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lunes, 18 de junio de 2018

50 AÑOS DE ORDENACIONES INVÁLIDAS EN LA SECTA NOVUSORDIANA

Traducción del artículo publicado en NOVUS ORDO WATCH.
   
Fue hoy, hace exactamente 50 años, el 18 de Junio de 1968, que el jefe de la Secta del Vaticano II —el “Papa” Pablo VI, Ob. Giovanni Battista Montini Alghisi— firmó una “constitución apostólica” para cambiar el rito Católico Romano de Ordenación. Los cambios que él introdujo no solo tocaron las ceremonias más periféricas sino la misma sustancia del sacramento. Las mismas palabras que el Papa Pío XII, en 1947, había decretado definitivamente eran necesarias para la validez del sacramento de las Órdenes Sagradas, fueron cambiadas por Pablo VI fueron cambiadas a tal punto que hizo dudosa la ordenación de sacerdotes y definitivamente inválida la consagración de obispos (aunque por la doctrina católica, incluso un rito dudoso, en todo caso, debe ser considerado inválido en la práctica).
    
Puesto que, fuera del bautsmo y el santo matrimonio, todos los otros sacramentos dependen en últimas de obispos válidos, invalidar el rito de consagración episcopal era todo lo que los modernistas necesitaban para asegurarse a largo plazo que todos los Católicos quedasen privados de casi todos los sacramentos, especialmente de la Santa Misa y la absolución en el confesionario.
   
El documento que Pablo VI publicó para cambiaf el sacramento de las Órdenes Sagradas en el Rito Romano se llama Pontificális Románi y pretende pasar por una apostólica. El texto completo puede leerse aquí:
Para probar la invalidez del rito de ordenación de Pablo VI, proporcionamos una plétora de enlaces más adelante, pero para darte un vistazo rápido, mira por ti mismo cuán malamente Montini despedazó la forma esencial de la consagración episcopal, destruyendo así el sacramento:
  
FORMA CATÓLICA DE LA CONSAGRACIÓN EPISCOPAL (Pío XII, 1947)
FORMA NOVUSORDIANA DE LA CONSAGRACIÓN EPISCOPAL (Pablo VI, 1968).
Comple in Sacerdóte tuo ministérii tui summam, et ornaméntis tótius glorificatiónis instrúctum cœléstis ungüénti rore sanctífica (Completa en tu sacerdote la plenitud de tu ministerio y, provisto de los ornamentos de toda glorificación, santifícalo con el rocío del ungüento celeste).
Et nunc effúnde super hunc Eléctum eam virtútem, quæ a te est, Spíritum principálem, quem dedísti dilécto Fílio Tuo Jesu Christo, quem Ipse donávit sanctis Apóstolis, qui constitúerunt Ecclésiam per síngula loca, ut sanctuárium tuum, in glóriam et láudem indeficiéntem nóminis tui (Y ahora derrama sobre este elegido aquella fuerza que está en Ti, el Espíritu que gobierna, que has dado a Tu Hijo amado, Jesucristo, el Espíritu que Él mismo dio a los santos apóstoles, que han fundado la Iglesia en todo lugar para constituir tu templo para la gloria incesante y alabanza de tu nombre).
   
La forma ficticia del Novus Ordo no solo remplaza las palabras que Pío XII declaró esenciales para la validez, sino que ¡ni siquiera expresan en forma alguna lo que está sucediendo al consagrar un obispo! ¡Ni siquiera piden al Espíritu Santo que haga del ordenando un obispo! En cambio, aun si se dijera que la frase toralmente abstrusa “Spíritum principálem” (“Espíritu que gobierna”) es una clara referencia al Espíritu Santo, queda claro el hecho que no se declara justo lo que se supone el Espíritu Santo esté haciendo. Se le pide a Dios Padre que “derrame” el Espíritu Santo (o al menos ese “Espíritu que gobierna”), pero ¿para hacer qué? ¿Con qué fin? No se nos dice. El Espíritu Santo se derrama también en el bautismo, en la confirmación, y en la ordenación de diáconos y sacerdotes, por ejemplo.
     
