Traducción hecha del Inglés desde TRADITION IN ACTION (No conocemos si 
sobrevive el original en Español, pero esperamos que esta traducción 
refleje fielmente cómo pudo haber sido).
    
La novena, escrita por el Padre José M. Urrate SJ, tiene el Imprimátur 
por Mons. Carlos María de la Torre, Arzobispo de Quito, emitido por el 
Gobierno Eclesiástico de la Archidiócesis de Quito el 31 de Julio de 
1941.
    
En el Nombre del Padre, del Hijo 
✠, y del Espíritu Santo. Amén. 
   
ACTO DE CONTRICIÓN - PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA 
Yo creo en ti, oh mi Dios. Fortalece, oh Señor, mi fe. Espero en Ti, oh 
Dios mío. Ayuda,  Señor, mi esperanza. Te amo, oh mi Dios. Aumenta, 
Señor, mi amor. Me arrepiento de haberte ofendido. Dios mío, ayúdame a 
tener contrición, para que con el auxilio de tu gracia y la especial 
protección de María Santísima del Buen Suceso, nunca peque otra vez. Oh 
Señor, ten piedad y misericordia de mí. Amén. 
   
ORACIÓN INICIAL - PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
Oh excelsa e Inmaculada Reina del Cielo, Santa María del Buen Suceso, 
Hija favorecida del Padre Eterno, Madre queridísima del Hijo Divino, 
Esposa amantísima del Espíritu Santo, Trono sublime de la Divina 
Majestad, augusto Templo de la Santísima Trinidad, en el cual las Tres 
Personas Divinas han colocado los tesoros de Su Poder, Sabiduría y Amor.
 Recuerda, Virgen María del Buen Suceso, a quien Dios ha hecho tan 
poderosa, que tú puedes socorrer a los pobres pecadores, recuerda que
lo  has prometido. Muéstrate como Madre misericordiosa de los que recurrimos a 
ti. Yo vengo a ti, Madre de la misericordia, y te ruego, por el  amor 
del Altísimo, que lo seas también para mí. Obtenme de Dios Padre una fe 
viva que nunca pierda de vista las verdades eternas, de Dios Hijo, una 
firme esperanza con la que siempre aspire a llegar a esa gloria que Él 
ganó para mí con su sangre, y del Espíritu Santo, una  caridad tan 
inflamada  que siempre viva amando a la Suprema Bondad y a ti, Virgen 
Santísima, hasta que por tu intervención llegue a amarte y disfrutar de 
tu vista eternamente en la gloria. Amén. 
   
Te saludamos, oh María, hija predilecta de Dios Padre: 
Ave María… 
   
Te saludamos, oh María, Madre elegida del Hijo de Dios: 
Ave María… 
    
Te saludamos, oh María, Esposa amantísima del Espíritu Santo: 
Ave María…   Gloria al Padre… 
   
DÍA PRIMERO - 24 DE ENERO
Cuán grandes e incomparables son las maravillas de Dios omnipotente que 
así manifiestan los tesoros de su misericordia para los que Él redimió. 
Por ello, si admiramos los excesos de su bondad en los muchos beneficios
 con que Él nos ha enriquecido, ¿cuánto más debemos admirar y estar 
llenos de gratitud por las bendiciones con que distinguió a la criatura 
más excelente y privilegiada, María Santísima, a quien nos dio para 
nuestro consuelo, especialmente a aquellos que le sirven y aman con todo
 su corazón con los títulos diversos e invocaciones  con que la honran? 
Por esta devoción, reciben grandes favores por medio de su auxilio y 
protección. Esta ha sido la experiencia de los verdaderos devotos de la 
Madre de Dios, y en especial de aquéllos que recurren a ella en la 
advocación del Buen Suceso, cuya imagen se venera en la Iglesia del 
Hospital Real de la Ciudad de Madrid. Fue milagrosa desde sus comienzos,
 por la forma admirable e inesperada con que este tesoro fue encontrado 
en la cueva de una montaña. Como Dios dijo al profeta Isaías, Él busca a
 aquellos que no habían venido a buscarle, y deja a un lado a los que no
 piensan en su bondad o no creen en su generosidad. Así también lo hizo 
el Altísimo ya que fue su voluntad el que su Santísima Madre fuera  
honrada y venerada con el título del Buen Suceso. 
   
