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lunes, 1 de octubre de 2018

EL ESTADO ACTUAL DE LA IGLESIA: PROFECÍA DE SANTA HILDEGARDA

   
«En el año 1170 después del nacimiento de Cristo, estuve por un largo tiempo enferma en cama. Entonces, física y mentalmente despierta, vi una mujer de una belleza tal que la mente humana no está en grado de comprender. Su figura se erguía de la tierra hasta el cielo. Su rostro brillaba con un esplendor sublime. Su mirada estaba vuelta hacia el cielo. Estaba vestida con un vestido luminoso y radiante de seda blanca y con un manto guarnecido de piedras preciosas. En los pies calzaba zapatos de ónice. Pero su rostro estaba embadurnado de polvo, su vestido estaba desgarrado por el lado derecho. También el manto había perdido su belleza singular y sus zapatos estaban ensuciados por encima. Con voz alta y suplicante, la mujer gritó hacia el cielo: “¡Escucha, oh cielo: mi rostro está manchado! ¡Aflígete, oh tierra: mi vestido está desgarrado! ¡Tiembla, oh abismo: mis zapatos están ensuciados!”. Y prosiguió: “Estuve escondida en el corazón del Padre, hasta que el Hijo del hombre, concebido y nacido en la virginidad, derramó su sangre. Con esta sangre, cual su dote, me ha tomado como su esposa. Los estigmas de mi esposo permanecen frescos y abiertos, hasta que sean abiertas las heridas de los pecados de los hombres. Precisamente este quedar abiertas las heridas de Cristo es la culpa de los sacerdotes. Ellos desgarran mis vestidos porque son transgresores de la Ley, del Evangelio y de su deber sacerdotal. Quitan el esplendor a mi manto, porque olvidan totalmente los preceptos impuestos a ellos. Ensucian mis zapatos, porque no caminan sobre vías derechas, esto es, sobre las duras y severas de la justicia, y también no dan un buen ejemplo a sus súbditos. Todavía encuentro en algunos el esplendor de la verdad”. Y escuché una voz del cielo que decía: “Esta imagen representa la Iglesia. Por esto, ¡oh ser humano que ves todo esto y que escuchas las palabras de lamento, anúncialo a los sacerdotes que están destinados a la guía e instrucción del pueblo de Dios y a los cuales, como a los apóstoles, fue dicho: ‘Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda creatura’ (Marc. 16,15)”».
  
(SANTA HILDEGARDA DE BINGEN OSB. Carta a Werner von Kirchheim y a su comunidad sacerdotal. En Migne, Patrología Latina CXCVII, cols. 296 y ss).

3 comentarios:

  1. https://gloria.tv/article/yzftdHNCqnmr4DzM6d4XjfsQk

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  2. https://catholictruth.net/CTNet_RC/en/archive.asp?d=20161111

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  3. También son esclarecedoras las profecías de Nuestra Señpra del Buen Suceso de Ecuador.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)