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lunes, 30 de enero de 2017

GANDHI, EL CABRONAZO

Por Gonzalo Herrera para VICE
    
 
Gandhi abrazando a unos balillas, la sección infantil y juvenil del Partido Nacional Fascista italiano. Imagen vía Tumblr.
   
La primera vez que alguien me habló mal sobre Gandhi fue un antiguo compañero de trabajo pakistaní. En los ratos muertos que teníamos en la mierda de cafetería en la que los dos trabajamos me contaba como Gandhi quería mantener el sistema de castas –los pakistaníes no tienen al ser musulmanes–, alentaba a la guerra contra Pakistán y, en general, era un auténtico cabronazo al que los occidentales santificamos.
  
Como el tipo era tremendamente nacionalista y los pakistaníes y los hindúes no son precisamente mejores amigos, tampoco le hice mucho caso y no volví a pensar en ello, sobre todo porque en la carrera me volvieron a contar las típicas milongas sobre Gandhi y decidí hacerle caso a un tipo con un doctorado en historia contemporánea y no a mi compañero de curro que decía que si estudiaba ingeniería era para volver a su país y trabajar para el ejército diseñando misiles que lanzar contra la India en la –según el– inminente guerra que habrá entre los dos países.
  
Pero después de un tiempo empecé a volver a interesarme por el tema –cuando la pija [N. del E. chica fresa, gomela, cheta, sifrina, jailona, valley girl, betinha o niña mimada] de clase comparte una foto de Gandhi con una frase de mierda sabes que ese tipo no es trigo limpio– y empecé a pensar que quizás mi colega tenía razón y estábamos endiosando a un auténtico mamón, así que me he decidido a recoger sus grandes éxitos a ver si de una maldita vez la gente deja de reivindicar la figura de este capullo integral.
   
GANDHI EL PIJO
Luego llegará lo más bestia pero empecemos con algo suave para ir abriendo boca. ¿Influye que fuese un pijo en todo lo demás? No lo sé –yo creo que si–, pero si no te da rabia un niño bien jugando a ser pobre y a ir de iluminado es que seguramente seas uno de ellos y estés a punto de irte de viaje de descubrimiento al Nepal o a meterte ayahuasca a la selva colombiana, pero en fin, el caso es que el tipo era más pijo que fregar el suelo con un jersey Lacoste empapado en Chanel nº5.
   
Como todos los líderes de las luchas anticoloniales –todos es todos– pertenecía a la élite autóctona, a los ricos del país que aprovecharon la dominación imperial de los europeos para engrandecer sus fortunas, ya fuese convirtiéndose en parte del alto funcionariado, los negocios o la política. Precisamente por eso –porque sus padres pertenecían a esta élite– Gandhi se pudo permitir el lujo de ir a estudiar a Londres, donde fue educado en las mejores escuelas británicas.
  
Lo de los votos de pobreza e ir descalzo y semidesnudo llegó más tarde, cuando se le iluminó la bombilla y se convirtió en un gurú.
 
Gandhi con sus sobrinas, con las que se dice dormía desnudo a veces. Imagen ZIXUB.
  
GANDHI EL TOCA-NIÑOS
Pero este "gurú" tenía prácticas un poco extrañas. Entre uno de los votos que decidió hacer estaba el de castidad, ya que cuando el padre de Gandhi murió, Gandhi estaba follando con su mujer. No es que el tipo pasase olímpicamente de su enfermo progenitor, sino que aprovechó que su tío se quedó cuidándolo un rato para ir a echar un polvo. Hasta aquí todo bien, ¿no? Nadie es mala persona por dejar de follar y es normal un cierto sentimiento de culpa si mientras tu padre agonizaba tu estabas llegando al orgasmo, pero el caso es que el tema no acaba aquí.
  
