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Diez veces:
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?nío,
~ise1icordia.
Traducción del artículo publicado en RADIO SPADA.
San Pío V es conocido por haber sido el Papa de la Contrareforma, de la Inquisición, de la Misa, de Lepanto. Pero, en cuanto Santo obró también portentosos milagros en vida y en muerte. Para difundir la gloria de este grande y santo Sumo Pontífice y alentar la devoción, hemos querido pues extraer algunos de la Vida de san Pío V Sumo Pontífice escrita por Paolo Alessandro Maffei en ocasión de la canonización (22 de mayo de 1712) y basada en las actas de los procesos canónicos.
San Pío V
San Pío V es conocido por haber sido el Papa de la Contrareforma, de la Inquisición, de la Misa, de Lepanto. Pero, en cuanto Santo obró también portentosos milagros en vida y en muerte. Para difundir la gloria de este grande y santo Sumo Pontífice y alentar la devoción, hemos querido pues extraer algunos de la Vida de san Pío V Sumo Pontífice escrita por Paolo Alessandro Maffei en ocasión de la canonización (22 de mayo de 1712) y basada en las actas de los procesos canónicos.
- Una mujer energúmena [endemoniada], presentada ante San Pío en el pórtico de la Basílica Vaticana, al ser bendecida por el Santo, que le hizo tocar su estola, a vista de todo el pueblo resultó perfectamente libre.
- Estando a punto de partir de Roma el embajador del Rey de Polonia, suplicó en ese momento al Santo, que pasaba por la plaza de San Pedro, que quisiera concederle alguna reliquia. En ese punto, él, ante el propio pañuelo, recogió con sus manos alguna cantidad de polvo de la misma plaza, y después de haberla puesto dentro, la consignó a aquel Señor, el cual retornado a casa, temiendo haber sido burlado del Papa, lo abrió, y con su inmenso estupor encontró todo aquel polvo embebido de sangre, de la cual también se manchó el mismo pañuelo: y era sangre de Mártires, de los cuales estaba bañado aquel lugar en los tiempos de las persecuciones.
- Acostumbraba San Pío a hacer oración ante la imagen de un Crucifijo tallado. Sucedió, que una tarde en la que quería, según su costumbre, besarle los pies, los retrajo la Santa figura más de una vez. Permaneció sorprendido el Pontífice del admirable acontecimiento, y dudando razonablemente, que su Señor con tan gran milagro le hubiese querido salvar de las insidias de alguna persona malvada, ordenó que se restregaran los santos pies con una hogaza de pan, la cual fue dada a comer a un perro, que murió a un tiempo, de tan violento que era el veneno.
- Un ministro inglés en Oxford, habiendo subido al púlpito, se puso a exclamar contra San Pío. Mas apenas hubo satisfecho su propia pasión con vomitar un torrente de injurias y de calumnias contra él, se encontró en el acto sin poder articular palabra, y asaltado por tal suerte de enfermedad, que en término de ocho días le condujo irremediablemente al sepulcro.
- El Padre Miguel Bonelli, prior del Hospital de la Consolación de Roma, habiendo sido atormentado por más de seis años por un grandísimo tumor en la garganta, que le ocasionaba dolores excesivos, se encontró sano por intercesión de San Pío.
- San Felipe Neri liberó otro obseso, tocándolo con el chapín [pantufla] del Santo, que acostumbraba llevar a los enfermos, habiendo hecho Dios muchísimas gracias por medio de la misma.
