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viernes, 24 de marzo de 2023

DE UN INTENTO DE APOLOGÉTICA A PARTIR DE UNA MINIATURA

Algunos modernistas, en su intento de defender la “comunión en la mano”, han usado como evidencia la miniatura siguiente:
   

La miniatura corresponde al Códice Purpúreo griego de Rossano (manuscrito uncial Σ ó 042) folio 3 verso. En ella se ve a los Apóstoles recibiendo de manos de Cristo la Comunión bajo la especie del pan haciendo inclinación (en los ritos orientales, la comunión no se recibe de rodillas). Postura ídem para el cáliz, como se ve en el folio 4 recto.
  

Hablemos del códice como tal. Si bien se discute su procedencia (es probablemente de origen sirio, aunque algunos han dicho que fue hecho en Capadocia, Constantinopla, Palestina o Alejandría), su fecha de creación (entre los siglos V y VII; el consenso general es de mediados del siglo VI por el uso de la mayúscula uncial), y cómo llegó a Rossano (unos dicen que lo trajeron los monjes basilianos salvándolo de la iconoclasia imperante en la Constantinopla del siglo VII, otros que durante la estadía de la princesa Teófano Esclero en Rossano de camino al Sacro Imperio –Teófano se casó con el emperador Otón II “el Rojo”–), lo cierto es que por su técnica de teñir el pergamino en púrpura de orceína (polvo extraído de los líquenes urzella, y sustituto de la púrpura de Tiro) y las letras en oro y plata (moda que criticaba San Jerónimo con bastante dureza), este códice, mezcla de evangeliario (contiene solo los evangelios de San Mateo y de San Marcos –excepto los versos 14-20 del capítulo XVI–; los de San Lucas y San Juan no llegaron a nuestros dias) y de concordia (cada miniatura está acompañada por pasajes del Antiguo Testamento) estaba destinado al emperador. De otra arista, es oportuno acotar que Rossano, hasta 1642, seguía la liturgia bizantina (en su territorio se encuentra la abadía griega de Grottaferrata), adoptando entonces el rito latino.

El códice fue hallado en la sacristía de la catedral de Santa María Aquerópita de Rossano en 1831 por el canónigo Scipione Camporota (dándole la actual numeración a las páginas iluminadas) y en 1846 el periodista y escritor Cesare Malpica habló de él en su libro de viajes “La Toscana, Umbría y la Magna Grecia”, pero fue a partir de 1879 con los historiadores y teólogos luteranos alemanes Oscar von Gebhardt y Adolf von Harnack que atrajo la atención de los eruditos a nivel mundial, dándole el nombre por el que actualmente se conoce (“Evangeliórum Codex Græcus Purpúreus Rossanénsis”). Un estudio sobre sus 14 folios miniados fue publicado por Arthur Haseloff en 1898, y en 1907 el arquitecto Antonio Muñoz presenta las miniaturas con sus textos griegos.

A lo que queremos llegar es que las miniaturas representan la Comunión según como se realizaba en aquel tiempo en la tradición de Antioquía, pero de ahí a decir que era habitual la comunión en la mano hay mucha diferencia y deshonestidad intelectual. Aunque San Basilio Magno dijo que esto se podía tolerar en tiempos persecución, la práctica general era y es recibir la Comunión en la boca de manos del sacerdote, y había la excomunión contra quienes se obstinaban en mantener la práctica contraria (I Concilio de Zaragoza, canon 3.º –confirmado por el I Concilio de Toledo, canon 14–; I Concilio de Ruan, canon 2.º; Concilio Quinisexto de Constantinopla, cánones 58 y 101).

Otros han llegado a citar la Catequesis Mistagógica de San Cirilo de Jerusalén (o más bien, de Juan II de Jerusalén –que era origenista y criptoarriano–) o las Constituciones Apostólicas de origen siríaco y a cuatro siglos de distancia de los Apóstoles, aun cuando es un argumento endeble y que el mismo Dom Henri Leclercq que presenta ese texto como «una exacta representación de la costumbre de las grandes Iglesias de Siria», afirma antes que «… una liturgia fantasiosa. Ella no procede ni está destinada sino a distraer su autor; no es una liturgia normal, oficial, perteneciente a una Iglesia determinada» (Dictionnaire d’archéologie chrétienne et de liturgie, vol. III, parte II, cols. 2749-2750).
   
Y en dado caso, es oportuno recordar que en el contexto de la Última Cena y la institución del Santo Sacrificio de la Misa, los Apóstoles no eran laicos, sino SACERDOTES, porque Nuestro Señor Jesucristo los ordenó como tal antes para este propósito.
   
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Inclusive, llegan a citar un himno de comunión del rito caldeo, como en este caso:
    
   
Aun cuando de entrada es un argumento rebuscado, es desafortunado e improcedente usar un rito oriental y que no ha llegado intacto a nuestros días como es el caso del rito caldeo (cuya anáfora de Addai y Mari fue modificada hacia el año 650 por el patriarca nestoriano Ishoʿyahb III, y desde entonces no ha tenido las palabras de la Consagración) cuando el tema discutido es en el Rito romano, el rito primario de la Iglesia Católica ROMANA, es memester responder a él.
  
Si se cita un himno de San Efrén de Siria, hay este otro que también es dél, donde presenta el ascua encendida de la visión de Isaías Profeta como símbolo eucarístico: «El serafín no tocó el ascua con los dedos, / La tocó solamente la boca de Isaías. / El serafín no la sostenía, e Isaías no la comió, / pero Nuestro Señor nos ha dado ambas» (Himnos sobre la Fe, 10:10).
  
Finalmente, acontece que Simón Eshaki es de la eparquía caldea de San Pedro Apóstol para el Oeste de Estados Unidos, la única que acogió y conserva la reforma del rito caldeo de 2006 por el patriarca Mar Manuel III Dely (que duró ¡solo ocho años!, porque su sucesor Mar Luis Rafael I Sako la abrogó en 2014 siguiendo el capítulo 39 del Sínodo para Oriente Medio de 2010). Y el vídeo de 2016 demuestra que los ritos orientales (que tanto se oponían antes del Vaticano II a la “latinización”) ahora han caído en la “novusordización”. Conclusión: REFUTADO.
  
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Bastan estos dos casos para mostrar cuán bajo caen los conciliares en su intento desesperado de hacer apologética para sus prácticas modernistas. Y lo peor de todo, es que se creen sus mismas patrañas y pregonando que son estudiados y doctores de teología, o egresados de institutos diocesanos. Mejor que vayan a pedir el reembolso.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)