La afirmación montiniana de que los cambios que él hizo eran «para restituir con fidelidad los textos a su forma más antigua, ya sea para hacer más claras algunas expresiones, o también para que queden mejor expuestos los efectos del sacramento» (Pontificális Románi) está más allá de lo risible; de hecho, es un insulto a la inteligencia del lector informado. En todo caso, justo 20 años antes, el Papa Pío XII había señalado que «el uso antiguo no debe set estimado más adecuado y propio, o en su justo derecho o en su significado para tiempos posteriores y nuevas situaciones, por el simple hecho que lleva el  sabor y aroma de la antigüedad» (Encíclica Mediátor Dei, n. 61).
     
Una forma sacramental que no expresa lo que se supone realiza es deginitivamente inválida, como demuestran los artículos señalados abajo sobre la invalidez de las órdenes Novus Ordo.
    
Adicional a cambiar la forma sacramental del orden sacerdotal y episcopal, Pablo VI en su documento Pontificális Romani también abolió el orden mayor del subdiácono y todas las órdenes menores (acólito, exorcista, lector, y ostiario), ninguno de los cuales son sacramentos, pero cuya negación fue condenada por el Concilio de Trento y vuela en la cara de la mentira favorita de los modernistas de buscar restaurar las cosas a la “antigüedad”:
«…[D]esde el mismo principio de la Iglesia se conoce que estuvieron en uso, aunque no en igual graduación, los nombres de las órdenes siguientes, y los ministerios peculiares de cada una de ellas; es a saber, del subdiácono, acólito, exorcista, lector y ostiario o portero; pues los Padres y sagrados concilios numeran el subdiaconado entre las órdenes mayores, y hallamos también en ellos con suma frecuencia la mención de las otras inferiores.
    
Can. 2. Si alguno dijere, que no hay en la Iglesia católica, además del sacerdocio, otras órdenes mayores, y menores, por las cuales, como por ciertos grados, se ascienda al sacerdocio; sea anatema» (Concilio de Trento, Sesión 23; Denz. 958, 962)

Roma locúta, causa finíta.
   
Pero antes que alguno sugiera que la constitución de Pablo VI “no es vinculante”, debemos señalar que claramente él invoca su supuesta (pero inexistente) “autoridad postólica” y requiere que este nuevo rito sea usado en lugar del antiguo, el católico:
«Así pues, Nos mismo, con nuestra autoridad apostólica, aprobamos este rito para la administración de las sagradas Órdenes del Diaconado, Presbiterado y Episcopado, revisado por el Consílium ad exsequéndam Constitutiónem de Sacra Litúrgia, “con la ayuda de los expertos y después de consultar a los Obispos de diversas partes del mundo” [10: Concilio Vaticano II, Constitución sobre la sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, núm. 25.], de forma que de ahora en adelante se emplee para conferir estas Órdenes, en lugar del rito existente todavía en el Pontificále románum.
    
Queremos que estos nuestros decretos y prescripciones sean firmes y eficaces ahora y en el futuro, sin que obsten, si se da el caso, las Constituciones y Ordenaciones Apostólicas promulgadas por nuestros antecesores, ni las demás prescripciones, ni que sean dignas de peculiar mención y derogación» (Antipapa Pablo VI, “Constitución Apostólica” Pontificális Románi; subrayado añadido)
Según un decreto de la novusordiana Congregación de Ritos del 15 de Agosto de 1968, el nuevo rito de ordenación de Montini se hizo obligatorio para toda la Iglesia Latina el Domingo de Pascua, 6 de Abril de 1969. Así que sabemos con seguridad que, por lo menos desde esa fecha, la iglesia del Novus Ordo no ha consagrado válidamente en el Rito Romano a un solo obispo, y probabmeme te ni ub solo sacerdote válido.
    
Las repercusiones som insondables, pero explican mucho sobre el estado de la Iglesia Conciliar. Hace mucho que se fueron los sacramentos, entonces no hay gracia, y lo muestra.

Pero la verdadera Iglesia Católica no puede dar ritos sacramenrales malo, o nocivos o inválidos a sus fieles. Tai idea contradice la promesa de infalibilidad e indefectibilidad dadas por nuestro Santísimo Señor. Que Pablo VI fue capaz de inbalidar un rito sacramental, por ende, es evidencia adicional que no fue un verdadero Papa y que la Secta del Vaticano II que presidió no es la Iglesia Católica del Papa Pío XII y sus predecesores.
   
