Este título suena fuerte y difícil de digerir, pero no tenemos mejor
manera de señalar que la APOSTASÍA HA CALADO EN EL CLERO CONCILIAR. Nos
referimos al padre José Antonio Fortea (instalado
presbítero el 3 de Julio de 1994 con el Rito Montiniano, por tanto, NO
ES SACERDOTE CATÓLICO VÁLIDO), “exorcista” con el Rito wojtyliano de 1998, quien en
declaraciones recientes dijo “los hinduístas entrarán al Cielo antes que
los lefebvristas (entiéndase TRADICIONALISTAS)”.
“LOS BUDISTAS Y LOS MUSULMANES OS ADELANTARÁN EN EL REINO DE LOS CIELOS”. (PADRE FORTEA)
Este extraña sentencia la dedica el exorcista, demonólogo y novelista “P.” Fortea a los, como él dice, “lefebvrianos” Vean el contexto de una entrada de su blog en donde expone sus juicios:
Padre José Antonio Fortea Cucurull, “exorcista”
Marcel Lefevre (sic): Lo que el viento se llevó
Esta
preciosa pintura de Vasili Perov representa al sacerdote Nikita
Pustosviat disputando con el patriarca Joaquín acerca de la Confesión de
la Fe. Una pintura para hablar de los seguidores del arzobispo Marcel
Lefevre (sic), arzobispo excomulgado.
El más bello elogio a mi obra teológica más conocida, Summa Dæmoníaca,
lo recibí de mano de los censores lefevrianos. Se trata de una loa que,
desde hace muchos años, guardo en mi corazoncito como la más entrañable
que he recibido nunca. En ella se decía, que quedaba prohibido leer mi
libro, porque en él se presentaba una visión excesivamente
misericordiosa de Dios y un enfoque exageradamente optimista de la
Salvación.
Desde entonces, he tenido contacto más veces con
fieles y sacerdotes de esa fraternidad, que buscan una Iglesia
monárquica, uniforme y parecida a la estructura de un ejército.
Por eso me sorprendo cuando he escuchado a algunos articulistas, que no
creo que los conozcan personalmente, afirmando que ellos pueden aportar
mucho a la Iglesia.
No sé lo que aportarán a la Iglesia, pero sí que
conozco el mensaje que ellos traen por el mundo.
No
traen la Santa Tradición de la Iglesia, sino la Tradición entendida
bajo una personal inflexibilidad decimonónica. No traen el rigor, sino
el rigorismo.
No
traen la obediencia a los cánones dentro de la ortodoxia, sino la
desobediencia a los cánones con la excusa de la ortodoxia. No traen la
belleza de la liturgia, sino la soberbia del non sérviam.
Su
espíritu no es el amplio, libre y amable patrimonio de la patrística,
sino el espíritu puntilloso del fariseísmo mezclado con el mensaje de
Cristo.
Al final, la Iglesia los admitirá como siempre ha
admitido a los hijos pródigos, sin reproches, con los brazos abiertos. Y
ese día haremos fiesta en la casa universal de los creyentes. Y la
haremos de corazón.
Pero en este caso el hijo que retornará a casa, no
es el hijo pródigo que gastó su herencia con prostitutas, sino el
riguroso hijo fiel que enrrabietado se marchó de la casa y no volvió
durante años.
Pero volverán y les acogeremos. Y les
acogeremos con la generosidad que nos enseñó el Gran Concilio Vaticano
II. A ellos que tanto claman a favor de una férrea autoridad, cuando
retornen, se les aplicará la autoridad bondadosa que nos enseñó el
Espíritu Santo en tiempos de Juan XXIII y Pablo VI.
Sí,
retornarán. Y retornarán, porque en el fondo saben que no son las
rúbricas y las prescripciones las que salvan. Se puede amar todo lo que
uno quiera las rúbricas, las capas pluviales, los roquetes y el incienso
en incensario de plata, pero a condición de que uno sepa que no son
ellos los que salvan. El camino que nos enseñó Jesús, está plasmado en
la Tradición, no en el tradicionalismo. No es el ritual de San Pío V, ni
el Novus Ordo, los que nos salvan, es la misericordia de Dios.
