Traducción hecha del Inglés desde TRADITION IN ACTION (No conocemos si
sobrevive el original en Español, pero esperamos que esta traducción
refleje fielmente cómo pudo haber sido).
La novena, escrita por el Padre José M. Urrate SJ, tiene el Imprimátur
por Mons. Carlos María de la Torre, Arzobispo de Quito, emitido por el
Gobierno Eclesiástico de la Archidiócesis de Quito el 31 de Julio de
1941.
En el Nombre del Padre, del Hijo
✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN - PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
Yo creo en ti, oh mi Dios. Fortalece, oh Señor, mi fe. Espero en Ti, oh
Dios mío. Ayuda, Señor, mi esperanza. Te amo, oh mi Dios. Aumenta,
Señor, mi amor. Me arrepiento de haberte ofendido. Dios mío, ayúdame a
tener contrición, para que con el auxilio de tu gracia y la especial
protección de María Santísima del Buen Suceso, nunca peque otra vez. Oh
Señor, ten piedad y misericordia de mí. Amén.
ORACIÓN INICIAL - PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
Oh excelsa e Inmaculada Reina del Cielo, Santa María del Buen Suceso,
Hija favorecida del Padre Eterno, Madre queridísima del Hijo Divino,
Esposa amantísima del Espíritu Santo, Trono sublime de la Divina
Majestad, augusto Templo de la Santísima Trinidad, en el cual las Tres
Personas Divinas han colocado los tesoros de Su Poder, Sabiduría y Amor.
Recuerda, Virgen María del Buen Suceso, a quien Dios ha hecho tan
poderosa, que tú puedes socorrer a los pobres pecadores, recuerda que
lo has prometido. Muéstrate como Madre misericordiosa de los que recurrimos a
ti. Yo vengo a ti, Madre de la misericordia, y te ruego, por el amor
del Altísimo, que lo seas también para mí. Obtenme de Dios Padre una fe
viva que nunca pierda de vista las verdades eternas, de Dios Hijo, una
firme esperanza con la que siempre aspire a llegar a esa gloria que Él
ganó para mí con su sangre, y del Espíritu Santo, una caridad tan
inflamada que siempre viva amando a la Suprema Bondad y a ti, Virgen
Santísima, hasta que por tu intervención llegue a amarte y disfrutar de
tu vista eternamente en la gloria. Amén.
Te saludamos, oh María, hija predilecta de Dios Padre:
Ave María…
Te saludamos, oh María, Madre elegida del Hijo de Dios:
Ave María…
Te saludamos, oh María, Esposa amantísima del Espíritu Santo:
Ave María… Gloria al Padre…
DÍA PRIMERO - 24 DE ENERO
Cuán grandes e incomparables son las maravillas de Dios omnipotente que
así manifiestan los tesoros de su misericordia para los que Él redimió.
Por ello, si admiramos los excesos de su bondad en los muchos beneficios
con que Él nos ha enriquecido, ¿cuánto más debemos admirar y estar
llenos de gratitud por las bendiciones con que distinguió a la criatura
más excelente y privilegiada, María Santísima, a quien nos dio para
nuestro consuelo, especialmente a aquellos que le sirven y aman con todo
su corazón con los títulos diversos e invocaciones con que la honran?
Por esta devoción, reciben grandes favores por medio de su auxilio y
protección. Esta ha sido la experiencia de los verdaderos devotos de la
Madre de Dios, y en especial de aquéllos que recurren a ella en la
advocación del Buen Suceso, cuya imagen se venera en la Iglesia del
Hospital Real de la Ciudad de Madrid. Fue milagrosa desde sus comienzos,
por la forma admirable e inesperada con que este tesoro fue encontrado
en la cueva de una montaña. Como Dios dijo al profeta Isaías, Él busca a
aquellos que no habían venido a buscarle, y deja a un lado a los que no
piensan en su bondad o no creen en su generosidad. Así también lo hizo
el Altísimo ya que fue su voluntad el que su Santísima Madre fuera
honrada y venerada con el título del Buen Suceso.
