Traducción de los comentarios de los Padres de TRADITIO, ampliada con material tomado de THE SHIELD OF FAITH.
Padre Pío detestaba a la Iglesia Novus Ordo y rechazó celebrar su falsa "Nueva Misa". En cambio, reverenciaba el Catolicismo tradicional y compuso una oración que recientemente salió a la luz, pidiendo al Padre Eterno que anticipe el Fin del Mundo antes de que se consume la destrucción del Sacramento de la Misa Verdadera por el sacrilegio, la idolatría, la blasfemia y la iniquidad que la neo-iglesia ha traído durante los años 1960 y practica hasta la actualidad.
Padre Pio, que rechazó la Iglesia del Nuevo Orden, ciertamente conocía
las malas intenciones de esa falsa institución: Por eso, cuando inició
el Concilio, dijo “Ahora comienza la torre de Babel” y que sería “un
concilio que desconcilia”; e insistentemente rogaba “¡Terminad con el
Concilio de una vez! ¡Por piedad, terminádlo pronto!” porque “cuanto más
tiempo pasa, peor es”. Como era un verdadero Católico, en su oración
pedía que el Padre defendiera el verdadero Sacramento de la Sagrada
Eucaristía, el cual la pseudoiglesia ya había corrompido en su tiempo
para invalidarlo, trayendo un fin del mundo. Sí, Padre Pío creía que era
mejor que el mundo se acabara a que persistiera tanto sacrilegio,
idolatría, blasfemia e iniquidad.
Una oración que el Padre Pío compuso el 8 de Marzo de 1915 para
Annita Rodote, una de sus hijas espirituales, ha salido a la luz. Esta
oración es incluso más pertinente ahora contra la iglesia conciliar
corrupta y anticatólica de lo que fue en 1915, cuando el Papa San Pío X
había pugnado tan poderosamente contra la herejía modernista que había
permeado a la Iglesia de su tiempo. En esta oración que le recomendaba a su dirigida, Padre Pío dice:
Te doy vivísimas gracias, Padre Celestial, por nuestro Señor Jesucristo, por tus gracias siempre nuevas, con las cuales continuamente vas enriqueciendo nuestra alma. ¡Oh, seas siempre bendecido por todas tus creaturas!Termina de una vez por todas la apostasía de tantas almas pertenecientes al rebaño de Jesucristo.Venga pronto tu Reino; santifica, ¡oh santísimo Padre!, a tu Iglesia; y haz llover abundantemente tu misericordia sobre aquellas almas que hasta ahora no Te han conocido. Destruye el reino de Satanás y revela, para la confusión de esta bestia infernal, todos sus malvados engaños; manifiéstale a todos los esclavos de este horrible miserable cuán mentiroso es él.Bondadosísimo Padre, ilumina las inteligencias de todos los hombres y toca sus corazones, para que los fervorosos no se enfríen y no se ralenticen en el camino de Salvación, los tibios se enfervoricen, y aquellos que se alejaron de Ti puedan retornar. Disipa y confunde a todos los sabios de este mundo, para que no muevan a guerra ni impidan la propagación de tu Reino.Finalmente, ¡oh Padre tres veces santo!, destierra de tu Iglesia todas las disensiones que existen, e impide el nacimiento de otras, a fin de que haya un solo rebaño y un solo Pastor. Multiplica por cien el número de las almas electas, envía muchos santos e instruidos ministros y santifica a los que actualmente tenemos. Haz retornar, por su medio, el fervor en todas las almas cristianas.Haz que crezca el número de los misioneros católicos, porque una vez más tenemos razón de lamentarnos con el divino Maestro: “La mies es mucha, pero los obreros son pocos”.
Y concluye su carta diciendo
“Annita, no te olvides de orar por esas intenciones que te he señalado. Porque, sin ser tú apóstol, sacerdote o misionero, obtendrás la corona que el Padre celestial ha preparado ab ætérno para ellos. Pero hay otra oración que no debes omitir. ¿Ves cuántos desprecios y sacilegios cometidos por los hijos de los hombres a la Santísima humanidad de su Hijo en el sacramento de su amor? Nos toca levantarnos, Annita, porque hemos sido escogidos de antemano por la bondad del Señor, para ser miembros de su Iglesia, o como San Pedro dijera: de un real sacerdocio. Nos toca, repito, defender el honor de este mansuetísimo Cordero, siempre solícito para socorrer el caso de las almas en cuestión, siempre mudo cuando se tratra algo sobre sí.Que toda nuestra vida, todas nuestras acciones y todas nuestras aspiraciones sean completamente dirigidas a ofrecer reparación por las ofensas que nuestros ingratos hermanos contínuamente Le hacen a Jesús en el Santísimo Sacramento.Pero nuestros pensamientos deben ser màs elevados aún. Hay un Padre allá arriba que solo puede y debe dar todo para glorificar a su santísimo Hijo. Debemos llamar al divino corazón del Padre, con santa y filial confianza, y pedirle que Él mismo tome la defensa de Jesús Sacramentado, bien sea trayendo el fin del mundo o deteniendo tanta iniquidad”.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)