Traducción del artículo publicado en INTROIBO AD ALTARE DEI.
ELEGIR PAREJA MATRIMONIAL EN EL MUNDO ACTUAL
He recibido muchas solicitudes de jóvenes lectores para escribir un artículo sobre encontrar una pareja matrimonial como joven tradicionalista en la Gran Apostasía. Muchos están confundidos sobre qué buscar en la sociedad actual, y preocupados de acabar en un mal matrimonio. ¿Quién puede culparlos? Nuestra Señora de Fátima tiene razón al decir: «Muchos matrimonios no son buenos, porque no agradan a Nuestro Señor y no son de Dios». Yo lo creo, ¡y Ella lo dijo en 1917! El hecho que muchos matrimonios no son buenos es probado por estas aterradoras estadísticas:
«En los Estados Unidos, entre el 35% y el 50% de los matrimonios por primera vez acaba en divorcio, incrementándose a un 60% para los segundos matrimonios (sic), y a un 70% para los matrimonios (sic) después del segundo. Esto da a los Estados Unidos una de las tasas de divorcio más altas del mundo. Los divorcios pueden ser difíciles emocional y financieramente, y pueden impactar grandemente no solo a los divorciados, sino también a los hijos… los porcentajes tanto de matrimonio como de divorcio están decreciendo en los Estados Unidos. Esta tendencia es el resultado de múltiples factores, pero uno de los más destacados es una tendencia en los Millennials a esperar mucho tiempo antes de contraer matrimonio, o simplemente renunciar al matrimonio en favor de la cohabitación (esto es, convivir y glorificar la fornicación)» [Ver worldpopulationreview.com/state-rankings/divorce-rate-by-state].
También fue de interés que los hombres y mujeres que mantienen profundas creencias religiosas tenían un 14% menos de probabilidad de divorciarse que las demás parejas. A mis 20 años, le pregunté al P. DePauw sobre la vocación matrimonial. Este artículo es una compilación de mis notas e intercambio epistolar con el Padre. Espero que esta información sirva como una fuente de principios generales para el discernimiento del matrimonio.
EL MATRIMONIO ES UNA VOCACIÓN
Nunca olvides que siempre ha sido enseñado por la Iglesia que existen cuatro vocaciones dadas por Dios a la humanidad. La palabra «vocación» viene del latín «vocáre» que significa «llamar». Cada uno de nosotros es llamado por Dios a santificarnos a nosotros y al mundo en uno de estos cuatro llamados: el sacerdocio (solo para los hombres); la vida religiosa (monjas, frailes, monjes); la vida de casado; y la vida célibe. El matrimonio es por tanto una vocación y un sacramento. Como toda vocación, debe entrarse a él con seriedad, inteligentemente y después de considerarlo en oración. Lo más importante que debes hacer es orar frecuentemente.
Siempre sométete a la Voluntad de Dios para ti. Adicionalmente a orar por una vocación particular, es prudente orar para que Dios te guíe a donde Él quiere que estés. Aunque puedas desear el matrimonio, puede que sea la santa Voluntad de Dios que permanezcas en la vocación célibe o consideres la vocación religiosa (monja, fraile, monje) o el sacerdocio. Las siguientes son algunas razones para NO contraer matrimonio. Sé honesto contigo mismo (si alguna de estas razones es tu motivación para el matrimonio, entonces esta no es tu vocación):
- «Todos (o casi todos) mis amigos/parientes están casados, así que yo debería casarme también».
- «Mis padres quieren que me case».
- «No me gusta la soledad».
- «La gente pensará que soy extraño o un sodomita si no me he casado a cierta edad».
- «El “reloj biológico” de la mujer está corriendo, y ella decide que quiere tener un hijo, así que cásate con alguna».
- «Tienes miedo que tu novio/novia te deje, y no encontrarás a nadie más, así que casaros».
- Quieres experimentar el sexo sin pecar.
Adicionalmente, hay varios rasgos de carácter que no deberías tener si quieres entrar al estado de vida matrimonial.
No busques el matrimonio si:
- Eres egocéntrico, y no quieres entrar en una vocación donde los sacrificios por tu cónyuge y tus hijos son frecuentemente necesarios.
- Te ofendes fácilmente y guardas rencor. Esta actitud afectará terriblemente a tu cónyuge, a tus hijos, y a ti mismo.
- Tu carrera es lo primero, y pondrás el avance en esa carrera por encima de tu cónyuge y tus hijos.
- Tienes un vicio grave sin resolver, como la adicción a la pornografía, beber demasiado, usar drogas recreativas, o apostar.
