Lucía de Coímbra con Juan Pablo II, en uno de sus viajes a Fátima.
Otras evidencias que permiten inferir que no se trata de la verdadera Sor Lucía:
“El 11 de Octubre de
1990, Carolina, la hermana de sangre de la Hermana Lucía, dice al padre (sic) Gruner
que ella había visitado a la Hermana Lucía en el Carmelo de Coímbra por más de 40
años y nunca le había sido permitido hablar a solas con su hermana
en la misma sala. Ellas estaban siempre separadas por una reja y muchas otras
hermanas del convento estaban presentes en todas las visitas”. (Francis
Alban, The Fatima Priest. Good Counsel
Publications. Pound Ridge, NY. 1997, página introductoria)
Por más de 40 años, ¡hasta a su hermana de sangre le fue prohibido ver a “Sor Lucía” de otro modo que no
a través de una reja y con otras monjas presentes!
Esto
explicaría el
por qué su hermana no habría descubierto el fraude: nunca le fue
permitido ver a “Sor Lucía” excepto por detrás de una reja y
completamente cubierta por el hábito, y nunca le era permitido hablar
íntimamente con ella por causa de la constante presencia de “muchas
otras” religiosas!
Esta extraña cuarentena de
“Sor Lucía” no fue, según el grunerismo, porque Sor Lucía sabía la
verdad sobre el tema de Fátima, sino porque los conspiradores en el
Vaticano no querían que la su
falsa “Sor Lucía” fuese denunciada como la impostora que ella era, lo
que
habría ocurrido si ella hubiese sido sometida a cualquier examen o
escrutinio serio.
Una
de las razones (sino la principal) para silenciar a Sor Lucía de Fátima
es que, sabiendo que la masonería eclesiástica estaba en pro de
conseguir sus propósitos, revelaría el Tercer Secreto. Esto a partir del hecho de que el arzobispo Fernando Cento Andreani, nuncio en Portugal, le dijo a Juan
XXIII bis en Diciembre de 1958: “
Sería prudente para Vd. revisar qué hay
en el Tercer Secreto. La Hermana Lucía me contactó. Ella puede enviar
un mensaje al mundo. Yo no sé si pueda ser oportuno...”. No nos es posible determinar cuándo sucedió el contacto referido por el nuncio, pero sí que
Juan
XXIII bis leyó el Tercer Secreto el 17 de Agosto de 1959, día en que le
había sido presentado por fray Pierre-Paul Philippe OP, Comisario del
Santo Oficio (con el consentimiento del Cardenal Ottaviani); y luego lo
devolvió a los archivos inquisitoriales diciendo: “Esto no concierne a mi pontificado”, y jamás quiso oir hablar de Fátima.
Cuando el futuro cardenal Silvio Oddi le preguntó por qué no revelaba el secreto, la respuesta de Roncalli fue un seco “No me hable de eso”. Monseñor Oddi insistió: “Si usted quiere, yo no le hablaré más, pero no podré impedir a la gente de hablar de ello. Yo mismo tuve que hacer una centena de sermones para anunciar su revelación”. De nuevo Roncalli le espetó: “Ya le dije que no me hable de él”.
El 8 de Febrero de 1960 se publicó por medio de la Agência Noticiosa de
Informação (actual Lusa - Agência de Notícias de Portugal S.A.) un
comunicado proveniente del Vaticano señalando que el Tercer Secreto no
se publicaría jamás:
“Ciudad del Vaticano, 8 de febrero de 1960 — En
círculos altamente fidedignos del Vaticano se acaba de declarar al
representante de la United Press International que es muy posible que
nunca venga a ser abierta la carta en que la Hermana Lucía escribió las
palabras que Nuestra Señora confirió a los tres pastorcitos, como secreto en la Cova da Iría.
Aunque
la Iglesia reconozca las apariciones de Fátima, no desea tomar el
compromiso de garantizar la veracidad de las palabras que los tres
pastorcitos dijeron que Nuestra Señora les había dirigido”.
En lugar de ello, Juan XXIII bis prefirió el discurso humano diplomático, ecumenista, conciliador con el mundo, especialmente con la URSS (la Ostpolitik cassaroliana); y en su discurso inaugural del Vaticano II, el 11 de Octubre de 1962, pronunció estas palabras:
“Nos parece justo disentir de tales profetas de calamidades, avezados a anunciar siempre infaustos acontecimientos, como si el fin de los tiempos fuese inminente”.
Por su parte, Pablo VI viajó a Fátima en 1967, siendo acompañado de Lucía de Coímbra, e insistió en que el Mensaje de Fátima era solo de oración y penitencia. Fuera de obsequiarle la Rosa de oro a la imagen, NO HIZO NADA MÁS EN HONOR DE LA VIRGEN. Ni siquiera un Ave María le rezó.
Primera
aparición pública en persona de Lucía de Coímbra (Estampa conmemorativa
del viaje de Pablo VI a Fátima, año 1967. Fuente: Todocoleccion.com)
Otro
evento del pasado, que confirma el carácter de impostora de Lucía de
Coímbra:
En
1992 tuvo lugar la infame entrevista titulada Dos Horas con la
Hermana Lucía, conducida por el “cardenal” Antony I Padiyara, “arzobispo
mayor” de Ernakulam de los Siro-Malabares y el “obispo” de rito latino
Francis Michaelappa de Mysore (India), y el
“padre” Francisco V. Pacheco de Fortaleza (Brasil). El periodista
portugués Carlos
Evaristo estuvo presente como traductor oficial en la entrevista. En
esta entrevista, la “Hermana Lucía”, entre otras cosas,
dijo que nunca se supuso que el Tercer Secreto fuese revelado en 1960, y
que incluso no debería ser revelado (afirmaciones contrarias a lo que
la verdadera Lucía de Fátima dijera en su tiempo), y que el Cielo aceptó
la “consagración de Rusia” (o más correctamente, el “Acto de Confianza en María”) de Juan Pablo II en 1984. He aquí
algunos apartes de la entrevista
“Antony ‘Cardenal’ Padiyara: ‘¿Y esta consagración [de Rusia] fue realizada por Juan Pablo II el día 25 de Marzo de 1984?’
‘Hermana Lucía’:
‘Sí, sí, sí’. (Con uma voz grave y afirmativa que, además de esto,
parece mostrar que ella ya estaba expectante de la pregunta)...
Carlos Evaristo: ‘Entonces, ¿esta consagración fue aceptada por Nuestra Señora?’
‘Hna. L.’: ‘Sí’
C. E.: ‘¿Nuestra Señora está contenta y la aceptó?’
‘Hna. L.’: ‘Sí’...
A. ‘Card.’ P.: ‘¿Todavía Dios y Nuestra Señora quieren que la Iglesia revele el Tercer Secreto?’
‘Hna. L.’: ‘No es pretendido que el Tercer Secreto sea revelado. Fue
apenas destinado al Papa y la jerarquía inmediata de la Iglesia’.
C. E.: ‘¿Pero Nuestra Señora no dice que debería ser revelado al público a más tardar en 1960?’
‘Hna. L.’: ‘Nuestra Señora nunca dijo eso. Nuestra Señora dice que el secreto estaba destinado al Papa’.
C. E.: ‘¿El Papa puede revelar el Tercer Secreto?’
‘Hna. L.’:
‘El Papa puede revelarlo si así le parece, pero le aconsejo que no lo
haga. Si así lo quisiere, yo le sugiero que tenga suma prudencia. Él
precisa ser prudente’”.
