Vexílla Regis

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MIENTRAS EL MUNDO GIRA, LA CRUZ PERMANECE

LOS QUE APOYAN EL ABORTO PUDIERON NACER

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NO AL ABORTO. ELLOS NO TIENEN LA CULPA DE QUE NO LUCHASTEIS CONTRA VUESTRA CONCUPISCENCIA

NO QUEREMOS QUE SE ACABE LA RELIGIÓN

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No hay forma de vivir sin Dios.

ORGULLOSAMENTE HISPANOHABLANTES

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domingo, 30 de junio de 2019

A LAS PRO-ELECCIÓN

«La prostituta no quiere que otras mujeres tengan hijos, sino que sean prostitutas como ella». OTTO WEININGER, Geschlecht und Charakter (Sexo y Carácter) - traducción inglesa de la sexta edición alemana, pág. 258.

NOTICIAS DE LOS CORRUPTOS CLÉRIGOS CONCILIARES

Noticias tomadas de GLORIA NEWS
 
1º JUSTICIA ITALIANA EMBARGÓ 2’000.000 € AL NUNCIO ETTORE BALESTRERO
 
    
El sitio web Ansa.it informó el 21 de junio que le fueron embargados dos millones de euros al nuncio Ettore Balestrero, nuncio apostólico del papa Francisco en el Congo belga.
  
Sin embargo, la oficina del Fiscal Público de Génova pidió bloquear siete millones y, en consecuencia, está apelando la decisión.
  
Junto con su hermano Guido (importador de carnes), Ettore Balestrero está acusado de lavado de dinero al donarle en el año 2015 a aquél casi cuatro millones de euros que según los investigadores Francesco Pinto y Paola Calleri, provenían de actividades de contrabando.
  
2º BERGOGLIO CONSAGRARÁ A UN ROMPEHOGARES COMO OBISPO AUXILIAR DE LIMA
   
   
Distintos obispos tratan de detener el nombramiento del presbítero peruano Ricardo Augusto Rodríguez Álvarez (57), párroco de Santa María de Nazaret en el distrito de Surquillo, como obispo auxiliar de Lima.
  
Según publica el 26 de junio el sitio web InfoVaticana.com, se sospecha que Rodríguez tiene una aventura con una mujer casada de origen colombiano, cuyo matrimonio está en problemas.
  
La arquidiócesis de Lima es gobernada por el modernista arzobispo Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio, nombrado recientemente por Francisco.
  
Parece que las advertencias no son escuchadas y que Rodríguez (quien estuvo en la terna para suceder a Juan Luis Cipriani al frente de la arquidiócesis de la capital del Perú) será consagrado el 6 de julio.
  
En una carta que vio el sitio web InfoVaticana.com, Rodríguez promete a su concubina que iba a dejar el sacerdocio unos días antes que fuera propuesto como el nuevo obispo auxiliar de Lima.

sábado, 29 de junio de 2019

RATZINGER RECONOCE A BERGOGLIO COMO ÚNICO GOBERNANTE DE LA DEUTEROVATICANIDAD

  
Aunque prometió aislarse del mundo desde que se materializó su renuncia el 28 de Febrero de 2013, el sacerdote modernista alemán Joseph Alois Ratzinger Tauber-Peintner, quien entre el 19 de Abril de 2005 y la fecha señalada se hizo llamar “Papa Benedicto XVI”, en una entrevista que dio al periodista Massimo Franco del diario oligarca italiano Corriere della Sera y que fue publicada ayer 28 de Junio de 2019 (haciéndose Vatican News eco de la misma), en parte para acallar los rumores que surgieron tras su renuncia donde afirmaban que ésta era nula y él era legítimo mientras que su inglorioso sucesor Jorge Mario Bergoglio Sívori era un usurpador (corriente llamada “resignacionismo” o “benevacantismo”), reafirmó que para él «el Papa es uno, [y se llama] Francisco».
  
El entrevistador recalca que según Ratzinger la unidad de la iglesia es “su principal obsesión” y está “más aguda que nunca”. Ya en 2017, ante las exequias del cardenal Joachim Meisner (uno de los cuatro dubianistas originales), Ratzinger envió un mensaje donde dijo tener «la certeza que el Señor no abandona a su Iglesia, aun cuando parezca que va a zozobrar», causando gran alboroto. Ahora dice que «la unidad de la Iglesia ha sido siempre más fuerte que las luchas y guerras intestinas», aun a sabiendas que su iglesia, la Secta Deuterovaticana, ha estado en guerra desde su fundación en el Anticoncilio Vaticano II, entre los mismos modernistas (que los hay conservadores y liberales) y contra la Iglesia Católica; y que él mismo ha sido parte y protagonista de esas “guerras y luchas intestinas”.
  
Ante esto, se cae el tinglado de los resignacionistas, que van desde los que afirman que Benedicto Ratzinger está simplemente equivocado en su estatus hasta los que no les importa lo que él diga o piense de su renuncia, y todo el espectro intermedio. Confusión nacida ¡de él mismo!, ya que, aún renunciado (LIBRE Y ESPONTÁNEAMENTE, AUN CON CIRCUNSTANCIAS POLÉMICAS), continúa usando la sotana y el solideo blanco junto al título de “Su Santidad” y el nombre de elección (en contraste, cuando Celestino V -San Pedro Celestino- renunció al pontificado tras cinco meses y nueve días de su elección, retornó a su vida monástica como Pedro Angeleri di Morrone OSB Cœl.), y alimentando por medio de su secretario privado el arzobispo Georg Gänswein, como cuando dijo en la Gregoriana el 21 de Mayo de 2016: «no hay dos Papas, sino un ministerio [petrino] expandido de facto, con un miembro activo y un miembro contemplativo, que aunque ha dejado el trono, no ha renunciado al nombre ni tampoco se ha aislado en un monasterio, sino que sigue dentro del Vaticano, como si solo hubiese dado un paso al lado para hacer hueco a su sucesor y abrir una nueva etapa en la historia del papado».
  
Independientemente de todas declaraciones, el problema seguirá mientras Ratzinger viva. Incluso, cuando muera, algunos habrán que en lugar de aceptar de Bergoglio como jefe de la secta del Vaticano II o reconocer que la Sede Apostólica está vacante desde el 9 de Octubre de 1958, buscarán un “Benedicto XVII” al que vincularse (¿Gänswein o el cardenal Ángelo Scola? Esperar). De todos modos, estarán prolongando la vinculación suya de ellos (y de cuantos incautamente los siguen) a la iglesia conciliar.

RECUERDOS DE UN PASADO GLORIOSO: EL PALIO

  
El Palio (foto) es una insignia litúrgica de honor y de jurisdicción que es endosada por el Papa (se sabe por el Liber Pontificális que el el papa Marcos, en el año 336, le concedió el palio al obispo de Ostia en cuanto consagrador de los Papas, por lo que se infiere que su uso es anterior) y por los Arzobispos Metropolitanos (desde el siglo X, aunque se conoce que el papa Símaco, en el año 513, le concedió el palio a San Cesáreo de Arlés, y que San Leandro de Sevilla fue el primer obispo español en recibirlo, de manos de San Gregorio Magno) en sus Iglesias y en las de sus Provincias (el Patriarca Latino de Jerusalén, aunque no tiene diócesis sufragánea, como arzobispo también usa palio). Está constituido por una faja de lana blanca sobre la cual spiccano seis cruces de seda negra. Los monjes trapenses de la Abadía de las Tres Fuentes apacientan los corderos y los esquilan, mientras que los palios son tejidos por las religiosas benedictinas del monasterio de Santa Cecilia. El rito de la imposición de los Palios a los Arzobispos Metropolitanos es realizado por el Papa el 29 de Junio, Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. No obstante, cuando el papa no podía hacer él mismo la entrega del palio, le correspondía la entrega al cardenal protodiácono, el mismo que anunciaba Urbi et Orbi la elección de un nuevo papa.
  
La bendición de los corderos de cuya lana se fabrican los palios se hacía el 21 de enero en la iglesia de Santa Inés extramuros, por el abad de San Pedro ad Víncula, que usa la cruz y la mitra para esta ceremonia, como ya expusimos en su momento. Ahora nos concentraremos en la bendición de los palios ya terminados.
     
Los palios que van a ser bendecidos son guardados en esta arqueta de plata sobredorada:
    
  
y puestos en el Trofeo, una hornacina bajo la tumba de San Pedro, donde el Papa desciende a orar.
  