Tu motivación principal para casarte debe ser procrear y hacer crecer el Cuerpo de Cristo en la tierra, y ayudar a que tu cónyuge y a tus hijos alcancen el Cielo.
QUÉ BUSCAR EN UN POTENCIAL CÓNYUGE
Lo ideal es que un potencial cónyuge sea miembro de la Única Iglesia Verdadera. La Iglesia siempre ha desaconsejado los matrimonios mixtos (entre un católico y un hereje o cismático válidamente bautizado) y el matrimonio donde haya disparidad de culto (entre un católico y alguien no bautizado; paganos, judíos, mahometanos, etc). La Iglesia solo casará a tales parejas si se firman las promesas conforme al derecho canónico, que requiere que la parte acatólica se comprometa a (a) no tratar de convertir a la parte católica, o impedirle la práctica de la fe, y (b) todos los hijos de la unión, tanto naturales como/o adoptados, deben ser bautizados y criados exclusivamente en la Única Iglesia Verdadera (Ver los cánones 1060-1064, y los cánones 1070-1071).
En esta época de Gran Apostasía, la mayoría de clérigos tradicionalistas que conocí estaban más dispuestos a permitir tales matrimonios pues la oferta de tradicionalistas disponibles es baja, comparable a encontrar un verdadero católico pre-Vaticano II. Aun así, uno debe ser extravigilante de que cualquier potencial cónuyge esté claramente abierto a la Fe Verdadera. Él/ella debe estar dispuesta a firmar estas promesas y a casarse ante un sacerdote tradicionalista. Además, debe querer acompañarte a Misa y disfrutar aprendiendo sobre la Iglesia. Esto es de capital importancia. Si la Fe no es respetada y admirada, no pienses en esa perso a como alguien que se involucre contigo y contemplar el matrimonio.
Características generales
Un hombre o una mujer es apto para casarse si (a) tienes una verdadera amistad y (b) te sientes atraído físicamente por la persona por lo que es como persona.
(A) Verdadera amistad
Este es un lazo estrecho y platónico. Piensa en tu mejor amigo. Él/ella debería serlo. Tú aprecias a tu mejor amigo como alguien que es leal, agradable, servicial, amable e inspirador. Tu potencial cónyuge debería ser esto también. A veces oirás a una persona casada felizmente decir: «Me casé con mi mejor amigo». Es por eso que la unión es feliz y exitosa. Deberíais tener algunos intereses comunes como también una visión del mundo básica. Alguien que no ve nada de malo con el aborto, los sodomitas, y los trans-pervertidos está tan lejos de la perspectiva católica tradicional que no deberías considerarlo como material para cónyuge.
(B) Atracción sexual personal
Debe haber alguna atracción física entre los potenciales cónyuges, pero la atracción sexual personal es más y mejor que la mera atracción sexual. Es una atracción a la persona en su totalidad, tanto que quieres estar con esa persona y solo con esa persona. Una persona que se siente tan atraída quiere la posesión completa de su amada. La mera idea de que la otra persona sienta algo por otra genera sentimientos de celos. Una persona así atraída quiere la misma respuesta de su amado, el monopolio completo de sus afectos, porque no quiere a nadie más.
Cuando tanto la amistad verdadera como la atracción sexual personal están presentes, tienes amor verdadero.
Calificaciones morales
En lugar de enlistar tales calificaciones, plantéate estas preguntas respecto a la persona que estás considerando para cónyuge. A fines de brevedad, «él» será usado para referirse a una persona de uno u otro género.
- ¿Este matrimonio con él me ayudara a evitar el pecado y a santificar mi alma llevándome a la salvación?
- ¿Te hará ser una mejor persona y a sacar lo mejor de ti?
- ¿Eres moralmente mejor o peor por el tiempo que pasas con él?
- ¿Será lo suficientemente virtuoso para permanecer fiel a sus votos matrimoniales sin importar qué infortunio pueda sobrevenirte, como la enfermedad o la pobreza?
- ¿Controla o puede controlar su temperamento?
- ¿Cuáles son sus puntos de vista morales y su opinión del catolicismo tradicionalista (sedevacantismo)?
Acuerdo
Preguntas adicionales que deberías hacerte:
- ¿Hay un grado razonable de similitud en vuestros puntos de vista sobre el dinero, la recreación, el trabajo, intereses, y pasatiempos?
- ¿Hay hábitos que él tenga y que no puedrs pasar por alto y molestarte?
- ¿Podéis vivir en paz con los miembros de la familia del otro?
- ¿Sus amigos son buenas personas?
