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miércoles, 7 de abril de 2021

FALLECIÓ EL “TEÓLOGO REBELDE” KÜNG

   
A las 17:00h de ayer 6 de Abril de 2021, en su casa de Tubinga, Alemania, falleció a los 93 años por complicaciones derivadas de la enfermedad de Parkinson que lo aquejaba (y por la que pidió en una ocasión la eutanasia) el sacerdote-presbítero conciliar suizo Johann Joseph “Hans” Küng Gut, considerado junto con Joseph Alois Ratzinger Tauber-Peintner y Karl Rahner Trescher SJ uno de los “magos del Concilio Vaticano II”, debido a la influencia que como peritos ejercieron en el mismo. Así lo informó Nadja Dornis, portavoz de la “Fundación para la Ética Global”, fundada por él en 1995 en la Universidad de Tubinga (donde fue profesor de Teología Ecuménica) siguiendo la filosofía de Immanuel Kant.
   
Nacido de Johann “Hans” Küng Fischer (1901-1990) y Emma Gut (1899-1988) en Sursee, cantón de Lucerna (Suiza) el 18 de Marzo de 1928, Hans Kung desde los 11 años quiso ser sacerdote a ejemplo de un conocido suyo (por lo que dejó a una novia que entonces tenía) e hizo estudios de filosofía y teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y fue ordenado sacerdote con el Rito Romano Tradicional el 10 de Octubre de 1954 para la Diócesis de Basilea. En 1957 recibió el Doctorado en el Instituto Católico de París por su tesis “Justificación: la doctrina de Karl Barth y una reflexión católica” (que por un lado fue criticada por el propio Barth –luterano; le hizo la introducción– porque Küng consideraba que la “Reforma Protestante” una “sobrerreacción”, y por el otro precedió en 42 años a la “Declaración conjunta sobre la doctrina de la Justificación” firmada en Augsburgo el 31 de Octubre de 1999 por el presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos Edward Idris card. Cassidy Phillips y el presidente de la Federación Luterana Mundial Christian Krause, declaración a la que se unieron el Consejo Mundial Metodista el 18 de Julio de 2006, y la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas –calvinistas y valdenses– y la Comunión Anglicana el 5 de Julio y el 31 de Octubre de 2017 respectivamente).

Siendo profesor en la Universidad de Tubinga desde 1960 en lugar de Hans Urs von Balthasar Pietzcker SJ, que también jugó un importante papel en el Conciliábulo (cinco años después, recomendó a Ratzinger para la cátedra de Teología Dogmática en esa misma universidad), Küng fue designado por Roncalli como perito conciliar para el obispo de Rotemburgo Carl Joseph Leiprecht, y en su gira por Estados Unidos en 1963 recibió por sus disertaciones “La Iglesia y la libertad” el entredicho por la Universidad Católica de América, el doctorado Honóris causa de la Universidad de San Luis y una invitación por el presidente John Fitzgerald Kennedy a la Casa Blanca. Fundó la revista teológica Concílium en 1964 junto a Rahner y los dominicos Yves Marie-Joseph Congar Desoye y Edward Cornelis Florentius Alfonsus Schillebeeckx Calis. Fue tal su ascendiente que Montini, en una audiencia de 1965, le ofrecio un puesto en el Vaticano, cosa que Küng no aceptó por percibirla como un acto de censura (en 1963 el Vaticano rechazo sus libros Las estructuras de la Iglesia y La Iglesia en el Concilio, publicados con Imprimátur de la diócesis de Rotemburgo).
   
A causa de sus escritos La Iglesia (1967) e ¿Infalible? Un interrogante (1970), la Congregación para la Doctrina de la Fe le había citado a un interrogatorio realizado en Stuttgart por los obispos Hermann Volk Kaiser (Maguncia) y Friedrich Wetter (Espira; sucesor de Ratzinger  como arzobispo de Múnich-Frisinga en 1982), el padre Ratzinger y el laico Heinrich Schlier (convertido del luteranismo y profesor honorario de filosofía en la Universidad de Bonn) dar explicaciones sobre sus posturas que eran contrarias no sólo a la Fe Católica, sino al mismo Vaticano II. Siguieron amonestaciones en 1975 y al no hacerles caso, le fue retirada por el cardenal Franjo Šeper Kelemen la “míssio canónica” (la autorización para enseñar) el 15 de Diciembre de 1979 (el Vaticano conciliar no “excomulga” por negar públicamente la Fe, sino por defenderla: preguntad si no al padre Joaquín Sáenz y Arriaga y a los arzobispos Marcel Lefebvre y Pierre Martin Ngô Đình Thục). Para ese entonces, Küng había sido elegido en una consulta popular como candidato para el obispado de Basilea.
   
