Vexílla Regis

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MIENTRAS EL MUNDO GIRA, LA CRUZ PERMANECE

LOS QUE APOYAN EL ABORTO PUDIERON NACER

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NO AL ABORTO. ELLOS NO TIENEN LA CULPA DE QUE NO LUCHASTEIS CONTRA VUESTRA CONCUPISCENCIA

NO QUEREMOS QUE SE ACABE LA RELIGIÓN

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No hay forma de vivir sin Dios.

ORGULLOSAMENTE HISPANOHABLANTES

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domingo, 31 de julio de 2022

CERRADO CUARTEL PROVINCIAL DEL INSTITUTO CRISTO REY SUMO SACERDOTE EN ESTADOS UNIDOS

Finalmente, pasó: el Instituto Cristo Rey y Sumo Sacerdote cerró en su cuartel provincial estadounidense de Chicago. Un aviso puesto en una vidriera vecina da cuenta de esto, que hasta hace unas semanas era un secreto a voces.  


TRADUCCIÓN
«A partir del 1 de Agosto, está suspendida la celebración de Misas públicas.
   
Se descontinúan los horarios de confesión.
   
La Capilla sigue abierta para la oración.
  
Instituto Cristo Rey y Sumo Sacerdote».
  
A los miembros y feligreses del ICRSS, la Fraternidad Sacerdotal San Pedro, el Instituto del Buen Pastor y demás ex-Ecclésia Dei: «Cujus régio, ejus relígio». Mal hacéis en continuar como si nada frente a una “jerarquía” que no solo impone una adoración falsa y una doctrina herética, sino que además os abofetea y hace imposible la existencia. Es hora de reflexionar y reconocer la conclusión teológica y canónica del Sedevacantismo como la única respuesta posible frente a la cuestión de la Apostasía entronizada en ocasión y consecuencia del Vaticano II, y (en el caso de los clérigos), buscar recibir las Órdenes Sagradas de manos de Obispos Católicos legítimos y válidamente consagrados.

NOVENA EN HONOR DE LOS SANTOS NIÑOS JUSTO Y PASTOR

Novena dispuesta por el escritor Joaquín Roca Cornet, y publicada en Barcelona por los herederos de la viuda Pla en 1867. Nihil Obstat por el padre Ramón Buldú, censor de libros, e Imprimátur por Mons. Juan de Palau y Soler, Vicario General del Obispado de Barcelona, dado el 27 de Noviembre de 1866.
  
NOVENA EN HONOR DE LOS SANTOS NIÑOS JUSTO Y PASTOR
  
  
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
 
INVOCACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.
Adorable Majestad del Verbo Dios humanado: a vuestras plantas me tenéis para rendiros el miserable tributo de mi ser, asombrado y oprimido bajo el peso de vuestra gloria. Permitid, Señor, a mi bajeza, que después de haber sentido un profundo dolor por las faltas que voluntariamente he cometido, a fin de hacer más acepta mi pobre oración, la una con los himnos de alabanza con que cantan sin cesar vuestra bondad y vuestra grandeza los santos niños de Alcalá Justo y Pastor, cuya memoria veneramos, y cuyo valimiento invocamos en los apuros que nos apremian. Muy justamente está levantada contra nosotros la espada de vuestra justicia, y ahora es cuando debemos buscar en los grandes santos el auxilio de su intercesión poderosa para detener vuestro brazo.
   
Pero antes de invocarlos, Señor, aceptad nuestras lágrimas y suspiros, que junto con la debida penitencia nos purifiquen de nuestras manchas, pues a Vos solo se debe ante todo la adoración y la súplica. Ya que sois clemente porque sois Todopoderoso, cubrid todas nuestras miserias con el manto de vuestra misericordia: obra somos de vuestras manos, y aunque formados de la nada, somos hijos de vuestro amor. A Vos, pues, clamamos desde lo más profundo de nuestra abyección, y tomando de Vos mismo las palabras de nuestra plegaria, os repetimos por tres veces la oracion santa que Vos nos enseñasteis. Padre nuestro etc.

DÍA PRIMERO - 31 DE JULIO
CONSIDERACIÓN: INOCENCIA.
¡Oh! ¡cuán bella es la inocencia! El hombre la poseyó en los primeros días en que fue creado: ella le cubría como un manto purísimo de gracia original. Todos nacemos hijos del primer crimen; pero las aguas santas de la regeneración espiritual nos la devuelven al entrar en el mundo por los méritos infinitos del Hijo de Dios. ¡Oh, qué dicha! ¡Oh, qué inconcebible beneficio el de nuestra regeneración en Jesucristo! Hijos de ira y de maldición al nacer, el bautismo santo nos introduce por medio de la gracia en el Edén hermoso de la inocencia. En nuestros primeros vagidos Dios nos restablece a nuestro estado primitivo como antes del pecado del primer hombre. ¡Oh, cuán poco meditamos sobre este beneficio divino! ¡Oh, cuán mal lo agradecemos! ¡Oh, cómo luego lo malogramos! ¡Oh, cómo apenas apunta nuestra razón y despierta nuestro espíritu, nos hundimos en la culpa y en la iniquidad, y hacemos que se pierda  ya en nosotros el poder regenerador de la Sangre de Jesucristo!

Justo y Pastor se hallaban pues, luego de venir al mundo, en el feliz estado de inocencia, porque nacieron de padres cristianos. ¡Y cómo despuntó su razon en tan dichosos días! ¡Ah! Conservaron en todo su candor el manto de la gracia, porque siendo aun infantes, fueron ya confesores de la fe, para ser después apóstoles y mártires. Encántanos en ellos aquella inocencia como una bendicion del Cielo, que derramó desde luego en su tierno corazon el bálsamo de todas las virtudes, preparándolos con divinas inspiraciones para ser grandes delante de Dios y modelo de justos sobre la tierra.

ORACIÓN
¡Oh Infantes santificados ya por la gracia! Así como al rayar la luz de la razón, casi todos abusamos de ella para ser ingratos a nuestro Hacedor supremo y a nuestro paternal Reparador, vuestra inocencia solo fue en vosotros el crepúsculo de todas las virtudes cristianas. Santos ya desde la niñez, fuisteis fieles al llamamiento del Señor y le ofrecisteis el precioso tributo de vuestro corazón inocente, poniendo tambien a su servicio todas las fuerzas de vuestra naciente inteligencia. Por ello merecisteis que os concediera después toda la fortaleza de los mayores santos, para que como brillantes testigos de la verdad de la religión, fueseis con vuestro triunfo el baldón de la impiedad, el honor de la religión y el lustre de vuestro pueblo. Alcanzadme, Santos míos, que pues perdí las alas que me dio la inocencia para volar al Cielo, se digne el Señor concederme por vuestra intercesión el don no menos precioso del arrepentimiento, y que por la senda de la contrición y de las lágrimas pueda subir a las celestes mansiones en que reináis sobre el trono de una gloria inmortal.
  
HIMNO
   
Oh preclaros hijos
Del Compluto suelo,
Lumbreras del cielo
De albor inmortal:

Honor y esperanza
De la hispana gente,
Lograd del Potente
Nos libre de mal.

En fraterno lazo
La sangre os unía
Y más todavía
De Dios el amor:

Si juntos crecisteis
Y hermanos queridos,
Volasteis unidos
Los dos al Señor.

Apenas despunta
La razón naciente
Sobre vuestra frente
Su rayo primer.

Ya inflamado el pecho
Antes del combate,
De amor santo late
Para siempre arder.

Tormentos y muerte
A todo cristiano
Anuncia Daciano
Con ciego furor:

Ya tiembla Compluto
Al bando homicida,
Pero no intimida
A Justo y Pastor.

Su infantil gimnasio
Los dos abandonan,
Que do quiere pregonan
De la Cruz la ley.

El hierro y la tea
No les amedrentan:
Antes más alientan
La escogida grey.

El bárbaro azote
Sus carnes destrozan
Y su alma rebosa
De inmenso placer.

En vano sus furias
Agita el tirano;
Su rabia es en vano,
Que no han de ceder.

Después del tormento
Su constancia acrece:
Su faz resplandece
De nuevo fulgor.

Al cuchillo apela
El monstruo vencido,
Ni sabe, corrido,
Dó hundir su rubor.

Dóblense al acero
Sus dóciles cuellos,
Cual dos lirios bellos,
A guadaña atroz.

Sus tiernas cabezas
De sangre teñidas
Caen ya ceñidas
De lauro precoz.

¡O Justo! si hollada
Por la atroz malicia
Gime la justicia,
¡Defiéndela tú!

Oh Pastor y defiende
Al Pastor del mundo
Del soplo iracundo
Del vil Belcebú.


DÍA SEGUNDO - 1 DE AGOSTO
Por la Señal...
Invocación para todos los días y los tres Padre nuestros.
 
CONSIDERACIÓN: CONFESIÓN DE FE.
La Iglesia pone a los confesores de la fe en la categoría de los grandes santos. En tiempos de persecución sangrienta, cuando la cuchilla de un tirano amenaza la cerviz de lodo el que confiesa la fe de Jesucristo, es una virtud el reconocerse públicamente hijo humilde de la Cruz y fiel observador del Evangelio. Los ínclitos niños de Alcalá, apenas despuntaba el crepúsculo de su razón, sintieron ya en sí mismos el heroico valor de reconocer por su Dios al Crucificado, en medio de tantas aras erigidas en honor de tantos ídolos viciosos y sensuales. Ni la suavidad de sus perfumes, ni la brillantez de sus altares, ni el atroz fanatismo de sus ministros, ni las órdenes de los monstruos coronados que oprimían el mundo, nada pudo atraerlos ni aterrarlos. ¡Qué modelos para la criminal flaqueza de tantos cristianos que ni aun entre nosotros se atreven a reconocerse discípulos de Jesús! Justo y Pastor prefieren ya al comenzar el sendero de la vida el dolor a los placeres, las espinas a las rosas, la cruz de Cristo a las glorias del mundo. Ellos supieron remontar sus tiernas inteligencias al verdadero conocimiento de Dios Creador y de Dios Redentor, de su ley adorable, de su poder sin límites, de su bondad infinita, del mérito también infinito de su Sangre divina para nosotros derramada. Conocieron, y adoraron: sintieron su voz en su corazon y le rindieron el suyo antes que pudiese ser empañado por los hálitos impuros del mundo, ellos triunfaron desde luego del abismo, y se elevaron, aun antes de sufrir, a la santidad más sublime.

