«Lutero, Calvino y los demás, [estuvieron] llenos
de soberbia, saciados completamente de vicios, los cuales se separaron
de la Iglesia para secundar sus malvadas pasiones de las cuales estaban
dominados. Secundariamente carecen de la santidad de la doctrina. La
doctrina que estas sectas [protestantes] enseñan es impía e inmoral.
Esto es lo que enseñan sobre la fe y la moral: Dios es el autor del
pecado, y empuja al hombre al pecado para condenarlo. Que Dios manda a
los hombres cosas imposibles, y que después les niega la gracia para
cumplirlas. Que es perder el tiempo, y también cosa sacrílega el
recurrir a la intercesión de los Santos, y especialmente a María
Santísima, y que sus imágenes deben ser pisoteadas y arrojadas al fuego;
y que la sola fe basta para salvarse, luego la blasfemia, la impudicia y
el sacrilegio no impiden al hombre el poderse salvar, siempre que
crea».
PADRE PÍO DE PIETRELCINA, Epistolario IV: Corrispondenza con diverse
categorie di persone. Edizioni “Padre Pio da Pietrelcina”, Convento
Santa Maria delle Grazie, San Giovanni Rotondo, 2002. Apéndice 2
“Scritti vari”, XI: “Le note della vera Chiesa”.