ORACIÓN
¡Oh Señor de infinita bondad!, que en esta imagen de María Santísima 
hecha milagrosamente por ángeles, Tú nos has dado una poderosa 
intercesora a quien podemos acudir con total confianza en su amable 
protección en  todas nuestras necesidades. Concédenos la ayuda que 
imploramos con fervor y confianza, para que podamos conocer, honrar y 
servir a la Santísima Virgen, y para que por su intercesión, podamos 
alcanzar en esta tierra nuestra santificación y, después, ser felices 
con ella en el cielo. Amén. 
   
ACCIÓN DE GRACIAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN - PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
¡Oh
 Virgen bendita entre todas las mujeres! Nos faltan las palabras para
 darte  gracias por las innumerables bendiciones que hemos recibido de 
tu mano. El día de tu nacimiento puede ser llamado el día de acción de 
gracias, de la alegría y del consuelo. Tú eres la honra de la humanidad,
 gozo del Paraíso,  regalo escogido de Dios, y  bien de nuestra nación. 
¿Qué mérito tenemos nosotros, oh Virgen del Buen Suceso, para que 
merezcamos tenerte como  Madre nuestra? ¡Que Dios sea bendito por 
siempre, pues lo ha querido así! Bendita eres tú también,  Virgen María, 
porque a pesar de nuestra ingratitud, te nos muestras propicia. Por ello
 decimos: Tú eres, Madre clemente, nuestro consuelo en la tierra, 
nuestro
 refugio, nuestra ayuda y nuestra protección en nuestras necesidades, 
tanto públicas como privadas. Guárdanos de la guerra, la peste, el 
hambre, las tormentas, terremotos, y todas las calamidades que merecemos
 por nuestras culpas. Te rogamos por la Santa Iglesia y por sus 
ministros. Escucha las súplicas de los que te invocan. Sé abogada y 
Madre 
nuestra, de nosotros que ponemos nuestra confianza en ti. A ti acudimos,
 y por tu intercesión esperamos alcanzar de tu divino Hijo el perdón de 
 nuestros pecados y la perseverancia en la gracia hasta la muerte. Amén.
 (Aquí,
 cada uno levantando su corazón a Dios, puede pedir, por intercesión de 
María Santísima del Buen Suceso,  la gracia o favor que desea recibir)  
   
ALABANZAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN PARA CADA DÍA DE LA NOVENA
   
Oh, Virgen María, nuestra Madre por excelencia en la tierra. 
 
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre! 
   
Sobre todas las cosas, tú estuviste atenta a la Palabra del Padre. 
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre! 
   
Tú eres templo dignísimo de la Santísima Trinidad. 
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre! 
   
En la contemplación de tu pureza los mismos ángeles se gozan. 
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre! 
   
El mundo cristiano proclama que estás a la derecha del  Rey de Reyes en su reino. 
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre! 
   
¡Oh, Madre de Gracia, Esperanza nuestra! Puerto de los náufragos y Estrella del mar. 
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre! 
   
Puerta del Cielo, Salud de los enfermos, Luz en la oscuridad. 
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre! 
   
Con tu ayuda nos encontraremos delante de Dios en la corte de los Santos, donde vives y reinas por los siglos. 
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre! 
   
Guía nuestros pasos y ayúdanos, oh dulce María, en nuestras últimas horas. 
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre! 
   
Recibe la alabanza de nuestros amantes labios que no llegan a expresar tu grandeza singular. 
¡Ven en nuestra ayuda  y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre! 
   
ANTÍFONA 
Santa María, salva al miserable, socorre al débil, intercede por los 
afligidos, defiende a tu pueblo, intercede por los clérigos, intercede 
por tus fieles. Permítenos a cuantos honramos tu santa memoria recibir 
tu asistencia y protección. 
    
V/. Ruega por nosotros, ¡Oh Virgen del Buen Suceso! 
R/. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. 
   
ORACIÓN
Te suplicamos, Señor y Dios nuestro, nos concedas perpetua salud de alma
 y cuerpo. Y por la intercesión de la gloriosa Virgen María, y por los 
méritos de su Hijo Jesús, esperamos ser libres de los males presentes y 
obtener las alegrías eternas. Amén.
    
En el Nombre del Padre, del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén. 
   