ORACIÓN
¡Oh santos niños en cuyos primeros albores brillan juntas la inocencia y la santidad! Alcanzadme de ese Dios mismo á quien dichosos poseeis y á quien tuvisteis valor para confesar ya en el comienzo de vuestra vida á pesar de todos los esfuerzos del abismo, fuerza bastante para confesarle y reconocerle por mi único Dios y Sefior, á la faz del cielo y de la tierra. Apartad de mi espíritu esa criminal cobardía con que muchos cristianos de poca fe se ruborizan de confesar el imperio de Jesucristo sobre el mundo , su ley, sus promesas y sus premios. Hacedme superior á las vanas hablillas de la impiedad y de la corrupcion, á sus burlas y á sus sarcasmos. ¡Ah! muera mil vecss antes que negar la divinidad, la supremacia, la inagotable misericordia de mi dulcísimo Redentor! ¡Oh tiernos Confesores de la fe! Vosotros que hasta ahora habeis sido tal vez mi confusion , habeis de ser en adelante mi dechado. Vuestra inlrepidez cristiana aliente nuestra flaqueza en medio de tantas contradicciones y peligros. Si el infierno se gloria en sus conquistas, gloríeme yo , como el Apóstol, en la Cruz de nuestro señor Jesucristo.


DÍA TERCERO - 2 DE AGOSTO
Por la Señal...
Invocación para todos los días y los tres Padre nuestros.
 
CONSIDERACIÓN: EL APOSTOLADO. 
Todas las eminentes calidades de los héroes del cristianismo brillan en estos insignes Niños de Alcalá. Los apóstoles antes de ser coronados por el martirio, esparcieron por el mundo la semilla de la divina palabra, que debia regenerarle y salvarle: ¿os fallaria á vosotros esta gloria? ¡ Ah ! yo contemplo absorto vuestro apostolado de inocencia; paréceme oir la voz candida y poderosa de vuestros labios que como á la de dos ángeles en carne entonaba himnos de gloria y de alabanza á vuestro Dios y Señor, incitando á todos áque rindiesen sus homenajes al Hacedor supremo. Vosotros predicabais con vuestro candor, con vuestra te, con vuestra humildad, con vuestra sed santa del martirio, predicabais la verdad de nuestra Religion , y predicabais también su amor á los corazones de todos. Corlo fué pero brillante vuestro apostolado, cuando en medio de un mundo idólatra proclamabais la unidad de Dios, y en medio de un mundo corrompido pregonabais la pureza de su ley santa. En efecto: la debilidad de dos párvulos cuasi balbucientes aun , superó al brusco fragor de la bárbara tiranía de todo el poder romano. De la boca de los infantes salió la verdad que vino para alumbrar al mundo: la voz de esos tiernos apóstoles debia ser irresistible para todo corazón bien dispuesto. Los ángeles fueron los primeros que sobre la choza de Belen proclamaron á Jesucristo. Todos los niños cristianos de los primeros siglos anunciaron tambien ante los tiranos la divinidad de aquel con sus inocentes labios, y puede decirse que continuaron sobre la tierra aquel himno de Gloria y de Paz. Tales fueron Justo y Pastor que antes de rendir sus inocentes cuellos á la cuchilla del verdugo, habiiin tan intrépidamente anunciado á Jesucristo ante los hombres, ejerciendo aquel heroico apostolado que triunfa del dolor y de la muerte para preparar mas allá de los siglos su inmortal triunfo.
 
ORACIÓN
Oh tiernos apóstoles de Cómpluto , que inspirados y fortalecidos por Dios fuisteis en vuestros primeros años los mas ardientes propagadores del Evangelio, sellando despues con el testimonio de vuestra muerte el de vuestra palabra, alentad mi espíritu para que en estos desgraciados tiempos de error y de impostura no tema jamás el confesar y proclamar la santa ley de Jesucristo, despreciando todos los vanos respetos del mundo, las burlas de los impíos y hasta la cuchilla de los verdugos , para poder disfrutar despues con vosotros de vuestra inmortal felicidad.

DÍA CUARTO - 3 DE AGOSTO
Por la Señal...
Invocación para todos los días y los tres Padre nuestros.
 
CONSIDERACIÓN: LA PUREZA.
La infancia es bella porque lleva consigo la pureza, inseparable de la inocencia. Por esto llaman ángeles á los niños que vuelan al cielo despues de ser regenerados por el agua santa , y la Iglesia entona sobre su candida tumba himnos de gozo y de triunfo. La raiz del mal que ha quedado en nosotros no se ha desarrollado aun en sus espíritus: no conocen la culpa, la verdad posa en sus labios así como el candor en su corazon. La gracia obra en ellos sin resistencia, y en nuestros dos santos Niños la gracia derramada en abundancia daba nuevos encantos al albor de su pureza virginal. Por esto su santidad es á un tiempo de ángel y de hombre. Hermosos como unos espíritus celestiales, sus rostros son mas preciosos aun que los de otros muchos mártires, porque gozan, aun en lo que tenian de carne y sangre, de la auréola angelical de la pureza. La candidez de los afios infantiles se halla unida en ellos con el heroismo de la varonil fortaleza. La poca edad no es en ellos flaqueza, son puros como la infancia , y fuertes como los mas robustos atletas de la fe.
 
¡Oh cuán estimable es su pureza, contemplada desde un mundo lleno de sensualismo y de corrupcion! ¡ Oh con qué fervor debemos invocarles como Geles custodios de nuestra debilidad en los terribles escollos del mundo! ; Oh cuánto necesitamos de su valimiento para vencer los monstruos de iniquidad que de todas partes nos rodean para devorarnos!
  
ORACIÓN
¡Oh purísimos niños, que antes aun de ofrecer á Dios el bello tributo de vuestras inocentes vidas, podiais ofrecerle ya uti corazon puro e incontaminado! Desde ese inmortal coro de vírgenes que sigue siempre al divino Cordero, inspiradme un intenso amor á la sania pureza cuya palma empuñáis tan bella como la corona del martirio. Yo os invoco como unos ángeles custodios para que me alcancéis del Señor pensamientos puros y generosos. Ahuyentad de mi imaginacion los fantasmas impuros de que procura rodearme siempre el infernal enemigo, pues conservando puro el corazon, fácil me será desafiar como vosotros el furor de los tiranos y aspirar hasta el martirio. Alcanzadme la victoria sobre mí mismo, y no temeré todo el poder del infierno.

DÍA QUINTO - 4 DE AGOSTO
Por la Señal...
Invocación para todos los días y los tres Padre nuestros.
 
CONSIDERACIÓN:LA ESPERANZA
Hé aquí la gran virtud que nos sostiene en las adversidades y persecuciones , virtud propia del destierro y no de la patria donde. no hay sino goce: virtud que encierra en sí sus dos hermanas la fe y el amor, pues no se espera lo que no se cree, ni se desea lo que no se ama. Si en realidad espero, es indudable que creo y amo. Así es como las tres grandes virtudes, aunque distintas entre sí, se refunden á semejanza de la Trinidad divina en un solo sentimiento que es el amor. El amor es á un tiempo el principio y el fin de la esperanza, que viene á ser el mismo Dios origen y blanco de todos nuestros deseos: Si hemos tenido la desdicha de sucumbir bajo el peso de la culpa, aunque desterrados del Edén de la gracia , podemos volver á él por medio del dolor: esperemos.
   
¡Cuan dulce es la religion que ha hecho una virtud y un precepto de la esperanza! En medio de tantas miserias como amargan la vida, cercados de la perfidia de los hombres , abandonados, perseguidos por la impostura ó por la injusticia, sentimos en el fondo del alma una voz dulcísima que nos induce á esperar. Al contemplar los crímenes y las perversidades humanas, el justo perseguido, oprimida la inocencia, el vicio coronado de flores, la iniquidad paseada en triunfo, burlándose de la virtud con el mas cínico descaro, ¿ qué seria de nosotros si no pudiésemos esperar el dia en que el Señor, restableciendo admirablemente el orden moral, juzgará los corazones de todos dando á cada cual su merecido así en los premios como en los castigos! ¡Qué mayor desorden moral que el que presenciaban aquellos santos hermanos amenazados con la muerte si se mantenian fieles á su Dios! ¿Y quién los hizo superiores á la muerte sino la esperanza nacida de su fe y de su caridad?

ORACIÓN
¡Oh tiernos hermanos, que en la esperanza encontrabais una fuerza superior á todo el poder del infierno! Ahora que habeis trocado aquella virtud por la plena posesion del Bien supremo , inspirádmela con vuestro ejemplo, y logradme del Señor que no me arredre en el áspero sendero de la vida para no seguir su ley santa. Que esta virtud endulce todos los instantes de mi vida aun en medio de la tribulacion y del apuro, que no caiga mi ánimo abatido en la desesperacion ni aun en el desmayo, y que confiando siempre , como vosotros, en la bondad y en las promesas de mi Dios, pueda decirle hasta el último aliento, como el Rey profeta : En ti esperé, Señor, no seré confundido eternamente.


DÍA SEXTO - 5 DE AGOSTO
Por la Señal...
Invocación para todos los días y los tres Padre nuestros.
 