El mismo “padre”
Pacheco le dijo al hermano Pedro Dimond OSB, en ocasión de una conferencia
realizada en la década de 1990, que había algo errado con la Hermana
Lucía de Coímbra, y que no podía responder preguntas simples sobre su
vida, lo que lleva a suponer que los entrevistadores estaban entrando a
fondo en cuestiones que eran ajenas y nada familiares a ella.
Alguno objetará:
La “Hermana Lucía” estaba detrás de la reja del Carmelo de Coímbra,
oculta a las miradas. Pero acontece que en esta entrevista de 1992 ella
estaba en el exterior, delante de la famosa reja, y sostenida de la mano
con otras personas. Esto tiene sentido: la entrevista tuvo permiso del
Vaticano, y el fin de la misma era que Lucía de Coímbra le dijese a
los entrevistadores (y al mundo) que Juan
Pablo II consagró exitosamente a Rusia, y que quedase registrado ante un
grupo independiente, que nunca antes la había visto en persona. Mas
cuando la seudo-Lucía
se encontraba con su hermana (que podía más fácilmente exponer el
impostaje), ella permanecía siempre con el rostro cubierto, detrás de la
reja y con muchas otras religiosas, como señalamos más arriba.
Más
allá de la entrevista de 1992, hay muchas otras afirmaciones de Lucía
de Coímbra en las cuales aprueba la línea que la secta del Vaticano II
tiene sobre Fátima, lo que muestra su condición de impostora. En el año
2001, en un artículo impreso en
L'Osservatore Romano, le preguntan a la “Hermana Lucía” especificamente
sobre la consagración de Rusia. La noticia tuvo alcance mundial, y al
reverendo Nicholas Gruner (que hasta su muerte afirmaba que ésta nunca
ha tenido lugar) le dejó con las manos en la cabeza:
CIUDAD
DEL VATICANO, 20 de Diciembre de 2001 (Servicio de Información del
Vaticano):
“En referencia a la tercera parte del secreto de Fátima, ella [la
“Hermana Lucía”]
afirmó que leyó atentamente y meditó sobre un panfleto publicado por la
Congregación para la Doctrina de la Fe, y confirmó todo lo que en él
estaba
escrito. A cualquiera que piense que alguna parte del secreto fue
escondida, ella respondió: ‘Todo fue publicado; nada permanece en
secreto’. Para aquellos que hablan y escriben sobre nuevas revelaciones, ella dice: ‘No
hay verdad en eso. Si yo hubiese recibido nuevas revelaciones, no las
hubiera contado a otra persona alguna, sino que las hubiera comunicado
directamente al
Santo Padre’. La Hermana Lucía fue interrogada: ‘¿Qué respondería
a las
persistentes afirmaciones del Padre (sic) Gruner, que está para recoger
firmas para que el Papa finalmente consagre Rusia al Inmaculado Corazón
de María, que nunca fue hecha?’ Y ella respondió: ‘La Comunidad Carmelita
rechazó todas las formas de recolección de firmas. Yo ya dije que la
consagraión que Nuestra Señora deseaba fue cumplida en 1984 y fue
aceptada por el Cielo’”.
Claro, los
gruneritas dirán que esta entrevista fue fabricada o distorsionada, pero
entonces ¡tendrán que admitir que hay una conspiración! Si
el Vaticano puede llegar a este punto, es
ciertamente concebible que ellos pudiesen implantar una impostora; y,
como vimos, el argumento de que todas estas afirmaciones de la “Hermana
Lucía” aprobando el falso Tercer Secreto son apenas fabricaciones es
destruido por la
evidencia fílmica en la cual todos pudieron ver su aprobación de la
versión vaticana publicada en el 2000.
UNA DISGRESIÓN: EL VATICANO II, CONCILIO ANTIMARIANO
Refiere el profesor italiano Roberto de Mattei en su libro
Il Concilio Vaticano II: una storia mai scritta (El Concilio Vaticano II: una historia nunca escrita)
que en 1963, muerto Juan XXIII bis y asunto Montini como Pablo VI, en
la segunda sesión del concilio, la Comisión presentó un documento
preparatorio sobre la Virgen (“Beátæ Maríæ Vírginis, Mater Dei et Mater
hóminum”), que de acuerdo con el proyecto original, sería un decreto por
separado. Además, 313 padres conciliares liderados por el Cardenal
Alfredo Ottaviani presentaron una propuesta, el
Schema constitutiónis dogmáticæ de Beátæ Maríæ Vírginis
para la definición del dogma de María Mediadora de todas las gracias y
Corredentora del género humano (“Beátæ Maríæ Vírginis, Mediátrix ómnium
Gratiárum et Corredémptrix humánum genus”).
El
jesuita alemán Karl Rahner (apoyado por los franceses Yves Congar OP y
René Laurentin), enarbolando el discurso protestante de la “mediación
única, exclusiva y excluyente de Jesucristo entre Dios y los hombres”
(alentados por el rechazo que
Roncalli y Montini tenían contra la fiesta de la Realeza de María instituida por Pío XII
-31 de Mayo-, y haciéndose eco de Friedrich Karl Otto Dibelius -obispo
luterano de Berlín-Brandeburgo y presidente del Consejo Mundial de
Iglesias en ese entonces-, que decía que la mariología católica era un
obstáculo al ecumenismo), presentó un texto escrito a todos los
participantes de la conferencia de Fulda (de los padres conciliares
germanoparlantes) en agosto de 1963, donde externaba su gran
preocupación respecto al documento diciendo que si se adoptaba la
propuesta de Ottaviani, “esto causaría un daño inimaginable desde el
punto de vista ecuménico, tanto para los Orientales como para los
Protestantes”, y por ello los obispos de Alemania, Austria y Suiza
debían rechazar la propuesta. Para reducir la importancia del tema, era
necesario presionar, con toda la insistencia posible, para que el
esquema se convirtiera en un capítulo, o el epílogo, del esquema sobre
la Iglesia (la futura Constitución
Lumen Géntium). Esto, para él,
sería “la manera más fácil de suprimir del esquema las afirmaciones que
teológicamente no están suficientemente desarrolladas y sólo
ocasionarían un daño incalculable desde el punto de vista ecuménico”.
El 29 de octubre de 1963, se puso la siguiente pregunta para votación: “¿Les
place a los Padres conciliares que el esquema respecto a la Santísima
Virgen María, Madre de la Iglesia, sea revisado para convertirse en el
capítulo VI del esquema sobre la Iglesia?” Los resultados de la votación fueron de 1114 a favor y 1074 en contra.
Esa
noche, Congar anotó en su diario que: “La mariología, por lo menos la
que siempre quieren agregar, es un verdadero cáncer”. Por su parte el P.
Berto, teólogo de Mons. Lefebvre durante el concilio, escribió después
de esta votación:
“El trabajo fue formidable, esto no es nada; fue sobre todo doloroso. ¡Cuántas
veces, después de los votos del 29 y 30 de octubre, yo lloré, estallé
en sollozos sobre estas pobres hojas que cubría de escritura! El castigo
de Dios vino sobre estos votos. […] El funesto voto de la
víspera, apostatando del Evangelio de las bodas de Caná, lejos de
invitar a la Santísima Virgen, le significó su despido. ¡Ella estorbaba!
La
Virgen estorbaba el Concilio que la invitó a salir. ¡Oh! Ella no se lo
hizo decir dos veces. La tierra no tembló, el rayo no cayó en San Pedro.
La Virgen María salió discretamente en un profundo silencio; tan
discretamente, en un silencio tan profundo que Ella no dijo Vinum non habent, y los destinos de la segunda sesión fueron sellados”.