Ellos lo saben en lo más profundo de su alma, y también ellos escuchan
en su corazón una Voz Divina que les advierte en lo más interno de su
conciencia: los budistas y los musulmanes os adelantarán en el Reino de los Cielos.
Lefevrianos (sic) del mundo, uníos [Fragmentos]
…nuestros primos los lefevrianos (sic) andan estos días algo divididos. Dicho de otro modo, que hay peligro de que se produzca un cisma dentro del cisma. Peligro
para ellos, claro. Porque una vez que se salieron de la comunión de la
Iglesia, a nosotros el asunto ni nos va ni nos viene. A nosotros plin.
Como si los cuatro obispos rebeldes quieren prender fuego al seminario
de Ecône para asar castañas.
Es opinable si resulta
preferible cerrar la red y decir: no se me ha escapado ni un cangrejo. O
es mejor hacer una novena para el barco se hunda cuanto antes. No
me extraña que los (pocos) seminaristas de Ecône se agarren con
disimulo a los reposabrazos de sus asientos, cuando ven en la película Titanic que el barco se partió por la mitad.
Pues estos
son los juicios, burlones, falseados e ignaros, de un exorcista cargado
de inquina, no solo contra los “lefebvrianos” sino contra la Santa
Tradición -que él reduce ridículamente a las rúbricas, las capas
pluviales, los roquetes y el incienso en incensario de plata, pero a
condición de que uno sepa que no son ellos los que salvan- (y oponiendo a ella la Voz divina que nos advierte que los musulmanes y budistas se nos adelantarán en el reino de los cielos) Sin
comentarios a una sentencia que él atribuye a la Voz divina y que en
realidad nos habla de lo lejos que él está de la Fe católica, expuesta
innumerables veces en la Escritura, la Tradición apostólica y
patrística, el Magisterio secular [para quienes gusten decirlo el
Magisterio ex-cáthedra, pero también el ordinario y universal].
Yo hace tiempo leí el libro que él llama “mi obra teológica más conocida”, Suma Demoníaca -y ahora lo tengo delante- y quedé
algo sorprendido de que el mismísimo Arcángel San Miguel viniera a
decirnos -por boca de un poseso- que el atentado de los trenes de
Atocha -sucedido un poco antes del exorcismo narrado- era obra de ETA. Más me sorprendió cuando dice que los niños muertos sin bautizar van al limbo sí pero no de una manera definitiva sino que
“en
seguida son iluminadas por los ángeles, y como nunca han sido malas
son iluminadas por la enseñanza angélica y una vez que hacen un acto de
amor de Dios son conducidas al cielo”.
O sea, Limbo sí, pero por un pequeño rato.
De
sus informaciones, obtenidas por su trato con demonios y posesos, halla
que además de demonios y ángeles [que le dan información] hay
“espíritus perdidos”. Además de almas condenadas poseyendo a un poseso, habría
“almas no condenadas” que son espíritus que vagan por la tierra.
Espíritus perdidos que siendo malos en vida y muriendo sin haber pedido
perdón, no obstante no habían rechazado a Dios. Y esas almas tenían
hasta el Juicio Final para encontrar la Luz.
Estos Espíritus pueden poseer al poseso pero no reaccionan ante el exorcismo sino agradecen oraciones,…
pero pueden rezar, pueden pedir perdón del mal cometido… al final del
[exorcismo] afirman que ven una luz… se despiden del exorcista… ‘Adiós,
gracias, voy hacia la Luz’.
En el caso de Amelia (de Fátima), que según Nuestra Señora estará en el purgatorio hasta el fin del mundo, [Fortea dice que] no son sus pecados sino el estado de su alma que le lleva a a no pedir perdón.
O sea, que además
de Cielo, Infierno y Purgatorio, hay un estado para las almas que “no
piden perdón por sus faltas, pero no rechazan a Dios, esas son las que
se convierten en almas perdidas. Esas almas vagan por la tierra en
busca de la Luz”. Este limbo de almas perdidas sería el lugar más bajo
del Purgatorio.
Así
hay cuatro lugares en el más allá: Cielo, Purgatorio común, Limbo de las
almas perdidas (cayeron al borde del infierno pero sin entrar en él), e
Infierno (para los que rechazan la presencia de Dios.
