Escuchemos a San Jerónimo:
[Lección 8 de Maitines, en la misma Homilia ut supra] “Potest áutem simplíciter aut de Antichrísto áccipi, aut de imágine Cǽsaris, quam Pilátus pósuit in templo, aut de Hadriáni equestri státua, quæ in ipso sancto sanctórum loco úsque in præséntem diem stetit: [La abominación de la desolación:] Puede tomarse simplíciter, o del Anticristo –que ya hemos explicado–, o de la imagen del César que Pilatos puso en el templo, o de la estatua de Adriano ecuestre que ha estado en ese mismo lugar llamado el santo de los santos hasta el día de hoy”. 
Continúa San Jerónimo:
“Abominátio quóque secúndum veterem Scripturam idolum nuncupátur (Abominación también, según el Antiguo Testamento, se llama a un ídolo –o falso dios–); et idcírco ádditur, desolatiónis (y por eso se agrega “de la desolación”), quod in desoláto templo átque destrúcto (porque en un templo desolado y destruido –así quedamos con el Concilio Vaticano II, y la falsa religión y la falsa Iglesia Moderna–) ídolum pósitum sit (fue puesto un ídolo: fue puesto un falso dios, “los” falsos dioses, y “sus” religiones falsas)”.
Repetimos: Todo esto que explicamos, ya lo hemos vivido con creces desde el Concilio Vaticano II, con esta falsa Iglesia Moderna y el Ecumenismo.
  
[III] Tercer punto: La abominación de la desolación estando en el lugar santo es: La falsificación de nuestra Religión Católica.
Aquello que más queríamos recalcar en la prédica de hoy, el tercer punto de San Jerónimo, es la Lección 9 de ese Domingo 24 después de Pentecostés. 
 
Si “la abominación de la desolación estando en el lugar santo” es una de las señales de la proximidad de los finales y de la vuelta de Dios Nuestro Señor Jesucristo, y si dicha “abominación” se aplica, en tercer lugar, a la falsificación de la Religión Católica y a la falsa Iglesia Moderna; pues bien, de ser así, allí tenemos otra señal clara de que estamos transitando, y somos espectadores y protagonistas, de los finales. San Jerónimo dice en su texto:
-“Abominátio desolatiónis intelligi potest et OMNE DOGMA PERVÉRSUM”. “Abominación de la desolación puede entenderse también como TODO EL DOGMA PERVERTIDO –FALSIFICADO– (dado vuelta, la religión falsificada)”. 
-La palaba en latín es “perversum: pervertido, perverso, dado vuelta”. El verbo es “pervérto-is-ere-pervérsi-pervérsum”, y viene de “per: que es un reforzativo del sentido”, más el verbo “verto: dar vuelta”, lo cual significa dar profundamente la vuelta, FALSIFICAR, poner algo patas para arriba, cambiar fuertemente, trastocar, revolver, dar vuelta, destruir, profanar algo sagrado, pervertirlo, corromperlo.
-La abominación de la desolación puede entonces entenderse como el dogma pervertido, la religión falsificada: falsificada con el Concilio Vaticano II y la falsa Iglesia Moderna. 
-Y San Jerónimo agrega: “quod cum vidérimus stare in loco sancto, hoc est in Ecclésia, et se osténdere Deum: lo cual –el dogma pervertido o religión falsificada– cuando lo veáis estar en el lugar santo, hoc est in Ecclesia: esto es en la Iglesia (cuando en la Iglesia veáis una falsificación del Catolicismo: esa falsificación es la Religión Moderna del Concilio), y mostrarse –esa falsificación– como si fuera Dios (como si esa falsificación de nuestra Religión fuera algo de Dios) [3].
    
En ese dogma pervertido o religión falsificada tenemos otra señal de la proximidad de los finales.
    
El punto central es que, en enseñanza de San Jerónimo, “la abominación de la desolación, dicha por el Profeta Daniel, estando en el lugar santo” significa LA PERVERSIÓN (PERVÉRSUM) o FALSIFICACIÓN DEL DOGMA (LA FALSIFICACIÓN DEL CATOLICISMO); y esto es tal cual lo que nos ha pasado a los católicos con el Concilio Vaticano II.
   
(Conclusión) [4]
 
El tema de la Apostasía, importantísimo, quedará, Dios mediante, para dentro de unos 15 días; y ésta es otra de las señales.
 
¿Estamos en los tiempos finales?, habíamos preguntado al principio.
-Una de las señales de la proximidad de la Parusía es LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN, que parece haberse cumplido ante nosotros, ante nuestros ojos, al menos en su sentido segundo y tercero ut supra [5].
-Entonces debemos responder que sí: Nuestras épocas sí se muestran como los tiempos finales.
-¿Debemos por ello, porque parece que estamos en los finales, por el Apocalipsis, dejar de cumplir con nuestro deber de estado? JAMÁS.
  • El sacerdote debe seguir hasta el fin como sacerdote (apostolado, viajes, vocaciones, nuevas ordenaciones sacerdotales, etc).
  • El casado debe seguir como casado hasta el final: Los matrimonios, esposo, esposa, obligaciones matrimoniales, tener niños, muchos niños, todos los que se puedan: la Familia bien-bien numerosa, y educarlos para que sean santos, para que sean grandes católicos. Los estudiantes deben seguir con sus estudios; los empleados con sus trabajos.
  
