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domingo, 8 de junio de 2025

SEPTENARIO AL ESPÍRITU SANTO PIDIENDO SUS DONES Y FRUTOS

Devoción dispuesta por el Padre Doctor D. Carlos de Molina y Villa, párroco de San Nicolás de Rionegro (Antioquia) y publicada en Santa Fe de Bogotá por la Imprenta de la Compañía de Jesús en 1740, con licencia del P. Simón Vinans SJ, Maestro de Escritura y Examinador sinodal, comisionado por el Ilmo. Sr. Doctor Nicolás Barrasola y Larrazábal, Arcediano de la Catedral, Juez, Provisor y Vicario General del Arzobispado de Santa Fe, el 3 de Agosto de 1740.
   
SEPTENARIO AL ESPÍRITU SANTO, PIDIÉNDOLE SUS DIVINOS DONES Y FRUTOS SOBERANOS
   

Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa en el alma de haberos ofendido, y propongo firmemente de nunca más pecar, ayudado de vuestra divina gracia y de los méritos de vuestra santísima Pasión y Muerte, que sea bendita y alabada por todos los siglos de los siglos. Amén.
   
DÍA PRIMERO
Oh Espíritu Divino, Señor y Dios Eterno, Padre de los pobres y Dador de todos los dones foberanos: postrados con humilde rendimiento os suplicamos que, pues es vuestra Majestad Santísima quien enriquece y adorna a las Almas con el don soberano de la sabiduría verdadera, os dignéis de adornar y enriquecer las nuestras con este don tan precioso, para que sabiendo discernir entre lo verdadero y falso, entre lo que es eterno y lo que es temporal, de tal suerte despreciemos lo caduco y todo lo terreno, y apreciemos lo que es eterno y Divino, que no seamos del numero infinito de los necios, que miserablemente amando lo que debían aborrecer se condenan por ignorantes, mas seamos del dichoso número de los que, sabios a lo Divino y discretos a lo Santo, solo aprecian conocerse a sí mismos para ser humildes y conocer a vuestra Majestad para ser vueftros fervorosos amantes. Haced, Señor, que sepamos quiénes somos nosotros y quién sois Vos, para que con las luces de esta Sabiduria sepamos sentir nuestros yerros y llorar nuestras ignorancias. Y pues unos de vuestros frutos son la Caridad divina y Gozo espiritual, concédenos, Señor, que os amemos sobre todas las cosas, os estimemos y apreciemos sobre cuanto hay apreciable y estimable en la tierra y en el Cielo, de modo qud primero queramos perder la salud, la honra, la vida y todo cuanto hay en la tierra, que perder vuestra gracia: y de tal suerte amemos en vuestra Majestad a todos nuestros prójimos, que jamás hagamos contra ellos ni juzguemos ni hablemos de ellos lo que no quisiéramos que a nosotros se hiciese o de nosotros se juzgase o dijese, dándonos también el gozo de la satisfacción de la buena conciencia, para que viviendo siempre gozosos, os sirvamos con alegría siempre y nunca hagamos las cosas que son de vuestro servicio con tristeza, para que así en todo os demos gusto, y nos hagamos dignos de vuestra gracia. Amén.

Rezar siete Padre nuestros y un Ave María; y se dice lo siguiente:
Antífona: Ven, oh Santo Espíritu: llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.
℣. Envía tu Espíritu, y las cosas serán creadas.
℟. Y renovarás la faz de la tierra.
 
ORACIÓN
Oh Dios, que aleccionaste a los corazones de tus fieles con la ciencia del Espíritu Santo, haz que, guiados por este mismo Espíritu, saboreemos las dulzuras del bien, y gocemos siempre de sus divinos consuelos. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del mismo Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
DÍA SEGUNDO
Por la Señal…
Acto de contrición.
  
Oh Divino Espíritu, Consolador óptimo, y del alma Huésped dulcísimo, Vos, Señor, que favorecéis a los vuestros con el admirable don de Entendimiento: Dádnoslo a nosotros, e instruidnos alumbrándonos en este peligroso camino por donde caminamos, y haced que instruidos nuestros entendimientos con las noticias de la Fe, que en ellos nos infundísteis en el Bautismo, de tal suerte le propogan a nuestras voluntades la verdadera bondad de las virtudes y la espantosa malicia de los pecados, que amemos solo lo que vuestra Majestad quiere que queramos, y aborrezcamos todo lo que quereis, Señor, que abominemos. Dadnos entendimiento para meditar y escudriñar vuestra Santa Ley, y guardarla en todos nuestros corazones.Y dadnos juntamente, oh Santo Espíritu, de vuestros frutos los de la Paz y Paciencia, para que de tal suerte vivamos pacíficos en verdadera unión con nuestros Hermanos, que no haya entre nosotros más que una alma y un corazón, y jamás se vea entre nosotros discordias, disensiones, ni el horror de los litigios, pleitos, alteraciones, ni enemistades, y de tal manera nos ejercitemos en la paciencia, que en ella poseamos nuestras almas, y mediante ella convirtamos los trabajos y tribulaciones de esta vida en gozos y delicias de la Eterna. Amén.
  
