Frecuentemente
se asume por los Católicos Romanos que los ritos Católicos Orientales
han sido “preservados intactos” y que los aspectos destructivos de la
reforma litúrgica tuvieron lugar solamente en la Iglesia de rito latino.
A veces se sugiere incluso que los Católicos Romanos pueden hallar un
“refugio” en el Este si las cosas en el Occidente continúan en la cuesta
abajo que el
Papa Francisco y sus nuevos funcionarios se proponen
implementar. Como Joseph Shaw y yo hemos argumentado (ver
aquí,
aquí, y
aquí), no hay ninguna buena razón para pensar que
Traditiónis Custódes conducirá
a mejoras sustantivas en el Novus Ordo; por el contrario, es más
probable que conduzcan a la supresión de los elementos que parezcan en
alguna forma al rito Tridentino, en aras a implementar una
visión litúrgica progresista.
Si
bien es verdad que la destrucción más sin sentido tuvo lugar en
realidad en el Rito Romano (con estragos similares en el Rito
Ambrosiano),
los liturgistas con instrucción occidental dentro del Catolicismo
Oriental también se han mostrado prestos a seguir el camino del falso
anticuarianismo y la modernización, usualmente en la forma de
abreviaciones y simplificaciones dramáticas, como también en la
abolición de características tradicionales.
Los Maronitas
son tal vez el ejemplo más conocido de esta autodestrucción de
influencia occidental: su liturgia ha evolucionado al Novus Ordo del
Este. Por ejemplo, en “La Transferencia de los Dones” (que corresponde a
la “Gran Entrada” en la Liturgia Bizantina),
tradicionalmente un diácono o subdiácono transfería los dones (ofrendas)
de un altar lateral al altar mayor. En las parroquias ahora, se emplea a
los laicos para hacer la transferencia, imitando la procesión del
ofertorio del Novus Ordo: algo que fue introducido con sustento de
anticuario como una resurrección de una práctica antigua, aunque mejores
estudios han mostrado que no es tal: el ofertorio moderno tiene poco
que ver con el antiguo (ver
aquí y
aquí).
«La
Iglesia Maronita ha pasado por varios períodos de latinización desde el
siglo XVI, más especialmente en el Sínodo de Monte Líbano en 1736 donde
un legado papal recibió instrucción de “corregir” nuestras prácticas.
La adopción de estas latinizaciones no fue uniforme o universal, y
frecuentemente se manifestaba en externalidades
(v.g., ornamentos); aunque retuvimos nuestro idioma sagrado y el vasto
corpus de nuestra liturgia y oraciones distintivas. En la década de
1940s, el Patriarca Antonio II Pedro Arida deseó restaurar nuestra
tradición y un liturgista de nombre corobispo Michel Raji empezó por
investigar para restaurar nuestra tradición.
Su sacramentario fue el mayor fruto de su trabajo; preservó antiguas
liturgias como una liturgia bautismal de alrededor del siglo V.
La
íntima y de vieja data conexión entre Francia y Líbano/Siria significó,
sin embargo, que los liturgistas que estudió en Francia comenzó a
internalizar e imitar el Movimiento Litúrgico occidental;
los maronitas comenzaron a albergar ideas reformistas, que culminaron en
un libro de 1965 llamado
Avant-messe maronite
por Pierre-Edmond Gemayel, que se convertiría en arzobispo y presidente
de la comisión litúrgica. El enfoque de Gemayel fue esencialmente que
todo lo que no le gustaba era o debía haber sido una acreción del siglo
XV, “Jacobita” o auténtico pero no
pastoral. Es
difícil responder caritativamente a tan infundadas y subjetivas
afirmaciones; ejemplo de esto es la afirmación gemayeliana que la
prótesis (que todas las liturgias orientales y algunas liturgias
occidentales tenían en común, equivalente al ofertorio) es una acreción
de los siglos XV-XVI; a esto, todo lo que Baby
Varghese (un erudito litúrgico siríaco occidental) puede decir que
“el análisis por Gemayel de los contenidos de los distintos manuscritos
no fue siempre acertado” (dale a ese hombre un premio por entender).
