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lunes, 11 de abril de 2011

EL PEQUEÑO REBAÑO SERÁ PERSEGUIDO

De la Congregación Santa Teresita del Niño Jesús



El imperio de maldad 
 
El imperio de maldad que Lucifer extiende sobre la tierra para llevar las almas al infierno, es la terrible tribulación -que no la hubo semejante desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás- tiene que ser aplastada por el gran poder de Dios Nuestro Señor.

Esta gran tribulación que estamos viviendo no es para siempre, la corrupción sembrado por Satanás tiene un fin, no prevalecera, solo el tiempo marcado por Dios, después Cristo Jesús volverá a reinar en el mundo entero: “Y yo te digo que tú eres Pedro, y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; y las puertas o poder del infierno no prevalecerán contra ella.” Mateo XVI, 18

Hoy la verdadera Iglesia de Jesucristo, el pequeño rebaño tiene que ser perseguido; el sufrimiento y la oración de los justos llegaran a la presencia de Dios quien hará un acto de justicia, como predijo la Santísima Virgen en La Salette:

• “Los justos sufrirán mucho, sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán hasta el Cielo, y todo el Pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e implorarán su ayuda e intercesión.”

• “Entonces Jesucristo, por un acto de justicia y de su gran misericordia con los justos, mandará a sus ángeles que destruyan a todos sus enemigos. Los perseguidores de la Iglesia de Cristo y los hombres dados al pecado perecerán de golpe, y la Tierra quedará como un desierto.”

• “Entonces será la paz, la reconciliación de Dios con los hombres; Jesucristo será servido, adorado y glorificado. La caridad florecerá en todas partes. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia que será fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado por todas partes y los hombres harán grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor de Dios.”

Estas palabras deben de ser una gran esperanza para nosotros, esperanza que nos de la fortaleza de perseverar en éste mundo de maldad, no conformarnos a vivir como los demás, habitualmente en pecado. Cristo volverá a reinar después de esta tribulación. El remedio a éste espantoso estado inmoral de nuestra generación es un gran castigo divino que limpiara la tierra en un momento: “Los perseguidores de la Iglesia de Cristo y los hombres dados al pecado perecerán de golpe, y la Tierra quedará como un desierto.”

Debemos elevar nuestras suplicas hasta el cielo y pedirle a Dios Nuestro Señor que nos dé la oportunidad, la gracia, el gran milagro de vivir en su amistad durante esta gran tribulación. “… Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Juan VI, 69

Debemos prepararnos a vivir según la voluntad de Dios en nuestra vida y ésta actitud es condenada por nuestra generación, motivo de burlas y de muchas privaciones. Pero ante todo, no asombrarnos, los hombres no van a entender.

“Lo que sucedió en los días de Noé, eso mismo sucederá en la venida del Hijo del hombre. Porque así como en los días anteriores al diluvio proseguían los hombres comiendo y bebiendo, casándose y casando a sus hijos, hasta el día mismo de la entrada de Noé en el arca; y no pensaron jamás en el diluvio hasta que le vieron comenzado, y los arrebató a todos, así sucederá en la venida del Hijo del hombre.” Mateo XXIV, 37
¿Qué debemos esperar para cambiar de vida? No hay nada que esperar, éste mundo se va a corromper más, las leyes cada vez serán peores, los gobiernos más anticristianos. ¿Qué esperamos? Hasta que veamos a Satanás junto a nuestra cama a media noche…

Debemos cambiar urgentemente, es la prioridad. No por capricho sino por sobrevivencia; no es un lujo o una vanidad, es una necesidad para no morir en pecado mortal, para evitar el fuego del infierno después de nuestra muerte.

El imperio de maldad tiene un fin al igual que nuestra vida, estamos confiados en que la mayoría vive en pecado mortal y Dios no puede castigar a todos con el infierno, con que no sea tan malo es suficiente para alcanzar misericordia; es una locura, al infierno se va con un pecado o con diez mil, ¿Cómo confiarme en no ser tan malo como los demás?...

El Padre Augustín Fuentes, vice postulador de las causas de beatificación de los videntes de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima, en su conversación con la vidente Sor Lucía el día 26 de diciembre de 1957; Su Arzobispo S.E.R. Mons. Sánchez de Santa Cruz, México otorgó el imprimátur a este texto original del Padre Fuentes.

• “Padre, la Santísima Virgen no me dijo que nos encontramos en los últimos tiempos del mundo, pero me lo dio a demostrar por tres motivos: el primero, porque me dijo que el demonio está librando una batalla decisiva con la Virgen y una batalla decisiva es una batalla final, en donde se va a saber de qué partido es la victoria, de qué partido es la derrota. Así que ahora, o somos de Dios, o somos del demonio;”

• “Lo segundo, porque me dijo, tanto a mis primos como a mí, que dos eran los últimos remedios que Dios daba al mundo; el Santo Rosario y la devoción al Inmaculado Corazón de María; y , al ser los últimos remedios, quiere decir que son los últimos, que ya no va a haber otros.”

• “Y tercero, porque siempre en los planos de la Divina Providencia, cuando Dios va a castigar al mundo, agota antes todos los demás medios; y cuando ha visto que el mundo no le ha hecho caso a ninguno de ellos, entonces, como si dijéramos a nuestro modo imperfecto de hablar, nos presenta con cierto temor el último medio de salvación, su Santísima Madre. Porque si despreciamos y rechazamos este último medio, ya no tendremos perdón del cielo; porque hemos cometido un pecado, que en el Evangelio suele llamarse pecado contra el Espíritu Santo; que consiste en rechazar abiertamente, con todo conocimiento y voluntad, la salvación que se presenta en las manos; y también porque Nuestro Señor es muy buen hijo; y no permite que ofendamos y despreciemos a su Santísima Madre, teniendo como testimonio patente la historia de varios siglos de la Iglesia que con ejemplos terribles nos indica cómo Nuestro Señor siempre ha salido en defensa del honor de su Santísima Madre.”

El imperio de maldad va a terminarse, está situación anticristiana no subsistirá por mucho tiempo, no perdamos el cielo por conformarnos a vivir según el mundo.

Quiera Dios Nuestro Señor avivar en nuestras almas la devoción del Santo Rosario a nuestra Madre del cielo y vivir según la voluntad de Dios.


Que Dios y María Santísima los bendiga.


Pbro. Hernán Vergara Monroy.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)