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domingo, 25 de marzo de 2018

BUGNINI QUERÍA TAMBIÉN CAMBIAR EL ROSARIO

En el hinchado y regodeante libro La Reforma de la Liturgia: 1948-1975 del masón y arquitecto del Novus Ordo Aníbal Bugnini, hombre plagado de superioridad de pavo real, ego monumental y desprecio al bimilenario Rito Romano Tradicional, se puede encontrar entre las páginas 874-877 que él, que tanto enfatizaba en la “noble simplicidad”, la eliminación de “repeticiones inútiles” y “añadiduras históricas”, también quería destruir el Rosario. ¿Cómo planeaba hacerlo? Primero, él iba a limitar el Padre nuestro a una sola vez al comienzo del Rosario. Esto es, que al comienzo de cada década. Una “versión pública” del Rosario contendría solamente una década de Avemarías.
  
No solamente tuvo la increíble iniciativa para destruir una oración rezada por millones de católicos a lo largo de la historia y cuya procedencia viene de la misma Virgen Santísima, quien se lo reveló a Santo Domingo de Guzmán y los mismos Papas (hasta Pío XII inclusive) enriquecieron con indulgencias, sino que iba a demoler el Ave María removiéndole las partes “no bíblicas”. Esto es,  todo desde “Santa María, Madre de Dios” sería suprimido, quedando solamente el Dios te salve María, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre» (la palabra Jesús al final de esta segunda mitad del Rosario sería también eliminada) y así, por 10 veces (finalizando cada decena con el “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte” previamente eliminado), en el muy moderno y modificado Rosario de Bugnini. Tan “generoso” él.
  
En cuanto al “Rosario público” –para los modernistas, el Rosario tradicional ha sido un agravio a los protestantes, y Bugnini haría todo lo posible para apaciguarlos (sin éxito discernible)–, éste hubiera sido extremadamente irreconocible como tal, como quiera que solamente una década del Ave María truncado anteriormente estaría presente, siendo el resto remplazado por pasajes de la Escritura, himnos (y podréis imaginaros qué tipo de jolgorio hubiera traído consigo), y fragmentos de los escritos de varios exégetas modernistas.
   
Montini/Pablo VI estaba entonces con cierta simpatía hacia la idea, pero sentía que el resentimiento de los fieles sería una carga demasiado grande para él (se cuenta que sus secretarios le escuchaban decir como frenético “No quiero traicionar a Cristo”). Bugnini cuenta en la pág. 876 que Pablo VI replicó a través de su Secretario de Estado: «Los fieles concluirían que “el Papa ha cambiado el Rosario”, y el efecto sicológico sería desastroso… Cualquier cambio en él no puede menos que disminuir la confianza de los sencillos y los pobres».  Conclusión sumamente irónica al provenir del mismo hombre que no tuvo reparo en darle el nihil obstat e imprimátur al cambio sobre la Misa a la que muchos católicos se habían habituado.
  
Sin arredrarse por este rechazo, Bugnini se obstinó en presentar dos esquemas más apelando a revisiones a varias prácticas devotas en honor de la Virgen. Bugnini en todos los esquemas introducía de contrabando más párrafos pidiendo revisar el Rosario. El tercer esquema motivó que Pablo VI le demandara específicamente «eliminar algunos párrafos sobre el Rosario y remover también toda referencia a alterar el orden de los Misterios». Él le advirtió a Bugnini que «el Rosario debe permanecer intacto en su forma y sin cambio alguno respecto a lo que ahora es. Que cualquier nueva forma de devoción mariana tome su lugar en torno al Rosario». Derrotado, Bugnini reconoce en la página siguiente que «en el cuarto esquema todas las referencias para una revisión del Rosario han desaparecido».
  
Dos años después, Montini publica la exhortación apostólica Mariális Cultus, donde defiende el orden tradicional del Santo Rosario, CONDENANDO ANTICIPADAMENTE A WOJTYLA KATZ y sus “Misterios Luminosos”. En cuanto a Bugnini (que ambicionaba el capelo), fue enviado a Teherán como pro-nuncio apostólico en 1976, tras salir a la luz la Lista Pecorelli de prelados masones, donde aparecía con el nº 25, nombre masónico secreto BUAN, fecha de iniciación 23 de abril de 1963 y contraseña secreta 136-75 [Cfr. Bulletin de l’Occident Chrétien núm. 12 (Julio de 1976), Bourg-le-Roi, Francia]. Allí le tocó presenciar la Revolución Islámica y la crisis de los rehenes. Posteriormente regresó a Roma, donde murió el 3 de Julio de 1982 en la clínica Pío XI.
  
Bugnini, en su arrogancia tras haber logrado convertir el bimilenario Santo Sacrificio de la Misa por una cena comunal como lo es el servicio Novus Ordo, pudiera haber pensado del Santo Rosario de Nuestra Señora: «Hmmm…, esa oración que los Católicos han rezado por más de setecientos años y que creen que ha sido revelada directamente por María es realmente deficiente y retrógrada, y ciertamente no es “ecuménica”. Necesita seriamente ser actualizada y cambiada, sobre todo para que los “hermanos separados” dejen de acusarnos de idólatras». Pero Dios nuestro Señor, quien se vale incluso de los infieles para hacer cumplir su Voluntad, y hizo que un Montini en parte decepcionado tras las múltiples quejas tras la imposición del Novus Ordo, rechazara las propuestas de Bugnini; y tras saber que éste era masón, le desterrase de la Curia. Y ciertamente la Virgen tampoco vería con beneplácito el proyecto bugniniano de metérsele con SU salterio, el cual fue revelado a Santo Domingo de Guzmán para honrarla a ella e implorar su intercesión para aplacar la ira de Dios y fortalecer a los fieles en los tiempos de tribulación y apostasía.
  
JORGE RONDÓN SANTOS
25 de Marzo de 2018 (hoy Nuestro Señor Jesucristo fue crucificado)
Domingo de Ramos

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)