Los
pecadores que mueren sin arrepentirse y pedir perdón pero que no
rechazan [formalmente] a Dios van a a este limbo/purgatorio. Siendo
una morada de purificación habrá los que pidan perdón antes del Juicio
final y los que no lo pidan. La sentencia definitiva
dependerá de esto: En el Juicio final, a más tardar, podrán salvarse
unos o condenarse otros para siempre.
O sea, hay un purgatorio
en el que sus moradores no están salvos, sino que su salvación dependerá
de que pidan perdón, aunque pueden no pedirlo. La fecha tope para esto
es el Juicio Final.
Me remito a la página 189, que resume lo dicho en páginas anteriores, de su Suma Demoníaca (1ª ed. 2004, Editorial Dos Latidos).
Pues a
la vista de todo esto comprendo a los “lefebvrianos” que no hayan
considerado la obra recomendable y además están apegados a la Tradición
tal como nos viene desde los primeros tiempos (Padres, etc..) hasta
nuestros días. Y que no es en modo alguno una tradición
-tradicionalismo como él dice- inventada por Fortea para denostar a los
“lefebvrianos“, “de rúbricas, las capas pluviales, los roquetes y
el incienso en incensario de plata, [bueno] pero a condición de que uno
sepa que no son ellos los que salvan… ni El camino que nos enseñó Jesús,
que está plasmado en la Tradición, no en el tradicionalismo. No es el
ritual de San Pío V, ni el Novus Ordo, los que nos salvan, es la
misericordia de Dios”.
[Sigue diciendo] “traen
una personal inflexibilidad decimonónica. ... No traen la belleza de la
liturgia, sino la soberbia del non serviam.. el espíritu puntilloso
del fariseísmo mezclado con el mensaje de Cristo”.
Ellos [los conciliares] ya no creen que exista una religión verdadera. Mucho menos que esa sea la Católica. Ergo, ya no creen en la verdad de las palabras de Jesucristo, quizás porque Él mismo nos advirtió contra estos “pastores”.
Hieden a la legua. Primero
procedieron a la emasculación apostólica de la Santa Iglesia Romana, y
luego, cuando ya no hay misiones ni apóstoles ni se pretende la
conversión de nadie ni se le ofrece a nadie la VERDAD, entonces se
rasgan las vestiduras, acongojados por las almas de todos esos pobres
musulmanes y budistas. ¿Cómo, dicen, todos esos buenos hombres no van a entrar en el reino de los cielos? ¿Cómo,
digo yo, no se os cae la cara de vergüenza, malditos falsarios, si
tenéis un mandato claro y explícito del mismo Cristo que no queréis
cumplir?
¿O
acaso a fuerza diálogo y profundización os habéis vuelto imbéciles y ya
no entendéis ni el significado literal de lo que se os dice?
Alguien también asegura (aunque yo no puedo corroborarlo):
Por cierto que en una entrevista, dijo que en
una tenida carismática, se le “metió un espirítu” y comenzó a hablar en
lenguas. Y que él conserva ese carisma. Me imagino que lo usa cuando
viaja al extranjero. Vaya usted a saber. El demonio es muy tramposo, es capaz de engañar al más pintado.
Esto
último me ha dado pie al título de este post y me viene a la mente
aquéllo del “Alguacil alguacilado”. Mira que si fuera verdad que se le
ha metido algo dentro y necesita un exorcismo con urgencia. Sería así: EL EXORCISTA EXORCIZADO.
De
tanto parlotear con espíritus (algunos perdidos y errantes por la
tierra), almas condenadas, demonios de todas las categorías, ángeles,
arcángeles, de tanto manejar “información
privilegiada” (así cualquiera), a ver si ha perdido las verdades de la
Tradición, del Magisterio, y ahora la toma, como si fuera un Gerhard
Müller cualquiera, con los pobres “lefebvrianos” y no sólo con ellos
sino con quienes veneramos la Santa Tradición que no es la “Tradición
viva” del Magno, ni la tradición corrompida por los devaneos modernistas del “P.” Fortea.
“Los
modernistas saben bien que su juego está en el fin y que Ecône (FSSPX)
es superior, es por eso mismo que lo combate [...]ECÔNE TRIUNFARÁ”.
(Confesión dada por el demonio Judas Iscariote durante un exorcismo,
compilado en Advertencias del más allá por el Padre Arnold Renz SDS)