«Me despido por completo de la enseñanza de que Dios tenía que expiar los pecados de los hombres en la cruz. Pero sería maravilloso si Dios tuviera la voluntad desde el principio, en el momento en que aparece en su universo una vida similar a él, de compartir esta vida con aquel a su imagen y encontrarse con él. Para mí, ese es también el mensaje fundamental de la Navidad: Dios lo arriesga todo para conquistar a su homólogo libre y poder ser Dios para él, el ser humano».
Esto es lo que dijo a Katholisch.de Magnus Striet, un laico empleado por el Estado alemán como “profesor” de teología fundamental “católica” en la Universidad de Friburgo de Brisgovia y uno de los pioneros del “Camino Sinodal” alemán, hablando del Símbolo Niceno-Constantinopolitano.
Esto es lo que cree el apóstata: el kantianismo radical, que pone en duda todo:
«Este año celebramos el 300 cumpleaños de Immanuel Kant. Kant dijo que cualquiera que hablara sobre Dios y la fe necesitaba “honestidad” para “admitir abiertamente sus dudas”. De hecho, una fe que nunca ha enfrentado dudas debe preguntarse si se ha aislado de las preguntas que se han estado gestando durante siglos. Esto se aplica en particular al núcleo de la fe cristiana: la creencia en la resurrección. Expresa la esperanza de que Dios no simplemente resucitó al hombre crucificado a una nueva vida. Más bien, este evento es la base de la promesa de Dios de que no quiere ver a nadie finalmente entregado al abismo abismal de la muerte. Esa es una gran creencia».
Si bien admite que es «la charla más complicada de todas, el Espíritu Santo es para Striet:
«la presencia de Dios en el mundo, en la sociedad, en las condiciones sociales. Cualquiera que apele al Espíritu Santo debe orientarse en el Jesús histórico, el judío de Nazaret y en lo que él proclamó como Espíritu de Dios. No se trataba principalmente de un culto a Dios, sino más bien de justicia en las condiciones sociales, para que aquellos que viven al margen de la sociedad ganen más vida, lo que correspondería a la presencia duradera del Dios amigo del hombre».
Con lo que se infiere que el Espíritu Santo no es una Persona de la Trinidad. Ergo, es pneumatómaco.
Las declaraciones de Striet se dan en el contexto de Alte Formeln – lebendiger Glaube. Das Glaubensbekenntnis ausgelegt für die Gegenwart (Viejas fórmulas: fe viva. El credo diseñado para el presente), un libro suyo recientemente publicado por la editorial Herder. Striet toma como interlocutor a Hans Blumenberg Schreier († 1996), un filósofo agnóstico radical que le irritaba la teodicea, la cuestión de la existencia de Dios frente al problema del mal. Para Blumenberg, no tenía sentido un Dios que hiciese algo imposible como la concepción virginal y al mismo tiempo permitiese Auschwitz (en efecto, él era de ascendencia judía).
No se debe concluir que Striet sea un personaje aislado en su apostasía. Es un producto más de la deformación liberal-modernista-neoteológica en las facultades de teología y seminarios de Alemania (el propio Striet se doctoró en 1998 con la tesis “El yo en la caída de la realidad”, sobre el tema de la última filosofía de Nietzsche; se habilitó en la enseñanza en 2001 en Münster con una tesis sobre el tema “Secreto aparente – Sobre la crítica de la teología negativa”). De hecho, Joseph Ratzinger (el mismo Benedicto XVI a quien muchos neocones idealizaron frente a Francisco Bergoglio), explicando en su libro Introducción al Cristianismo el artículo del Credo «Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado», rechazaba la idea de la expiación:
ALEMÁN
„Für sehr viele Christen und besonders für jene, die den Glauben nur ziemlich von weitem kennen, sieht es so aus, als wäre das Kreuz zu verstehen innerhalb eines Mechanismus des beleidigten und wiederhergestellten Rechtes.Es wäre die Form, wie die unendlich beleidigte Gerechtigkeit Gottes mit einer unendlichen Sühne wieder versöhnt würde. So erscheint es den Menschen als Ausdruck einer Haltung, die auf einem genauen Ausgleich zwischen Soll und Haben besteht; zugleich behält man das Gefühl, dass dieser Ausgleich dennoch auf einer Fiktion beruht. Man gibt zuerst im Geheimen mit der linken Hand, was man feierlich mit der rechten wieder entgegennimmt. Die ‚unendliche Sühne‘, auf der Gott zu bestehen scheint, rückt so in ein doppelt unheimliches Licht. Von manchen Andachtstexten her drängt sich dem Bewusstsein dann geradezu die Vorstellung auf, der christliche Glaube an das Kreuz stelle sich einen Gott vor, dessen unnachsichtige Gerechtigkeit ein Menschenopfer, das Opfer seines eigenen Sohnes, verlangt habe. Und man wendet sich mit Schrecken von einer Gerechtigkeit ab, deren finsterer Zorn die Botschaft von der Liebe unglaubwürdig macht.So verbreitet dieses Bild ist, so falsch ist es. In der Bibel erscheint das Kreuz nicht als Vorgang in einem Mechanismus des beleidigten Rechtes; in ihr steht das Kreuz vielmehr ganz umgekehrt da als Ausdruck für die Radikalität der Liebe, die sich gänzlich gibt, als der Vorgang, in dem einer das ist, was er tut, und das tut, was er ist; als Ausdruck für ein Leben, das ganz Sein für die anderen ist“.
