Ejercicio publicado con la Novena y Trisagio a la Santísima Trinidad en Santa Fe de Bogotá por José Ayarza en la imprenta de Bruno Espinosa en 1846. Indulgencia de 80 días otorgada por Mons. Dr. Manuel José Mosquera y Arboleda, Arzobispo de Santa Fe de Bogotá, y otros 100 días por Mons. Nicolás Savo, Encargado de Negocios ad ínterim de los Estados Pontificios para la Nueva Granada y América del Sur.
VISITA A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA PARA EL DÍA TRECE DE CADA MES, EN MEMORIA DE SU ADMIRABLE TRÁNSITO, PARA QUE FAVOREZCA A LOS QUE SE HALLAN EN EL ARTÍCULO DE LA MUERTE.
Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN
¡Oh Virgen purísima Madre de Dios y Señora nuestra, consuelo de afligidos y socorro de necesitados! Todos los que estamos presentes, postrados con el debido rendimiento y humildad a vuestras sagradas plantas, y esforzados con la confianza que nos ofrece vuestra gran liberalidad y entrañas piadosísimas de Madre, os pedimos ¡oh gran Reina!, que por vuestro dichoso Tránsito acojáis debajo de vuestro amparo, consoléis y defendáis a todos los que se hallaren en el tránsito y agonía de su muerte: a todos los cuales, y a cada uno en particular, humildemente os pedimos los recibáis por medio de vuestro Ángel de Guarda, y de vuestro amado Esposo Señor San José: especialmente os presentamos a los que hubieren de morir en este mes, a los que nos hallamos presentes, y a los que se hubieren descuidado de prepararse para morir, y de granjear vuestra poderosa intercesión para este horrendo trance; por el gozo, ¡oh compasiva Madre!, que tuvisteis cuando os hallasteis en compañía de vuestro amado Hijo, libre ya de las penalidades de esta mortal vida.
Volved, Señora, hacia ellos, esos vuestros misericordiosos ojos, y mirad su pobreza, necesidad, turbación y congoja en que se hallan: atended, piadosísima Madre, que esta es la hora en que más necesitan de vuestro amparo y socorro: experimenten, Señora, sus afligidas almas vuestra misericordia y crecida liberalidad: distribuidles, Señora, vuestras piedades según la necesidad en que se hallan en tan peligroso tránsito, y favorecedlas en todo; y en honor y reverencia de las tres divinas personas de la Santísima Trinidad, que tantos consuelos, favores y gracias os concedieron en vuestro dichoso Tránsito, y gloriosa coronación, concededles, oh gran Reina y Madre, estos tres favores que humildemente os pedimos.
En el primero, que por vuestro feliz Tránsito se vean libres sus almas de los infernales enemigos, y de sus tentaciones, astucias y engaños con que en esta hora suelen combatirlas. El segundo, que les alcancéis luz para conocer sus culpas y verdadero dolor de todas ellas. El tercero, que les impetréis una especial confianza en la bondad infinita de Dios, y para más inclinar vuestras piadosísimas entrañas a conseguir los tres dichos favores, decimos de lo intimo de nuestro corazón, que nos pesa en el alma de todos nuestros pecados, y que quisiéramos con el mismo dolor borrar de sus almas los pecados que hubieren cometido los que se hallaren en el tránsito de su muerte, y en desagravio de todos ellos ofrecemos, Señora, los méritos de todos los bienaventurados del cielo y justos de la tierra, juntos con vuestros méritos y los de la Pasión, vida y muerte de vuestro amado Hijo, con aquellas agonías que padeció en las tres horas que estuvo pendiente del Sagrado Árbol de la Cruz, Y con la agonía que sintió en la última hora en que entregó su Espíritu a su Eterno Padre, a quien ofrecemos tamo bien, oh Señora, la ofrenda más agradable a sus Divinos ojos: su Hijo Unigénito, y Señor nuestro sacrificado en las Aras del Altar, para que por ellos os dignéis, oh misericordiosa Madre, de recibir las dichas almas bajo de vuestra piedad y especial amparo, y presentar las en el tribunal de la Divina misericordia, en donde por vuestros piadosos y eficaces ruegos consigan la bendición de vuestro amado Hijo con la sentencia de eterna vida. Amén.