  
Al rezar las Vísperas, los palios son presentados al Papa, quien los bendice de esta forma:
℣. Adjutórium nostrum in nómine Dómini.
℟. Qui fecit cœlum et terram.
℣. Dóminus vobíscum.
℟. Et cum spíritu tuo.
  
Orémus:
ORATIO
Deus, pastor ætérne animárum, qui eas Óvium nómine designátas, per Jesum Christum Fílium tuum, Beáto Petro Apóstolo ejúsque successóribus, boni Pastóris typo regéndas commisísti, atque Ipsis sacrárum véstium sýmbolis pastorális curæ documénta significári voluísti; effúnde per ministérium nostrum super hæc Pállia de beatórum Apostolórum Princípium altári sumpta copiósam benedictiónis et sanctificatiónis tuæ grátiam, ut quam mýsticæ repræséntant pastorális offícii plenitúdinem atque excelléntiam, pleno quóque operántur efféctu. Humilitátis nostræ preces benígnus excípe, atque eorúmdem Apostolórum méritis et suffrágis concéde, ut quicúmque ea, te largiénte, gestáverit, intélligat se Óvium tuárum Pastórem, atque in ópere exíbeat, quod signátur in nómine. Sit boni magníque illíus imitátor Pastóris, qui errántem ovem húmeris suis impósitam cœ́teris adunávit, pro quibus ánimam pósuit. Sit ejus exémplo in custódia gregis sibi commíssi sollícitus, sit vigil, sit circumspéctus; ne qua ovis in morsus incídat fraudésque lupórum. Sit disciplínæ zelo distríctus, quod períerat requírens, quod aliénum redúcens, quod confráctum álligans, quod píngue et forte custódiens. Vídeat húmeris suis imposítiam Crucem, quam Fílius tuus proposítio sibi gáudio sustínere non recusávit, sitque illi crucifíxus mundus et ipse mundo. Tollat injéctum collo suo evangélicum jugum, sitque ei ita leve ac suave ut in via mandatórum tuórum cœ́teris exémplo et observatióne præcúrrat. Sit ei hoc sýmbolum unitátis et cum Apostólica Sede communiónis perféctæ téssera, sit cáritatis vínculum, sit divínæ hæreditátis funículus, sit ætérnæ securitátis pignus, et in die advéntus et revelatiónis Magni Dei, Pastorúmque Príncipis, Jesu Christi, cum óvibus sibi créditis, stola potiátur immortalitátis et glóriæ. Per eundem Dominum nostrum Jesum Christum Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. [Oh Dios, Pastor eterno de las almas, que son designadas por el nombre de Ovejas, por Jesucristo tu Hijo, que encomendaste como tipo del Buen Pastor al Bienaventurado Apóstol San Pedro y sus sucesores, y que a estos sagrados vesidos quisiste significar como símbolo del cuidado pastoral, infunde por nuestro ministerio copiosas bendiciones y la gracia de tu santificación sobre estos Palios extraídos del altar del Príncipe de los Santos Apóstoles, para que representando místicamente la plenitud y la excelencia del oficio pastoral, operen también pleno efecto. Recibe benigno la humildad de nuestras preces, y por los méritos y sufragio de este Apóstol, para que quien quiera, recibiéndote, se comporte y entienda como Pastor de tus Ovejas, y en sus obras exhiba lo que representa su nombre. Que sea bueno y magno imitador del Pastor, que a la oveja errante la lleva sobre sus hombros, hasta dar su vida por ellas. Que sea solícito ejemplo en la custodia de la grey a él encomendada, sea vigilante y circunspecto, no sea que las ovejas sean devoradas por los engaños de los lobos. Que sea ocupado en el celo de la disciplina, para buscar a las perdidas, reconducir a las descarriadas, vendar a las fracturadas, y cuidar a las gordas y fuertes. Que vea la Cruz impuesta sobre sus hombros, la cual tu Hijo, sin rehusarse, la recibió con gozo, y así él esté crucificado para el mundo y el mundo para él. Que tome sobre su cuello el yugo evangélico, y que le sea ligero y suave para que preceda a otros en el camino del ejemplo y observancia de tus mandatos. Sea este símbolo divisa de unidad y comunión perfecta con la Sede Apostólica, vínculo de caridad, cuerda de la divina herencia y prenda de seguridad eterna, y en el día en el que venga y se revele Jesucristo, Dios grande y Príncipe de los Pastores, con las ovejas a él confiadas, reciba la estola de la inmortalidad y de la gloria. Por el mismo Jesucristo Señor nuestro tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos] Amen.
 
Pío XII bendiciendo los palios
 
En un comienzo, el arzobispo debía solicitar personalmente el Palio en su visita Ad límina al Papa, pero el Papa Benedicto XIV, previendo el caso de que un arzobispo electo no pueda concurrir personalmente, decretó en la Bula Rerum Ecclesiasticórum orígines del 12 de Agosto de 1748, que es posible designar un procurador para el efecto, el cual hará la solicitud ante el Cardenal Protodiácono, tomado de la Concordia de Graciano:
Ego N. (Procurátor, et procuratório nómine, et pro parte Reverendíssimi in Christo Patris, et Dómini N.) elécti Ecclésiæ N., instánter, instántius, et instantíssime peto mihi tradi, et assignári Pálium de Córpore Beáti Petri sumptum, in quo est plenitúdo Pontificális Offícii, (et promítto illud reverénter portáre vel portári facére eídem Reverendíssimo Patri Dómino N.). Sic me Deus adjúvet, et hæc sancta Dei Evangélia.
  
TRADUCCIÓN
Yo N., (Procurador, en nombre procuratorio y de parte del Reverendísimo Padre en Cristo y Señor N.), electo de la Iglesia N., pido insistentemente, vehementemente e instantísimo me sea entregado y asignado el Palio extraído del cuerpo de San Pedro, en quien está la plenitud del oficio Pontifical (y prometo llevarlo o hacerlo llevar reverentemente al mismo Reverendísimo Padre Señor N.). Así me ayude Dios, y estos sus santos Evangelios.
Cuando el propio arzobispo es quien lo solicita, las frases entre paréntesis no se dicen. Antes del decreto, la solicitud hecha por el procurador incluía en su juramento la oración nec pernoctábo in áliquo loco, nisi una nocte tantum, præpéditus fúero legítime, et tunc in cathedráli ipsíus: et si non fúerit cathedrális, in collegiáta: et si non fúerit collegiáta, in parochiáli Ecclésia remíttam, et honorífice repónam (no pernoctaré en ningún lugar, aunque sea una noche, a menos que algún obstáculo legítimo lo impida, y entonces lo entregaré y repondré honoríficamente en su catedral, y si no fuere en la catedral, en la colegiata, y si no fuere en la colegiata, en la iglesia parroquial) antes de Sic me Deus adjúvet.
  