ORACIÓN
¡Oh Señor de infinita bondad!, que en esta imagen de María Santísima
hecha milagrosamente por ángeles, Tú nos has dado una poderosa
intercesora a quien podemos acudir con total confianza en su amable
protección en todas nuestras necesidades. Concédenos la ayuda que
imploramos con fervor y confianza, para que podamos conocer, honrar y
servir a la Santísima Virgen, y para que por su intercesión, podamos
alcanzar en esta tierra nuestra santificación y, después, ser felices
con ella en el cielo. Amén.
ACCIÓN DE GRACIAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN - PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
¡Oh
Virgen bendita entre todas las mujeres! Nos faltan las palabras para
darte gracias por las innumerables bendiciones que hemos recibido de
tu mano. El día de tu nacimiento puede ser llamado el día de acción de
gracias, de la alegría y del consuelo. Tú eres la honra de la humanidad,
gozo del Paraíso, regalo escogido de Dios, y bien de nuestra nación.
¿Qué mérito tenemos nosotros, oh Virgen del Buen Suceso, para que
merezcamos tenerte como Madre nuestra? ¡Que Dios sea bendito por
siempre, pues lo ha querido así! Bendita eres tú también, Virgen María,
porque a pesar de nuestra ingratitud, te nos muestras propicia. Por ello
decimos: Tú eres, Madre clemente, nuestro consuelo en la tierra,
nuestro
refugio, nuestra ayuda y nuestra protección en nuestras necesidades,
tanto públicas como privadas. Guárdanos de la guerra, la peste, el
hambre, las tormentas, terremotos, y todas las calamidades que merecemos
por nuestras culpas. Te rogamos por la Santa Iglesia y por sus
ministros. Escucha las súplicas de los que te invocan. Sé abogada y
Madre
nuestra, de nosotros que ponemos nuestra confianza en ti. A ti acudimos,
y por tu intercesión esperamos alcanzar de tu divino Hijo el perdón de
nuestros pecados y la perseverancia en la gracia hasta la muerte. Amén.
(Aquí,
cada uno levantando su corazón a Dios, puede pedir, por intercesión de
María Santísima del Buen Suceso, la gracia o favor que desea recibir)
ALABANZAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN PARA CADA DÍA DE LA NOVENA
Oh, Virgen María, nuestra Madre por excelencia en la tierra.
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
Sobre todas las cosas, tú estuviste atenta a la Palabra del Padre.
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
Tú eres templo dignísimo de la Santísima Trinidad.
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
En la contemplación de tu pureza los mismos ángeles se gozan.
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
El mundo cristiano proclama que estás a la derecha del Rey de Reyes en su reino.
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
¡Oh, Madre de Gracia, Esperanza nuestra! Puerto de los náufragos y Estrella del mar.
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
Puerta del Cielo, Salud de los enfermos, Luz en la oscuridad.
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
Con tu ayuda nos encontraremos delante de Dios en la corte de los Santos, donde vives y reinas por los siglos.
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
Guía nuestros pasos y ayúdanos, oh dulce María, en nuestras últimas horas.
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
Recibe la alabanza de nuestros amantes labios que no llegan a expresar tu grandeza singular.
¡Ven en nuestra ayuda y muéstranos tu misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
ANTÍFONA
Santa María, salva al miserable, socorre al débil, intercede por los
afligidos, defiende a tu pueblo, intercede por los clérigos, intercede
por tus fieles. Permítenos a cuantos honramos tu santa memoria recibir
tu asistencia y protección.
V/. Ruega por nosotros, ¡Oh Virgen del Buen Suceso!
R/. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN
Te suplicamos, Señor y Dios nuestro, nos concedas perpetua salud de alma
y cuerpo. Y por la intercesión de la gloriosa Virgen María, y por los
méritos de su Hijo Jesús, esperamos ser libres de los males presentes y
obtener las alegrías eternas. Amén.
