Traducción de la noticia publicada por Lorenzo Roselli en RADIO SPADA. Comentario propio.
El primer acto de la presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil no concernirá al crimen rampante en muchos distritos del país, ni una modificación sustancial a los programas educativos de las escuelas, henchidos de propaganda LGBT durante la era lulista.
Y a despecho de la promesa muchas veces presentada ante la diplomacia italiana, no se tratará mucho menos de la extradición del terrorista rojo Cesare Battisti, ya decretada por el magistrado de la Corte Suprema Luiz Fux a inicios de diciembre (por tanto mucho antes del inicio del mandato del presidente electo).
El Trump brasileño abrirá su glorioso reino con un cambio de un género totalmente diferente, modesto en su campo de acción, pero no por esto menos significativo: se tratará de hecho de una reforma concerniente al Palacio de Alvorada, residencia de los presidentes federales de la República brasileña.
Como reporta una indiscreción del Folha de S. Paulo, parece que la consorte de Jair Bolsonaro, Michelle, de confesión evangélico-calvinista (como Bolsonaro mismo, que precisamente se hizo “rebautizar” en el río Jordán en la fe evangélica hace algunos años) ha pedido que de de las tallas lígneas que representan cuatro santos y dos querubines presentes (una de las cuales, la que representa a Santa Bárbara, se remonta al siglo XVIII) sean removidas de las salas del palacio en cuanto no combinan con un edificio institucional.
La destinación de las imágenes (verdaderas obras de arte) aún no ha sido confirmada, pero parece que el vice-presidente electo, el general Hamilton Mourão (que es
Nada
más proliferar esta noticia en los medios locales, Bolsonario se ha
visto obligado a retractar defendiendo a su mujer y afirmando que no
está programada la remoción. Pero la petición de parte del
vicepresidente Mourão fue efectivamente registrada y la infidencia
provenía de fuentes internas en la secretaría del palacio.
La presidencia de Jair Bolsonaro, tan celebrada por nuestra derecha conservatriz, se abre con estilo. Del resto, sumado al odio por la justicia social, el violento (al menos en la retórica) liberalismo económico y el alineamiento servil a la política exterior estadounidense, el anticatolicismo no los arruina en absoluto.
La presidencia de Jair Bolsonaro, tan celebrada por nuestra derecha conservatriz, se abre con estilo. Del resto, sumado al odio por la justicia social, el violento (al menos en la retórica) liberalismo económico y el alineamiento servil a la política exterior estadounidense, el anticatolicismo no los arruina en absoluto.
COMENTARIO: Michelle de Paula Firmo Reinaldo, feligresa de la
iglesia bautista Atitude en Río de Janeiro (donde es parte del
Ministerio de Sordos de dicha iglesia) es la tercera (segunda realmente)
esposa del flamante presidente Jair Messias Bolsonaro Bonturi alias
“Mito” o “Monstruo” (dependiendo de a quién se le pregunte), y son una
pareja polémica. Bolsonaro se casó primeramente con Rogéria Nantes Nunes
Braga (en el rito conciliar, matrimonio posiblemente no anulado) entre
los años 70 y 80, unión de la que nacieron tres hijos. Luego de
divorciarse de Rogéria, él convivió por más de 16 años con Ana Cristina
Siqueira Valle, con quien tuvo otro hijo; y en el año 2007 se casó
civilmente con la citada Michelle Firmo, madre de una hija.
Posteriormente, en el año 2013 Jair (quien afirmó en su cuenta de Twitter en el año 2015 que era católico romano,
pero que ha asistido por 10 años a la iglesia bautista, y su
“rebautizo” en el Jordán fue administrado por el polémico pastor y
político Everaldo Dias Pereira de las Asambleas de Dios) y Michelle se
casaron en la iglesia pentecostal Vitória em Cristo, en ceremonia
presidida por el también polémico televangelista carioca Silas Lima
Malafaia.
Hasta
donde se tiene conocimiento, el matrimonio Bolsonaro-Nunes no fue
anulado por Tribunal eclesiástico conciliar alguno (y eso que el 97 por
100 de los procesos de nulidad se resuelven favorablemente en primera
instancia, y con la reforma bergogliana es más fácil y más célere),
razón por la cual se concluye (incluso de parte de los protestantes) que
Bolsonaro es adúltero ante Dios al divorciarse de su legítima esposa
para convivir con otra mujer (San Lucas 16, 18). Ítem, el matrimonio
protestante (y en general cualquier matrimonio mixto) no es válido como
matrimonio religoso para un conciliar, toda vez que su primer bautismo,
al imprimir carácter, no se puede sustituir ni anular.
Ahora
bien, el matrimonio en el rito conciliar es válido, pero ilícito.
Válido porque los
propios contrayentes, ministros y materia del mismo, expresan su
consentimiento (la forma); pero ilícito en cuanto a que el
presbítero conciliar NO TIENE POTESTAD SACERDOTAL (ya que el Ritual
montiniano de Ordenación es INVÁLIDO) ni completa las
bendiciones. Fuera de eso, los matrimonios conciliares son celebrados
incluso en fecha anticanónica -el Derecho Canónico y la Liturgia
Católica tradicional prohíben solemnizar matrimonios entre el 1º Domingo
de Adviento hasta la Epifanía, como también desde el Miércoles de
Ceniza hasta el 1º Domingo después de Pascua (de hecho, es parte del
Sexto Mandamiento de la Iglesia, que reza «No solemnizar matrimonios en
los tiempos prohibidos, ni casarse dentro los grados de parentesco
prohibidos, o sin testigos»)-.
En cuanto al aspecto político, el protestantismo contemporáneo en Brasil es un factor clave en las elecciones
(según estudios, 3 de cada 10 brasileños es protestante, cada año se
abren 14.000 nuevas iglesias; y el catolicismo será minoría en esa
nación para el 2030). Aunque durante el Régimen Militar o Quinta República Brasileña (1964-1985) evitó mezclarse
en la política, ya en la democracia los protestantes -principalmente
pentecostales y neopentecostales- decidieron lanzarse a la política,
siguiendo desde 1985 el lema «Irmão vota em irmão» (Hermano vota
al hermano -miembro y/o simpatizante de la iglesia, se entiende-),
táctica similar en otros países. El “Frente Parlamentario Evangélico” en
el Congreso de Brasil, clave en iniciativas como la reducción de la
edad penal de 18 a 16 años o la destitución de Dilma Rouseff, aumentó a 91 congresistas tras las elecciones del pasado 7 de Octubre.
Con
Bolsonaro (y su vicepresidente masón, el general Antônio Hamilton Martins Mourão), nunca nos hicimos ilusiones (después de lo que pasó en
Colombia y México). Sabíamos que quedara él o el cismático Fernando
Haddad (Lula 2.0), nada cambiará en Brasil. Bueno, sí cambió una cosa:
LOS EVANGÉLICOS Y LA ENTIDAD SIONISTA SERÁN PRIMERO CON BOLSONARO.
Gracias por la información pero, por favor, no vuelvan a usar ese color para resaltar sus comentarios.
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