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lunes, 1 de junio de 2009

JUNIO, MES DE LOS CORAZONES TRASPASADOS DE JESÚS Y DE MARÍA

Como ya estamos en Junio, mes de los Santos Corazones de Jesús y de María, quise dedicarles estas líneas como homenaje y reparación por los ultrajes que padecen, y promover esta devoción que es necesaria en estos tiempos apocalípticos.
 
1° EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
 
El Sagrado Corazón de Jesús es un símbolo de amor divino. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús debe enfocarse en la vida moral de Jesús, especialmente a su amor por la humanidad. También se refiere al amor y a la adoración a Jesús. En las imágenes el Corazón de Jesús se visualiza con una corona de espinas y heridas hacia las que Jesús señala. Este corazón herido simboliza el dolor de Cristo cuando la humanidad rechaza el mensaje de salvación para la humanidad que trae la palabra de Dios. Al incluir la corona de espinas, hace alusión a la forma en que Cristo murió, la cual se hace más evidente al observar las heridas en las manos de Cristo.
 
La devoción al Corazón de Jesús tiene un origen medieval, siendo los escritos de santa Matilde de Hackeborn, santa Gertrudis y la beata Ángela de Foligno uno de los testimonios más antiguos. Sin embargo la fuente más importante de la devoción en la forma en que la conocemos ahora, fue Santa Margarita María Alacoque de la Orden de la Visitación de Santa María (salesas), a quien Jesús se le apareció. En estas apariciones Jesús le dijo que quienes oraran con devoción al Sagrado Corazón de Jesús, recibirían gracias divinas. El confesor de Santa Margarita María Alacoque fue San Claudio de la Colombière, quién creyendo en las revelaciones místicas que recibía, propagó la devoción. Los jesuitas (que en ese tiempo eran de gloriosa memoria) propagarón la devoción por el mundo a través de los miembros de la compañía, y los libros de los jesuitas Juan Croisset y José de Gallifet fueron fundamentales para esta difusión. A pesar de las controversias y de los opositores, entre ellos los jansenistas. Mas los fieles confiaron en la promesa que Jesús hizo a la Santa: "Mi Corazón reinara a pesar de mis enemigos".
  
Santa Margarita María Alacoque, vidente del Corazón de Jesús.

San Claudio de la Colombière, S.I. (confesor de santa Margarita María)
 
A mediados del Siglo XX, el Padre Pío de Pietrelcina, y el Beato León Dehon promovieron y revivieron el concepto de la oración dirigida al Sagrado Corazón de Jesús.
 
Nuestro Señor dijo a santa Margarita María: "Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio".
 
PROMESAS DEL CORAZÓN DE JESÚS
Las promesas hechas por el Sagrado Corazón de Jesús en estas varias apariciones a la Santa, son las siguientes:
  1. A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
  2. Daré paz a sus familias.
  3. Las consolaré en todas sus aflicciones.
  4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
  5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
  6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano de la misericordia.
  7. Las almas tibias se harán fervorosas.
  8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
  9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón se exponga y sea honrada.
  10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más empedernidos.
  11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
Estas promesas expresan, mejor que otra cosa, el deseo ardiente que N. Señor tiene de ser amado; que se conozcan los tesoros de su Corazón y las gracias que con abundancia derrama sobre los que trabajan por su gloria.
 
Santa Margarita María escribió: “Si se entendiese como Jesucristo desea que se propague esta devoción, todos los cristianos, por muy poco piadosos que fuesen, la practicarían. Puesto que inmensos son los tesoros que el Sagrado Corazón derrama sobre aquellos que se ocupan en hacer conocer esta devoción. Yo no conozco ejercicio de devoción más apto para elevar en breve tiempo a un alma a la más alta perfección que el culto del Sagrado Corazón.
 
Dulce será morir después de haber practicado una tierna y constante devoción al Sagrado Corazón.
 
Condición general para participar de todas estas promesas es la de ser verdaderos devotos del Sagrado Corazón, o sea amarle, honrarle y trabajar cuanto fuese posible, para glorificarle, ensalzarle, teniendo aún expuesta su imagen.
 
Las seis primeras promesas son eficaces para atraer al amor de Jesús y a comunicar las gracias que se refieren particularmente a esta vida. Con estas promesas Jesucristo acuerda sus bendiciones a las familias en las cuales se honrará a su Adorable Corazón con plegarias especiales o donde se tuviere expuesta su imagen.
 
