EL SELLO DE LA DISCORDIA

Elementos tomados de ACI DIGITAL y EL DEBATE.

Con el fin de promocionar ese “Woodstock bautizado” que es la Jornada Mundial de la Juventud, cuya 39 edición se realizará el próximo mes de Agosto en Lisboa (Portugal), el Vaticano lanzó el martes 16 de Mayo este timbre postal:

  

   

No hacían ni dos días de su lanzamiento, cuando el sello fue retirado de la venta en las oficinas de correo, pero seguia vendiéndose en la página web de la Filatelia Vaticana. Según contó un funcionario del Servicio Postal vaticano a la revista 7Margens, «era imposible realizar la venta, por órdenes superiores, pues iba a ser retirado». «Órdenes superiores» que provenían del Govenatorado.

La razón que se alegó fue que llegaron críticas desde Lisboa porque el diseño del el artista Stefano Morri, que muestra a Francisco Bergoglio seguido por unos jóvenes que portan una bandera de Portugal mientras se encuentran en una plataforma que emula la escultura «Monumento a los Descubrimientos» (en portugués Padrão dos Descobrimentos) en la capital lusitana.

  

Acontece que el «Monumento a los Descubrimientos» fue construido en 1960 durante el «Estado Nuevo» de Antonio de Oliveira Salazar († 1974) para conmemorar los 400 años de la muerte del infante Enrique «El navegante» de Avis († 1460), quien impulsó los viajes comerciales y de descubrimiento bajo la bandera del Reino de Portugal, y para los revisionistas de izquierda, el monumento representa el colonialismo y la propaganda nacionalista en el salazarismo.

  

El obispón portugués Carlos Alberto de Pinho Moreira Azevedo (* 1969), delegado del Comité Pontificio para las Ciencias Históricas, dijo que el sello era de «muy mal gusto», y añadió que

«Ciertamente el papa Francisco no se identifica con esta imagen nacionalista, que contraría la fraternidad universal y evoca épicamente una realidad pastoral que no se corresponde con ese espíritu».

Por su parte, la portavoz de la Fundación JMJ Lisboa 2023, Rosa Pedroso Lima, dijo a la agencia estatal Lusa que se trataba de un «sello de promoción de la JMJ elaborado por los servicios de filatelia y numismática del Vaticano», y representa una especie de alegoría:

«Al igual que en el monumento Enrique el Navegante guía a la tripulación al descubrimiento del nuevo mundo, en el sello el Papa Francisco guía a los jóvenes y a la Iglesia a una nueva época. Esa es la interpretación que ha llegado de Roma: otras lecturas y otros objetivos son abusivos».

Es claro que al indigenista Bergoglio, la gesta evangelizadora y civilizadora de España y Portugal representa un motivo de vergüenza, de lo cual hay que pedir perdón de rodillas como ha sido costumbre de su antecesor Wojtyła. Ahora bien, hay algo de verdad en la afirmación de Azevedo: la imagen no corresponde a la realidad, porque si uno mira una parroquia conciliar un domingo, el promedio etario de asistencia es de 60 años. Por otra parte, y a despecho del llamado bergogliano a «hacer lío», muchos jóvenes conciliares están yéndose al protestantismo, a las sectas o ya de plano, no creen en nada, y los crecientes casos de abuso y/o encubrimiento tampoco ayudan.