La Bienaventurada Esperanza (de San Pablo) nos decía, y nos dice esto: Abarca el cumplimiento del deber de estado, y nos llama a santificarnos mucho,para esperar a Dios Nuestro Señor Jesucristo con un traje digno, con el traje nupcial:
(Tito cap. 2,11ss) 11 [Carísimi:] Appáruit enim grátia Dei Salvatóris nostri ómnibus homínibus (Carísimos: Ha aparecido la gracia de Dios Salvador Nuestro a todos los hombres), 12 erúdiens nos, ut ABNEGÁNTES IMPIETÁTEM, et sæculária desidéria (enseñándonos que NEGANDO LA IMPIEDAD, y los deseos del Siglo), sóbrie, et JUSTE, et pie vivámus in hoc sǽculo (sobria, SANTA, y piadosamente vivamos en este Siglo), 13 EXSPECTÁNTES BEÁTAM SPEM, et ADVÉNTUM GLÓRIÆ MAGNI DEI, ET SALVATÓRIS NOSTRI JESU CHRISTI: ESPERANDO LA BIENAVENTURADA ESPERANZA y EL ADVENIMIENTO DE GLORIA DEL GRAN DIOS Y SALVADOR NUESTRO JESUCRISTO. 14 qui dedit semetípsum pro nobis, ut nos redímeret ab omni iniquitáte (el cual se dio por nosotros, para redimirnos de todo pecado), et mundáret sibi pópulum acceptábilem (y limpiar para sí un pueblo aceptable), sectatórem bonórum óperum (seguidor de las buenas obras). 15 Hæc lóquere, et exhortáre (Estas cosas has de predicar y exhortar, y argüir con toda autoridad:) et árgue cum omni império. Nemo te contémnat (Que nadie te menosprecie).
AVE MARÍA PURÍSIMA
   
NOTAS
[1] En San Marcos (cap. 13,1ss): “3 Et cum séderet in monte Olivárum contra templum, interrogábant eum separátim Petrus, et Jacóbus, et Joánnes, et Andréas: 4 Dic nobis, quando ista fient ? et quod signum erit, quándo hæc ómnia incípient consummári?... [y entre las señales, Dios expresará:] 14 Cum áutem videritis abominatiónem desolatiónis stantem, ubi non debet, qui legit, intélligat…”.
[2] En esa misma cita de la II Tesalonicenses, versículo 3, leemos sobre las señales de la proximidad de la Parusía: “Nadie os engañe en manera alguna, PORQUE PRIMERO DEBE VENIR LA APOSTASÍA, y hacerse manifiesto el hombre de iniquidad, el hijo de perdición, [aquí empieza el v. 4:] el adversario, el que se ensalza sobre todo lo que se llama Dios o sagrado, hasta sentarse él mismo en el templo de Dios, ostentándose como si fuea Dios” (traducción y Biblia de Mons. Straubinger).
[3] Entonces: “debémus fúgere de Judǽa ad montes (debemos huir de Judea hacia los montes)” –expresión misteriosa esta última–. Seguía el texto: “debémus fúgere de Judǽa ad montes, hoc est, dimíssa occidénte líttera, et Judáica pravitáte, appropinquáre móntibus ætérnis, de quíbus illúminat mirabíliter Deus; et esse in tecto et in dómate, quo non possint igníta diáboli jácula perveníre, nec descéndere et tóllere áliquid de domo conversatiónis prístinæ, nec quærére quæ retrórsum sunt, sed magis sérere in agro spirituálium Scripturárum, ut fructus capiámus ex eo; nec tóllere álteram túnicam, quam Apóstoli habére prohibentur”.
[4] Hoy empezó el Adviento, la época preparatoria para la Navidad –Adviento y Navidad son épocas en que se nos llama con más insistencia a la conversión personal, a recuperar el estado de gracia si lo hemos perdido, si estamos en pecado mortal; se nos llama a la Confesión, ¡a confesarse!; se nos llama a estar siempre en estado de gracia para la Salvación Eterna, a corregirnos de pecados, de defectos, a santificarnos más–. La liturgia de Adviento y la liturgia de Navidad, viendo la Primera Venida, traspasan constantemente nuestros espíritus también hacia la Segunda Venida, hacia la Parusía, y se nos pide estar con traje digno, con traje nupcial, ser santos, para recibir a Dios Nuestro Señor Jesucristo que viene.
[5] Aunque el Anticristo todavía no se muestra públicamente (que fue el primer punto de San Jerónimo).
   

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)