Estamos en Cuaresma, pero también en los Últimos Tiempos. Por esto traemos este Apelo Urgente de María Santificadora a un alma que es llamada Enoc, dado en Alto de Guarne (Colombia) a las 13:10 de Enero 03 de 2012.
TENED EN CUENTA VUESTROS PECADOS DE OMISIÓN, PARA QUE HAGÁIS UNA BUENA CONFESIÓN
Amadísimos hijitos de mi corazón, que la paz de Dios esté con todos vosotros y mi santa protección os asista siempre.
Hijitos, alabad y bendecid la gloria de Dios, porque grande es su amor y eterna es su misericordia. No temáis, os lo digo una vez más pequeños míos, nada os pasará si permanecéis unidos a vuestro Padre y Madre celestial. Hijitos, en cualquier momento todo se desatará, permaneced en gracia de Dios, para que el llamado de mi Padre no os coja por sorpresa y tengáis que experimentar en vuestras almas el fuego de la purificación espiritual. Haced una buena confesión de vuestras faltas, ante mis hijos predilectos; tened en cuenta vuestros pecados de omisión, para que hagáis una buena confesión. A continuación os hago una lista de pecados de omisión, para que los tengáis en cuenta y confeséis lo más pronto posible.
Malos pensamientos contra vuestro prójimo, recibir en la Eucaristía a mi Hijo, sin el debido honor y respeto; no desagraviar a mi Hijo, por todas las comuniones que se hacen al recibirlo en la mano; estar distraídos en la Santa Misa, no meditar el Santo Evangelio, vestir indecorosamente o descomplicadamente para asistir a la Santa Misa; no prepararse con oración, antes de la confesión y la comunión; ir a la Santa Misa, sólo por cumplir; no hacer el propósito de enmendar las faltas cometidas; no destinar el tiempo necesario para la oración, pasar de largo ante el Sagrario, no orar por los difuntos, no rezar el Angelus, no alabar a Dios y darle gracias al levantarse y al acostarse; la falta de caridad con vuestros hermanos, no rezar el Santo Rosario con devoción, no leer la Santa Palabra de Dios y meditarla, dudar de la misericordia de Dios, tener poca autoestima, abstenerse de comer por espacio de media hora antes o después de recibir la comunión, ser pesimista y negativo, orar a las carreras, sin meditar en la oración, comulgar sin escuchar la Santa Palabra de Dios, salir del templo sin terminar el santo sacrificio y no recibir la bendición. Todos estos son pecados de omisión, que se van acumulando y se van volviendo en faltas graves; tened pues muy presente todo esto para que hagáis una buena confesión; rezad antes de confesaros y comulgaros el acto de contrición y el salmo 51, para que seáis irreprochables ante mi Padre y os de su bendición.
Hijitos míos, la cercanía del aviso, llama a la conversión; estad pues alerta y vigilantes, porque cuando menos penséis, mi Padre tocará a la puerta de vuestras almas, para despertar vuestras conciencias y mostraros el estado en que os encontráis ante Dios y vuestros hermanos
Hijitos, mi Padre no sólo quiere mostraros el estado de vuestras almas, sino también el estado en que se encuentran las almas de vuestros antepasados y familiares difuntos en el purgatorio, para que cuando regreséis a vuestros cuerpos, oréis por ellos más intensamente y ofrezcáis vuestra purificación por su eterno descanso, para que os ayuden a interceder y batallar con vosotros, y así, unidos al ejército triunfante y a vuestra Madre Celestial, derrotemos de la faz de la tierra al príncipe de este mundo y sus huestes del mal. Recogeos pues mis pequeños, en oración y alabanza, porque la batalla por vuestra libertad ya comenzó; colocaos vuestra Armadura Espiritual a mañana y noche; rezad mi Santo Rosario; consagraos a mi Corazón Inmaculado, y la preciosísima Sangre de mi Hijo; orad a todo instante, para que las fuerzas del mal no puedan haceros daño. Consagrad a mi Corazón Inmaculado, vuestro descanso nocturno; acordaos que es en la noche, donde el ejército de mi adversario estará más activo; no se os olvide sellar vuestros hogares e hijos y familiares y todo cuanto Dios os ha dado, con la Preciosa Sangre de mi Hijo; todos los días y sus noches bendecid a vuestros hijos y familiares, así: una bendición por el Padre, otra bendición por el Hijo, otra por el Espíritu Santo y una bendición por mi santa intercesión; no olvidéis la oración de protección de vuestro amado Miguel el conjuro de lo Ángeles y el rezo a vuestro Ángel custodio, tan necesario en estos últimos tiempos. Acatad pues las instrucciones que os iremos dando a través de nuestros profetas e instrumentos de estos últimos tiempos y os aseguro que la paz de Dios estará con vosotros. Gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres de buena voluntad. Vuestra Madre, María Santificadora.