DÍA SEGUNDO - 25 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
   
Considera cómo la providencia del Altísimo  desea favorecer a los 
hombres, manifestando  el tesoro escondido de la preciosa estatua de 
Santa María bajo el título de Buen Suceso. Con ocasión de la muerte del 
hermano Bernardino de Obregón, fundador de la Orden de los Hermanos 
Mínimos para el servicio de los enfermos (de la Orden de San Francisco 
de Paula), Gabriel de Fontanet fue elegido para remplazarlo. Acompañado
 por Guillermo Rigosa, viajaron a Roma para pedir al Sumo Pontífice la 
aprobación oficial del Instituto y del hábito morado con la cruz que 
distingue a la Hermandad. Al pasar por la ciudad de Traiguera (bajo la 
jurisdicción de Tortosa en el Principado de Cataluña),  fueron 
sorprendidos por una terrible tormenta de granizo con relámpagos y 
truenos tan estruendosos que sus corazones se llenaron de espanto. 
Entonces suplicaron a Dios que les manifestara un lugar donde pudieran 
refugiarse y prepararse a morir en paz, pues el rigor implacable de la 
tormenta les había hecho pensar que no sobrevivirían. Sin embargo, Dios 
en su divina misericordia se mostró dispuesto a que esta busca de 
refugio fuera  presagio de un buen suceso. Entre relámpagos pudieron 
distinguir un desvío del camino que  terminaba en lo que parecía ser una
 cueva situada arriba en la colina. Desde la distancia acertaron a ver 
una luz brillante que salía de ella junto a una fragancia celestial más 
agradable que cualquier otro perfume terrenal. Sus almas quedaron 
anegadas de una gran felicidad y de  un sentimiento de reverente 
admiración. Al instante,  sintieron el  impulso de conocer la causa de 
tales maravillas.  
   
ORACIÓN
¡Oh
 Dios, admirable en todas tus obras! Puesto que Tú siempre conviertes
 los sucesos más peligrosos de la vida en prueba de tus mercedes, y en 
las tormentas más desesperadas nos muestras los preludios de tus
 maravillas en favor nuestro, como tú lo hiciste con los hermanos 
Mínimos en esa terrible tormenta. Concédenos, por la intercesión de la 
Reina del Buen Suceso, la virtud de la paciencia, para sufrir con 
espíritu resignado las pruebas que nos envíe tu Divina Voluntad, porque 
en cualquier momento Tú puedes cambiarlas en consolaciones en esta vida y
 posteriormente concedernos tu eterna recompensa en los Cielos, donde 
alabaremos tu honra y la de Santa María, por siempre y para siempre. 
Amén. 
   
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días 
    
DÍA TERCERO - 26 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
   
Pensad cómo los viajeros, impulsados por la gracia y atraídos por la 
curiosidad de comprobar tales prodigios asombrosos que provenían del 
sitio donde pensaban  encontrar refugio, quitándose los zapatos, 
subieron a la colina con gran dificultad, ayudándose mutuamente al 
escalar grandes rocas y acantilados escarpados. Cuando llegaron a la 
cueva y pudieron ver las relampagueantes luces fue grande su alegría, 
asombro y admiración.  Allí  vieron cómo esta cueva había sido 
delicadamente tallada por la naturaleza al modo de un gran templo, y 
guardaba una bella estatua de la Virgen con el Niño en su brazo 
izquierdo y portando un cetro en su mano derecha. Una preciosa corona 
orlaba su frente. Su vestido, como el del Niño, era sencillo pero 
elegante, y ambos estaban hechos del mismo material y con el mismo 
estilo. El lugar, que estaba adornado con distintos tipos de flores que 
tapizaban el suelo y las  paredes, se inundó con una exquisita fragancia
 que rodeaba a la Reina del Cielo. Situada en la roca  una lámpara que 
parecía fabricada por notables artífices,  iluminaba con sus muchas 
luces. Era grande la belleza y alegría  que rodeaba a la admirable 
Señora.  Fue inmensa la sorpresa y admiración de los viajeros abrumados 
por la  emoción.  Ambos contemplaron extáticos este pequeño pedazo de 
cielo, calmado ya  su corazón sobreexcitado  al contemplar a la Madre  
que de forma tan inesperada  se les  aparecía, después de tan terrible 
tormenta, radiante de belleza con tan amoroso rostro,  ofreciéndoles 
refugio y consuelo en  coyuntura tan desesperada y difícil. Así también 
nuestras almas se calman ante la imagen de María. Cuando las cargas de 
la vida y peligros inminentes nos acechan llevándonos a la 
desesperación, vamos a ella con paz y confianza, agradeciendo a Dios que
 en Su Omnipotencia nos ofrece esta imagen portentosa que milagrosamente
 se encuentra en este lugar escondido para  honor de la Virgen 
Inmaculada y para que todos puedan venerarla bajo ese preciado título 
del Buen Suceso.
   
