El 3 de Septiembre de 1969, el CARDENAL Alfredo Ottaviani presentó un "Estudio Crítico del Nuevo Orden de la Misa", ratificado por el CARDENAL Antonio Bacci. He aquí sus puntos:
"El Nuevo Orden de la Misa:
PRIMERO. Constituye una negación de cualquier pretensión de la Iglesia Católica de que ella es la única verdadera.
SEGUNDO. Echa por la borda una Tradición que no había cambiado en la Iglesia desde los siglos IV y V.
TERCERO. Satisface al Protestante más modernista.
CUARTO. Contiene una definición de la Misa que prácticamente niega la Presencia Físicamente Real de Cristo y el carácter de Sacrificio Incruento independientemente de la asistencia del público.
QUINTO. La presencia espiritual de Cristo en la congregación se pone en el mismo nivel cualitativo de la presencia física y substancial.
SEXTO. Desapareció el objetivo primordial de la Misa que es la alabanza a la SANTÍSIMA TRINIDAD.
SÉPTIMO. Se elimina la conmemoración de los fieles difuntos así como cualquier mención de los sufrimientos de las almas del Purgatorio.
OCTAVO. Cambia la naturaleza de la ofrenda, para que un sacrificio que sea aceptable y agradable a Dios se convierta en una especie de intercambio de regalos entre el hombre y Dios.
NOVENO. Cristo está presente sólo ESPIRITUALMENTE, no substancialmente. El pan y el vino se cambian sólo espiritualmente, no substancialmente. El hombre trae el pan y Dios lo hace pan de vida; el hombre trae el vino y Dios lo hace una bebida espiritual; ambas expresiones pueden significar cualquier cosa.
DECIMO. No parece haber una clara distinción entre el sacrificio humano y el divino. La inmolación de la víctima da la impresión de que se trata de una JUNTA FILANTRÓPICA o de un banquete amistoso.
DECIMO PRIMERO. Ya no se expresa explícitamente el MISTERIO DE LA CRUZ. Jamás se hace referencia a la Presencia físicamente real y permanente de Cristo -en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad- en la especies eucarísticas.
DECIMO SEGUNDO. La negación tácita y sistemática de la Presencia Físicamente Real de Cristo se puede notar al haberse eliminado:
a) la mayor parte de las genuflexiones;
b) la purificación de los dedos del sacerdote en el cáliz;
c) la protección de los dedos del sacerdote para evitar todo contacto profano después de la 'consagración';
d) la purificación de los vasos;
e) la patena protegiendo el cáliz;
f) el dorado interior de los vasos sagrados;
g) la consagración de los altares;
h) la piedra del altar y las reliquias de los Santos; lo cual constituye una innovación que conducirá directamente a 'cenas eucarísticas' en domicilios particulares;
i) dos manteles del altar; y
j) todo lo prescrito previamente para el caso de que caigan partículas 'consagradas' al piso.
DECIMO TERCERO. La presencia real se hace equivalente a la presencia en la palabra bíblica.
DECIMO CUARTO. El pueblo, más que el sacerdote, resulta el elemento indispensable en la celebración; y como no queda claro quién es el oferente, parece ser que el pueblo mismo es el que está investido con poderes sacerdotales autónomos. A este paso no causaría sorpresa si, en breve tiempo, la gente quedara autorizada para juntarse con el sacerdote a pronunciar la forma de consagración.
DECIMO QUINTO. El papel del sacerdote se reduce a un mínimo, se le integra con los 'hermanos' y ahora parece que no es otra cosa sino un mero ministro protestante.
DECIMO SEXTO. La liturgia del Viernes Santo con vestimenta roja, en lugar de negra, es como si se conmemorara a cualquier otro mártir, en lugar de dolerse por la MUERTE DEL SALVADOR.
DECIMO SÉPTIMO. Se omite la expresión "POR CRISTO, NUESTRO SEÑOR", por la cual se garantizaba a la Iglesia que sus oraciones iban a ser escuchadas.
DECIMO OCTAVO. Se disminuye el Misterio de la Iglesia en el sentido de que es Una, Santa, Católica y Apostólica, y se rebaja a que signifique 'todos aquéllos que andan en busca de Dios'.
DECIMO NOVENO. Queda seriamente comprometida la unidad de la Iglesia.
VIGÉSIMO. Se ataca el dogma de la Comunión de los Santos.
VIGÉSIMO PRIMERO. Ha quedado profanado el marco general sagrado que envuelve el misterio del Sacrificio Divino.
VIGÉSIMO SEGUNDO. Hay una desacralización completa: pan común y corriente; los seglares manoseando los vasos sagrados; un AMBIENTE QUE DISTRAE, formado por el sacerdote que ya va ya viene, haciendo lo propio el diácono, el cantor, el lector, etc.
VIGÉSIMO TERCERO. El Nuevo Orden de la Misa es aparta GRAVEMENTE de la Teología Católica de la Misa. La nueva liturgia contiene trampas, peligros y elementos DESTRUCTIVOS en lo espiritual y lo psicológico.
VIGÉSIMO CUARTO. La oración eucarística número II puede ser recitada con perfecta tranquilidad de conciencia por un sacerdote que ya no crea ni en la transubstanciación ni en la Misa como sacrificio; en consecuencia la puede decir hasta un ministro.
VIGÉSIMO QUINTO. Con la promulgación del Nuevo Orden de la Misa [que entró en vigor el 30 de Noviembre de 1969], el católico fiel queda FORZADO a efectuar una ELECCIÓN sumamente trágica: O ACEPTA EL NUEVO ORDEN DE LA MISA O SE AFERRA A LA FE DEL CONCILIO DE TRENTO A LA CUAL LA CONCIENCIA CATOLICA ESTÁ LIGADA PARA SIEMPRE.
VIGÉSIMO SEXTO. La nueva liturgia será la delicia de varios grupos que andan rondando al FILO DE LA APOSTASÍA y que están causando estragos en la Iglesia de Dios, envenenando su organismo y socavando la unidad de doctrina, adoración, moralidad y disciplina, en una crisis espiritual sin precedentes.
VIGÉSIMO SEPTIMO. La nueva liturgia constituye un error incalculable.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)