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martes, 8 de diciembre de 2020

DÍA OCHO DEL MES, EN HONOR DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

Reimpreso en la Puebla de los Ángeles por Don Pedro de la Rosa en 1815.
  
DEDICATORIA
A Ti, que humilde y amante
Venero con alegría,
Consagro en aqueste día
La devoción de un instante.
Ser de tu agrado es constante
Y bien mi afecto lo traza:
Pues con propensión no escasa
Las glorias de Concepción,
Francisco, en tu protección
Se entran como por su casa.
     
DÍA OCHO DE CADA MES, CONSAGRADO EN REVERENTE CULTO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA NUESTRA SEÑORA, IMPLORANDO SU PODEROSO PATROCINIO PARA ALCANZAR LA DIVINA GRACIA
  
   
En este día se hace la diligencia de confesar y comulgar con toda devoción, se oye Misa y se reza la Corona o el Rosario de la Santísima Virgen, y puesto de rodillas ante su Sagrada Imagen, se hace el siguiente
    
Por la señal ✠ de la Santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
      
ACTO DE CONTRICIÓN
Dulce JESÚS, a quien amo, Padre amoroso en quien creo, querido Redentor mío en quien espero; bien conozco el que mis culpas te tienen enojado; mas si lo que del pecador quieres es el que a ti llegue arrepentido, vésme aquí a tus pies postrado: ojalá y fuera tal mi dolor que a fuerza de él quedara en mi llanto sumergido. Me pesa, amantísimo Dueño mío, de haberos agraviado, y lo mismo sintiera aunque no hubiera Cielo que esperar ni Infierno que temer, pues el motivo es solo tu Bondad digna de todo amor. Propongo, Bien mío, antes perder mil vidas que volverte a disgustar: y espero el que me perdonarás, concediéndome gracia para perseverar en el cumplimiento de tus divinos preceptos hasta la muerte. Amén.
   
ORACIÓN
Soberano y Omnipotente Dios, Uno en Esencia y en Personas Trino, a quien adoran los Ángeles, sirven los Arcángeles, reverencian las Virtudes, aclaman las Potestades, obedecen los Principados, temen las Dominaciones, ensalzan los Tronos, contemplan los Querubines y aman incesantemente los Serafines. Yo, el más vil gusanilo de la tierra, atendiendo a tu imponderable grandeza, temo el llegar a mover en tu presencia mis labios: pero aunque soy polvo y ceniza, a ello me anima tu clemencia en esta, pues confiado dirijo a ti mis voces, dándote infinitas alabanzas por las maravillosas obras de tu poder divino, y en especial por la CONCEPCIÓN Inmaculada de la Celestial Emperatriz MARÍA Santísima mi Señora, en cuya formación ostentaste la virtud de tu poderoso brazo, preservándola de la original culpa, y adornándola con tantas gracias que mereció la aclamases toda hermosa y sin la menor mancha. Quisiera, Dios mío, por este milagro de tu Omnipotencia, darte condignos aplausos; pero ¿quién, Señor, no quedará corto en alabarte? Cierto que no son bastantes todas las criaturas para mi desempeño; pero no obstante que confieso rendido los excesos de tu grandeza, a todas las convido para que te den los elogios, y juntamente gracias por los esmeros de tu poder en la fábrica de la Soberana Princesa, a quien constituiste poderosa Abogada de los pecadores, para que mediante su patrocinio consiguiesen el tesoro de la divina gracia: esta te pido, mi Dios, por la misma Señora: concede a todos los mortales este beneficio que, si así lo ejecuta tu piedad, merecerán gozarte y darte alabanzas por los siglos de los siglos. Amén.
    
Aquí se rezan siete Ave Marías en honra de los siete días en que milagrosamente fue organizado y preparado el Sagrado cuerpo de María Santísima para recibir la beatísima Alma, como refiere la Venerable Madre María de Jesús de Ágreda, y así se ofrecerán elogiando a la Señora con las obras de los siete días de la Creación.
   