ORACIÓN 
¡Oh Dios de Misericordia!, que nunca abandonas en la desolación a aquél 
que fiel y fervientemente te sirve en medio de los infortunios y 
peligros de la vida, y que nos animas a encontrar a nuestra Madre y a 
invocarla como refugio en nuestras adversidades, concédenos recurrir 
con corazón tierno y fervoroso a Santa María y encontrarla, 
siempre amante y protectora, de modo que podamos servirla y merecer, por
 su intercesión, llevar una buena vida cristiana y después estar con 
Ella para siempre en el Cielo. Amén. 
   
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días 
    
DÍA CUARTO - 27 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
   
Meditemos en la alegría indescriptible de los hermanos al contemplar 
estos prodigios. La imagen de nuestra querida Madre brilló ante ellos 
como una estrella resplandeciente, y con reverencia se postraron ante 
ella para alabar y darle  gracias por el singular don y por 
acontecimiento tan extraordinario. Sus pensamientos y sentimientos se 
elevaron a consideraciones celestiales creyéndose favorecidos por un 
hecho sobrenatural ante todo lo que vieron y sintieron  que no parecía 
hecho por manos humanas en el interior de aquellas inaccesibles rocas, 
en pleno despoblado. Entonces hicieron una fervorosa acción de gracias 
pidiendo al cielo saber lo que tenían que hacer. Decidieron intentar 
descubrir el origen de ese santuario y de la imagen buscando  las 
piadosas personas que lo cuidaban en tan prodigioso culto. Aunque 
parecía imposible que tal magnificencia fuese  trabajo de hombres en un 
lugar tan retirado e inaccesible, la prudencia y la piedad les sugirió 
hacer primero una investigación cuidadosa sobre el asunto. Preguntaron 
en las aldeas más cercanas a la cueva, que estaban a más de tres leguas 
de distancia, pero no encontraron a nadie que pudiera darles la más 
mínima información sobre la imagen. Ni siquiera  las personas de más de 
80 o 100 años de edad habían oído nada acerca de la imagen o de su 
oratorio, en los bosques circundantes o en cualquier otro lugar de la 
región. Consideremos, entonces, la alegría y asombro de los santos 
hermanos, ahora  propietarios del extraordinario hallazgo, y cómo 
veneraron de nuevo la  sagrada imagen, ofreciéndole su más sincero 
agradecimiento con fervorosos  afectos al tiempo que la proclamaban  su 
celestial patrona y mediadora, con el título muy significativo de la 
Virgen del Buen Suceso. El corazón se conmueve por sentimientos de 
gratitud y admiración ante el piadoso  e indescriptible favor, como el 
que se concedió a los santos hermanos. Unámonos con ellos en sus tiernos
 abrazos a María, para amarla y honrarla con generosos propósitos, ya 
que también gracias a Dios  la hemos encontrado en el peligroso camino 
de la vida en medio del horror de la tormenta de nuestras pasiones. 
    
ORACIÓN
¡Oh Dios amantísimo! Tú nos has dado en nuestra Madre un precioso 
refugio y consolación, ubicándola en la senda de nuestras vidas azarosas
 para que Ella, como Nuestra Madre del Buen Suceso, sea un escudo que nos defienda en las persecuciones y 
peligros. Agradecidos por tu bondad, 
queremos corresponder con la práctica de la Virtud y con una devoción 
tierna y constante a María Santísima, de modo que por su intercesión 
podamos llegar a los Cielos. Amén. 
   
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días 
        
DÍA QUINTO - 28 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
   
Pensemos en  cómo  los santos viajeros,  convencidos de que su valioso 
descubrimiento les pertenecía, colocaron la imagen en una cesta, y en 
tan estimable compañía  prosiguieron  felizmente su largo viaje a Roma, 
donde fueron recibidos por Su Santidad Pablo V, hombre verdaderamente 
santo y piadoso. Le contaron  cómo habían encontrado la imagen de la 
Virgen. Al verla tan hermosa y radiante con tal halo sobrenatural, se 
postró ante ella, colgándole al cuello su precioso pectoral de oro y 
pedrería, y concediendo gracias e indulgencias a todos los que la 
veneraran. 
   
