Traducción hecha por Helena Faccia Serrano del artículo escrito por
Sandro Magister, de CHIESA ESPRESSO-LA REPPÚBLICA (Italia). Imágenes de
MILES CHRISTI- NO NECESARIAMENTE COINCIDIMOS CON EL AUTOR Y SU POSICIÓN
FRENTE A LA FSSPX, PERO SIRVA ESTE ARTÍCULO PARA REFLEXIÓN SOBRE EL
CARACTER IZQUIERDISTA DEL ACTUAL ANTIPAPA.
Para Krajewski, ser limosnero papal le permitirá ejercer la misericordia
con los necesitados, y hacer más cercano al Papa. Como cuota de
curiosidad, su escudo se inspira en la devoción polaca a Jesús de la
Misericordia; y el lema que escogió es precisamente ''Misericordia''.
Los días pasados,
después de que
centenares de prófugos que huían de Siria, Eritrea y otros países
africanos se ahogaran en el Mediterráneo frente a Lampedusa, Krajewski
viajó hasta la isla, visitada por Francisco el 8 de julio, para bendecir
los cuerpos recuperados en el mar, para visitar a los
supervivientes, haciéndoles sentir la cercanía del Papa y "darle a cada
uno una ayuda consistente para las necesidades más inmediatas". Cada uno
de los buzos que se sumergía para recuperar un cuerpo –ha informado
"L'Osservatore Romano"– "llevaba consigo una corona del rosario
bendecida por el Papa Francisco".
Así pues, para la futura curia reformada, el limosnero pontificio ya existe. Y renovado.
En lo que respecta
al predecesor de
Krajewski, el arzobispo Guido Pozzo, antes estrecho colaborador de
Joseph Ratzinger en la congregación para la doctrina de la fe, ha sido
enviado a una función que le es más congenial, la de secretario de
"Ecclesia Dei", la comisión pontificia que se ocupa de los
grupos católicos más tradicionalistas y que se esfuerza en reconciliar
con la Iglesia de Roma a los seguidores del arzobispo cismático Marcel
Lefebvre.
Guido Pozzo, el antecesor de Krajewski, fue enviado a la Comisión
Ecclesia Dei (la 'High Church' conciliar), que lidia con la agónica e
irreducible FSSPX.
Pero
con un Papa como Francisco, no
sólo parece excluirse una pacificación con los lefebvrianos; también
para los católicos tradicionalistas el futuro se perfila incierto. Los primeros movimientos de Bergoglio en campo litúrgico han causado desaliento entre estos últimos.
TRE RAZONES PARA UNA ALARMA
En campo litúrgico las decisiones públicas tomadas hasta ahora por el Papa Bergoglio han sido dos.
La primera ha sido la que más ruido ha causado:
la
prohibición impuesta a la congregación de los frailes franciscanos de
la Inmaculada sobre la celebración de la misa en rito antiguo.
A los Franciscanos de la Inmaculada les prohibieron celebrar la misa indultada
Dicha prohibición ha sido vista como una limitación de esa libertad para
todos de celebrar la misa en rito antiguo que Benedicto había asegurado
con el motu proprio de 2007, "Summorum pontificum".
La intención de Papa Ratzinger –expresada en una carta a los obispos de todo el mundo–
había sido devolver a la liturgia católica el "esplendor de verdad" ofuscado por tantas innovaciones postconciliares, gracias a un recíproco enriquecimiento entre las dos formas, antigua y moderna, del rito romano.
Con "Summorum pontificum", Ratzinger estableció una difícil convivencia entre los Novusordistas y los tradicionalistas tibios
La opinión a este propósito del Papa Francisco es, en cambio, más reductiva. En la entrevista a "La Civiltà Cattolica" dijo que
la
facultad de celebrar en rito antiguo es una simple concesión a la
nostalgia de "algunas personas que tienen esta sensibilidad".
Para Bergoglio, la Misa Tradicional (mal llamada Tridentina) es "pura sensiblería de gentes
chapadas a la antigua". Pero, ¡resulta que es la UNICA MISA QUE CRISTO
INSTITUYÓ EL JUEVES SANTO! ¡EL ACTO DE CULTO MÁS AGRADABLE A DIOS!