El día fijado para la entrega del Palio, acabada la Misa Solemne, sea en la capilla Matilde del Palacio Apostólico (o en el altar mayor de la Basílica de San Pedro, cuando quien hace la entrega es el Papa), el nuevo arzobispo metropolitano presta juramento de fidelidad, teniendo el Evangeliario abierto en las manos. Este juramento, adoptado por el Papa San Gregorio VII y modificado por Clemente VIII, consta en el Pontifical Romano y dice así:
Ego N. Eléctus Ecclésiæ N. ab hac hora in ántea fidélis, et obediens ero beáto Petro Apóstolo, sánctæque Románæ Ecclésiæ et Dómino nostro, Dómino N. Papæ N. suísque Successóribus canónice intrántibus. Non ero in consílio, aut consénsu, vel facto, ut vitam perdant, aut membrum, seu capiántur mala captióne, aut in eos violénter manus quomodólibet ingerántur, vel injúriæ aliquæ inferántur, quóvis quaesito colóre. Consílium vero, quod mihi creditúri sunt, per se, aut Núntios suos, seu lítteras, ad eórum damnum, me sciénte, némini pandam. Papátum Románum, et Regália sancti Petri, adjútor eis ero ad retinéndum, et defendéndum, salvo meo órdine, contra omnem hóminem. Legátum Apostólicæ Sedis ineúndo et redeúndo honorífice tractábo, et in suis necessitátibus adjuvábo. Jura, honóres, privilégia, et auctoritátem Sanctæ Románæ Ecclésiæ, Dómini nostri Papæ, et Successórum prædictórum, conserváre, defendére, augére, et promovére curábo. Neque ero in consílio, vel facto, seu tractátu, in quibus contra ipsum Dóminum nostrum, vel eámdem Románam Ecclésiam, áliqua sinístra, vel præjudiciália personárum, juris, honóris, status, et potestátis eórum machinéntur. Et si tália a quibuscúmque tractári, vel procurári nóvero, impédiam hoc pro posse: et quanto cítius pótero, significábo eídem Dómino nostro vel álteri, per quem possit ad ípsius notítiam perveníre. Régulas sanctórum Patrum, Decréta, Ordinatiónes seu Dispositiónes, Reservatiónes, Provisiónes, et Mandáta Apostólica, totis víribus observábo, et fáciam ab áliis observári. Hæréticos, schismáticos, et rebélles eídem Dómino nostro, vel Successóribus prædíctis, pro posse perséquar, et impugnábo. Vocátus ad Sýnodum, véniam, nisi præpéditus fúero Canónica præpeditióne. Apostolórum límina síngulis triénniis personáliter per me ipsum visitábo; et Dómino nostro, ac Successóribus præfátis, ratiónem reddam de toto meo pastoráli offício, ac de rebus ómnibus ad meæ Ecclesiæ statum, ad cleri et pópuli disciplínam, animárum dénique, quæ meæ fídei tradítæ sunt, salútem, quovis modo pertinéntibus: et vicíssim mandáta Apostólica humíliter recípiam, et quam diligentíssime exséquar. Quod si legítimo impediménto deténtus fúero, præfáta ómnia adímplebo per certum Núntium ad hoc speciále mandátum habéntem, de grémio mei Capítuli, aut álium in dignitáte ecclesiástica constitútum, seu álias personátum habéntem: aut, his mihi deficiéntibus, per diœcesánum Sacerdótem; et clero deficiénte omníno, per áliquem álium Presbýterum sæculárem, vel regulárem, spectátæ probitátis, et religiónis, de supradíctis ómnibus plene instrúctum. De hujúsmdi autem impediménto docébo per legítimas probatiónes ad Sanctæ Románæ Ecclésiæ Cardinálem proponéntem in Congregatióne sacri Concílii, per supradíctum Núntium transmitténdas. Possessiónes vero ad mensam meam pertinéntes non vendam, nec donábo, neque impignorábo, nec de novo infeudábo, vel áliquo modo alienábo, étiam cum consénsu Capítuli Ecclésiæ meæ, inconsúlto Románo Pontífice. Et si ad áliquam alienatiónem devenéro, poenas in quadam super hoc edíta Constitutióne conténtas, eo ipso incúrrere volo. Sic me Deus adjúvet, et hæc sancta Dei Evangélia.
     
TRADUCCIÓN
Yo N., electo en la Iglesia N., desde esta hora ante los fieles, seré obediente al bienaventurado San Pedro Apóstol, a la Santa Iglesia Romana y a nuestro Señor, el Señor N. Papa N. y a sus Sucesores canónicos venideros. No estaré en consejo, o consenso, o hecho, para perder la vida o un miembro, o capturarlo con mal, o poner violentamente la mano sobre él, o que se le infiera injuria, so color de cualquier pretexto que sea. Cualquier consejo que me llegue a conocimiento, sea por sí o por sus nuncios, o por letras para su daño, conociéndolo yo, a ninguno lo revelaré. Ayudaré a conservar y defender contra todo hombre, salvo mi orden, el Papado Romano y la Regalia de San Pedro. Trataré honoríficamente a los Legados de la Sede Apostólica entrando y saliendo, y los socorreré en sus necesidades. Cuidaré de conservar, defender, aumentar y promover los derechos, honores, privilegios y autoridad de la Santa Iglesia Romana, de nuestro Señor el Papa y los predichos Sucesores. No estaré en consejo, o hecho, o tratado, en los cuales maquinen perjuicio o siniestro en su persona, derechos, honores, estado y potestad contra el mismo Señor nuestro, o la misma Iglesia Romana. Y si alguno tratare tal cosa, o procurare intentarlo, impediré que llegue a término: y en cuanto me sea posible, haré significar esto a este nuestro Señor o a otros, para que puedan tener noticia de esto. Observaré con todas mis fuerzas y haré observar a otros las Reglas de los santos Padres, Decretos, Ordenanzas o Disposiciones, Reservas, Provisiones y Mandatos Apostólicos. Perseguiré e impugnaré a los herejes, cismáticos y rebeldes a este mismo Señor nuestro, o a los Sucesores predichos. Acudiré al Sínodo cuando sea llamado, a menos que me encuentre impedido por impedimento Canónico. Por mí mismo haré la Visita ad límina Apostolórum cada tres años; y a nuestro Señor, y a los Sucesores predichos, daré razón de todo mi oficio pastoral, y de todas las cosas del estado de mi Iglesia, y de la disciplina del clero y del pueblo, y de las almas que me han entregado su fe y salvación, del modo pertinente: y a mi vez recibiré humildemente los Mandatos Apostólicos, los cuales ejecutaré diligentísimamente. Que si me viere impedido por impedimento legítimo, todo lo anterior lo realizaré por Nuncio cierto con mandato especial para esto, del gremio de mi Capítulo, u otro constituido en dignidad eclesiástica, u otras personas que la tengan: o, faltándome estas, por un Sacerdote diocesano; e incluso faltando el clero, por algún otro Presbítero secular o regular, de proba honestidad y religión, instruido plenamente de todo lo dicho arriba. De este modo, también informaré de este impedimento con legítimas pruebas a los Cardenales de la Santa Iglesia Romana en la Congregación para el Sacro Concilio, comunicádolas por medio de este Nuncio. No venderé las posesiones pertinentes a mi mesa, ni las donaré, ni pignoraré, ni cederé por primera vez, o enajenaré en modo alguno, aun con el consenso del Capítulo de mi Iglesia, sin consultar al Romano Pontífice. Y si hiciere alguna enajenación, deseo incurrir en las penas que sobre esto están contenidas en esta Constitución. Así me ayude Dios, y estos sus santos Evangelios.
A esto, el celebrante responde Deo grátias. Acto seguido, se ciñe la mitra y se dirige al altar, donde toma uno de los palios y se lo impone a los hombros del escogido, diciendo:
Ad honórem omnipoténtis Dei, et beátæ Maríæ semper Vírginis, ac beatórum Apostolórum Petri et Pauli, Dómini nostri N. Papæ N. et Sanctæ Románæ Ecclésiæ, nec non Ecclésiæ N. tibi commíssæ, trádimus tibi Pállium de córpore beáti Petri sumptum, in quo est plenitúdo Pontificális offícii, cum Patriarchális (vel Archiepiscopális) nóminis appellatióne; ut utáris eo intra Ecclésiam tuam certis diébus, qui exprimúntur in privilégiis ab Apostólica Sede concéssis. In nómine Pa ✠ tris, et Fí ✠ lii, et Spíritus ✠ Sancti. Amen.
  
TRADUCCIÓN
A honor de Dios omnipotente, y de la Bienaventurada Siempre Virgen María, y de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, Nuestro Señor N. Papa N. y la Santa Iglesia Romana, con la Iglesia N. a ti encomendada, te entregamos el Palio extraido del cuerpo de San Pedro, en quien está la plenitud del oficio Pontifical, con la apelación del nombre Patriarcal (o Arzobispal); para que lo uses dentro de tu Iglesia en ciertos días, que están expresados en los privilegios concedidos por la Sede Apostólica. En el nombre del Pa ✠ dre, y de Hi ✠ jo, y del Espíritu ✠ Santo. Amén.
 
Los palios de aquellos que no pueden concurrir a la Basílica de San Pedro, como también los pedidos durante el año, son enviados por medio del procurador para imponerlos en nombre del Sumo Pontífice en la sede arzobispal o patriarcal. En este caso, el día de la entrega del Palio, el Obispo delegado, junto al elegido para la dignidad patriarcal o arzobispal, se reúnen en la Catedral, o en otra iglesia más cómoda de la diócesis o provincia, donde se hará la Misa Solemne de Consagración episcopal. Una vez comulgado el celebrante, el Palio es extendido en medio del altar, y cubierto con la seda en la que fue transportado. Acabada la Misa, el Pontífice, revestido de amito, estola, capa pluvial y mitra, se sienta ante el altar en el faldistorio, recibiendo en nombre de la Sede Apostólica el juramento de fidelidad arriba detallado de parte del electo, el cual estará de rodillas y revestido de todos los ornamentos de Pontifical (calzado litúrgico –cáligas y sandalias–, amito, alba, cíngulo, estola, tunicela, dalmática, casulla, cruz pectoral, quirotecas, anillo pastoral, manípulo y mitra), sin la mitra y las quirotecas. Una vez hecho el juramento, el Pontífice le impone el Palio con la misma fórmula ut supra. Hecho esto, se depone la mitra y se dirige al cuerno del Evangelio. El nuevo Arzobispo o Patriarca, revestido ya con el Palio, sube al altar y, con la cruz ante sí, confiere la bendición apostólica a los presentes.
        