Aquí se rezan tres salves a nuestra Señora en reverencia de su dichoso Tránsito, y después lo siguiente en favor de los agonizantes:
DEPRECACIÓN
℣. Por tu purísima Concepción.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la Encarnación del Hijo de Dios en tus purísimas entrañas.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por los nueve meses que le tuviste en vuestro Vientre Sagrado.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el gozo que sentisteis cuando le viste nacido para bien del mundo.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sentisteis cuando estuvo tres días perdido.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sentisteis cuando yendo a padecer se despidió de Vos.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la sangre que en el Huerto sudó vuestro Hijo Santísimo.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sentisteis cuando supisteis estaba preso.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sentisteis en los tormentos que vuestro Hijo padeció en la noche de su prisión.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la vestidura que por escarnio le pusieron a vuestro Hijo.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por los azotes que le dieron atado a una columna.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la corona de espinas que en su cabeza le pusieron.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por las bofetadas y salivas que con tanta mansedumbre recibió.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por los lastimosos pasos que dio vuestro Hijo cuando lo llevaron de casa en casa aquellos ministros.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por las voces que dieron pidiendo le crucificasen.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la inicua sentencia de muerte que le dieron a vuestro Hijo.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la pesada Cruz que en sus delicados hombros pusieron.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la tropelía y mofa con que lo llevaron al Calvario.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sintió vuestro corazón cuando lo encontrasteis en la calle de la amargura.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor con que le acompañasteis hasta el Calvario.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la confusión y vergüenza que sintió vuestro Hijo cuando le desnudaron.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la congoja y aflicción que sintió cuando le mandaron tender sobre la Cruz.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que traspasó vuestro corazón cuando le visteis enclavar.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sentisteis cuando ya enclavado le levantaron en alto.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sentisteis cuando dejaron caer la Cruz en el hoyo.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sentisteis cuando dieron a beber a vuestro Hijo la hiel y vinagre.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sentisteis en aquellas tres horas que estuviste al pie de la Cruz.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la recomendación que os hizo de nosotros en cabeza del Apóstol San Juan.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la muerte santísima de vuestro Inocente Hijo.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sentisteis cuando con la lanza atravesaron su Santo Costado.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por aquel tan grande dolor que sintió vuestro corazón, cuando le bajaron de la Cruz y fue puesto en vuestros purísimos brazos.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dolor que sentisteis cuando le sepultaron.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por tu santísima y tristísima soledad.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por la Resurrección gloriosa de vuestro amantísimo Hijo.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por su admirable Ascensión.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por tu glorioso Tránsito.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por el dichoso tránsito de vuestro amado esposo Señor San José.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
℣. Por aquel dolor que tuvo de apartarse de tu dulce compañía.
℟. Oh Virgen María, ampara a los pecadores en su última agonía.
Aquí se rezan tres Aves Marías con Gloria Patri, en reverencia del Glorioso Tránsito del Patriarca Señor San José.
ORACIÓN
Santifica, ¡Oh Padre piadosísimo!, a tu Iglesia; quita de ella todos los escándalos y cismas, a fin de que sea un solo rebaño, y un solo pastor, derrama tus misericordias sobre las gentes que no te conocen, e ilumina sus corazones para que te conozcan y amen; disipa los consejos de los impíos, a fin de que no se opongan a tu reino y a la propagación de tu gloria; concede al Sumo Pontífice, a los prelados, a las órdenes religiosas, y a todos los eclesiásticos tu amor, y que cumplan exactamente con sus deberes; a todos los gobernantes y magistrados la sabiduría para que administren con fidelidad la justicia y procuren la paz; y a tu pueblo bendición. Da a los agonizantes verdadera contrición y tu amor; a los pecadores perdón y verdadera enmienda; a mis enemigos tu caridad y dulzura; a los amigos, bienhechores y consanguíneos tu dilección; a la reunión de tus fieles bienes espirituales y temporales; dirige a nosotros nuestras cosas de modo que tu culto siempre esté aquí en vigor y perseverancia; a las almas del Purgatorio, a aquellas particularmente que necesiten de nuestros sufragios, y con las que estamos más obligados, descanso sempiterno y el gozo de la bienaventuranza. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)