En su edición inglesa, el libro “Mente Abierta, Corazón Creyente” del
antipapa Bergoglio lleva como portada la obra favorita del citado: el cuadro “Crucifixión Blanca”, del judío Marc Chagall (Moyshe Shagal).
Portada de la edición inglesa del libro “Mente Abierta, Corazón Creyente”, del antipapa Bergoglio
Cuadro “Crucifixión Blanca”, de Marc Chagall (Moyshe Shagal).
No hace falta decir que ese cuadro es una apología al victimismo
nazionista, sino que es una expresión del Arte Degenerado que la
revolución judeomasónica-comunista internacional quiere embutir al mundo
desde 1917. Un arte degenerado que no tiene estética ni desarrollo,
sino que surge al capricho de una nueva élite que tiene peor gusto y que
ve en un neurótico psicópata con delirio de persecución fugado de un
manicomio a un grandioso artista. En suma, Moyshe Shagal, alias “Marc
Chagall”, un bolchevique del montón que surgió porque era frecuentado
por la pareja Guggenheim-Rothschild.
Las obras de Chagall (y demás autores del mal llamado “arte moderno”)
estuvieron categorizadas por la Alemania nacional como “Arte
degenerado”, dado que representan la anarquía contra el Orden natural y
social.
Pero más allá de la retorcida estética, la “Crucifixión Blanca” es la
peor interpretación que a la Crucifixión de Jesús se le puede dar. No
hablan de Jesús ni del Evangelio, sino de alguien que fue condenado a
muerte por “ser judío”. Como diciendo que los judíos son perseguidos
por su “judaísmo”, o en términos bíblicos, “Esaú Vs. Jacob”, el
símbolo eterno de la paranoia talmudista y de sus frustraciones y
temores convertidos en megalomanía (que es una lectura de la historia de
“Ester Vs. Amán”).
Las historias de Esaú Vs. Jacob y la de Ester Vs. Amán son, en cierta
perspectiva, una imagen de los judíos: falsas víctimas trocadas en
verdugos inmisericordes.
Y si fijamos bien la vista, vemos que la “cruz” tiene forma de martillo,
y las escenas circundantes vienen a ser como una hoz, conformando el
todo el símbolo del comunismo.
La composición del cuadro “Crucifixión Blanca” encubre el mazo y la hoz,
símbolo del comunismo (recordemos que Chagall trabajó como “Comisario
plenipotenciario de Artes en la provincia de Vitebsk” para los
bolcheviques).
Chagall abandonó físicamente el gueto judío de Europa Oriental, pero su
corazón y sus obras traducen que NO PODÍA VIVIR SIN EL GUETO. Y eso es
el talmudismo Lubavitch.
Quizá por eso Chagall es el artista favorito de Bergoglio: porque
representa el afán de los judíos talmúdicos en atemorizar a los judíos
bíblicos y avergonzar a los no judíos.
Sí sí, uds lo saben todo, por eso les da miedo recibir críticas. Fachas miserables
ResponderEliminarNosotros investigamos, por eso sabemos y hablamos, sin miedo a las amenazas, críticas o insultos como en este caso.
ResponderEliminarPD. Fachas y nazis, del socialismo hijos son.