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martes, 6 de agosto de 2024

MES DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN – DÍA SEXTO

Traducción de la devoción dispuesta por el padre Antoine Ricard S.Th.D., Canónigo honorario de Marsella y Carcasona, y publicada en París por la Librería de los Hermanos Perisse en 1878.
   
MES DE SANTO DOMINGO, O EL MES DE AGOSTO CONSAGRADO A LA MEDITACIÓN DE LA VIDA Y LAS VIRTUDES DE SANTO DOMINGO
   

Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
6 DE AGOSTO – DÍA SEXTO DEL MES DE SAN DOMINGO: EL PRIOR DE PRULLA

PRELUDIO
Representémonos a este santo, atravesando por primera vez la tierra bendita de este humilde monasterio, que se convertirá en cuna de tantas otras fundaciones gracias a su celo apostólico.
         
PENSAMIENTOS
Santo Domingo, a su regreso de Roma, vino a instalarse en Fanjeaux, donde la elocuencia de sus palabras, la santidad de su vida, pero sobre todo la ayuda de la Santísima Virgen, determinaron que un gran número de almas abandonara el camino del error. Pero estas almas recién convertidas continuaron siendo burladas por los enemigos de la Iglesia, y fue para proteger a algunas jóvenes del pérfido ataque de los sectarios albigenses que, en el año 1206, Santo Domingo puso, al pie de la colina de Fanjeaux, los primeros fundamentos del monasterio de Prulla, que a su vez debió ser el origen de la orden de los Frailes Predicadores.

El mismo año, al pie de las montañas de Umbría, San Francisco de Asís, amigo y glorioso émulo de Santo Domingo, agrupó a sus primeros compañeros cerca de la capilla de la Porciúncula. ¡Prulla y Asís, cunas ilustres que la Iglesia dispuso al mismo tiempo, y de la que, un día, surgirían dos razas de hombres fuertes para defenderla!…

Las dos cosas se mantienen unidas; la fe y la moral están unidas. La herejía albigense sólo atacaba la fe para corromper más fácilmente la moral. Domingo, ardiente defensor de la verdad, no podía dejar de convertirse también en el intrépido apóstol de la moral. De ahí toda la idea de su fundación de Prulla. Su predicación se vería fortalecida por el ejemplo de las almas puras que, renunciando a todo para escapar de los peligros de la vida del mundo, llegarían, en este bendito asilo, a florecer como lirios, extendiendo perfumes austeros sobre la tierra infestada por los miasmas corruptores de la herejía albigense.
   
Estas eran las premisas de las instituciones dominicas. «Comenzaron con un asilo a favor de la triple debilidad del sexo, el nacimiento y la pobreza, así como la redención del mundo comenzó en el vientre de una virgen pobre e hija de David. Nuestra Señora de Prulla, solitaria y modesta, esperó durante mucho tiempo al pie de las montañas a los hermanos que le serían entregados sin medida, y llevarían su nombre hasta los confines de la tierra. Hija mayor de un padre que creció lentamente bajo la paciente guía de Dios, ella misma creció en silencio, honrada por la amistad de muchos grandes hombres, y como acunada sobre sus rodillas. Domingo, que, después del encuentro en Montpellier con los legados papales, había dejado el título de subprior de Osma para tomar el de Fray Domingo, añadió luego a esta humilde y gentil calificación el de Prior de Prulla, de modo que fuera llamado Fray Domingo, Prior de Prulla», dice el padre Lacordaire.
   
PRÁCTICA: En tentaciones y ocasiones peligrosas para la pureza, haz actos de fe.

INVOCACIÓN: Santo Domingo, marfil de castidad, ¡ruega por nosotros!

CARACTERÍSTICA HISTÓRICA: El animal asqueroso.
Domingo había fundado, poco después, el monasterio de Nuestra Señora de Prulla cuando vio correr nueve nobles damas, las cuales, postradas a sus pies, le dijeron: «Siervo de Dios, si es verdad lo que acabáis de predicar, he aquí que hace ya mucho que estamos en el error: pues a los que vos llamáis herejes, nosotros les hemos llamado siempre “hombres buenos y perfectos”. Ahora no sabemos qué pensar. Siervo de Dios, tened piedad de nosotros, y rogad a Dios que nos ilumine y nos haga conocer la fe en la que vivimos, morimos y seremos salvos». «Tened paciencia», respondió Domingo después de una breve oración, «y esperad sin miedo; creo que el Señor, que no quiere que nadie pierda, os mostrará a qué amo habéis servido hasta ahora». De repente apareció un animal inmundo, en el que se había encarnado el espíritu de error y de inmoralidad, y Domingo prosiguió tranquilizándolas: «Podéis juzgar por esta figura que Dios hizo aparecer ante vosotros, quién es aquel a quién seguisteis siguiendo a los herejes» Estas mujeres se convirtieron y se convirtieron en las primeras monjas del priorato de Prulla (Narración de Santo Domingo, del Beato Humberto de Romans).
   
LETANÍA DE NUESTRO PADRE SANTO DOMINGO
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
   
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
   
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
   
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
   
Magno Padre Santo Domingo, ruega por nosotros.
Lumen de la Iglesia, ruega por nosotros.
Luz del mundo, ruega por nosotros.
Antorcha del siglo, ruega por nosotros.
Predicador de la gracia, ruega por nosotros.
Rosa de paciencia, ruega por nosotros.
Sedientísimo por la salvación de las almas, ruega por nosotros.
Deseosísimo del martirio, ruega por nosotros.
Gran director de las almas, ruega por nosotros.
Varón evangélico, ruega por nosotros.
Doctor de la verdad, ruega por nosotros.
Marfil de castidad, ruega por nosotros.
Varón de corazón verdaderamente apostólico, ruega por nosotros.
Pobre en bienes temporales, ruega por nosotros.
Rico en la pureza de vida, ruega por nosotros.
Tú que cual antorcha ardías de celo por los pecadores, ruega por nosotros.
Trompeta del Evangelio, ruega por nosotros.
Heraldo del Cielo, ruega por nosotros.
Modelo de abstinencia, ruega por nosotros.
Sal de la tierra, ruega por nosotros.
Resplandeciente como el sol en el templo de Dios, ruega por nosotros.
Tú que te apoyaste en la gracia de Cristo, ruega por nosotros.
Revestido de estola real, ruega por nosotros.
Flor de flores elevada en el jardín de la Iglesia, ruega por nosotros.
Tú que regaste la tierra con tu piadosa sangre, ruega por nosotros.
Trigo recogido en los silos del Cielo, ruega por nosotros.
Resplandeciente en el coro de los Vírgenes, ruega por nosotros.
Jefe y padre de la Orden de Predicadores, ruega por nosotros.
Para que en la hora de la muerte seamos recogidos contigo en el Cielo, ruega por nosotros.
   
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
    
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
   
℣. Señor, escucha mi oración.
℟. Y llegue mi clamor hacia Ti.
   
ORACIÓN
Te suplicamos, Dios Omnipotente, nos concedas a cuantos padecemos bajo el peso de nuestros pecados, alcanzar el patrocinio de tu confesor nuestro bienaventurado Padre Santo Domingo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠ , y del Espíritu Santo. Amén. 

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)