CONSIDERACIÓN: DIÁLOGO FRATERNAL. 
Para que nada de grande faltase á los santos Niños de Alcalá, debian ser también modelo de la mas íntima union de familia. Fieles á la educacion recibida de sus virtuosos padres, se unieron á ellos en un mismo espíritu para ser despues dechado de la union fraternal. «No temas , decia Justo á su hermano Pastor, no temas este tormento ni las llagas del cruel azote. No ternas el cuchillo que nos amenaza. Jesucristo á los que mueren por él los tiene prometida la palma del martirio. Viviremos eternamente entre los coros de los ángeles, cantando con ellos himnos de gloria al Criador.» Y Pastor le respondia: « Muy bien dices , hermano mió , y tus palabras me alientan para derramar mi sangre por Jesucristo. ¿Qué es esta vida de miserias y esta tierra de llanto en comparacion de la patria celestial que nos aguarda si somos fieles á nuestras promesas? ¿Qué importa que se despedacen nuestros cuerpos, si nuestras almas vuelan á posar en el seno de Dios entre delicias inmortales?» Atónitos los verdugos al oir estas palabras de labios infantiles, contienen el ímpetu feroz con que descargaban contra aquellos dos niños sus robustos brazos. Hé aquí como vence el cristianismo de la mas furiosa barbarie. Sufriendo y callando. Hn la resignacion del dolor reside la verdadera fuerza. Hase de cumplir la palabra divina: Bienaventurados los que lloran, los que sufren persecucion por la justicia. Los santos Hermanitos se confortan el uno al otro y se alientan á morir por la fe. Justo , de siete años, y Pastor, de nueve, muéstranse dos prodigios de constancia y de heroismo. Azotados, desfigurados, chorreando tierna sangre, lejos de arredrarse y de temer, aspiran con ansia al último martirio. Daciano se confunde viendo surgir de la flaqueza infantil esta fuerza indomable que burla todo su poder. Y bramando de coraje, manda sacarlos secretamente de la ciudad para degollarlos en el campo.
  
ORACIÓN
¡Oh tiernos y esforzados atletas de la fe de Jesucristo, que llenos de ardor para dar testimonio de ella á la faz del mundo, en medio del acerbo dolor de vuestros miembros despedazados por el azote cruel, os exhortáis recíprocamente y camináis al último suplicio como á una fiesta de triunfo! ¡Qué confusión la mia, al verme tan cobarde, tan miserable que por mis iniquidades reniego de la fe de Jesucristo no por la cuchilla de un tirano que amenace mi cabeza, sino por el vil atractivo del orgullo, del oro ó del deleite! Yo me estremezco, Santos mios, por la dislancia que de vosotros me separa, y casi perderia la esperanza de salvarme, si esta no fuese para mí un precepto, por la inmensa misericordia de Dios. ¡ Oh! infundid á mi alma una resolucion inquebrantable de confesar, de amar, de servir á Jesucristo, á pesar de lodos los pérfidos alicientes del pecado, y de morir mil veces antes que ofenderle.


DÍA SÉPTIMO - 6 DE AGOSTO
Por la Señal...
Invocación para todos los días y los tres Padre nuestros.
 
CONSIDERACIÓN: EL MARTIRIO
La radiante luz de la gloriosa confesion de fe que salia de los labios de los dos niños, y aquel valor extraordinario en su edad deberian haber ilustrado ó conmovido á Daciano. Pero los grandes prodigios, lejos de convencer al impío, le obstinan mas en su furor. Su alma indómita se exaspera, y en esta desesperacion encuentra su suplicio como los espíritus precitos. Lisonjeábase el tirano que á los primeros golpes vacilarian y cederian aquellas almas delicadas, pero no sabia que el Dios de los fuertes residia ya en ellos, y cuando vió que asomaba en sus rosados labios aquella alegría celeste con que el alma del justo deja percibir los consuelos inefables de Dios, quedó asombrado y confundido , y sintió que se le irritaba mas su sed de sangre. Apeló pues á la fuerza brutal para ocultar su oprobio. La constancia de aquellos dos infantes oponia á todo su poder una fuerza irresistible. No le quedaba pues otro medio que darles la muerte. Mandó pues sacarlos ocultamente de la ciudad,y llevarlos al campo para no sufrir el oprobio de ser testigo de su victoria. Allí pues las dos tiernas é inocentes víctimas van á recibir su corona. Abrazándose tiernamente se dan los dosel parabien por su fortaleza, y se despiden para el cielo. Entregan sus cuellos al sangriento cuchillo, que no tuvieron horror de teñir mas en leche que en sangre los crueles satélites del tirano, según la bella espresion de las actas de santa Leocadia; tanta era la terneza de aquellos cuerpecitos que encerraban lan grandes almas. Los cristianos aprovecharon la ausencia del confundido Pretor para recoger los yertos despojos de aquellos Mártires santos para darles allí sepultura, sobre los cuales se levantó despues un templo con dos altares consagrados á Dios en memoria de los dos hermanos. Todavía se venera la piedra en que fueron sacrificados, y algunos vestigios de su sangre preciosa.

ORACIÓN 
¡Oh Mártires invictos de la fe! Postrado ante el ara del Dios santo, por cuyo amor fuisteis tan bárbaramente inmolados, férvidamente os invoco para que inspireis á mi alma una parte de vuestro valor é intrepidez. Porque, en el horroroso trastorno que amenaza al mundo, ¿quién sabe si se levantarán otra vez para los hijos de la Cruz las hachas y las hogueras? Alcanzadme pues de aquel Dios que os hizo superiores á la muerte, que sea desde este momento mártir, ya que no en el deseo á lo menos en la resolucion: sufriendo entretanto resignado las penas y contratiempos con que Dios se digne purificarme, decidido empero á entregar mi cerviz al hacha del verdugo antes que faltar á su ley y hacer traicion á su santo nombre.

DÍA OCTAVO - 7 DE AGOSTO
Por la Señal...
Invocación para todos los días y los tres Padre nuestros.
 
CONSIDERACIÓN: LA PALMA Y LA CORONA
Triste seria la suerte del justo sobre la tierra, si Vos, Señor, no le reservaseis la vindicta y la victoria para mas allá del tiempo. Parece que en vuestra providencia soberana desencadenáis por algún tiempo acá abajo el poder de las tinieblas, y les señaláis su hora, para que huellen vuestra ley y usurpen hasta cierto punio el cetro de vuestro imperio supremo. Ese funesto poder, concedido a la libertad del hombre, persigue, oprime, destruye, tala y destroza, y tanto se burla de vuestro dominio, que se atreve á negaros hasta la existencia. La sangre de todos los mártires desde Abel hasta nuestros dias está proclamando este poder de la iniquidad en el mundo, y hasta yo mismo,/Señor ¡infeliz de mí! os he sacrificado á mis viles pasiones. Es imposible que la justicia de Dios tolere para siempre este desorden inmenso del mundo moral. Y así como el audaz orgullo de los inicuos ha de quedar aplastado bajo el peso de la vindicta divina, así las virtudes y los sacrificios del justo han de ser coronados y exaltados con una felicidad inmortal. El Señor , justiciero aun en este mundo, tolera á veces por sus inescrutables decretos los triunfos del crimen y dela perfidia, pero mas allá del tiempo hace resplandecer en toda su plenitud los derechos de la inocencia y de la justicia. Y cuanta es mayor la opresión y el abatimiento del justo, tanta es mayor la altura á que sublima el trono de su gloria. Luego que los santos Niños dejaron á la tierra sus sagrados despojos , la eternal Justicia equilibró en ellos á fuerza de elevacion y de goces las humillaciones y sufrimientos que habian tenido en la tierra. Esos dos Niños dichosos blandean á un tiempo las palmas del candor y ciñen el lauro de la victoria. Santos en vida y en muerte , en el tiempo y en la eternidad, sin faltas de que arrepentirse, entrambos brillan como dos purísimos astros en el cielo de la inmortalidad , y reposan en el seno de Dios. Pasaron por el prematuro ocaso de la vida; pero su luz no se eclipsará jamás. Brillantes en la tierra con el recuerdo de su heroismo, y honra de su patria , resplandecen también sin lunar en la patria eterna de los juslos. Y las gracias que á manos llenas alcanzan del Señor para quien los invoca , no son mas que parte del premio que dispensa Dios á sus heroicos merecimientos.

ORACIÓN 
¡Oh venturosos Hermanos, que gozáis ya de la posesion de Dios en los gloriosos abismos de lo infinito! despertad en nuestro corazon una sed y ansia insaciable de los bienes del cielo. Haced que aparezcan a nuestros ojos en toda su miseria las caducas grandezas del mundo , para que solo aspiremos á la dicha verdadera de hijos de Dios! ¡Oh!, rasguese á nuestros ojos ese túpido velo de mentida felicidad con que nos engañamos, nos alucinamos, nos perdemos. El amor áaDios dispierte nuestra esperanza, hacednos sentir en el corazon una mínima parle de vuestra gloria, de vuestra gran gloria, la de amar, poseer a Dios como único Bien inmenso e infinito.


DÍA NOVENO - 8 DE AGOSTO
Por la Señal...
Invocación para todos los días y los tres Padre nuestros.
 
CONSIDERACIÓN: PODER DE LA INTERCESIÓN.
Justo y Pastor fueron otros de los millares de mártires que tiñeron con su sangre los umbrales de la primitiva Iglesia. Ellos ayudaron á echar los cimientos de la institucion divina que no ha de perecer á pesar de todos los esfuerzos del infierno. La nación española tiene en ellos como en los Severos y Eulalias otros tantos poderosos tutelares de su fe y de su salud, lin las terribles angustias en que se halla el catolicismo; en las pérfidas persecuciones que está sufriendo de tantos enemigos, ya abiertos , ya solapados; en las maquinaciones que de continuo están tramando sus implacables enemigos , salvad a esa atribulada Iglesia, arca santa de la fe por la cual derramasteis vuestra sangre. ¡ Cuan poderosa será á la presencia del Señor la mediacion de esos santos niños españoles Justo y Pastor! ¿ A qué valimiento sino al suyo, despues del de la Reina de todos los mártires, y al de los demás héroes cristianos que regaron con su sangre al suelo español, debemos que el sol de la fe no haya nunca privado de su luz aquel suelo generoso que antes el sol material no abandonaba un solo instante?