El esquema sobre la Virgen fue remplazado por el de los religiosos como el capítulo VI de Lumen Géntium. Luego, en la tercera sesión, fue incluido como el Capítulo
VIII de la precitada, pero revisado, remplazando la expresión “Ómnium
Gratiárum Mediatrícem” por el de “Matrem hóminum, máxime fidélium”
(“Madre de los hombres, especialmente de los fieles”, aunque Montini
prefería el mero término “deprecatrícem” -intercesora-).
“sin tener la intención de proponer una
doctrina completa sobre María ni resolver las cuestiones que aún no ha
dilucidado plenamente la investigación de los teólogos. Así,
pues, siguen conservando sus derechos las opiniones que en las escuelas
católicas se proponen libremente acerca de aquella que, después de
Cristo, ocupa en la santa Iglesia el lugar más alto y a la vez el más
próximo a nosotros”. (Antipapa Pablo VI, Concilio Vaticano II,
Constitución Lumen Géntium, sobre la Iglesia, art. 55. 21 de Noviembre de 1964)
Peor todavía:
- La
devoción al Inmaculado Corazón de María, expresada públicamente en Misa
y Oficio propio, fue rebajada en el calendario litúrgico, pasando de
celebrarse el 22 de Agosto como fiesta doble de segunda clase, a ser una
simple memoria facultativa el sábado infraoctava del Sagrado Corazón de
Jesús.
- Del Infierno, ni se hizo mención en las actas del concilio; y el pedido de oración por la conversión de los pecadores fue palmariamente ignorado.
- La
Virgen en Fátima había condenado el comunismo (precisamente el
Inmaculado Corazón de María y la Santa Faz de Jesucristo fueron
ofrecidas por el Cielo como el último recurso frente al comunismo, la
bestia escarlata). ¿Y el V2? ¡No se pronunció al respecto, máxime
estando presentes delegados de la Unión Soviética camuflajeados en
prelados de la Ortodoxia Rusa!
- El Rosario no solamente fue ignorado, sino que fue rechazado como oración litúrgica de la Iglesia: Durante la tercera sesión, el Cardenal Patriarca de Lisboa, pidió modificar el n° 67 de Lumen Gentium
en el sentido que a las “prácticas y ejercicios de piedad” se agregara
la expresión “entre las cuales se distingue el Rosario”. Pero la
comisión preparatoria juzgó que “el concilio no debía designar una
devoción particular”, dejando el numeral como estaba.
De este modo el concilio se pronunció contra el mensaje de Fátima. Todos
los temas abordados en el secreto de Fátima fueron descartados de los
debates del concilio, incluso podemos decir que fue en una dirección
diametralmente opuesta. Se puede decir que el concilio Vaticano II fue
un contra-Fátima así como fue un contra-Syllabus.
Un tal “
Grupo ecuménico de Dombes”
-cuyo nombre se debe a la trapa de Notre-Dame des Dombes cerca de Lyon,
donde se realizaron sus primeras reuniones-, fundado en 1937 por el P.
Paul Couturier (descendiente de
pieds-noirs -y tal vez judío-) y
el pastor protestante suizo Richard Baümlin d’Erlembach, se ha dado por
tarea, entre otras cosas, durante más de diez años, “el reflexionar de
manera constructiva sobre las ‘piedras de tropiezo’ marianas entre
católicos y protestantes”.
Ellos aseguran respecto del episodio acontecido en las sesiones segunda y tercera del Vaticano II:
“La
figura de María está marcada por la historia de nuestras divisiones,
pero Ella ha sido iluminada con una nueva luz por el concilio Vaticano
II. Al rechazar un texto separado sobre la Virgen María, los Padres
conciliares reemplazaron la reflexión teológica a su respecto en el
conjunto de la teología cristiana y la han reconducido a sus fuentes en
la Escritura y la Tradición de la Iglesia”.
Es
así que presentan una conclusión en su escrito “La bienaventurada
Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de su Iglesia”,
trabajo que será premiado en el 2001 por la Pontificia Academia Mariana.
Ya
en 1996 Juan Pablo II invitó a la Pontificia Academia Mariana que en
ese año iba a celebrar su XII Congreso Mariológico Internacional en
Polonia, a estudiar la posibilidad de la definición de los títulos
marianos de Mediadora, Corredentora y Abogada. Tras varias reuniones de
trabajo, la Comisión publicó una declaración donde se hacen las
siguientes afirmaciones:
“Los
títulos propuestos –Corredentora, Mediadora y Abogada- resultan
ambiguos ya que pueden entenderse de diversos modos. Nos ha parecido
además que no es conveniente abandonar la línea teológica seguida en el
concilio Vaticano II, el cual no ha querido definir ninguno de ellos: no utilizó en su magisterio el título de Corredentora; y de los títulos Mediadora y Abogada ha hecho un uso muy sobrio (Lumen Géntium, 62) Aunque se atribuyeran a esos títulos unos contenidos por los que se pudiera aceptar su pertenencia al depósito de la Fe, su
definición, en la actual situación, no resultaría, sin embargo,
teológicamente conveniente, en cuanto que tales títulos y las doctrinas
inherentes a ellos, necesitan todavía una ulterior profundización y una
renovada perspectiva trinitaria, eclesiológica y antropológica.
Finalmente, los teólogos, especialmente los no católicos, se han
mostrado sensibles a las dificultades ecuménicas que implicaría una
definición de los susodichos títulos”. (L’Osservatore Romano, 4 de junio de 1997, página 10)
Compárese lo expuesto en la prensa vaticana con estas palabras del mismo Grupo de Dombes:
“Sobre el
plan dogmático, la proclamación de los dogmas de la Inmaculada
Concepción y de la Asunción concierne solo a la Iglesia romana que las
formuló. En la medida que esta Iglesia se estime comprometida por sus
propias declaraciones sobre la ‘jerarquía de verdades’, ella debería
reconocer que estos dos dogmas, puesto que no pertenecen a la expresión
común de la fe al momento de la separación, no pueden obligar a otros
cristianos. En efecto, la afirmación de la ‘jerarquía de verdades’ en el
Vaticano II ya no permite sostener, sin poner muchos matices, ciertas
afirmaciones anteriores. Sin duda que la fe es siempre la misma en tanto
que ella responde a la autoridad de Dios revelándose. Pero además de la
dimensión histórica y humana de su transmisión, ciertas declaraciones
son tan fundamentales que se sostienen en el símbolo mismo de la fe; las
otras son subordinadas a las primeras”. (Bernard Picinbono, Marie vue par un protestant. Cf. Nathalie Gadéa, Catholiques et protestants: réconciliation autour de Marie? - Blog GARRIGUES ET SENTIERS, 16 de Febrero de 2007)
En limpio, podemos sacar que
para
la Pontifica Academia Mariana y el Grupo de Dombes, los dogmas de la
Inmaculada Concepción y de la Asunción son estorbo para la
“reconciliación”, estorbo que se “resuelve” mediante la “jerarquía de
verdades” establecida por el Vaticano II, lo que impide la definición
del dogma de la Medianía de la Santísima Virgen y su título de
Corredentora del género humano (De todos modos, no pueden hacernadie
puede dar lo que no tiene. La Jerarquía conciliar está desprovista de
autoridad para atar y desatar, toda vez que defeccionó de la Fe).
Y se refleja la obsesión de “volver a las fuentes en la Escritura”,
sosteniendo además que Martín Lutero y demás heresiarcas creían en la
Virginidad y Maternidad de Nuestra Señora, cosa que es evidentemente
falsa si “volvemos a las fuentes” protestantes.