Sólo los arzobispos metropolitanos y cardenales pueden recibir palio. Los arzobispos titulares, esto es, de archidiócesis históricas no existentes en la actualidad, por lo general no reciben el palio con la dignidad arzobispal (y las pocas veces que ha sucedido, no lo usan). Los patriarcas latinos de Jerusalén, Antioquía, Alejandría y Constantinopla (estos tres últimos abolidos por Montini), por particulares indultos pueden recibirlos, como también los patriarcas orientales católicos: Benedicto XIV, por ejemplo, envió palios al patriarca de los armenios católicos, al patriarca de Antioquía de los grecocatólicos melquitas y al patriarca de Antioquía de los maronitas; mas no pueden imponerlo a sus arzobispos, a menos que se especifique tal proceder en el privilegio.
 
El palio en cuanto a insignia jurisdiccional, es usado por el Papa todos los días y en cualquier iglesia donde vaya. Los arzobispos y patriarcas, según los papas Nicolás I, San Gregorio VII e Inocencio III, no pueden designarse ni actuar como tal antes de recibir el palio. Una vez lo reciben, se debe usar en las siguientes ocasiones, a menos que en el privilegio se establezca otra cosa (Pontifical Romano):
  • Natividad de Nuestro Señor,
  • San Esteban Protomártir,
  • San Juan Apóstol y Evangelista,
  • Circuncisión del Señor,
  • Epifanía del Señor,
  • Domingo de Ramos,
  • Jueves Santo,
  • Sábado Santo,
  • Domingo de Pascua y los dos días siguientes,
  • Domingo in Albis,
  • Ascención del Señor,
  • Pentecostés,
  • Corpus Christi,
  • las cinco solemnidades principales de la Santísma Virgen (Purificación, Anunciación, Asunción, Natividad e Inmaculada Concepción),
  • Natividad de San Juan Bautista,
  • Fiesta de Todos los Santos
  • Todas las fiestas de los Apóstoles,
  • Dedicación de una iglesia,
  • Principales fiestas de la iglesia metropolitana,
  • Ordenación de clérigos,
  • Consagración de obispos, abades y vírgenes,
  • Aniversarios de la dedicación y la consagración de la catedral.
En los demás días, salvo que no estén señalados arriba o en el privilegio, si el arzobispo o el patriarca quiere celebrar de pontifical, no puede usar el palio. Tampoco puede usarlo en las iglesias fuera de su provincia eclesiástica.
  
Cuando un arzobispo celebra de pontifical, al ponerse el palio sobre la casulla, dice: Ut semper unítus ad Petrum et suos successóres sim, Dómine, et exémplum frátribus meis Epíscopis (Que siempre esté unido, Señor, a Pedro y a sus sucesores, y sea ejemplo para mis hermanos obispos).
  
En caso de traslado a otra sede metropolitana, no puede usar el palio de su primera iglesia, ni el de su antecesor en la nueva sede. Debe pedir y hacerse imponer un nuevo palio para su destinación. Si renuncia, no puede usar más el palio anteriormente recibido.
  
Al morir, el arzobispo es sepultado con su palio. Si es sepultado en su provincia eclesiástica, debe ponerse el palio sobre sus espaldas por encima de la casulla; si fuera de ella, debe plegarse y colocarse bajo su cabeza. Si un arzobispo muere en medio del mar, el palio es llevado a la catedral metropolitana para ser enterrado en su lugar.

DE LA INCOLUMIDAD DE LA FE DE SAN PEDRO

  
«San Pedro, firme a aquella solidez de piedra que le fue otorgada, no ha abandonado el gobierno de la Iglesia que se le encomendó. Fue, pues, constituido sobre los demás, con el fin de que por medio de los misteriosos nombres que se le daban al ser llamado Piedra, fundamento, Portero del reino de los cielos, árbitro de todo lo que debía ser perdonado o retenido, hasta el punto de que habría de acatarse en los cielos el fallo de sus sentencias, conociéramos cuán íntima sería su unión con Cristo. Si, pues, hacemos algo rectamente y con prudencia lo ejecutamos, si alcanzamos algo de la misericordia divina con nuestras cuotidianas oraciones, es en virtud de las obras y méritos de aquel cuyo poder se asiente sobre esta su Sede y cuya autoridad brilla en la misma. [...] Todo esto es fruto, carísimos hermanos, de aquella confesión, que inspirada por Dios Padre en el corazón del Apóstol, supera todas las vacilaciones de las opiniones humanas, y recibe la firmeza de la roca, que no cede a los más fuertes embates. Por toda la iglesia proclama Pedro dice diariamente: “Tu es Christus Fílius Dei vivi”, y toda lengua que confiese al Señor es adoctrinada por el magisterio de tal voz. Esta fe vence al diablo y rompe las cadenas de los que tenía cautivos. Esta fe envía al Cielo a los que ha libertado del mundo, y contra ella no prevalecerán nunca las puertas del Infierno. Tal es la fortaleza con que Dios la ha dotado que ni la podrán contaminar las malignas herejías ni jamás conseguirán vencerla las perfidias del paganismo.

Con estos sentimientos, amadísimos, y como oportuno homenaje, se celebra la fiesta de hoy, representando mi humilde persona y recibiendo la honra debida a quien lleva sobre sí la solicitud de todos los pastores y la guarda de las ovejas encomendadas a su custodia, y cuya dignidad tampoco sufre merma por recaer en un indigno sucesor. Por lo cual, la tan deseada y para mí honrosa presencia de mis venerables hermanos y consacerdotes será tanto más sagrada y llena de devoción si el deber de piedad que los ha llevado a reunirse en este lugar sabe dirigir su tributo de veneración no sólo al que es Prelado de esta sede romana, sino también Primado y cabeza de todos los Obispos».
  
SAN LEÓN MAGNO, Sermón III de su natividad -Aniversario de su coronación papal-, caps. III-IV. (Traducción del Canónigo D. Casimiro Sánchez Aliseda, en SAN LEÓN MAGNO: Sermones escogidos, Serie “Los Santos Padres”, Nº 43. Ed. Apostolado Mariano, Sevilla)

viernes, 28 de junio de 2019

NUEVAS ORDENACIONES PARA LA IGLESIA


Ayer 28 de Junio, en el Seminario de la Santísima Trinidad en Brooksville, Florida, Mons. Donald J. Sanborn, asistido por los obispos Daniel Dolan y Joseph Selway, confirió el Sagrado Orden como sacerdote a Caleb Sons.
  
 
Cimco días antes, el 23 de junio, en este mismo seminario, Mons. Joseph Selway confirió el Sacramento del Orden en el grado de diácono al seminarista Luke Petrizzi. Esta ceremonia contó además con la presencia de Mons. Sanborn como obispo asistente.
  

Nos unimos al gozo de contar con nuevos operarios en la viña del Señor, y pedimos como siempre oración para que el padre Caleb Sons y el diácono Luke Petrizzi perseveren en la fe y la vocación a la que Dios nuestro Señor les ha llamado; y para que hayan muchos santos sacerdotes que ofrezcan el Santo Sacrificio de la Misa y prediquen la Sana Doctrina Católica.

DEO GRÁTIAS!

FELIPE VI NO ASISTIRÁ AL CENTENARIO DE LA CONSAGRACIÓN DE ESPAÑA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (Y la CEE “lo entiende”)

Noticia tomada de HISPANIDAD.
  
  
En vísperas de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, que se celebra el viernes posterior al segundo domingo después a Pentecostés, cabe recordar que este año será especial por el centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón​, que se renovará el próximo domingo. Sin embargo, entre las más de 12.000 personas que asistirán, no estará Felipe VI. Es decir, no ha querido hacer lo mismo que su bisabuelo, Alfonso XIII, el 30 de mayo de 1919, dos días antes de las elecciones generales del 1 de junio de 1919, pero ¿quién quiere hacerlo hoy día?
 
El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, ha señalado, ante la pregunta de Hispanidad (ver vídeo a partir del minuto 40): «Sé que ha habido algún intercambio de comunicaciones, eso sí, porque el propio obispo de Getafe lo ha compartido». Y es que ha sido la Diócesis de Getafe la que ha preparado el Año Jubilar por el centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón. Ese intercambio de comunicaciones supone que se ha preguntado, como es preceptivo en protocolo, para tantear si el Rey estaría dispuesto a que se enviara una invitación formal... pero no ha habido tal disposición.
  