Las otras cinco se refieren a las gracias de orden superior, o sea a las gracias espirituales.

En las promesas los tesoros de gracias están asegurados a todos los devotos del Sagrado Corazón cualquiera sea su estado; puesto que Jesús quiere ser amado por todos los hombres, ninguno está excluido se aquel océano de Misericordia.
 
Ahora bien ya que el Maestro bueno nos ha hecho tantas y tan preciosas promesas, qué empeño no debíamos tener para acercarnos a ellas, y cambiar el amor que Jesús nos tiene. ¡Con qué cuidado debemos propagar, difundir su culto, tener expuesta y venerar en nuestras casas su imagen, participar a todas sus promesas!
 
LA GRAN PROMESA
Además de estas once promesas muy queridas al cristiano, hay una más, hecha en el 1674. Es la duodécima y es la comúnmente llamada la “Gran Promesa” porque es un resumen de todas las demás. Y precisamente de ésta debemos hablar. Mientras la piadosa Religiosa experimentaba dulcísima éxtasis, recogida e inmóvil, con los brazos cruzados sobre el pecho, su rostro irradiado por una llama interior, una luz celestial, vista por ella solamente, sombreó el altar y ella vio al Adorable Salvador en el acto de mostrarle su Corazón. Estaba este divino Corazón revestido por llamas, rodeado por una corona de espinas, traspasado por una profunda herida goteando sangre, sobrepujado por una cruz.
 
Margarita... –así le habló Jesús– Yo te prometo en el exceso de misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a aquellos que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos... la gracia de la Penitencia final; ellos no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Santos Sacramentos, siéndoles mi Corazón refugio seguro en aquella hora postrera.
 
CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (por santa Margarita María)
Yo N., me dedico y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo; le entrego mi persona y mi vida, mis acciones, penas y sufrimientos, para no querer ya servirme de ninguna parte de mi ser sino para honrarle, amarle y glorificarle. Ésta es mi irrevocable voluntad: pertenecerle a Él enteramente y hacerlo todo por amor suyo, renunciando de todo mi corazón a cuanto pueda disgustarle.
 
Te tomo, pues, Corazón divino, como único objeto de mi amor, por protector de mi vida, seguridad de mi salvación, remedio de mi fragilidad y mi inconstancia, reparador de todas las faltas de mi vida, y mi asilo seguro en la hora de la muerte. Sé, pues, Corazón bondadoso, mi justificación para con Dios Padre, y desvía de mí los rayos de su justa indignación. Corazón amorosísimo, en ti pongo toda mi confianza, porque, aun temiéndolo todo de mi flaqueza, todo lo espero de tu bondad. Consume, pues, en mí todo cuanto pueda disgustarte o resistirte. Imprímase tu amor tan profundamente en mi corazón, que no pueda olvidarte jamás, ni verme separado de ti. Te ruego encarecidamente, por tu bondad que mi nombre esté escrito en ti. Ya que quiero constituir toda mi dicha y toda mi gloria en vivir y morir llevando las cadenas de tu esclavitud. Así sea.
 

2° EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
  
  
HISTORIA
San Juan Eudes fue quien promovió la celebración litúrgica del Inmaculado Corazón de María, pues los Papas León XIII y San Pío X son quienes le dan el nombre a éste santo de padre, doctor y primer apóstol de la devoción, en especial al culto litúrgico de a los Sagrados Corazones de Jesús y María. Este santo consagró de manera particular a los religiosos de su congregación.
 
La fiesta del Corazón de María se celebró de manera pública y por primera vez en la historia el 8 de Febrero de 1648 en la Catedral de la ciudad de Autun: la misa y los oficios fueron compuestos por Juan Eudes y aprobados por el obispo diocesano. Varios obispos de Francia aprobaron los textos litúrgicos pero los Jansenistas estaban en completo desacuerdo.
 
Para el año 1668, el día 2 de Junio la fiesta y también los textos litúrgicos tuvieron la aprobación del cardenal legado para Francia, aunque al año siguiente se pidió a Roma la ratificación, pero la Congregación de Ritos dio una respuesta negativa.
 