Los santos Niños de Alcalá no podrán dejar de interesarse por su suelo querido, y por aquella Iglesia en cuya defensa con tanta ansia y placer inmolaron sus inocentes vidas. A ellos pues debemos recurrir confiados en la tormenta que amenaza á la navecilla de Pedro, y con ella á la paz del mundo. Pero vana seria nuestra confianza , si al propio tiempo no procurásemos con nuestras obras, con nuestra oracion y con nuestra penitencia hacernos menos indignos de su poderoso valimiento. En el diluvio de iniquidad que tiene casi anegada la tierra trabajamos para merecer ser salvados en el arca santa de la religion, ya que tenemos la dicha de poseerla. Imploremos la clemencia infinita de Dios, y elevémosle nuestros clamores por medio de nuestros gloriosos Tutelares.

ORACIÓN 
¡Oh Mártires invictos, cuya niñez no fué sino una serie continua de prodigios y de triunfos! Despues de haber implorado vuestros auxilios para nuestras almas, atended á las súplicas que os dirigimos por la Iglesia y por su.sagrada cabeza en la tierra. Ya sabemos que no ha de perecer, según la palabra infalible; pero tal puede ser la tempestad que nosotros perezcamos en el naufragio. El infierno agota todos sus recursos para combatirla, anheloso de aniquilarla. Los pecados del mundo llenan ya el platillo de la balanza de la indignacion de Dios. ¿Qué pudiera por sí sola nuestra voz lánguida y trémula, agoviados por nuestros delitos, si vosotros, agitando ante el Cordero las palmas de vuestra victoria, no os interpusierais para alcanzar misericordia? ¡Ah! no desampararéis a vuestro suelo que con tanta fe y confianza guarda vuestra dulce memoria.

EL AGUA DE SAN IGNACIO DE LOYOLA

El agua de San Ignacio de Loyola es un sacramental empleado principalmente para prevenir enfermedades en quienes la beben devotamente, como se ha presenciado en muchos casos.
  
Históricamente, han habido dos fórmulas, que fueron publicadas en un artículo por el padre Édouard Terwecoren SJ, y traducido al italiano por Raffaele Mencacci en 1864. La fórmula actual contenida en el Ritual Romano tradicional para bendecir el agua de San Ignacio se basa en la que fue transmitida por el padre Jan Philipp Roothaan ter Horst SJ, 21.º Prepósito General de la Compañía, y aprobada por Pío IX el 31 de Agosto de 1866.
 
℣. Adjutórium nostrum in nómine Dómini (Nuestro auxilio es el nombre del Señor).
℟. Qui fecit cœlum et terram (Que hizo el cielo y la tierra).
℣. Sit nomen Dómini benedíctum (Sea bendito el nombre del Señor).
℟. Ex hoc nunc et úsque in sǽculum (Desde ahora y por los siglos).
℣. Dómine, exáudi oratiónem meam (Señor, escucha mi oración).
℟. Et clamor meus ad te véniat (Y mi clamor llegue hasta Ti).
℣. Dóminus vobíscum (El Señor esté con vosotros).
℟. Et cum spíritu tuo (Y con tu espíritu).
    
ORATIO
Dómine Sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus, qui benedictiónis tuæ grátiam ægris infundéndo corpóribus, factúram tuam multíplici pietáte custódis, ad invocatiónem nominis tui benígnus assiste; ut intercedénte beáto Ignátio confessóre tuo, fámulos tuos ab ægritúdine liberátos et sanitáte donátos, déxtera tua érigas, virtúte confírmes, potestáte tueáris, átque Ecclésiæ tuæ sanctæ cum omni prosperitáte restítuas. Per Dóminum nostrum Jesum Christum Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum [Señor Santo, Padre omnipotente y eterno Dios, el cual, infundiendo las bendiciones de vuestra gracia sobre los cuerpos enfermos, custodiáis con múltiple piedad las obras de vuestras manos, dignaos escuchar benignamente la invocación de vuestro nombre, y por la intercesión del bienaventurado San Ignacio, vuestro Confesor, librad a vuestros siervos enfermos de sus enfermedades, y levantadlos curados con el poder de vuestra diestra, fortalecedlos, protegedlos y restituidlos llenos de toda prosperidad a vuestra santa Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que con Vos vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos]. Amen.

Se sumerge en el agua la medalla, o reliquia, de San Ignacio, y se tiene sumergida hasta el fin de la siguiente oración:
Béne ✠ dic, Dómine, hanc áquam, ut sit remédium salutáre géneri humáno; et per intercessiónem beáti Ignátii, cujus numísma (vel relíquiæ) in eam immérgitur, præsta, ut quicúmque ex illa súmpserint, córporis sanitátem et ánimæ tutélam percípiant. Per Christum Dóminum nostrum [Bendecid, oh Señor, esta agua, a fin que sea un remedio salvífico para el género humano; y conceded, por la intercesión de San Ignacio, cuya medalla (o reliquia) fue sumergida en ella, que cuantos la beban reciban la salud del cuerpo y la protección del alma. Por Jesucristo nuestro Señor]. Amén.
  
Se saca del agua la medalla o reliquia.
  
ORATIO
Deus, qui ad majórem tui nóminis glóriam propagándam, novo per beátum Ignátium subsídio militántem Ecclésiam roborásti: concéde; ut ejus auxílio et imitatióne certántes in terris, coronári cum ipso mereámur in cœlis. Per Dóminum nostrum Jesum Christum Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum [Oh Dios, que para la mayor gloria de vuestro Nombre, habéis dado por el bienaventurado Ignacio un nuevo socorro a vuestra Iglesia militante, haced que después de haber combatido en la tierra, siguiendo su ejemplo y bajo su protección, merezcamos ser coronados con él en el Cielo. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que con Vos vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos]. Amen.

sábado, 30 de julio de 2022

LA HORRIBLE IMAGEN PARA UNA ADVOCACIÓN EXTRAÑA

Advertimos al lector que con este artículo NO PRETENDEMOS DE NINGUNA MANERA ATACAR LA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN, que tan recomendada ha sido por los Santos y que como dijo San Luis María de Montfort llama señal de los predestinados. Se busca pues denunciar la falsa devoción que se promueve a falsas advocaciones por parte del modernismo.
   
   
El escultor canadiense Timothy P. Scmalz hizo una escultura que afirma representar a la “Virgen Desatanudos”, que fue presentada y “bendecida” por el mismo Bergoglio durante su visita al lago Santa Ana, cerca a Edmonton (Alberta, Canadá) el pasado 26 de Julio. La imagen, hecha en resina, es un modelo a escala de otra más grande, de bronce, la cual será posteriormente instalada en el santuario de Nuestra Señora de Lourdes en Skaro, al noreste de Edmonton.
  
Prima fácie, sería un relato anodino entre otros de un viaje que a nadie le importó (ni siquiera a sus presuntos destinatarios), pero hay varios elementos inquietantes: por ejemplo, la advocación como tal, su iconografía, y los elementos particulares de esta imagen (aún más) en específico. Y esto es lo que, en términos generales, buscamos analizar en las siguientes líneas:
  
A fin de abordar el primer punto la advocación “Desatanudos” (o “Desatadora de nudos”, que es la traducción más literal del alemán “Knotelösering”) nace a partir de un cuadro votivo hecho por Johann Georg Melchior Schmidtner († 1705) a instancias del canónigo Hieronymus Ambrosius Langenmantel († 1718), en memoria de que el matrimonio de sus abuelos paternos Wolfgang Langenmantel († 1637) y Sophia Rentz († 1749) se salvó de la ruptura gracias a las oraciones que el padre jesuita Jacob Rem (a quien se atribuye también la imagen de la Madre Tres veces admirable de Schönstatt) dirigió a la Santísima Virgen, y los consejos que este les dio. El cuadro se encuentra en el altar familiar de él en la iglesia de San Pedro de Perlach, cerca a la ciudad de Augsburgo. Sin embargo, la propagación de la advocación fue un fenómeno más reciente: la primera capilla erigida a esta fue construida entre 1986 y 1992 por el pintor austriaco Franz Weiß en Tregist (Estiria) como una súplica por el desastre nuclear en Chernóbil. Después, se hizo propagar en la Argentina y Brasil, a niveles que en su momento fueron calificados como “locura” y que si se mira atentamente, tiene elementos esotéricos (por ejemplo, “hacerle la novena” atando y soltando nueve nudos) y supersticiosos, compitiendo en pie de igualdad con cultos populares (en Argentina, por ejemplo, los de la “Difunta Correa”, “Gauchito Gil” o “San La Muerte”) en una nueva suerte de “Kulturkampf”.
  
¿Cómo llegó a la Argentina? Según Francisco Bergoglio contó en una entrevista al periodista italiano Giovanni di Lorenzo para el semanario alemán Die Zeit en 2017, él llegó a conocer la imagen pues una monja alemana le envió una postal navideña con la imagen en comento (desmintiendo así el relato de una supuesta peregrinación a Perlach mientras hacía la maestría en teología). Intrigado («La imagen inmediatamente me intrigó. No porque sea tan genial, es barroco bastante mediocre», Bergoglio dixit), encargó a la escritora alemana Barbara Klimmeck que investigase toda la información pertinente, y una vez obtenida esta, comisionó a la pintora Ana de Betta Berti hacer una copia del cuadro para la iglesia de San José del Talar, donde la instaló el 8 de Diciembre de 1996. Luego, envió copias de esta imagen con los seminaristas a las “villas” (barrios bajos) de Buenos Aires, propagándose desde entonces hasta otras latitudes, hasta llegar al mismo Vaticano, donde preside la sala de la Casa Santa Marta donde recibe las visitas.
   
Francisco Bergoglio y la presidenta de la Nación argentina Cristina Fernández de Kirchner, en una visita que hizo al Vaticano.
  
Se ha intentado explicar esta advocación por la cita de San Ireneo de Lyon en el libro III, cap. 22 de su obra Advérsus hæréses: «Sic áutem et Eva inobediéntiæ nodus solutiónem accépit per obediéntiam Maríæ. Quod enim alligávit virgo Eva per incredulitátem, hoc virgo María solvit per fidem» (El nudo de la desobediencia de Eva, está desatado por medio de la obediencia de María), aunque según Mario Horacio Ibertis Rivera, que ha investigado sobre ella, dice que es una explicación fuera de contexto, máxime cuando la imagen original fue dedicada a Nuestra Señora del Buen Consejo.
  
