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miércoles, 2 de julio de 2025

PRÉVOST ELOGIA EL MARTIRIO Y EL CISMA EL MISMO DÍA


León XIV Riggitano-Prévost recibió el 28 de Junio una delegación del cismático Patriarcado Ecuménico de Constantinopla conformada por el metropólita Manuel Adamakis de Calcedonia, el Archimandrita Gran Eclesiarca Aecio Nicéforo (Director de la Oficina Patriarcal), y el Eclesiarca Archimandrita Jerónimo.

Dio la bienvenida a bienvenida a «esta delegación que representa a la Iglesia hermana de Constantinopla» y repitió la idea de las «Iglesias hermanas de Roma y Constantinopla».

A continuación, alabó el intercambio de las «dos Iglesias», iniciado por Pablo VI Montini y Atenágoras I Spirou.

Dijo Riggitano-Prévost:
«Al recordar con profunda gratitud el camino recorrido hasta ahora, les aseguro mi intención de perseverar en el esfuerzo por restablecer la plena comunión visible entre nuestras Iglesias. Este objetivo solo se puede lograr con la ayuda de Dios, mediante un compromiso continuo de escucha respetuosa y diálogo fraterno. Por lo tanto, estoy abierto a cualquier sugerencia al respecto, consultando siempre a mis hermanos obispos de la Iglesia Católica, quienes comparten conmigo, cada uno a su manera, la responsabilidad de la plena y visible unidad de la Iglesia (cf. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución Dogmática Lumen Géntium, 23)».
Y el mismo día 28, recibiendo a la peregrinación jubilar de la Iglesia Grecocatólica Ucraniana encabezada por su pospuesto arzobispón mayor belicista con ínfulas patriarcales Sviatoslav Shevchuk Krokis, elogió su lealtad a Roma por la cual habían sido perseguidos en el pasado. Esto antes de tratar como «Iglesia hermana» al cisma griego, pisando la sangre de San Josafat Kuntsevich, protomartir de los grecocatólicos ucranianos. Y para más inri, repitiendo el mantra bergogliano de la fe como incertidumbre y sentimentalismo:
«La fe de vuestro pueblo es puesta a prueba. Muchos de vosotros, desde que comenzó la guerra, seguramente os habéis preguntado: “Señor, ¿por qué todo esto? ¿Dónde estás? ¿Qué debemos hacer para salvar a nuestras familias, nuestros hogares y nuestra patria?”. Creer no significa tener todas las respuestas, sino confiar en que Dios está con nosotros y nos da su gracia, que él pronunciará la última palabra y la vida vencerá a la muerte».
San Pedro sí tenía la respuesta: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». La fe significa aferrarse a esa confesión reconociendo que es verdad, no esperar a que el mundo la apruebe. Y el³ Credo confiesa «UNA Iglesia» (UNAM Ecclésiam, ΜΊΑΝ Ἐκκλησίαν, ܒ݂ܰܚܕ݂ܳܐ ܥܺܕ݁ܬܳ݁ܐ/HAEDHA Edta). No dos, ni tres, ni mil, ni el número absuramente más grande imaginable de «Iglesias hermanas». Una sola Iglesia, la Iglesia Católica, fuera de la cual no se puede hallar unidad en la Verdad y, si bien se puedan tener muchas cosas en común, de nada aprovechan por lo poco que las separa (cf. San Agustín, Tratado sobre los Salmos (Salmo LIV, 19).
   
Previamente, recibiendo en audiencia a los participantes del Simposio “Nicea y la Iglesia del Tercer Milenio: Hacia la Unidad Católico-Ortodoxa” organizado por el Instituto para Estudios Ecuménicos del Angélicum de Roma y la Asociación Internacional Teológica Ortodoxa, había mostrado su apoyo al proyecto de unificar la fecha de la Pascua, como expresara su antecesor Francisco Bergoglio ante las reiteradas llamadas del fanariota Bartolomé Archondonis.
  
Me rindo, Bartolomé

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)