En la vida cotidiana dicen “pide lo que quieras (o hazle la propuesta), que lo menos que te van a responder es que no”,
y en el Derecho, cuando una persona eleva ante una entidad pública
petición respetuosa sobre un asunto determinado, la entidad peticionada
cuenta con un término legal para responder de fondo sobre el particular.
A veces, por el paso del vencimiento de los términos desde la recepción
del libelo petitorio, se da la figura del Silencio Administrativo, que
en la mayoría de los casos se entiende negatorio y por el cual el
interesado puede recurrir dicho acto adminisrativo ficto ante la
jurisdicción para que la entidad responda definitivamente.
Ahora bien, antiguamente cuando la Iglesia Católica estaba en su
esplendor, cualquier fiel o clérigo podía presentar interpelaciones o dúbia
al Papa o al Santo Oficio relativas a algún punto del Magisterio o una
situación particular. De hecho, muchas de esas respuestas (sí o no, a
veces con definiciones) han inspirado importantes documentos papales o
pronunciamientos inquisitoriales a lo largo de la historia, como puede
constatarse en el “Denzinger”,
la compilación de los documentos eclesiales. Apenas a partir del
deuterovaticano concilio, las dúbia han quedado sin respuesta, como fue
en el caso de la Intervención Ottaviani, que luego salió a la luz
pública como el libro Breve Examen Crítico del Novus Ordo Missæ.
Casi cincuenta años más tarde, un grupo de cardenales conciliares
conformado por los alemanes Walter Brandmüller y Joachim Meisner, el estadounidense Raymond
L. Burke, y el italiano Carlo Caffarra, se ha
resuelto a enviarle a Antipapa Francisco y a Gerhard Müller (el prefecto
de la Congregación para la Doctrina Destrucción de la Fe) sus dudas sobre la pseudoexhortación Amóris Lætítia mediante carta del 19 de Septiembre, ante el silencio de una comunicación enviada hace un año por otros trece cardenales (entre los cuales se encuentra el precitado Müller).
Walter Brandmüller, Raymond Burke, Carlo Caffarra y Joachim Meisner, los cuatro cardenales “preguntones”
Las preguntas son las siguientes [ADVERTENCIA: Las preguntas se fundamentan en magisterio conciliar]:
- Se pregunta si, según lo afirmado en "Amóris Lætítia" nn. 300-305, es posible ahora conceder la absolución en el sacramento de la Penitencia y, en consecuencia, admitir a la Santa Eucaristía a una persona que, estando unida por un vínculo matrimonial válido, convive "more uxório" con otra, sin que se hayan cumplido las condiciones previstas por "Familiáris consórtio" n. 84 y luego confirmadas por "Reconciliátio et pæniténtia" n. 34 y por "Sacraméntum caritátis" n. 29. La expresión "en ciertos casos" de la nota 351 (n. 305) de la exhortación "Amóris Lætítia", ¿puede aplicarse a divorciados que están en una nueva unión y siguen viviendo "more uxório"?
- ¿Sigue siendo válida, después de la exhortación post-sinodal "Amóris Lætítia" (cfr. n. 304), la enseñanza de la encíclica de
SanJuan Pablo II, "Veritátis splendor" n. 79, fundamentada en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, respecto a la existencia de normas morales absolutas, válidas sin excepción alguna, que prohíben acciones intrínsecamente malas? - Después de "Amóris Lætítia" n. 301, ¿es posible afirmar todavía que una persona que vive habitualmente en contradicción con un mandamiento de la ley de Dios, como por ejemplo el que prohíbe el adulterio (cfr. Mt 19, 3-9), se encuentra en situación objetiva de pecado grave habitual (cfr. Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración del 24 de junio del 2000)?
- Después de las afirmaciones de "Amóris Lætítia" n. 302 sobre las "circunstancias que atenúan la responsabilidad moral", ¿se debe considerar todavía válida la enseñanza de la encíclica de
SanJuan Pablo II, "Veritátis splendor" n. 81, fundamentada en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, según la cual: "las circunstancias o las intenciones nunca podrán transformar un acto intrínsecamente deshonesto por su objeto en un acto subjetivamente honesto o justificable como elección"? - Después de "Amóris Lætítia" n. 303, ¿se debe considerar todavía válida la enseñanza de la encíclica de
SanJuan Pablo II, "Veritatis splendor" n. 56, fundamentada en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, que excluye una interpretación creativa del papel de la conciencia y afirma que ésta nunca está autorizada para legitimar excepciones a las normas morales absolutas que prohíben acciones intrínsecamente malas por su objeto?
Pero lo que más importancia reviste ante los analistas no es tanto el
que le manden dudas sobre Amóris Lætítia (ya 45 teólogos perplejos le
han hecho la observación de que dicha encíclica es herética), sino que
desde el 19 de Septiembre que enviaron la carta, ¡NO HAY RESPUESTA
OFICIAL, O MEJOR, BERGOGLIO SE NIEGA A RESPONDER!