Mons. Argüello ha recordado que ya hizo referencia «a que el contexto social y político es diferente» al de 1919:
«La situación es diferente y por tanto, no podemos pretender el mismo tipo de propuesta o de respuesta de las instituciones del Estado. Hoy el papel constitucional del Rey de España es distinto del que tenía hace 100 años y por tanto, entendemos que su posición, lógicamente, ha de ser diferente, como también es diferente la situación en la que se encuentra la Iglesia en la sociedad española».
Tiene razón: los obispos del momento apoyaron sin fisuras la consagración del país a Cristo. Lo que no ha ocurrido este año.
  
 
De esta forma, el portavoz de los obispos españoles ha justificado la ausencia de Felipe VI en la renovación de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús. Sin embargo, el contexto no era tan diferente: había una monarquía parlamentaria, con libertad de partidos políticos (de hecho, había conservadores; liberales; una conjunción de socialistas y republicanos; y los regionalistas de Cambó, entre otros, que sí acudieron a las elecciones generales del 1 de junio de 1919), y citas con las urnas (aunque con sufragio sólo masculino). Parece que la diferencia no es tanto de dos regímenes, como de dos reyes distintos (Alfonso XIII y Felipe VI), comprometido el uno con su fe cristiana, el otro un poquito menos.
  
En la justificación, monseñor Argüello también ha incidido en que «en todo caso, nosotros, en una situación de diálogo Iglesia-sociedad, el acento que queremos poner es la importancia de los españoles, los miembros de la comunidad cristiana y los hombres de buena voluntad que quieran vivir esta invitación». «Tiene una importancia en las personas, comunidades cristianas, diócesis y desde ahí, se hace una invitación general».
  
Eso sí, no hay que olvidar que hubiera sido más lógico que la celebración del citado Año Jubilar, dado que estamos hablando de la Consagración de España, se hubiera hecho desde la Conferencia Episcopal y no desde la Diócesis de Getafe. Claro que los obispos españoles, en el marco de la Asamblea Plenaria, peregrinaron el pasado 3 de abril al Santuario del Sagrado Corazón, en el Cerro de los Ángeles (Getafe), con el objetivo de ganar el Jubileo y celebraron una eucaristía en la cripta del monumento.
  
COMENTARIO DE MILES CHRISTI: Felipe VI Puigmoltó-Borbón y Grecia, a diferencia de su bisabuelo Alfonso XIII, tiene compromisos con la agenda globalista judeomasónica conciliar, como se evidenció al retirar la Biblia y el crucifijo de la ceremonia de posesión como Jefe de Estado (que no Rey, porque no lo es) en el 2014, al enviar un trino a los participantes del desfile del orgullo LGBTIQA...XYZ del 2017, al recibir la insignia de la Orden de la Jarretera e iniciarse en la Royal Alpha Lodge, dependiente de la Gran Logia de Inglaterra. Así que no extraña que no participe de la celebración por el centenario de la consagración, como tampoco es de asombrarse la actitud obsecuente y lamberica de la Conferencia Episcopal Española en intentar justificarlo (como también hicieron con su padre Juan Carlos “El perjuro fratricida” -masonazo también de la Royal Alpha Lodge- tras firmar la ley del aborto del socialista Felipe González). Pero bueno, quien niega a Dios ante los hombres, Dios le negará ante sus Ángeles; y a Felipe no le durará mucho la corona sobre su cabeza porque tendrá que huir como sus antepasados, mal que le pese a su esposa morganática Leticia Ortíz Rocasolano (a la cual jamás le atribuiremos el título de doña, por razones de conocimiento público).

EL SAGRADO CORAZÓN Y ESPAÑA

Traducción hecha por don Antonio Moiño Munitiz del artículo publicado en LA CONTRE-RÉFORME CATHOLIQUE. Tomado de AMOR DE LA VERDAD.
  
En las revelaciones de Paray-le-Monial, en el siglo XVII, los jesuitas fueron elegidos para ser los apóstoles del Sagrado Corazón. Pero la demanda de Paray-le-Monial fue mal recibida en la Compañía de Jesús, al menos en Francia y Roma. (…)
 
Sin embargo, en España, gracias a una serie de acontecimientos providenciales, los miembros más prominentes de la Compañía se embarcaron en el plan divino revelado en Paray-le-Monial. Ciertamente, el Padre Bernardo de Hoyos estaba predestinado y preparado por una serie de gracias extraordinarias, en el noviciado, para hacer triunfar  la causa del Sagrado Corazón. Algunas de las apariciones y visiones con que fue favorecido, le revelaron los tesoros inagotables de la misericordia y la gracia escondida en el Sagrado Corazón.
  
Durante el reinado de Felipe V, se le manifestó la gran promesa” del Sagrado Corazón: “Reinaré en España, y con más veneración que en otras partes”. Así fue cómo España fue preservada del jansenismo. Veremos a continuación cómo el reinado del Sagrado Corazón siguió su curso durante los siglos siguientes, los eclipses temporales que sufrió, y qué principios e imperativos doctrinales condicionan hoy su restauración. (…)
  
EL REINADO DEL SAGRADO CORAZÓN, INSTAURADO Y RESTAURADO.
El Padre Hoyos conocía las promesas hechas a Santa Margarita María en favor de los que honraran el Sagrado Corazón, y dieran un lugar a su imagen en sus hogares. Por ello hizo imprimir grabados que fueron por primera vez enviados a la Corte, donde fueron recibidos con reverencia. (…) Después , se propagaron rápidamente por el país, así como una Novena en honor del Sagrado Corazón, la cual fue enviada a los miembros de la Corte y a los obispos de los reinos de España. (…) 
  
El Padre Cardaveraz, que fue uno de los directores espirituales del Padre Hoyos, escribió: “ El demonio hace todo lo posible para lograr  nuestra negligencia este apostolado, porque Nuestro Señor atendiendo a nuestras súplicas, comunicará a los hijos de Ignacio el fuego que consume su Corazón, y que consumirá el mundo”. (…)
  
CELOSOS MISIONEROS
Puede asegurarse que los grandes predicadores españoles de la Compañía respondieron con ardor a la llamada del Padre Cardaveraz. (…) Puédese juzgar el éxito de su ministerio por el testimonio del Padre Calatayud“Durante los catorce meses que duraron las misiones populares sólo en la provincia de Asturias, fueron fundadas ciento dos cofradías del Sagrado Corazón” (…). Fundada en Madrid en septiembre de 1736, la Congregación del Colegio Imperial de los Jesuitas tuvo representantes de la más alta nobleza del reino, e insufló su ardor y su vida en otras congregaciones del Sagrado Corazón. Los nobles, príncipes y princesas, la Reina y el Rey dieron su nombre y se alistaron en las cofradías. Felipe V fue el primero que se inscribió. (…)  
  
Los jesuitas no estuvieron solos en la labor: los amigos que contaban entre el episcopado hicieron de la causa del Sagrado Corazón su causa personal. Además, sólo tres años después de la muerte del Padre Hoyos, los obispos reunidos en concilio enviaron una petición al Papa para obtener su permiso para celebrar en sus diócesis, el Oficio y Misa del Sagrado Corazón. (…) 
  
El Papa Clemente XII fue renuente a la celebración litúrgica del Sagrado Corazón, y rechazó esta petición. En 1745 los obispos de la provincia de Tarragona renovaron de nuevo sus instancias con el nuevo Papa, Benedicto XIV.
 
A pesar de la persistente negativa de los Papas, la “gran promesa” ya se había logrado: “Durante diez años, desde 1735 hasta 1745, el Sagrado Corazón reinó verdaderamente en España ya ganada a su amor”.
 
SEPULTADOS CON CRISTO
El rey Fernando VI y la Reina, Doña Bárbara, y la reina madre Doña Isabel Farnesio, se inscribieron en la Cofradía del Sagrado Corazón.
  
Sin embargo, bajo su sucesor, Carlos III, tuvo lugar el destierro de los jesuitas, promulgado el 2 de abril de 1767, con la denuncia del culto del Sagrado Corazón de Jesús: “Descubrimos en las asociaciones del Sagrado Corazón, elementos de una vasta conspiración que intentaría de acuerdo con los expulsados poner en peligro el trono. Por lo tanto las manifestaciones públicas del culto del Divino Corazón quedan prohibidas”.
  