Explicado el origen, se pasa al siguiente punto, la iconografía: la pintura muestra a la Santísima Virgen de pie sobre la luna (prima fácie, la imagen es del tipo de la Inmaculada Concepción), rodeada de ángeles. mientras desata los nudos de una larga cuerda y, al mismo tiempo, pisa a una serpiente atada. Debajo en la tierra, aparece un hombre acompañado por un ángel mientras va de camino a un monasterio, aludiendo (por medio de la historia de Tobías y San Rafael Arcángel) al viaje de Wolfgang Langelmantel hacia Ingolstadt, donde residía el padre Rem.
  
Ya en lo que nos ocupa específicamente: la escultura hecha por Timothy Schmalz (que, entre otras piezas, están las ideologizadas “Jesús sin techo” en varias ciudades –una copia, por ejemplo, fue instalada el año pasado en Bogotá, Colombia–, y la inmigracionista “Ángeles sin saberlo” sita en la plaza de San Pedro) dista radicalmente al original (que aunque en un barroco ya en decadencia para la época, todavía transmite la maternal serenidad y pureza de la Santísima Virgen). El rostro andrógino de esta escultura muestra el ceño fruncido, sombrío, casi amenazador, con muchos guiños que la hacen parecer una ‘pachamama’. La figura no aplasta la cabeza de la serpiente, sino que le pisa la cola, dejándole libertad de acción; y la presencia de un ángel masculino y otro femenino flanqueando a la “virgen” insinúa la unidad de los contrarios que tanto habla el ocultismo y que Bergoglio predica.
     

Por otra parte, la talla es ideologizada también: Schmalz confesó al semanario B.C. Catholic, de la archidiócesis de Vancouver, que la advocación mariana favorita de Bergoglio no fue lo primero que vino a su mente para una escultura sobre el proceso de “reconciliación” que se está llevando a cabo en Canadá (proceso basado en las exageraciones y mentiras –como lo de las falsas fosas comunes– en torno al tema de las “escuelas residenciales” en donde el gobierno internó a miles de niños y jóvenes indígenas donde experimentaron abusos, y que el año pasado desató una oleada de actos vandáilcos en varias iglesias). La réplica ubicada en la iglesia del lago Santa Ana tiene además cientos de nudos en una cuerda de color naranja (color que simboliza a los indígenas y las escuelas residenciales).
   
    
En conclusión, si ya la advocación es cuando menos sospechosa (visto que su origen y propagación es netamente modernista), la imagen que Bergoglio “bendijo” en el Lago Santa Ana solo confirma que es parte de la agenda ocultista y satánica de la cual representa. De más está decir que los verdaderos católicos debemos evitar la advocación.

LA HISTORIA DE LAS ESCUELAS RESIDENCIALES CANADIENSES

Traducción de la columna publicada por el doctor Douglas Farrow para FIRST THINGS el 13 de Julio de 2021, y republicada con ediciones menores por CATHOLIC WORLD REPORTER en el contexto del viaje de Francisco Bergoglio a Canadá. La columna es necesaria para entender el contexto del artículo precedente.
  
Niñas indígenas asisten a una ceremonia de primera Comunión en la escuela San José, de las Escuelas Residenciales Indias de Spanish (Ontario), en 1955.
  
Durante las noches pasadas, varias decenas de iglesias en Canadá, muchas de las cuales servían a pueblos indígenas, fueron incendiadas. Una decena más, mayormente en contextos no indígenas, fueron vandalizadas. «Quemadlas todas», trinó la directora de la Asociación de Libertades Civiles de Columbia Británica, para porristas simpatizantes incluso en la comunidad legal.
  
El caos surgió después del descubrimiento de los restos de cientos de jóvenes indígenas, enterrados cerca de las escuelas residenciales en las cuales fueron reclutados bajo una política respaldada por la Ley India de 1876, cuyas enmiendas en 1894 y 1920 hicieron obligatoria la asistencia a escuelas residenciales o industriales para los que carecían de acceso a las escuelas diurnas. La última de las anteriores, muchas de las cuales fueron operadas por la Iglesia Católica, cerró sus puertas en 1996. Por más de un siglo, alrededor de 140.000 niños pasaron por estas escuelas. Más de cuatro mil —quizá más de diez mil— murieron mientras asistían a ellas o fallecieron poco después.
  
¿Cómo pudo ser esto? ¿Quién es responsable? ¿Las organizaciones religiosas que operaron las escuelas residenciales son los verdaderos culpables, como muchos suponen? Un examen atento muestra que tal suposición es débil. La tragedia, como vemos, y los crímenes que envolvía (crímenes que algunos caracterizan falsamente como genocidio) comenzaron con la violación gubernamental de la patria potestad, error que nuevamente hoy está ganando vigencia.
  
Una política progresista 
En el momento de su establecimiento, la política de escuelas residenciales fue vista como progresista. Egerton Ryerson (1803–1882), un ministro metodista, fue nombrado superintendente principal de educación para el Alto Canadá [provincia erigida en 1791 para acoger a los lealistas que no querían vivir bajo la nueva nación estadoundense, y que comprende el sur de la provincia de Ontario, N. del T.] en 1844. Él introdujo los consejos escolares, estandarizó los libros de texto, y la educación gratuita para todos. El Departamento de Asuntos Indígenas rápidamente buscó su consejo y comenzó a emplear sus métodos a fin de integrar a los niños nativos en el nuevo mundo en que estaban por vivir. Él sostenía que los pueblos indígenas debían recibir una educación en internados denominacionales ingleses, un sistema que implicó desarraigar a los niños de sus hogares y costumbres tribales.
  
La primera escuela residencial, el Instituto Mohawk en Brantford (Ontario), había abierto en 1831. Aún estaba imbuido con el espíritu del primer obispo de la Nueva Francia, el bienaventurado Francisco de Laval († 1708), quien trabajó mucho antes de la era Ryerson para proveer un sistema completo de educación para los pueblos a su cuidado, como también para protegerlos del comercio de licores y otras amenazas a su bienestar (en aquellos días, las escuelas eran llevadas a los nativos en vez de los nativos a las escuelas). Para el momento de la Confederación en 1867, había ocho de estos establecimientos, pero las cosas estaban comenzando a cambiar.
  
El apoyo estatal para las escuelas misioneras, católicas y protestantes, se hizo disponible en 1874. Con el advenimiento de la educación obligatoria, las escuelas se multiplicaron. Para 1931 habían ochenta en operación. La financiación estaba basada en el reclutamiento y (dado el mal estado de la economía) muy parsimoniosa. Las condiciones de vida se hicieron atestadas y poco saludables. Los niños ya llegaban sufriendo de tuberculosis u otras enfermedades. Cuando los niños morían en las escuelas, raramente eran enviados a casa para un entierro apropiado. El gobierno no lo haría, y las iglesias no podían pagar por ello; mucho menos las familias. Así que en su lugar se cavaron tumbas poco profundas y cruces de madera en campos fuera de las escuelas. Y aunque la educación era generalmente buena y recibida agradecidamente por algunos, el registro (o la preservación exitosa de los mismos) era considerablemente malo. Las pequeñas cruces lígneas y las cercas del cementerio, por supuesto, hace mucho se fueron. Por ende tanta incertidumbre en las cifras y nombres, e incluso en los lugares donde fueron enterrados.
   
Sin embargo, recientemente, dispositivos de escaneo de suelo hab comenzado a proporcionar lugares y números. El 28 de Mayo supimos que habían 215 tumbas sin marcar en el sitio de la escuela residencial en Kamloops (Columbia Británica); el 25 de Junio, que en Saskatchewan habían 751 donde había estado la Escuela Residencial Marieval; el 30 de Junio, que 182 habían sido “descubiertas” en la Misión San Eugenio cerca de Cranbrook, donde crecí.
  
Una campaña irresponsable 
Un domingo reciente, cuando llegamos a Misa en nuestra pintoresca parroquia de Québec, había al final de la calle de pie un manifestante solitario, sosteniendo un cartel que decía 751. Un pequeño par de zapatos, el símbolo del genocidio, yacía a sus pies. Le pregunté a este joven qué sabía de todo esto y qué esperaba como respuesta de los ordinarios católicos. Él no había sido descarriado por la sugerencia injuriosa, plantada previamente por la prensa irresponsable, que esas eran tumbas masivas, como si hubiera habido asesinatos masivos. Pero aún él no parecía tener mucha comprensión de los detalles indispensables.
  
¿Cómo murieron estos niños? ¿Quién fue responsable de sus muertes y por qué sus tumbas (no hay tumbas masivas) están sin marcar? ¿Qué intentos se han hecho para comensar? ¿Qué están haciendo las iglesias y los gobiernos? Para tales preguntas él no tenía respuestas preparadas. Él esperaba que el Papa Francisco y los obispos canadienses se disculparan en vez de solamente expresar arrepentimiento; y que la presuntamente rica Iglesia Católica sacrificase algunas de sus propiedades a fin de ayudar a los pueblos indígenas a conseguir las cosas de las que aún carecen, como el agua potable.
  
Comenzamos a discutir estas cosas, que son bastante complejas que nunca llegamos a esas manzanas podridas en los barriles: clérigos, religiosos y laicos que habían traumatizado emocional, física, o sexualmente a los niños a su cargo, como si el trauma de ser separados de sus hogares y pueblos no fuera suficiente. Naturalmente, en el imaginario público, estas cosas tienden a correr lanzas parejas: secuestro de niños, negligencia, abuso infantil, muertes infantiles. Cosas que necesitan ser separadas si a cada una se les da la atención que merecen.
   