Rezar siete Padre nuestros y un Ave María, seguido de la Antífona y la Oración.
   
DÍA TERCERO
Por la Señal…
Acto de contrición.
  
Oh Dios Eterno, suavísimo, y dulce refrigerio, de cuyo don y gracia le vienen todos sus aciertos al hombre, con todo rendimiento os pedimos que, pues uno de vuestros dones es el de Consejo, nos concedáis este don; para que acertadamente gobernemos nuestras acciones todas, y sepamos dar siempre buenos consejos a nuestros prójimos. tomándolos primero nosotros para nosotros mismos. No permitáis, oh Caridad infinita, que por ningún mal consejo nuestro se cometa jamás contra vuestra Majestad algún pecado; y perdonadnos piadoso todas las culpas que hubiéremos cometido con los consejos malos que hubiéremos dado, moviendo o provocando a otras almas a cometer culpas. Y concédenos de vuestros soberanos frutos los de la Benignidad, para que nunca seamos ásperos ni rigurosos contra nuestros Hermanos ni los juzguemos ni demos qué sentir; antes bien nos deis gracia, para que en medio del pesado trato de las criaturas, de tal fuerte nos portemos con ellas que jamás faltemos a la Benignidad, ni por demasiadamente benignos, hagamos cosa que a vuestra santa Ley desdiga, con que os disgustemos. Amén.
  
Rezar siete Padre nuestros y un Ave María, seguido de la Antífona y la Oración.
   
DÍA CUARTO
Por la Señal…
Acto de contrición.
  
Oh Altísimo Señor y Soberano Espúritu, descanso en nuestros trabajos y verdadero alivio en las tribulaciones, suplicamos a vuestra Majestad Santísima, humillados, nos concedáis el don admirable de la Forraleza, para con ella emprender lo árduo de la Virtud, atropellar las dificultades que se ofrecieren para alcanzarla, y no temer con cobardía los trabajos, asperezas ni persecuciones que pudieren sucedernos por agradaros, para que no nos hagamos indignos de el Reino de los Cielos, que lo arrebatan los fuertes, que saben hacerse violencia. Haced, Señor, que con este don vuestro de la Fortaleza, de tal suerte peleemos, y tan legítimamente hagamos guerra a nuestras pasiones, inclinaciones malas y apetitos, que no perdamos la corona que en el Cielo está aparejada para solos aquelos que legítimamente hubieren en esta vida peleado y vencido. Y de vuestros frutos soberanos, concedednos los de la Longanimidad y Mansedumbre, para que mediante esta primera virtud se afirmen nuestros ánimos contra la molestia que padecemos cuando no conseguimos lo que deseamos, y así vivamos siempre quietos y gustosos aunque se nos dilate el alcanzar lo que queremos, y nunca nos robe la paz interior nuestro amor propio; y mediante la virtud de la Mansedumbre, se apacigüen las desleales inquietudes y desazones que la ira mueve en nuestras almas descomponiendo y afeando hasta los cuerpos, y apartándonos de la semejanza imitación de Nuestro Padre y Maestro Jesucristo, que es todo Humildad y Mansedumbre, y que solo nos mostremos enojados cuando convenga, como convenga, con quien convenga y por la causa que convenga, para que hasta con nuestros enemigos Te agrademos. Amén.
  
Rezar siete Padre nuestros y un Ave María, seguido de la Antífona y la Oración.
   
DÍA QUINTO
Por la Señal…
Acto de contrición.
  