Lutero, el monje maldito, escribió estas blasfemias:
- “Que la Virgen María haya sido
concebida sin pecado original, de esto no hay una sola palabra ni en el
evangelio ni en otras partes de las Escrituras”. (Martín Lutero, Sermón sobre Lc. 11:27-28)
- “La Madre María es, en verdad, digna de alabanza; pero al alabarla debemos tener mucho cuidado de no perder de vista al Hijo que Ella os dio”. (Martín Lutero, Sermón sobre Is. 9:1-7)
- “Cuanto más méritos y dignidad se atribuyen a María, tanto más mengua la gracia divina y se reduce la verdad del Magníficat”. (Obras de M. Lutero, Tomo VI, pág. 402)
- “El papa quiere que se ore en el
nombre de la Virgen María; esto no significa alabar a María, sino
deshonrarle de la peor manera y convertirla en un ídolo”. (Martín Lutero, Segundo sermón sobre el Magníficat)
- “María, la amada y santa Virgen y Madre de Dios, fue convertida en el papado en execrable ídolo”. (Martín Lutero, Comentario de Gén. 6:1-5)
- “El cántico Salve Regína es una
gran blasfemia contra Dios pues allí se llama a María «madre de
misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra». Y no mucho mejor es el
cántico Regína Cœli, donde llaman a María «Reina del Cielo»”. (Martín Lutero, Sermón sobre Mat. 1:1-16)
- “…en el presente, no hay quien
hable tan mal de esta Madre y su Fruto como aquellos que la honran con
muchos rosarios y constantemente dicen el Ave María. Estos, más que
cualquier otro, blasfeman de la peor manera contra la palabra y la fe de
Cristo”. (Obras de M. Lutero, Tomo XLIII, pág. 40)
- Ridiculizando al dominico Juan Tetzel, que le había ganado la predicación de la Indulgencia en el Arzobispado de Maguncia, dice
Lutero que Tetzel “tenía del papa esta gracia y potestad: que si
alguien hubiese llegado a violar a la virgen María o crucificar a
Jesucristo por segunda vez, podía él perdonarle con tal que depositase
en el arca los derechos correspondientes”. (Cf. Obras de M. Lutero, Tomo LI, pág. 538).
El capuchino Raniero Cantalamessa Giovannini, predicador de la “Casa pontificia”, amigo de Bergoglio y
simpaticone
profesional de infeliz memoria, quien es uno de los símbolos
contemporáneos de la Apostasía entronizada, en una prédica intitulada
María en el misterio de Cristo y de la Iglesia
(realizada el 18 de Diciembre de 2015, día de la Expectación de la
Bienaventurada Virgen María), habló de la Santísima Virgen -para él nada
más que “María”- y del ecumenismo a la luz de la Constitución
“dogmática”
Lumen Géntium del Vaticano II en la siguiente forma:
“La novedad más grande del trato conciliar sobre la Virgen consiste,
como se sabe, precisamente en el lugar en el que se inserta, y es eso en
la constitución sobre la Iglesia. Con eso el Concilio –no sin
sufrimientos y laceraciones- realizaba una profunda renovación de la
mariología, respecto a la de los últimos siglos. El discurso de María ya
no es en sí mismo, como si ella ocupara una posición intermedia entre
Cristo y la Iglesia, sino reconducido, como había sido en la época de
los Padres, en el ámbito de esta última. María es vista, como decía san
Agustín, como miembro más excelente de la Iglesia, pero un miembro de
ella, no fuera, o encima. […]
Lo que quisiera hacer es poner
de relieve la importancia ecuménica de esta mariología del Concilio, es
decir, cómo podría contribuir –y está contribuyendo- a acercar a
católicos y protestantes sobre este delicado terreno y controvertido que
es la devoción a la Virgen. […]
No es éste el lugar para hacer una revisión histórica. Solamente quiero
decir lo que me parece una vía de salida para la triste situación sobre
María. Esa vía pasa por un sincero
reconocimiento de parte de nosotros los católicos (sic) del hecho de
que, especialmente en los últimos siglos, hemos contribuído a rendir a
María algo que es inaceptable para los hermanos protestantes, honrándola
de modo quizá exagerado y desconsiderado, sobre todo no
colocando tal devoción en un cuadro bíblico bien claro, que hiciese ver
su papel subordinado respecto a la Palabra de Dios, al Espíritu Santo y a
Jesús mismo. La mariología de los
últimos siglos se había convertido en una fábrica continua de nuevos
títulos, nuevas devociones, a menudo polemizando con los protestantes,
usando a veces a María como arma contra ellos”.
EL SECRETO DE 2000 ES FALSO
Malachi Martin refiere que el
Tercer Secreto “no tiene ningún sentido a menos que aceptemos que
habrá, o que está en progreso, una apostasía generalizada entre los
clérigos y los laicos en la Iglesia Católica…”.
En
su oportunidad se dijo que que la carta que apareció a la luz el 21 de
Abril de 2010 es el verdadero Tercer Secreto de Fátima, tanto por la
coherencia interna del texto y el nexo causal con los otros dos Secretos
conocidos, como podemos leer a continuación:
TRANSCRIPCIÓN
JMJ
Tuy, 1 de abril de 1944
Agora vou revelar o terceiro fragmento do segredo: Esta parte é a apostasia na Igreja!
Nossa Senhora mostrou-nos uma vista do um indivíduo que eu descrevo como
o ‘santo Padre’, em frente de uma multidão que estava louvando-o.
Mas havia uma diferença com um verdadeiro santo Padre, o olhar do demonio, êste tinha o olhar do mal.
Então depois de alguns momentos vimos o mesmo Papa entrando a uma
Igreja, mas esta Igreja era a Igreja do inferno, não há modo para
descrever a fealdade d’êsse lugar, parecia uma fortaleza feita de
cimento cinzento com ângulos quebrados e janelas semelhantes a olhos,
tinha um bico no telhado do edificio.
Em seguida levantamos a vista para Nossa Senhora que nos disse Vistes a
apostasia na Igreja, esta carta pode ser aberta por O santo Padre, mas
deve ser anunciada depois de Pio XII e antes de 1960.
No reinado de Juan Pablo II a pedra angular da tumba de Pedro deve ser removida e transferida para Fatima.
Porque o dogma da fé não é conservado em Roma, sua autoridade será removida e entregada a Fatima.
A catedral de Roma deve ser destruida e uma nova construida em Fatima.
Se 69 semanas depois de que esta ordem é anunciada Roma continua sua abominação, a cidade será destruida.
Nossa Senhora disse-nos que êsto está escrito, Daniel 9, 24-25 e Mateus 21, 42-44
TRADUCCIÓN (cortesía de Antonio Moiño Munitiz)
JMJ
Tuy, 1 de abril de 1944
Ahora voy a revelar la tercera parte del secreto: ¡Esta parte es la apostasía en la Iglesia!
Nuestra Señora nos mostró una visión de un individuo que yo describo
como el ‘santo Padre’ frente a una multitud que lo vitoreaba.
Pero había una diferencia con un verdadero santo Padre, la mirada del demonio, éste tenía los ojos del mal.
Entonces, después de algunos momentos vimos al mismo Papa entrando en
una iglesia, pero esta Iglesia era la iglesia del Infierno; no hay
manera de describir la fealdad de ese lugar. Parecía como una fortaleza
hecha de cemento gris con ángulos quebrados y ventanas similares a ojos;
tenía un pico en el tejado del edificio.
Enseguida levantamos la vista hacia Nuestra Señora que nos dijo: Visteis
la apostasía en la Iglesia; esta carta puede ser abierta por el Santo
Padre, pero debe ser publicada después de Pío XII y antes de 1960.
En el reinado de Juan Pablo II la piedra angular de la tumba de Pedro debe ser removida y llevada a Fátima.
Porque el dogma de la fe no ha sido conservado en Roma, su autoridad será removida y entregada a Fátima.
La catedral de Roma debe ser destruida y una nueva construida en Fátima.