En el Nombre del Padre, del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 25 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
Considera cómo la providencia del Altísimo desea favorecer a los
hombres, manifestando el tesoro escondido de la preciosa estatua de
Santa María bajo el título de Buen Suceso. Con ocasión de la muerte del
hermano Bernardino de Obregón, fundador de la Orden de los Hermanos
Mínimos para el servicio de los enfermos (de la Orden de San Francisco
de Paula), Gabriel de Fontanet fue elegido para remplazarlo. Acompañado
por Guillermo Rigosa, viajaron a Roma para pedir al Sumo Pontífice la
aprobación oficial del Instituto y del hábito morado con la cruz que
distingue a la Hermandad. Al pasar por la ciudad de Traiguera (bajo la
jurisdicción de Tortosa en el Principado de Cataluña), fueron
sorprendidos por una terrible tormenta de granizo con relámpagos y
truenos tan estruendosos que sus corazones se llenaron de espanto.
Entonces suplicaron a Dios que les manifestara un lugar donde pudieran
refugiarse y prepararse a morir en paz, pues el rigor implacable de la
tormenta les había hecho pensar que no sobrevivirían. Sin embargo, Dios
en su divina misericordia se mostró dispuesto a que esta busca de
refugio fuera presagio de un buen suceso. Entre relámpagos pudieron
distinguir un desvío del camino que terminaba en lo que parecía ser una
cueva situada arriba en la colina. Desde la distancia acertaron a ver
una luz brillante que salía de ella junto a una fragancia celestial más
agradable que cualquier otro perfume terrenal. Sus almas quedaron
anegadas de una gran felicidad y de un sentimiento de reverente
admiración. Al instante, sintieron el impulso de conocer la causa de
tales maravillas.
ORACIÓN
¡Oh
Dios, admirable en todas tus obras! Puesto que Tú siempre conviertes
los sucesos más peligrosos de la vida en prueba de tus mercedes, y en
las tormentas más desesperadas nos muestras los preludios de tus
maravillas en favor nuestro, como tú lo hiciste con los hermanos
Mínimos en esa terrible tormenta. Concédenos, por la intercesión de la
Reina del Buen Suceso, la virtud de la paciencia, para sufrir con
espíritu resignado las pruebas que nos envíe tu Divina Voluntad, porque
en cualquier momento Tú puedes cambiarlas en consolaciones en esta vida y
posteriormente concedernos tu eterna recompensa en los Cielos, donde
alabaremos tu honra y la de Santa María, por siempre y para siempre.
Amén.
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días
DÍA TERCERO - 26 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
Pensad cómo los viajeros, impulsados por la gracia y atraídos por la
curiosidad de comprobar tales prodigios asombrosos que provenían del
sitio donde pensaban encontrar refugio, quitándose los zapatos,
subieron a la colina con gran dificultad, ayudándose mutuamente al
escalar grandes rocas y acantilados escarpados. Cuando llegaron a la
cueva y pudieron ver las relampagueantes luces fue grande su alegría,
asombro y admiración. Allí vieron cómo esta cueva había sido
delicadamente tallada por la naturaleza al modo de un gran templo, y
guardaba una bella estatua de la Virgen con el Niño en su brazo
izquierdo y portando un cetro en su mano derecha. Una preciosa corona
orlaba su frente. Su vestido, como el del Niño, era sencillo pero
elegante, y ambos estaban hechos del mismo material y con el mismo
estilo. El lugar, que estaba adornado con distintos tipos de flores que
tapizaban el suelo y las paredes, se inundó con una exquisita fragancia
que rodeaba a la Reina del Cielo. Situada en la roca una lámpara que
parecía fabricada por notables artífices, iluminaba con sus muchas
luces. Era grande la belleza y alegría que rodeaba a la admirable
Señora. Fue inmensa la sorpresa y admiración de los viajeros abrumados
por la emoción. Ambos contemplaron extáticos este pequeño pedazo de
cielo, calmado ya su corazón sobreexcitado al contemplar a la Madre
que de forma tan inesperada se les aparecía, después de tan terrible
tormenta, radiante de belleza con tan amoroso rostro, ofreciéndoles
refugio y consuelo en coyuntura tan desesperada y difícil. Así también
nuestras almas se calman ante la imagen de María. Cuando las cargas de
la vida y peligros inminentes nos acechan llevándonos a la
desesperación, vamos a ella con paz y confianza, agradeciendo a Dios que
en Su Omnipotencia nos ofrece esta imagen portentosa que milagrosamente
se encuentra en este lugar escondido para honor de la Virgen
Inmaculada y para que todos puedan venerarla bajo ese preciado título
del Buen Suceso.