- Grandísimo también, y en nada inferior fue el Milagro hecho por el Santo en la persona de la Serenísima Princesa de Conti Ana María Martinozzi, probado concluyentemente en el proceso, realizado en París con autoridad del Ordinario. Padecía aquella religiosísima Princesa en todos sus embarazos un tan grande dolor de cabeza que la tornaba como paralítica por continuos temblores que la agitaban: tanto más grave cuanto más estaba cercana al parto, acompañándolo síntomas y accidentes tales que la hacían abortar. Sucedió este desventurado acontecimiento dos veces continuas, pero se temía en el tercer parto que fuese más grave, porque fue creído efectivamente que ella no podía evitar la muerte, mientras más fieramente que las otras veces era asaltada y trabajada por el mal. En tan deplorable estado constituída, fue exhortada por una de sus damas de honor que se encomendara a las oraciones de San Pío, y a invocarlo en tan gande necesidad. Lo hizo ella de todo corazón, y con grandísima ternura de espíritu, y haciéndosele llevar un bonete del Santo Pontífice, que le donara su madre la señora Martinozzi, y conservada por ella como una preciosísima reliquia, lo besó con exceso de devoción, y ordenó que le fuese puesto en la cabeza; y en un instante con inmenso estupor de los circunstantes le cesó enseguida el dolor y el temblor, y la dejaron los síntomas gravísimos que adecía, alumbrando así inmediatamente con tanta felicidad, como si no hubiese tenido mal alguno; y lo que es más admirable aún, no padeció nunca más enfermedad similar en otros dos embarazos suyos, en los cuales dio a luz a dos Príncipes. Ella misma participó al Sumo Pontífice Clemente IX cuanto le había ocurrido: y los médicos que asistieron a su cuidado, declararon y atestiguaron con juramento que una sanación de tal clase no podía hacerse tan presto, ni tan perfectamente, sin un gran milagro.
- Algunas mujeres impúdicas, tan aborrecidas por San Pío, habiendo escuchado la noticia de la muerte de él, se alegraron, y se dirigieron a la Basílica Vaticana para ver su cadáver, con pensamiento de burlarse. Pero sucedió todo lo contrario a lo que meditaron, pues todas ellas a su vista permanecieron tan compungidas que se pusieron a llorar ininterrumpidamente sus pecados, y convertidas a Dios, comenzaron a llevar una vida honesta y devota.
- Habiéndose desbordado extraordinariamente el Tíber, y amenazando furiosamente con inundar la Ciudad y las campiñas de Roma, San Pío hizo lanzar uno de los Agnus Dei que había bendecido, e inmediatamente las aguas volvieron a su cauce.
- Habiendo sido hecho prisionero un soldado español por una partida de rebeldes, lo ataron a un árbol para matarlo con mosquetes, y le dieron más de veinte tiros sin herirlo. Vieron ellos con estupor que todas las balas le caían a los pies sin hacerle daño alguno, como si su cuerpo fuese hecho de hierro y de bronce. Atribuyeron primero el milagro a encantamiento, pero habiéndole desnudado completamente, no encontraron en él nada más que un Agnus Dei bendecido por San Pío V en el primer año de su pontificado, y removido que lo hicieron, bastó un solo mosquetazo para matarlo. El milagro sin embargo, produjo muchos efectos, mientras que con divulgarse por toda la región, valió para confirmar en la Fe a muchos Católicos que vacilaban y estaban para adherir a la sedición y al error. Pero sobre todas las cosas contribuyó infinitamente para hacer retoranr al rebaño de la Santa Iglesia a muchos herejes el paterno cuidado del Sumo Pontífice en restablecer la disciplina Eclesiástica, y el proveer a los Países Bajos hombres doctos y capaces de disipar las malas impresiones hechas por los protestantes en la mente de los Católicos sobre la verdad de nuestros más sacrosantos misterios, y la caridad pastoral mostrada por él en un Breve suyo, que permitía a todos los Sacerdotes absolver de la herejía y reconciliar a la Iglesia todos aquellos que habían sido inducidos por el error o el interés a separarse; donde la victoria conseguida por estos medios fue tan grande que el mismo Duque de Alba le escribió a Su Santidad en estos precisos términos: «El número de los que se sirvieron de la gracia hecha a ellos por Vuestra Beatitud, de poder ser absueltos y recibidos en el rebaño de la Iglesia, después de haber abjurado de la herejía es tan grande, por cuanto me fue avisado por los Obispos y por los Gobernadores, que es casi imposible de contarse. No hay ninguno, Santísimo Padre, que no admire el celo amoroso que ha movido a Vuestra Santidad a procurar la salvación de estos pueblos, a proveer en sus necesidades espirituales, y a recomendarlos a Dios en vuestras santas oraciones, de las cuales se experimentan continuamente efectos estupendos; donde debemos esperar que Dios, en consideración de una vida tan santa, y de una caridad tan ardiente, se deba dignar poner en exterminio la herejía por toda la República Cristiana. Los Obispos realizan su ministerio con tanta edificación, que se ve bien que son animados por vuestro espíritu apostólico, y que siguen exactamente las reglas prescritas a ellos por Vuestra Santidad».