Si 69 semanas después de que esta orden se publique, Roma sigue su abominación, la ciudad será destruida.
Nuestra Señora nos dijo que esto está escrito, en Daniel 9, 24-25 y Mateo 21, 42-44.
- Pío XII: “Estoy preocupado por las confidencias
de la Virgen a la pequeña Lucía de Fátima. Esta persistencia de Nuestra
Señora ante el peligro que amenaza la Iglesia, es una advertecia divina
contra el suicidio que representaría la alteración de la fe, en su
liturgia, su teología y su alma” (“Pie XII devant
l’histoire”, por Mons. Georges Roche y Philippe Saint-Germain. Paris,
Editions Robert Laffont, 1972, pag. 52).
- El cardenal Mario Luigi Ciappi, quien fuera teólogo personal de Pío
XII, en una carta al profesor Baumgartner en Salzburgo, Austria, dijo
que el Papa Pacelli le confió estas palabras: “En el Tercer
Secreto viene predicho, entre otras cosas, que la gran apostasía
en la Iglesia comenzará desde su cima”.
- El cardenal Silvio Oddi, tras relatar que Juan XIII bis no quiso
publicar el Tercer Secreto, y que su convocatoria del Vaticano II fue
para disipar las advertencias de los profetas de castigos, refiere que
“[El Tercer Secreto] no tiene nada que ver con Gorbachov. La
Bienaventurada Virgen María nos alertó sobre la apostasía en la Iglesia”
(citado en el semanario Il Sabato de 17 de marzo de 1990).
- El obispo de Leiría-Fátima, João Pereira Venâncio, que tuvo el sobre con el Tercer Secreto, afirma que lo vio a contraluz y que estaba escrito en una sola hoja de papel.
Más aun, llegó a medir las dimensiones del papel, el tamaño de sus
márgenes (unos 7,5 milímetros), y estimó que tenía entre 20 y 25 líneas
de texto (dato que confirmaría el cardenal Ottaviani, que estuvo
presente en la primera lectura del Secreto).
Más tarde, declaró, desmintiendo un alegado resumen del Tercer Secreto que fue publicado el 15 de Octubre de 1963:
“…[Nuestra Señora] no vino a Fátima para darle la razón a los profetas de catástrofes mundiales imaginarias. Fátima no puede reducirse a profecías sensacionalistas de crueles guerras… Nosotros afirmamos que Fátima es algo más serio que todo eso.
Fátima, realmente, en esto también, «actualiza» todo el significado
evangélico de una Iglesia dirigida esjatológicamente hacia un futuro que
está, casi asegurado en las manos de Dios; pero, sin embargo, es
continuamente amenazado por el Misterio de Iniquidad «que ya está en
marcha» (2ª Tesalonicenses 2, 7)”. (Carta Pastoral, 25 de Julio de 1966)
- El jesuita austríaco Joseph Schweigl, enviado por Pío XII a
entrevistar el 2 de Septiembre de 1952 a Sor Lucía de Fátima sobre el
contenido del Tercer Secreto, declaró lo siguiente:
“No
puedo revelar nada de lo que escuché en Fátima en relación al Tercer
Secreto, pero puedo decir que tiene dos partes: una concerniente al
Papa; la otra, lógicamente (aunque no debo decirlo), sería la
continuación de las palabras: ‘en Portugal se conservará siempre el
dogma de la
fe…’ Contiene información sobre el Apocalipsis, la Apostasía, la
infiltración satánica de la Iglesia”.
- El padre Joaquín Alonso, que por décadas fuera el archivista oficial
de Fátima, declaró antes de morir que el Tercer Secreto está plasmado EN
UNA HOJA DE PAPEL, y se sustenta en que
Lucía
nos dijo que ella lo escribió en una hoja de papel. El Cardenal
Ottaviani, que lo leyó, nos dice lo mismo: ‘Ella lo escribió en una hoja
de papel...’
Sobre su contenido, afirmó:
“En
el período precedente al gran Triunfo del Inmaculado Corazón de María,
cosas terribles sucederán. Eso forma parte del contenido de la Tercera
Parte del Secreto. ¿Qué será? Si ‘en Portugal se conservará siempre el
dogma de la
fe…’, se puede deducir claramente que en otras partes de la Iglesia este
dogma se oscurecerá o incluso se perderá del todo. Por tanto, es del
todo posible que, en lo que concierne a este período intermedio en
examen (despues de 1960 y antes del Triunfo del Inmaculado Corazón de
María), el texto hace referencia concreta a la crisis de la Fe en el
seno de la Iglesia, y a la negligencia de los mismos pastores…” (La
verdad sobre el Secreto de Fátima, pág. 70).
Incluso, refiere Alonso que el Secreto alude a los “conflictos internos
en el
corazón mismo de la Iglesia, y las graves negligencias en los más altos
niveles de la jerarquía”, y la “falta de la jerarquía más alta de la
Iglesia”. Por demás, declaró que el contenido de la entrevista del padre
Agustín Fuentes a Sor Lucía en 1957 era VERÍDICO Y AUTÉNTICO.
- El mismo cardenal Ottaviani entrevistó a Sor Lucía el 17 de Mayo de
1955 sobre el Tercer Secreto. Doce años después, en una conferencia
realizada en la Pontificia Academia Mariana el 11 de Febrero de 1967,
confirmó que personalmente pudo leer el Tercer Secreto que Nuestra
Señora le confió a Sor Lucía y que en obediencia ella escribió en
portugués, en una sola hoja de papel:
“He tenido la gracia y el don de leer el texto del Tercer Secreto,
aunque también estaría obligado a mantenerlo en secreto, porque me lo
impone el Secreto. Puedo deciros solamente esto: que vendrán tiempos difíciles para la Iglesia y que hacen falta muchas oraciones para que la apostasía no sea demasiado grande”.
Lo sorprendente es que en esa conferencia dijo que de acuerdo a Sor
Lucía, el secreto no debía ser abierto antes de 1960. Ottaviani le
preguntó por qué esa fecha, y ella le contestó “Porque entonces quedará
más claro”.
- El 10 de Septiembre de 1984, el obispo Alberto Cosme
do Amaral, durante una sesión de preguntas y respuestas en el aula magna de la Technische Universität de Viena, en
Austria, declaró:.
“El
Secreto de Fátima no habla de bombas atómicas, ni de guerras nucleares,
ni de misiles SS-20. Su contenido solo
concierne a la Fe. Identificar el secreto con anuncios catastróficos o
con un holocausto nuclear es deformar el sentido del mensaje. La pérdida
de la Fe de un
continente es peor que la aniquilación de una nación; y es verdad que la Fe disminuye considerablemente en Europa” (tomado de Mensagem de Fátima, Febrero de 1985, por el Padre Messias Dias
Coelho; citado en Revista María Mensajera, Zaragoza, Núm. 232, Mayo 2000, pág. 22 y ss.).
- En
1998, el P. Malachi Martin afirmó en el programa The Art Bell Show que,
a principios de febrero de 1960, cuando era Secretario del cardenal
Agustín Bea, tuvo la oportunidad de escuchar la lectura del Tercer
Secreto de Fátima, que estaba escrito en una sola hoja de papel. Más
aún, ¡EN UNA SOLA PÁGINA!:
“Mis rodillas
temblaban en el corredor fuera de los apartamentos pontificios, mientras
mi jefe, el cardenal Bea, estaba dentro debatiendo con el Papa, y con
un grupo de otros obispos y sacerdotes, y dos jóvenes seminaristas
portugueses, que traducían la carta, una sola página escrita en
portugués, para todos los presentes en la habitación”.