ORACIÓN
¡Oh Dios de Misericordia!, que nunca abandonas en la desolación a aquél
que fiel y fervientemente te sirve en medio de los infortunios y
peligros de la vida, y que nos animas a encontrar a nuestra Madre y a
invocarla como refugio en nuestras adversidades, concédenos recurrir
con corazón tierno y fervoroso a Santa María y encontrarla,
siempre amante y protectora, de modo que podamos servirla y merecer, por
su intercesión, llevar una buena vida cristiana y después estar con
Ella para siempre en el Cielo. Amén.
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días
DÍA CUARTO - 27 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
Meditemos en la alegría indescriptible de los hermanos al contemplar
estos prodigios. La imagen de nuestra querida Madre brilló ante ellos
como una estrella resplandeciente, y con reverencia se postraron ante
ella para alabar y darle gracias por el singular don y por
acontecimiento tan extraordinario. Sus pensamientos y sentimientos se
elevaron a consideraciones celestiales creyéndose favorecidos por un
hecho sobrenatural ante todo lo que vieron y sintieron que no parecía
hecho por manos humanas en el interior de aquellas inaccesibles rocas,
en pleno despoblado. Entonces hicieron una fervorosa acción de gracias
pidiendo al cielo saber lo que tenían que hacer. Decidieron intentar
descubrir el origen de ese santuario y de la imagen buscando las
piadosas personas que lo cuidaban en tan prodigioso culto. Aunque
parecía imposible que tal magnificencia fuese trabajo de hombres en un
lugar tan retirado e inaccesible, la prudencia y la piedad les sugirió
hacer primero una investigación cuidadosa sobre el asunto. Preguntaron
en las aldeas más cercanas a la cueva, que estaban a más de tres leguas
de distancia, pero no encontraron a nadie que pudiera darles la más
mínima información sobre la imagen. Ni siquiera las personas de más de
80 o 100 años de edad habían oído nada acerca de la imagen o de su
oratorio, en los bosques circundantes o en cualquier otro lugar de la
región. Consideremos, entonces, la alegría y asombro de los santos
hermanos, ahora propietarios del extraordinario hallazgo, y cómo
veneraron de nuevo la sagrada imagen, ofreciéndole su más sincero
agradecimiento con fervorosos afectos al tiempo que la proclamaban su
celestial patrona y mediadora, con el título muy significativo de la
Virgen del Buen Suceso. El corazón se conmueve por sentimientos de
gratitud y admiración ante el piadoso e indescriptible favor, como el
que se concedió a los santos hermanos. Unámonos con ellos en sus tiernos
abrazos a María, para amarla y honrarla con generosos propósitos, ya
que también gracias a Dios la hemos encontrado en el peligroso camino
de la vida en medio del horror de la tormenta de nuestras pasiones.
ORACIÓN
¡Oh Dios amantísimo! Tú nos has dado en nuestra Madre un precioso
refugio y consolación, ubicándola en la senda de nuestras vidas azarosas
para que Ella, como Nuestra Madre del Buen Suceso, sea un escudo que nos defienda en las persecuciones y
peligros. Agradecidos por tu bondad,
queremos corresponder con la práctica de la Virtud y con una devoción
tierna y constante a María Santísima, de modo que por su intercesión
podamos llegar a los Cielos. Amén.
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días
DÍA QUINTO - 28 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
Pensemos en cómo los santos viajeros, convencidos de que su valioso
descubrimiento les pertenecía, colocaron la imagen en una cesta, y en
tan estimable compañía prosiguieron felizmente su largo viaje a Roma,
donde fueron recibidos por Su Santidad Pablo V, hombre verdaderamente
santo y piadoso. Le contaron cómo habían encontrado la imagen de la
Virgen. Al verla tan hermosa y radiante con tal halo sobrenatural, se
postró ante ella, colgándole al cuello su precioso pectoral de oro y
pedrería, y concediendo gracias e indulgencias a todos los que la
veneraran.