Portada del libro “La Avant-messe maronite”
Respecto a los elementos “jacobitas”, Gemayel atacó todo lo que nos hacía siríacos Occidentales,
como la doxología antifonal que anteriormente iniciaba todas las
liturgias: “P:
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, al principio y final
de todos nuestros actos; R: y que su misericordia y su piedad se
derramen sobre nosotros, humildes pecadores, en esta y la otra vida,
ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén”. Mientras para los
elementos supuestamente “no pastorales”, un ejemplo es la recitación del
salmo 50 al comienzo de la liturgia, que fue innegablemente la práctica
de la liturgia maronita por milenio y medio; pero ellos dicen que es
redundante pedir perdón tantas veces. Las oraciones que son
“autodeprecativas” fueron también removidas, v.g., para la imposición
del incienso, el sacerdote ahora dice: “En alabanza y honra de la
Santísima Trinidad”, donde anteriormente era “En alabanza y honra de la
Santísima y gloriosísima Trinidad, mis manos pecadoras ponen el
incienso. Roguemos todos e imploremos del Señor misericordia y piedad”;
las oraciones de las distintas anáforas fueron redactadas en forma
semejante.
Por la Guerra Civil Libanesa que duró desde los
años setenta hasta comienzos de los 90, nunca se promulgó un nuevo misal
para remplazar el de 1596. En 1992, sin embargi, Gemayel finalmente
puso por obra su visión bugniniana, removiendo toda la prótesis excepto
tres líneas y cualquier idea de sacrificio, cortando toda la
anteliturgia a la mitad, truncando grandemente o removiendo por completo
las rúbricas, infantilizando el lenguaje, removiendo todo lo que se
refiere a la liturgia como sacrificio, e introduciendo varias ideas del Novus Ordo
(v.g., donde anteriormente las lecciones eran leídas desde el centro,
ahora son obligatorios dos ambones, el del sur para la epístola y el del
norte para el Evangelio). Los laicos sirven a menudo como diáconos. El
oficio sacerdotal no tiene una significación
particular; las oraciones de la fracción en que el sacerdote ofrece la
Eucaristía vuelto a Dios fueron hechas para ser recitadas por todos. Un
tropo anterior en la oración siríaca es que el sacerdote ora en nombre
de todos “Señor Dios nuestro, haznos dignos de hacer X…”; antes de la
comunión y, con el nuevo libro de rúbricas, antes de la lectura de la
Escritura, todos recitan estas oraciones en común. La anámnesis debe ser
recitada por todos los concelebrantes. Personalmente he pedido fuentes o
evidencia de estas prácticas, pero mis peticiones nunca encontraron
respuestas; las rúbricas en este punto son arbitrarias. ¡Individuos que
nunca estudiaron teología ni han ganado familiaridad con la historia de
la fe continúan contribuyendo a la reforma litúrgica! Un ejemplo de esto
es Guilnard Moufarrej,
que escribió sobre la reforma de nuestros ritos funerarios. Ella afirma
que los versos removidos que son citas exactas de Efesios 2:2 porque
“coinciden con los dogmas romanos” (convenientemente no citando los
“dogmas romanos” con los que no coinciden).
Portada del Misal maronita (1596)
La
reforma continúa arbitrariamente, y para la denigración de nuestra
tradición. Hay actualmente un flujo constante de ritos propuestos, el
cual remplaza completamente la primera mitad de la Liturgia eucarística y
tiene una Anáfora clavada al final porque la Misa ha venido a ser vista
como la única forma verdadera de oración
(mientras un jesuita del siglo XVI comentaba sobre cuán sorprendido
estaba ante la ubicua asistencia laica a los divinos oficios en la
Iglesia Maronita). El refrán de la reforma litúrgica continúa siendo
“progreso”, aunque sin definición alguno. En últimas, el término
atrápalotodo “pastoral” es dado como justificación para todos los
cambios.
Al
menos el Novus Ordo está basado en la tradición latina, aunque
denigrada. El actual Misal Maronita de 2005 hace cosas increíbles e
incomprensibles al ordo para cualquier oriental. Como se
menciona, la Prótesis/Rito Preparatorio (equivalente al ofertorio) ha
sido completamente cortado. Una de las dos horas canónicas ha sido
removida. El salmo 50 [51], cuya inclusión en la liturgia siríaca está
atestiguada desde al menos el siglo VI, ha sido removida. La primera
hora canónica de la liturgia eucarística ha sido remplazada con propios
“inspirados” por los oficios. Los propios para el Tiempo de Pentecostés
están hechos casi al por mayor.