Con los tradicionalistas Bergoglio no es blando. En la misma entrevista ha juzgado "preocupante
el riesgo de ideologización del 'vetus ordo', su instrumentalización". Y en otras dos ocasiones
los
ha tachado de fautores de una "restauración de conductas y formas
superadas, que tampoco culturalmente tienen capacidad de ser
significativas".
Lo que significa el Santo Sacrificio de la Misa: La renovación incruenta
del Santo Sacrificio de Cristo en la Cruz. ¿ACASO ESTO LE VALE NADA A
BERGOGLIO?
*
La segunda decisión tomada por el Papa Francisco en campo litúrgico ha sido
la sustitución en bloque de cinco consultores de la oficina de las celebraciones papales.
Mientras
los precedentes estaban en sintonía con el estilo celebrativo de Benedicto XVI, entre los nuevos
vuelven
a aparecer, en cambio, algunos de los más fervientes fautores de las
innovaciones introducidas en los años de Juan Pablo II bajo la dirección del entonces maestro de las ceremonias pontificias, Piero Marini.
Una de las misas Novus Ordo en tiempos de Juan Pablo II
Corren voces en el Vaticano –para terror de los amantes de la tradición– de que
Piero
Marini puede incluso ser nombrado por Bergoglio prefecto de la
congregación para el culto divino. Aunque estas voces fueran infundadas,
queda el hecho de que las actuales liturgias papales se diferencian muy
visiblemente de las de Benedicto XVI.
Piero Marini (aquí a la izquierda de Benedicto XVI), fue el Maestro de
Ceremonias de Juan Pablo II. ¿Regresará ahora que Benedicto fue quitado
del medio?
El momento cumbre de esta diferencia ha sido la misa celebrada por Francisco en la playa de Copacabana, al término de la jornada mundial de la juventud de Rio de Janeiro, con
el "musical" que irrumpió en el corazón mismo de la liturgia, con solistas, coros y ritmos de campos de fútbol.
Aún nos asalta la pesadilla de la puesta en escena que se realizó en
Copacabana por la clausura de la Jornada Mundial de la Juventud
conciliar en Rio de Janeiro
Pero
sin llegar a estos excesos, hay
elementos recurrentes en el estilo celebrativo del Papa actual que han
sorprendido negativamente algunos fieles. En la misa, después de la
consagración del pan y del vino, el Papa Francisco no hace nunca la
genuflexión prescrita por la liturgia, sólo se inclina. Y en Rio de Janeiro, durante la vigilia nocturna transmitida en mundovisión,
en la Adoración del Santísimo Sacramento no se arrodilló, sino que estuvo de pie o sentado.
Sin embargo, también es verdad que al finalizar la jornada de oración y
ayuno por la paz del 7 de septiembre, por él convocada, en la Adoración
Eucarística en plaza San Pedro estuvo mucho tiempo de rodillas.
Y hay que recordar que
en el vuelo de
vuelta de Rio de Janeiro, el Papa Francesco expresó admiración por las
liturgias orientales, llenas de sacralidad y de misterio, y muy fieles a
la tradición, con estas palabras:
"Las Iglesias ortodoxas han conservado esa liturgia prístina tan bella. Nosotros hemos perdido un poco el sentido de la adoración.
Ellos la han conservado, ellos alaban a Dios, ellos adoran a Dios.
Necesitamos esta renovación, esta luz que viene de Oriente".
¡Sí vale el tradicionalismo de la Divina Liturgia Bizantina, sólo por su
belleza y mística! ¿Y por qué no la Misa Tridentina? Claro, en los
cismáticos ''ortodoxos'' ¡NI HUBO CONCILIÁBULO NI CAMBIO DE MISA!
A más inri, Bergoglio dice cínicamente: "Nosotros hemos perdido un poco
el sentido de la adoración". ¿Te olvidás que el deuterovaticano concilio
produjo LA PÉRDIDA DE LA SACRALIDAD LITÚRGICA por la que tanto
lloriqueás?