Encargó a los religiosos  que habían tenido la fortuna de haber 
encontrado la imagen  de manera tan admirable el extender celosamente su
 devoción  por todas partes. Ellos reconocieron en la acogida del papa e
 incluso en el título que le dio de Nuestra Señora del Buen Suceso, 
todos los signos de que estaban ante un descubrimiento sobrenatural. La 
prodigiosa imagen pronto se convirtió en una fuente inagotable de 
gracias y prodigios entre los habitantes de la ciudad de Valencia a 
donde los hermanos  la trasladaron a su vuelta de Roma. Más tarde, la 
imagen fue trasladada solemnemente  a la magnífica Iglesia de Madrid,  
capital de España, donde la venerada imagen sigue hasta ahora obrando 
maravillas. Su culto se extendió por toda Europa e incluso a las 
regiones más lejanas de nuestra América. 
   
Confía, alma mía, postrado ante María que  con su rostro sonriente te 
ofrece un dulce consuelo, en  que este dichoso encuentro podrá guiarte 
en las más difíciles encrucijadas de la vida. Mira al Santo Padre  
postrado ante la sagrada Imagen ofreciéndote este tesoro tan precioso 
con el encargo de que seas devoto y fiel en el servicio de María. 
Permanece contento en el estado en que Dios te ha puesto porque tienes a
 María, como compañera y protectora. Con alabanzas y bendiciones 
preséntale a tu vez el pectoral de tu amor, poniendo a sus pies tu 
pasión dominante, ofreciendo tus esfuerzos para vencerla con 
determinación y constancia  y obtendrás  los favores excepcionales que 
muchas  personas piadosas  han recibido de esta bendita Imagen de 
Nuestra Señora del Buen Suceso. 
     
ORACIÓN
¡Oh soberano Dios! Tú nos has dado tu grandísima recomendación, la 
Santísima Virgen del Buen Suceso, como compañera en nuestra 
peregrinación, para que Ella sea nuestra guía, guardiana, y protectora 
en esta lucha. Acudimos, pues, a Ella, llenos de confianza encontrando 
el camino seguro en nuestro itinerario a la morada del Padre Eterno, 
donde todo cuanto pedimos se nos concederá. Inflama nuestros corazones 
con el amor a la Santísima Virgen del Buen Suceso de modo que podamos 
ofrecerle a nuestra Santísima Madre con la gratitud, un amor firme y 
constante, y la victoria sobre nuestras pasiones por medio de las 
grandes gracias que recibimos de Tus misericordiosas Manos. Así, 
esperamos tener siempre su patrocinio en esta vida y su maternal 
asistencia en la muerte de modo que obtengamos la eterna salvación. 
Amén. 
   
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días 
    
DÍA SEXTO - 29 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
   
Pensemos en que la ciudad de Quito y su antiguo convento, el Convento de
 las Concepcionistas, también experimentó el favor especial de la 
gloriosa Madre del Buen Suceso, al aparecer prodigiosamente a la Madre 
Mariana de Jesús Torres, una de las  madres españolas fundadoras de este
 convento,  a los 33 años de haber sido fundado en el año 1610. Esta 
afortunada y piadosa hermana estaba orando a solas con tierna devoción, 
implorando la ayuda de María bajo el título del Buen Suceso para remedio
 de las necesidades de su propia alma, las de sus hermanas en el 
claustro, y las de toda la humanidad, cuando en sus fervorosas súplicas,
 hechas con  una profunda fe y confianza, alzó los ojos ansiosos al 
cielo, y  rogó a la Santísima Madre que acudiera en ayuda de su 
posesión,  pidiendo humildemente con  sincero corazón el bien de su 
convento y el de toda la Iglesia Católica. De repente una luz refulgente
 inundó la iglesia, y la santa hermana cayó en éxtasis. Su mente fue 
invadida por la repentina sorpresa y su corazón fue embargado de una 
alegría indescriptible. La fe y devoción de su alma aumentaban con la 
luz  infundida ante sus ojos asombrados y deslumbrados. Una alegría 
singular embargó  su corazón, y ella redobló sus ruegos en un éxtasis de
 confianza ilimitada. 
   