- ¿Os sentís bien estando juntos?
- ¿Puedes ser tú mismo con él?
- ¿Es leal y nunca tienes que preguntar si puede estar cometiendo adulterio?
Preguntas específicas respecto a una potencial esposa:
- ¿Ama a los niños y ve la maternidad como algo más grande a una carrera?
- ¿Ella rechaza el feminismo?
Preguntas específicas respecto a un marido potencial:
- ¿Ama a los niños?
- ¿Puede mantener un trabajo respetable y honesto, y tener ingresos decentes para un hombre de familia?
- ¿Es responsable?
OPINIÓN PERSONAL
(Esta sección comprende mis reflexiones personales y experiencias como un tradicionalista que se casó avanzada su vida.
Una vez me preguntó un lector sobre mis opiniones/experiencias personales, y aquí reproduzco mucho de esa correspondencia electrónica que le envié. Lo que he dicho sobre las mujeres aplica igualmente a los hombres. Tú puedes estar de acuerdo o discrepar con mis opiniones, porque son mías como simple laico. — Introibo).
Permíteme ser el primero en darte una noticia sombría: no hay muchas mujeres de las que se pueda tener buenas esposas. En el mundo neopagano de hoy, es muy difícil encontrar alguna. Sentí que yo iba a quedar en la vocación de célibe para toda la vida por esa misma razón. Si era la Voluntad de Dios, que así sea. Siempre evité los bares y discotecas porque las posibilidades de encontrar una persona de calidad en una atmósfera pagana son escasas. Tuve muchas citas hasta que conocí a mi futura esposa. La mayoría de citas venían de «páginas cristianas de citas», eventos para solteros, y (ocasionalmente) salidas con amigos. Siempre he tenido como regla nunca salir con una compañera de trabajo, porque si se va a pique, debes verle todos los días, y eso no es bueno.
La mayoría de mis citas fueron «flor de un día». ¿La razón? Me permito enlistarlas (y la lista no es exhaustiva):
- Mentían sobre sí mismas en internet y cuando hablábamos por teléfono. Despedida automática para mí. Las cosas de las que mentían incluyeron su aspecto físico (algunas usaban fotos de otra mujer), ocupación, nivel de educación, e incluso la edad. Cuando estaba a fines de los 30, una mujer en línea afirmó tener 40 años, quería hijos, y todo eso parecía bien, así que accedí a una cita en un restaurante. Ella era veinte y cuatro (24) años mayor que yo (usó fotografías de 20 años antes). Los únicos hijos que ella pudiese tener serían vía Intervención Divina. Fue una mentira tan monumental, que es una de las pocas veces en que realmente me despedí tan pronto encontré a la mujer y no cené por cortesía.
- Muchas me dijeron en la cita que tenían hijos fuera del matrimonio, y no veían nada de malo en criar hijos así mientras duermen.
- Algunas dejaron en claro que no querían tener hijos.
- Algunas iban a prácticas ocultistas (uso de tabla güija, yoga ante estatuas de “dioses” hindúes, reiki, etc.). TODAS eran miembros de la secta del Vaticano II.
- Algunas tenían problemas psicológicos graves. Una mujer estaba llamándome una decena de veces un día después de UNA cita, y quería saber «cuándo podríamos vivir juntos». Tuve que amenazarla con ponerle una orden de restricción para que me dejara en paz.
- Una mujer que parecía realmente simpática estaba conmigo en nuestra segunda cita cuando vi dos hombres con anteojos oscuros mirando frecuentemente nuestra mesa en el restaurante. Vi que uno de ellos tenía consigo un arma de fuego. La susurré que no se pusiera nerviosa, que le iba a decir al mesero que llamara a la policía. Ella dijo que no me preocupara, que ellos eran dos agentes del FBI. Pregunté por qué el FBI estaba siguiéndonos en una cita. Explicó que su exnovio era un capo de la droga y que ella se había vuelto una evidencia estatal contra él. Le dije que acabada la cena, yo pagaría la cuenta (por supuesto) y ella se fuera con el FBI (buena suerte, pero a mí no me va a matar un criminal buscando venganza). Ahora, si el FBI estuviera allí, probablemente me tendrían como el «enemigo n.º 1» en su lista de «Tradicionalistas más buscados».
Recuerda, esto fue DESPUÉS que eliminé la consideración de cualquiera porque eran: divorciadas o tenían una fraudulenta anulación, eran abiertamente anticatólicas (y en sitios «cristianos/católicos»), eran demasiado mayores/jóvenes, no me atraían (debe haber alguna atracción), no eran educadas, y las que declaraban abiertamente no querer hijos y/o matrimonio. Así que, después que eliminé el 90%, lo que encontré fue lo que escribí arriba.