Dijo
que las palabras de Nuestra Señora eran muy escuetas y específicas; y
ante la pregunta de un oyente que le contaba que años atrás escuchó a un
jesuita en Perth (Australia) decir que habría un futuro “papa”
totalmente dominado por el Demonio, el padre Martin respondió.
“Sí,
parece que esta persona hubiera tenido alguna forma para leerlo o que
le hubieran dado el contenido del Secreto. Es lo suficientemente vago
como para hacerlo dudar a uno, pero parece ser ese”.
- Fray Miguel de la Santísima Trinidad, frente al alegado extracto del
Tercer Secreto publicado por el diario Neues Europa el 15 de Octubre de
1963 (y sobre la versión vaticana del 26 de Junio de 2000), declaró:
“El
Tercer Secreto fue escrito en una sola hoja de papel. La visión
revelada por el Vaticano el 26 de Junio de 2000 está escrita en cuatro
hojas de papel y totaliza 297 palabras. Aunque el ‘‘extracto’ publicado
en Neues Europa totaliza 797 palabras en Inglés. De ahí que es
imposible que Sor Lucía pueda haber escrito las casi 800 palabras
contenidas en este extracto en una pequeña hoja de papel, cuando le tomó
cuatro páginas escribir menos de la mitad de lo contenido en la visión.
Aunque
en extracto, no hay conexión entre este texto [el de la visión del 2000] y las palabras conocidas
de Nuestra Señora en el Tercer Secreto: ‘‘en Portugal se conservará
siempre el dogma de la fe…’”.
Ahora profundizaremos en el documento publicado por
Ratzinger y Bertone en el año 2000, conocido como el Secreto Vaticano,
el cual aparece en cuatro páginas de cuaderno, sin márgenes y con
sesenta renglones en total (estrellándose de frente contra los
testimonios arriba citados):
TRANSCRIPCIÓN
J.M.J.
A terceira parte do segredo revelado a 13 de Julho de 1917 na Cova da Iria-Fátima.
Escrevo
em acto de obediência a Vós Deus meu, que mo mandais por meio de sua
Ex.cia Rev.ma o Senhor Bispo de Leiria e da Vossa e minha Santíssima
Mãe.
Depois das duas partes que já expus, vimos ao lado
esquerdo de Nossa Senhora um pouco mais alto um Anjo com uma espada de
fôgo em a mão esquerda; ao centilar, despedia chamas que parecia iam
encendiar o mundo; mas apagavam-se com o contacto do brilho que da mão
direita expedia Nossa Senhora ao seu encontro: O Anjo apontando com a
mão direita para a terra, com voz forte disse: Penitência, Penitência,
Penitência! E vimos n’uma luz emensa que é Deus: “algo semelhante a como
se vêem as pessoas n’um espelho quando lhe passam por diante” um Bispo
vestido de Branco “tivemos o pressentimento de que era o Santo Padre”.
Varios outros Bispos, Sacerdotes, religiosos e religiosas subir uma
escabrosa montanha, no cimo da qual estava uma grande Cruz de troncos
toscos como se fôra de sobreiro com a casca; o Santo Padre, antes de
chegar aí, atravessou uma grande cidade meia em ruínas, e meio trémulo
com andar vacilante, acabrunhado de dôr e pena, ia orando pelas almas
dos cadáveres que encontrava pelo caminho; chegado ao cimo do monte,
prostrado de juelhos aos pés da grande Cruz foi morto por um grupo de
soldados que lhe dispararam varios tiros e setas, e assim mesmo foram
morrendo uns trás outros os Bispos Sacerdotes, religiosos e religiosas e
varias pessoas seculares, cavalheiros e senhoras de varias classes e
posições. Sob os dois braços da Cruz estavam dois Anjos cada um com um
regador de cristal em a mão, n’êles recolhiam o sangue dos Martires e
com êle regavam as almas que se aproximavam de Deus.
Tuy-3-1-1944.
TRADUCCIÓN
J.M.J.
La tercera parte del secreto revelado el 13 de Julio de 1917 en la Cova da Iria-Fátima.
Escribo
en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su
Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima
Madre vuestra y mía:
Después de las dos partes que ya he
expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en
lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda;
centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero
se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba
con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con
su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia,
Penitencia! Y vimos en una inmensa luz que es Dios: “algo semejante a
como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él” a un Obispo
vestido de blanco “hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo
Padre”. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas
subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de
maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo
Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y
medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena,
rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino;
llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran
Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros
de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros
los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas
seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los
dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra
de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y
regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.
Tuy, 3 de Enero de 1944.
No
vamos a hablar tanto de la escritura, que es palmariamente diversa a
los escritos indiscutidos en las Memorias de la Hermana Lucía (ya han
habido estudios sobre el particular), sino en el contenido.
Más allá de lo evidente, y a pesar de que Ratzinger reclamara que era
algo simbólico y que la Lucía impostora dijese que no era sobre alguien
específico, el Secreto Vaticano es un vaticínium ex evéntu, o en buen romance, “profecía de lo que ya pasó”. Peor, una hagiografía del non sancto Juan Pablo II
(que contradijo el Totus Tuus de su blasón al profanar el Rosario de la
Virgen al introducir los “Misterios luminosos” de su forja),
presentándolo como asesinado (cuando en realidad sobrevivió al ataque
con arma de fuego). Aparte,
el Secreto Vaticano contiene una afirmación poco menos que próxima a
herejía: la sangre de los mártires signando a los creyentes. Citará alguno el aforismo “Sánguis mártyrum semen christianórum est”, pero téngase claro que la
Preciosa Sangre que Nuestro Señor Jesucristo derramó el viernes 25 de
Marzo del año 33 en el madero santo y bendito de la Cruz del Calvario,
es la única que nos obtiene remisión de pecados. Ningún
mártir católico, por más fe que haya tenido, ni por más brutal que sea
su muerte, puede equipararse con el Sacrificio de Cristo, renovado
incruentamente en el Santo Sacrificio de la Misa Tradicional.
Aunado
a lo anterior, el Secreto Vaticano no tiene conexidad con los otros dos
mensajes conocidos y publicados en las Memorias de la Hermana Lucía:
“Nuestra
Señora abrió sus manos una vez más, como lo había hecho los dos meses
anteriores. El reflejo parecía penetrar la tierra y vimos, como un mar de fuego. Sumergidos en este fuego, los
demonios y las almas de los condenados, como si fuesen brasas
transparentes y bronceadas, con forma humana, que fluctuaban en el
incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían
juntamente con nubes de humo, cayendo para todos los lados, semejante al
caer de las centellas en los grandes (incendios) sin peso ni
equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor (debió ser al encontrarme con esta vista que dí ese ¡Ay! que dicen haberme oído). Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos,
mas transparentes como negros carbones en brasa. Esta vista fue un
momento, gracias a nuestra Madre del Cielo, que antes nos tenía
prevenido de llevarnos para el Cielo (en la primera aparición). Si así
no fuese, creo que tendríamos que morir de susto y pena.
Asustados y como para pedir socorro, levantamos la vista para Nuestra Señora que nos dijo:
‘Visteis el Infierno, para donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios
quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Si
hicieren lo que Yo dijere, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando
viereis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la
grande señal que os da Dios de que va a castigar el mundo por sus
crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al santo Padre. Para impedir esto, vendré a pedir la consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados. Si atendieren Mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz;
si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y
persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo
Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará. El
Santo Padre me ha de consagrar Rusia, que se convertirá y será concedido al
mundo un tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la
Fe...’”
Admitamos que
el
Tercer Secreto contiene una visión. ¿No sería lógico que también se
explicara su significación, máxime cuando Jesús nunca habló en clave,
sino en forma abierta? Como es Jesús, María también es.
