Cuando el futuro León XIV Riggitano-Prévost estaba en el seminario de la provincia agustiniana Nuestra Señora del Buen Consejo, conoció al seminarista luterano John Snider (izquierda) en el curso veraniego de Ecumenismo para “ministros” del Hospital Noroccidental Abbott en Mineápolis (Minesota) en el año 1980. Así comenzó la amistad de ambos.
Snider, pastor emérito de la iglesia San Esteban (de la liberal Iglesia Evangélica Luterana Estadounidense) de San Pablo (Minesota) contó al diario local “Pioneer Press” que, cuando le preguntó si estarían juntos, “Bob” le respondió: «Si vamos a ser amigos, arreglemos una salida». Y después de esto (en ese mismo verano), vieron el estreno de la película “The Blues Brothers” (en Hispanoamérica, “Los Hermanos Caradura”; en España, “The Blues Brothers: Granujas a todo ritmo”) en el antiguo teatro Roseville 4, comieron en el restaurante alemán Black Forest Inn en Mineápolis y pasaron el tiempo en el Seminario Lutero donde John (que llevaba tres años casado con Polly Schock Hollan) vivía.
Poco después de ese curso, cuando el matrimonio se dirigía a un internado en Toledo (Ohio), visitaron a su amigo al seminario agustino en Hyde Park (Illinois); y Bob fue un invierno a visitar a los padres de John (Roderick William Snider y Martha “Peg” Helen Daum) en Elkhart (Indiana).
Tres décadas más tarde, con un Roberto Francisco ya Superior general de la Orden de San Agustín, John y Polly fueron a Roma y se reencontraron con él (las fotos de abajo).
«Le envié un mensaje de correo electrónico al Papa León (o a “Bob”, como yo lo llamaba) alrededor de una semana antes que entraran a la Capilla Sixtina», contó John, quien (ironía del destino), se retiraba como pastor el mismo día de hoy 18 en que su amigo se posesionó como séptimo pseudopapa.
«Querido Bob, Polly y yo enviamos nuestro amor y oraciones por ti en estos días cruciales. .ientras estoy cerca del retiro (en tres semanas), tú estás entrando en tan intensa responsabilidad. Dios está contigo, John Snider», escribió Snider el 27 de Abril. Tres días después, el entonces cardenal respondió: «Hola, John y Polly. Muchas gracias por vuestro mensaje. Todo está en manos de Dios. Gracias por vuestra amistad a lo largo de los años. Los mejores deseos, Bob».
John finalizó contando que se enteró de la fumata blanca mientras estaba en Menards (una cadena de almacenes de materiales para construcción). «Salí de Menards y sintonicé la radio a los reportes de “Robert Prévost”. Yo dije: “¡Vaya!”».
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)