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viernes, 29 de septiembre de 2023

HERNÁN CORTÉS, MÁS GRANDE QUE ALEJANDRO MAGNO

Tomado de EL DEBATE (España).
   
La doctora en Historia del Arte y una de las conferenciantes más reclamadas en España cuenta la verdad histórica del gran conquistador español
   
La doctora en Historia del Arte María Fidalgo 
   
Mario de las Heras
Madrid 28/09/2023 Actualizada 10:47
  
María Fidalgo Casares, doctora en Historia del Arte y experta en arte de temática militar, es una de las conferenciantes estrella en España. Ha trazado la figura de Hernán Cortés en Ferrer-Dalmau: Bocetos para la Historia (con el «pintor de batallas» ha forjado una extraordinaria relación profesional), en Imperio o en La Llegada de Hernán Cortés, este último publicado en México. Apenas una hora después de esta entrevista, Fidalgo pronunció la conferencia Hernán Cortés, la imagen de un gigante de la Historia en la Academia de las Ciencias y las Artes Militares en Madrid, donde la perfecta iconografía de Ferrer-Dalmau tuvo un papel protagonista con las imágenes, plenas de rigor histórico, que Fidalgo sugiere aquí a El Debate con sus palabras.
  
Quizá a algunos les parezca una exageración decir que Hernán Cortés supera a Alejandro Magno.
–Le supera por mucho. Si se analizan objetivamente los logros de Hernán Cortés, es decir: crear un imperio de la nada, crear un nuevo Estado español de la nada y ser el impulsor de que hoy 600 millones de personas hablen español y que México sea la nación más católica del mundo, además de haber preservado la cultura prehispánica que está presente en América. Eso no lo ha hecho nadie.
  
Hay una gran devoción culta por Cortés en Medellín, en Badajoz, que no se da en otros lugares de España, como Madrid, por ejemplo, como si la lejanía alejara precisamente la verdad sobre Cortés.
–Lo que pasa es que a Hernán Cortés, el pobre, le han caído cuatro leyendas negras. Primero, la gran leyenda negra hostigada por Bartolomé de las Casas, entre otros, que le odiaba profundamente y la leyenda negra de Orange. También los mexicanos que echaron tierra sobre su figura para separarse de España, y por último la leyenda negra de los norteamericanos. Ahora hay otras leyendas negras, como el indigenismo. Por otro lado había muchos envidiosos dentro de la corte de Carlos I, y este llegó a prohibir los libros de Hernán Cortés, a pesar de que siempre le fue completamente fiel al emperador.
  
¿Hay alguna iniciativa para sacar a Cortés de su nicho en México?
–Primero hay que sacarlo desde un punto de vista biológico y político, pero creo que esto no va ser posible en esta generación. La historia de España está completamente contaminada por la política. No se puede debatir. Si haces una historia científica te acusan de fascista, y es terrible, porque tú vas a México y ves que la cultura prehispánica está completamente viva gracias a la mestización de la que Cortés es responsable, es decir, totalmente lo contrario. Hizo una amalgama entre la cultura preexistente y la nuestra y preservó la cultura indígena. De hecho, el más amigo de los indígenas fue el propio Hernán Cortés, quien practicó el mestizaje, conservó la lengua náhuatl y trajo la imprenta e imprimió en esta lengua cuando no la tenían, la imprenta, la mayoría de las capitales europeas. Lo que hizo Cortés fue un prodigio. Estamos viviendo malos tiempos para una historia verídica.
   
La preservación de la cultura de los territorios conquistados es algo que siempre se ha dicho y valorado de Alejandro Magno, pero nunca de Hernán Cortés.
–No solo preservó la cultura, sino la sociedad. Un siglo después de Cortés sólo había en México 10.000 oriundos de España. Nueva España era una mestización continua entre entre la antigua nobleza azteca y la cultura azteca.
      
Que Pedro de Moctezuma, hijo del emperador, fuese ascendiente del fundador de la Guardia Civil prueba esta mixtificación.
–No sólo eso. Cortés tuvo 11 hijos y 6 fueron mestizos. Él luchó para que el Papa los reconociera como hijos legítimos y les casó con la nobleza. El hijo que tuvo con Malinche se educó con Felipe II. Continuó la práctica de las tribus nómadas que se emparentaban con otras. Cortés adapta esa costumbre que ya era habitual en Mesoamérica, pero se integra todavía más en la cultura mesoamericana. Es un apasionado de la cultura americana. De hecho, él muere con la pena de no volver. Hernán Cortés manda a Carlos todos los presentes de Moctezuma. Las dos piezas de oro que le envía se exponen en Amberes. Le manda dos códices para que el emperador vea los que ha conquistado, que es una cultura con enjundia, con sus códices o su metalurgia. Se niega a fundir el oro para preservar su forma, y gracias a ello se convierte en el primer comisario de arte de la historia. Conjugó ambas culturas como un genio. Siempre nos dicen que somos los romanos de América. No, Cortés continuó la cultura azteca a través de la cultura española y además la libró de esa lacra terrible que eran las religiones del castigo y de los sacrificios. Él les dio una religión de humanidad y de amor que es el cristianismo. Todas las democracias del mundo, menos Japón, son cristianas y ese es su gran legado. Pizarro y el Imperio inca van recogiendo la herencia de Cortés: la mestización. Cualquier persona que vaya a México y pasee por México se da cuenta de que no ha habido una ruptura porque las culturas mesoamericanas siguen en plena vigencia.
      