Considera las siguientes enseñanzas claras:
  • «Si alguno dijere, que las ceremonias, vestiduras y signos externos, que usa la Iglesia católica en la celebración de las Misas, son más bien incentivos de impiedad, que obsequios de piedad; sea anatema» (Concilio de Trento, Sesión 22, Canon 7; Denz. 954)
  • «Ciertamente, esta piadosa Madre [la Iglesia] brilla sin mancha alguna en los sacramentos, con los que engendra y alimenta a sus hijos; en la fe, que en todo tiempo conserva incontaminada; en las santísimas leyes, con que a todos manda, y en los consejos evangélicos, con que amonesta; y, finalmente, en los celestiales dones y carismas con los que, inagotable en su fecundidad[46], da a luz incontables ejércitos de mártires, vírgenes y confesores» (Papa Pío XII, Encíclica Mýstici Córporis, n. 66).
  • «La Iglesia es infalible en su disciplina general. Se entiende por el término disciplina general las leyes y prácticas que pertenecen al ordenamiento externo de toda la Iglesia. Tales cosas son las que conciernen o al culto exterior, como la liturgia y las rúbricas, o la administración de los sacramentos…. Si ella [la Iglesia] fuese capaz de prescribir o mandar o tolerar en su disciplina algo contrario a la fe y la moral, o algo que tienda al detrimento de la Iglesia o a dañar a los fieles, ella se desviaría de su misión divina, lo que sería imposible» (Jean Herrmann, Institutiónes Theologíæ Dogmáticæ, vol. 1, pág. 258).
Intenta aplicar esto a la Iglesia del Novus Ordo, y rápidamente te darás cuenta que conduce a un absurdo. Es simplemente evidente que la Iglesia del Vaticano II ha defeccionado, ha dado mal, ha destruido los sacramentos, y ha sido un escándalo para los fieles que la embajada de salvación. En la Católica, sin embargo, el Papa es «the citadel and bulwark of the Catholic faith» (Papa Pío IX, Encíclica Qui Nuper, n. 3). Nadie puede decir esto seriamente sobre los antipapas de la iglesia del Vaticano II. Por ende, se sigue con necesidad lógica que Pablo VI no fue un verdadero Papa sino un impostor, como lo fueron su predecesor Juan XXIII, quien inició la falsa iglesla, y sus sucesores Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI, y ahora Francisco I.

Como a veces es citado diciendo el Padre Carl Pulvermacher OFM Cap., «Una vez que ya no haya sacerdotes válidamente ordenados, ellos darán permiso de celebrar la Misa Latina» ¡Piensa sobre eso!
  
Como a veces es citado diciendo el Padre Carl Pulvermacher OFM Cap., «Una vez que ya no haya sacerdotes válidamente ordenados, ellos darán permiso de celebrar la Misa Latina». ¡Piensa sobre eso!
  
Los muchos enlaces que proporcionamos a continuación te ayudarán mientras investigas estos temas.
   