Es lo que sucede al alma a quien se invita a dejar lo terreno y mirar  
al cielo con los ojos de una fe viva y penetrante. El cielo se abre 
inundando el alma con la luz de la divina claridad y el esplendor de la 
divinidad. “El justo vivirá por la fe” Así es como el alma hace un cielo
 de la  baja tierra, cuando atrae por su fe una luz que no es menor que 
las estrellas del alba. Con ello fortalecemos nuestra fe en los 
misterios revelados. Siguiendo el ejemplo de las  almas santas, hemos de
 ver con los ojos de la inteligencia iluminada por la Fe  todas las 
acciones de nuestras vidas, dejando de lado todos los pensamientos de 
esta baja vida material  enfocando nuestra atención en contemplar con 
los ojos de la fe los caminos de la Providencia Divina. Por la oración 
dejamos este mundo y pensamos en las cosas del Cielo, donde Dios 
Omnipotente y María, su Hija, Madre y Esposa,  esperan nuestras súplicas
  de humildes peregrinos, postrados a sus pies, implorando las gracias 
que necesitamos. 
    
ORACIÓN
¡Oh Dios, Luz inaccessible de la Verdad sobrenatural que iluminas nuestro ser
 con su Celestial resplandor y nos conduces hacia Ti, dándonos como guía
 y protección a tu predilecta criatura, María Santísima! Ilumina nuestra
 mente con la luz de una Fe viva y firme. Así como la Fe que movió a 
Nuestra Madre del Buen Suceso a aparecerse ante los ojos de la religiosa
 Concepcionista Madre Mariana de Jesús Torres. Porque estamos anhelantes
 de los bienes sobrenaturales, ayúdanos a desinteresarnos de las cosas 
de esta tierra. Con la protección de Santa María y la fe segura y 
constante en los Sagrados Misterios, ayúdanos a vivir contemplando el 
resplandor de nuestras postrimerías y a anticipar el gozo de verte a Ti y
 a María Santísima por toda la eternidad. Amén.
   
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días 
     
DÍA SÉPTIMO - 30 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
   
Considera cómo la  afortunada religiosa,  en el transcurso de su 
fervorosa plegaria fue inundada de una radiante luz, y al fijar sus ojos
 en la fuente de esa luz brillante, halló ante sí a una Señora de 
extraordinaria belleza con un semblante lleno de bondad. Cuando la luz 
menguó un tanto, vio que la Señora llevaba en su brazo izquierdo a un 
niño, brillante y resplandeciente como una estrella de la mañana, lleno 
de gracia y bondad, con una carita tierna y graciosa. En su mano derecha
 la Señora portaba un cetro de oro de brillantes y hermosas piedras 
preciosas, y alrededor de su frente una corona de piedras magníficas y 
deslumbrantes. Vestía una ropa similar a la de la imagen de María del 
Buen Suceso de  España, cuyo milagroso descubrimiento fue relatado 
anteriormente y ante la cual la piadosa hermana concepcionista había 
estado rezando cuando recibió el don de esta visión. 
   
La buena religiosa estaba llena de alegría y al mismo tiempo confundida 
por la visita de su Madre Celestial. Su alma se llenó de una alegría y 
gratitud sin límites, y su corazón  fue inundado por sentimientos 
sagrados. Con  sentimientos de fe viva, confianza y  amor  ardiente  se 
atrevió a preguntarle humildemente: “¿Quién sois vos? Y ¿Qué deseáis de 
mí?” Entonces, ¡oh divina maravilla! con voz dulce y suave, la Señora 
respondió: “Yo soy María del Buen Suceso  a quien has invocado 
tiernamente. Tu oración me ha  complacido y me he hecho venir aquí. Tu 
amor me ha invitado a que te visite”. 
   