Ella
nunca hablaría oscuramente ni burlaría el entendimiento de sus devotos,
antes bien, si les mostró una visión, les explicaría el sentido de la
misma para que todos entiendan. Sólo así tendría sentido que
al final de la Tercera Aparición, Nuestra Señora les ordenó a Lucía y a
Jacinta que todo lo que estaban escuchando se lo contaran a Francisco
Marto (que aunque veía, no oía a la Virgen ni podía hablar con Ella).
La ausencia de explicación de la visión contenida en el Secreto Vaticano, y el documento explicativo Mensaje de Fátima
por Ratzinger y Bertone, sustentado casi únicamente en el jesuita
Edouard Dhanis (que como se dijo anteriormente, consideraba la mayor
parte del mensaje de Fátima una invención de la Hermana Lucía), son
hechos que manifiestan la falsedad del Secreto Vaticano.
La
falsa Hermana Lucía aprobó en su totalidad la versión e interpretación
anexa del
Secreto fabricado por el Vaticano, confirmando que
se refiere a Juan Pablo II. El conocimiento de este hecho no es obtenido
por cartas que pueden ser muy bien forjadas, sino con innegable
evidencia fílmica: el vídeo de la “Hermana Lucía” en el año 2000, cuando
estuvo en Fátima para las “Beatificaciones” de Jacinta y Francisco
Marto. Destácanse dos momentos dentro de la ceremonia:
- En este
evento, el
“cardenal” Ángelo Sodano
anunció que el
Vaticano iría a revelar el Tercer Secreto de Fátima, y que éste
concierne al intento de asesinato del antipapa Juan Pablo II. Todos los
que asistieron a ver este evento pudieron ver la reacción de la “Hermana
Lucía”: ¡ella hizo gestos claros e inequívocos que significan su
aprobación y acuerdo completo con el
“cardenal” Sodano y su aseveración! A los ojos de cualquier persona
honesta y lógica, esto es prueba absoluta de que la mujer allí presente
no puede ser la verdadera Lucía de Fátima, sino una impostora y agente
de la secta deuterovaticana.
- Al recibir la “comunión” de manos de Juan Pablo II ese mismo día,
la “Hermana Lucía” procedió de una manera extraña: Extendió sus manos,
como queriendo recibir la
“comunión” en la mano. Siendo mucho más astuto (quizá para salvar su
imagen de
“conservador”), y sabiendo que destruiría todo el protocolo, Juan Pablo
II dudó y extendió la mano para darle la “comunión” en la lengua. Pero
nada más haber manducado
la “sagrada forma”, “Lucía” aseguró la mano de Juan Pablo II y la besó
(acto completamente extraño, toda vez que tuvo muchas oportunidades para
rendirle parias al Antipapa,
pero ¡ella no pudo esperar hasta después de su acción de gracias después
de la “Comunión” o el final de la “Misa”!) Además, creemos que un alma
tan devota y consagrada a la Reparación como lo fue la verdadera Lucía
de Fátima JAMÁS Y NUNCA pensaría en recibir en la mano. Es claro que
la impostora Lucía de Coímbra era demasiado celosa en cumplir su escena
de devoción filial al
Antipapa Juan Pablo II, y se precipitó a tomar su mano luego de
“comulgar”.
Sobre esto, el “grunerita” Mark Fellows, en su libro Fátima en Crepúsculo, página 327, reconoce que:
“De
hecho, su vitalidad
[de la Hermana Lucía] en Fátima en el 2000 fue casi inquietante.
Ciertamente que a
causa de su radiancia, y de su nueva jovialidad para con Juan Pablo
[II],
fue la beatificación de sus dos primos. Entre tanto, ella se mantuvo
exuberante hasta frente a la versión del Tercer Secreto del cardenal
Sodano, al
punto de hacer largos y extraños gestos para el auditorio”.
Pero
falla en la consecuencia: él admite como cierta a la falsa “Hermana
Lucía” que aprobó completamente la versión e interpretación vaticana del
Tercer Secreto de Fátima. Todo el que acepte a la agente guisada de monja carmelita como la verdadera Lucía
de Fátima, debe necesariamente aceptar incondicionalmente el Tercer
Secreto del Vaticano y su interpretación como el intento de asesinato de
Juan Pablo II el 13 de Mayo de 1981 por Mehmet Ali Ağca. Por ello, casi
todos los tradicionalistas coinciden en que la versión (e
interpretación) del Vaticano del Tercer Secreto no era auténtica, sino
otra mentira, otra conspiración. La “Hermana Lucía” impostora es de la
misma laya. Es por eso que los gruneritas y los conciliares obstinados
se ven forzados a hacer de todo para disculpar las innumerables
afirmaciones de la impostora Lucía de Coímbra que refutan su posición de
ellos.
Y
a todas estas, si la monja que tanto
publicitaban apoyando la apostasía del Vaticano II y sus antipapas es
una falsa Lucía, ¿qué pasó con la verdadera Sor Lucía de Fátima?
Contrario a los que postulan que muriera el 31 de Mayo de 1949
(posibilidad que desestimamos por las razones anteriormente expuestas), ¡LA ASESINARON
A FINALES DE 1958 (quizá en torno a los días de la elección de Juan
XXIII bis), Y LA REMPLAZARON CON LA IMPOSTORA! Esto se infiere de una
carta enviada a los hermanos Miguel y Pedro Dimond OSB por una mujer
(convertida al Catolicismo tradicional), cuya
familia estaba relacionada con altos grados de los Illuminati y de la
Masonería. Aquí un fragmento de la comunicación (juzgue el lector su
veracidad):
“Caros hermanos del
Monasterio de la Sagrada Familia... Como os conté por teléfono, tengo
algunos parientes muy oscuros... [un masón mundialmente
conocido] es el hermano de X [nombre removido para preservar el
anonimato de la
autora] que era casado con mi tía-abuela. Todos mis parientes maternos
eran masones Illuminati de grado 33. Mis abuelos
estuvieron en la logia Estrella de Oriente… Yo sé que debo, en este
momento, parecer una enajenada gritando. No
lo soy... Cuando yo tenía cinco años, mi madre organizó una reunión.
Hubo varias cosas que acontecieron que son demasiado horribles para
consignarse en papel sobre estos encuentros. En pocas palabras, ellos
básicamente hacen sacrifícios a Satanás. Yo tuve un nuevo hermano
llamado [x]... Mi madre no sabía entonces [que x] haría parte de las
‘ceremonias’. Ellos lo pusieron dentro de lo que parecía ser una gran
sartén de lata [y lo torturaron] para saber el futuro... [felizmente, no
acontecieron por causa de eventos intervinientes]... [Mas] una de las
cosas que fueron dichas en ese terrible día era que ellos habían acabado de
matar a la Hermana Lucía (pensaba que estaban hablando de
una hermana que no sabía que tenía, a la que habían asesinado). Cuando
yo pregunté, ellos respondieron ‘No, estúpida... ella es una monja’. El significado de esto sólo se tornó
claro años después. Estábamos en 1958, a finales de Octubre cuando esto sucedió (me acuerdo de esto porque mi hermano había acabado de
nacer). Sé que me escucho como una mujer loca, pero esa es la verdad...”
Esto confirma lo que la Santísima Virgen le dijo a Sor Lucía de Fátima en su segunda aparición (13 de Junio de 1917): “Mas tú
quedarás aquí un tiempo más” (y las palabras de esta última a su prima Jacinta Marto: “
yo quedo con el
Corazón Inmaculado de María, pero algún tiempo”),
a
fin de redactar el Tercer Secreto, propagar la devoción al Inmaculado
Corazón de María y ver la Consagración de Rusia por parte de Pío XII
mediante la Carta Sacro Vergénte Anno.