Poco a poco el sexo se convirtió en uno de los principales temas en los discursos de Gandhi, demostrando una cierta obsesión con el asunto, una obsesión que se refuerza y se convierte en algo jodidamente enfermo cuando uno descubre que para aprender a controlar su celibato se acostaba desnudo con niñas –incluso con sus sobrinas– para ver si podía aguantar. Él siempre aseguró que no hubo penetración –claro, ¿que iba a decir?– pero no nos engañemos, todos sabemos perfectamente que el sexo no es solo penetración –él mismo decía que la prueba residía en sentir el tacto y ver el cuerpo desnudo y evitar caer en la tentación– y que cosas como el autocontrol sexual no se consiguen de la noche a la mañana, lo que hace sospechar que quizás hubo un poco de "prueba y error" –en la que el error es tener relaciones sexuales con niños– antes de conseguir ese supuesto control de su celibato. Igualmente, aunque no follasen y ni siquiera se tocasen, que durmiese desnudo con niñas no deja de ser repugnante.
  
Además no solo lo hacía con niñas, también utilizaba en sus prácticas a mujeres jóvenes vírgenes o recién casadas, todas ellas de su círculo cercano de discípulos, lo que recuerda bastante a las prácticas sexuales de los líderes de algunas sectas.
   
GANDHI EL NAZI
A Gandhi, aparte de las niñas, se la ponían dura otras cosas, como los brazos en alto y la superioridad racial aria. Se ha justificado siempre el apoyo de Gandhi a Hitler y Mussolini por considerarlos a ambos enemigos del imperialismo, pero más allá de su visita a Mussolini en Roma –donde expresó su admiración por el dictador italiano y fue el invitado de honor en el desfile de las Juventudes Fascistas– o de su carta a Hitler donde se despide como "Su sincero amigo" o en las que lo aclamaba y rechazaba tanto el imperialismo británico como el sionismo, Gandhi demostró ser un tipo que tenía muy interiorizados los pilares del nazismo y el fascismo.
   
Por encima de todo era tremendamente racista: consideraba a los africanos como pueblos inferiores y de hecho ese fue el motivo por el que inició su lucha por acabar con la discriminación a los indios en Sudáfrica durante la primera década del siglo XX, para no ser equiparados con una raza a la que consideraba inferior. Él creía que los indios eran igual de superiores al resto de razas que los blancos al descender todos de la raza aria y por lo tanto ser parte de la misma hermandad racial.
   
De hecho en sus escritos habla sobre cómo él creía en la raza de la misma manera que hacían los sudafricanos y que por eso debían gobernar Sudáfrica solo los blancos, que dejar entrar a niños negros en las escuelas para niños indios era injusto para los niños indios, que los presos negros estaban solo un grado por encima de los animales, etc. Una imagen muy alejada del Gandhi para todos los públicos al que Podemos homenajea.
  
GANDHI EL VIOLENTO
Si por algo ha pasado Gandhi a la historia ha sido por su pacifismo y sus alegatos en contra de la violencia. El mito que se creó a su alrededor –antes incluso de su muerte– consideraba que lo que hacía grande su lucha fue que evitó por todos los medios la confrontación violenta con los británicos –aún que hay quien cree que mitificarlo fue una estrategia de los propios imperios para que las colonias iniciasen ese tipo de resistencia y no se lanzasen a las armas–. Pero igual que no fue ni tan santo ni tan progre como nos han hecho creer, tampoco fue tan pacifista. Al menos contra los pakistaníes y las mujeres.
  
Durante la guerra entre Pakistán y la India que siguió a la independencia, Gandhi rápidamente se olvidó de la no-violencia y del pacifismo para apoyar a la India en una guerra que en algunos lugares fue una auténtica limpieza étnica y todo por una bandera.
   
Respecto a las mujeres, por si lo de captar adeptas y meterlas desnudas en su cama no era suficiente, Gandhi maltrataba físicamente a su mujer –y también a sus hijos–. De hecho la dejó morir de pulmonía porque le prohibió utilizar la penicilina, que consideraba indigna, ya que creía que la medicina tradicional india era superior a la occidental. Quizás esto no es una agresión física, pero no jodamos, no deja de ser violencia en estado puro.
   
Como la mayoría de los ídolos, Gandhi no era más que una farsa que se convirtió en un mito por morir antes de tiempo –asesinado– y por caerle bien a la gente adecuada, que se encargó de venderlo como un producto. Así que, por favor, dejad de compartir su cara, sus frases y de reivindicar sus ideas de mierda. Gracias.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)