Si bien mantuvo una conversación con su amigo y colega Ratzinger (que tras los excesos de las protestas de mayo de 1968 adoptó una línea más “conservadora” que le permitió llegar a ser Prefecto de la CDF y “Papa”) en Castelgandolfo el 26 de Septiembre de 2005 (Wojtyła se negó a recibirlo, a pesar de una docena de solicitudes) y un intercambio epistolar con Francisco Bergoglio (en el cual le pidió que renunciara a la infalibilidad pontificia ex cátedra –cosa que los reclamantes conciliares al Papado ni tienen ni ejercen–), Küng nunca recuperó su título de “teólogo católico”, por más que los medios oligárquicos seglares le tuviesen como tal: Cada vez que había un tema polémico sobre el Vaticano (al que equiparaba con la KGB) y la “Iglesia Católica” –aborto, celibato, pedofilia, el Motu Próprio “Summórum Pontíficum”, el levantamiento de las “excomuniones” a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X,…– Küng era el analista de cabecera, e incluso presentado como “la leal oposición a Su Santidad el Papa” (calcando malamente al sistema Westminster).
   
Ante su muerte, la plañidera modernista salió a lamentar su muerte como una pérdida. La Pontificia Academia para la Vida trinó en su cuenta de Twitter (@PontAcadLife) que «Desaparece una gran figura en la teología del siglo pasado, cuyas ideas y análisis siempre deben hacernos reflexionar sobre la Iglesia Católica, las Iglesias, la sociedad y la cultura. #hanskung», y Georg Bätzing, obispón de Limburgo y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Alemania (que mediante el Synodale Weg pretende recoger las banderas de Küng en la abolición del celibato, la ordenación de mujeres y la “bendición” a las uniones homosexuales), dijo mediante un comunicado:
«Con la muerte del Prof. Dr. Hans Küng, la ciencia teológica pierde a un investigador reconocido y controvertido. En su trabajo como sacerdote y científico, Hans Küng se preocupaba por hacer comprensible el mensaje del Evangelio y darle un lugar en la vida de los creyentes.
   
Pienso sobre todo en sus esfuerzos en torno a un ecumenismo vivido, su compromiso con el diálogo interreligioso e intercultural, y la Fundación Ética Global que él fundó, con sus importantes investigaciones y proyectos sobre la paz, la justicia y la integridad de la creación.
    
Hans Küng nunca dejó de defender sus convicciones. Si bien hubo tensiones y conflictos al respecto, quisiera expresarle mi agradecimiento en esta hora de despedida por sus muchos años de compromiso como teólogo católico en la comunicación del Evangelio. El diálogo entre las religiones en el esfuerzo por establecer una ética global fue muy importante para él. Hans Küng fue profundamente influenciado por el Concilio Vaticano II, que se esforzó por lograr su recepción teológica.
   
Durante esta hora también recuerdo la visita del Prof. Dr. Hans Küng con el Papa Benedicto XVI. en Septiembre de 2005, poco después de su elección. Hans Küng deja un rico legado teológico. Lloramos por una personalidad que ahora puede encontrar la paz en la mano de Dios».
Y su superior Félix Gmür Beck, obispón de Basilea y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Suiza, también le dedicó una elegía:
«Es el amor por la Iglesia lo que sentí en todas mis conversaciones con Hans Küng. No quería que la Iglesia fuera superflua o que se hundiera. Quería una Iglesia renovada, una Iglesia para la gente de hoy, una Iglesia actualizada.
   