Pudiera parecer esto sorprendente, toda vez que Bergoglio contesta cartas, llamadas telefónicas y mensajes de correo electrónico a cualquiera, entre ellos a la escritora lesbiana italiana Francesca Pardi y al seudoprofeta y archiherético Hans Küng.
Pero no es así: Francisco Bergoglio pudo decir explícitamente en
Amóris Lætítia “Sí, todo fornicario, adúltero y sodomita puede
confesarse y comulgar libremente, sin necesidad de arrepentirse ni de
conversión”, PERO NO LO QUISO. Antes contrario, la escribió
deliberada y descaradamente ambigua y equívoca, agravando la ya de por
sí grande confusión entre sus súbditos los fieles de la Iglesia Conciliar Deuterovaticana, porque como lo dijera al arzobispo Bruno Forte durante el Sínodo,
“Si hablamos de forma explícita sobre la comunión para los divorciados y vueltos a casar, no sabe qué casino [eufemismo italiano para prostíbulo, N. del E.] se va a armar. Entonces no hablemos de ello directamente, hagámoslo de manera que las premisas estén allí, y luego yo extraeré las conclusiones”.
Y no va a responder las preguntas de los cardenales por dos sencillas razones:
- Ese es su modus operándi, su plan de guerra:
no definirse por nada, hacerse “el pez en el barril”, para por medio de
esa indefinición salir airosamente por la tangencial de cualquier
confrontación o impugnación que lo dejase mal parado, porque no puede
replicar a ningún cargo, como cuando Jesús confrontó a los fariseos, que
NO PODÍAN RESPONDER (cfr. Lucas 14, 6).
Es este el «sano realismo de la Iglesia católica (sic): la Iglesia católica (sic) nunca enseña “o esto, o esto”». Más bien «la Iglesia dice: “esto y esto”». [...] He aquí el «sano realismo del catolicismo». En cambio «no es católico sino que es herético» decir: «o esto o nada».
Dicho de otra manera, aplicando una palabra de uso común entre muchos abogados, “depende”. Y eso teológicamente equivale a “en X situación, actúa según tu conciencia”, el postulado de la situationstheologie (o dicho llanamente, FARISEÍSMO) que Bergoglio canonizara. Doctrina que es contraria a la enseñanza positiva de las Sagradas Escrituras, que ordena decisión radical:
- “Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no"; que lo que pasa de aquí del Maligno proviene”. (Mateo 5, 37)
- “El que no está conmigo, está contra Mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”. (Mateo 12, 30; Lucas 11, 23)
- “No querais unciros en yugo con los infieles. Porque ¿qué tienen que ver la santidad o la justicia con la iniquidad? ¿Y qué compañía puede haber entre la luz y las tinieblas? ¿O qué concordia entre Cristo y Belial? ¿O qué parte tienen el fiel y el infiel? ¿O qué consonancia entre el Templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois templo de Dios vivo, segun aquello que dice Dios: 'Habitare dentro de ellos, y en medio de ellos andaré, y Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual salid vosotros de entre tales gentes, y separaos de ellas, dice el Señor, y no tengais contacto con la inmundicia o idolatría, y Yo os acogeré, y seré yo vuestro padre, y vosotros sereis mis hijos y mis hijas, dice el Señor todopoderoso'”. (2 Corintios 6, 14-18)
- “Conozco tus obras, y sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Mas puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. (Apocalipsis 3, 15-16)
- Francisco (y sus esbirros Christoph Schönborn, Kevin Farrel, Walter Kasper, entre otros) han dejado claro su punto de vista sobre el punto de la admisión de los divorciados vueltos a casar para la comunión: SÍ, ESA ES LA INTERPRETACIÓN AUTÉNTICA DE Amóris Lætítia, “y punto”. El citado Bruno Forte (que por cierto, no cree en la Transubstanciación y niega la Resurrección) calificó a los críticos de Bergoglio como “extremistas nostálgicos ideológicamente ciegos que son miedosos del Espíritu Santo y no creen en el Evangelio” Y Blaise Cupich, el lameculos norteamericano próximamente cardenal, remata diciendo que los críticos “no entienden lo que significa ser obispo”.
En conclusión, Francisco y Nicolás Maduro son de la misma línea: Ante la
crítica, evadir y luego responder con mala cara cual niño malcriado. Y
en cuanto a la pretensa “aclaración”, esta no es más que patadas de
ahogado. Aparte, rechazar el Sedevacantismo como la ÚNICA Y VERDADERA
EXPLICACIÓN ante la Apostasía que vemos hoy en día es impugnar la verdad
conocida, que es el pecado contra el Espíritu Santo (y no tiene ninguna
absolución). Con todo, nuestras oraciones se encaminan a que cada vez
más se devele el engaño que representa la iglesia conciliar, que se
aparenta Católica y no lo es.
Espero os sea útil:
ResponderEliminarhttps://web.archive.org/web/20071012192021/http://www.catholicculture.org/library/view.cfm?recnum=3301
El periodista estadounidense Edward Pentin dijo que, según fuentes de la Casa Santa Marta, Bergoglio está "hirviendo de rabia" por las Dúbia cardenalicias. JAJAJAJAJA
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