Medita, alma mía, el privilegio singular de esta hermana bendita, que 
mereció por su fe, devoción y fervorosa oración  la presencia de María 
Santísima. Contempla a esta Señora  tan hermosa, tan pura y tan amable, 
deslumbrante en su esplendor,  que invita a una contemplación gozosa  
disfrutando de su intimidad, y a escuchar su amabilísima voz. ¡Ah! 
¡afortunada criatura! ¡Cuán grande era tu amor por tu Madre Celestial! 
¡Cuán proclive estabas a alabarla humildemente! ¡Qué ardiente deseo 
tenías de estar junto a Ella!  ¡Qué oración tan perseverante  la tuya 
hecha con gran devoción y atención! Es la bondad de María, lo que nos 
debe animar a  invocarla con fe profunda, en  la advocación del Buen 
Suceso y a orar siempre con atención y confianza, teniendo en cuenta que
 sólo una fe viva y atención vigilante en la oración nos harán merecer 
ser escuchados y favorecidos por la Santísima Virgen, no con visiones 
privilegiadas, pero sí con otros dones de  gracia  con los que nos 
ayudemos  a triunfar sobre nuestras pasiones y sobre los enemigos de la 
religión. 
    
ORACIÓN
¡Oh Dios de bondad, que te dignas recompensar la fe y el celoso 
sentimiento de Piedad de las almas que Tú escoges, con la visita de 
María Santísima! Atiende también a nuestras oraciones que te presentamos
 por la imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso, para que ilumine 
nuestra fe y aumente nuestra confianza en que Ella acogerá 
benignamente nuestras súplicas. Concédenos una Fe creciente en Tu bondad
 Paternal; haciéndonos confiar más en que recibiremos todo cuanto le 
pedimos. Haznos también más fervorosos en nuestras oraciones, para que 
sostenidos por la gran valentía de nuestra poderosa Patrona, seamos 
liberados de los peligros que nos amenazan, te sirvamos mejor, y ganemos
 el honor de estar en Tu presencia y en la de María Santísima en los 
Cielos por toda la Eternidad. Amén. 
   
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días 
     
DÍA OCTAVO - 31 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
    
Considera cómo la Santísima Virgen, apareciendo a la hermana, no quiso 
únicamente favorecerla  con una gracia personal, porque Dios nos concede
 sus gracias extraordinarias, sino con el plan providencial de aumentar 
la piedad, estimular el progreso moral, y  mejorar la disciplina 
religiosa de  los miembros de una comunidad, un país, o de toda la 
Iglesia. Por esta razón  la Virgen Santísima del Buen Suceso  le dijo a 
la hermana  concepcionista: “Es la voluntad de Dios que te mande que 
ordenes fabricar  una imagen que represente  esta aparición con todos 
sus detalles, para que pueda ser colocada en la silla  abacial del coro 
donde rezan las religiosas, para que esta imagen les recuerde a su 
principal abadesa”. Así  esta imagen les incitará a una perpetua 
gratitud, a una vigilante atención en la oración, a una obediencia 
perfecta, una fe firme, una esperanza segura, y  a un ardiente amor a 
María Santísima que por ello se ofreció a presidir y gobernar este 
convento. 
    
¡Ah, si tuviéramos una fe viva! ¡Con qué veneración y respeto  
veneraríamos esta imagen! ¡Cuán intensamente nos recordaría su aparición
 llena de bondad y  sus promesas y favores! ¡Cuán confiadas serían 
nuestras  súplicas, qué atentas serían nuestras oraciones, qué ferviente
 sería nuestra devoción, qué pronta  la obediencia, y que puntual sería 
la observancia de los mandamientos y de los deberes de estado!  
    
Acrecienta, alma mía, tu fe y si  tienes poca, pídesela a Dios y a María
 del Buen Suceso, que te la concederá. Aprovecha el don especial y el 
privilegio singular de contar con María del Buen Suceso como intercesora
 nuestra, no desprecies o tengas poco aprecio del don que la Providencia
 nos ha concedido para aumentar nuestra devoción y alentarnos en la 
práctica de las virtudes de la fe, la confianza, la caridad, la 
obediencia y el cumplimiento de todos nuestros deberes y obligaciones.
   
ORACIÓN
¡Oh Dios, guardián amoroso de las personas piadosas, las familias y 
comunidades, que en tu providencia vigilas y proteges a causa de su 
atención a la oración y el cumplimiento de los deberes de la vida, 
escucha nuestras oraciones! Atiende a nuestras peticiones, inflama la 
luz de nuestra fe en tu poderosa protección para que no le temamos a 
nuestros enemigos, porque si nos ayudas, nada puede hacernos daño. Danos
 una confianza ilimitada en María Santísima del Buen Suceso y la gracia 
de la obediencia y observancia de la Regla [o al cumplimiento de los 
deberes de nuestro estado de vida], para que podamos ser dignos de una 
Madre tan santa y una protectora tan poderosa. Que siempre seamos 
súbditos agradecidos y dóciles, para que algún día podamos cantar y 
alabar tu gloria en el Cielo, tú que has favorecido a María como Hija, 
Madre y Esposa de la Santísima Trinidad, el Dios que vive por siempre y 
para siempre. Amén.
   