Encargó a los religiosos que habían tenido la fortuna de haber
encontrado la imagen de manera tan admirable el extender celosamente su
devoción por todas partes. Ellos reconocieron en la acogida del papa e
incluso en el título que le dio de Nuestra Señora del Buen Suceso,
todos los signos de que estaban ante un descubrimiento sobrenatural. La
prodigiosa imagen pronto se convirtió en una fuente inagotable de
gracias y prodigios entre los habitantes de la ciudad de Valencia a
donde los hermanos la trasladaron a su vuelta de Roma. Más tarde, la
imagen fue trasladada solemnemente a la magnífica Iglesia de Madrid,
capital de España, donde la venerada imagen sigue hasta ahora obrando
maravillas. Su culto se extendió por toda Europa e incluso a las
regiones más lejanas de nuestra América.
Confía, alma mía, postrado ante María que con su rostro sonriente te
ofrece un dulce consuelo, en que este dichoso encuentro podrá guiarte
en las más difíciles encrucijadas de la vida. Mira al Santo Padre
postrado ante la sagrada Imagen ofreciéndote este tesoro tan precioso
con el encargo de que seas devoto y fiel en el servicio de María.
Permanece contento en el estado en que Dios te ha puesto porque tienes a
María, como compañera y protectora. Con alabanzas y bendiciones
preséntale a tu vez el pectoral de tu amor, poniendo a sus pies tu
pasión dominante, ofreciendo tus esfuerzos para vencerla con
determinación y constancia y obtendrás los favores excepcionales que
muchas personas piadosas han recibido de esta bendita Imagen de
Nuestra Señora del Buen Suceso.
ORACIÓN
¡Oh soberano Dios! Tú nos has dado tu grandísima recomendación, la
Santísima Virgen del Buen Suceso, como compañera en nuestra
peregrinación, para que Ella sea nuestra guía, guardiana, y protectora
en esta lucha. Acudimos, pues, a Ella, llenos de confianza encontrando
el camino seguro en nuestro itinerario a la morada del Padre Eterno,
donde todo cuanto pedimos se nos concederá. Inflama nuestros corazones
con el amor a la Santísima Virgen del Buen Suceso de modo que podamos
ofrecerle a nuestra Santísima Madre con la gratitud, un amor firme y
constante, y la victoria sobre nuestras pasiones por medio de las
grandes gracias que recibimos de Tus misericordiosas Manos. Así,
esperamos tener siempre su patrocinio en esta vida y su maternal
asistencia en la muerte de modo que obtengamos la eterna salvación.
Amén.
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días
DÍA SEXTO - 29 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
Pensemos en que la ciudad de Quito y su antiguo convento, el Convento de
las Concepcionistas, también experimentó el favor especial de la
gloriosa Madre del Buen Suceso, al aparecer prodigiosamente a la Madre
Mariana de Jesús Torres, una de las madres españolas fundadoras de este
convento, a los 33 años de haber sido fundado en el año 1610. Esta
afortunada y piadosa hermana estaba orando a solas con tierna devoción,
implorando la ayuda de María bajo el título del Buen Suceso para remedio
de las necesidades de su propia alma, las de sus hermanas en el
claustro, y las de toda la humanidad, cuando en sus fervorosas súplicas,
hechas con una profunda fe y confianza, alzó los ojos ansiosos al
cielo, y rogó a la Santísima Madre que acudiera en ayuda de su
posesión, pidiendo humildemente con sincero corazón el bien de su
convento y el de toda la Iglesia Católica. De repente una luz refulgente
inundó la iglesia, y la santa hermana cayó en éxtasis. Su mente fue
invadida por la repentina sorpresa y su corazón fue embargado de una
alegría indescriptible. La fe y devoción de su alma aumentaban con la
luz infundida ante sus ojos asombrados y deslumbrados. Una alegría
singular embargó su corazón, y ella redobló sus ruegos en un éxtasis de
confianza ilimitada.