Desafortunadamente, la campaña presente parece más interesada en manipular el sentimiento público que en lograr la claridad pública. La información sobre los entierros locales ha sido goteada poco a poco en la psique colectiva, como si estos hallazgos representaran un conocimiento nuevo y escandaloso en vez de la confirmación de cosas ya establecidas. Se ha hecho poco esfuerzo en explicar que finalmente se está llevando a cabo lo que el profesor Scott Hamilton pidió hace seis años, durante las audiencias de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (TRC). De hecho, los ignorantes están siendo llevados a pensar que solo ahora estamos descubriendo que muchos niños murieron durante el curso de su educación en las escuelas residenciales.
  
Las líneas están siendo distorsionadas, y las categorías confundidas. El término “genocidio cultural”, adoptado por la comisión para describir el contexto y los efectos de esa educación, ha comenzado a aparecer sin su adjetivo. Incluso la cuidadosa declaración del 24 de Junio por el Jefe Nacional de la Asamblea de las Primeras Naciones Perry Bellegarde, que sabiamente evitó el sustantivo mismo, fue publicado bajo el encabezado «Horribles descubrimientos de tumbas sin marcar demanda acción urgente». Ese encabezado dejó más que una insinuación de desenfreno y, de hecho, destrucción deliberada de jóvenes vidas. En contraste, la Jefa Sophie Pierre (quien me precedió en nuestra secundaria local después de asistir a la escuela San Eugenio y que conoce las fortalezas y debilidades de cada una) dijo la mera verdad: «No hay descubrimiento, sabíamos que estaba allí, es un cementerio. El hecho que hay tumbas dentro de un cementerio no debería ser una sorpresa para nadie».
  
Tal vez la intención del ejercicio es resaltar el Proyecto de Ley C-15 (la Ley sobre la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los pueblos indígenas que recibió el asenso real el 21 de Junio), canalizando el punto que el país debe ahora actuar en forma más concertada para realizar cambios. Si es eso, el fin no justifica los medios. Los incendios que esta campaña ha provocado y el odio a los cristianos (especialmente a los católicos) que ha avivado no pueden ser considerados como un daño colateral muy desafortunado. El sentimiento es una cosa peligrosa. La verdad y la reconciliación sufren cuando este es usado como arma.
   
Toma, por ejemplo, el pedido por una disculpa papal. El Acuerdo de Establecimiento de Escuelas Residenciales Indígenas fue firmado en 2006. El proceso de disculpas formales que pedía ya había comenzado en 1991. Este culminó, observa Raymond de Souza, por el primer ministro Harper en 2008 y por el Papa Benedicto XVI en 2009, cuando recibió una delegación de nativos y «expresó su dolor y angustia por la conducta “deplorable” de aquellos católicos que causaron inmenso dolor y sufrimento a estos en las escuelas residenciales». Según el p. de Souza, «esta fue una contraparte adecuada a la disculpa del gobierno federal que fue entendida por todos: medios indígenas, medios católicos, medios seglares)».
   
Sin embargo, la TRC completó en 2015 su Informe Final de seis volúmenes sobre las escuelas residenciales, basadas primariamente en una paciente escucha de muchas historias sobrecogedoras (ese era su mandato. No fue emprendido con un análisis completo de los registros históricos o siquiera con una muestra imparcial de respuestas indígenas a la experiencia de la escuela residencial; ni le fue dado acceso incondicional a los archivos federales). Entre sus 94 recomendaciones había una demanda que el nuevo papa, Francisco, sea llamado a Canadá más o menos inmediatamente para presentar una disculpa in situ «por el rol de la Iglesia Católica Romana en el abuso espiritual, cultural, emocional, físico y sexual de los niños de las Primeras Naciones, Inuit y Métis en las escuelas residenciales dirigidas por católicos». Mientras esto puede contradecir la lectura situacional del p. de Souza, esto está siendo reiterado hoy como si nada de esto hubiese pasado en 2009. Incluso C-15 negocia con el mito tanto como la historia. 
  
Una tormenta perfecta 
De vuelta a nuestra historia. En la era de las escuelas residenciales, la medicina era relativamente primitiva mientras las pandemias eran comunes. La varicela era mortal. La gripa española mató amuchas personas en la primera etapa de la vida con una tasa de fatalidad de 10%. La tuberculosis era más lenta, pero para los nativos era mucho más letal. De acuerdo a The Globe and Mail, documentos en los Archivos Nacionales revelan que los niños morían de esta «en proporciones alarmantes». El Departamento de Asuntos Indígenas envió a su principal funcionario médico, Peter Bryce, para investigar. Sus visitas a quince escuelas en Canadá occidental hallaron que «al menos el 24% de los estudiantes habían muerto en un período de 14 años». Él informó al departamento en 1907 que las escuelas no estaban separando a los sanos de los enfermos.
  
Dos años después, Bryce presentó un segundo reporte, recomendando que el gobierno asuma la repsonsabilidad de administrar las escuelas. Por su problemas, su cargo fue abolido; solo en 1969 se seguiría su consejo. Después de su retiro en 1922 escribió The Story of a National Crime (La historia de un crimen nacional). Los pedidos de otros médicos fueron igualmente ignorados. «Evidentemente alquien ha trasladado nuestra escuela residencial a un sanatorio de tuberculosos», se quejó el Dr. MacInnis en una carta desde Nueva Escocia a Asuntos Indígenas. Esto pensaba que era «muy injusto para los niños que están limpios y bien».
  
Hoy, en nuestra propia pandemia, parece que estamos retrocediendo, tratando a los sanos como si estuvieran enfermos en vez de a los enfermos como si estuvieran sanos, conduciendo a nuevos crímenes nacionales. Pero mi punto es que el antiguo crimen nacional fue de hecho nacional, esto es, político y económico, no primariamente religioso. La expectativa de visa en esos días era generalmente mucho más baja y la mortalidad infantil mucho más alta. Sin embargo, Bryce, aclara a Asuntos Indígenas que la tasa de mortalidad era mucho mator para los nativos que para la población general qu que se debía tomar acción inmediata para enfrentar el problema. Como indica The Globe, en 1914 «el más influyente funcionario importante de Asuntos Indígenas de la época», Duncan Campbell Scott, permitió que «está casi dentro del marco decir que el 50% de los niños que pasaron por estas escuelas no vivieron para beneficiarse de la educación que habían recibido allí». Con todo, no se tomó ninguna acción efectiva hasta después de la II Guerra Mundial, para cuya época las medidas médicas habían mejorado mucho.
   
La declaración de Scott no puede ser generalizada para toda la historia de las escuelas, o confinada a las escuelas por ese asunto. Esto capturó las lastimeras perspectivas de la población indígena como tal. Sin embargo, las escuelas se hallaban en el corazón de lo que Hamilton describe adecuadamente como una tormenta perfecta: «una infraestructura de salud pública muy pobremente desarrollada»; una población epidemiológicamente vulnerable; niños traídos de comunidades dispares, trayendo consigo enfermedades, estando atiborrados en edificios con pobre calefacción y ventilación mientras se les ofrecía una dieta inadecuada. Por supuesto, bajo tales condiciones las enfermedades «van a explotar como incendio forestal», dice Hamilton.
  
La pregunta que debe presentarse es por qué esta tormenta, que varió, se le permitió durar la mejor parte del siglo, a expensa de tan jóvenes vidas. Y por qué ni el estado ni la iglesia tuvieron el coraje de enfrentarla, o de sustraerse de ella. 
  
Responsabilidad y arrepentimiento 
Seamos claros: Todos los que tienen el poder de prevenir el abuso físico o mental de los que están a su cargo, son responsables de este juto con (diferentemente) de los que lo perpetran. De las políticas que seducen o compelen a las comunidades a enviar a sus hijos a escuelas donde la enfermedad cunde osu cultura es erróneamente suprimida, todos los que las producen o las perpetúan sn responsables. Ninguna parte es responsable de todo, ni la culpa puede distribuirse equitativamente. Distribuirla justamente es algo que solo Dios es últimamente capaz, pero el hombre tiene una obligación de intentarlo. Es parte de aprender a vivir justamente.
   
Aquellos que pretenden que tengamos un nuevo instrumento para hacerlo son demasiado optimistas, sin embargo, o cuando menos demasiado precipitados. Lo que estamos aprendiendo actualmente por los escaneos de terreno es nuevo solamente en ciertos particulares modestos. Los entierros han sido mapeados o serán mapeados. Pero todavía no conocemos, y puede que nunca conozcamos, qué restos contienen o quiénes fueron bien tratados o mal tratados en vida. Lo que sabemos ahora es que estamos ahora en mejor posición, no para culpar a los vivos, sino para honrar a los muertos. Y así nosotros debemos, teniendo eso en cuenta, que aunque la mayoría fueron víctimas de enfermedades, no todas fueron víctimas en el sentido moral. Algunos estaban en el lugar correcto en el momento equivocado, y algunos, fueran estudiantes o personal, estaban allí voluntariamente (que la escuela fuese obligatoria no prueba otra cosa; ni pueden decirse las historias de sufrimiento con confianza de aplastar las historias de beneficio, puesto que las últimas no han sido buscadas y las primeras están a veces comprometidas por la explotación del sistema de reparaciones).
   
Honrar a los muertos era y es el punto central de los cementerios, una práctica funeraria introducida en Norteamérica por los cristianos y acogida por los pueblos indígenas. Los cementerios en cuestión eran un lugar de descanso final no solo para los niños de la escuela sino también para otra gente pobre de la comunidad local. Aun cuando estemos impedidos en la saludable labor de honrar a los muertos por el humo de las iglesias ardiendo, lo que nos dice que la cuestión de la responsabilidad por lo que protractó la “tormenta perfecta” no ha sido respondida como debiera serlo.
   
Ninguna respuesta a la pregunta de la responsabilidad puede obtenerse de confesiones oficiales de culpabilidad grave, sea de parte del gobierno o por parte de las organizaciones religiosas que dirigieron las escuelas. Sin embargo, no obdtante el despreciable figureo del primer ministro, el anterior debe soportar la mayor parte de su censura adicional. Porque fue el estado que determinó la política de asimilación forzada por educación remota y tenía las riendas que controlaron su implementación. Un plan fatalmente defectuoso, conducido con una letal combinación de ambición y parsimonua, empeorada por el abandono de la responsabilidad por parte de ambos lados. Incluso el lado nativo no puede evitar el escrutinuo. Pero el mismo plan tuvo efectos devastadores para los cuales el arrepentimiento nacional era y es un requisito.
   