De hecho,
entre los cinco nuevos
consultores de la oficina de las celebraciones papales, Francisco ha
incluido un monje de rito oriental, Manuel Nin, rector del Pontificio Colegio Griego de Roma.
A
su lado, consultores con otra visión como el servita Silvano Maggiani y
el montfortiano Corrado Maggioni, ambos del equipo de Piero Marini.
En resumen, hay en Bergoglio una oscilación en los nombramientos, en los
gestos y en las palabras que hace difícil interpretar sus decisiones y,
sobre todo, prever sus movimientos futuros.
*
Pero además de las dos decisiones citadas,
el
Papa Francisco ha tomado otra de manera reservada: ha bloqueado el
examen emprendido por la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre
las misas de las comunidades neocatecumenales.
Con Bergoglio, el Pesaj judío (la "misa" de los neocatecumenales) puede respirar aliviado. La Inquisición conciliar no lo tocará.
La orden de verificar si en estas misas
había abusos litúrgicos y cuáles, había sido dada personalmente por
Benedicto XVI en febrero de 2012.
La puesta en marcha de este examen
había resultado decididamente desfavorable al "Camino" fundado y dirigido por Francisco "Kiko" Argüello y Carmen Hernández, desde siempre
muy desenvueltos modelando las liturgias según sus criterios.
Las ceremonias del Camino Neocatecumenal son modeladas al capricho del
marrano de Kiko Arguello (que dicho sea de paso, sus cuadros son
HORRIBLES).
Pero ahora se sienten al seguro, pues han recibido la confirmación de que
se han salvado del peligro por el mismo Papa Francisco, que los recibió en
una audiencia, acordada para ellos, el 5 de septiembre pasado.
*
Es cierto que
el Papa actual, en esa
entrevista a "La Civiltà Cattolica", que es el manifiesto de su inicio
de pontificado, al describir la reforma litúrgica postconciliar la
concibe en términos puramente funcionales:
"El trabajo de la reforma litúrgica ha
sido un servicio al pueblo como relectura del Evangelio a partir de una
situación histórica concreta".
Si Bergoglio fuera un alumno del profesor Ratzinger –grandísimo estudioso y enamorado de esa liturgia que el Concilio II definió "culmen y fuente" de la vida de la Iglesia–
vería estas líneas tachadas en color rojo.
*
El autor de la nota que sigue es uno de los consultores despedidos de la
oficina de las celebraciones papales por el Papa Francisco, el
liturgista "ratzingeriano" Nicola Bux.
Nicola Bux, S.I., colaborador de Benedicto XVI en las celebraciones
papales. En ese tiempo estaba de plácemes. Hoy engrosa la lista de
desempleados por Francisco I.
Y ha sido escrita como "una invitación a la reflexión para quienes están
haciendo correr la voz de que el Papa Francisco está a punto de
'cambiar' la liturgia".
¿"CAMBIAR" LA LITURGIA?, por Nicola Bux
Hoy en día el disentimiento sobre la naturaleza de la liturgia es muy
evidente. ¿Es ésta obra de Dios, sobre la que Él tiene competencia,
tiene sus derechos? ¿O es un entretenimiento humano donde hacer lo que
queramos?
Las sombras, los abusos y las deformaciones –términos usados por Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, resultado de un anhelo de innovación– han arrinconado la tradición por lo cual, “lo
que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros
permanece sagrado y grande y no puede ser improvisamente totalmente
prohibido o incluso perjudicial. Nos hace bien a todos conservar las
riquezas que han crecido en la fe y en la oración de la Iglesia y de
darles el justo puesto” (así escribe Benedicto XVI en la carta de presentación a los obispos del motu proprio "Summorum pontificum").
Sin "traditio" –la entrega de lo que hemos recibido, como escribe el
Apóstol– no se desarrolla orgánicamente lo nuevo. El disentimiento se
puede resolver sólo entendiendo que la liturgia es sagrada, es decir,
que pertenece a Dios y Él está presente y obra.