¡Que gran Santo! Ruega por nosotros. Busqué qué era exactamente un Agnus Dei bendecido y he descubierto un Potosí. ¡El sacramental más antiguo de la IGlesia probablemente (s.IV)! Otra cosa más ignorada por la Contra Iglesia. ¡Quien pudiera encontrar uno auténtico, bendecido por el último Papa!
ResponderEliminarCopio y pego:
Los Agnus Dei, son un Sacramental que la Iglesia ha recomendado a los fieles en muchas épocas, que desde hace más de 60 años no se producen, pero que se pueden llegar a conseguir, puesto que la Iglesia los proveyó durante casi mil años para los fieles.
Se llaman Agnus Dei, unas pequeñas medallas, que como decíamos desde aproximadamente mil años atrás, y hasta 1952, eran hechas de cera blanca provenientes del Cirio Pacual de la capilla Sixtina y de otras iglesias principales de Roma.
En los últimos siglos los Agnus Dei eran hechos por los monjes Cistercienses del monasterio de la Santa Cruz de Jerusalen.
Estos medallones de forma oval, tienen en una parte la esfingie del Cordero pascual, con la leyenda en latín: «Ecce Agnus Dei qui tollit peccata mundi» (Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo), el escudo y el nombre del Papa que los había bendecido y consagrado con el Sagrado Crisma; y de la otra parte una representación del Divino Niño, de la Santa Virgen o den un Santo.
La bendición de los Agnus Dei la hacían los Papas en su primer año de pontificado, y la repetían sólo cada 7 años, o cuando el Papa lo estimaba oportuno por necesidad de los fieles.
El último Papa que consagró los Agnus Dei fue el Papa Pío XII , en 1945 y por última vez en 1952. (N.T. Aunque por ahí hay una foto de Juan XXIII bendiciéndo los Agnus Dei, 1959?)
http://3.bp.blogspot.com/-KiJpkrznCJc/UDvDn3a_LPI/AAAAAAAACfk/ofV_04Vkoaw/s1600/John+XXIII+-+Blessing+of+Agnus+Dei+03.jpg
https://vulgatemedia.com/wp-content/uploads/2017/09/Pope-Pius-XII-immersing-Agnus-Dei-Wax.jpg
En el miércoles de la Semana de Pascua estos discos eran presentados al Papa quién los sumergía en un depósito de agua mezclada con crisma y bálsamo y diciendo algunas oraciones consagratorias.
Eran distribuidos a la gente, en la solemnidad del sábado siguiente (N.T.: ¿Sábado in Albis?), cuando el Papa después del «Agnus Dei» de la misa ponía un paquete con Agnus Dei en la mitra invertida de cada cardenal y obispo que asistían a la ceremonia.
Existen también Agnus Dei de color gris hechos con la mezcla de cera y polvo que se cree es de los huesos de los mártires. Estos Agnus Dei que son llamados «Pasta de los Santos Mártires» no necesitan una consagración especial y son tratados como reliquias.
La Iglesia clasifica a los Agnus Dei entre los sacramentales. Por lo que merecen el mismo respeto y veneración que el Agua Bendita, el Escapulario Carmelita, y otros sacramentales.
Se pueden tocar frecuentemente, llevarlos con uno mismo, sea colgados al cuello en una cadena o como prendedores. Especialmente en un viaje, o para que sean tenidos en casa por los esposos para proteger el hogar.
Si se rompen se deben conservar, ya que un mínima parte tiene la misma virtud de sacramental que el Agnus Dei entero.
NT. Más: El acto final de esta ceremonia del sábado “in albis” y de la octava pascual, era la entrega a los neófitos del Agnus Dei.
Más aquí:
https://forosdelavirgen.org/107464/agnus-dei/
* También me he informado de algo que quizas muchos desconozcan: la medalla de S. Benito, además de estar bendecida, requiere de un exorcismo para la misma. ¿Lo sabían? Les mando un saludo.
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