Es lo que sucede al alma a quien se invita a dejar lo terreno y mirar
al cielo con los ojos de una fe viva y penetrante. El cielo se abre
inundando el alma con la luz de la divina claridad y el esplendor de la
divinidad. “El justo vivirá por la fe” Así es como el alma hace un cielo
de la baja tierra, cuando atrae por su fe una luz que no es menor que
las estrellas del alba. Con ello fortalecemos nuestra fe en los
misterios revelados. Siguiendo el ejemplo de las almas santas, hemos de
ver con los ojos de la inteligencia iluminada por la Fe todas las
acciones de nuestras vidas, dejando de lado todos los pensamientos de
esta baja vida material enfocando nuestra atención en contemplar con
los ojos de la fe los caminos de la Providencia Divina. Por la oración
dejamos este mundo y pensamos en las cosas del Cielo, donde Dios
Omnipotente y María, su Hija, Madre y Esposa, esperan nuestras súplicas
de humildes peregrinos, postrados a sus pies, implorando las gracias
que necesitamos.
ORACIÓN
¡Oh Dios, Luz inaccessible de la Verdad sobrenatural que iluminas nuestro ser
con su Celestial resplandor y nos conduces hacia Ti, dándonos como guía
y protección a tu predilecta criatura, María Santísima! Ilumina nuestra
mente con la luz de una Fe viva y firme. Así como la Fe que movió a
Nuestra Madre del Buen Suceso a aparecerse ante los ojos de la religiosa
Concepcionista Madre Mariana de Jesús Torres. Porque estamos anhelantes
de los bienes sobrenaturales, ayúdanos a desinteresarnos de las cosas
de esta tierra. Con la protección de Santa María y la fe segura y
constante en los Sagrados Misterios, ayúdanos a vivir contemplando el
resplandor de nuestras postrimerías y a anticipar el gozo de verte a Ti y
a María Santísima por toda la eternidad. Amén.
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días
DÍA SÉPTIMO - 30 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
Considera cómo la afortunada religiosa, en el transcurso de su
fervorosa plegaria fue inundada de una radiante luz, y al fijar sus ojos
en la fuente de esa luz brillante, halló ante sí a una Señora de
extraordinaria belleza con un semblante lleno de bondad. Cuando la luz
menguó un tanto, vio que la Señora llevaba en su brazo izquierdo a un
niño, brillante y resplandeciente como una estrella de la mañana, lleno
de gracia y bondad, con una carita tierna y graciosa. En su mano derecha
la Señora portaba un cetro de oro de brillantes y hermosas piedras
preciosas, y alrededor de su frente una corona de piedras magníficas y
deslumbrantes. Vestía una ropa similar a la de la imagen de María del
Buen Suceso de España, cuyo milagroso descubrimiento fue relatado
anteriormente y ante la cual la piadosa hermana concepcionista había
estado rezando cuando recibió el don de esta visión.
La buena religiosa estaba llena de alegría y al mismo tiempo confundida
por la visita de su Madre Celestial. Su alma se llenó de una alegría y
gratitud sin límites, y su corazón fue inundado por sentimientos
sagrados. Con sentimientos de fe viva, confianza y amor ardiente se
atrevió a preguntarle humildemente: “¿Quién sois vos? Y ¿Qué deseáis de
mí?” Entonces, ¡oh divina maravilla! con voz dulce y suave, la Señora
respondió: “Yo soy María del Buen Suceso a quien has invocado
tiernamente. Tu oración me ha complacido y me he hecho venir aquí. Tu
amor me ha invitado a que te visite”.
Medita, alma mía, el privilegio singular de esta hermana bendita, que
mereció por su fe, devoción y fervorosa oración la presencia de María
Santísima. Contempla a esta Señora tan hermosa, tan pura y tan amable,
deslumbrante en su esplendor, que invita a una contemplación gozosa
disfrutando de su intimidad, y a escuchar su amabilísima voz. ¡Ah!
¡afortunada criatura! ¡Cuán grande era tu amor por tu Madre Celestial!
