Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
¿De Cristo o de satanás?
La Iglesia Novusordita, siendo una secta apóstata y muy ciertamente NO la Iglesia Católica, ha estado yendo recientemente a todo gas para adjudicarse falsos “milagros” a fin de engañar a fieles e infieles.
Nuestro Señor y San Pablo en la Escritura advirtieron claramente a los fieles que tales engaños, basados en mentiras, son obra del diablo y no de Dios.
«Queridos Padres de TRADITIO: Parece que la Neoiglesia ha experimentado recientemente una oleada de supuestos “milagros eucarísticos”. ¿Cómo puede una secta falsa como lo es la Iglesia Sinodal Novusordita ser fuente de milagros? ¡Podría decirse que los hindúes, adoradores del dios elefante, los producen! Al fin y al cabo, la Nueva Iglesia ni siquiera tiene una misa válida (el servicio del Nuevo Orden es una invención judeo-protestante) y tiene un clero falso compuesto por presbíteros no ordenados, inválidos, como ministros protestantes. Sin una Misa válida o sacerdotes ordenados en el Sacramento de las Órdenes Sagradas para celebrarla, no puede haber “eucaristía”, mucho menos “milagro eucarístico”, ¿cierto?» (John).
RESPUESTA DE LOS PADRES DE TRADITIO: Tienes razón en todos los aspectos. Lo que estás oyendo es una especie de engaño, de ocultismo modernista, que ha estado propagándose desde el Anticoncilio Vaticano II (1962-1963) en la forma de “milagros, apariciones y visiones”. La explicación es sencilla: Nuestro Señor Jesucristo, el Apóstol San Pablo, y muchos Santos nos advirtieron que tales engaños son satánicos. Muchísimos católicos están tan confundidos en el estado presente de la Iglesia que se inclinan a cualquier cosa, y por ende se inclinan incluso a lo diabólico. La Iglesia Conciliar, que no tiene “eucaristía”, no puede producir un “milagro eucarístico”, como tampoco puede producirlos la secta luterana o la secta hindú adoradora del dios elefante. Creerlo sería ilógico y ridículo.
PRIMERO, DEBE ACLARARSE QUE LOS MILAGROS, LAS APARICIONES Y LAS VISIONES DE LOS ÚLTIMOS DÍAS, AUNQUE SEAN VERDADERAS, NUNCA SON PARTE DE LA REVELACIÓN PÚBLICA DE LA IGLESIA, Y NADA EN ELLOS ES NECESARIO PARA NUESTRA SALVACIÓN, NI ESTAMOS OBLIGADOS POR ELLOS COMO LO ESTAMOS POR LA REVELACIÓN PÚBLICA DE LA IGLESIA.
De hecho, son mucho más propensos a ser diabólicos que dignos de fe. Todo lo necesario para nuestra salvación está contenido en la Revelación Pública de la Iglesia, es decir, el Depósito de la Fe: la Sagrada Escritura (la Biblia) y la Sagrada Tradición, que concluyó con la muerte del último de los Apóstoles, San Juan. Ha sido el dogma constante de la Iglesia que ningún católico está obligado a dar crédito a ninguna supuesta revelación, sino solo a lo que contiene la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición Apostólica.
Nuestro mismo Señor Jesucristo nos advirtió que los falsos “milagros” pueden ser utilizados por Satanás para engañar:
«Aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán alarde de grandes maravillas y prodigios, de manera que aun los escogidos, si posible fuera, caerían en error» (San Mateo XXIV, 24/Versión de Mons. Félix Torres Amat).
San Pablo advirtió:
«Y entonces se dejará ver aquel perverso, a quien el Señor Jesús matará con el resuello o el sólo aliento de su boca, y destruirá con el resplandor de su presencia a aquel inicuo que vendrá con el poder de Satanás, con toda suerte de milagros, de señales y de prodigios falsos, y con todas las ilusiones que pueden conducir a la iniquidad a aquellos que se perderán, por no haber recibido y amado la verdad a fin de salvarse. Por eso Dios les enviará o permitirá que obre en ellos el artificio del error, con que crean a la mentira, para que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la maldad o injusticia» (2.ª Tesalonicenses II, 8-12/Versión de Mons. Félix Torres Amat).
San Juan de la Cruz, el mayor místico de la Iglesia, advirtió:
«El deseo de las revelaciones priva la fe de su pureza, desarrolla una curiosidad peligrosa que se convierte en una fuente de ilusiones, llena el alma de fantasías vanas, y frecuentemente demuestra falta de humildad y de sumisión a Nuestro Señor, El cual, a través de su revelación pública [Sagrada Escritura y Sagrada Tradición], ha dado todo lo que es necesario para la salvación. Debemos sospechar de aquellas apariciones que carecen de dignidad o la debida reserva, y sobre todo, de aquellas que son ridículas. Esta última característica es una marca de maquinación humana o diabólica. Alejaos de las visiones, apariciones y milagros tanto como podáis. Tened cuidado con las visiones, aun cuando sean verdaderas» (Citado por Benedicto XIV).
Contexto: El Vaticano dio su aprobación a un “milagro eucarístico” ocurrido en 2013 durante un servicio novusordita en rito siromalabar en la India.
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