«Sé que hay cristianos más que satisfechos y sin la mínima inquietud frente a nuestra actual situación. Pero su satisfacción no es según el querer de Cristo. Esta deriva de un compromiso con el mundo y, en primer lugar, de un rechazo a mirarlo de frente por miedo a reconocer la obra del demonio, y del deber acordarse de la Cruz de Cristo. Mientras tantos bautizados viven en la inconsciencia de los sacramentos que han recibido y están insertos en instituciones laicas y tal vez ateas; mientras la persecución, científicamente organizada, ha asumido con el comunismo una amplitud sin precedentes; mientras un número siempre mayor de sacerdotes devienen escépticos sobre su sacerdocio, dudando de su grandeza divina como de su absoluta necesidad y celebran sin dignidad los santos misterios; mientras la lujuria insolente y privada de límites progresa en todas partes y multiplica sus estratagemas para obsesionar y embrutecer a los débiles mortales, en suma, mientras “las tinieblas se propagan sobre la faz de la tierra”, se encuentran sacerdotes y laicos que consideran que las cosas no van demasiado mal y que estamos equivocados al inquietarnos. Hablan y actúan como si estuviesen acorazados, blindados de satisfacción. Y tal vez, en realidad, lo están. ¿Qué cosa sería necesaria para abrir sus ojos sobre la enormidad del pecado, para hacer caer en pedazos su coraza de abobamiento?». (PADRE ROGER-THOMAS CALMEL OP, Teología de la Historia, cap. V: “Los últimos días del mundo”).
Hola. Tienes el libro de Calmel en pdf para compartir? Lo ando buscando por internet y no lo encuentro. Gracias.
ResponderEliminarHermano Tarsicio, ermitaño franciscano.
El enlace está inserto en el artículo (aunque el libro está en italiano).
Eliminar