Suprimida la Compañía en Portugal en 1759, en Francia en 1764, la Compañía fue disuelta finalmente por el mismo Papa en 1773. Por no haber respondido a las demandas de Paray-le-Monial, los jesuitas sufrieron un castigo terrible. La devoción de los jesuitas españoles al Sagrado Corazón no les ahorró la persecución. (…)
 
Sin duda, la advertencia que Nuestro Señor hiciera a Santa Margarita María: “Mi Divino Maestro no me dijo que sus amigos no tendrían  que sufrir nada, sino que quiere que ellos obtengan su mayor felicidad en gustar su amargura”.

Igualmente el Padre Hoyos escribió: “Dios siente una especial satisfacción al ver que la Compañía iza el estandarte de su Nombre y le imita en el sufrimiento, en las tribulaciones, contradicciones y persecuciones que todos verán. Jamás faltará a la Compañía la persecución, y si algún día no la padeciera, que tenga un gran temor porque ella no faltó jamás a su Capitán”. 
  
RENOVACIÓN DE LA DEVOCIÓN POR FERNANDO VII
Después de los disturbios, desórdenes, y problemas causados por Napoleón en la Península, los descendientes de Felipe V reanudaron esta devoción. Carlos IV, después de su abdicación, y Fernando VII durante su encarcelamiento en Valençay, recapacitaron. Tanto el padre como el hijo volvieron sus ojos al Sagrado Corazón de Jesús y pusieron toda su confianza en Él.
  
“En su detención en Valençay, Fernando se obligó con un voto a fundar, una vez alcanzada la libertad, una cofradía del Sagrado Corazón en la capital del reino. Restaurado, contra toda esperanza, en el trono de sus padres, en 1814 llevó a cabo su promesa de fundar una cofradía del Sagrado Corazón en la iglesia del Real Monasterio de la Visitación de Madrid. El mismo Rey asistió a su inauguración, con la reina y la familia real.
  
Pero Fernando VII fue más allá: pidió al Papa Pío VII el que  aprobara formalmente para  la Iglesia de España la devoción al Sagrado Corazón. Era,  como dijo, la forma más eficaz para reactivar la devoción de sus súbditos. 
   
El Santo Padre se apresuró a aceptar la petición del monarca  y aprobó esta devoción para toda la Iglesia de los dominios españoles, ordenando que la fiesta se celebrara el viernes después de la octava de Corpus Christi, con el rito de segunda clase”.
 
Además, Fernando VII revocó por real decreto todas las medidas adoptadas en contra de la Compañía de Jesús. (…) Durante su reinado, las nuevas cofradías religiosas consagradas a la adoración de la Eucaristía y del Sagrado Corazón experimentaron un desarrollo extraordinario.
  
Este culto llegó a ser un culto público; el Estado español era un Estado oficialmente católico. Aunque la Constitución de 1812 era liberal en algunos aspectos, sin embargo, especifica: “La religión de la Nación española es y será por siempre la católica, apostólica y romana, la única verdadera religión. La Nación la protegerá por medio de leyes sabias y justas, y prohibirá el ejercicio de cualquier otra religión”.
  
ALFONSO XIII, CONSAGRADO AL SAGRADO CORAZÓN
Este rey fue favorecido en su infancia con un milagro del Sagrado Corazón. A la edad de cuatro años, en 1890, sufrió una indigestión tan perniciosa que los médicos consideraron que perdería la vida. La madre priora de un convento de Madrid, a sabiendas de que estaba para morir, envió a su madre la reina regente, María Cristina, un escapulario del Sagrado Corazón, para que se lo impusiera a su Majestad. Además le animaba a consagrarlo al Corazón de Jesús, en el caso de que obtuviera la salud. La reina impuso el escapulario a su hijo. Contrariamente a todos los pronósticos, disminuyeron los dolores, y quedó sano.
  
Seis meses más tarde, durante la novena al Sagrado Corazón, en la parroquia de San Martín, el 10 de junio de 1890, la reina solemnemente consagró a sus tres hijos al Corazón de Jesús. 
  
En Madrid, durante el Congreso Eucarístico Internacional en 1911, Alfonso XIII, que siempre llevaba el escapulario del Sagrado Corazón, realizó la consagración de España a Jesús ante la Eucaristía. Además, el Congreso reprobó la laicidad señalando que las naciones tenían obligación de dar en homenaje a Nuestro Señor Jesucristo la reparación y adoración de la Nación, reconociendo los derechos de su  soberanía sobre las personas, recibidos en heredad de su Padre Celestial”. Se trataba de luchar contra la apostasía oficial de los poderes públicos, antaño cristianos, es decir puestos en sumisión a Dios, y que hoy, bajo pretexto de neutralidad, ignoran sus leyes, en tanto que naciones, e intentan expulsarlo de la vida pública.
  
La decisión de construir un monumento al Sagrado Corazón, cerca de Madrid, en el cerro de los Ángeles, centro geográfico de la península, respondía a este deseo. (…) Alfonso XIII dio su apoyo, a pesar de las presiones y amenazas de la masonería de Madrid. (…)
   
El 30 de mayo de 1919, después de la bendición del monumento por el nuncio apostólico, el Rey, que entonces tenía treinta y tres años, rodeado por los miembros del gabinete, representantes de las Cortes y de los órganos del Estado, pronunció solemnemente, ante una multitud inmensa, un acto de consagración de España al Sagrado Corazón . (…)
  
El 19 de noviembre de 1923, en Roma, durante una audiencia papal, Alfonso XIII, acompañado por el general Primo de Rivera, hizo un discurso magnífico ante el Papa Pío XI, presentándose a sí mismo como heredero de los Reyes Católicos:
En la historia española, fluye libremente, Santo Padre, la savia de la fe. Si la cruz de Cristo ya no se levantara sobre nuestro país, ¡España dejaría de ser España!”. (…)
  
Tras recordar la consagración nacional al Sagrado Corazón, continuó: “Al pedir respetuosamente vuestra bendición para España, mi familia y los valientes soldados que luchan en África por la justicia y la civilización, solemnemente os prometemos que si un día, Su Santidad decidiera hacer una Cruzada contra los enemigos de nuestra santa Religión, España y el Rey, fiel a vuestras órdenes, no desertarían del puesto de honor que se les asignan por sus gloriosas tradiciones, del triunfo y la gloria de la Cruz, que no sólo es el  símbolo de la fe, sino también de ¡la paz, la justicia, la civilización y el progreso!”.
  
Pero ante esto el Papa, declinando su ofrecimiento de la Cruzada, le dio una amonestación paternal   invitándole a enrolarse en la vía del liberalismo: “En el noble y grande pueblo español, existen también hijos desgraciados, incluso los más amados por Nos, que se niegan a acercarse al Divino Corazón. Dígales que no les excluímos, sino que por el contrario, nuestros pensamientos y nuestro amor son para ellos”.
  
La Cruzada “contra los enemigos de nuestra santa religión”, propuesta por Alfonso XIII, la emprendería con éxito el General Franco, quince años después. (…)
  
ESTADO CATÓLICO DEL GENERAL FRANCO 
Francisco Franco recibió de su madre y de sus maestros una educación profundamente católica. Fueron muchos los soldados de su ejército que fueron a la lucha con el detente del Sagrado Corazón en el pecho.
  
Los rojos, que habían tomado el Cerro de los Ángeles, se encastillaron allí y llegaron en su funesto juego a disparar a la estatua del Sagrado Corazón que presidía el cerro. El 7 de agosto de 1936, destruyeron el monumento con dinamita. Sin embargo, el saqueo, la  profanación y el sacrilegio provocaron en el pueblo una reacción saludable. Mons. González García, el santo obispo de Palencia, escribía al párroco de Torrelobatón, el 5 de septiembre de 1936: Gracias a Dios, vemos en todas partes un gran renacer religioso, pero en esta parroquia de Torrelobatón, es todavía mayor que en otras partes la devoción y amor por el Sagrado Corazón de Jesús. Esto no podía ser de otra manera ya que son Uds. los hermanos del Santo Padre Hoyos. (…)
  
En los territorios reconquistados, el general Franco restableció la dichosa cooperación de Iglesia y Estado con perfecta armonía de los dos poderes. El historiador Claude Martin hizo un balance de las medidas de reparación adoptadas por el Caudillo:Él restauró la Iglesia en la posición  privilegiada de la antigüedad, declaró el catolicismo la religión del estado, hizo regresar a los jesuitas expulsados de España por la República, hizo obligatorio el estudio de la religión en las escuelas y universidades, derogó la ley de divorcio y restauró el valor legal del matrimonio religioso. El estado implantó la subvención de los clérigos.
  