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días 
    
DÍA NOVENO - 1 DE FEBRERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías... 
    
Considera lo qué sintió la humilde hermana al oír el mandato de Santa 
María, de hacer una imagen del mismo tamaño e igual a la aparición. Ella
 se excusó diciendo que sería imposible, que ningún escultor pudiera 
reproducir su rara belleza o sus justas proporciones. La hermosa Señora,
 con una condescendencia muy amable, le respondió: “No te preocupes por 
esto. Quítate el cordón que llevas en la cintura  y mide con él mi 
altura”. La religiosa, por su natural temor, no se atrevía a tocar con 
sus manos a María, pero la Celestial Reina  tomó el extremo del cordón y
 lo acercó a su cabeza, mientras que la hermana tocaba con el otro 
extremo los pies, con el fin de medir la altura exacta de la maravillosa
 visión. Luego, Santa María le dijo: “Ya tienes  la altura de la imagen 
que hay que hacer. El resto de las medidas deben ser proporcionales con 
ella. La imagen hay que colocarla en el lugar que he indicado con un 
báculo en la mano izquierda y con las llaves del claustro en la otra, 
porque mi deseo es ser abogada y protectora del convento”. Dicho esto, 
la visión desapareció. 
    
El corazón de la hermana  que había recibido tan señalado favor y tan 
grata misión se llenó de sentimientos de amor y gratitud a María 
Santísima. ¡Oh alma mía!, que tu corazón se llene de estos mismos  
sentimientos de amor y gratitud a María del Buen Suceso, nuestra Abogada
 y Protectora. Venera esta Imagen con la más tierna gratitud y vehemente
 deseo de corresponder a  tan singulares beneficios llevando una vida 
santa, obediente y observante de todos los deberes  propios de tu 
estado. 
   
Después de que la  santa hermana hubiera sido favorecida con la visión 
se esforzó en  encontrar al escultor capaz de realizar la imagen que 
María había mandado hacer prometiendo que esta Imagen llena de dulzura y
 majestad, duraría hasta el fin del mundo. Venerada en el coro alto del 
convento, las religiosas siempre han recurrido a ella en sus conflictos 
más graves. De igual manera  ha sido el refugio de todas las personas 
que acudían a ella en sus necesidades, y por su intercesión poderosa se 
han obtenido favores portentosos y gracias especiales. Las medidas 
exigidas por María simbolizan la medida de humildad, obediencia y  amor 
de Dios y al prójimo, que ella nos concede  tratando de imitarla, 
llevando la  imagen de la Santísima Virgen en nuestro corazón. 
Esfuérzate, como  la santa hermana en llevar  la imagen moral de tu 
Madre la Virgen, en tus costumbres y sentimientos, en tu compostura y en
 tu forma de actuar, en la fidelidad a tus obligaciones  diarias y 
oraciones, en la humildad y sinceridad, en la pureza y apartamiento de 
las cosas terrenas, aspirando sólo a los bienes celestiales.
   
ORACIÓN
¡Oh Dios! Padre amantísimo de todas las criaturas, que de distintas 
maneras manifiestas tu cuidado paternal y dirección para con nosotros, 
principalmente por darnos a María Santísima como nuestra Abogada, 
protectora, y modelo ideal de virtudes, infunde en nuestros corazones un
 deseo constante de imitar a nuestra Reina y Madre, modelando nuestros 
pensamientos, deseos, y acciones a semejanza de María Santísima, de modo
 que podamos ser como Ella en tanto lo permita nuestra frágil 
naturaleza. Asistidos por tu Divina Gracia, podemos vencer a nuestras 
pasiones y recibir las selectas gracias que nuestra Madre concede a sus 
hijos que acuden confiadamente a Ella como Medianera en sus necesidades 
presentes. Que podamos encontrarla pronta para socorrernos en los 
postreros momentos difíciles de nuestra vida, y más adelante, disfrutar 
las alegrías de su compañía en los Cielos por siempre y para siempre. 
Amén.
   
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días