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miércoles, 20 de marzo de 2024

EL ANTICATOLICISMO, CAUSA NO DECLARADA DE LA INDEPENDENCIA ESTADOUNIDENSE

Por Javier Navascués Pérez para INFOCATÓLICA.
   
JAVIER BARRAYCOA: «UNA DE LAS CAUSAS OCULTAS DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA FUE EL ODIO A LO CATÓLICO»
   

Javier Barraycoa es prolífico autor de temas históricos y de pensamiento y actualmente es profesor de sociología en la Universidad Abat Oliba CEU. Acaba de publicar su último libro: “Protestantismo. Historia oculta e impacto en el mundo contemporáneo” (Editorial Almuzara). En este libro se desentraña el complejo fenómeno del protestantismo y se destierra su leyenda rosa. Además se explica cómo ha influido la revolución protestante en nuestras vidas.
  
¿Hay mucha leyenda rosa en torno al protestantismo?
Sí, por supuesto, empezando por la vida y muerte de Lutero. Se ha querido hacer pasar a Lutero -y él contribuyó a ello- como un hombre de orígenes humildes cuando en realidad pertenecía a una familia acomodada. Se han suavizado sus irreverentes salidas de tono y su jactancia con respecto a sus pecados. La mítica escena de Lutero clavando las 95 tesis en la Iglesia de Wittenberg, es eso, un mito que nunca ocurrió. Incluso su muerte fue revestida por los suyos como una dulce agonía, pero muchas fuentes nos dicen que se suicidó.
   
¿Y que nos puede decir de otros “reformadores”?
Muchos tuvieron muertes trágicas y llevadas a cabo por otros protestantes. El anabaptista Thomas Müntzer, modelo de revolucionario que lanzó a los campesinos contra la nobleza luterana, murió decapitado y su cuerpo fue empalado. En la ciudad de Münster los anabaptistas montaron un espectáculo milenarista que acabó también en un baño de sangre. En el calvinismo encontramos que la violencia era casi congénita. En la Holanda calvinista, los protestantes Orange decidieron acabar con los opositores también calvinistas y ello llevó al espectacular asesinato de los hermanos Witt. O el fundador de los mormones, Joseph Smith, murió a manos de otros protestantes que lo consideraban un loco blasfemo y polígamo.
   
¿Tanta diversidad de ramas protestantes tienen algún punto en común?
Jaime Balmes lo vio muy bien: lo único que tienen en común los protestantes es la aversión a la Iglesia católica y su autoridad. Y he ahí el principio disolvente del protestantismo: cualquiera que se sentía “tocado” por Dios, podía ingeniarse una doctrina propia y, a buen seguro, encontraba seguidores desesperados por cualquier promesa. Pero, curiosamente, resulta que Dios “inspiraba” doctrinas absolutamente diferentes a cada “reformador”, de ahí la incongruencia del protestantismo visto en conjunto.
    
En un capítulo propone que Inglaterra no quería ser protestante…
Sí, relato la expansión del protestantismo en Inglaterra y la resistencia del catolicismo. Enrique VIII abrió la puerta del anglicanismo a costa de sangre y provocar martirios como los de Santo Tomás, el obispo Fischer y, especialmente la desconocida matanza de cartujos. Su hija Isabel I, fue profundamente anticatólica. La posibilidad de restauración católica a través de los Estuardo fue cercenada por la Revolución de Cromwell. Este, no sólo decapitó a Carlos I, Estuardo, sino que llevó a cabo un experimento puritano que culminó con un gobierno al estilo del Sanedrín del Templo. Se impuso la locura y se acabó prohibiendo hasta la navidad. En esa época los puritanos ya habían empezado a emigrar a las colonias americanas.
    
En el libro defiende que Estados Unidos es un país esencialmente protestante desde sus orígenes…
La independencia de las colonias viene por el rechazo de las llamadas “Intolerable Acts”. Eran leyes de la Corona que los puritanos consideraban “intolerables” para aplicar a las colonias. Entre ellas estaba la Ley del Québec que permitía la Misa católica en las viejas colonias francesas conquistadas por los ingleses. Ello provocó la indignación de los puritanos y es una de las causas ocultas de la Independencia americana, esto es, el odio a lo católico. Los puritanos que llegaron a las colonias eran los más radicales y siempre tuvieron la conciencia de querer fundar “La ciudad sobre la colina”. Ello les llevó a considerarse un pueblo escogido, por tanto una raza escogida, y por ende la legitimación del exterminio de indios nativos o la persecución de los jesitas y católicos que vivían en Maryland (la única colonia fundada por católicos y en la que se refugiaban los católicos perseguidos e la metrópoli).
   
También explica el ambiguo papel de Francia en la geopolítica europea y sus alianzas contra natura para fastidiar a España…
La monarquía francesa luchó contra los hugonotes (calvinistas franceses), ciertamente. Pero también los usó cuando quiso para amedrentar a los católicos que aún se sentían hispanos en los territorios fronterizos que habían sido arrebatados a España. La lógica hubiera mandado que Francia se alineara con España contra el mundo protestante, pero no fue así. Estaba emergiendo la monarquía absoluta que quería ocupar un lugar preminente en Europa. Ello llevó a que Francia se aliara frecuentemente con calvinistas holandeses o luteranos alemanes, contra España. Peor aún, se mantuvo una alianza franco-otomana, entre Francisco I y el sultán del Imperio otomano, Solimán I el Magnífico, contra España. La armada otomana podía recalar en los puertos franceses para su protección. Por eso Francia no participó en la batalla de Lepanto.
     
Dedica la última parte de la obra a las consecuencias del protestantismo en los tiempos actuales ¿Podría poner algunos ejemplos?
La secularización del protestantismo provocó consecuencias inesperadas y demoledoras. La redención por la sola fe introdujo en la vieja Cristiandad, a la larga, la subjetivación de la fe y de la realidad. El dogma de la predestinación y el milenarismo concurrieron en la idea de una “raza superior”. Otra derivada fue el darwinismo social como una forma de seleccionar a los predestinados a la salvación. Para algunos esta predestinación debía tener forma de éxito económico y de supremacismo moral. No es de extrañar que el nacismo celebrara a Lutero como padre de la nación alemana o que las universidades norteamericanas impusieran en el siglo XIX, como dogma científico, el darwinismo social y en consecuencia postularan la eugenesia. El racialismo protestante se llevó a los confines de la tierra, desde los Boers en Sudáfrica, a la lejana Australia. Nada que ver con la labor civilizadora y evangelizadora de la Monarquía hispana.
     
¿Y otras curiosidades?
En el libro relato cómo los protestantes, se iniciaron en el camino de la ciencia como un método de “autorredención”. Explícitamente, muchos científicos protestantes afirmaban que el desarrollo tecnológico era para recuperar “lo que se había perdido” tras el pecado de Adán y Eva. Los más milenaristas afirmaban que la tecnología nos haría lo suficientemente fuertes como para luchar contra el Anticristo. Las paranoias protestantes, una vez desinstitucionalizadas, han sido la mayor fuente de la creación de sectas a cual más estrafalarias incluso destructivas. No he querido acabar el libro sin unas pinceladas de cómo el protestantismo influyó en el arte, comparado con el catolicismo.
   

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)