Inválido: Las Órdenes Impías de la Iglesia del Vaticano II
  • Absolutamente Nulo y Enteramente Vano: El rito de Consagración Episcopal de 1968 por el P. Anthony Cekada
    Examina los criterios de validez, las fórmulas de los ritos orientales, antiguos textos cristianos, primeras dudas sobre la validez, “Espíritu que gobierna” vs. “plenitud del sacerdocio”, cambio sustancial, argumentos del contexto, y aprobación papal. Respuesta a los artículos de Ángelus de la FSSPX y Sel de la Terre por el padre Pierre-Marie favoreciendo la validez. Extensa bibliografía.
  • Por qué los nuevos Obispos no son verdaderos Obispos por el P. Anthony Cekada
    Un resumen de dos páginas del estudio “Absolutamente Nulo y Enteramente Vano” enlazado arriba.
  • Aún Nulo y Vacío: Respuestas a Objeciones por el P. Anthony Cekada
    Respuesta a las objeciones del Hno. Ansgar Santogrossi OSB, P. Pierre-Marie de Kergorlay OP y el P. Álvaro Calderón FSSPX contra el estudio “Absolutamente Nulo y Enteramente Vano” enlazado arriba.
  • Nuevos Obispos, Tabernáculo vacío por el P. Anthony Cekada
    Respuesta a un editorial del Padre Grégoire Celier FSSPX, quien emplea algunos principios nuevos y extraños para defender la validez del rito de Consagración Episcopal de 1968.
  • ¿Salvados por el contexto? El rito de Consagración Episcopal del ’68 por el P. Anthony Cekada
    Réplica a la popular objeción de que el contexto más largo provisto por el rito de ordenación de obispos de 1968 da una expresión clara de la forma sacramental y por ende es suficiente para la validez.
  • Ellos realmente no son Obispos: Respuesta al Rev. John Hunwicke por Novus Ordo Watch
    Una respuesta de tres partes a una serie de artículos por el “padre” John Hunwicke, en los cuales atenta probar que las consagraciones episcopales según el rito novusordiano de 1968 deben ser consideradas válidas.
  • El nuevo rito de ordenación: Purgando el Sacerdocio en la Iglesia Conciliar by Fr. William Jenkins, SSPV
    Una respuesta a ciertos argumentos planteados por Michael Davies en su libro The Order of Melchisedech (El orden de Melquisedec), este artículo examina el rito novusordiano de ordenación sacerdotal a la luz de la teología católica y concluye que esta es en el mejor caso dudosa, y por tanto debe ser considerada inválida en la práctica. Contiene información perturbadora sobre cómo tuvo lugar la “reforma” del rito.
  • La Validez del Rito de Ordenación de 1968 por el Sr. John S. Daly
    Una refutación directa a los argumentos de Michael Davies para la validez del rito paulino de ordenación. Este es el capítulo IX, sección (B) del libro de Daly Michael Davies – An Evaluation (Michael Davies – Una evaluación), págs. 355-395 (descarga gratis en el enlace de arriba).
  • Biblioteca de Documentos en Rore Sanctifica
    Muchos más artículos y estudios sobre los distintos temas pertenecientes a la cuestión de la validez de los ritos de ordenación novusordianos pueden encontrarse en este sitio web en inglés, francés y ruso.
Estos son documentos que querrás leer cuidadosamente si deseas explorar por ti mismo esta importante cuestión teológica. Aunque la materia es algo técnica, no es demasiado difícil de seguir. Los siguientes son materiales impresos que discuten el nuevo rito de ordenación (no todos son de autores sedevacantistas, así que sé cuidadoso):
Para los que prefieran ver en vez de leer, True Restoration ha hecho un vídeo disponible en el cual el padre Anthony Cekada explica la teología que prueba que el rito novusordiano de consagración episcopal es inválido:
  
 
     
Documentos Magisteriales Católicos relevantes y relacionados:
Lo que muchos puede que no sepan: La lefebvrista Fraternidad San Pío X (FSSPX) considera válido el rito de consagración episcopal de Pablo VI (como prueba, mira su artículo de la revista Ángelus sobre la materia, pero sé consciente que eso ha sido refutado en los artículos que vinculamos arriba). Esto significa que si un presbítero del Novus Ordo se convierte a la FSSPX, él no será reordenado por la FSSPX a menos que personalmente insista en ello. Así, ¡cuidado si asistes a Misas de la FSSPX (a la que de todos modos, no deberías ir)!
   
Por cierto, la FSSPX no siempre acepta como válido el rito de ordenación de 1968. Ellos anunciaron su media vuelta en Diciembre de 2005, justo cuando pasaron pocos meses después que Joseph Ratzinger se convirtiera en “Papa” Benedicto XVI. El hecho que el mismo Ratzinger fuera el primer reclamante papal en haber sido “ordenado obispo” en el rito novusordiano de Pablo VI (el 28 de Mayo de 1977) seguramente no tiene nada que ver con el tema (guiño, guiño). Sin embargo, un obispo de la FSSPX, el Rvmo. Bernard Tissier de Mallerais, hasta el día de hoy no acepta la validez del rito de ordenación de Pablo VI. El 29 de Junio de 2016, el obispo Tissier declaró en un sermón de ordenación pública: «Obviamente, no podemos aceptar este nuevo y alterado rito de ordenación, que arroja dudas sobre la validez de numerosas ordenaciones [hechas] según el nuevo rito” (ver “Obispo Tissier disputa la validez de las ordenaciones Novus Ordo” y “Los Obispos de la FSSPX sobre Obispos y ‘Obispos’”).
   
