Durante
la Reunión presinodal con los jóvenes en el Pontificio Colegio
Internacional “María Mater Ecclésiæ”, el pasado 19 de Marzo, Bergoglio se dirigió al auditorio
y al final respondió preguntas del auditorio. Ante la pregunta del
seminarista greco-católico ucraniano Yulian Vendzilovych sobre cómo
afrontar el sacerdocio en el mundo contemporáneo, le respondió diciendo:
«[...] He aquí la relación entre el sacerdote y la comunidad: también la relación debe ser testimonial. Porque hay una enfermedad muy grande, que es el clericalismo, y nosotros debemos salir de esta enfermedad. Algunos de vosotros no sois católicos, otros no sois creyentes, pero lo digo con tanta humildad: es una de las enfermedades más feas de la Iglesia. El clericalismo. Cuando una comunidad busca a un sacerdote y no encuentra a un padre y a un hermano, sino a un doctor, a un profesor o a un príncipe… Y esta es una de las enfermedades que hacen tanto mal a la Iglesia. Yo estoy preocupado por esto, porque se confunde el rol paternal del sacerdote y se reduce a un papel de dirigente: el “jefe”. El “jefe” de la empresa, el dirigente… Y me preocupan también comportamientos no paternos, no fraternales del sacerdote que en la relación con la comunidad no lo hacen ser testigo de Cristo. Por ejemplo, el espiritualismo exagerado: cuando te encuentras a estos sacerdotes que piensan estar siempre en el cielo, que son incapaces de comprender, creo que con una actitud así –como digo yo– “con la cara de la beata Imelda” [Risas de Bergoglio y el auditorio], así no, no funciona… Cuando tú has cometido una de esas caídas que se cometen en la vida, ¿cómo vas a contársela a él? ¡Pero tú tienes miedo! No encuentras en él el testimonio de la misericordia de Cristo. O cuando tú ves a un sacerdote que es rígido, que va siempre adelante con rigidez, pero ¿cómo la comunidad puede ir a él? Falta el testimonio. Y cuando ves un sacerdote mundano, es feo, es peor. Reza por ellos, para que el Señor los convierta».
Además
de mostrarse irrespetuoso frente a la vocación sacerdotal (cosa que NI
BERGOGLIO TIENE, ni en la Deuterovaticanidad existe) al tratarlos como
poca cosa y hablando en contra del clericalismo que ÉL MISMO REPRESENTA,
Bergoglio se burla del Santo Sacrificio de la Misa, que a tantos
Católicos ha sostenido y sostiene en su camino hacia la eternidad, como
el caso de la Beata Imelda Lambertini OP, quien, habiendo deseado
fervientemente recibir a Jesús Sacramentado (a pesar que en el siglo XIV
la Comunión no se recibía sino a los 14 años), la víspera de la
Ascención del año 1333 vio en plena Misa que una Hostia salió del
ciborio y se posó sobre nuestra religiosa, ante lo cual el Sacerdote le
dio la Comunión, y ella murió al poco tiempo. La hermana Imelda fue
beatificada en 1826, y ante su ejemplo, San Pío X la proclamó Patrona de
los primeros comulgantes y dispuso mediante el decreto “Quam Singulári
Christus amóre” del 8 de Agosto de 1910 que una vez los niños llegaren a
la edad de razón (7 años aproximadamente) deben ser admitidos a la
Sagrada Comunión.
Nuevamente
esta es una evidencia más de que Bergoglio, si no es el
Anticristo, sí es uno de sus émulos y precursores, ya que al igual que
él, abre la boca para blasfemar contra Dios, y su Tabernáculo, y los
habitantes del Cielo
(cf. Apoc. XIII, 6). Además, él está irremisiblemente atado al lenguaje
altisonante y escandalizador, actitudes que no quedan bien a nadie, y
menos a una persona de su edad. Pero bueno, ya no se puede hacer más:
cuando él vea las estadísticas de su Anuario Pontificio, y cómo las
cifras de fieles y de “vocaciones” van en picado, QUE NO SE QUEJE. Y
menos cuando en el divino Tribunal le toque rendir cuentas de todas sus
pocasvergüenzas.
Hoy
Jueves Santo, pidamos por intercesión de la Beata Imelda Lambertini que
Dios nuestro Señor encienda en nosotros el santo anhelo de acercarnos
con recta conciencia para recibirle (sea sacramental o espiritualmente) y
merezcamos estar eternamente con Él en el Cielo:
Dómine Jesu Christe, qui beátam Vírginem Iméldam igníto caritátis amóre sauciátam, et immaculátaHóstia mirabíliter reféctam, in cœlum suscepísti: fac nos ejus intercessióne, eódem caritátis fervóre ad sacram mensam accédere; ut appetámus dissólvi, et esse tecum mereámur: Qui vivis et regnas cum Deo Patre, in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. Amen. (Oh Señor Jesucristo, que recibiste en el Cielo a la bienaventurada virgen Imelda, herida de ardiente caridad, tras alimentarla admirablemente con la inmaculada Hostia: haz que por su intercesión nos acerquemos a la sagrada Mesa con la misma caridad, para que deseemos morir y merezcamos estar contigo, que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén) [Misal de la Orden de Predicadores, Oración colecta en honor a la Beata Imelda Lambertini -13 de Mayo-]
JORGE RONDÓN SANTOS
29 de Marzo de 2018.
Jueves Santo.
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