«Lo que me ha hecho quedar mal no son las falsedades (a sus ojos) que haya podido decir, sino haber dicho una serie de cosas que a ellos no les gusta que se digan. Haber abordado problemas sin alinearme en la única dirección que ellos pretenden imponer al comportamiento de toda la Cristiandad y que consiste en esto: no pensar, no decir nada, a no ser lo siguiente: Hay un Papa que lo piensa todo, que lo dice todo y obedecerle es lo que le constituye a uno como católico. Su pretensión sería ser absolutamente los únicos, y que, salvo un exiguo sector libre en materias de poca relevancia, lo único que se haga sea repetir y orquestar totalmente sus “oráculos” [literal, “effatá”], exclamando: ¡Realmente es genial! Me han atribuido una audiencia y una influencia que yo sé muy bien que jamás he tenido. Y esto no lo quieren.Estas palabras llenas de victimismo las dirige Georges Yves Marie-Joseph Congar Desoye OP a su madre desde el priorato dominico de Cambridge, donde había sido enviado por fray Michael (David) Browne Fitzgerald OP, maestro general de los Dominicos en Octubre de 1955 después de ser censurado por el Santo Oficio en 1954, poco antes de ser enviado al convento de Estrasburgo a petición del arzobispo Jean-Julien Weber Hürler PSS. Las dirige contra Pío XII. Pero pueden aplicarse perfectamente a Francisco Bergoglio, que lo elogió en su discurso de apertura del Sínodo sobre la Sinodalidad, diciendo: «El padre Congar, de santa memoria, recordaba: “No hay que hacer otra Iglesia, pero, en cierto sentido, hay que hacer una Iglesia otra, distinta”» (Verdadera y falsa reforma en la Iglesia, Madrid 2014, 213).
El papa actual, sobre todo desde 1950, ha desarrollado, hasta la manía, un régimen paternalista consistente en que él, y sólo él, dice al mundo y a cada uno lo que hay que pensar y cómo hay que actuar. Pretende reducir a los teólogos a comentaristas de sus discursos, sin que, sobre todo, puedan tener la veleidad de pensar algo, de tener cualquier iniciativa fuera de los límites de ese comentario: excepto, lo repito, en un margen muy estrecho, perfectamente acotado y vigilado, de problemas sin consecuencias». [YVES CONGAR. Carta a su madre Lucie “Tere” Desoye, 10 de Septiembre de 1956. En Diario de un teólogo (1946-1956). Ed. Trotta, pág. 472].
De todas maneras, los conciliares pueden hacer y deshacer cuanto les venga en gana. Cuanto más, mejor… PARA QUE SE DISTINGAN DE LA BIMILENARIA E INMACULADA IGLESIA UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA, de la cual ellos mismos se han separado con sus apostasías.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)