Ha habido una extrema simplificación rubrical; no quedan oraciones secretas. El Versus pópulum es escencialmente obligatorio (en este punto, ¡he visto más Novus Ordos ad oriéntem
que los maronitas!). Fue introducido a la Iglesia Maronita en los
Estados Unidos en los años 1960s, alrededor del mismo tiempo como entró
en la corriente mayoritaria de la Iglesia Latina. Es puramente
innovador. Muchas de nuestras oraciones tradicionales refieren a estar
cara al sol naciente, aludiendo tanto al Este físico como a la
expectación del ésjaton, y estas han sido mutiladas para acomodarse a la
nueva (des)orientación. Se sometió un dúbium sobre este tema a
la Congregación para las Iglesias Orientales. El arzobispo
Cyril Vasiľ SJ, su secretario, respondió que los obispos orientales no
tienen ni siquiera la competencia para permitir, mucho menos hacer
obligatorio, el versus pópulum. Esto, aun así, no marca
diferencia, porque la literatura oficial interna deja claro que la
“reforma” será seguida a todo coste.
Como
en el Rito Romano, en la liturgia maronita habían muchas más señales de
la cruz (se podría escribri un tratado sobre las señales de la cruz en
la teología siríaca, y es de tal importancia que los siríacos orientales
la incluyen en la lista de los sacramentos!) y no solo durante el
relato de la Consagración. La tradición siríaca occidental tien muchas
doxologías especiales acompañadas por señales de la cruz: al comienzo de
la Anáfora, la patena, el caliz, luego ambos eran signadas, cada una
diciendo una doxología que profesaba la indivisibilidad de la Santísima
Trinidad.
Habían señales de la cruz durante el post-Sanctus. Habían más señales
de la cruz durante la fracción. Son de tal antigüedad que San Santiago
de Sarug (siglo V) da el número de señales de la cruz que deben hacerse a
lo largo de la liturgia. Todas fueron eliminadas en virtud de la obsesión bugniniana de eliminar “duplicados” y “acreciones”; esta se ha convertido en una fuerza motriz para eliminar muchas cosas diferentes únicas a nuestra tradición siríaca.
En
mi opinión, lo que subyace en esta idea de la redundancia de la señal
de la cruz es simple: los liturgistas no creen en las palabras antiguas
“Por Tu cruz, Tus misterios se han cumplido”, que adorna todas nuestras
oraciones. Todo es simplemente reducido a un signo pedagógico o un
encuentro comunal (muy calvinista). Sin embargo, en el Líbano estas
cosas no son vistas como protestantes simplemente porque son hechas por
los maronitas, tan absurdo como suena. Yo personalmente les he expresado
mis frustraciones con su protestantismo, pero es completamente
incomprensible para ellos porque ser “maronita” es una identidad
sociopolítica/étnica tanto como (si no más que) religiosa. Tal vez has
visto cómo a veces el cedro sustituye la cruz.
Los
ornamentos de poliéster son efectivamente requeridos. Por mucho tiempo
el velo del santuario y las ripídia (abanicos litúrgicos) han sido
prohibidos. La Anáfora ha sido inútilmente cambiada (v.g., debes
sentarte para el rito de la paz); dos oraciones de paz han sido movidas
para después del signo de paz; hay un truncamiento de las oraciones, se
removieron las letanías diaconales, se removió una porción del siglo V
del rito de fracción, se removieron rúbricas, se removió la “elevación
mayor” tradicional con himno acompañante, se removió la comunión por
grados (esto es,
comunión del clero, los fieles y los difuntos). Incluso nos hemos
convertido en los fenómenos de las Iglesias Apostólicas: removimos todas
las abluciones de manos de nuestra liturgia, así que somos la única
liturgia de una Iglesia Apostólica sin una ablución ritual.
En
todo esto, la liturgia maronita fue cambiada para asemejarse a la
liturgia latina. Se creó un nuevo ofertorio. La liturgia fue dividida en
la Liturgia de la Palabra y la Liturgia de la Eucaristía (algo no
coherente con el paradigma siríaco tradicional). Se han introducido dos
ambones, para imitar la forma en que el Novus Ordo manejó las lecturas
en los años 70s, etc.