No sé quién le hace más flaco favor a la verdadera historia de Cortés, si el Estado español con su olvido, o el Estado mexicano con sus ataques.
–Los dos. Aunque sea completamente absurdo e incluso contradictorio, te dicen que hablar de Hernán Cortés es franquista. El imperio español aparece tildado de rancio desde el 98 y la pérdida de Cuba. Y no tiene nada que ver. Somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos. Somos el único país que renuncia a su historia. El resto están orgullosos.
  
Napoleón reposa en un mausoleo en París…
–Hay gente que cuestiona que fuimos tontos por pelearnos contra los franceses porque nos traían la libertad. Pero no se tiene en cuenta que después nos trajeron el absolutismo. La invasión francesa trajo violaciones, destrucciones de monasterios, persecución religiosa… La mayor parte del pueblo reaccionó al ver cómo trataban los franceses a la Iglesia. Ser español y ser católico era lo mismo.
  
El desconocimiento de la realidad, la manipulación y la confusión es el principal problema. A Cortés se le pinta como a un mal hombre…
–Mire, se portó muy bien con sus hijos. Luchó porque el Papa reconociera a sus 6 hijos mestizos. Pocos saben que Jefferson, el presidente estadounidense vendió a todos los hijos que tuvo con una esclava. El hijo que tuvo Cortés con Malinche, Martín Cortés, se crio con Felipe II. Hay una doble lectura en clave indígena también. Fue el primer gran hispanista, un hombre del Renacimiento que citaba a Flavio Josefo. Trabajó en una notaría y todo lo aprendido lo aplicó después. Confió a los franciscanos la evangelización de América, y ellos aportaron humanidad. No imponían, sino que sabían adaptar la religión indígena predicando una religión de amor, de humildad y de humanismo cristiano.
   
Dicen que todo lo que hizo, cómo llegó a América, cómo era, lo contaban los indígenas en una profecía.
–La verdad es que es una historia de novela, cuánto más sabes, más te enamoras del personaje. Los aztecas tenían una serie de creencias: que iba a venir un hombre barbado por mar y en casas de madera… lo cual es asombroso. Lo cuentan ellos, no lo cuenta Cortés.
  
Llegó con 500 hombres…
–Y en el altiplano había 18 millones de personas. Él aglutina todas esas fuerzas contra el imperio opresor, una estrategia espectacular. Incluso «empodera» a las mujeres cuando convierte a Malinche en su intérprete, una función impensable en una mujer. Alguien tan poco sospechoso de ser de derechas como Ramón Tamames le llama «un gigante de la historia».
  
¿Cuál considera que es la mejor novela histórica sobre Cortés?
–Me gusta mucho la de Madariaga y también me gustó mucho El dios de la lluvia llora sobre México, de László Passuth. También hay ensayos magníficos como el de Tamames, por ejemplo. El más objetivo se considera uno de José Luis Martínez. Pero hay uno fundamental que se llama La verdadera historia de Nueva España. Ese libro lo escribe un supuesto soldado de Cortés que se llama Bernal Díaz del Castillo, que lo cuenta todo. El historiador francés Duverger lo ha investigado y ha descubierto que este tal soldado no aparece por ninguna parte en las crónicas de Cortés. Duverger lanza la teoría de que quien realmente escribió la Historia de Nueva España fue Cortés. Es una teoría fascinante. Yo no digo que sea real, pero ofrece una duda más que razonable. Tan razonable como que la Biblioteca Nacional de París le ha quitado el nombre de Bernal Díaz del Castillo al libro y le ha puesto el de Hernán Cortés. Pero no interesa que sea Hernán Cortés un gran escritor, porque sería el primer gran escritor hispanoamericano con Juan Rulfo. Y eso es algo que no interesa como no interesa a los nacionalistas gallegos que Colón sea gallego, como sugieren algunas teorías, porque es un símbolo de la Hispanidad, como Cortés.
   
Cómo cree que debería estudiarse a Hernán Cortés en los colegios?
–Como gran hispanista de la Historia, el que articula una nueva civilización basada en nuestra gran cultura occidental. Por nosotros, nuestra lengua es, digamos, nuestra religión. Ten en cuenta que México es el país católico más importante del mundo, que predicamos allí una religión de igualdad, de solidaridad, de fraternidad. Y es lo que llevamos a esos pueblos que estaban en el neolítico, además de preservar la cultura mesoamericana, su legado, cosa que en otras otras culturas no lo han hecho. ¿Qué queda de los cherokees? No queda nada. En cambio tú vas a Guatemala o a México y ves que la cultura azteca está por todos sitios. O sea que realmente fue el gran preservador de la cultura para la historia. Fue un continuador de la cultura que existía a través del tamiz cristiano.
  
La leyenda negra es una grandísima mentira…
–Sí, pero ya estamos acostumbrados a lo que llaman «la visión de los vencidos». También lo vemos en otros capítulos de la historia reciente española.

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