¿Arrepentimiento por qué? Por solo eso, nuestras fallas colectivas y particulares. No por la civilización occidental como tal, aunque se ha convertido en el blanco del cinismo y el autodesprecio. Ciertamente no por la Cristiandad y la Iglesia Católica como tal, que desde los días de los Santos Patronos de Canadá (Juan de Brébeuf y sus colegas, que derramaron su sangre martirial en favor de los nativos abandonados ante el genocidio tribal) ha hecho mucho para templar nuestros excesos y sanar nuestras enfermedades de cuerpo y alma, como ahora debe hacerlo nuevamente, a pesar de su propia vergüenza y desgracia. No por el genocidio, porque no hubo genocidio, aunque no hubo escasez de negligencia, crueldad, desastre, y muerte prematura.
  
La acusación de genocidio
En conclusión, algo más debe decirse sobre la acusación de genocidio, que despertó un odio irracional. El artículo II de la Convención sobre el Genocidio define el genocidio en referencia a cinco clases de actos «perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal». Estos son:
  1. Matanza de miembros del grupo;
  2. Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
  3. Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;
  4. Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;
  5. Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;
En el contexto presente, el quinto es el más socorrido por aquellos que emplean este término. Con todo, debe recordarse que todos los cinco están calificados por la cláusula de intención, para la cual se requiere evidencia.
  
El mencionado artículo de Globe destaca el juicio de John Milloy, «el único extraño que ha accedido a la bóveda bloqueada de los archivos de Asuntos Indígenas» y autor de un libro que recuerda al de Bryce. En ese libro, A National Crime: The Canadian Government and the Residential School System (Un crimen nacional: El gobierno canadiense y el sistema de escuelas residenciales), Milloy justamente evita el lenguaje del genocidio, porque nadie en realidad estaba tratando de hacer que los niños se enfermaran o de borrar los pueblos indígenas. el asalto excesivo sobre sus familias y cultura por el estado, y la complicidad de las iglesias (¿habremos aprendido?) con el estado, condujo a la tragedia. Pero las muertes en las escuelas «se debieron primariamente a la política de pagarles la las iglesias sobre una base per cápita» que incentivó el sobrecupo y la peligrosa admisión o retención de estudiantes enfermos. Esto fue inexcusable, pero no un genocidio.
   
Además, el mero hecho de la educación remota obligatoria no llena lo especificado en la subsección quinta, aunque tienda en esa dirección. Me opongo fuertemente a esa educación. En realidad, estoy en contra de la mayoría de las leyes (irónicamente, hoy esas leyes están proliferando de nuevo, promovidas por organizaciones internacionales como las Naciones Unidas) que permiten a los agentes del estado violar la santidad de la familia, haciendo cosas a las mentes o cuerpos de los niños que sus padres creen nocivas. Pero yo no pienso que Canadá sea culpable de genocidio, o que las iglesias sean cómplices en el genocidio. Las fallas de ambos, pasadas y presentes, son suficientemente serias sin recurrir a ese término.
   
Aquellos que hablan irreflexivamente de genocidio no disuaden sino que alientan el tipo de acta que con el tiempo conducen al genocidio; actos que no hacen nada por el arrepentimiento nacional y no honran, sino que afean, a los muertos. Honrar a los muertos debe comenzar con la oración, por los que aún sean capaces de encontrar un lugar de oración. De ahí deben moverse al autoexamen, la contrición, y la penitencia o reparación, para que pueda haber reconciliación entre los hombres, y, por la divina misericordia, entre Dios y el hombre.
  
Douglas Farrow es profesor de Teología y Ética en la Universidad McGill (Montréal), y a veces ostenta la cátedra Kennedy Smith de Estudios Católicos.

EPÍLOGO DE UN VIAJE INTRASCENDENTE

Noticia tomada de GLORIA NEWS.
   
Francisco Bergoglio, con estola de piel de foca, dirigiéndose a la “multitud” (si mucho, 150 personas) en la playa de Iqaluit (antigua Frobisher Bay, Nuvanut, Canadá), el 29 de Julio.
  
Specola (en InfoVaticana.com) trajo el 28 de Julio un interesante resumen de noticias:
  • La asistencia a los eventos de Francisco Bergoglio en Canadá fue “pobre”.
  • El indigenismo de Bergoglio implica que el Evangelio (y su predicación) es una intromisión inaceptable en otras culturas.
  • Los “investigadores” canadienses recibieron 71 millones de dólares, “trabajaron” durante siete años sobre los indígenas canadienses, pero nunca consultaron los archivos de los Oblatos de María Inmaculada, la orden religiosa que, a finales del siglo XIX, empezó a gestionar las escuelas residenciales.
  • El historiador Henri Goulet, en su libro “Histoire des pensionnats indiens catholiques au Québec. Le rôle déterminant des pères oblats (Presses de l’Université de Montréal, 2016), mostró que los oblatos fueron los únicos defensores de la lengua tradicional y el estilo de vida de los indios de Canadá, a diferencia del gobierno y los anglicanos.
  • El historiador Jacques Rouillard, de la Universidad de Montréal, escribió que inventar un “genocidio” de indios canadienses con “fosas comunes” en las escuelas residenciales es solo un intento para extorsionar una compensación.
  • Bergoglio contribuye a la propagación de la mentira que la Iglesia ha «participado en un plan de exterminio cultural de los pueblos originarios».
  • Irme Stetter-Karp, copresidenta del Camino Sinodal Alemán, defiende que el aborto se convierta en un «servicio médico regular» en Alemania.
  • La Federación de la Juventud “Católica” Alemana se queja que los abortos no sean «totalmente accesibles» en Alemania (aun cuando en el punto más álgido de la plandemia se realizaron 100.000 abortos, mientras que otros servicios médicos fueron suspendidos).
  • En 2008, el 37,8%  de los contribuyentes italianos hizo su contribución a la Iglesia; en 2020 el porcentaje bajó al 28,64%. En sólo un año se han perdido 260.000 contribuyentes.
  • En los próximos diez años, el 65% de las comunidades de clausura cerrarán en Italia.

BEATO JUAN SORETH, REFORMADOR DEL CARMELO

 
Juan Soreth nació cerca a Caen en Normandía en 1394, y entró en el convento carmelita local. Ordenado sacerdote hacia 1417, recibió el doctorado en teología en París en 1438, y luego fue maestro allí. Fue provincial de la Provincia Francesa del Carmelo entre 1440 y 1451, y XXV Prior General latino de la Orden desde 1451 hasta su muerte.

Fue incansable en sus esfuerzos para renovación, durante un período crítico tanto para la Iglesia como para la Orden: La peste había diezmado ciudades y conventos; por causa de la mitigación hecha por el prior general Juan Faci y aprobada por el Papa Eugenio IV con la bula “Románi Pontíficis” del 15 de Febrero de 1432, la disciplina religiosa se había disipado en aras de la subsistencia, aceptándose a cualquier individuo, o relacionándose en demasía con los seglares. Muchos religiosos no iban al coro, faltaban a la pobreza, y habían abandonado el apostolado. El papa Calixto III fue su gran valedor para la ingente reforma que llevó a cabo (incluso quería crearlo cardenal), para lo cual viajó por Francia, Alemania, Italia e Inglaterra, haciendo visitas canónicas y promoviendo una observancia más fiel de la vida religiosa tanto en las provincias antiguas como en la congregación reformada mantuana, que buscaba independizarse para observar la regla primera de San Alberto Jerosolimitano.
   
Ante el rechazo de algunas casas (en Colonia lo arrojaron del convento, y tuvo que excomulgar a los rebeldes), tuvo que fundar nuevos conventos que siguieran la reforma. Escribió la “Exposítio parænética in Régulam Carmelitárum”, un comentario sobre la regla en que habla de la importancia de la observancia interior, sin la cual las normas y austeridades externas nada son. Toca igualmente los temas de la oración, el silencio y la humildad para la vida personal y comunitaria de un religioso, anticipándose en un siglo a la reforma de Santa Teresa de Ávila (es de saber que Sixto IV, con la bula “Dum atténte meditatióne” del 28 de Noviembre de 1476, había concedido mayores libertades, anulando parcialmente la reforma de Soreth). «La ruina de la toda la Orden viene por el abandono de la vida regular», decía nuestro beato.
 
Publicó unas nuevas constituciones monásticas en 1462. Entre sus otras actividades estaba el apoyo y establecimiento de la segunda orden carmelita, especialmente luego de la bula “Cum nulla” del Papa Nicolás V, con fecha 7 de Octubre de 1452. Agrupó a las mujeres que vivían en casas de carmelitas y vestían mantos blancos (de ahí que se las llamaba “Mantellate” o “Pinzochere” en Italia, como también “Beguinas” en Flandes, o “Beatas” en España), y apoyó fundaciones en el norte de Europa como la que hizo la beata Francisca de Amboise, duquesa de Bretaña, quien fue la primera monja carmelita entre los latinos, al imponerle el hábito en el convento de las Tres Marías en Vannes el 25 de Marzo de 1468. También fundó la Tercera Orden para los laicos, a partir de algunas asociaciones piadosas en torno a las iglesias del Carmen, y para ellos escribió unas Constituciones en 1455.
  
Devoto como fue del Santísimo Sacramento (con el que es representado), en 1468, durante el saqueo de Lieja por Carlos “El Temerario” duque de Borgoña, ingresó a una iglesia en llamas para rescatar las hostias arrojadas por la soldadesca, y las condujo en un ciborio a la iglesia de los carmelitas. En 1459 logró que el Papa Pío II aprobase Misa y Oficio propio para San Ángel Jerosolimitano, protomártir del Carmelo.