TRADUCCIÓN
«Para muchísimos cristianos, y especialmente para aquellos que conocen la fe sólo de lejos, parece como si la cruz debiera entenderse dentro de un mecanismo de derechos vulnerados y restablecidos.Sería la forma en que la justicia de Dios infinitamente ofendida se reconciliaría con una expiación infinita. Por eso, a la gente le parece la expresión de una actitud que insiste en un equilibrio preciso entre débito y crédito; pero al mismo tiempo, queda la sensación de que este equilibrio se basa en una ficción. Primero das en secreto con la mano izquierda, y luego recibes solemnemente con la derecha. La “expiación infinita” en la que Dios parece insistir se presenta bajo una luz doblemente siniestra. De algunos textos devocionales, casi se impone a la conciencia la idea de que la creencia cristiana en la cruz imagina a un Dios cuya justicia despiadada exigía un sacrificio humano, el sacrificio de su propio hijo. Y uno se aleja aterrorizado de una justicia cuya oscura ira hace increíble el mensaje de amor.Por más común que sea esta imagen, es incorrecta. En la Biblia la cruz no aparece como un proceso en un mecanismo de ley violada; en ella, la cruz es todo lo contrario, como expresión de la radicalidad del amor, que se da por completo, como proceso en el que uno es lo que hace y hace lo que es; como expresión de una vida que es enteramente ser para los demás».
Y también sobre el Espíritu Santo, Ratzinger disminuye su carácter de Dios en pro de un aspecto relacional:
ALEMÁN
„Erst die allmähliche Ausweitung der Tauffragen zu einem ausgeführten Symboltext hat die trinitarische Struktur etwas überdeckt. Nun wurde ja, wie wir sahen, als Mittelstück die ganze Geschichte Jesu von der Empfängnis bis zur Wiederkunft eingebaut. Das führte dazu, dass man jetzt den ersten Teil gleichfalls mehr geschichtlich verstand, indem man ihn wesentlich auf die Schöpfungsgeschichte und die vorchristliche Zeit bezog. Damit aberwar ein geschichtliches Verständnis des ganzen Textes unausweichlich: Der dritte Teil musste so als Verlängerung der Christusgeschichte in der Gabe des Geistes verstanden werden, als oals Hinweis auf die ‚Endzeit‘ zwischen Christi Ankunft und Wiederkehr. Mit dieser Entwicklung war freilich nicht die trinitarische Sicht einfach aufgehoben, so wie umgekehrt die Tauffragen nicht voneinem geschichtslos-jenseitigen Gott, sondern von dem unszugewandten Gott handeln wollten. Insofern ist für die ältesten Stadien des christlichen Denkens eine Interferenz von heilsgeschichtlicher Schau und trinitarischer Betrachtungcharakteristisch, die erst später zum Nachteil der Sache immer mehr vergessen wurde, sodass es zu einer Zerreißung in theologische Metaphysik einerseits und Geschichtstheologie auf der anderen Seitekam: Beide stehen fortan als zwei völlig verschiedene Dingenebeneinander, man treibt entweder ontologische Spekulation oder antiphilosophische Theologie der Heilsgeschichte und verliert dabei ineiner wahrhaft tragischen Weise die ursprüngliche Einheit des christlichen Denkens. An seinem Ausgangspunkt ist dieses Denkenweder bloß ‚heilsgeschichtlich‘ noch bloß ‚metaphysisch‘ bestimmt, sondern durch die Einheit von Geschichte und Sein geprägt. Darinliegt ein großer Auftrag gerade auch an die heutige theologische Arbeit, die erneut von diesem Dilemma zerrissen ist“ [Cf. J. Ratzinger, Heilsgeschichte und Eschatologie, en Theologie im Wandel. München 1967, 68-89]
TRADUCCIÓN
«Sólo la expansión gradual de las preguntas bautismales hasta convertirlas en un texto simbólico ejecutado hizo que la estructura trinitaria se oscureciera un poco. Ahora bien, como vimos, toda la historia de Jesús, desde la concepción hasta el regreso, fue construida como pieza central. Esto llevó a que la primera parte ahora se entendiera más históricamente, ya que estaba esencialmente relacionada con la historia de la creación y el período precristiano. Pero esto significaba que era inevitable una comprensión histórica de todo el texto: la tercera parte debía entenderse como una extensión de la historia de Cristo en el don del Espíritu, como una referencia al “fin de los tiempos” entre la llegada y el regreso de Cristo. Por supuesto, este desarrollo no abolió simplemente la visión trinitaria, del mismo modo que, a la inversa, las preguntas bautismales no se referían a un Dios sin historia y de otro mundo, sino al Dios que se vuelve hacia nosotros. A este respecto, es característica de las etapas más antiguas del pensamiento cristiano una interferencia entre la visión de la historia de la salvación y la visión trinitaria, que sólo más tarde fue cada vez más olvidada en detrimento de la materia, de modo que se produjo una ruptura entre la metafísica teológica en el por un lado, y la teología histórica, por el otro: a partir de entonces ambas se presentan una al lado de la otra como dos cosas completamente diferentes, uno se involucra en especulaciones ontológicas o en teología antifilosófica de la historia de la salvación y, con ello, pierde la unidad original del pensamiento cristiano de una manera verdaderamente trágica. forma. En su punto de partida, este pensamiento no está determinado ni simplemente “histórico-salvacionista” ni simplemente “metafísicamente”, sino que está determinado por la unidad de la historia y el ser. Se trata de una gran tarea, sobre todo para la labor teológica actual, que una vez más se ve desgarrada por este dilema» [Cf. J. Ratzinger, Historia de la salvación y Esjatología, en Teología en cambio. Múnich 1967, 68-89].
Así, no es de extrañar que hayan tantos Striets y Ratzinger que, de cuenta del Estado alemán, estén difundiendo falsa doctrina y asesinando las almas.