Hijitos, alabad y bendecid la gloria de Dios, porque grande es su amor y eterna es su misericordia. No temáis, os lo digo una vez más pequeños míos, nada os pasará si permanecéis unidos a vuestro Padre y Madre celestial. Hijitos, en cualquier momento todo se desatará, permaneced en gracia de Dios, para que el llamado de mi Padre no os coja por sorpresa y tengáis que experimentar en vuestras almas el fuego de la purificación espiritual. Haced una buena confesión de vuestras faltas, ante mis hijos predilectos; tened en cuenta vuestros pecados de omisión, para que hagáis una buena confesión. A continuación os hago una lista de pecados de omisión, para que los tengáis en cuenta y confeséis lo más pronto posible.
Malos pensamientos contra vuestro prójimo, recibir en la Eucaristía a mi Hijo, sin el debido honor y respeto; no desagraviar a mi Hijo, por todas las comuniones que se hacen al recibirlo en la mano; estar distraídos en la Santa Misa, no meditar el Santo Evangelio, vestir indecorosamente o descomplicadamente para asistir a la Santa Misa; no prepararse con oración, antes de la confesión y la comunión; ir a la Santa Misa, sólo por cumplir; no hacer el propósito de enmendar las faltas cometidas; no destinar el tiempo necesario para la oración, pasar de largo ante el Sagrario, no orar por los difuntos, no rezar el Angelus, no alabar a Dios y darle gracias al levantarse y al acostarse; la falta de caridad con vuestros hermanos, no rezar el Santo Rosario con devoción, no leer la Santa Palabra de Dios y meditarla, dudar de la misericordia de Dios, tener poca autoestima, abstenerse de comer por espacio de media hora antes o después de recibir la comunión, ser pesimista y negativo, orar a las carreras, sin meditar en la oración, comulgar sin escuchar la Santa Palabra de Dios, salir del templo sin terminar el santo sacrificio y no recibir la bendición. Todos estos son pecados de omisión, que se van acumulando y se van volviendo en faltas graves; tened pues muy presente todo esto para que hagáis una buena confesión; rezad antes de confesaros y comulgaros el acto de contrición y el salmo 51, para que seáis irreprochables ante mi Padre y os de su bendición.
Hijitos míos, la cercanía del aviso, llama a la conversión; estad pues alerta y vigilantes, porque cuando menos penséis, mi Padre tocará a la puerta de vuestras almas, para despertar vuestras conciencias y mostraros el estado en que os encontráis ante Dios y vuestros hermanos
Hijitos, mi Padre no sólo quiere mostraros el estado de vuestras almas, sino también el estado en que se encuentran las almas de vuestros antepasados y familiares difuntos en el purgatorio, para que cuando regreséis a vuestros cuerpos, oréis por ellos más intensamente y ofrezcáis vuestra purificación por su eterno descanso, para que os ayuden a interceder y batallar con vosotros, y así, unidos al ejército triunfante y a vuestra Madre Celestial, derrotemos de la faz de la tierra al príncipe de este mundo y sus huestes del mal. Recogeos pues mis pequeños, en oración y alabanza, porque la batalla por vuestra libertad ya comenzó; colocaos vuestra Armadura Espiritual a mañana y noche; rezad mi Santo Rosario; consagraos a mi Corazón Inmaculado, y la preciosísima Sangre de mi Hijo; orad a todo instante, para que las fuerzas del mal no puedan haceros daño. Consagrad a mi Corazón Inmaculado, vuestro descanso nocturno; acordaos que es en la noche, donde el ejército de mi adversario estará más activo; no se os olvide sellar vuestros hogares e hijos y familiares y todo cuanto Dios os ha dado, con la Preciosa Sangre de mi Hijo; todos los días y sus noches bendecid a vuestros hijos y familiares, así: una bendición por el Padre, otra bendición por el Hijo, otra por el Espíritu Santo y una bendición por mi santa intercesión; no olvidéis la oración de protección de vuestro amado Miguel el conjuro de lo Ángeles y el rezo a vuestro Ángel custodio, tan necesario en estos últimos tiempos. Acatad pues las instrucciones que os iremos dando a través de nuestros profetas e instrumentos de estos últimos tiempos y os aseguro que la paz de Dios estará con vosotros. Gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres de buena voluntad. Vuestra Madre, María Santificadora.
Bendición de María Santificadora: Cúbrenos
Bendición de María Santificadora: Ampáranos
Bendición de María Santificadora: Guíanos
Bendición de María Santificadora: Santifícanos y llévanos a la gloria del Padre. Amén. Rezar las 7 Ave Marías en honor a nuestra Madre Santificadora.