Murió el 25 de Julio de 1471 en el convento de Angers, después de la visita al convento de Nantes, en circunstancias poco claras: las crónicas oficiales cuentan que murió de cólera tras comer fresas verdes, mientras que otras refieren que fue envenenado por un fraile contrario a la reforma. El beato Bautista Spagnoli de Mantúa, famoso humanista, escribió una elegía en su honor. Si bien tuvo gran culto, apenas hasta 1866, en el marco del proceso de beatificación de Francisca de Amboise, Pío IX reconoció su culto mediante beatificación equivalente.
   
ORACIÓN (Del Misal propio carmelita)
Oh Dios, dador de todo bien, que confirmaste al bienaventurado Juan con el celo ardiente de tu honor y singular fortaleza para afrontar los peligros, concédenos por sus méritos e intercesión, que toleremos toda adversidad, y consigamos persistir en tu amor. Por J. C. N. S. Amén.

BULA “Sublímis Deus”

Fray Julián Garcés OP, primer obispo de Tlaxcala (actual Archidiócesis de Puebla de los Ángeles) había escrito al Papa Pablo III Farnesio contándole los avances que entre los indígenas tenía la enseñanza de la Fe Católica y cómo la piedad de ellos se parangonaba con la de los tiempos apostólicos, pero que esta labor afrontaba dificultad porque algunos españoles no sólo los tenían en esclavitud (contrariando las leyes que Isabel la Católica había promulgado), sino que creían que, por el hecho de ser de culturas diferentes, no eran dignos de la recibir la predicación. Por tal motivo, apelando a su autoridad apostólica, le pidió que se pronunciase sobre la situación.
  
Como respuesta, el Papa publicó la Bula Sublímis Deus el 2 de Junio de 1537, declarando que los indígenas y los habitantes de los distintos pueblos conocidos y por conocer no solo tienen la capacidad para recibir y comprender la predicación del Evangelio, sino que sus derechos a la libertad y la propiedad deben ser respetados, condenando como nula e inválida cualquier medida que tienda a esclavizarlos.
  
Sublímis Deus (que presentamos tanto en latín como en español) tuvo influencia en las Leyes Nuevas del Rey-Emperador Carlos I, y en los debates de la Junta de Valladolid (1550-1551), origen de nuevas leyes de protección a los indígenas y una de las bases para el jus géntium moderno, distinto a la dicotomía civilización/barbarie imperante en la época y que guió las conquistas de los franceses e ingleses. Además, fue parte del precedente para pronunciamientos papales contra la esclavitud, como Cum Sicúti (Gregorio XIV, 18 de Abril de 1591), Commíssum Nobis (Urbano VIII, 22 de Abril de 1639), Imménsa Pastórum príncipis (Benedicto XIV, 20 de Diciembre de 1741), In Suprémo apostolátu (Gregorio XVI, 3 de Diciembre de 1839), y Lacrimábili statu Indórum (San Pío X, 7 de Junio de 1912).
  
Esta bula cobra más vigencia ahora, cuando los modernistas creen que sin la jesuitica “inculturación” no se puede evangelizar (aunque no tienen idea de qué es eso), como si la gente de otras naciones y etnias, tras de ser utilizadas como esclavos por los apparátchik de las ideologías progres, estuviesen en cápitis diminútio espiritual.
  
LATÍN
  
BULLAM “Sublímis Deus”
   

Páulus Papa tértius, Univérsis Christifidélibus præséntes lítteras inspectúris, salútem et Apostólicam benedictiónem.
    
Sublímis Deus sic diléxit humánum genus, ut hóminem talem condíderit qui non solum boni sicut cœ́teræ creatúræ partíceps esset, sed ipsum Summum Bonum inaccesíbile et invisíbile attíngere et fácie ad fáciem vidére posset: et cum homo ad vitam et beatitúdinem ætérnam obeúndam, etiam sacrárum literárum testimónio, creátus sit, et hanc vitam et beatitúdinem ætérnam, nemo cónsequi váleat, nisi per fidem Dómini nostri Jesu Christi fáteri necesse est, hóminem talis conditiónis et natúræ esse, ut Fidem Christi recíere possit, et quemcúmque, qui natúram hóminis fórtitus est ad ipsam Fidem recipiéndam hábilem esse. Nec enim quísquam ádeo desípere créditur, ut se secrédat Fidem obtínere posse, et médium summe necessárium, nequáquam attíngere. Hinc véritas ipsa, quæ nec falli, nec fallére potest, cum prædicatóres fídei ad offícium prædicatiónis destináret, dixísse dignóscitur: Eúntes, docéte omnes gentes. Omnes dixit, ábsque omni delétu, cum omnes fídei disciplínæ capáces exístant.

Quod videns et invídens ipsíus humáni géneris ǽmulus qui bonis opéribus, ut péreant semper adversátur, modum excogitávit ac temis inaudítum, quo impedíret, ne verbum Dei géntibus salvæ fíerent, prædicarétur, ac quósdam suos satélites commóvit, qui suam cupiditátem ad ímplere cupiéntes occidentáles, et meridionáles Indos, et álias gentes, quæ tempóribus istis ad nostram notítiam pervenérunt, sub prætéxtu, quod Fídei Cathólicæ expértes exístant, uti muta animália ad nostra obséquia redigéndos esse passim asserére præsúmat.

Nos ígitur qui ejúsdem Dómini Nostri vices, licet immériti, gérimus in terris, et oves gregis sui nobis commíssas, quæ extra ejus ovíle sunt, ad ipsum ovíle toto nixu exquírimus. Attendéntes Indos ipsos, utpóte veros hómines, non solum Christiánæ Fídei capáces exístere, sed ut nobis innótuit, ad fidem ipsam promptíssime cúrrere. Ac voléntes super his cóngruis remédiis provídere, prædíctos Indos et omnes álias gentes ad notítiam Christianórum impósterum deventúras, licet extra Fidem Christi exístant sua libertáte ac rerurn suárum domínio privátos, seu privándos non esse. Imo libertáte et domínio hujúsmodi, uti et pótiri, et gaudére, líbere et lícite posse, nec in servitútem rédigi debére. Ac si secus fieri contígerit írritum et ináne.
    
Ípsosque Indos et álias gentes verbi Dei prædicatióne et exémplo bonæ vitæ ad dictam Fidem Christus invitándos fore, et præséntium literárum transúmptis manu alícujus Notárii públici subscríptis, ac sigíllo alícujus persónæ in dignitáte Ecclesiástica constitútæ múnitis, eámdem fidem adhibéndam esse, quæ originálibus adhiberétur auctoritáte Apostólica per præséntes decérnimus et declarámus.

Non obstántibus præmíssis, cœtérisque contráriis quibuscúmque.

Datum Romæ, Anno Dómini milléssimo quingentéssimo trigéssimo séptimo, Quárto nonas Júnii, Pontificátus nostri, Anno tértio.
  
TRADUCCIÓN
  
BULA “Sublímis Deus”

Pablo, Papa III, a todos los fieles de Cristo que leyeren las presentes Letras, Salud y Bendición Apostólica.
  
El Dios sublime amó tanto la raza humana, que creó al hombre de tal manera que pudiera participar, no solamente del bien de que gozan otras criaturas, sino que lo dotó de la capacidad de alcanzar al Dios Supremo, invisible e inaccesible, y mirarlo cara a cara; y por cuanto el hombre, de acuerdo con el testimonio de las Sagradas Escrituras, fue creado para gozar de la felicidad de la vida eterna, que nadie puede conseguir sino por medio de la fe en Nuestro Señor Jesucristo, es necesario que posea la naturaleza y las capacidades para recibir esa fe; por lo cual, quienquiera que esté así dotado, debe ser capaz de recibir la misma fe: No es creíble que exista alguien que poseyendo el suficiente entendimiento para desear la fe, esté despojado de la más necesaria facultad de obtenerla, de aquí que Jesucristo, que es la Verdad misma, que no puede engañarse ni engañar, cuando envió a los predicadores de la fe a cumplir con el oficio de la predicación, dijo: Id y enseñad a todas las gentes. A todas dijo, sin excepción, puesto que todas son capaces de ser instruidas en la fe.
  
Lo cual viéndolo y envidiándolo el enemigo del género humano, que siempre se opone a las buenas obras para que perezcan, inventó un método hasta ahora inaudito para impedir que la Palabra de Dios fuera predicada a las gentes a fin de que se salven, y excitó a algunos de sus satélites, que deseando saciar su codicia, se atreven a afirmar que los Indios occidentales y meridionales, y otras gentes que en estos tiempos han llegado a nuestro conocimiento (con el pretexto de que ignoran la fe católica) deben ser dirigidos a nuestra obediencia como si fueran animales y los reducen a servidumbre, urgiéndolos con tantas aflicciones como las que usan con las bestias.
    
Nos pues, que aunque indignos hacemos en la tierra las veces de Nuestro Señor, y que con todo el esfuerzo procuramos llevar a su redil las ovejas de su grey que nos han sido encomendadas y que están fuera de su rebaño, prestando atención a los mismos indios que como verdaderos hombres que son, no sólo son capaces de recibir la fe cristiana, sino que según se nos ha informado corren con prontitud hacia la misma; y queriendo proveer sobre esto con remedios oportunos, haciendo uso de la Autoridad apostólica, determinamos y declaramos por las presentes letras que dichos Indios, y todas las gentes que en el futuro llegasen al conocimiento de los cristianos, aunque vivan fuera de la fe cristiana, pueden usar, poseer y gozar libre y lícitamente de su libertad y del dominio de sus propiedades, que no deben ser reducidos a servidumbre y que todo lo que se hubiese hecho de otro modo es nulo y sin valor.
   
Asimismo declaramos que dichos indios y demás gentes deben ser invitados a abrazar la fe de Cristo a través de la predicación de la Palabra de Dios y con el ejemplo de una vida buena; y por la autoridad apostólica ordenamos y decretamos que a cualquier transcripción de las presentes Letras suscrita por cualquier notario público, y sellada por cualquier persona constituida en dignidad eclesiástica, se les preste la misma fe que al original.
   
No obstando nada en contrario.
   
Dado en Roma en el año 1537, a cuatro de las Nonas de Junio (2 de Junio), en el tercer año de nuestro pontificado.