En diferentes ocasiones se pidió a la santa Sede la aprobación de la fiesta, una de ellas fue hecha como petición formal por el padre jesuita Gallifet en el 1726, ésta causa fue tratada por Prospero Lambertini. La congregación de Ritos llegó a responder por primera vez en 1727 con un non proposita (la rechazaron), pues presentaba dificultades doctrinales. Luego de esta respuesta, Gallifet sin perder esperanzas vuelve a enviar la petición, pero para ésta ocasión la respuesta fue oficialmente tajante y negativa, era el 30 de julio de 1729.
 
Siendo Papa el beato Pío IX, en 1855, la Congregación de Ritos aprobó para la celebración del Corazón purísimo de María nuevos textos para la misa y el oficio, utilizando algunas partes de los de san Juan Eudes. En 1914, con ocasión de la reforma del Misal romano, la fiesta del Corazón de María fue trasladada del cuerpo del misal a un apéndice del mismo, entre las fiestas pro aliquibus locis (En favor de algunos lugares. Esto porque en 1799 Pío VII autorizó a la diócesis de Palermo celebrar una fiesta en honor del Santísimo Corazón de María, luego en 1805 concedió esta celebración a quienes lo solicitasen a Roma.)
 
Hubo muchas peticiones para que esta fiesta se extendiera a toda la Iglesia, en especial las peticiones de los Claretianos por su celo amoroso.
 
El 31 de Octubre de 1942 y luego, de manera solemne, el 8 de Diciembre en la basílica vaticana, cumpliéndose el 25 aniversario de las apariciones de Fátima, el Siervo de Dios Pío XII consagró la iglesia y el género humano al Inmaculado Corazón de María.
 
El 4 de Marzo de 1944, con el decreto Cultus litúrgicus, el Santo Padre extendió a toda la iglesia latina la fiesta litúrgica del Inmaculado Corazón de María, y asigno como día propio el 22 de Agosto que es la octava de la Asunción y elevándola a rito doble de segunda clase.
 
Tres pastores de Portugal declararon que la Virgen María se les presentó dejando mensajes que luego serían dados a conocer al mundo entero de boca de Sor Lucía, estas presentaciones de la Virgen fueron en seis oportunidades.
 
En Diciembre del año 1925 la Virgen Santísima se le apareció a Lucía dos Santos, vidente de Fátima, y le prometió asistir a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confesasen, recibieran la Sagrada Comunión, rezasen una tercera parte del Rosario, con la intención de darle reparación.
 
En la tercera aparición, la Virgen de Fátima le dijo a Lucía:
Nuestro Señor quiere que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado. Si se hace lo que te digo se salvarán muchas almas y habrá paz; terminará la guerra... Quiero que se consagre el mundo a mi Corazón Inmaculado y que en reparación se comulgue el primer sábado de cada mes... Si se cumplen mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz... Al final triunfará mi Corazón Inmaculado y la humanidad disfrutará de una era de paz.
  
La pequeña Jacinta presentía que llegaría su final en el mundo y, en una conversación con Lucía, ella, que apenas contaba con diez años, dijo:
A mí me queda poco tiempo para ir al Cielo, pero tú te vas a quedar aquí abajo para dar a conocer al mundo que nuestro Señor desea que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado de María. Diles a todos que pidan esta gracia por medio de ella y que el Corazón de Jesús desea ser venerado juntamente con el Corazón de su Madre. Insísteles en que pidan la paz por medio del Inmaculado Corazón de María, pues el Señor ha puesto en sus manos la paz del mundo.
 
CONSAGRACIÓN
El 31 de octubre de 1942 cuando estaba en pleno auge la II Guerra Mundial, el Papa Pío XII, al clausurarse la solemne celebración en honor de las Apariciones de Fátima, conforme al mensaje de éstas, consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María.
Ante tu trono nos postramos suplicantes, seguros de alcanzar misericordia, de recibir gracias y el auxilio oportuno... Obtén paz y libertad completa a la Iglesia santa de Dios; detén el diluvio del neopaganismo; fomenta en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, para que los que sirven a Dios aumenten en mérito y número.
  
Diez años después, se realizó la Consagración de Rusia.

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía, yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón y te consagro mi cuerpo y mi alma, mis pensamientos y mis acciones.
Quiero ser como tú quieres que sea, hacer lo que tú quieres que haga.
No temo, pues siempre estás conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús, con todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon mi mano en la tuya para que esté siempre contigo. Amén.
 
Fuentes: Devocionario Católico. Enciclopedia Católica

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)