¡Cuán proclive estabas a alabarla humildemente! ¡Qué ardiente deseo
tenías de estar junto a Ella! ¡Qué oración tan perseverante la tuya
hecha con gran devoción y atención! Es la bondad de María, lo que nos
debe animar a invocarla con fe profunda, en la advocación del Buen
Suceso y a orar siempre con atención y confianza, teniendo en cuenta que
sólo una fe viva y atención vigilante en la oración nos harán merecer
ser escuchados y favorecidos por la Santísima Virgen, no con visiones
privilegiadas, pero sí con otros dones de gracia con los que nos
ayudemos a triunfar sobre nuestras pasiones y sobre los enemigos de la
religión.
ORACIÓN
¡Oh Dios de bondad, que te dignas recompensar la fe y el celoso
sentimiento de Piedad de las almas que Tú escoges, con la visita de
María Santísima! Atiende también a nuestras oraciones que te presentamos
por la imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso, para que ilumine
nuestra fe y aumente nuestra confianza en que Ella acogerá
benignamente nuestras súplicas. Concédenos una Fe creciente en Tu bondad
Paternal; haciéndonos confiar más en que recibiremos todo cuanto le
pedimos. Haznos también más fervorosos en nuestras oraciones, para que
sostenidos por la gran valentía de nuestra poderosa Patrona, seamos
liberados de los peligros que nos amenazan, te sirvamos mejor, y ganemos
el honor de estar en Tu presencia y en la de María Santísima en los
Cielos por toda la Eternidad. Amén.
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días
DÍA OCTAVO - 31 DE ENERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
Considera cómo la Santísima Virgen, apareciendo a la hermana, no quiso
únicamente favorecerla con una gracia personal, porque Dios nos concede
sus gracias extraordinarias, sino con el plan providencial de aumentar
la piedad, estimular el progreso moral, y mejorar la disciplina
religiosa de los miembros de una comunidad, un país, o de toda la
Iglesia. Por esta razón la Virgen Santísima del Buen Suceso le dijo a
la hermana concepcionista: “Es la voluntad de Dios que te mande que
ordenes fabricar una imagen que represente esta aparición con todos
sus detalles, para que pueda ser colocada en la silla abacial del coro
donde rezan las religiosas, para que esta imagen les recuerde a su
principal abadesa”. Así esta imagen les incitará a una perpetua
gratitud, a una vigilante atención en la oración, a una obediencia
perfecta, una fe firme, una esperanza segura, y a un ardiente amor a
María Santísima que por ello se ofreció a presidir y gobernar este
convento.
¡Ah, si tuviéramos una fe viva! ¡Con qué veneración y respeto
veneraríamos esta imagen! ¡Cuán intensamente nos recordaría su aparición
llena de bondad y sus promesas y favores! ¡Cuán confiadas serían
nuestras súplicas, qué atentas serían nuestras oraciones, qué ferviente
sería nuestra devoción, qué pronta la obediencia, y que puntual sería
la observancia de los mandamientos y de los deberes de estado!
Acrecienta, alma mía, tu fe y si tienes poca, pídesela a Dios y a María
del Buen Suceso, que te la concederá. Aprovecha el don especial y el
privilegio singular de contar con María del Buen Suceso como intercesora
nuestra, no desprecies o tengas poco aprecio del don que la Providencia
nos ha concedido para aumentar nuestra devoción y alentarnos en la
práctica de las virtudes de la fe, la confianza, la caridad, la
obediencia y el cumplimiento de todos nuestros deberes y obligaciones.
ORACIÓN
¡Oh Dios, guardián amoroso de las personas piadosas, las familias y
comunidades, que en tu providencia vigilas y proteges a causa de su
atención a la oración y el cumplimiento de los deberes de la vida,
escucha nuestras oraciones! Atiende a nuestras peticiones, inflama la
luz de nuestra fe en tu poderosa protección para que no le temamos a
nuestros enemigos, porque si nos ayudas, nada puede hacernos daño. Danos
una confianza ilimitada en María Santísima del Buen Suceso y la gracia
de la obediencia y observancia de la Regla [o al cumplimiento de los
deberes de nuestro estado de vida], para que podamos ser dignos de una
Madre tan santa y una protectora tan poderosa. Que siempre seamos
súbditos agradecidos y dóciles, para que algún día podamos cantar y
alabar tu gloria en el Cielo, tú que has favorecido a María como Hija,
Madre y Esposa de la Santísima Trinidad, el Dios que vive por siempre y
para siempre. Amén.