Un profesor en el Líbano me insistió (recitando casi verbátim la Avant-messe maronite
del P. Gemayel)
que no había prueba manuscrita antes del siglo XVI de un rito
preparatorio más allá de solo poner una pieza de pan y verter vino en
una copa, lo cual es patentemente falso. Pocos días después tuve la
oportunidad de mencionar esta afrimación a Sebastian Brock, el más
renombrado estudioso siríaco en el mundo. Él me respondi´p que no es
solo erróneo, sino que está fuera de tiempo por alrededor de un milenio
(es decir, ¡tenemos evidencia de un rito de preparación más largo en el
siglo VI!). Pero los liturgistas continuarán mintiendo y haciendo cosas
porque a duras penas alguno de ellos puede realmente leer el siríaco,
así ellos pueden hacer cualquier afirmación que les guste: en realidad,
ellos frecuentemente afirman que nuestro idioma litúrgico ya no es el
siríaco, así que es un punto discutible.
La
Comisión Litúrgica no está comprendida por hombres educados. Ninguna de
las personas que contribuyeron al misal inglés tiene una formación
formal o siquiera entendimiento de la liturgia. Esto se muestra
mayormente en los himnos que producen, los cuales son frecuentemente
incoherentes.
Incluso cosas muy básicas como por qué usamos las mismas expresiones del
credo de la iglesia Latina (cuando el árabe sigue el siríaco, como que
Cristo vendrá en gran gloria, y el Espíritu Santo ha hablado por los
profetas y apóstoles), la respuesta que recibí fue que la uniformidad es unidad.
Cuando pregunté por qué reteníamos “creemos” en el Credo, el individuo
solo se burló de mí, y me dijo que yo no sabía de lo que estaba
hablando. Así mismo, le pregunté por qué, en la Oración Dominical, nos
movemos del inglés hierático al contemporáneo mientras vamos de la
oración principal a la doxología, y el individuo no entendía por qué
esto debía ser un problema. Hay un montón de agujeros que uno puede
encontrar simplemente en su lenguaje, como el uso de fragmentos de
oraciones como oraciones completas en los himnos. Nuestra liturgia ha
estado en ruinas desde que decidimos que el Novus Ordo era la
protoliturgia de todas las tradiciones, y se está poniendo
exponencialmente peor. El problema es agravado por el hecho que la
universidad patriarcal en el Líbano no permite deliberadamente el acceso
abierto a los manuscritos, y por eso el siríaco no es tan ampliamente
estudiado o traducido como el latín. En resultas, los profesores,
estudiosos, liturgistas y obispos pueden decir lo que quieran, y hay muy
pocas personas que puedan desafiar su ignorancia y errores.
Un ejemplo podrían ser los argumentos acríticos, superficiales y
revisionistas que uno encuentra en un blog como “livingmaronite.com”, que
hoy parece estar al filo de los años 1960. Ellos son candorosamente
inconscientes de cualquier estudio del último medio siglo que desafíe su
narrativa».
A
todo eso yo, como Católico Romano, solo podía responder: «Suena
horriblemente familiar». Quedé impactado al oír sobre toda esta
corrupción.
Me hizo concluir que la auténtica liturgia Cristiana está amenazada en
toda la Cristiandad en la medida que se permita caer bajo la influencia
del progresismo liturgico de las instituciones educativas occidentales
y, crucialmente, ser tratada como el juguete de cualquier individuo
poderoso, sea un papa o un patriarca.
Lo
que sigue es una carta comparativa entre el Misal maronita de 1908 (que
es una reimpresión del de 1596) y el actual misal de 2005. Hay mucho
que puede decirse sobre los detalles, pero para nuestros propósitos
baste simplemente mirar la enorme diferencia, que es posiblemente más
grande que entre el Rito Romano Tridentino y el rito moderno de Pablo
VI.
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Así
que, antes que alguien piense que “ir al Este” será una solución,
necesitará hacer una tarea a fin de encontrar qué ritos orientales han
sido corrompidos por la influencia del Novus Ordo, y cuáles han retenido
su tradición íntegra a pesar de la presión y la tentación de Occidente.