Luchó por una Iglesia que se ocupa del mundo vital [traducción literal del alemán Lebenswelten, acuñado por el filósofo judío Edmund Gustav Albrecht Husserl Selinger –que influyó en los también judíos Edith Stein, Karol Wojtyła, Jean Paul Sartre Schweitzer, Paul Ricœur Favre y Jacques/Jackie Élie Derrida Safar– para referirse al consenso inconsciente de supuestos y presupuestos culturales, sociales y personales aceptados subjetivamente por el individuo, N. del T.] tal como es y del mundo tal como es. Quería una Iglesia cristiana y una fe cristiana y gente que crea en Cristo, que pueda ser escuchada y escuchada, con quien se pueda discutir, que contribuya, que viva de su confianza en Dios, que sirva a la paz con otros creyentes.
   
De modo que se ocupó de la Iglesia tal como es. Él hizo lo mismo conmigo, su obispo. Amaba, y porque amaba, exigía. Eso podría resultar agotador a veces. Esto lo han experimentado algunos a quienes no reprimió con críticas, especialmente los Papas.
   
Pero al principio no era un crítico de la Iglesia o un crítico del Papa, sino un amante de la Iglesia, incluso un amante del Papa. A veces me sorprendió el hecho de que tomó una actitud positiva hacia el papado a pesar de todas sus luchas. Fue más fácil para él con Francisco que con sus predecesores.
    
Amaba a la iglesia porque tiene una misión: vivir y proclamar la fe en Jesucristo. La fe inquebrantable en él fue la fuente principal de Küng por su enorme poder creativo. Como persona, cristiano, científico y sacerdote, los puso al servicio de la fe. La diócesis de Basilea agradece este testimonio de fe. Oro para que ahora vea a Dios cara a cara».
Para despecho de Bätzing, Gmür y demás caterva de modernistas, Johann Joseph “Hans” Küng Gut no encontrará «la paz en la mano de Dios». Todo lo contrario: SU ALMA ESTÁ ARDIENDO EN EL INFIERNO POR TODA LA ETERNIDAD, SIÉNDOLE AGRAVADOS LOS TORMENTOS POR EL CARÁCTER RECIBIDO EN LA ORDENACIÓN. Esto por su desprecio a la dignidad y oficio sacerdotal (nunca usaba sotana, lucía gafas “Truman”, prefería que lo llamaran “profesor”, “doctor” o simplemente “Hans”, y siempre conducía un coche deportivo), pero principalmente por su obstinación en el pecado y la apostasía (en 1957, la división para el Índice de Libros Prohibidos del Santo Oficio le abrió el expediente Nº. 399/57/I por su tesis doctoral –expediente que Roncalli, también modernista, ordenó destruir nada más leerlo–, y en el Conciliábulo propugnaba por la actualización de la Biblia, el vernáculo en la liturgia, la comunión bajo las dos especies, el divorcio, el matrimonio mixto, y una reforma a la autoridad papal), sumado a su deseo de que le aplicaran la eutanasia porque a causa del Parkinson ya no podía ni escribir ni casi ver (en justo castigo por la ceguera espiritual a la que arrojó a muchos con sus escritos imbuidos de odio a la Iglesia, a la cual dedicó muchos insultos y denuestos).

3 comentarios:

  1. Alguien con un poco del actualmente tan escaso “sentido común” diría: «Entiendo lo del “nihil nisi bonum…”*, pero los obispos y el Vaticano se pasan de lanza: Después que en vida lo censuraban, ahora después de muerto lo lloran y elogian. En fin, la hipocresía…».

    *La máxima completa es “De mórtuis nihil nisi bonum dicéndum est”/“De los muertos no se habla si no bien” (cuya traducción por el beato Ambrosio Traversario OSB Cam. es del original griego τὸν τεθνηκóτα μὴ κακολογεῖν/tòn tethnekóta mè kakologeîn, “No hables mal de los muertos”, atribuida por Diógenes Laercio en su obra Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, libro primero, cap. LXX, a Quilón de Esparta, uno de los Siete Sabios de Grecia).

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  2. Arda en el infierno por toda la eternidad.

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    1. https://gloria.tv/post/KrNWoRN7J1x824WzTEdRzkiYU

      Y mirar a Ratzinger Tauber diciendo que le rezó en latín al enterarse que murió. Como si con eso lo fuera a salvar.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)