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días
DÍA NOVENO - 1 DE FEBRERO
En el nombre del Padre...
Acto de Contrición, Oración Inicial y las tres Ave Marías...
Considera lo qué sintió la humilde hermana al oír el mandato de Santa
María, de hacer una imagen del mismo tamaño e igual a la aparición. Ella
se excusó diciendo que sería imposible, que ningún escultor pudiera
reproducir su rara belleza o sus justas proporciones. La hermosa Señora,
con una condescendencia muy amable, le respondió: “No te preocupes por
esto. Quítate el cordón que llevas en la cintura y mide con él mi
altura”. La religiosa, por su natural temor, no se atrevía a tocar con
sus manos a María, pero la Celestial Reina tomó el extremo del cordón y
lo acercó a su cabeza, mientras que la hermana tocaba con el otro
extremo los pies, con el fin de medir la altura exacta de la maravillosa
visión. Luego, Santa María le dijo: “Ya tienes la altura de la imagen
que hay que hacer. El resto de las medidas deben ser proporcionales con
ella. La imagen hay que colocarla en el lugar que he indicado con un
báculo en la mano izquierda y con las llaves del claustro en la otra,
porque mi deseo es ser abogada y protectora del convento”. Dicho esto,
la visión desapareció.
El corazón de la hermana que había recibido tan señalado favor y tan
grata misión se llenó de sentimientos de amor y gratitud a María
Santísima. ¡Oh alma mía!, que tu corazón se llene de estos mismos
sentimientos de amor y gratitud a María del Buen Suceso, nuestra Abogada
y Protectora. Venera esta Imagen con la más tierna gratitud y vehemente
deseo de corresponder a tan singulares beneficios llevando una vida
santa, obediente y observante de todos los deberes propios de tu
estado.
Después de que la santa hermana hubiera sido favorecida con la visión
se esforzó en encontrar al escultor capaz de realizar la imagen que
María había mandado hacer prometiendo que esta Imagen llena de dulzura y
majestad, duraría hasta el fin del mundo. Venerada en el coro alto del
convento, las religiosas siempre han recurrido a ella en sus conflictos
más graves. De igual manera ha sido el refugio de todas las personas
que acudían a ella en sus necesidades, y por su intercesión poderosa se
han obtenido favores portentosos y gracias especiales. Las medidas
exigidas por María simbolizan la medida de humildad, obediencia y amor
de Dios y al prójimo, que ella nos concede tratando de imitarla,
llevando la imagen de la Santísima Virgen en nuestro corazón.
Esfuérzate, como la santa hermana en llevar la imagen moral de tu
Madre la Virgen, en tus costumbres y sentimientos, en tu compostura y en
tu forma de actuar, en la fidelidad a tus obligaciones diarias y
oraciones, en la humildad y sinceridad, en la pureza y apartamiento de
las cosas terrenas, aspirando sólo a los bienes celestiales.
ORACIÓN
¡Oh Dios! Padre amantísimo de todas las criaturas, que de distintas
maneras manifiestas tu cuidado paternal y dirección para con nosotros,
principalmente por darnos a María Santísima como nuestra Abogada,
protectora, y modelo ideal de virtudes, infunde en nuestros corazones un
deseo constante de imitar a nuestra Reina y Madre, modelando nuestros
pensamientos, deseos, y acciones a semejanza de María Santísima, de modo
que podamos ser como Ella en tanto lo permita nuestra frágil
naturaleza. Asistidos por tu Divina Gracia, podemos vencer a nuestras
pasiones y recibir las selectas gracias que nuestra Madre concede a sus
hijos que acuden confiadamente a Ella como Medianera en sus necesidades
presentes. Que podamos encontrarla pronta para socorrernos en los
postreros momentos difíciles de nuestra vida, y más adelante, disfrutar
las alegrías de su compañía en los Cielos por siempre y para siempre.
Amén.
Las oraciones y alabanzas se rezarán todos los días