Oh Espíritu Divino, fuente inefable de luces y lumbre de los corazones, sin esta ilustración todo es tinieblas e ignorancias, humildemente os suplicamos nos concedáis el don de la Ciencia, en aquel grado y de aquel modo que para nuestra salvación sabéis, Señor, que nos conviene, para que no sabiendo más de lo que nos importa saber, nos sepamos aprovechar de lo que supiéremos; no queremos, oh Señor, la ciencia de este mundo, que es ante vuestros ojos necedad, sino saberos y conoceros a Vos, y no blasonar de saber otra cosa que a Cristo y lo que en su Sacratísma Vida nos predicó, y lo que en la cátedra de la Cruz nos enseñó, para que obedeciendo sus palabras e imitando sus ejemplos seamos bienaventurados; y de vuestros preciosísimos frutos concedednos los de la Fe.y Modestia, para que obrando según lo que creemos, no sea nuestra Fe muerta sino viva. Libradnos, Dios Nuestro, no nos dejéis caer en las tentaciones contra esta virtud, en cuyo obsequio queremos tener siempre cautivos nuestros entendimientos, creyendo todo cuanto a vuestra Santa Iglesia habéis revelado con mucha más seguridad y certeza, que si lo viéramos. Concedednos también, por vuestra Misericordia, la hermosísima virtud de la Modestia, mediante la cual compongamos todos los movimientos de nuestros ánimos y acciones de nuestros cuerpos, y nos avergonzemos de todo lo que no fuere moderación, honestidad y virtud así en las palabras, como en las acciones, trajes y movimientos, para que en todo demos a nuestros prójimos aquellos ejemplos de virtud que Vos, Señor, queréis que les demos, para que ni ellos te disgusten, ni nosotros nos perdamos. Amén.
  
Rezar siete Padre nuestros y un Ave María, seguido de la Antífona y la Oración.
   
DÍA SEXTO
Por la Señal…
Acto de contrición.
  
Oh Espíritu, de Caridad inmensa e infinita, Vos Señor, que adornáis las almas con el preciosísimo adorno de las virtudes, dignaos de hermosear nuestros espíritus, para que sean agradables ante vuestros ojos con la excelente virtud de la Piedad, que es uno de vuestros dones, para que con ella les demos la honra debida a aquellos por cuyo beneficio, después de vuestra Majestad, tenemos ser, y reverenciemos, amemos y obedezcamos a nuestros Padres, a nuestros Superiores y Maestros, y los sirvamos y socorremos en sus necesidades del modo que pudiéremos y somos obligados, mirado en ellos a vuestra Majestad Santísima; y de vuestros Divinos frutos concedednos el de la Continencia, para que mediante esta virtud tan necesaria tengamos una esforzada y firme voluntad para mantenernos en el bien de la razón contra las fuertes baterías de la concupiscencia, y nos abstengamos de todos los deleites que nos veda vuestra Ley Divina; no permitáis, Señor, que por torpeza alguna perdamos la honra de tener parentesco con vuestra Majestad y nos hagamos semejantes a las bestias siguiendo apetitos brutales; mas favorecednos misericordioso de tal modo que, por continentes, habitéis en nosotros como en Templo vuestro, ¡oh Espíritu Santo! Amén.
  
Rezar siete Padre nuestros y un Ave María, seguido de la Antífona y la Oración.
   
DÍA SÉPTIMO
Por la Señal…
Acto de contrición.
  
Vuestra Majestad Divina, ¡oh Espíritu Soberano!, que por vuestra Caridad infinita y Misericordia incomprehensible no queréis otra cosa que el que los hombres eternamente seamos bienaventurados, y decís que es bienaventurada el alma del que teme al Señor, y es bienaventurado aquel que vive temeroso siempre, concédeme, Señor, de vuestros dones, para que mi alma no se pierda, mas goce de vuestra vista en la Gloria, el don del Temor Divino: dadme el que, atravesado con este temor Santo, tema como debo el quebrantar inobediente los preceptos de la Ley Divina y perder la gracia de mi Celestial Padre. Tema yo siempre, ¡oh Señor mío!, solo a Aquel que, habiéndome criado para el Cielo, puede por culpa mía arrojar mi cuerpo y alma en el Infierno. No permitáis que, por temer en lo que no debe tener lugar el temor, ni por respetos y temores del mundo, me vea desterrado para siempre del Cielo. Y concededme de los frutos muy preciosos vuestros, ¡oh Espíritu Purísimo!, el de la Castidad y Pureza de cuerpo y alma, para que amándoos y sirviéndoos con una vida casta, merezca después de la Resurrección Universal subir en alma y cuerpo a ser compañero de los Ángeles y seguir al Cordero Inmaculado, que acompañan los que no mancharon sus almas y cuerpos con el abominable y asqueroso vicio de la liviandad e impureza. Amén.
  
Rezar siete Padre nuestros y un Ave María, seguido de la Antífona y la Oración.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)