En cualquier etapa en que te encuentres actualmente en tus esfuerzos para entender el desorden del Vaticano II, por favor no omitas este tema de total importancia, sin importar cuán emocionalmente perturbador lo puedas encontrar. Nada se gana cerrando los ojos a un problema real y de largo alcance, sino que potencialmente todo puede perderse. Que este tema no es simplemente “algo sedevacantista” que es mostrado por el hecho que la FSSPX acostumbraba considerar las ordenaciones del Novus Ordo dudosas o inválidas también, y muchos otros no-sedevacantistas aún lo hacen hoy.
   
Algunas veces se hace la objeción de que los “milagros eucarísticos” en la Misa Novus Ordo prueban la validez de los nuevos ritos sacramentales de Pablo VI (al menos para las Misas y ordenaciones). Sin embargo, esta objeción es inadmisible por varias razones:
  • A menos y hasta que la Iglesia Católica declare que tal fenómeno es milagroso, no es milagro sino un presunto milagro. Obviamente, toda evidencia de la Secta del Novus Ordo es inadmisible puesto que esto asumiría desde el comienzo que la Secta del Novus Ordo es la Iglesia Católica, que es la misma cuestión en disputa. En otras palabras: No podemos saber posiblemente si algún presunto milagro eucarístico realmente es un milagro eucarístico precisamente porque la autoridad eclesiástica que pudiera regular sobre la materia actualmente está ausente u oculta/impedida.
  • La validez sacramental es una materia de Sagrada Teología. Pero los datos empíricos a posterióri (después del hecho) no son datos admisibles. En teología, procedes de principios generales a conclusiones particulares (método deductivo); tú no razonas de casos particulares a una conclusión general (método inductivo).
  • Nuestro Señor nos advirtió contra los falsos milagros, lo que engañarían incluso a los elegidos si Dios no lo impidiera. Suficientemente interesante, Él hizo esta advertencia en el contexto de las personas afirmando que Cristo está presente donde Él no está: «En tal tiempo, si alguno os dice: El Cristo o Mesías está aquí o allí, no le creáis. Porque aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán alarde de grandes maravillas y prodigios, de manera que aun los escogidos, si posible fuera, caerían en error: ya veis que os lo he predicho» (Mat. 24:23-25).
Obviamente, el tema de la validez sacramental en la Secta del Novus Ordo es una materia de gravísima importancia, y los que ignoran o despresian el tema, se ponen a sí mismos y a otros en peligro. Los que piensan que esto es una tentación para desesperar, no podían estar más equivocados. Esto debería fortalecer nuestra fe en la verdadera Iglesia Católica porque estamos presenciando el cumplimiento de la profecía:

«Las profecías del Apocalipsis muestra que satanás imitará a la Iglesia de Cristo para engañar a la humanidad: él establecerá una iglesia de satanás en oposición a la Iglesia de Cristo. El Anticristo asumirá el papel de Mesías; su profeta actuará como el Papa; y habrá imitaciones de los Sacramentos de la Iglesia. Habrá también prodigios mentirosos en imitación de los milagros forjados en la Iglesia» (Padre Elwood Sylvester Berry, The Church of Christ: An Apologetic and Dogmatic Treatise [Baltimore, MD: Mount St. Mary’s Seminary, 1955], pp. 65-66; subrayado añadidos; cursivas removidas)

Es muy importante que veamos todos estos desarrollos desde la muerte del Papa Pío XII en 1958 en el contexto general de la Iglesia Católica sufriendo su propia Pasión Mística, en imitación de su Divina Cabeza antes que Él regrese en gloria:
Solo a la luz de esto todos estos acontecimientos extraños tienen sentido.
   
Pero así como la verdadera Iglesia Católica no puede morir, tampoco sus sacramentos. Para los que estén preguntándose qué hacer ahora, hemos compilado una guía muy útil:

Dios no nos abandona, aun si no tenemos fácil acceso a los sacramentos verdaderos. El amor y la misericordia de Dios son para todos, en todo tiempo, y si no podemos obtener gracia santificante por los canales ordinarios de los sacramentos, siempre podremos obtenerla por medio de una contrición perfecta:

Como nuestro Santísimo Señor le dijo a Jairo, el jefe de la sinagoga, antes de devolverle la vida a su hija: «No temas, ten fe solamente» (Marc. 5:36).
   
El rito inválido de ordenación de Pablo VI de 1968 prueba que la Secta del Vaticano II es un fraude.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)