En esta materia, dijo el Caudillo a las Cortes en 1953, no hay engaños ni fraudes. Si somos católicos, nos salen al paso las obligaciones que se derivan de este hecho. En las naciones católicas, las cuestiones de fe pasan a ser de primera importancia para el Estado. La salvación o perdición de las almas, el aumento o disminución de la verdadera fe son problemas de capital importancia que no pueden dejarnos indiferentes”.
  
A comienzos de los años 40, los obispos españoles recibieron las advertencias de nuestro Señor, por medio de la Hermana Lucía de Fátima, para reformar la moral del clero. La Virgen Peregrina de Fátima recorrió la Península y recibió “un apoteósico y extraordinario homenaje” en Madrid en mayo de 1948. A las puertas de la capital, que entonces tenía 800.000 habitantes, Nuestra Señora recibió la aclamación de un millón y medio de fieles. El 26 de mayo, Nuestra Señora fue llevada a la residencia del Generalísimo Franco, donde fue recibida por todo el personal civil y militar en la capilla del palacio. (…)
  
El  Cardenal Cerejeira, Patriarca de Lisboa, dijo en su discurso del 30 de mayo, en la ceremonia de clausura: “Fátima es al culto al Corazón Inmaculado de María, lo que Paray-le-Monial fue para el culto del Sagrado Corazón. Fátima, en cierto sentido, es la continuación, o más bien, la conclusión de Paray-le-Monial: Fátima une a estos dos corazones que Dios ha unido en la obra divina de la Redención”.
  
Después de las lluvia de gracias, en todas las regiones de España, el Caudillo, el 12 de octubre de 1954, hizo a los pies de la Virgen del Pilar una admirable consagración de la nación española al Inmaculado Corazón de María.
   
Este acto de consagración afirmó la soberanía de los Sagrados Corazones de Jesús y María en el Estado español, y contiene por ello, implícitamente, un rechazo de la doctrina de la libertad religiosa, doctrina que se basa en dos principios: primero, la dignidad trascendente y el derecho inalienable de todo ser humano a que sus creencias religiosas no sufran ningún impedimento en actos públicos, y por otro lado, la incompetencia del Estado en materia religiosa.
 
De acuerdo con la enseñanza constante de la Iglesia universal, el concordato firmado en 1953 entre la Santa Sede y el gobierno español oficialmente desaprobaba la libertad religiosa. (…)
 
Ciertamente, si quien quiera trabajar con eficacia por el reinado del Sagrado Corazón, primero tiene que rechazar la impía doctrina convertida en el “nuevo dogma” del Concilio Vaticano II, a saber, el derecho social a la libertad en materia religiosa, y todo lo que sigue, en particular la teoría del Estado democrático, neutral, indiferente a Dios y servidor de la libertad individual. 

La Suprema Verdad es Cristo, escribió el abate Georges de Nantes. Él es nuestra justicia, nuestro derecho, la belleza suprema. Pero Cristo Jesús es una Persona, Persona divina encarnada, y por lo tanto, sujeto incomparable de los derechos sociales más amplios” (CRC No. 218, enero de 1986, pág. 3).
  
Por lo tanto, principalmente a través del reconocimiento explícito y de la solemne proclamación de los derechos sociales de nuestro amado Salvador, la Iglesia y el Estado, felizmente concertados, pueden restaurar o crear, en nuestras naciones, el Reinado de su Divino Corazón.
 
Extracto de Il est ressuscité!, Volumen 4, No. 25, agosto de 2004, págs. 15-20

jueves, 27 de junio de 2019

EL CORPUS CHRISTI LUTERANO DE BERGOGLIO

Traducción del artículo publicado en NOVUS ORDO WATCH.
  
Dios en los migrantes, Dios en los pobres, ¡Dios en el pan!
“JESÚS SE CONVIERTE EN PAN”, “DIOS CONTENIDO EN UN PEDAZO DE PAN”: EL CORPUS CHRISTI LUTERANO DE FRANCISCO BERGOGLIO
  

Este Jueves pasado fue la Fiesta del Corpus Christi, la celebración anual del calendario Romano que celebra el Santísimo Sacramento del Altar, la Sagrada Eucaristía. En este sacramento, que es el real y verdadero Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, Nuestro Santísimo Señor permanece con nosotros hasta el fin de los tiempos bajo la apariencia del pan y del vino. Este sacramento es confeccionado durante la Santa Misa Católica, cuando el sacerdote consagra el pan y el vino. El proceso donde esta transformación única y milagrosa toma lugar es llamado Transubstanciación. Este es el dogma Católico, y es bien sabido por cualquier Católico que tome su Fe en serio.
  
En ocasiones, la Fiesta de Corpus Christi no puede ser observada solemnemente el Jueves después del Domingo de la Trinidad, y la celebración con su procesión exterior es transferida al Domingo siguiente. A comienzos del año pasado, el “PapaFrancisco (Jorge Bergoglio) tomó la decisión para la diócesis de Roma de transferir la observancia al Domingo, y así las solemnidades para el Corpus Christi tomaron lugar el día de hoy [domingo].
  
Basado en su conducta pasada por lo menos desde 2014, es claro que Francisco Bergoglio está altamente incómodo con el Corpus Christi, que es también llamado Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo en el mundo angloparlante. Una vez más, hoy se pone en evidencia.
 
Vatican News ha publicado el siguiente vídeo:
   

Habiendo dirigido el culto novusordiano fuera de la iglesia de Santa Maria Consolatrice (Santa María Consoladora) en el distrito romano de Casal Bertone, cuando llegó la hora para la procesión solemne, como es su costumbre, Francisco Bergoglio subcontrató el cargar el ostensorio al “Cardenal” Angelo de Donatis, Vicario General de la diócesis.
  
El mismo Francisco Bergoglio no participó en la procesión; como siempre, desapareció calladamente, sólo para aparecer nuevamente en el punto final de la procesión, donde un altar fue montado en un campo de fútbol para la bendición con (la inválida versión novusordiana) del Santísimo Sacramento. Presumiblemente, Bergoglio fue conducido allí mientras todos los demás seguían la procesión a pie.
  
El señor de Donatis avanza mientras el “Papa” lo encabeza en su Ford Focus…
  
Una vez toda la procesión arribó a los increíblemente feos alrededores de su destino –un lugar que Francisco mismo escogió, según Sor Bernadette Mary Reis FSP de Vatican Media, para que pudiera estar cerca a las “periferias”–, cuando fue momento de arrodillarse, Bergoglio permaneció de pie ante el ostensorio aunque un grande, encantador y cómodo reclinatorio había sido conspicuamente ubicado ante el altar para que él lo use:
 
   
Como es bien sabido, estarse de pie es la costumbre de Bergoglio –él prácticamente nunca se arrodilla ante lo que afirma creer es la Real Presencia de Dios mismo en la Sagrada Eucaristía (con solo algunas excepciones muy raras)–.
  
La única manera de explicar la continua presencia de un reclinatorio de un llamativo reclinatorio cuando es claro que él no lo usará, es que Francisco Bergoglio mismo insiste en tenerlo. Eso, en cambio, sólo puede ser razonablemente explicado por la suposición de que él quiere demostrar tan descaradamente como sea posible su soberbio desprecio y odio a la Presencia Real de Cristo contenido ostensiblemente en la custodia.
  
  
El Vaticano nunca ha dado una explicación oficial al rechazo bergogliano a arrodillarse o a hacer la genuflexión, pero como le gusta demostrar cada año el Jueves Santo al lavar los pies de doce personas, una incapacidad física para arrodillarse no es la razón:
   

El pasado 11 de Abril, Francisco Bergoglio también mostró cuán bien y rápidamente –aunque no sin asistencia– es capaz de arrodillarse cuando realmente le importa. ¿Lo recuerdas?
   
 
Cubrimos esa calculada humillación del papado aquí.
   
Pero hoy no solamente Francisco Bergoglio se comprometió en su usual conducta de desprecio al Corpus Christi, sino que también profirió una clara e inequívoca herejía contra la Sagrada Eucaristía en su sermón. El Vaticano ha proporcionado el original Italiano aquí, y Zenit ha publicado una traducción completa al Inglés.
  
El énfasis central del sermón claramente no fue la presencia milagrosa de Cristo en la Sagrada Eucaristía o incluso el milagro de los panes y los peces que se leyeron en el Evangelio novusordiano (ver San Lucas 9:11-17). En cambio, el énfasis fue excesivo en compartir, bendecir, dar, etc. –todas cosas tienen que ver con nuestro sujeto y con las que un protestante no tendría problemas–. Fue el atentado usual para redirigir el enfoque de lo sobrenatural a lo natural, tomando una verdad vertical y convirtiéndola en algo horizontal. Era el tema usual bergogliano de “Bueno, así que hay esta verdad revelada por Dios, bien; pero ahora ¿qué sobre los pobres, los sufrientes y los ancianos?”.
 