Compartiré las cuatro lecciones que aprendí en medio de toda esta locura:
1.ª Lección: Ve a por el 100% de lo que quieres, no te conformes con menos, y mantén siempre los ojos abiertos.
2.ª Lección: Puede que encuentres alguien que tenga todo en orden, pero aun así no sea indicada para TI. Pueden haber conflictos insuperables de personalidad.
3.ª Lección: Discute las cosas importantes al comenzar la relación. Si no te dan una respuesta entusiasta a lo que quieres, termina. De lo contrario, perderás el tiempo.
4.ª Lección (la más importante): Nunca salgas con alguien de la secta del Vaticano II a menos que no la practiquen, y nunca te involucres con alguien que no esté genuninamente abierto al catolicismo tradicional y la conversión.
CONCLUSIÓN
Espero que este artículo sea útil a mis lectores que estén considerando el matrimonio como su vocación. Por favor, hacedme saber en los comentarios lo que pensáis o si hay algo que pueda agregarle. Terminaré con dos oraciones importantes, una para discernir el estado de vida, y otra para los que se sientan llamados a la vocación matrimonial.
Para discernir el estado de vida:
Oh Dios mío, Vos que sois el Dios de sabiduría y del buen consejo, Vos que leéis en mi corazón el sincero deseo de agradaros solo a Vos y de hacer todo conforme a Vuestra Santa Voluntad en cuanto a mi decisión sobre el estado de vida; por la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre mía, y de mis Santos Patronos, concededme os suplico humildemente, la gracia de saber qué estado de vida he de escoger y abrazarlo una vez conocido, a fin de que así pueda yo buscar Vuestra gloria y aumentarla, trabajar por mi propia salvación y merecer la recompensa celestial que habéis prometido a los que hacen Vuestra Santa Voluntad. Amén.
Para los llamados al estado matrimonial:
¡Oh Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y esperanza mía! Os suplico me ayudéis a encontrar una pareja, si es la Voluntad de Dios que el Santo Matrimonio sea para mí. Conducidme a alguien sea devoto y santo, para que podamos formar una familia verdaderamente católica. Que podamos ser buenos entre nosotros y ayudarnos mutuamente, no solo en las necesidades temporales, sino para asistirnos uno al otro y a nuestros hijos a obtener la verdadera santidad y la vida eterna con Vos y con vuestro Divino Hijo, Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Hola. Una pregunta: ¿Qué opinión tienen sobre si asistir o no a una unión civil?. En Hispanoamérica son muy comunes las uniones civiles, ya que por la crisis de la Iglesia no muchos son católicos practicantes, ni les interesa el matrimonio cristiano. Todos deciden vivir en concubinato y luego unirse civilmente, que es lo mismo. ¿Qué se debe hacer en esos casos?, ya que muchos tenemos amigos y familiares inclusive alejados de Dios, de la Fe, que no les interesa el Matrimonio y viven en ese estado. He leído que algunos dicen que no hay que asistir directamente, otros que está en la conciencia de cada uno. Gracias.
ResponderEliminarLa respuesta general a si se puede asistir a “matrimonios civiles” es NO, porque estos son ocasión próxima de pecado mortal y hasta muestra de desprecio por la autoridad eclesiástica, como quien se casa ante un ministro no católico (eso incluye a los presbíteros conciliares).
EliminarUn católico no debe asistir a un “matrimonio civil”, porque sería tanto como presenciar una excomunión (y si es de un pariente, más grave todavía). Naturalmente, hay que explicarlo en una manera sincera y razonablemente posible, y ofrecer que seguirá orando por ellos, sin que ello signifique aprobar su conducta.
En cuanto a «algunos dicen que no hay que asistir directamente, otros que está en la conciencia de cada uno», es en relación a la posibilidad de ir a la recepción posterior, que es un acto social y no religioso, pero aun así habría ocasión de escándalo en ello. Los católicos debemos usar gran discreción y, como advierte la Escritura, evitar dar ocasión de escándalo para el prójimo.
¿Y cómo debemos actuar frente a estas parejas que viven en unión civil o en concubinato?, ¿Cómo se trata a familiares o amigos que viven en ese estado?, ¿Hay que ir a sus casas o dejarlos que visiten nuestras casas?. Escuche la opinión de un sacerdote de la FSSP en Europa que lo mejor es verlos pero en un lugar publico fuera del hogar, al menos esa es su opinión. Gracias.
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