Y en cuanto a la impostora que después de la muerte de Sor Lucía de
Fátima apareció a instancias del Vaticano modernista, permaneció
convenientemente hasta el 13 de Febrero de 2005, cuando murió, y su
celda en el Carmelo de Coímbra fue sellada por orden de Ratzinger (luego
la reabrieron).
Lucía dos Santos (1907-1958), Mártir de la Fe
RUSIA Y EL MITO DE “PORTUGAL, ESCAPARATE DE NUESTRA SEÑORA”
El
presbítero Nicholas Gruner, John Vennari, y otros, sostienen, para
justificar sus apelos inútiles y trasnochados por la Consagración de
Rusia, que los obispos de Portugal consagraron su país al Inmaculado
Corazón de María el 13 de Mayo de 1931, y que desde entonces hubo un
renacimiento del Catolicismo en esa nación. Incluso, llegan a afirmar
que de consagrarse Rusia, sucederá lo mismo (aunque en una medida mucho
mayor, obviamente).
Ellos nunca aceptarán que
Nuestra
Señora JAMÁS DIJO que con la Consagración de Rusia por Pío XII se
convertiría al Catolicismo, sino que se convertiría a la paz, esto es,
que cesaría de perseguir a la Iglesia Católica, como efectivamente
sucedió: En primera instancia, Josef Stalin murió el 5 de Marzo de 1953,
y al poco tiempo, el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión
Soviética condenó su proceder; y en segunda instancia, el 25 de
Diciembre de 1991 la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas dejó de
existir como Estado. Está escrito:
“Cum placúerint Dómino viæ hóminis, inimícos quóque ejus convértet ad pacem” [Cuando los caminos del hombre complacen al Señor, convertirá a la paz incluso a sus enemigos] (Proverbios 16, 7).
Y en portugués, el vocablo
conversão
es empleado no solamente en el ámbito religioso, sino en cualquier
sentido: cambio, transformación, alteración... Por otra parte,
el Portugal salazarista, un país de mayoría Católica, nunca se volvió un país oficialmente Católico. La Carta Política de 1933, proclamada por António de Oliveira Salazar, ni menciona a Dios Uno y Trino ni declara al Catolicismo como religión del Estado Novo.
Muy por el contrario, el artículo 45 prescribe la libertad de culto
público a todas las religiones (contrario a los Derechos de Dios y al
Orden Social y Político Católico), y el artículo 46 mantiene la
separación Iglesia-Estado establecida por el gobierno masón de la
Primera República portuguesa:
“Sem prejuízo do preceituado pelas concordatas na esfera do Padroado, o
Estado mantém o regime de separação em relação à Igreja Católica e a
qualquer outra religião ou culto praticados dentro do território
português, e as relações diplomáticas entre a Santa Sé e Portugal, com recíproca representação” [Sin
perjuicio de lo preceptuado por los Concordatos en la esfera del
Patronato, el Estado mantiene la separación en relación a la Iglesia
Católica y a cualquier otra religión o culto practicado dentro del
territorio portugués, y las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y
Portugal, con recíproca representación]. (António de Oliveira
Salazar. Decreto 22:141-Constitución de la República Portuguesa. En
Diário do Govêrno, Serie I, n° 43 -Suplemento-. Lisboa, 22 de Febrero de
1933, pág. 230)
En suma, el
hecho de que Salazar mantuviese la masónica separación Iglesia-Estado
en su Constitución de 1933 (contrario sensu, el Generalísimo Francisco
Franco, en el artículo 6 del Fuero de los Españoles proclamaba que el
Estado protegería la profesión y práctica de la Religión Católica), es
una prueba que destruye la soñada conversión a la Catolicidad de Rusia
(que sucederá infaliblemente con el Triunfo Final) como fruto de la
Consagración.
CONCLUSIÓN
El
Vaticano conciliar es evidentemente antimariano, al silenciar el
mensaje de Nuestra Señora de Fátima, al ocultar deliberadamente por
tanto tiempo el Tercer Secreto, y alentando el ecumenismo, la herejía y
la alteración de la Ley de Oración y Creencia. Y es dable afirmar que
Sor Lucía de Fátima recibió la palma del martirio hacia finales de
Octubre de 1958, quizá por ordenes expresas de Montini. A comienzos de
1959, Lucía de Coímbra sale a la escena para legitimar el Concilio
Vaticano II y sus antipapas, como también el falso Tercer Secreto de
2000. ¿Por qué se dio tal maniobra? ¡PORQUE LOS CONCILIARES SABÍAN QUE
SI IBAN
A FALSIFICAR EL SECRETO, DEBÍAN ELIMINAR A LA PERSONA QUE LOS PODÍA
DESENMASCARAR TEMPRANO! Y porque Montini, siendo como era judío
asquenazí,
PROFESABA UN GRAN ODIO CONTRA LA VIRGEN MARÍA, QUE HABÍA DECLARADO
“MALDITA” A LA MASONERÍA DE LA CUAL ÉL ERA MIEMBRO.
Aquellos que tienen dificultad en aceptar esto, les pedimos que se enfoquen en dos
cosas:
- Nuestro Señor dice que en los últimos días el engaño será tan
profundo que hasta los elegidos serían engañados si esto fuese posible
(Mateo 24), y una Sor Lucía impostora fue crucial para los planes del
Demonio de engañar al mundo sobre el tema de Fátima;
- Todo tradicionalista que no acepte la versión vaticana del Tercer
Secreto de Fátima (publicado
en el año 2000), está predispuesto a reconocer que hubo una impostora
“Hermana Lucía”, pero simplemente hay quien aún no se apercibe de la
situación, o no es lo suficientemente honesto o
lógico para admitirlo.
Hay tantos que desprecian las evidencias contra la
apostasía que representa el Vaticano II y contra la Nueva Misa
Montini-Bugniniana simplemente porque la “Hermana Lucía” aceptó una y
la otra. Sepan ellos que no se pueden rechazar los actos de fe basándose
en lo que piensan que otra persona cree.
“Mas
aun cuando nosotros
mismos o un ángel del cielo os anuncie un evangelio diferente del que
nosotros os hemos anunciado, sea anatema. Así como ya os lo dijimos,
ahora os lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio diferente
de aquel que recibisteis, sea anatema”. (Gálatas 1, 8-9)
Mas
infelizmente,
faltándoles la verdadera fe, escogieron seguir a hombres en lugar de
Dios, y estaban en realidad siguiendo a una completa impostora que
defendió a la infame iglesia conciliar, que al igual que sus hermanos
los herejes protestantes, odia a la Virgen Santa María y ha querido
silenciar sus palabras. Pero Dios, previendo todo esto, tuvo a bien
permitir que se descorra el velo, y que hayan almas que disciernen y
proclaman que la Apostasía existe y desde arriba, la Verdad de que la
Iglesia Católica nada tiene con la deuterovaticanidad, y el Juicio final
sobre los apóstatas y sus agentes y seguidores.
¡QUE DIOS NOS AYUDE A PERSEVERAR EN LA GUERRA SANTA CONTRA LA ROMA APÓSTATA Y USURPADORA!
¡NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE FÁTIMA, RUEGA POR NOSOTROS!
Jorge Rondón Santos
13 de Mayo de 2017 (Año Mariano)
100
aniversario de la primera Aparición de Nuestra Señora del Rosario de
Fátima y la consagración episcopal de Eugenio María Pacelli (Papa Pío
XII, Mártir de la Fe); Fiesta de San Roberto Belarmino y Dedicación de
la iglesia de Santa María de los Mártires (antiguo Panteón de Agripa)