Sin embargo, eso no es nuestra preocupación ahora. El sermón de Bergoglio para el Corpus Christi no sólo hizo el énfasis equivocado, fue explícitamente herético. Él dijo:
En la presencia de la Eucaristía, Jesús que se convierte en pan, este simple pan que contiene toda la realidad de la Iglesia, aprendamos a bendecir todo lo que tenemos, a alabar a Dios, a bendecir y no maldecir todo lo que nos ha llegado hasta este momento, y decir palabras de aliento a otros.
 
…El Señor hace cosas grandes con nuestra pequeñez, como hizo con los cinco panes. No realiza milagros con acciones espectaculares [¡!], sino con gestos humildes, partiendo con sus manos, dando, repartiendo, compartiendo. La omnipotencia de Dios es humilde, hecha solo de amor. Y el amor hace obras grandes con lo pequeño. La Eucaristía nos los enseña: allí está Dios encerrado en un pedacito de pan. Sencillo y esencial, Pan partido y compartido, la Eucaristía que recibimos nos transmite la mentalidad de Dios. (ANTIPAPA FRANCISCO BERGOGLIO, Homilía para el Corpus Christi, Zenit, 23 de Junio de 2019; cursivas removidas y subrayas añadidas)
 
Cualquier niño que quiera hacer su Primera Comunión no sería admitido si entendiera la Eucaristía de este modo. ¡Es herejía!
  
El único modo correcto de entender lo que le sucede al pan y el vino cuando son consagrados por un sacerdote durante la Santa Misa es el dogma de la Transubstanciación, no otro. Lo que Bergoglio lanzó en su homilía es, en el mejor caso, la herejía luterana de la Consubstanciación, también llamada Impanación, según la cual “la sustancia del Cuerpo de Cristo existe junto con la sustancia del pan, y en forma semejante la sustancia de su Sangre junto con la sustancia del vino” (Enciclopedia Católica, entrada “Consubstanciación”). Esta herejía fue condenada por el Concilio de Trento en el siglo XVI:
Si alguno negare que en el santísimo sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la sangre, juntamente con el alma y la divinidad, de nuestro Señor Jesucristo y, por ende, Cristo entero; sino que dijere que sólo está en él como en señal y figura o por su eficacia, sea anatema.
  
Si alguno dijere que en el sacrosanto sacramento de la Eucaristía permanece la sustancia de pan y de vino juntamente con el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y negare aquella maravillosa y singular conversión de toda la sustancia del pan en el cuerpo y de toda la sustancia del vino en la sangre, permaneciendo sólo las especies de pan y vino; conversión que la Iglesia Católica aptísimamente llama transustanciación, sea anatema. (Concilio de Trento, Sesión XIII, Cánones 1 y 2; Denz. 883-884)
  
Por supuesto que no faltarán ahora apologistas novusordianos que intentarán argumentar que Francisco Bergoglio no dijo lo que dijo en un sentido herético. Pero en este punto, sólo un tonto se balancearía por las constantes acrobacias hermenéuticas que personas como Tim Staples, Jimmy Akin o Dave Armstrong harán para mantener a la gente encadenada a la ilusión de que este apóstata argentino es el Papa de la Iglesia Católica, quien está impidiendo que las puertas del Infierno prevalezcan.
  
No es como si Bergoglio fuera de alguna forma incapaz de hablar claramente y en una forma ortodoxa. Un hombre que constantemente habla en tal manera que la herejía es fácil y naturalmente entendida en sus palabras, y que no levanta un dedo para hacer nada al respecto –uno, que de hecho continuamente empuja más y más el carro–, es claramente herético.
  
En el caso de Bergoglio, su herejía sobre la Sagrada Eucaristía es expresada no sólo en sus palabras, sino que es confirmada por el desprecio corporal que muestra a la Fiesta del Corpus Christi, año tras año.

lunes, 24 de junio de 2019

LOS NIÑOS TAMBIÉN PUEDEN IR AL PURGATORIO

Detalle del Altar de ánimas de la parroquia de San Santiago el Mayor en Rohrbach (Alta Austria)
   
¿HAY NIÑOS EN EL PURGATORIO?
Hay niños que empiezan a tener uso de razón antes de lo que se piensa. Y dándose cuenta de que obran mal, suelen decir mentiras, reñir con otros, desobedecer a sus padres, cometer pequeños robos, decir palabras malsonantes, insultar a otros, y ni qué decir los niveles de pecado que estas nuevas generaciones han alcanzado.
Por eso tiene explicación lo que escribió la Venerable Doña Marina de Escobar, una mística española declarada venerable por la Iglesia Católica. Esto fue lo que escribió en su diario:
“Me mostró el Señor muchas almas de niños pequeños, como de siete años abajo, que me parecería a mí padecían grandes penas en el Purgatorio. Estaban como crucificadas, extendidos los bracitos y díjome Su Majestad: ‘Preocúpate por estas almas, ruega por ellas, como sueles hacerlo con las demás almas del Purgatorio y aplícales Comuniones’.
 
Pues, Señor mío, dije yo, estos niños, ¿cómo es que van al Purgatorio y padecen tanto? ‘Penas padecen -respondió el Señor-; pero no son tan grandes como a ti, lastimada de verlos, te parecen. Sabe que estas almas de niños de poca edad, murieron con culpas ligeras y veniales, que es necesario las paguen.
 
Mas como vosotros, cuando mueren estos tales, los llamáis angelitos y pensáis que enseguida van al Cielo, sucede que no ofrecéis Misas, ni los socorréis con otras buenas obras, no siendo auxiliados sino con sólo los sufragios comunes de la Iglesia, motivo por el que permanecen largo tiempo en sus penas, hasta salir por sus cabales, hasta que cumplen todo el tiempo a que se los destinó sufrir, sin abreviársele este tiempo debido a ese error de creérselos ya en el Cielo y no socorrérselos como a los difuntos adultos con toda clase de sufragios. Ruégame, pues, tú por ellos, en tus oraciones’.
 
Hice lo que el Señor me mandaba, quedando harto enseñada de lo meticulosa que es la DIVINA JUSTICIA en purificar a toda alma (sea de quien sea) para que pueda luego ir a gozarle en la Gloria”. (Libro II, cap. 17)
   
TAMBIÉN LOS NIÑOS VAN AL PURGATORIO
La beata María Ana Lindmayr vio también niños en el Purgatorio. Su hermana Ana Catalina, casada con Winkler, tuvo dos hijos: Félix e Ignacio. Félix murió el 23 de Marzo de 1701, e Ignacio lloró mucho por su muerte. Félix era un buen niño, muy diferente de Ignacio, que por el contrario era violento, colérico y desobediente, pero muy inteligente. La beata oró para que, si no iba a vivir según los mandatos de Dios, Él se lo llevara consigo aún inocente. En ese momento el niño se encontraba bien de salud. El 20 de Mayo Ignacio fue preso de una gran nostalgia de Félix, se puso muy triste y decía que quería irse con su hermanito. Ese mismo día convulsionó, sufrió hasta el 8 de Junio, después se calmó, y el 14 de Junio murió sin haber llegado aún a los cuatro años de edad.
  
Pocos días después se apareció Ignacio a Ana María, y a los lados lo acompañaban sus dos hermanitos (uno ya había muerto antes de Félix). Ignacio llevaba una túnica gris y estaba muy triste. La tía rezó por él y le fue revelado que Ignacio ya había pecado y por eso debió ir al Purgatorio.
  
Dos días después volvió a ver a Ignacio, pero ahora en brazos de su Ángel Custodio que lo llevaba al Cielo. La beata escribe al respecto: “He visto muchos niños desde los cuatro años en adelante en el Purgatorio, y he aprendido que cuando estos están para morir, hay que hacerlos arrepentirse y confesarse; se les debe absolver y dar la extremaunción”.
  
Del libro de Ana María Lindmayr, Mein verkehr mit armen seelen: Aus dem Tagebuch einer Carmelitin. Christiana-Verlag, 1978.
    
OFREZCAMOS EL SANTO ROSARIO, COMUNIONES Y MISAS POR LAS ALMAS DE NIÑOS EN EL PURGATORIO
  
“No puedo explicar la compasión que me causa ver a las almas del Purgatorio. Pero nada hay más consolador que contemplar su paciencia y ver cómo se alegran las unas de la salvación de las otras. He visto niños también en ese lugar” (Bienaventurada Ana Catalina Emmerick, Visión del 2 de Noviembre de 1822).