¿Pero a quién compete salvaguardar los derechos de Dios sobre la sagrada liturgia? A la Sede Apostólica y, como promulga el derecho, al obispo y, dentro de unos determinados límites, a las conferencias episcopales, les compete “moderar” la liturgia: así lo establece el texto latino de la constitución litúrgica del Concilio Vaticano II (n. 22, § 1-2).
¿Qué quiere decir “moderar”? Confrontando otros pasajes del Vaticano II, significa salvaguardar
la legítima diversidad de las tradiciones en campo litúrgico,
espiritual, canónico y teológico: basta pensar en las liturgias
occidentales como la romana y la ambrosiana, y en las numerosas
liturgias orientales consideradas dentro de la única Iglesia católica.
El término puede ser traducido también como “regular”, lo que presume que la operación se realiza "bajo la dirección" de una autoridad suprema. Según otro documento del Vaticano II, el decreto sobre el ecumenismo (Unitatis redintegratio n. 14), sabemos
que los redactores del texto con el término "moderante" entendían "bajo
la presidencia", o en francés: "intervenant d’un commun accord"
(la traducción francesa la hicieron los autores del decreto). La
fórmula limita las intervenciones romanas "ad extra", cuando surge un
desacuerdo grave sobre la fe o la disciplina.
La sacralidad de la liturgia, por
tanto, obliga a la constitución litúrgica conciliar a deducir las
consecuencias: “Por lo mismo, nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o
cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia” (n. 22 § 3).
El Catecismo de la Iglesia católica ha precisado ulteriormente que “incluso la suprema autoridad de la Iglesia [es decir, el Papa - ndr] no puede cambiar la liturgia a su arbitrio, sino solamente en virtud del servicio de la fe y en el respeto religioso al misterio de la liturgia” (n. 1125).
Ha escrito Joseph Ratzinger en el prólogo del libro de Alcuin Reid "Lo
sviluppo organico della liturgia" (“El desarrollo orgánico de la
liturgia”), Cantagalli, Siena, 2013:
“Me parece muy importante que el
Catecismo, mencionando los límites del poder de la suprema autoridad de
la Iglesia sobre la reforma, recuerde cuál es la esencia del primado, tal como la resaltan los Concilios Vaticanos I y II: el Papa no es un monarca absoluto cuya voluntad es ley; más bien, es el custodio de la antigua Tradición [una de las dos fuentes de la divina revelación – ndr), y el primer garante de la obediencia. No
puede hacer lo que quiere, y precisamente por esto puede oponerse a
quienes pretenden hacer lo que quieren. La ley a la que debe atenerse no
es el actuar 'ad libitum', sino la obediencia a la fe. Por lo que, en relación a la liturgia, tiene el deber de un jardinero y no de un técnico que construye coches nuevos y tira los viejos. El 'rito', es decir, la
forma de celebración y de oración que madura en la fe y en la vida de
la Iglesia, es la forma condensada de la Tradición viviente, en la cual
la esfera del rito expresa el conjunto de su fe y de su oración, haciendo así que se experimente, al mismo tiempo, la comunión entre las generaciones, la comunión entre los que rezan antes de nosotros y después de nosotros. De este modo, el rito es como un don hecho a la Iglesia, una forma viviente de 'paradosis'".
Esta es una invitación a la reflexión para quienes están haciendo correr
la voz de que el Papa Francisco está a punto de 'cambiar' la liturgia.
En el siglo pasado, en Rusia, el
propósito del patriarca Nikon de cambiar los libros litúrgicos ortodoxos
produjo un cisma. También entre los católicos el cisma de mons.
Lefebvre fue causado, en buena parte, por haber tocado la liturgia. Y
aún sufrimos las consecuencias de ello.
Además de Nicola Bux, los consultores
de la oficina de las celebraciones litúrgicas pontificias despedidos por
el Papa Francisco son Mauro Gagliardi, Juan José Silvestre Valor,
Michael Uwe Lang y Paul Gunter.
En su lugar, el 26 de septiembre, el Papa ha nombrado a Silvano
Maggiani, Corrado Maggioni, Giuseppe Midili, Angelo Lameri y Manuel Nin.