Del mundo la formación
Fue en siete días celebrada,
Y con bella proporción
Así entiendo ejecutada,
Señora, tu Concepción.
   
FIAT LUX (Gén. I)
Salve, a quien la TRINIDAD
Como a la luz aprobó,
Y tinieblas separó
Con singular claridad. Ave María.
    
FIAT FIRMAMÉNTUM (Ibíd.)
Salve de Gracia portento,
Pues de lo más cristalino
Te formó el poder divino
Cual hermoso Firmamento. Ave María.
    
GÉRMINENT TERRA HERBAM VIVENTEM (Ibíd.)
Salve a quien con lo vedado
Nunca brindó satanás,
Porque de este Árbol jamás
A ti pudo dar bocado. Ave María.
    
FÍAT LUMINÁRIA (Ibíd.)
Salve a quien la Ave nocturna,
Cual Sol encontró lucida,
Y así toda confundida
Quedó en tus pies a la Luna. Ave María.
    
AVÉSQUE MULTIPLICÉNTUR (Ibíd.)
Salve a quien Dios aplicó
Como propia la pureza,
Y con graciosa destreza
De Eva Ave te fabricó. Ave María.
 
FACIÁMUS HÓMINEM AD IMÁGINEM ET SIMILITÚDINEM NOSTRAM (Ibíd.)
Salve, a quien culpa no alcanza,
Pues por Madre del Señor
Es muy debido a su honor
El que seas su semejanza. Ave María.
    
REQUIÉVIT DIE SÉPTIMO (Gén. II)
Salve, en fin, toda graciosa,
En quien rendido de amor,
Descansó el mismo Criador
Llamándote toda hermosa. Ave María.
     
OFRECIMIENTO
¡Oh Benignísima Reina de los Ángeles, Emperatriz del Universo! Hija del Eterno Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo, dulcísima MARÍA, a quien el Todopoderoso previno con tantas bendiciones de gracia, que hizo excedieses a toda pura criatura. En ti, Señora, se halla como en su centro la belleza, no atendiéndose fealdad alguna en tu sagrado Cuerpo, ni en tu alma benditísima la menor mancha. Celébrente las Jerarquías del Cielo y Tribus de la Tierra, aclámente llena de gracia toas las generaciones, dándote los parabienes por tan singular privilegio: y cuanto es de mi parte, lleno el corazón de regocijo, te repito por tus dichas la enhorabuena. Recibe, Princesa Soberana, este mi sacrificio de alabanzas, y vuelve a esta vil criatura esos tus bellos ojos, sin que merezca tus desvíos por mi miseria, pues eres amorosa Madre de los pecadores, a quienes mira con lástima tu clemencia, atendiendo a quien con la naturaleza heredan la desgracia de la primera culpa. Y pues tú, luz de mis ojos, eres hechura de la gracia, comunica esta a tus atribulados hijos, no permitiendo el que en nuestras almas caiga mancha alguna de pecado. Arroja, bien mío, de los humanos corazones este mortal veneno, por tu CONCEPCIÓN Inmaculada, la que hoy venera nuestro afecto para tenerte propicia. Dígnate, Divina Aurora, de aceptar este mi obsequio, que aunque corto en la ejecución, es grande en el deseo, pues quisiera ofrecerte holocaustos dignos de tu grandeza: mas ya que tan pobre me reoconozco, a ti ocurro a que me des cosa digna que poderte ofrecer. Ninguna más de tu agrado que la pureza: esta te pido, querida Madre mía, para que viviendo en este mundo con limpio corazón, pueda en el Cielo verte en compañía de tu Soberano Hijo, mi amantísimo Jesús, quien con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por toda la eternidad. Amén.
    
En todo este día se tendrá muy presente la Concepción en gracia de MARÍA Santísima, repitiendo a esta señora la siguiente Jaculatoria:
Por tu limpia Concepción,
¡Oh Soberana Princesa!,
Una muy grande pureza
Te pido de corazón.
   
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)